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PARTE UNO
2
«
Introducción a la
Psicología Social
« 'o podemos vivir sólo para nosotros» observó el novelista Herman
Mellville, «pues nuestras vidas están conectadas por miles de
hilos invisibles». Los psicólogos sociales estudian estas relaciones,
analizando científicamenle cómo pensamos, influimos y nos relacionamos
con los demás.
En los dos primeros módulos explico cómo hacemos esa exploración,
cómo jugamos al juego de la Psicología Social, El hecho es que la forma
en que los psicólogos sociales conforman y contrastan sus ideas puede
trasladarse a la vida misma, permitiéndonos razonar más inteligentemente
al analizar el pensamiento social, las influencias sociales y las relaciones
sociales cotidianas.
Si nos pudiéramos guiar por completo de la intuición y el sentido
común, no necesitaríamos tanto la investigación científica y el
pensamiento crítico, pero lo cierto es, como se muestra en el Módulo 2, que
independientemente de que estemos reflexionando sobre los resultados de
la investigación o sobre acontecimientos cotidianos, siempre sucumbimos al
poder del sesgo de la retrospectiva, también conocido como del fenómeno de
ya-lo-sabía-yo.
MÓDULO
Cómo se hace
Psicología Social
rase una vez un hombre cuya segunda mujer era engreída y egoísta.
Esta mujer tenía dos hijas, que también eran engreídas y egoístas. Sin
embargo, el hombre tenía, por su parte, una hija que era dulce y amable.
Esta dulce y amable hija, a quien todos conocemos como Cenicienta, aprendió
muy pronto que tenía que hacer lo que se la mandara, aceptar los insultos y
evitar eclipsar a sus engreídas hermanastras.
Y entonces, gracias a su hada madrina, Cenicienta pudo escapar de su si-
tuación y acudir a un gran baile, donde atrajo a un atractivo príncipe. Cuando
el enamorado príncipe encontró más tarde a la casera Cenicienta en su degra-
dante casa, no la pudo reconocer de inmediato.
¿Poco verosímil? El cuento popular exige que aceptemos el podex de la si-
tuación. En una situación, al desempeñar un papel en presencia de su opresora
madrastra, la mansa y poco atractiva Cenicienta era una persona distinta de la
encantadora y bella Cenicienta que conoció el príncipe. En casa estaba acobar-
dada. En el baile, Cenicienta se sentía más guapa y andaba, hablaba y sonreía
como si lo fuera.
El filósofo y novelista francés Jean Paul Sartre (1946) no hubiera tenido
ningún problema en aceptar la premisa de Cenicienta. Consideraba que los
humanos somos «ante todo, seres en una situación». «No podemos diferen-
ciarnos de nuestras situaciones, puesto que nos conforman y deciden nuestras
posibilidades» (páginas 59-60, parafraseando). La Psicología Social es la ciencia
que estudia la influencia de nuestras situaciones, con una atención especial a
cómo vemos y afectamos a los demás, «Nuestras vidas están conectadas por
miles de hilos invisibles» afirmó el novelista Herman Melville, La Psicología
Parte LNO Introducción a la Psicología Social
Edad ai faliece*
66 - Ñ
IA ombres
65 —=
Mujeres
64 - -
63 _— -
62 — - - - S
61 - E
60 E - E
59 |-— Y | El E Ie
58
Baja Media Alta
Altura de as lápidas mortuorias de las tumbas
VIGURA 14
Correlación entre estatus y longevidad. Las lápidas mortuorias más altas
conmemoraban a individuos que también tendían a vivir más años.
Correlación frente a causalidad
La cuestión relativa al estatus y la longevidad ilustra cl error de reflexión más
irresistible que comete tanto el psicólogo social profesional como el aficionado:
cuando dos factores como el estatus y la salud van de la mano, resulta terrible-
mente tentador concluir que el uno es la causa del otro. El estatus, podríamos
suponer, protege de alguna manera a un individuo de los riesgos para la salud.
¿O tal vez sea al revés? Ta] vez la salud promueve el vigor y el éxito. Tal vez los
individuos que tienen una vida más larga acumulan más riqueza (lo que les
permite financiar unas lápidas mortuorías más caras). Las correlaciones indi-
can una relación. La investigación sobre las correlaciones nos permite predecir,
pero no mos dice si el cambio de una variable (como el estatus social) cansará
cambios en otra (como la salud).
