¡Descarga Jaime Salinas: Una Vida en la Edición Literaria y más Apuntes en PDF de Poesía solo en Docsity! EDI-RED José Teruel: Semblanza de JAIME SALINAS 1 Jaime Salinas. Jaime Salinas (Maison‐Carrée, Argelia, 1925 ‐ Islandia, 2011). Hijo del poeta Pedro Salinas, pasó los primeros once años de su infancia en España. En 1937 viajó con su familia a EE. UU. donde residió hasta 1954. Graduado en la Universidad de Johns Hopkins, a su vuelta a Europa se estableció en París donde quiso estudiar cine. Regresó a España en 1955 con la intención de pasar solo una estancia estival, pero la pequeña renta con la que contaba tras la muerte de su abuelo materno se interrumpió y tuvo que buscar trabajo. En Barcelona entró en contacto con Víctor Seix y poco después con un grupo de amigos excepcionales: Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Gabriel Ferrater y José María Castellet. Este hecho marcará el comienzo de su actividad como editor durante treinta y cuatro años en distintos sellos. En 1956 inicia su carrera profesional en Seix Barral. Su papel fue decisivo en la creación del Prix Formentor y el Prix International de Littérature (1961‐1965), patrocinados por doce editores de doce países (el primero se otorgaba a una novela inédita y el segundo al conjunto de la obra de un autor consagrado). Igualmente propició la colección de poesía Colliure (1961‐1966) en el sello independiente de una editorial que bautizó como Literaturasa (Literatura, S. A.), aunque Seix Barral se encargaba de la impresión. Salinas estuvo al margen de los criterios de selección de poetas y títulos de esta segunda maniobra de política literaria del grupo catalán, tras EDI-RED José Teruel: Semblanza de JAIME SALINAS 2 Veinte años de poesía española (1960), para dar fe de vida frente al centralismo poético madrileño. Su cometido se centró en la coordinación y el diseño de la colección: «Quería romper con los modelos de estilo Adonáis, de esos libros absolutamente tipográficos, juanramonianos. Los míos tenían un formato de libro de bolsillo, con foto de poeta en la cubierta y una mancha de color diferente para cada título» (Salinas, 2013: 183). Cofundó en 1966 Alianza Editorial junto a José Ortega Spottorno y Javier Pradera. En Alianza hizo posible el libro de bolsillo de calidad y con cubiertas atractivas gracias al diseño gráfico de Daniel Gil: «Había que acabar con la imagen del libro gris, triste, de la Universal o la Austral, y hacer cubiertas [...] que entraran al comprador por los ojos» (Salinas, 2013: 60). El libro de bolsillo, que inició ya con la Biblioteca Breve de Seix Barral, es uno de los aportes de Salinas en su efectivo empeño de modernizar la edición española. En la misma línea de innovación, habría que situar su conciencia de que la edición debía ser siempre un trabajo de equipo. La tercera aventura –sin duda, la que más le satisfizo, según confiesa a Juan Cruz– fue Alfaguara, donde difundió a autores contemporáneos imprescindibles como Thomas Bernhard, Robert Walser, Patrick Modiano, Agustina Bessa-Luís, Günter Grass, Henry Miller, Michael Ende (tres títulos de estos tres últimos autores se convirtieron en los grandes best sellers de Alfaguara, respectivamente: El tambor de hojalata, Trópico de Cáncer y La historia interminable) y creó con su amigo Claudio Guillén una espléndida colección de clásicos con Ausiàs March, Newton, Kant, Diderot, Sterne, Leopardi, etc. Las cubiertas de Enric Satué dieron además a los libros de Alfaguara desde 1977 y hasta 1988 (esto es desde y hasta la publicación de dos títulos de Benet: En el estado y En la penumbra) una unidad gráfica y una identidad propia. En estas cubiertas en forma de ele invertida con lomo gris y fondo morado se daba especial protagonismo tipográfico al autor y aparecía también el nombre del traductor. Precisamente otro de los logros de Salinas como editor es haber valorado el papel y los derechos intelectuales del traductor como autor. Tampoco debemos olvidar la magnífica colección de Literatura Infantil y Juvenil que montó en Alfaguara con la ayuda de Michi Straussfeld. Su labor al frente de esta editorial fue interrumpida para ocupar el cargo de Director General del Libro y Bibliotecas (1982-1985) en el primer gobierno socialista, junto a Javier Solana. En 1986, a su regreso a Alfaguara, se le nombró director de la recién comprada Aguilar. Creó la colección El Libro Aguilar, que se alimentó del viejo fondo de la agonizante editorial, aunque también se reeditaron El aire de un crimen, de Benet, Nada, de Laforet o La bomba increíble, de Pedro Salinas. Pero el proyecto más ambicioso en este sello fue la colección de Obra Completa –«en la que ya había conseguido contratar las obras completas de Alberti, Cernuda, Jorge Guillén, Clarín, Salinas, Diego, Aleixandre, Dieste y Otero» (2013: 135)–, que quedó sin rematar por razones de salud. Tras su jubilación en 1991 se estableció en Islandia y allí escribió sus memorias, que se interrumpen en 1955, cuando comienza con 31 años su carrera de editor (es