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Orientación Universidad
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lectura obligatoria asno de oro, Apuntes de Griego Antiguo

es la lectura que hay que leerse para aprobar la asigntura junto al examen teorico

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 04/02/2020

andre_plasin-1
andre_plasin-1 🇪🇸

4

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¡Descarga lectura obligatoria asno de oro y más Apuntes en PDF de Griego Antiguo solo en Docsity! EL ASNO DE ORO, DE APULEYO Libro I: —Presentación del protagonista y presunto narrador (1). —Lucio emprende el camino de Tesalia —va allí por cuestión de negocios—, la tierra de la magia. Primeros relatos maravillosos, como introducción al mundo de la hechicería (2-20). —Llegada a Hipata: Lucio se aloja en casa de Milón (21-26). Lucio es del ático Himeto, del istmo de Efirea y el espartano Ténaro. Allí aprendió griego. De allí fue a Roma. Relato que cuenta Aristómanes, con quien se encuentra Lucio camino de Tesalia: En la ciudad de Hipata, la más grande de Tesalia, Aristómanes va a unos baños y se encuentra con su amigo Sócrates. Este cuenta cómo fue robado por unos salteadores al regresar de Macedonia, cómo conoció a la tabernera Maroe, hechicera, y los prodigios de ésta: conversión de diferentes hombres en castor, rana, borrego, condena a una mujer a un embarazo permanente. Deciden lapidar a Maroe, pero impide que la gente salga de sus casas y transporta la casa de uno a otra ciudad. Cuando duermen Aristómanes y Sócrates aparece Maroe con su amiga Pantia y clavan a Sócrates una espada en el cuello, recogiendo su sangre y quitándole el corazón. Aristómanes quiere suicidarse, pues sin duda le echarán la culpa del crimen. Se ahorca, pero la cuerda se rompe y cae encima de Sócrates, que se despierta con el ruido. Salen de camino y, cuando paran en el campo para desayunar, Sócrates se acerca a un río para beber y se le abre la herida de la garganta. Aristómanes lo entierra y marcha a vivir a Etolia, donde contrae nuevo matrimonio. Aquí termina el relato. Llegan a Hipata y se separan. Lucio se dirige a casa de Milón, "persona de mucho dinero y ricas posesiones, pero de mala fe por su extrema avaricia y su miserable tacañería". Lucio lleva a Milón una carta de Demeas —de Corinto—. Libro II: —Primera salida de Lucio por la ciudad: encuentro casual con su aya Birrena; advertencias que ésta le hace (1-5). —Lucio conquista a Fotis, la sirvienta de su huésped Milón (6-7). —Birrena invita a Lucio a cenar a su casa: historia de Telifrón; una velada fúnebre. —Grave incidente al regresar Lucio a casa de Milón: topa con tres maleantes, a los que da muerte (32). Se encuentra con Birrena, que lo lleva a su preciosa casa y le advierte sobre las peligrosas mañas y los crímenes atractivos de Pánfila, la mujer de Milón; se la tiene por hechicera de primer orden y maestra en toda clase de encantamientos sepulcrales. Hace lo mismo que hacía Maroe. Esto a Lucio le incrementa la curiosidad y atracción por la magia. Lucio habla de un adivino caldeo, llamado Diófanes, y que le dijo que sería el héroe de una gran historia, de una leyenda inverosímil, de una obra de varios libros. Lucio acude una noche a la lujosa cena que da Birrena en su casa. Relato que cuenta Telifrón: Salió de Mileto para asistir a los juegos Olímpicos y llegó a Larisa, ciudad de Tesalia. Como tenía poco dinero decide quedarse de guardián de un cadáver —para que las brujas por la noche no lo mutilaran; si le ocurría algo él debería reponerlo con sus propios miembros— por mil sestercios. La vela sale bien y a la mañana siguiente le pagan lo establecido. Él se pone a disposición de la viuda para prestarle más servicios, pero los amigos de ésta lo echan de la casa, después de darle una