La confusión entre correlación y causalidad cstá detrás de muchos pensa-
mientos confusos de la psicología popular. Analice otra correlación muy real:
la que existe entre la autocstima y los éxilos académicos. Los niños que tienen
una elevada autoestima también tienden a tener un mayor éxito académico
(como con cualquier otra correlación, también podemos afirmar esto del revé
los que tienen un gran éxito tienden a tener una gran autoestima). ¿Por qué cree
que es así (Figura 1-2)?
Cómo se hace Psicología Social 9
Correlación
Xx Y
estatus soci! O Salud
UN y Éxito
Autoestima En”; anio
Posibles explicaciones
: E + x QUIE +
(1) 2) a
VIGURA 1-2
Correlación y causalidades. Cuando dos variables están correlacionadas,
es posible cualquier combinación de las Lres explicaciones
Algunos individuos creen que «un autoconcepto saludable» contribuye al
éxito. Así, si se promueve la autoimagen de un niño, es posible que también se
promueva su éxito escolar. Al creer que es así, 30 estados de Estados Unidos
han aprobado más de 170 estatutos que promueven la autoestima.
Pero otras personas, incluyendo a los psicólogos William Damon (1995),
Robyn Dawes (1994), Mark Leary (1998), Martin Seligman (1994) y Roy Bau-
meister y colaboradores (2003), dudan de que la autoestima sea realmente la
«armadura que protege a los niños» del fracaso escolar (o del consumo de
drogas y la delincuencia). Tal vez sea al revés: tal vez los problemas y fracasos
provoquen una baja autoestima, Tal vez la autoestima refleje con frecuencia
la realidad de cómo nos van las cosas. Tal vez, la autoestima crece cuando se
logran éxitos difíciles de alcanzar. Si le salen las cosas se sentirá bien sobre
usted mismo; si se abandona y fracasa se sentirá como un idiota. Un estudio
de 635 niños noruegos en edad escolar sugiere que una fila de estrellas do-
tadas pegadas al lado del nombre de un niño en una gráfico que muestra los
aciertos en ortografía, y las alabanzas de una profesora que lo admira, pueden
aumentar la autocstima de un niño (Skaalvik y Jlagtvet, 1990). También es
posible que la autoestima y el éxito estén correlacionados porque ambos están
vinculados a un estatus social familiar y una inteligencia subyacentes.
Esta posibilidad fue planteada en dos estudios: una muestra de ámbito na-
cional de 1.600 jóvenes americanos varones, y otra de 713 jóvenes de Minnesota
(Bachman y O'Malley, 1977; Maruyama et al, 1981). Cuando los investigadores
eliminaron estadísticamente el efecto de la inteligencia y el estatus familiar,
desapareció la correlación entre la autoestima y el éxito escolar.
Parte UNO Introducción a la Psicología Social
Las técnicas de correlación avanzada pueden sugerir relaciones de causa-
efecto, extrayendo estadísticamente la influencia de las variables confundidas
(exógenas, pero relacionadas). Así pues, los investigadores que se acaba de
mencionar vieron cómo desaparecía la correlación entre la autoestima y el éxito
académico tras eliminar el efecto de inteligencia y el estatus familiar (entre las
personas con una inteligencia y un estatus familiar análogos, la relación entre la
autoestima y el éxito académico era mínima). El equipo de investigación escocés
se preguntó si la relación entre el estatus y la longevidad sobreviviría si se supri-
miera el efecto del consumo de los cigarrillos, que en la actualidad es mucho me-
nos frecuente entre los que tienen un mayor estatus. Lo hizo, lo que sugiere que
algunos otros factores, como un mayor estrés y umos menores sentimientos de
control, también tienen que dar cuenta de la mayor mortalidad de los pobres.
