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Filosofía de Spinoza: Libertad, Política y Estado de Naturaleza - Prof. 315, Apuntes de Filosofía del Derecho

DemocraciaSociedad y Estado civilFilosofía política de SpinozaEstado de naturaleza

Una introducción a la filosofía de benedicto de spinoza, con enfoque en su concepción de la libertad, la política y el estado de naturaleza. Se discute su admiración por el modelo geométrico de pensamiento y su concepción atomista del universo. Se analiza su concepción metafísica y su visión de la naturaleza humana. Además, se examina su perspectiva sobre el estado natural, la guerra entre los hombres y la necesidad de la sociedad y el estado.

Qué aprenderás

  • ¿Qué opinaba Spinoza sobre la democracia y por qué la consideraba el régimen más perfecto?
  • ¿Cómo concebía Spinoza el estado de naturaleza y su relación con la sociedad y el estado civil?
  • ¿Cómo se relaciona el poder, la democracia y la libertad según la filosofía política de Spinoza?

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 30/04/2015

danimt92
danimt92 🇪🇸

3.6

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¡Descarga Filosofía de Spinoza: Libertad, Política y Estado de Naturaleza - Prof. 315 y más Apuntes en PDF de Filosofía del Derecho solo en Docsity! LA FILOSOFÍA POLÍTICA DE ESPINOSA Introducción Condiciones históricas, vida y obra Rabade Romeo se pregunta: “¿es la política una especie de apéndice de la 0 0 1 F 0 0 1 Fme tafísica de Espinosa? Este apéndice, ¿es un simple aña dido o, por el contrario, está entrañado en el desarrollo interno del sistema?”1 La biografía intelectual del filósofo parece avalar esta última alternativa, ya que informa que la primera y la última de sus obras se ocupan de la filosofía política. Atilano Domínguez confirma esta interpretación sosteniendo que la filosofía de Espinosa es principalmente una ética y una política sostenidas sobre una concepción metafísica2. Abbagnano se suma a los autores anteriores sosteniendo que la obra de Espinosa no tiene otro objetivo que “garantizar al hombre la libertad de las pasiones, la libertad política y la libertad religiosa”3. El estado de naturaleza y el origen de la sociedad Espinosa comparte con Hobbes, Descartes, Galileo y otros autores del siglo XVII la admiración por el modelo geométrico de pensamiento, y está convencido que puede ser aplicado a la comprensión del ámbito humano y político. Estos autores tienen una concepción “atomista” del universo, según la cual todo está compuesto de elementos simples (átomos4). Conociendo estos elementos simples en sus rasgos esenciales se puede conocer también cuál es el orden natural que los determina, qué leyes los gobiernan y qué puede esperarse en sus relaciones. Todos los sistemas de relación entre los hombres (sociedades) están compuestos de elementos simples que son los individuos5. El estado natural de los individuos es llamado “estado de naturaleza”, en el cual “cada uno se esfuerza por existir hasta donde se lo permiten sus facultades”6. Así, la concepción espinosiana retoma el principio hobbesiano y galileano7. 1 Rabade Romeo, S., Espinosa: razón y felicidad, Madrid, Ediciones Pedagógicas, 1995, p. 247. 2 Se sostiene, sin embargo, “sobre una metafísica dualista, de sustancia y modos finitos, y sobre una antropología paralelista (alma y cuerpo) y ambivalente (imaginación y razón)” (Domínguez, A., Libertad y democracia en la filosofía de Spinoza, Revista de estudios políticos, ISSN 0048-7694, Nº 11, 1979 , p. 132). Espinosa expone su concepción metafísica en la Ética demostrada según el orden geométrico (México, F. C. E., segunda edición, 1977) donde desarrolla la estructura fundamental de la realidad o substancia. El orden eterno de la realidad sirve de base para deducir el orden humano social y político. 3 Abbagnano, N., Historia de la Filosofía, traducción española de Montaner y Simón, Barcelona, 1973, II, p. 251, citado por Domínguez, A., Op. Cit., p. 131. Cf. Rabade Romeo, S.: 257, Rosen, S., Baruch de Spinoza, en Strauss, Leo y Cropsey, Joseph (compiladores), Historia de la filosofía política, México, F. C. E., 1992, p. 433. 4 El término “átomo” significa “lo que no puede ser dividido en algo más simple”. 5 Átomo e individuo son sinónimos. El término griego á-tomo significa lo mismo que in-dividuo: lo que no puede ser dividido. 6 Strauss-Cropsey: 435. “Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser” (Espinosa, B., Ética demostrada según el orden geométrico, México, F. C. E., segunda edición, 1977, III, proposición VI, p. 110). 