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Introducción a Kant: Más allá de la filosofía abstracta - Prof. Mülberger, Apuntes de Psicología

Filosofía de KantPsicologíaFilosofía de la antropología

Una visión diferente de immanuel kant, filósofo alemán conocido por su trabajo en epistemología y ética. A través de las notas de borowski, jachmann y wasianski, se presenta a kant como una persona con un gran sentido del humor, una apreciación por la vida y una capacidad para disfrutar de las ocupaciones más sencillas. Además, se discute la influencia de kant en la antropología y la psicología modernas. El texto incluye referencias a obras de kant como 'versuch über die krankheiten des kopfes' y 'antropología en sentido pragmático'.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se relaciona la antropología kantiana con la psicología moderna?
  • ¿Qué ideas tiene Kant sobre los cinco sentidos humanos?
  • ¿Cómo se enfoca la antropología pragmática de Kant al hombre?

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 08/11/2016

sara_masegosa
sara_masegosa 🇪🇸

3.7

(33)

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¡Descarga Introducción a Kant: Más allá de la filosofía abstracta - Prof. Mülberger y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity! Eliam Campos Barrantes Apuntes sobre la antropología kantiana Abstract. In this paper are expounded some aspects generally less disseminated of l. Kant's personality and doctrine, particularly his rela- tionship to psychology and to anthropology, as well as his theory on mental illness. Resumen. En el presente artículo se expo- nen algunos aspectos, por lo general menos di- fundidos, de la personalidad y de la doctrina de l. Kant, en particular su relación con la psicolo- gía y la antropología, así como su teoría sobre las enfermedades mentales. Notas introductorias Cuando se piensa en Kant, se le asocia inme- diatamente, por lo general, con la epistemología, con la ética, con el intelectual puro, el pensador pe- renne y profundo, el pietista y riguroso moralista; se le atribuyen, además, cualidades de metódico, aburrido, incapaz de disfrutar la vida, huraño, ensi- mismado, y otras características similares. Algunas de esas cosas era, sin duda, Kant. Otras no. Tenía, en todo caso, otras condiciones personales que co- múnmente no se le atribuyen. Se le asocia también conla epistemología y con la ética, no con la antro- pología ni la psicología. Nos proponemos aquí re- ferimos, aunque sea de manera muy sucinta, a otros aspectos por lo general menos conocidos de la personalidad y del pensamiento de Kant. I Kant mundano Los biógrafos Borowski, Jachmann y Wa- sianskí", quienes además de contemporáneos de Kant fueron ya sea estudiantes o colaborado- res y, en los tres casos, amigos de Kant, nos ofrecen suficiente información, fidedigna y confiable, sobre el carácter, el comportamien- to y la vida diaria de Kant que nos permiten conocerlo como "ciudadano del mundo". Se- ñalamos aquí solamente algunos aspectos. Como es sabido, Kant recibió desde su infan- cia una educación muy estricta dentro del pie- tismo. Este hecho se ha considerado suficien- te para explicar la rigurosidad de su doctrina así como la supuesta falta de alegría de su vi- da cotidiana; sin embargo, no tuvo nunca res- tricciones o limitaciones de tipo religioso, ni hay en sus escritos ni en su vida rastro algu- no de misticismo. Amaba la convivencia y el trato social, la vida era su principal escuela y para la vida utilizó también su saber". Aun- que, como es sabido, nunca contrajo matrimo- nio, lo aconsejaba a sus amigos e incluso ha- cía planes matrimoniales para ellos"; a él per- sonalmente se le conocieron al menos dos mujeres que "conquistaron su inclinación y su corazón"; Jachmann por su parte afirma que puede asegurar casi con total certeza que Kant, a juzgar por su temperamento, en su ju- ventud debe "haber amado'P; tenía un gran sentido para el chiste y el humor, vivía alegre y combinaba a la perfección la capacidad de la más abstracta especulación con las más sencillas ocupaciones de la vida diaria; daba una enorme importancia al cultivo de la amis- tad y la disfrutaba; fumaba, poco pero con gran placer, bebía vino y es proverbial su dis- frute de la buena comida, todo lo cual incor- poró a sus consideraciones antropológicas, como se verá más adelanté. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XL (100), 103-112,2002 104 ELIAM CAMPOS Kant en la historia de la antropología y de la psicología Es seguro que la antropología y la psicolo- gía, ciencias que se desarrollaron como tales des- pués de Kant, han profundizado, ampliado y ri- gorizado el conocimiento de los fenómenos que Kant describe en los escritos que vamos a anali- zar. También otras disciplinas, impensables en tiempos de Kant, como el estudio de género, han aportado conocimientos que plantean desde otras perspectivas la caracterización del hombre y de la mujer que encontramos en Kant. Pero es de in- terés, no solo histórico, estudiar esta parte de la filosofía kantiana, ya que el autor señala en su tiempo elementos que las mencionadas ciencias siguen reconociendo como fundamentales en el comportamiento humano. Nos muestra, además, la capacidad extraordinaria de Kant para captar las sutiles, a veces sutilísimas, diferencias entre distintos estados de ánimo y trastornos de las fa- cultades humanas. El antropólogo P. Mercier afirma? que la an- tropología como ciencia se inicia propiamente a partir de mediados del siglo XIX, y antes de esa fecha tenemos lo que él denomina más bien la "prehistoria" de la antropología; señala al mismo tiempo que es necesario reconocer que también filósofos, psicólogos, sociólogos, historiadores y muchos otros han aportado, desde siglos atrás, a lo que hoy día es la ciencia antropológica. Las re- flexiones kantianas se ubican entonces en la "prehistoria" de la antropología, específicamente en el período de la Ilustración, tan rico en mu- chos aspectos para el desarrollo futuro del pensa- miento humano. M. Harris señalas expresamente a este respecto: "El desarrollo de la teoría antro- pológica comenzó en aquella época venerable de la cultura occidental que se llama la Ilustración, un período que coincide aproximadamente con los cien años que van desde la publicación de An essay conceming human understanding, de John Locke (1690), hasta el estallido de la Revolución francesa". Kant, obviamente, no es incluido en las Historias de la Antropología como un antro- pólogo, pero sí son consideradas sus teorías en relación con el pensamiento, el conocimiento, la evolución orgánica y las doctrinas raciales, como antecedentes y aportes importantes a la doctrina antropológica", Lo mismo sucede en el campo de la psicolo- gía. Así, por ejemplo, R. E. Brennan en su Histo- ria de LapsicoLogía, según Lavisión tomista, a pe- sar de que ataca duramente a Kant (porque niega la posibilidad del conocimiento de las sustancias) y de que parece no entenderlo (¡lo considera "sub- jetivista" epistemológico al mismo tiempo que precursor tanto del idealismo como del materialis- mo!), dice: "Aunque Kant consideró el conocer, el sentir y el querer más como estados que como fa- cultades, es evidente que la división moderna de los fenómenos mentales en conocimiento, apetito e intención se deriva de la psicología kantiana"; y más adelante: "Es innegable la influencia de Kant en el desarrollo de la psicología moderna. Sus principios son como la fuente de donde fluyen las aguas de las modernas tendencias idealistas, ag- nósticas y materialistas de la ciencia psicológi- ea"!". G. S. Brett, por su parte, hace notar el apor- te de la filosofía en general y de Kant en particu- lar a la psicología que, como ciencia, se desarro- llaría posteriormente. Para él incluso la historia de la psicología comienza con la especulación preso- crática, el pensamiento de los que él llama "cos- mólogos griegos" o "filósofos físicos": "Las teo- rías de Heráclito y Empédocles anticipan a una es- cala cósmica el conflicto entre el amor y el odio, que se particulariza en la teoría freudiana de la ambivalencia; y la aplicación de las técnicas ma- temáticas a la naturaleza se remonta a los pitagó- ricos. La importancia de los cosmólogos griegos estriba en que se liberaron de las tradiciones reli- giosas aceptadas y produjeron lo que ellos consi- deraron que eran mejores relatos acerca del origen y la substancia del mundo. Eran especuladores. Pero en la ciencia son preferibles las especulacio- nes, aunque luego se demuestre su falsedad, a que jamás se haya especulado" 1l. En lo que a Kant es- pecíficamente se refiere, dice Brett que la obra kantiana "pertenece, por su ubicación temporal, al último cuarto del siglo dieciocho; por su significa- ción e influencia, pertenece al siglo diecinueve y al veinte'"? y, al mismo tiempo que pone de ma- nifiesto las "limitaciones" de la psicología kantia- na, resalta sus