Así pues, la gran ventaja de las investigaciones sobre la correlación es que
tienden a producirse en entornos del mundo real donde podemos analizar
factores como la raza, el género, y el estatus social que no podemos manipular
en el laboratorio. Su principal desventaja se debe a la ambigúedad de los resul-
tados. Esta cuestión es tan importante que, incluso si no impresiona a la gente
las 25 primeras veces que lo oye, merece la pena decirlo una vigésimosexta vez:
el conocimiento de que dos variables cambian al mismo tiempo nos permite
predecir una cuando conocemos la otra; pero la correlación no especifica cuál es la
causa y cuál es el efecto,
[NVESTIGACIÓN EXPERIMENTAL: EN BUSCA
DE LA CAUSA Y EL EFECTO
La casi imposibilidad de diferenciar la causa del efecto entre eventos corrcla-
cionados de forma natural lleva a la mayoría de los psicólogos sociales a crear
simulaciones de laboratorio de los procesos cotidianos siempre que es posible y
ético. Estas simulaciones son aproximadamente análogas a los túneles de viento
de la aeronáutica. Los ingenieros aeronáuticos no empiezan observando cómo
se comportan los objetos voladores en diversos entornos naturales. Las varia-
ciones, tanto de las condiciones atmosféricas como de los objetos voladores, son
tan complejas que es muy probable que resultara muy difícil organizar y utilizar
esos datos para discñar una aeronave mejor. Por el contrario, construyen una
realidad simulada que está bajo su control. Pueden manipular las condiciones de
viento y observar el efecto exacto de determinadas condiciones de viento sobre
determinadas estructuras de las alas.
Control: manipulación de las variables
Al igual que los ingenieros aeronáuticos, los psicólogos sociales experimentan
construyendo situaciones sociales que simulan características importantes de
nuestra vida cotidiana. Al variar sólo uno o dos factores al mismo tiempo (la-
mados variables independientes) cl experimentador puede señalar cómo nos
afectan los cambios de estas cosas. De la misma manera que el túnel de viento
módulo 1 Cómo se hace Psicología Social 1
ayuda al ingeniero aeronáutico a descubrir los principios de la aerodinámica,
los experimentos permiten a los psicólogos sociales descubrir los principios
del pensamiento social, la influencia social y las relaciones sociales. El objetivo
último de las simulaciones en un túnel de viento es comprender y predecir
las características de vuelo de aeronaves complejas. Los psicólogos sociales
experimentan para comprender y predecir las complejas conductas humanas.
Pretenden comprender por qué varía la conducta en función de los individuos,
las situaciones y cl momento del tiempo.
Históricamente, los psicólogos sociales han utilizado el método experimen-
tal en aproximadamente las tres cuartas partes de sus estudios de investiga-
ción (Higbee el al., 1982), y en dos de cada tres estudios el entorno ha sido una
investigación de laboratorio (Adair ef al., 1985). Para ilustrar un experimento
de laboratorio, analice un experimento que tipifica una posible explicación de
causa y efecto de las conclusiones sobre las correlaciones: la correlación entre
ver la televisión y la conducta de los niños, Los niños que ven muchos pro-
gramas de televisión violentos tienden a ser más agresivos que aquéllos que
ven pocos, Esto sugiere que los niños podrían aprender de lo que ven en la
pantalla, La Figura 1-2 nos recuerda que hay otras dos interpretaciones sobre
la causa-efecto que no implican que la televisión sea la causa de la agresividad
de los niños (¿cuáles son?).
Los psicólogos sociales han llevado, pues, la televisión al laboratorio, donde
pueden controlar la cantidad de violencia que ven los niños. Al exponer a los
niños a programas violentos y no violentos, los investigadores pueden observar
cómo afecta la cantidad de violencia a la conducta. Chris Boyatzis y sus colabo-
radores (1995) enseñaron a unos niños de escuela primaria, pero no a otros, un
episodio de un violento programa de televisión para niños muy popular, de la
década de 1990, «Power Rangers». Inmediatamente después de ver el episodio,
los televidentes cometieron siete veces más actos agresivos por intervalo de dos
minutos que los no televidentes. A los actos agresivos observados los denomi-
namos la variable dependiente, Estos experimentos indican que la televisión
puede ser una causa de la conducta agresiva en los niños.
Hasta ahora hemos visto que la lógica de la experimentación es sencilla:
al crear y controlar una realidad en miniatura, podemos variar un factor y
después otro y descubrir cómo afectan estos factores, por separado o en com-
binación, a los individuos. Vayamos ahora un poco más lejos y veamos cómo
se hace el experimento.