paliza, por agorero. Cuando llega el ataúd por las calles, un anciano, tío del joven muerto, acusa a la viuda de ser la culpable de la muerte, con un envenenamiento, y ya todos quieren matar a la mujer. Gracias a un egipcio llamado Zatclas, profeta de primer orden, consiguen sacar de la muerte por un instante al joven para que revele la verdad: dice que ha sido envenenado por su esposa; cuenta también cómo Telifrón ha sido mutilado de orejas y nariz por las brujas, que le han puesto otras de cera. Telifrón, al oír esto, se las toca y se le caen. De este modo tiene que huir. Termina el relato de Telifrón y todos se ríen. Birrena cuenta a Lucio que el día siguiente se celebra el aniversario de la fundación de la ciudad, y que es costumbre invocar al dios de la Risa con un ritual alegre y divertido. Al regresar a casa, Lucio se encuentra con tres salteadores a los que mata. Libro III: —Lucio se ve apresado por homicida; solemne juicio público en el teatro de Hipata; asiste toda la ciudad en pleno; las presuntas víctimas de Lucio son... tres odres: Hipata celebraba, a expensas de Lucio, la fiesta del dios de la Risa (1-14). —La mujer de Milón es gran hechicera: Fotis introduce a Lucio en los secretos de su arte (15- 23). —Una manipulación imprudente en el laboratorio de Pánfila convierte a Lucio en asno (24- 27). —Unos bandoleros asaltan la casa de Milón y se llevan este asno con las otras caballerías (28- 29). Fotis explica a Lucio lo de los pellejos: Pánfila había hecho conjuros con unos pelos de cabra que ella pensaba que eran del joven Beocio, del que estaba enamorada. Al echar al fuego los pelos, los pellejos empiezan a andar y a querer entrar en la casa, para unirse a su pelo. En este momento llegó Lucio de la cena y, pensando que eran ladrones, los mató. Lucio pide a Fotis que le muestre a su señora cuando ésta se entrega a una operación de magia. Un día observan a Pánfila: se desnuda, coge una caja y se unta todo el cuerpo con la pomada que contenía; empiezan a salirle alas y se convierte en búho. Lucio pide a Fotis que le convierta también en pájaro; ésta le da una cajita, se unta, pero por una confusión se convierte en burro en vez de pájaro. El remedio para recobrar la forma humana es masticar unas rosas, pero ha de esperar al día siguiente. Aunque tenía la forma de asno, conserva la sensibilidad de hombre. Va a las cuadras de la casa. Llegan unos ladrones y se llevan todas las riquezas de Milón. Para transportarlas cogen los asnos y el caballo de la cuadra. Lucio, por lo tanto, marcha con ellos. Libro IV: —Viaje de Lucio —asno— hasta llegar a la cueva de los ladrones. Descripción de la cueva (1-7). En la cueva hay una vieja que sirve a los ladrones. 1. Mezcla semillas de diferentes plantas —trigo, cebada, lentejas, habas...— y manda que las separe antes del anochecer. Aparecen unas hormigas y hacen ese trabajo; 2. Manda que le traiga un mechón de pelo de unas ovejas que se ven desde el palacio. La Caña del río indica a Psique que espere al atardecer y encontrará fácilmente pelo de las ovejas suelto por el suelo; 3. Manda que vaya a la cumbre de una montaña y coja en una jarrita agua que nace allí. Aparece el águila de Júpiter y le coge el agua; 4. Le manda ir al Orco y pedir a Proserpina una crema de belleza, pues la de Venus se ha gastado. Una torre dice a Psique que en Lacedemonia, ciudad de Acaya, hay una caverna en el promontorio del Ténaro que conduce al Infierno. Debe llevar en cada mano un pastel de harina de cebada amasado con vino y miel y dos monedas en la boca. Le da muchas recomendaciones y la última: que no abra la caja que le dé Proserpina, pues oculta un tesoro de divina hermosura. Psique hace todo lo convenido y al salir a la luz del día abre la cajita, de donde sale el Estigio y se queda como muerta. Acude Cupido, restablecido de