7 Hobbes sostenía su teoría del estado natural sobre la evidencia del principio de autoconservación que rige sobre todos los seres vivientes, de la misma manera que Galileo fundamentaba su explicación de los movimientos de los cuerpos sobre el principio de inercia. Según Espinosa –aclara Rosen-, la naturaleza humana actúa de acuerdo con principios inteligibles e inmutables. Cuando comprendemos a fondo la situación actual vemos que está arraigada en la situación humana como tal. Las raíces de la situación contemporánea son los principios de la naturaleza humana que, a su vez, no son alterados por la variedad de las situaciones históricas8. Así como Galileo explicaba los movimientos particulares de los cuerpos sobre la base de la inercia natural, así también Hobbes y Espinosa explican las acciones humanas sobre la base de las leyes de la naturaleza. “El hombre –comenta A. Domínguez- es una parte de la naturaleza y sigue sus leyes, como los demás seres las suyas”.9 “La naturaleza humana —dice Espinosa— es la misma para todos y común a todos”.10 No se trata de partir de una concepción ideal para criticar y devaluar a los hombres tal cual son en la actualidad ni de partir de los hombres tal cual son para adaptarse a su depravación o decadencia. Se trata de partir de los hombres tal cual son para superar los defectos y redimir los males11. “No se nace con una ciencia de las relaciones. …[Los hombres] cuando nacen están a merced de los encuentros. …Es lo que se llama estado de naturaleza. …estado de naturaleza quiere decir precisamente ser arrojado al mundo. Es decir, vivimos a merced de los encuentros”.12 Puede decirse que Espinosa tiene una actitud ‘realista’, situándose más cerca de los políticos13 que de los filósofos y teólogos que suelen abstraerse y alejarse de la realidad presente. Si bien Hobbes es un referente permanente en el pensamiento político de este filósofo, no considera como el primero que el hombre sea un lobo para el hombre. Por el contrario, afirma que “para el hombre, nada hay más útil que el hombre”14 y que “el hombre es un dios para el hombre”15. El ser humano es finito, parcial e imperfecto. Es un ser dual, dotado de razón e imaginación. Por la primera tiene ideas adecuadas o verdaderas, por la segunda, tiene ideas confusas o falsas. La razón manifiesta el poder del hombre, la imaginación, su impotencia y su debilidad. De aquí se deriva que, si bien el ser humano está sometido a las pasiones de la imaginación, también puede dominarlas y orientarlas en gran medida 8 Strauss-Cropsey: 439-440. 9 Domínguez, A.: 144. 10 Espinosa, B., TP, VII, 27; V, 2. 11 “Cuando me interesé por la política, no pretendí enseñar nada nuevo e inaudito, sino tan sólo demostrar con todo rigor aquello que está en perfecta armonía con la práctica y deducirlo de la misma naturaleza humana” (Espinosa, B., TP, I, 4; cfr. 1 y 5). 12 Deleuze, G., En medio de Spinoza, Buenos Aires, Cactus, 2008, p. 247. 13 Incluidos Maquiavelo y Hobbes, a quienes Espinosa ha leído cuidadosamente. Cf. Tratado Político (TP), I, 2 y Domínguez, A.: 133. “Tanto Espinosa como Maquiavelo 0 0 1 Fsubrayan su intención de seguir un nue vo modo que es útil porque es poderoso, y es poderoso porque se inicia en un entendimiento de los hombres tal como son, no como quisiésemos que fueran” (Strauss-Cropsey: 434). 14 Espinosa, B., Ética, IV, proposición 18, escolio. 15 Espinosa, B., Ética, IV, proposición 35, escolio. orientación racional. 31 Tal cosa se logra en la sociedad civil en la que “la libertad es el fin y la racionalidad es el medio que nos lleva a ese fin”32. La sociedad civil No es contrario al Derecho natural que se pueda formar la sociedad y observar con suma fidelidad todo pacto, a condición de que cada uno transfiera a la sociedad todo el poder que tiene. Pues entonces la sociedad será la única que poseerá el supremo derecho de la naturaleza sobre todas las cosas, es decir, la autoridad suprema, mientras que cada particular tendrá que obedecerla, ya sea de buen grado, ya por miedo al máximo suplicio. El derecho de esta sociedad se llama democracia33. La sociedad no está basada en el orden divino sobrenatural sino en el consenso o pacto social. La naturaleza dual del hombre (pasión y razón) hace de la sociedad algo, a la vez, posible y necesario. Si los seres humanos fueran sólo racionales, la sociedad sería innecesaria, porque se abstendrían de inflingirse daños mutuamente. Si los seres humanos fueran sólo pasionales, la sociedad sería