Todo cxperimento psicosocial tiene dos ingredientos esenciales, Acabamos
de analizar uno: el control. Manipulamos una o dos variables independientes
al tiempo que mantenemos todo lo demás constante. El otro ingrediente es la
asignación aleatoria,
Asignación aleatoria: el gran ecualizador
Recuerde que nos mostramos reacios, a partir de una correlación, a suponer
que la visión de la violencia cansa agresividad. Un investigador de encuestas
puede medir y cxtraer estadísticamente otros factores posiblemente pertinen-
tes y ver si las correlaciones se mantienen. Pero nunca se pueden controlar
Parte UNO Introducción a la Psicología Social
Condición Tratamiento Medida
ú Experimental Televisión! Agresividad
violentá
Gente
Control Televisión Agresividad
> no violenta
FIGURA 1-3
Asignación aleatoria. Los experimentos asignan de forma aleatoria a los individuos a
una de las dos condiciones, la que recibe el tratamiento experimental o a la condición
de control que no lo recibe, Esto proporciona al investigador confianza en que
cualquier diferencia posterior estará causada de alguna forma por el tratamiento.
todos los factores que podrían diferenciar a los televidentes de violencia de los
que no ven violencia. Tal vez, los que ven violencia tienen también diferencias
en cuanto a educación, cultura, inteligencia o en docenas de otros aspectos que
cl investigador no ha tenido en cuenta.
De una sola vez, la asignación aleatoria climina todos estos factoros cxó-
genos. Con la asignación aleatoria, cada individuo tiene la misma posibilidad
de ver violencia o no verla. Así pues, los individuos pertenecientes a ambos
grupos serían, en todas las formas concebibles (estatus familiar, inteligencia,
nivel de educación, agresividad inicial) más o menos iguales. Por ejemplo, es
probable que haya individuos muy inteligentes en ambos grupos. Puesto que
la asignación aleatoria crea grupos equivalentes, cualquier diferencia que se
observe posteriormente en cuanto a la agresividad entre los dos grupos tendrá
que ver con la única cosa que los hace diferentes: el que hayan visto violencia
ono (Figura 1-3).
La ética de la experimentación
Nuestro ejemplo de la televisión ilustra por qué hay cuestiones éticas implícitas
en algunos experimentos concebibles. Los psicólogos sociales no expondrían a
un grupo de niños a una violencia brutal durante un largo periodo de tiempo.
Más bien, alteran brevemente la experiencia social de los individuos y apuntan
los efectos. A vecos, el tratamiento experimental es una experiencia inocua, tal
vez incluso agradable, a la que los individuos dan su consentimiento conscien-
te. Ein otras ocasiones, los investigadores se encuentran trabajando en una zona
gris entro lo inofensivo y lo arriesgado,
módulo 1 Cómo se hace Psicología Social 13
Los psicólogos sociales se suelen aventurar en una zona ótica grisácea cuan-
do diseñan experimentos que involucran intensas emociones y pensamientos.
Los experimentos no tienen por qué tener lo que Elliot Aronson, Marilynn
Brewer y Merrill Carlsmith (1985) denominan realismo mundano. Es decir, la
conducta en un laboratorio (por ejemplo, proporcionar descargas eléctricas como
parte de un experimento sobre la agresión) no tiene que ser literalmente igual
que la conducta cotidiana. Para muchos investigadores, este tipo de realismo
es, en efecto, mundano: no es importante. Pero el experimento debería tener un
realismo experimental: tiene que resultar apasionante e involucrar a los partici-
pantes. Los experimentadores no quieren que sus sujetos estén desempeñando
un papel conscientemente o haciendo una pantomima; quieren desencadenar
auténticos procesos psicológicos. El obligar a clegir a la gente si va a dar una
descarga eléctrica suave o intensa a otra persona puede, por ejemplo, ser una
medida realista de la agresividad. Simula funcionalmente una agresión real.
La consecución del realismo experimental requiero, a veces, engañar a la
gente dándole una versión creíble. Si el individuo de la otra habitación no re-
cibe realmente la descarga, el experimentador no quiere que los participantes
lo sepan. Destruiría el realismo experimental. Así pues, aproximadamente la
tercera parte de los estudios de la Psicología Social (aunque en un número de-
creciente) han utilizado el engaño en su búsqueda de la verdad (Korn y Nicks,
1993; Vitclli, 1988).
