Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

Isis en relato de Lucio: astucia y poder sobre nombres., Apuntes de Historia

Este documento cuenta la historia de isis, una diosa poderosa con la capacidad de arrebatar el nombre y el poder de otros dioses, como se ve en su interacción con ra. También se presenta a lucio, quien se dirige a una diosa (posiblemente isis) en una oración sincera y desesperada, pidiéndole que lo ayude a deshacerse de su forma de asno y recuperar su forma humana. La diosa acepta hablar con lucio y le promete ayudarlo si sigue sus instrucciones en una procesión del día siguiente.

Tipo: Apuntes

2011/2012

Subido el 09/10/2012

arcadio86
arcadio86 🇦🇷

4.5

(123)

525 documentos

1 / 3

Toggle sidebar

Documentos relacionados


Vista previa parcial del texto

¡Descarga Isis en relato de Lucio: astucia y poder sobre nombres. y más Apuntes en PDF de Historia solo en Docsity! docsity.com apariencia del mundo que había de nacer. Pero, ese Horus es él mismo determinado y perfecto; no ha aniquilado completamente a Tifón, sino que lo ha privado de su actividad y su fuerza Por decirlo en pocas palabras, no es correcto creer que el agua, el sol, la tierra o el cielo sean Osiris o Isis, ni a su vez que Tifón sea el fuego, la sequedad o el mar, sino que, simplemente, si atribuyéramos a Tifón cuanto hay en éstos de desmesurado y desordenado, por exceso o defecto, y si veneráramos y honráramos lo ordenado, bueno y útil como obra de Isis e imagen, representación y razón de Osiris, no nos equivocaríamos. Pero acallaremos también a Eudoxo en su desconfianza y perplejidad de que no sea de Deméter el cuidado de los asuntos amorosos, sino de Isis, y de que (equiparen con Osiris) a Dioniso, el cual no puede provocar la crecida del Nilo ni reinar sobre los muertos. En efecto, por una ley universal de la razón creemos que estos dioses están al frente de toda parcela de bien y que todo cuanto hay en la naturaleza de hermoso y bueno es gracias a éstos, dador el uno de los principios, receptora y distribuidora la otra. De este modo también atacaremos a una mayoría necia, que se deleita en poner en relación ya con los cambios estacionales de la atmósfera ya con el nacimiento de los frutos, la siembra y la arada, lo relativo a los dioses y en decir que Osiris es enterrado cuando, con la siembra, el grano es ocultado en la tierra y que de nuevo vuelve a la vida y reaparece cuando comienza a brotar; por lo cual también se dice que Isis, cuando se enteró de que estaba encinta, se puso al cuello un amuleto en el sexto día del mes Phaóphí y en el solsticio de invierno dio a luz a Harpócrates, ser imperfecto y prematuro , entre flores. 2− En ninguna parte se mantuvo más firme o más plenamente desenvuelto este concepto tosco del misterio y la virtud mágica del nombre divino que en el antiguo Egipto, donde las supersticiones de un pasado ignoto se momificaron en los corazones de las gentes con tanta eficacia como los cadáveres de gatos, cocodrilos y toda la serie de animales divinos en sus tumbas de roca viva. El concepto está bien esclarecido en una leyenda que nos cuenta corno la astuta Isis consiguió de Ra, el gran dios egipcio del sol, su nombre secreto. Isis, según la leyenda, era una mujer de poderosa palabra, hastiada del mundo de los hombres y ansiosa del mundo de los dioses. Ella meditó en su corazón, diciéndose: ¿Por qué no puedo, por la virtud del gran nombre de Ra, hacerme diosa y reinar lo mismo que él en el cielo y en la tierra? Porque Ra tenía muchos nombres, pero el gran nombre que le daba poder sobre todos los otros dioses y sobre los hombres, sólo era conocido por él mismo. El dios se iba haciendo viejo, su boca baboseaba y la saliva caía al suelo. Así, Isis recogió el salivazo y tierra con él y la amasó moldeando una serpiente que dejó en el sendero por donde el gran dios pasaba todos los días a su doble reino según los deseos de su corazón. Y cuando él llegó, como de costumbre, seguido de toda la compañía de, los dioses, la serpiente sagrada le mordió y el dios abrió su boca y su grito llegó al cielo. Los que le acompañaban preguntaron: "¿Qué le duele?" Y la compañía de los dioses dijo: "He aquí, mirad". Pero él no podía responder; sus mandíbulas rechinaban, sus labios temblaban, el veneno corría por su carne como el Nilo inundaba el país. Cuando el gran dios hubo aquietado su corazón, gritó a sus acompañantes: "Venid a mi, ¡oh criaturas mías, nacidas de mi cuerpo! Soy príncipe, hijo de príncipe, la estirpe divina de un dios. Mi padre inventó mi nombre; mi padre y mi madre me dieron mi nombre y ha permanecido oculto en mi cuerpo desde mi nacimiento para que ningún mago pudiera tener poder mágico sobre mí. He ido a contemplar lo que he creado. He paseado por los Dos Países,' que yo hice y ¡ved! algo me ha mordido. ¿Qué era? Yo no lo sé. ¿Era fuego? ¿Era agua? Mi cora-zón arde, mi carne tiembla, todos mis miembros están convulsos. Traedme todas las criaturas de los dioses con sus palabras saludables y sus labios inteligentes, cuyo poder alcanza el cielo". Entonces llegaron a él las criaturas de los dioses v todas estaban muy apenadas, cuando llego. con sus astucias, Isis, cuya boca está llena de aliento de vida, cuyos conjuros alejan el dolor, cuya palabra hace revivir a los muertos. Y dijo "¿Qué es, divino padre? ¿Qué es eso?" El sagrado dios abrió su boca y habló así: "Iba por mi camino. Caminaba paseando a gusto por las dos regiones, contemplando lo que he creado, cuando ¡he aquí que una serpiente que no vi me mordió! ¿Es esto fuego? ¿Es agua? Estoy mas, frío que el agua, estoy más abrasador que el fuego; todos mis miembros sudan. Tiemblo, mi vista se desvanece, no veo el cielo, la humedad baña mi cara como en el estío." Entonces habló Isis: "Dime tu nombre, Padre divino, pues vivirá aquel a quien se le llame por su nombre". Entonces Ra respondió: "He creado los cielos y la tierra. 