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Orientación Universidad
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Literatura española del siglo XVIII, Apuntes de Literatura del Siglo XVIII

Asignatura: Literatura del siglo XVIII, Profesor: Baranda Leturio, Consolacion, Carrera: Español: Lengua y Literatura, Universidad: UCM

Tipo: Apuntes

2016/2017

Subido el 15/01/2017

cesaraugusto13
cesaraugusto13 🇪🇸

3.5

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¡Descarga Literatura española del siglo XVIII y más Apuntes en PDF de Literatura del Siglo XVIII solo en Docsity! LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII Contexto histórico En el siglo XVIII se producen una serie de cambios que afectan a toda la sociedad estamental. A finales de siglo pasa a ser una sociedad de clases. La sociedad estamental es muy inmovilista, es difícil cambiar de estamento. La culpa de esto la tiene Aristóteles, que decía que el hombre era un animal político y que cada uno estaba separado por lo que tenía. Esta idea pasó a la Edad Media a través de Santo Tomás de Aquino y más filósofos, que hacen creer que esto lo prevé Dios, por lo que cuestionarlo es atentar contra él, contra el plan divino. Hay tres grupos de personas según esta filosofía: los laboratores (trabajan), los guerreros (luchan) y los oratores (piensan). Estos tres grupos sociales se diferenciaban por la función que desempeñaban. Cada estamento tiene sus propios privilegios y sus propias obligaciones. Clérigos y nobles no pagaban impuestos. Es más, el clero cobraba un impuesto, el diezmo, eran “mantenidos”. Los nobles y el clero tenían sus propios tribunales, su propia justicia. Dentro de cada orden podía haber unas diferencias económicas muy grandes (Ejemplo: el hidalgo pobre de El Lazarillo de Tormes). Es una sociedad muy movilista, lo que hacía mantener los privilegios. La nobleza establecía matrimonios entre sí, cerrando su propio grupo social. Solo en algunos casos se juntaba alguien sin título con un noble. La compra de títulos también era una forma de ascensión estamental o la obtención de un título militar que llevaba directamente a la nobleza. Al comprar el título legalmente ya no había duda de limpieza de sangre (judíos). La independencia de un estamento no tiene que ver con los logros de la persona. Los estamentos dependían de dónde nacieras. Solo se daban cambios en el clero. Sus votos ordenaban que no se podía heredar ni dejar herencia, cosa que no siempre se cumplía (Ejemplo: Alonso de Fonseca heredó el puesto de obispo de su padre). La nobleza utiliza los mayorazgos para no perder poder (herencia únicamente destinada al primer hijo). Poco a poco se comienza a creer que el poder del rey es divino, que viene otorgado por Dios, y en el siglo XVIII se pasa a la monarquía absoluta (“todo por el pueblo pero sin el pueblo”). El rey está por encima de la ley. Su poder no puede ser cuestionado. Esta sociedad estamental cambia a final de siglo. Es entonces cuando los méritos del individuo son lo que determinan a qué clase social se pertenece. Está determinada por el poder público y el dinero. Los ilustrados pertenecían casi todos a la nobleza y sin embargo ponen en cuestión una serie de problemas desde los puestos de gobierno colaborando con la caída de la sociedad estamental. Es un proceso muy largo y que no se cierra (en el siglo XIX hay confrontaciones entre los que apoyaban sociedades distintas). En 1789 se firma la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Calderón muere en 1680 y Feijoo aparece en 1726. ¿Existen entonces 50 años de vacío? ¿Cómo pasamos de uno a otro? En el siglo XVII aparece la Revolución científica (Galileo, Newton, Descartes, Boile, Bacon, Pascal) que consiguen romper con el paralelismo aristotélico que afecta absolutamente a todas las ramas del poder. Todos proceden de países protestantes, un elemento de sospecha fundamental porque impregnaba todas las ideas de herejía. En la segunda mitad del siglo XVII, España comienza a perder territorios, se da una crisis económica… Con la llegada de los Borbones en el XVIII, se atribuye el cambio a ellos, pero no es del todo cierto. En el reinado de Felipe V aparecen nuevas reformas, médicos, científicos… que quieren estar al día, como el resto del mundo. La universidad está anclada en el aristotelismo y es una enseñanza insuficiente. Estas personalidades se empiezan a reunir en academias privadas para aprender. Los que acudían a esas academias se les conocía como novadores (precursores de Feijoo. RAE: Inventor de novedades. Se entiende normalmente por las quien las inventa peligrosamente). Los núcleos importantes de estas academias estaban en Sevilla (medicina) y Valencia (matemáticas). El término de novadores tenía un carácter despectivo porque la palabra “nuevo” podía llegar a ser peligrosa (en este momento no se busca el cambio, se rechaza). Despertaron enorme recelo en la sociedad. Algunas academias recibieron el respaldo de los monarcas, como la de Sevilla por Carlos II. El manifiesto se impregnó en Carta filosófica médico química de Juan de Cabriada, donde se queja de lo tarde que llegas las “luces” a España. Se escribe el Hombre práctico (1680) por Gutiérrez de los Ríos que se publica dos veces a finales del siglo XVIII encajando con las ideas de los ilustrados. Se considera como un manual de una vida práctica, experimentada. El gran problema con la nueva ciencia era la separación de la teología de la física y la propia ciencia. La física tiene leyes y se pueden conocer con la observación y la investigación. La Universidad reaccionó en contra de los novadores de Sevilla. Todo esto nos indica que todo lo nuevo es peligroso (inmovilismo). La resistencia que se observa frente a los novadores era la misma que ante cualquier duda de Ilustración. Cadalso en las Cartas marruecas habla sobre los que siguen el método común de la ciencia y las ideas nuevas. Se consideraba como la ciencia de todas las ciencias a la teología. Las demás debían estar por debajo. Estos novadores pretenden separar la teología de la filosofía natural (biología, física…), lo que hace tambalearse al árbol de los saberes y era un escándalo. En España la resistencia hacia este hecho y hacia los novadores estaba en auge y se pedía incluso el exterminio de algunas de estas novedades, acusando como ya hemos visto que procedían de personas herejes (ingleses, holandeses…) y que no son ciertas, son ciencias herejes disfrazadas. Eran herejes porque hacían experimentación y eso iba en contra de la religión. En el reinado de Carlos II se hicieron varios procesos contra ellos. A pesar de esto, también se recibió el apoyo hacia estas sociedades. Intentaron enlazar la nueva ciencia con la española del siglo XVI, se amparaban en ello. Con Carlos II se mejoró económicamente al país, cosa no muy difícil porque estaba tocando fondo. Muere en 1700 sin herederos. En su testamento dejaba de heredero a Felipe de Anjou. A las monarquías europeas no les gustaba que un borbón reinara en España por el amplio poder que conseguiría Francia si esto sucedía. También tenía posibilidades de alzarse con el trono el Archiduque Carlos, hijo de Leopoldo de Austria. Todas las potencias europeas quedaron divididas apoyando a uno o a otro candidato. Todo esto fue el origen de la Guerra de Sucesión (1700-1713). Fue tanto guerra internacional como civil, ya que Cataluña y Aragón apoyaron al Archiduque de Austria frente a otros reinos que apoyaron a Felipe de Anjou. Todo esto acabó con el Tratado de Utrecht. A Felipe se le reconoce rey como Felipe V, pero obligado a rechazar el trono francés. Se repartieron las posesiones españolas en Europa. Gibraltar y Menorca pasan a formar parte de Inglaterra. Nápoles, Cerdeña y los Países Bajos pasan a formar parte de Austria y Sicilia pasa a depender de la Casa de Saboya. España pasa a ser una potencia de segundo orden internacionalmente. Las consecuencias nacionales se vieron con la supresión de los fueros en Cataluña y Aragón por el apoyo a Austria. Navarra sin embargo los mantuvo. (1726-1739). La característica de este diccionario es que cada uno de los términos se explica con uno o más ejemplos de autoridades de la lengua española. Se hizo una selección de autores que se creía que podrían servir de ejemplo. Después se elaboró la Gramática Española, que durante Carlos III se impuso como libro de texto. Se hace una reforma en el sistema de grafías y de ortografía. La Real Librería se abre en 1712 para un público selecto. Durante el reinado de Isabel II surge la Biblioteca Nacional. En la época de Felipe V no se crean muchas más. Con Fernando VI se crea la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona entre otras. Aparecen las Sociedades Económicas de Amigos del País (Real Sociedad Vascongada) que surge a finales de los años 40 del siglo XVIII como una tertulia. Javier María de Munibe organiza en su casa una tertulia en la que se organizaban los trabajos semanales de una manera determinada. Varios días había charlas y