imposible, porque no podrían superar el estado de guerra permanente. Pese a sus egoísmos, los hombres pueden ponerse de acuerdo para dominar sus apetitos. La adecuada conservación y desarrollo de la vida humana hace necesaria la sociedad. El derecho natural a la vida y a la libertad que todo hombre tiene no puede defenderse individualmente contra la amenaza de los demás. El único medio que posibilitaría la defensa es la asociación mediante un pacto que los una a todos aunando las fuerzas para la defensa común y que constituya una autoridad con fuerza suficiente para imponerse a todos. Los hombres no acceden al pacto sólo por miedo sino por utilidad. ¿Cuáles son las utilidades de la vida social? “El hombre espera de la sociedad el bien común, es decir, los bienes del cuerpo y del espíritu, a saber, seguridad y paz frente al miedo, abundancia de bienes frente a la miseria, igualdad frente a las desigualdades, libertad frente a la esclavitud del estado natural”34. No obstante, la autoridad no es suficiente garantía del respeto si carece del poder de hacer cumplir las leyes. “La vida humana, recuerda Spinoza, no consiste en la ‘circulación de la sangre’ ni en ‘tener los estómagos repletos’, sino en la razón y la libertad, que son ‘la verdadera vida de la mente’”35. La fuerza superior del Estado se constituye a partir de la unión de las fuerzas individuales en el pacto, a partir de un consenso común. “El derecho del Estado se determina por el poder de una multitud que se guía por una sola mente”36. Por este acto, cada uno cede o transfiere su poder al soberano, que “tiene la custodia de la república, que consiste en establecer derechos, en interpretarlos, en abolirlos, en fortificar 31 “Lo mejor que pueden hacer los gobernantes para mantenerse en el poder, concluye Spinoza, es procurar el bien común y dirigirlo todo según la sana razón (TTP, XVI, 263)” (Domínguez, A.: 147). 32 Rabade Romeo, S.: 255. 33 Espinosa, B., Tratado Teológico-político (TTP), XVI, 262. 34 Domínguez, A.: 142. Cf. TP, II, 15; TTP, III, 125; E, IV, 37, esc. 1; TP, V, 2; TTP, XVI, 260-3; TTP, V, 148-9; TP, II, 15; TP, III, 3; II, 15-7; TTP, XVI, 264-5; TTP, XX, 306; TP, V, 6. 35 Domínguez, A.: 142. 36 TP, III, 7. ciudades, en decidir sobre la guerra y la paz, etc.”37. Desde esta perspectiva Espinosa coincide con Hobbes al considerar que el poder del Estado es absoluto38. Sin embargo, hay dos posiciones que diferencian sus perspectivas: para Espinosa el poder del Estado es obra de la razón y su constitución es democrática. “Por ser racional y democrático, el poder absoluto del Estado no es realmente absoluto, es decir, despótico e incondicionado, ya que, si la autoridad civil manda irracionalmente, provocará la indignación de los súbditos y pondrá en peligro su propio poder”39. De aquí se deriva que lo mejor que pueden hacer los gobernantes para mantenerse en el poder sea procurar el bien común y dirigirlo todo según la sana razón40. La ley suprema del Estado es “la salud y el bienestar del pueblo”41, afirma Espinosa. “El pacto espinosiano implica, pues, dos cosas: unión de todos los individuos que serán los miembros de una futura sociedad, y constitución de una autoridad suprema con poder coactivo sobre todos ellos”42. “Spinoza piensa que los asuntos públicos se resuelven mejor si los aborda una amplia representación popular que si decide de ellos un reducido número de ‘aristócratas’ o ‘nobles (patricios)’”. 43 “‘Como los hombres no pueden pensar exactamente lo mismo, han convenido en dar forma de decreto a aquella opinión que obtuvo la mayoría de votos.’ (…). Los ciudadanos deciden por unanimidad que la mayoría (a parí, una parte representativa) gobierne. Spinoza está convencido de que la democracia reúne los caracteres esenciales de un gobierno ideal: poder absoluto en el Estado y libertad máxima en los ciudadanos.”44 “Spinoza concibe la democracia como el imperio de la ley sobre todos los ciudadanos, ‘Es necesario conceder a los hombres la libertad de juicio y gobernarles de suerte que, aunque manifiesten públicamente opiniones distintas y contrarias, vivan sin embargo en paz’ (TTP, XX, 310)”. 