su herida, y despierta a Psique, mandándole llevar la caja a Venus. Cupido se dirige al palacio de Júpiter y pide que apruebe su amor por Psique. Júpiter lo hace y le pide que consiga para él el amor de alguna muchacha hermosa de la tierra. Júpiter manda a Mercurio que convoque a todos los dioses para una asamblea en el Olimpo y señala una multa de diez mil sestercios para quien no acuda. Decide hacer inmortal a Psique para que el matrimonio sea conforme al derecho civil y se sirve un banquete nupcial con todos los dioses. Tienen una hija, a la que llaman Placer. Aquí acaba el relato de la vieja a la niña cautiva. Lucio decide escaparse, pues ha oído decir a los ladrones que lo van a despeñar. Logra escaparse de la vieja mientras los ladrones están ausentes y se lleva en el lomo a la niña. Van huyendo, pero se encuentran de frente con los ladrones. Al regresar a la cueva se encuentran a la vieja ahorcada y deciden matar al asno y encerrar en el cuerpo de éste a la joven. Libro VII: —Para cubrir las bajas producidas en la compañía de los bandoleros, entra un nuevo recluta de extraordinarias condiciones: se hace pasar por el famoso Hemo, el terror de todas las provincias, pero en realidad es Tlepólemo, el prometido de la cautiva, a quien logra liberar: la monta sobre el asno, la lleva a su casa y se realiza la boda (1-13). —La recién casada quiere recompensar debidamente los buenos servicios del asno. Pero el guardián, un zagal sin entrañas, le impone las más duras penalidades en lugar de la buena vida que era de esperar (14-28). Al llegar el día llega un ladrón de la banda y les comunica que no teman por el atraco realizado en casa de Milón de Hipata, pues se acusa a un tal Lucio, hospedado allí y que la noche del robo desapareció misteriosamente, y ya se le busca por todas partes. Lucio, al oír esto, reflexiona sobre lo caprichoso de la Fortuna. El ladrón que ha traído la noticia, muestra a los demás a un joven que ha encontrado y al que le gustaría unirse al grupo. Es el célebre bandolero Hemo de Tracia, que ha arrasado toda Macedonia. Hemo relata sus aventuras: su banda ataca una taberna en la playa de Accio, donde estaba pasando la noche un procurador imperial con su mujer, que se dirigían al destierro. Plotina, la mujer del procurador, consigue el perdón para su marido y que el César se encargue del exterminio de la banda, como así fue, por medio de destacamentos militares. Hemo se salva disfrazándose de mujer. Termina el relato y les entrega dos mil monedas de oro, como dote. Los ladrones, por unanimidad, le confieren el mando. Dice Hemo que es mejor vender a la joven que matarla y decide irse con diez hombres a asaltar un castillo vecino. Regresan cargados de vino y comida y se dedica a emborracharlos a todos. Hemo es realmente Tlepólemo, el prometido de la joven. Cuando están todos los ladrones dormidos, los ata y se marchan llevándose el asno. Llegan en triunfo a la ciudad y Tlepólemo, con el asno y otros ciudadanos, regresan a la cueva, recogen todas las riquezas, que ponen a disposición del Estado, y despeñan o decapitan a los dormidos ladrones. Carites, como se llama la joven, prodiga a Lucio toda clase de atenciones y decide llevarlo al campo, como semental de raza, para dar muchas mulas de cría. Pero en el campo sólo le esperan palos y trabajos: trabajo en el molino y acarrear leña. El pastor que lo guiaba muere devorado por un oso. Libro VIII: —La felicidad de la joven ex-cautiva y de su heroico liberador dura poco: un amigo celoso asesina traidoramente a Tlepólemo en una cacería (1-7). —Venganza y muerte de la viuda (8-14). —Desbandada de los servidores de Tlepólemo: huyen cargando sus enseres a lomos del asno; trágicas peripecias del viaje (15-23). —Por venta, el asno Lucio va a parar a manos de los sacerdotes de la diosa Siria; lleva