lecturas en público sobre ciencias. Los jueves y los domingos había conciertos. Existía una sala para experimentar con la física. Al principio fueron 15 miembros pero llegaron a ser un millar. A partir de esas academias se empezaron a crear los institutos para la educación de la juventud. En todos ellos las prácticas tienen un papel primordial; enseñaron un método de enseñanza diferente. De Vergara es el más destacado de los institutos donde se enseñaba metalurgia y química. Existieron centros de enseñanza que daban información económica de las zonas, otros daban formación en letras. Samaniego escribió sus fábulas dedicándoselas a los alumnos de De Vergara. Dicho instituto contaba con una biblioteca de gran importancia ya que poseía gran número de libros extranjeros (estaba subscrito a la Enciclopedia Francesa, que solamente podía ser consultada por los que tenían autorización de leer libros prohibidos). Jovellanos crea un instituto en Gijón cuando es enviado allí. Se preocupó de la minería y la navegación. La gran novedad de los institutos es que tienen una función utilitaria en la enseñanza. Campomanes escribió un discurso sobre el fomento de la industria popular donde anima a la creación de más sociedades económicas y como modelo ponía la Sociedad Económica Matritense, tutelada por el Gobierno. El propósito no solo era difundir estas sociedades sino conseguir mayor tutela de las que se creaban. En algunos casos llegó a haber más de 60 que produjeron recelo entre las sociedades religiosas. También se crearon las llamadas escuelas patrióticas. Tenían un nivel más bajo que los institutos. Se enseñaban distintos trabajos a hombres y mujeres, además de hábitos higiénicos, costumbres morales… los escolares podían disfrutar del producto que hacían en la escuela. La mendicidad y la falta de formación era abundante en la sociedad, sin embargo, en este siglo se redujo el analfabetismo. A lo largo del siglo XVIII se empezaron a crear colegios, por ejemplo, el de Náutica de Cádiz, cuya función era mejorar el ejército. Muchos colegios estaban vinculados al ejército para obtener personal más cualificado. Los colegios no están vinculados con las tertulias y se crean desde el Gobierno. El otro gran vehículo de difusión fueron los viajes, importantísimos en el siglo XVIII, tanto los privados como los públicos. El viaje pasa a considerarse un medio de formación e información del individuo. Te da la capacidad de observación de la vida y el entorno porque todo interesa. Sirven para comparar formas de vida y criticarlas. Estaba tan bien visto que empieza a verse como algo posible y deseable para su formación. El Estado también organiza muchos viajes de expedición. En Jorge Juan vemos la importancia del viaje. La primera expedición en la que participa está organizada por una asociación de París. Querían conocer el meridiano para demostrar que la Tierra no estaba achatada así que pasó de 6 a 8 años en Ecuador. Hubo problemas en este país dados por ataques ingleses. Después de la expedición, Jorge Juan escribió lo ocurrido y lo publicó en Madrid. Fue espía en Inglaterra para conocer las novedades tecnológicas. Estuvo en el ya nombrado Colegio de Náutica de Cádiz. Destacamos la expedición de Malaspina y la del padre Mutis en Colombia. Los logros fueron relativos y con la Revolución Francesa se frenaron en seco. Para contar estas ideas se necesitaron herramientas distintas y otros géneros, como el ensayo. ENSAYO En el siglo XVIII nos encontramos con un sentido de la literatura distinto al XVII. Estaba al servicio de las luces, del saber. En el siglo XVII la literatura española llegó a su brillantez. Debía ser oscura y difícil; el lector se enfrentaba a un rato. Se utilizaban fórmulas para explicar tópicos. Una lengua literaria así no puede estar al servicio de la utilidad, por lo que en el siglo XVIII no valía. A final de siglo, los ilustrados creyeron que en el teatro había que hablar de temas y cosas que les sucedía a la gente real. Por tanto, el teatro se hizo en prosa al contrario que en el siglo anterior. Los actores se encontraron con el problema de no saber recitar la prosa. Tuvieron que crear una lengua literaria nueva y modificaron los géneros literarios nuevos creando obras nuevas. Los géneros cambian a lo largo del tiempo. El ensayo fue uno de estos géneros. Aparece en el siglo XVI con Montaigne en 1580 con una obra titulada Essais. Crea este nombre y se empieza a utilizar el término en Inglaterra para obras que eran ensayos para algo. La