Los investigadores suelen andar por la cuerda floja al diseñar experimentos
que involucren a los participantes y sean, a la vez, éticos. Creer que se está ha-
ciendo daño a alguien, o estar sometido a una fuerte presión social para ver si
eso cambia su opinión o conducta, puede resultar momentáneamente incómodo.
Estos experimentos plantean la vieja progunta de si el fin justifica los medios.
Los engaños que utilizan los psicólogos sociales suelen ser breves y leves com-
parados con otros muchos de la vida real, o incluso con algunos de los realify
shows y programas de «cámara oculta» de la televisión. No obstante, ¿justifican
las intuiciones obtenidas el engañar y, a veces, estrosar a las personas?
Los comités de ética de las universidades están revisando ahora la in-
vestigación de la Psicología Social para asegurarse de que se trata a la gente
humanamente. Los principios éticos desarrollados por la American Psycholo-
gical Association (2002), la Canadian Psychological Association (2000) y la Brifish
Psychological Society (2000) urgen a los investigadores a:
* Comunicar a los potenciales participantes suficientes aspectos del
experimento como para permitirles dar un consentimiento informado.
Ser fidedignos. Sólo hay que utilizar el engaño si es esencial y cstá
justificado por un propósito significativo y no «por cuestiones que
influirán en su disponibilidad a aceptar».
Proteger a los individuos de daños y molestias significativas.
Tratar la información sobre cada participante de forma confidencial.
Explicar totalmente el experimento cuando ha terminado, incluyendo
cualquier engaño, La única excepción a esta regla es cuando esta
información pudiera provocar malestar, por ejemplo, haciendo que la
gente se dé cuenta de que se ha comportado de forma estúpida o cruel,
18 Parte UNO Introducción a la Psicología Social módulo 2 ¿Lo supo tado el tiempo? 19
Se puede demostrar el fenómeno. Ofrezca a la mitad de un grupo una con-
2. Los soldados sudistas soportaron mejor el calor de las Islas de los Ñ : : É A
clusión psicológica y, a la otra mitad, la contraria. Por ejemplo, diga a una mitad
Mares del Sur que los soldados norteños (los del Sur estaban más
acostumbrados al calor). lo siguiente:
3. Los soldados rasos blancos deseaban más una promoción que los de color
(los años de opresión pasan factura en cuanto a la motivación de logro).
4. Los hombres de color del Sur preferían a oficiales blancos del Sur
que del Norte (porque los oficiales del Sur tenían más experiencia y
habilidades para tratar a hombres de color).
Sin embargo, un problema del sentido común es que recurrimos a él cuando
ya conocemos los hechos. Los acontecimientos son mucho más «evidentes» y
predecibles cuando los conocemos a posteriori que antes de que se produzcan,
Los experimentos revelan que cuando la gente conoce el resultado de un ex-
perimento, ese resultado parece, repentinamente, poco sorprendente, sin duda
menos sorprendente que lo que le resulta a la gente a la que se le dice únicamen-
te en qué consiste el experimento y cuáles son los posibles resultados (Slovik
y Fischhoff, 1977). Cuando hay disponible un conocimiento nuevo, nuestro
eficiente sistema de la memoria se libra de lo que había dado por supuesto
erróneamente (Tloffrage et al., 2000).
Tal vez haya experimentado este fenómeno cuando leyó cl resumen de
las conclusiones de Lazarsfeld, puesto que el autor terminaba diciendo: «Cada
una de estas afirmaciones es justo lo contrario de lo que realmente se descubrió». En
realidad, el libro afirmaba que los soldados con peor educación se adaptaban
peor. Los del Sur no tenían más probabilidades que los norteños de ajustarse
a un clima tropical. Los hombres de color buscaban más la promoción que los
blancos, y así sucesivamente. «Si hubiéramos mencionado los resultados reales
de la investigación primero [como le ocurrió a Schlesinger), el lector también
habría considerado que eran “evidentes”».
De la misma manera, en nuestra vida cotidiana a menudo no esperamos
que ocurra algo hasta que ocurre, Y, entonces, de repente, vemos claro cuáles
han sido las fuerzas que han provocado el acontecimiento y no nos sentimos
sorprendidos. Tras cambios electorales o de la Bolsa, la mayoría de los comenta-
ristas no se sienten sorprendidos por el giro de los acontecimientos: «El mercado
necesitaba una corrección».