aportes y su gran influencia en el desarrollo posterior de esta disciplina. APUNTES SOBRE ANTROPOLOGÍA KANTIANA 107 quees la música, nos permite un goce social "que nose aminora porque en él tomen parte muchos". También la vista es un sentido de percepción me- diata; en este caso los objetos percibidos están mediatizados por la luz. Es el más noble (der edelste) de los sentidos porque es el que más se aleja del tacto, y permite percepciones puras, es decir, representaciones inmediatas del objeto, sin mezcla de sensación. El sentido subjetivo del ol- fato, era el más despreciado por nuestro autor. Kant lo consideraba un sentido "impertinente" porque obligaba a su dueño a percibir toda clase de olores aunque no lo deseara, lo cual no suce- de con los otros órganos-". Es también el más "desagradecido", ya que no compensa el esfuer- zo de refinarlo porque estamos expuestos a oler más objetos desagradables que agradables, y el más"superfluo" porque, si es que causa placer, el mismo es muy pasajero. Por el contrario, en lo que al gusto atañe, es, si se quiere, el sentido pre- dilecto de Kant, debido a que él pasó muchos momentos felices en su vida disfrutando de la be- bida y la comida "en buena compañía". Es tal su entusiasmo con el gusto sensible, que lo relacio- na, incluso, íntimamente con el gusto estético y hasta con la sabiduría-". Debe ser, lo cual pode- mos considerar obvio en Kant, un disfrute sin ex- ceso, ya que por ejemplo el beber demasiado de- nigra y embrutece al hombre, mientras que el ha- cerlo con moderación "desata la lengua" de una manera positiva, y contribuye a liberar al hombre de sus cargas y hablar con franqueza, lo cual es una cualidad moral. Kant distingue, además, una "embriaguez muda" que es aquella que obstacu- liza la comunicación social y el intercambio de pensamientos, "tiene de suyo algo de afrentoso" y es producida por el opio y el aguardiente. Atri- buía al vino y a la cerveza, por el contrario, la cualidad de producir la "embriaguez sociable" que, siempre con moderación, contribuye a la alegría y la comunicación entre las personas. De estas dos bebidas estimaba que el vino es más ex- citante y la cerveza es más nutritiva; y se diferen- cian también en el tipo de embriaguez que provo- can, ya que las de cerveza son "más soñadora- mente herméticas, frecuentemente también gro- seras", mientras que las de vino son "alegres, rui- dosas y de chistosa locuacidad'S''. Una buena co- mida en grata compañía, costumbre que según sus biógrafos practicaba Kant casi diariamente, es "el acto del bien vivir que mejor parece con- cordar con la verdadera humanidad". Debe parti- cipar en ella un número no inferior al de las Gra- cias ni mayor al de las Musas?", sin contar al an- fitrión, para que se propicie la mayor y mejor co- municación. Conviene, además, seguir ciertas pautas que favorezcan dicha comunicación, las cuales, según Kant, son las siguientes: La con- versación debería pasar por tres etapas: l. contar las novedades del día, primero las nacionales y luego las extranjeras; 2. argüir en tomo a ellas, lo cual "excita el apetito para fuentes y botellas"; 3. bromear con ingenio y entre risas, "las cuales, cuando son francas y cordiales, las ha destinado la naturaleza a que con el movimiento del dia- fragma y del intestino favorezcan muy especial- mente al estómago en su digestión y al bienestar corporal". Las reglas de un banquete servido con gusto y que anime a los reunidos son: 1. la elec- ción de una materia de conversación que interese a todos y dé siempre a alguien la ocasión de aña- dir algo adecuado; 2. no hacer surgir un silencio mortal, sino solo pausas momentáneas en la con- versación; 3. no cambiar sin necesidad el tema, ni saltar de una materia a otra; 4. no dejar que surja ni que dure un espíritu de contradicción ni en sí ni en los miembros de la reunión; 5. a pesar de que se trata más de un juego que de una ocupa- ción, es inevitable que surjan las discusiones se- rias, por lo cual es necesario mantener las emo- ciones disciplinadas, de manera que siempre re- salte una recíproca consideración y benevolencia entre todos los presentes. Sentarse a compartir una comida conlleva entre los participantes una especie de contrato tácito de confianza mutua, de discreción y fidelidad; no debe comentarse fuera de la reunión ningún asunto que pueda poner en situación incómoda a alguno que fue compañero de mesa, ya que eso aniquilaría la confianza, con lo cual se pierde también el deleite de gozar en so- ciedad. Así como amaba Kant estos convivios, así despreciaba los grandes banquetes en los que hay "orgía y atiborramiento"; estos festines, dice, care- cen de todo gusto, y si en ellos, además, hay mú- sica, los considera "el absurdo más falto de gusto que la glotonería ha podido inventar nunca"28. 