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do de la representación del cuerpo femenino y han explorado la
subjetividad en relación con una política del cuerpo. Muchas de
estas artistas trabajan con su propio cuerpo en vez de emplear
modelos, pero también hay maneras en las que las premisas éti-
cas de la clase del natural pueden utilizarse para explorar diferen-
tes y progresivos conjuntos de temas, Ya las profesoras feministas
(normalmente profesoras a tiempo parcial en el sistema de las
escuelas de arte) han cstado trabajando para introducir preocupa-
ciones feministas en la situación de la clase del natural e. Se
celebran sesiones teóricas a la vez que las clases prácticas, de
modo que, en cada estadio, los estudiantes son conscientes de los
significados de las imágenes que producen. En vez de ignorar la
cuestión del poder, las relaciones entre profesora, estudiante y
modelo y cl poder de la imagen se encaran constantemente. Ins-
trumentos teóricos básicos tales como la semiótica, introducida
en la clase del natural, muestran cómo las imágenes son codifica-
das, cómo el cuerpo es generizado y sexualizado por medio de
poses particulares, gestos y situaciones. El desnudo femenino es
una tradición cultural muy poderosa, y la clase del natural
desempeña un papel central en su formación; los estudiantes
conscientes de esta tradición y los valores que propaga tienen la
posibilidad de trabajar con imágenes de una manera informada y
crítica, de modo que hay un lugar para la enseñanza de la clase
del natural y la política sexual, pero hay limitaciones en lo que
respecta a lo cfectivas que puedan ser estas ostrategias. En un
momento en que los presupuestos de las escuelas de arte han sido
salvajemente recortados y los contratos de muchas de las profe-
soras a tiempo parcial rescindidos, será más difícil desarrollar
estas ideas dentro del sistema. Y no olvidemos nunca que esta-
mos tratando con un mito cultural muy penetrante. Si, como he
afirmado, la situación de la clase del natural ha sido empleada
para propagar una definición particular de la masculinidad viril,
” Agradezco muy vivamente a Roxane Permar sus discusiones acerca de sus
cursos sobre «El desnudo y la política sexual», impartidos en St Martins School
of Art cn 1985-1987. Algunas de estas cuestiones rolativas al feminismo, la clase
del matural y la relación artista/modelo son exploradas por Angela Clarke.
Frangoise Dupre, Julia Gash y Roxanc Permar en una exposición titulada
«Watching You Watching Me», que tuvo lugar en The Small Mansion Arts
Centre, Londres 5 de noviembre/4 de diciembre de 1988.
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hay mucho en juego. Costará mucho trabajo borrar los rastros de
esta mitología en todos los niveles de la producción cultural,
4. LA CRÍTICA DE ARTE Y LA METÁFORA SEXUAL.
En la formación discursiva del desnudo femenino, la er fea
de arte funciona como un lugar importante para la producción de
significados y valores. En su mayor parte ha funelonado para
legitimizar visiones patriarcales de la feminidad, megas a A
maba estar completamente al margen de las preocupaciones polí-
ticas cotidianas de la sociedad. En El mundo, el texto y la crítica,
Edward Said ataca a la crítica literaria dentro de la cultura domi-
nante por preocuparse sólo de su área discrcta particular de oa
cialización profesional y por haberse separado de sus liga ura
explícitas con la política y la sociedad. La crítica literaria aus
diferentes formas — historia académica, periodismo, apreciación,
teoría—, según Said, ha tendido a apoyar a la autoridad a
la sociedad, haciendo las conexiones entre las esfera $ de la po mn
ca, cultura y sociedad invisibles, si ya no imposibles, Al apelar al
final de estas actividades críticas profesionalizadas, propone E
cambio una «política de la interpretación», formulada a e e
las respuestas a las siguientes preguntas: «Quién oseriber a ara
quién se realiza la escritura? ¿En qué circunstancias?» *. | se Ss
un punto de partida útil para un nuevo examen de la función de. a
crítica de arte: sólo que, a las preguntas de Said, yo añadiría:
«¿Qué tipo de escritura es? ¿Cómo se usa el lenguaje y con qué
incs?
ess textos de los manuales de clase del natural, comenta.