idea era hacer un bosquejo (boceto) de un tema. El nombre se fue consolidando. Bacon también escribió ensayos. Dicen que en el Mundo Clásico ya existieron con Séneca. Hay géneros muy parecidos al ensayo. El problema con el ensayo es que las diferencias son difusas. En España además existía ya la palabra “ensayo” para designar otra cosa. Según la RAE “ensayo” es un “escrito en prosa en el cual el autor desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales”. El término “ensayo” con esta definición tardó muchísimo en utilizarse en España ya que aquí se consideraba la “operación de averiguar cuánto metal contiene una mena”. Por este hecho, se llaman discursos o cartas. Es un género literario en prosa con carácter argumentativo. Admite muchísimos temas y asuntos. Se caracteriza por la falta de exhaustividad. Es siempre subjetivo, las ideas sobre el asunto que trata el ensayo están siempre filtradas por la opinión del autor. Aparece siempre el “yo” del autor. Es subjetivo pero siempre argumentado. Trata asuntos explicándolos de manera personal y expresando sus propias ideas. Esto es una diferencia con el diálogo. Los personajes en el diálogo son históricos y/o ficticios. En el ensayo no hay ficción. También hay diferencia con los tratados científicos por la misma razón. Una cosa es hablar del Quijote (tratado) y otra analizar un personaje opinando y argumentando (ensayo). Además en los tratados suele aparecer el uso de la 3ª persona (objetividad) que lo diferencia también del ensayo, ya que es siempre en 1ª persona. El ensayo es un género apropiado para los problemas de los ilustrados. Se opone a las formas rígidas y sistemáticas del saber que se consideraban algo inamovible. El ensayo da opiniones de manera literaria. El mismo género de ensayo se opone a la concepción del saber escolástico o preilustrado. El propio género ya marca diferencias con los trabajos anteriores. No intenta ofrecer un trabajo especificado o especializado. En España se tradujeron los Essais de Montaigne en el XVII. Se tradujo como “Experiencias y discursos de Miguel, señor de la Montaña”. Montaigne lo llama así porque es algo inacabado, algo que no es definitivo ni tiene por qué serlo. El término más utilizado para referirse a ensayo en el XVIII es discurso. El discurso en aquel entonces no implicaba oralidad. El discurso es un tratado o escrito que contiene varios pensamientos y reflexiones sobre alguna materia con el fin de persuadir. En el XVIII nos encontramos con los discursos de Feijoo y Discurso para el fomento popular de Campomanes. Un discurso en público se llamaba disertación u oración (oratio). Otra forma de presentar los ensayos en el XVIII son las memorias y los informes (Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central). Estos informes se hacían por encargo de academias y estaban a camino del ensayo y el informe técnico actual. Otro género que también se aproxima es la epístola, con la cual tiene unas fronteras algo difusas. Montaigne decía que escribía ensayos porque no tenía a quién escribir cartas. En ambos géneros es el “yo” el que expresa sus opiniones. Feijoo a partir del año 42 empieza a escribir cartas (saludo, cuerpo y despedida) en vez de ensayos. Quitando el saludo y la despedida de la carta, podría ser un ensayo. El artificio de la carta es una persona que narra su vida. Fue rentable en el siglo XVIII. Se conservan cartas muy variadas, algunas familiares, otras con clara intención literaria para ser conocidas. La carta pasó a formar parte de las primeras obras novelísticas del XVIII. Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) Empieza a publicar y escribir en 1726. Tiene origen gallego de familia de hidalgos ilustrados. Renunció al mayorazgo a favor de un hermano suyo e ingresó en un convento. Estudió en Salamanca. Pasó a formar parte del Monasterio de San Vicente de Oviedo donde terminó sus estudios. Y se doctoró en teología. Fue catedrático en la Universidad de Oviedo. Fue ordenado Consejero Real por parte de Fernando VI. En 1726 empiezan a aparecer los volúmenes de Teatro crítico universal, publicados en ocho volúmenes y un suplemento. En el año 1742 empieza a redactar las Cartas eruditas (cinco volúmenes). Escribió obras en respuesta a críticas. El Teatro se diferencia de las Cartas porque estas últimas son más breves; parece que no están dirigidas a una persona real sino que Feijoo crea alguien que le pregunta y él responde en su carta. Poseen un tono ameno y ágil, planteamientos audaces. Tanto el