10 docsity.com He ordenado surgir las montañas. He hecho el grande y ancho mar. He tendido como una cortina los dos horizontes. Soy quien abre sus ojos, y hay luz, y quien los cierra, y todo es oscuridad. A mí mandato, el Nilo se desborda, pero los dioses no saben mi nombre; Khepera en la mañana, Ra a mediodía, Tum en la tarde". Pero la ponzoña no se le quitó; penetró aún más hondo v el gran dios no podía andar. Entonces le dijo Isis: "No es tu nombre el que me has dicho, ¡oh! dímelo para que la ponzoña salga, pues vivirá aquel cuyo nombre sea pronunciado." Ya el veneno quemaba como fuego; él estaba más ardiente que las llamas del fuego. El dios dijo: "Consiento que Isis busque dentro de mí y que mi Nombre pase de mi pecho al suyo." Entonces el dios se ocultó de los demás dioses y su lugar en la barca de la eternidad quedó vacío. Así le fue quitado al gran dios su nombre e Isis la hechicera habló: Fluye fuera, ponzoña, ¡sal de Ra! Soy Yo, Yo misma la que vence al veneno y lo tira al suelo; porque el nombre del gran dios le ha sido arrebatado a él. Deja a Ra vivir v que muera el veneno." Así habló la gran Isis, la reina de los dioses, la que conoce a Ra y su nombre verdadero. [ De la rama dorada] 3− Capítulo primero En el cual Lucio cuenta cómo, venido en aquel lugar de Zencreas, después del primer sueño vio la Luna, y pone una elocuente oración que le hizo, suplicando le diese manera cómo fuese convertido en hombre. [1] Cerca, poco más o menos, del primer sueño de la noche, despertado con un súbito pavor, vi la gran redondez de la Luna relumbrando y con un resplandor grande, que a la hora salía de las ondas de la mar. Así que, hallando ocasión de la obscura noche, que es aparejada y llena de silencio, y también siendo cierto que la Luna es diosa soberana y que resplandece con gran majestad, y que todas las cosas humanas son regidas por su providencia, no tan solamente los animales domésticos y bestias fieras, más aún las que son sin ánima, se esfuerzan y crecen por la divina voluntad de su lumbre y deidad, también por consiguiente los mismos cuerpos en la tierra, en el aire n en la mar ahora se aumentan con los crecimientos de la Luna, ahora se disminuyen, cuando ella mengua; pensando yo asimismo que mi fortuna estaría ya harta con tantas tribulaciones y desventuras como me había dado, y que ahora, aunque tarde, me mostraba alguna esperanza de salud, deliberé de rogar y suplicar a aquella venerable hermosura de la diosa presente, y luego, quitada de mí toda pereza, levantéme alegre y con gana de limpiarme y purificarme, lancéme en la mar, metiendo la cabeza siete veces debajo del agua, porque aquel divino Pitágoras manifestó que aquel número septenario era en gran manera aparejado para la religión y santidad, y con el placer alegre, saliéndome las lágrimas de los ojos, suplicábale de esta manera: [2] −¡Oh reina del cielo! Ahora tú seas aquella santa Cerca, madre primera de los panes, que te alegraste cuando te halló tu hija, y quitado el manjar bestial antiguo de las bellotas, mostraste manjar deleitoso, que moras y estás en las tierras de Atenas; o ahora tú seas aquella Venus celestial, que en e) principio del mundo juntaste la diversidad de los linajes, engendrando amor entre ellos y, acrecentando el género humano con perpetuo linaje, eres honrada en el templo sagrado de Paphos, cercado de la mar; o ahora tú seas hermana del Sol, que con tus medicinas amansando y recreando el parto de las mujeres preñadas, criaste tantas gentes, y aun eres adorada en el magnífico templo de Éfeso; o ahora tú seas aquella temerosa Proserpina a quien sacrifican con aullidos de noche y que comprimes las fantasmas con tu forma de tres caras, y refrenándote de los encerramientos de la tierra, andas por diversas montañas y arboledas y eres sacrificada y adorada por diversas maneras; tú alumbras todas ¡no ciudades del mundo con esta tu claridad mujeril, y criando las simientes alegres con tus húmidos rayos, dispensas tu lumbre incierta con las vueltas y rodeos del Sol; por cualquier nombre, o por cualquier rito, o cualquier gesto y cara que sea lícito llamarte, tú, señora, socorre y ayuda ahora o mis extremas angustias. Tú levanta mi caída fortuna, tu da paz y reposo a los acaecimientos crueles por mí pasados y ,sufridos; basten ya asimismo los peligros, y quita esta cara maldita y terrible de asno, y tórname a mi Lucio y a la presencia y vista de los míos; y si, por ventura, algún dios yo he enojado y me aprieta con crueldad inexorable, consienta al menos que muera, pues no me conviene que viva en esta manera. [3] Habiendo hecho mis rogativas y compuesto mis lloros tornó otra vez el sueño a oprimir mi corazón 11
Docsity logo



Copyright © 2024 Ladybird Srl - Via Leonardo da Vinci 16, 10126, Torino, Italy - VAT 10816460017 - All rights reserved