Tras la invasión de Irak en 2003, el resultado (que la victoria de las fuerzas
de la coalición se produjera rápidamente, pero no la democracia y el civismo)
parecía evidente. Algunos afirmaron que, dada la ventaja de Estados Unidos
con un gasto anual militar de 330.000 millones de dólares frente a los 1.600
millones de Trak, cualquiera podría haber previsto lo que ocurrió, pero que
el ejército estadounidense tenía que haber previsto una mayor necesidad de
proteger los museos, bibliotecas y colegios de Bagdad ante los saqueadores. En
palabras del filósofo-teólogo danés Seren Kierkegaard: «La vida se vive hacia
adelanto, pero se comprende hacia atrás».
Si este sesgo de la retrospectiva (también conocido como el fenómeno de
ya-lo-sabía-yo0) es omnipresente, puede que ahora esté pensando que ya lo sabía.
En efecto, casi cualquier resultado concebible de un experimento psicológico
puede parecer de sentido común, cuando ya conoce el resultado, :
Los psicólogos sociales han concluido que, cuando se elige a los amigos o se
enamora uno, casi todos nos sentimos atraídos hacia aquellas personas que tienen
rasgos opuestos a los nuestros, Parece haber una cierta sabiduría en el refrán
popular de «los contrarios se atracr».
Diga a la otra mitad:
Los psicólogos sociales han concluido que, cuando se elige a los amigos o se
enamora uno, casi todos nos sentimos atraídos hacia aquellas personas que tienen
rasgos similares a los nuestros. Parece haber una cierta sabiduría en el refrán
popular de «Dios los cría y ellos se juntan»
Pida a la gente primero que explique cl resultado, Después, pida que le digan si
le resultó «sorprendente» o «no sorprendente». Todo el mundo afirmará que cual-
quiera que sea el resultado que se les ha comunicado, «no resultó sorprendente».
En efecto, podemos tirar del refranero para hacer que casi cualquier resul
tado parezca tener sentido, Si un psicólogo social informa de que la separación
intensifica la atracción romántica, el ciudadano de a pie contestará: «¿Y le pagan
por esto? Todo el mundo sabe que “siempre son los amantes más felices en la
distancia'» Si resulta que la separación debilita la atracción, la ciudadanía le
contestará: «Ya se lo podría haber dicho mi abuela: “ojos que no ven, corazón
que no siente”.
Karl Teigen (1986) tuvo que habérselo pasado muy bien cuando pidió a los
alumnos de la Universidad de Leicester (Inglaterra) que evaluaran proverbios
reales y sus contrarios. Cuando se ofreció el proverbio «el miedo es más fuerte
que el amor», la mayoría lo consideró cierto. Pero también ocurrió entre los
estudiantes a los que se afirmó «el amor es más fuerte que cl miedo». De la
misma manera, el proverbio «no puede el cojo ayudar al tullido» fue consi-
derado cierto; tanto como lo fue «el que ha caído puede ayudar al que está
debajo». Mis favoritos, sin embargo, son dos proverbios que fueron muy bien
evaluados: «Los hombres sabios inventan proverbios, y los tontos los repiten»
(auténtico) y su contraparte, inventada: «Los tontos inventan proverbios y los
sabios los repiten».
El sesgo de la retrospectiva crea un problema para muchos estudiantes de
psicología. A veces, los resultados son realmente sorprendentes (por ejemplo, los
medallistas olímpicos que reciben el bronce disfrutan más de su logro que los que
han ganado la medalla de plata). Con más frecuencia, cuando lee los resultados
de los experimentos en los manuales, el material parece fácil, incluso evidente.
Pero después, cuando se somete a un examen tipo test en el que tiene que elegir
entre varias conclusiones posibles, la tarea resulta sorpreudentemente difícil.
«No sé lo que me ha pasado» se lamenta el aturdido alumno, «Creí que me lo
sabía todo»,
El fenómeno de ya-lo-sabía-yo puede tener consecuencias perniciosas. Pro-
voca arrogancia: una sobrecstimación de nuestra propia capacidad intelectual,
20 Parte UNO Introducción a la Psicología Social
Además, puesto que parece que Jos resultados eran previsibles, culpar a los
responsables de lo que en retrospectiva fueron malas elecciones «obvias» es
más probable que alabarlos por haber tomado la decisión correcta, que tam-
bién parecía «obvia», Empezando después de la mañana del 11 de septiembre
y yendo hacia atrás, los indicios que apuntaban al inminente desastre parecen
obvios. El informe de la investigación realizada por el Senado estadounidense
ofrece una lista de pistas malinterpretadas o no identificadas (Gladwell, 2003).