vida de mendigo con esta secta de sacerdotes mendigos (24-31). Uno de los siervos de Gracia relata los trágicos sucesos que han ocurrido a la familia de sus amos. Trasilo, joven de buena familia pero entregado al vicio, se enamora de Carites y decide matar a Tlepólemo. En una cacería se enfrentan a un jabalí y Trasilo arroja una lanza al caballo de Tlepólemo; éste cae y es desgarrado por el jabalí y, finalmente, atravesado por la lanza de Trasilo. La viuda se consumía en la más profunda tristeza y amargura. Trasilo propone matrimonio a Carites, pero ésta no le hace caso y empieza a comprender el crimen cometido. Cuando está durmiendo se le aparece su marido, que pone en claro toda la escena del crimen. Carites prepara la muerte de Trasilo; por la noche le hace venir a su casa y la nodriza lo emborracha y lo duerme con una droga soporífera. Acude Carites y le quita los ojos con una aguja de pelo. Después coge la espada de su marido y acude a la tumba, cuenta a todo el pueblo el crimen y se clava la espada. Trasilo se mete también en la sepultura y se condena a morir de hambre. Termina el relato del siervo y deciden todos los campesinos escaparse, ante la muerte de sus amos. Van andando por la noche y unos labradores los confunden con bandoleros y los apedrean y les sueltan perros. Llegan a unas praderas y paran para descansar. Allí un anciano les pide que socorran a su nietecito que ha caído en un foso cubierto de zarzas. El más joven y robusto de todos los siervos acude a salvar al niño; el joven tarda en regresar y lo encuentran cuando lo está devorando un inmenso dragón. Huyen todos despavoridos de aquel lugar. Llegan a una aldea, donde descansan toda la noche. Lucio nos cuenta una historia allí ocurrida: un esclavo, casado con una esclava de la misma casa, estaba perdidamente enamorado de una mujer libre. Su mujer quemó el granero y se tiró de cabeza a un pozo llevándose detrás a un hijo. El amo untó de miel al esclavo y lo ató a un árbol donde había un hormiguero. Las hormigas lo mordisquearon hasta que acabaron con él. Llegan por fin a una rica ciudad y deciden instalarse allí. Venden las caballerías y Lucio es comprado por un sacerdote de la diosa Siria —Artagatis, hermana de Cibeles—, llamado Filebo, por diecisiete denarios —estos sacerdotes eran invertidos y afeminados y se dedicaban a la mendicidad por las calles—. Al día siguiente van los sacerdotes pintados y disfrazados, danzando y saltando con puñales y hachas, cual bacantes, llegan a casa de un rico propietario y se clavan a sí mismos los puñales en los brazos. Uno de ellos se flagela brutalmente como castigo a una profanación sacrílega. Después recogen las monedas y comida que la gente les da. Vagabundeando así saqueaban toda la comarca. En un lugar apartado, los sacerdotes propinan una paliza a Lucio. Llegan a una rica ciudad y los acoge un rico señor devoto de la diosa. El cocinero de la casa, al perder una pierna de ciervo por comérsela un perro, decide matar a Lucio y servir su pierna en la comida. Libro IX: —Lucio escapa de dos inminentes peligros de muerte: una vez iba a morir a manos de un cocinero; la segunda vez se sospechaba que tenía rabia (1-4). —Historia de un marido burlado por su mujer (5-7). —Arresto de los sacerdotes de la diosa Siria por robo (8-10). —Lucio, puesto nuevamente en venta, va a parar a un molino (11-13). —Historia de la molinera y de Filesitero: un amante muere asfixiado por vapores de azufre en el secadero que le servía de escondite (14-30). —Nueva venta de Lucio: lo compra un hortelano. Episodio de los tres hermanos que aparecen en una reyerta (31-38). —Pelea y triunfo del hortelano sobre un legionario. El asno, asomado a la ventana, se delata y delata al hortelano escondido en la misma casa (39-42). Al día siguiente sale Lucio de aquella casa con los