45 “‘La naturaleza —dice Spinoza— no está sometida a la leyes de la razón humana’, porque es más amplia que ella (TP, II, 8 y 18). Sin embargo, ‘la razón no enseña nada contra la naturaleza’ (TP, III, 6). Ahí radica la diferencia profunda que existe entre la política de Spinoza y la de Hobbes; en que no se produce ruptura alguna entre el estado natural y el civil (TTP, XVI, 263), entre la libertad individual y la autoridad estatal. Hobbes fue un defensor de la monarquía absoluta; Spinoza será un profeta de la democracia liberal”.46 Poder, democracia y libertad 37 Espinosa, B., Tratado político, c. II, § XVII. 38 “A primera vista, Spinoza parece ser un defensor del absolutismo político, ya que admite el poder absoluto del Estado” (Domínguez, A.: 144). “Para Spinoza derecho es poder, porque es derecho efectivo y no puramente nominal (111). El poder del Estado es absoluto, porque es el poder de todos los súbditos unidos en un solo hombre o persona moral. Ese poder o derecho es humano, porque es racional (TP, II, 13-7; VIII, 3 (fin)). Por ser racional y democrático, el poder absoluto del Estado no es realmente absoluto, es decir, despótico e incondicionado, ya que, si la autoridad civil manda irracionalmente, provocará la indignación de los súbditos y pondrá en peligro su propio poder (TTP, XX, 305)” (Domínguez, A.: 146). 39 Domínguez, A.: 146. 40 Espinosa, B., TTP, XVI, 263. 41 Espinosa, B., Tratado teológico-político, c. XVI, p. 263. 42 Domínguez, A.: 141. 43 Domínguez, A.: 154. 44 Domínguez, A.: 155. 45 Domínguez, A.: 155. 46 Domínguez, A.: 147. Para Espinosa, como para Locke y Rousseau, la libertad y la obediencia no se oponen necesariamente. Para los últimos, sólo se es libre obedeciendo la ley natural; para el primero, obedeciendo a la razón.47 Para todos ellos, además, cuando se hace lo que se desea y se obra siguiendo el antojo48, no se es más libre sino menos libre. “El hombre que se guía por la razón es más libre en la ciudad, donde vive según decisión común, que en la soledad, donde se obedece a sí solo”49. Los derechos comunes de la ciudad son el ámbito en el que se desarrollan las libertades, que el Estado debe respetar porque son constitutivas de la naturaleza racional: libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad de enseñanza, libertad para filosofar. ... Nadie puede transferir a otro su derecho natural o su facultad de razonar y de juzgar cualquier cosa, ni puede ser obligado a ello. De aquí resulta que se considere como poder violento el que se ejerce sobre los espíritus, y que la 0 0 1 Fmajestad suprema infiere in juria a los súbditos pareciendo usurpar sus derechos, cuando quiere prescribirle a cada uno qué abrazar como verdadero o rechazar como falso, y con qué opiniones, en definitiva, debe sentirse afectado por la devoción hacia Dios el espíritu de cada uno50. El resultado del pacto por el que se pasa del estado natural al estado civil debería 0 0 1 Fdesembocar obvia mente en la democracia, entendida como ‘la asociación 0 0 1 Funiversal (general) de los hombres que de un modo co legiado posee el sumo derecho para todas las cosas que puede’51 52. Si todos los hombres son naturalmente iguales, esta igualdad se expresa de la mejor manera en la democracia, en la que son también iguales como ciudadanos.53 La democracia, para Espinosa, sería el régimen más perfecto porque en él se da una mayor acumulación de potencia —la potencia de todos los individuos reunidos—, y, siendo la ‘potencia’ igual a ‘esencia’ en todos los órdenes de la realidad, la democracia posee más ‘esencia’, más estable realidad (diríamos: persevera mejor en el ser) que otros regímenes: se acomoda mejor a lo que resulta ser más perfecto desde los supuestos ontológicos generales.54 47 “Ser víctima del propio placer... es la peor esclavitud; la libertad sólo pertenece a aquél que con pleno consentimiento vive bajo la guía de la razón” (TTP, XVI, 263) (Citado por Domínguez, A.: 147). 48 Locke la llama “licencia” mientras que Espinosa y Rousseau la tildan de “esclavitud”. 49 Espinosa, B., Ética, IV, proposición 73. 50 Espinosa, B., Tratado teológico-político, c. XX, p. 305. 51 Espinosa, B., Tratado teológico-político, c. XVI, p. 262 52 Rabade Romeo, S.: 257. “el Estado spinoziano es obra de la razón, su constitución es democrática” (Domínguez, A.: 144). 53 “¿Cuál es el régimen político –se pregunta Deleuze- o los signos menos nocivos, es decir, que menos invaden la potencia de pensamiento y nos llevan a hacer la menor cantidad posible de estupideces; es decir, los signos que dejan al hombre libre todas sus oportunidades? Y su respuesta final es que ese régimen más satisfactorio es la democracia” (Deleuze, G., En medio de Spinoza, Buenos Aires, Cactus, 2008, p. 198). 54 Vidal Peña, Introducción a la Etica, en Espinosa, B., Ética demostrada según el orden geométrico, Madrid, Editora Nacional, 1980, p. 13.
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