La CIA sabía que había miembros de Al Qaeda que habían entrado en el país.
Un agente del FBI envió un memorando a la sede que empezaba advirtiendo
«al FBI y a Nueva York sobre la posibilidad de un esfuerzo coordinado por
Osama bin Taden para enviar a estudiantes a Estados Unidos para asistir a uni.
versidades y escuelas de aviación civil». El FBI ignoró esta precisa advertencia
y no la relacionó con otros informes que afirmaban que los terroristas estaban
planificando el uso de aviones como armas. «¡Los muy idiotas!», afirman los
críticos con retrospectiva. «¡No tenían más que juntar la línea de puntos!».
Pero, lo que parece claro en retrospectiva, pocas veces está claro antes de
que se produzca la historia. La comunidad inteligente está abrumada por el
«ruido»: montones de información inútil rodeando las pizcas de información
útil. Por tanto, los analistas tienen que seleccionar a la hora de decidir qué
información van a tener en cuenta, En los seis años anteriores al 11 de sep-
tiembre, la unidad antiterrorista del FBI tenía 68.000 pistas sin investigar. En.
retrospectiva, las pocas que eran útiles resultan, ahora, evidentes.
De la misma manera, a veces nos culpamos a nosotros mismos de un «error
estúpido», tal vez por no haber resuelto una situación o tratado a otra persona
mejor. «Tenía que haber sabido lo ocupado que iba a estar a fin de curso y
haber empezado ese trabajo antes», Pero, a veces, somos demasiado duros con
nosotros mismos. Nos olvidamos de que lo que nos resulta evidente ahora no
estaba tan claro en aquel momento.
Los médicos a los que se comunican tanto los síntomas del paciente como la
causa del fallecimiento (determinada por una autopsia) se preguntan, a veces,
cómo se pudo hacer un diagnóstico erróneo. Otros médicos, a los que sólo se
les informa de los síntomas, no consideran que sea tan fácil hacer el diagnóstico
(Dawson et al., 1988) (¿tardarían más los jurados en suponer que se produjo una
mala práctica médica si se les obligara a adoptar una perspectiva anticipada y
no retrospectiva?)
Así pues, ¿qué tenemos que concluir: que el sentido común se suele equi-
vocar? A veces, así es, El sentido común y la experienca médica aseguraron a
los médicos que el sangrado era un tratamiento eficaz para la fiebre tifoidea,
hasta que alguien a mediados del siglo XIX se tomó la molestia de hacer un
experimento: dividir a los pacientes en dos grupos, uno al que se sangró y otro
al que se aconsejó simplemente descanso en cama.
En otras ocasiones, la sabiduría popular es correcta, o se sitúa en ambos
extremos de un asunto: ¿se consigue la felicidad sabiendo la verdad, o mante-
niendo la ilusión? ¿Conviviendo con otros o viviendo en una plácida soledad?
Hay opiniones para todos los gustos; da igual lo que concluyamos, alguien lo
habrá previsto (Mark 'Iwain bromecaba afirmando que Adán ha sido la única
persona que, cuando decía algo bueno, sabía que nadie lo había dicho antes).
Pero, ¿cuál de las muchas ideas contradictorias se ajusta mejor a la realidad?
Módulo 2 ¿Lo supo todo el Liempo? 21
iblemente incorrecto, Más
La cuestión no es que el sentido común sea pre: "0 Ñ
bien, el sentido común suele acertar a toro pasado. Así pues, nos engañamos fá-
cilmente a nosotros mismos pensando que sabemos y sabíamos más de lo que
sabemos y sabíamos, Y ésta es precisamente la razón por la que necesitamos
para ayudarnos a trillar la realidad de la ¡lusión y las auténticas
ala cienci,
predicciones de una retrospectiva fácil,
ONCEPTOS A RECORDAR
sesgo de la retrospectiva. La iban a salir las cosas. También so
lendencía a exagerar, después de conoce como el fenómeno de ya-lo-
conocer un resultado, nuestra sabía Yo.
propia capacidad de prever cómo