sacerdotes y llegan a una aldea, donde se hospedan en una posada. Allí conocen una historia, y nos la cuenta Lucio: una vez llega un hombre pobre a su casa después del trabajo y se la encuentra cerrada y atrancada. Llama y su mujer esconde al amante con el que estaba en una tinaja vacía. Su marido iba a vender la tinaja por seis denarios, pero la mujer la ha vendido por siete y está el comprador —el amante — dentro de ella para examinarla. Termina la historia llevando el marido la tinaja al domicilio del galán. Los sacerdotes, para embaucar a la gente con sus profecías, elaboran una nueva idea: dan una respuesta única a todas las consultas: "Por eso trabajan la tierra los bueyes uncidos para que en el futuro surjan ricas mieses". Los sacerdotes son cogidos en el robo de un cántaro de oro y encerrados en el calabozo del lugar. un senador de gran prestigio y reconocida moralidad, a parte de su solvencia como médico, y revela la verdad del asunto: hacía unos días el esclavo le había pedido una pócima venenosa; él se la vendió, pero hizo que el dinero del pago lo metiera en una bolsa y la sellara con su anillo. Traen la bolsa y se comprueba que ambos sellos coinciden. El senador sigue diciendo que lo que vendió al esclavo era un soporífero, no un veneno, hecho con la mandrágora. Acuden todos en masa a la sepultura del niño y descubren que se estaba despertando del sueño. Se condena a la madrastra a destierro perpetuo y al esclavo a morir en cruz. El soldado amo de Lucio tiene que ir a Roma por orden de su tribuno y vende a Lucio por once denarios a dos hermanos de la vecindad: eran dos esclavos cuyo dueño era riquísimo. Uno era panadero y el otro cocinero. Descubren un día a Lucio comiendo los manjares que ellos se preparaban; todos ríen a carcajadas y el amo de la casa ofrece al asno un banquete dándole a beber vino. El señor de la casa confía a Lucio a uno de sus libertos preferidos. Este liberto enseña al asno a comportarse con modales humanos, cosa que hubiera hecho aunque no le enseñaran: a acostarse a la mesa, a hablar con gestos... Viaja con el señor, llamado Tiaso, hasta Corinto, su tierra natural y capital de la provincia de Acaya. Allí todo el mundo quiere ver al asno y una señora distinguida y de gran posición se enamora de Lucio, pasando unas noches con él. El liberto cuenta todo al amo, que decide dar un espectáculo uniendo al asno con una vil criatura, condenada a las bestias. Nos cuenta Lucio la historia de esta mujer: esta mujer se había casado con un joven. Su suegro, es decir, el padre del joven, tuvo que salir de viaje. Dijo a su mujer, que estaba encinta, que si tenía una hija la matara. Nació una niña, pero la madre no la mató, sino que la entregó a unos vecinos para que la cuidaran. Cuando ya era mayor la niña, la madre reveló a su hijo —el marido de la mujer ahora condenada— el secreto. Éste acogió a su hermana en su casa y le dio una espléndida dote para casarla con un íntimo amigo suyo. La mujer del joven empieza a tener celos de la hermana —pues no sabía del secreto— y acaba determinando matarla: roba el anillo de su marido y manda a un esclavo que comunique a la hermana que el joven la está esperando en la casa de campo y que vaya sola, y como prueba le enseña el anillo. La hermana va allí y la mujer la hace desnudarse y la acribilla a latigazos y para rematarla le clava entre las piernas un tizón al rojo vivo. El hermano se ve profundamente afectado por esta muerte y enferma con mucha fiebre. La mujer va a visitar a un médico conocido por su falta de escrúpulos y le compra un veneno por cincuenta mil sestercios para matar a su marido. Le ofrece el veneno con una medicina. Antes, la abominable mujerzuela obliga al médico a que tome también él la medicina; el médico, desconcertado, la tiene que tomar y acto seguido la toma el