Teatro como las Cartas se hacen polémicos ya que Feijoo se opone a algo. El objeto del autor es combatir errores comunes. En 1767 se empiezan a hacer ediciones de las obras completas del autor (13 volúmenes). Se editan cada cuatro años desde esta fecha hasta 1784. Según Caso, circularon por España 300000 volúmenes de Feijoo. A partir del año 84 no se vuelve a hacer más ediciones. A mediados del siglo XIX sale una selección de obras de Feijoo. En el XVIII se hace un índice alfabético de todas las cosas que se tienen del autor. En 1802 se hace un diccionario feijooniano. Fernando VI, después de hacerle Consejero Real, hizo una ley para que nadie pudiera criticar las obras del gallego. Torres Villarroel escribe Almanaques, un conjunto de muchas obras, lo cual Feijoo criticó mucho. Mayans y Siscar decía que había sido más importante que Feijoo. Él era consciente de la resonancia de sus obras aunque se lamentaba del poco caso que se le hacían y la poca influencia que ejercía. La función que desempeña el autor es de transición entre los escritores de finales del XVII (novadores) y los ilustrados. Plasmaba las ideas que los de finales del XVII no se atrevían a exponer. Feijoo planteó un problema: ¿En quién piensa cuando escribe? Normalmente se piensa en un lector potencial (puede ser un público muy amplio, desde letrados hasta corresponde. Las cartas eruditas tienen una despedida final a vuestra merced. Las cartas son más cortas, más ágiles. Los especialistas dicen que tienen un punto más de osadía intelectual, son más comprometidas en cierto modo. Todas ellas son cartas de respuesta. Muchas de ellas son a críticas de obras previas a Feijoo. Otras veces plantean una duda, otras, una pregunta abierta. Todo esto lo deducimos de las cartas de Feijoo, pero no tenemos ninguna carta de alguien dirigida a él donde se planteen dudas o se hicieran críticas, lo deducimos por las respuestas del autor. Gaspar Melchor de Jovellanos Nació en Asturias el 5 de enero de 1744 y murió en 1811. Nos encontramos en plena Ilustración. En esta época ya han muerto o eran mayores Torres Villarroel, Feijoo, Mayans… Su generación está formada por Cadalso, Samaniego… y más posterior Menéndez Valdés. Durante su juventud estaba en el poder Campomanes impulsando las sociedades económicas y la expulsión de los jesuitas bajo el reinado de Carlos III. Esto hace que Jovellanos participe en los momentos clave de la crisis de la Ilustración. Su familia lo destina a la carrera eclesiástica pero él se termina dedicando al Derecho. Gracias a Campomanes obtuvo el puesto de “alcalde del crimen” en Sevilla. En 1768, con 24 años, va a Sevilla a designar dicho puesto y permaneció allí durante 10 años, para él los más decisivos de su vida. Entre otras cosas por una tertulia celebrada en casa de Olavide, encargado de la repoblación de Sierra Morena a través de inmigrantes de otros países sobre todo de Alemania en el gobierno de Carlos III, donde se hacían lecturas y se compartían experiencias además de una gran biblioteca que compartió con Jovellanos. Leyó muchísimo y tuvo una formación mayor que en la propia Universidad. Para él la educación que se daba en la Universidad era antigua y deficiente. Aprendió idiomas para poder leer obras inglesas y francesas. Participó en la Sociedad Económica de Sevilla y además escribió dos obras de teatro y una buena parte de su producción poética. Empieza una relación importantísima epistolar con Meléndez Valdés. Se conocieron en persona cuando Jovellanos llegó a Madrid. Tiene gran influencia en la poesía española del siglo. En los últimos años de los 80 su presencia era disfrutada en todo tipo de reuniones; se le abren todas las puertas. Le solicitaron escritos de todo tipo. Algo cambia cuando en 1789 estalla la Revolución Francesa. Carlos III muere en el año anterior y Jovellanos escribe un discurso fúnebre en su honor. Sin saber los motivos, le ordenaron irse de Madrid a Asturias, donde estuvo hasta el año 97. Destaca su sentido de la amistad y la fidelidad. Jovellanos apoyó a Ferragut cuando lo encarcelaron, pudiendo ser este el motivo de su traslado. En Oviedo intentó mejorar la situación de la industria y la educación. En esos años publicó Informe sobre la Ley Agraria. Hizo muchos escritos sobre la importancia de la educación. Donó al instituto de Gijón su colección de arte. En 1797 fue nombrado Ministro de Gracia y Justicia del que dependían asuntos como la reforma universitaria, la desamortización agraria y la reforma de la Inquisición. A los