dos en la sección anterior, se veía que el sexo y la sexudlicad
podrían no ser permitidos a la hora de dominar la represortución
del cuerpo femenino: el sexo debe ser implicito más que explicta
to para guardar la pareja arteícontemplación intacta een
la convencional polaridad del arte y la pornografía. Así también,
o encies, and Community»
Y Fward Wi Said, «Opponents, Audiences. Constituencies, and Communis
en W 1. Y Mitchell (od, Zhe Pics o/Inerprearon, University of Chicago
Press. Chicago'Londres, 1983, p. 7. También ho citado /he World, the Text and the
Criric, Harvard University Press, Cambridge. Mass., 1983, especialmente la scc-
ción «Secular Criticism»
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dentro de la crítica ici j
dea ade adicional el lenguaje de los connois-
gusto y valor. La manera en que se emploa el1 e
Eo lO $ el lenguaje en la S-
exipelones del desnudo femenino Nos permite jar El pa] Bs de
e e en la crítica de arte reciente AS
deportes es: las pinturas al óleo han sido saborea-
a o oriadoreS del arte y la práctica de apli-
oe » sido cargada de connotaciones sexuales. La
a to as formas se hacen voluptuosas, el color es
ls de pl ara misma es lujuriosamente fisica *. Esta repre-
tentación O oducción artística sostiene el estereotipo domi-
ld como producto, activo, controlador, un hombre
e dades cana izada a través del pincel; que encuentra
ón y sas Eon mediante el acto de pintar. Acaso la más
Romo Lo que ción e la metáfora del pene como pincel viene de
ad nenos conocido, aunque igualmente significati-
la nera en que la afimación de Renoir es contextualizada
or su hijo;
a la pena recordarlo eu su totalidad, Cuando se le
a 1Ó paid con las manos deterioradas por la artritis,
plicó: «Con la polla», una observación que su hijo y bió-
y ori
A a de esos raros testimonios,
esados en la historia del ilagro
Mee la del mundo, del milagro de la trans-
ción e matoria en espíritu» *. Es ésta a riac $0 ie
tesi made da Icotomía materia/forma; en este caso es la sexcald
AS co ars que el cuerpo femenino, lo que se transmuta es
a En arte. Dentro de esta estructura metafórica, cl lien-
conil a Icle vacía pero receptiva; vacio de significado — des.
E dead y se le da significado por cl artista. La
fin ndinsky de 1913 es un ej i mento
0 1 de K sl 3es emplo pe É
vivido do la feminización del lienzo-superficie.. PE
y tan rara-
' Dentro de esta misma tend
a 'sta a lencia, véanse, jes cha
pude Paine. Phaidon, Oxtord, 1979, p. 60 E Sa a e
qe al the Nude, Thames £ Hudson, Londres, 198), p 72. Mt Ce Bo
O ana E . E ze Pio ;
mo aparece citado en Hobhouse, The Bride Siripped Bare, p. 135. p.
. p. 135. Para
una discusión importante de la metáfora del pene-c mo-pinecl, véase
or penc-co L véase €
aro!
Duncan, sthetics of Pa re 977), pp.
can, «The Esthetics of Power in Modern Erotic Art», Heresies, 1 (1 7),
, a , Pp.
46-50, y sobre metáforas de la paternidad literaria, véanse Sandr: Gilbert
de la paternidad
Susan Gubar, The Madwoman in the Áttic: The Woman ma r and the Nineteenth-
Gubar, woman in the Áttic: The Woman Writer ON :
Nineteent
Century Literary ln , iversi
o Vale University Press, New Haven/L.ondres
Entonces aprendi a batallar con el lienzo, llegar a conocerlo como
un ser que resiste mi desco (sueño). y a inc
deseo. Al principio so queda ahí como una virgen casta y
luego Dega el pincel descoso que primero aquí, luego al
mente conquista con toda la energía peculiar suya, como un coloniza-
dor europeo *.
En esta combinación asombrosa de ideologías contemporáneas
seculares y colonialistas, evoca Kandinsky la práctica de pintar
como una escena de violación, una violación del cuerpo lemeni-
no/lienzo que luego compara a la subordinacion forzada de un
sujeto colonizado por el poder colonizador. Kandinsky puede
haberse dado cuenta del valor de las imágenes que es aba invo-
cando pero no puede haber sido consciente de los lazos estructu-
rales más profundos entre cl género y el estilo que está utilizando.
En Espolones: Los estilos de Nietzsche, examina Derrida el
concepto de estilo en la escrivura filosófica y erítica, y las motá-
foras que encarna el concepto. Comenzando por la referencia
soterrada al stylus, afirma Derrida que estilo normalmente es
concebido como un proyectil apuntado, afilado. Esta idea es
parte de una oposición entre lo apuntado, o puntual, y el material
hostil que rodea y que resiste o perfora:
En la cuestión del estilo hay siempre aquí el peso o examen de
algún objeto puntiagudo. En ocasiones esto objeto podría ser sólo un
punzón o una pluma. Pero podría igual de fácilmente ser un puñal o
incluso un espadin. Tales objetos pueden ser usados en un ataque vicio-
so contra aquello a lo que la filosofía apela con el nombre de materia O
mavriz, un ataque cuya arremetida no podría sino dejar su marca, sino
inseribir alguna marca o forma [...], parece. el estilo también usa su
espolón (éperon) como wm medio de protección contra la amenza terro-
sífica. cegadora, mortal [de lo] que se presenta a la vista %.
4% Como aparece citado en Max Kozloff, «The Authoritarian Personality 10
Modern Art», Ariforum (mayo de 1974), p. 46.
* Jacques Derrida, Epérons, Les Styles de Nietzsche, Flammarion, París
1978 (versión española: Espolones Los estilos de Nietasche, Pro-Textos,
Valencia. 1981). Por su caracterización de la majer como cl «otro» imposible de
conocer, informe, este ensayo ha sido con toda justificación criticado por algunas
filósofas feministas. Aunque estas Objeciones no pueden ser examinadas en nuestro
contexto, véanse Margaret Whitford, Luce Irigaray: Philosophy in the Feminine,
Routledgo, Londres/Nueva York, 1991, pp. 129-131, y Gayatri Chakrayorty Spivak,
In Other Words: Essays in Cultural “Politics. Methuen, Nueva YorkíLondres,
1987, pássim.