108 ELlA M CAMPOS Sobre las enfermedades mentales Para la exposición de este tema, tomamos en consideración los dos escritos en los que Kant se refiere a él, a saber, la Antropología en senti- do pragmático y Versuch über die Krankheiten des Kopfes, en especial este último por contener una clasificación y un análisis más detallado. La naturaleza, dice Kant, no hace charlata- nes, locos ni impostores. Al contrario, ella, co- mo sencilla y sobria que es, ha dotado al hombre de conceptos comunes y de honradez en su cora- zón; sin embargo, lo artificioso de la sociedad ci- vil altera tales estados naturales y produce toda clase de trastornos en sus miembros. Además, en- tre los trastornos de la razón y los de la voluntad, los hombres prefieren los de la voluntad, porque les preocupa más ser tenidos por tontos que por sinvergüenzas; aunque en realidad eso es lo que corresponde cuando se trata de ser antinaturales, en lo cual la maña es una necesidad y la honra- dez, por el contrario, un estorbo. En su escrito Versuch über die Krankheiten des Kopfes analiza tales trastornos, no con el pro- pósito, dice, de proporcionar remedios; solo pre- tende que se le reconozca la suficiente sensatez para describirlas. Para ello elabora una pequeña "onomástica" de tales quebrantos de la cabeza y del corazón, describiendo los extremos y los gra- dos intermedios. Grados extremos de enfermedades mentales Los extremos de los quebrantos mentales es- tán constituidos, según Kant, por el entumeci- miento (Uihmung) de la capacidad mental que es lo que se da en el que padece de idiotez o creti- nismo (Blodsinnigkeit), hasta el arrobamiento o embeleso (Verzuckung) que se produce en quien padece la locura frenética (Tollheitr", Estos tras- tornos no son objeto de burla, sino más bien de compasión, e incluso la sociedad dispone la crea- ción de instituciones para atenderlos. La idiotez en un extremo, es una debilidad o impotencia (Ohnmacht) de la memoria, de la razón e incluso, frecuentemente, de la sensibilidad. Es por lo ge- neral incurable, y quien la padece no sale nunca de la niñez30. La idiotez es "la completa debilidad de la mente, que ni siquiera basta al uso animal de la fuerza vital... o ni siquiera a la mera imitación mecánica de acciones externas posibles a los ani- males ... y no puede calificarse de enfermedad del alma, sino más bien de falta de alma (Seelenlosig- keit)"31. La locura frenética (Tollheit), en el otro extremo, es un estado en el que se unen la furia (Tobsucht), propia de la impetuosidad de un tras- tornado, con la amencia (Unsinnigkeítré, La lo- cura frenética, junto con otras dolencias, la atribu- ye Kant a un trastorno de la razón -no de los con- ceptos de la experiencia, ni del juicio en relación con la experiencia- para emitir juicios más gene- rales que solo los de la experiencia. Es un estado de arrobamiento o embeleso, en el que el pacien- te está fuera de sí. En los locos frenéticos está en- ferma la razón, por lo que es no solo insensato (toricht) tratar de racionalizar con ellos, sino tam- bién altamente perjudicial (hochstschiidlich}, por- que con ello solo se conseguiría aumentar sus dis- parates e incongruencias. Es necesario más bien tratarlos con bondad, y hacer como si no notára- mos que algo les falta en su entendimiento. Grados intermedios de enfermedades mentales, que son motivo de burla o desprecio El grado menor corresponde a una persona a la que se llama obtusa o cabeza chata (stumpfe Kopf). No carece de ninguna manera de inteli- gencia, sino más bien de chispa o picardía. Care- ce de ingenio pero puede poseer al mismo tiem- po muy buen entendimiento; solo le falta capaci- dad para captar con rapidez las cosas y expresar- las igualmente con presteza; a diferencia del es- túpido (dummkopf) que carece tanto de ingenio como de entendimiento. El estúpido "no puede ser empleado en ningún asunto, porque no posee juicio". La ignorancia no es estupidez, como no lo es tampoco la honradez: quien es honrado (ehrlich) no es nunca estúpido, porque la honra- dez es razón practíca'". La falta de picardía en el trato con las personas, y no con las cosas, no es propiamente