marido. El médico quiere marchar a su casa para tomar el antídoto, pero la mujer no le deja. Al médico le da tiempo de llegar a su casa y contar todo a su mujer y luego muere. Al poco tiempo muere también el joven, entre los lamentos de su esposa. Unos días después se presenta la viuda del médico en la casa de la mujer para cobrar el dinero prometido y la mujer le pide que le dé un poco más de veneno. Esta mujer tenía una hija a la que también decide matar para quedarse con toda la herencia. Sirve en un banquete el veneno a la niña y a la mujer del médico. La niña muere antes y la viuda del médico acude corriendo a casa del gobernador a narrar lo ocurrido. Muere antes de terminar, pero se sonsaca a las esclavas la verdad y la peligrosa víbora y sanguinaria mujer es condenada a las bestias. Aquí termina el relato de Lucio. Nos cuenta Lucio el espectáculo del teatro: 1. Jóvenes de ambos sexos danzando una pírrica griega. Desaparece el telón y se ve el decorado de la escena: el monte Ida de madera, con árboles y una fuente. 2. Un joven representaba a Paris guardando el ganado. Aparece Mercurio y le entrega una manzana de oro. Luego aparece Juno, Minerva y Diana, con sus atributos respectivos. Cástor y Pólux acompañan a Juno. Ésta promete a Paris el imperio sobre toda Asia si le da el premio de la hermosura. Minerva va acompañada con el Terror y el Pánico y promete a Paris hacerle un héroe ilustre por sus trofeos de guerra. Venus va acompañada de cupidos, las Gracias, las Horas; le promete a Paris una esposa encantadora. Paris concede a Venus la manzana de oro. Hace Lucio una digresión, condenando la parcialidad de los jueces, llamando a los magistrados borregos forenses y buitres con toga. Ejemplifica juicios injustos: Áyax y Ulises, proceso de Sócrates... Juno y Minerva se marchan muy enfadadas. Venus se queda bailando. Cae desde la montaña una lluvia de azafrán diluido en vino que perfuma todo el teatro. La montaña entonces desaparece hundiéndose en la tierra. Un soldado sale corriendo en busca de la criminal mujer. Se prepara un lujoso lecho para el acto. Lucio escapa, pues nadie lo vigilaba, y corre sin parar hasta que llega a Cencreas, bañada por el mar Egeo y el golfo de Salónica. Allí se tumba en una playa solitaria y se queda dormido. Libro XI: —Saludable descanso del asno después de su evasión. Sale la luna. Ferviente plegaria de Lucio y consiguiente aparición de Isis (1-6). —Fiesta de Isis. En la magna procesión, Lucio come las rosas que el sumo sacerdote llevaba en la mano y recobra su condición de hombre (7-13). —Agradecido, Lucio se pone al servicio de la diosa Isis y se hace iniciar en sus sagrados misterios (14-25). —Lucio sale para Roma: nuevas iniciaciones y entrada del héroe en el colegio sacerdotal de la diosa (25-30). En la playa Lucio invoca a la diosa Luna y se mete en el mar siete veces —lo establecido por Pitágoras para cualquier rito— para purificarse. Reza un "carmen sacrum" pidiendo a la diosa que le devuelva su forma humana. Lucio se vuelve a dormir y se le aparece saliendo del mar una hermosísima figura femenina, que Lucio nos describe. La diosa se presenta diciéndole que es la divinidad única a quien venera todo el mundo bajo múltiples formas, variados ritos y los más diversos nombres. Es la reina Isis, honrada por los egipcios, los etíopes... Ha llegado porque se ha compadecido de las desgracias de Lucio. El día que seguirá a esa noche es el 5 de marzo, en el que se inaugura el tráfico marítimo después del invierno. En ese día se consagra una barca a Isis, botándola en el mar. El sacerdote llevará una corona de rosas en el solemne ritual. Las debe comer y al instante volverá a su forma humana. Le dice la diosa que debe ocuparse a su servicio hasta que muera, en agradecimiento al favor recibido. Amanece un día claro y