chatedad, sino más bien ingenuidad APU TES SOBRE A TROPOLOGÍA KANTIANA (EinJalt). Quien es ingenuo y tiene, además, algu- na deficiencia en la capacidad de juzgar, pasa a ser un bobo (Einfaltspinsel) o, como se dice en expre- siones populares con un cierto tono de burla, "es un buen hombre" o "es una buena persona". Otro de los grados intermedios es la estulticia (Torheit). Para entender lo que sucede con este que- branto, es necesario comprender que los impulsos de la naturaleza son los que mueven la voluntad, y cuando esos impulsos son muy fuertes, se convier- ten en pasiones (Leidenschaften). Cuando el hom- bre es impulsado por las pasiones, su entendimien- to solo puede contribuir muy poco a guiar el com- portamiento, ya que la persona se encuentra como encantada (bezaubert) y, aunque ve muy bien los in- convenientes de su pasión, no puede actuar en con- trario. Así el tonto sacrifica lo que tiene valor a lo que no tiene valor, "por ejemplo la felicidad domés- ticaal brillo fuera de la casa". 'Tonto" no es propia- mente un concepto ofensivo, incluso alguien lo puede decir de sí mismo; la estulticia no es falta de inteligencia, sino de sabiduría; el tonto puede ser también una persona de muy buen corazón (de he- cho debe tenerlo, dice Kant, porque el concepto "tonto" es un calificativo suavizado) e incluso un excelente consejero para los demás, aunque sus consejos no sirven para él mismo. Tiene la razón como encadenada por una inclinación natural que puede ser buena en sí misma, pero él no puede ver las dañinas consecuencias de su estar sujeto a esa inclinación'". En especial las pasiones del enamora- miento (verliebte Leidenschaft) y la codicia de ho- nores (Ehrsucht) han hecho tontos a muchos seres humanos. La estulticia es falta de sabiduría y a juz- gar por lo raro que es encontrar un sabio, todos de- bemostener algo de tontos. El sabio, dice Kant, ha- bráque buscarlo, por ejemplo en la luna, donde tal vezno haya pasión y sí infinita razón". Uno de los trastornos mentales más lamenta- bleses el que padece el necio (Narr). En el caso del tonto, la pasión que encadena su razón puede ser buenaen sí misma; el necio, en cambio, tiene la ra- zón trastomada por una pasión aborrecible, y sus disparates llegan al extremo de ver como fines na- turalesaquello que es precisamente lo contrario. El tonto sí entiende la verdadera finalidad de su pa- sión; el necio en cambio es atontado por la pasión de tal manera que cree estar en posesión de lo que 109 apetece, cuando en realidad es despojado de ello. Nerón, señala Kant, que se expone a la burla públi- ca leyendo versos miserables para ganar el premio de poesía, es un necio. Al tonto le falta, como vi- mos, sabiduría; al necio le falta inteligencia. Un tonto podría llegar a ser sensato (gescheut), pero es imposible hacer juicioso (ldug) a un necio. La ra- zón de ello es que en el tonto domina una inclina- ción natural, mientras que al necio lo domina un absurdo (albem) fantasma que lo trastorna. Esta enfermedad de la necedad puede ser provocada, di- ce Kant, ya sea por la arrogancia (Hochmuth) o por la avaricia (Geiz). El arrogante pretende sobresalir rebajando a los demás, lo cual no hace sino provo- car la rechifla de los otros, rechifla con la que el presumido arrogante se siente, sin embargo, honra- do. El avaro, por su parte, cree tener demasiadas necesidades y no poder prescindir de nada de lo que tiene, actitud que más bien lo lleva a prescin- dir de todos sus bienes porque, por su mezquindad, los confisca y los pone bajo llave. "Necio", a dife- rencia de "tonto", sí es un concepto ofensivo ". Grados intermedios de enfermedades mentales, que son objeto de compasión A diferencia de los anteriores trastornos, que son motivo de la burla o el desprecio de los de- más, los hay también que son motivo de compa- sión y para cuya atención la sociedad establece instituciones especializadas. Sus grados extre- mos son, como se expuso arriba, la idiotez o cre- tinismo por un lado y la locuraJrenética por otro. En el primer caso se trata, como vimos, de una debilidad o impotencia de la mente, más que de un trastorno. La locuraJrenética sí es un trastor- no, y por cierto el máximo. Los grados menores de trastornos los subdivide Kant en tres grupos.F Trastorno de los conceptos de la experiencia: Extravío (Verrückung) Esta dolencia se explica en buena medi- da por el sentido literal del concepto, ya que
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