primaveral. Ve Lucio la solemne comitiva y los disfraces que lleva la gente; detrás de esta alegre gente avanza la procesión de la diosa protectora. Describe Lucio toda la procesión. Detrás de distintas personas van los seis pontífices sagrados, y detrás de éstos marchan los distintos dioses: Anubis, una vaca simbolizando a la diosa como madre universal, la cesta de los misterios de la sublime religión, la imagen de la divinidad suprema representada en una urna de oro puro de fondo esférico. Ve aparecen al final al sacerdote de las rosas y éste se las acerca a la boca. Las come y al instante se convierte en hombre. El pueblo adora a la divinidad por el prodigio realizado. El sacerdote dice a Lucio que había caído en la esclavitud de la pasión y de una desdichada curiosidad, y por eso sufrió todas las desgracias. Le dice que se consagre al servicio de su religión, pues entonces sí que sentirá todas las dulzuras de la libertad. Llegan a la orilla del mar y el sumo sacerdote purifica la nave. Se hacen las ofrendas votivas, se sueltan las amarras y la nave se aleja; todos marchan hacia el templo. Allí, un escriba lee una serie de oraciones y, terminado el ritual, todos regresan a sus casas. La Fama corre al país de Lucio y todos sus parientes y amigos, al oír la grata noticia, acuden a verlo cargados de regalos. Lucio alquila unas habitaciones en el recinto del templo y la diosa se le aparece muchas veces diciéndole que ya es hora de que se inicie en los ritos, pero él no acaba de decidirse dado las dificultades de la regla, el rigor de la castidad y continencia... Llegan a Hipata los servidores que allí había dejado y le devuelven su caballo, que había pasado por diferentes manos. Ya estaba decidido y le pedía al sacerdote la consagración y el poder iniciarse en los misterios de la sagrada noche. El sumo pontífice le hace esperar, diciendo que es la diosa la que dispone el momento para la consagración. De momento comienza Lucio a abstenerse de alimentos impuros y profanos. Un día se le aparece la diosa por la noche y le dice que ha llegado el momento, y designa a Mitra, el sumo pontífice, como celebrante. Se baña en la piscina; en el templo, el sacerdote le da unas instrucciones secretas y le manda no comer durante diez días ninguna carne ni beber vino. Transcurridos los diez días, van por la noche al templo y Lucio y el sacerdote se introducen en el tabernáculo. Ve a los dioses del infierno y del cielo cara a cara, y los adora. Lucio explica que no puede contar nada más, por tratarse de cosas sagradas y misteriosas. A la mañana siguiente sale revestido con doce túnicas sagradas y sube a una tribuna de madera. Allí es contemplado por el pueblo. Después se celebra un banquete con exquisitos manjares. Lucio decide regresar a su patria y se despide de la imagen de la diosa y de Mitra. A los pocos días de estar en su casa recibe una inspiración de la diosa que le manda ir a Roma. Llega a Roma y acude al templo de la diosa Isis, situado en el campo de Marte. Allí descubre que le falta la iluminación que confieren los misterios del gran dios, padre supremo de los dioses, Osiris, el Invencible. En sueños se le aparece un sacerdote llamado Asinio Marcelo. Al día siguiente, Lucio lo reconoce entre los demás Pastóforos —nombre que recibían los dioses de Isis—. Este sacerdote era el que tenía que proceder a la consagración de Lucio. Reúne el dinero necesario y se realiza la consagración de Lucio. Al poco tiempo, nuevas órdenes de los dioses indican una nueva consagración. Dispone todos los preparativos. Unos días más tarde se le aparece a Lucio Osiris en persona, y le anima a seguir con la carrera de abogado emprendida al llegar a Roma, y lo admite en el colegio de sus Pastóforos. Así termina el relato de Lucio. FIN
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