nueves meses los destituyeron sin razón. El día 31 de marzo de 1801 fue arrestado de madrugada, requisaron todos los papeles de su casa y sin comunicación le trasladaron a Mallorca al Castillo de Bellver. Pasó siete años allí, mientras que las condiciones de arresto fueron mejorando. Al cabo del tiempo le permitieron libros, ver el exterior… Siguió escribiendo. Ni como viajero ni como preso ilustrado perdió su condición. Nunca se le comunicaron los delitos de los que se le acusaron y en 1808 se le puso en libertad después del Motín de Aranjuez y sin darle tampoco motivos. Tras esto, escribe la Carta a Carlos IV, publicada póstumamente. El autor habla del duelo. En la sociedad de la época si la persona retada no acepta un duelo, la ley exige un castigo social, ya que será tomado por cobarde. Por la concesión del honor de la sociedad, no tiene más valor que aceptar. Jovellanos propone algunas soluciones para salir del paso sin quedar como un cobarde, ya que no quiere aceptar. Dice que la ley no puede castigar igual al que reta que al retado, tiene que tener en cuenta las circunstancias del retado. Jovellanos escribe una comedia sobre este asunto, sobre un tema legal a través de un conflicto social. El duelo era un problema social y la solución de Feijoo a la carta no tiene nada que ver a las soluciones que propone Jovellanos. La carta está dividida en párrafos con números. Tiene un saludo y una despedida final. Al final del párrafo cuarto, se refiere al destinatario, vuestra merced, dando su opinión (después de cuatro párrafos). Este texto está dirigido a una persona. En el primer párrafo encontramos la presentación; del segundo al cuarto vemos la carta a Susana para no ofender a Dios (demuestra que, aunque no se bata en duelo, no es un cobarde: propone que el noble desafiado puede ponerse en una situación en la que se juegue la vida como irse a la guerra y que no acepta el duelo para no ofender a Dios); del quinto al undécimo hay diferentes formas de negarse a los duelos. Del undécimo hasta el decimoquinto, observa cómo los duelos no son tan importantes en otros países y en los párrafos 16 y 17 las consecuencias. - Representación hecha a Don Carlos IV desde la Cartuja de Mallorca: la representación corresponde a un tipo de escrito muy preciso, un escrito de súplica o proposición que se hace a los príncipes o superiores. Puede considerarse tanto comedia como tragedia. En la actualidad lo podemos comparar con un recurso. Tenemos que tener en cuenta que la figura del Rey es distinta en la época a la de ahora. Ante una ley injusta, la obra de Jovellanos no pide la reforma de la ley, sino que lo presenta de tal manera para que el Rey decida, ya que está por encima de la propia ley. Esta carta tiene grandes dificultades de redacción. Es una mezcla de exigencias y súplicas. Destaca la lealtad y el respeto de Jovellanos. Es un texto a medio camino entre la argumentación y el patetismo. Hay muchas repeticiones, paralelismos, anáforas, interrogaciones… Se fija claramente que la carta va dirigida al Rey. Tiene un “recurso de amparo”. Al final del texto Jovellanos da seguridad de que él no ha cometido ningún delito; suplica justicia si ha cometido un error. Estableciéndolo en puntos, le dice al Rey que ha de hacer:  Que le juzgue ante un tribunal que le corresponda (según su clase social).  Que se le diga qué ha hecho.  Que le repare su buen nombre, su reputación. Apreciamos la claridad de la prosa de Jovellanos frente a la de Feijoo. Aparece un doble nivel de recursos: argumentos razonados frente a argumentos emotivos (y personales, fuera de lo común en Jovellanos). Por este motivo es uno de los textos que mejor refleja cómo era y cómo escribía el autor. Uno de los argumentos que utiliza es que si a él le sucede este hecho siendo quien era, querido y apreciado, le podía pasar a cualquiera. Una vez Jovellanos salió de la cárcel en 1808, tiempo después, se empezaron a imprimir estos textos por lo que el autor escribió una carta al Consejo de Castilla para prohibir dicha impresión. Aunque en el momento se prohibió, se terminó publicando tras la muerte de Jovellanos. No se sabe si el Rey la leyó personalmente, pero los hombres de este fueron los que ordenaron que el autor no tuviera acceso ni a papel ni a pluma durante su encarcelamiento en Mallorca para que no se conociera su situación. Aun con esto, Jovellanos seguía recibiendo su sueldo y tenía un criado en la propia cárcel. Gregorio Mayans y Siscar 1699-1781. Mayans tiene una obra ingente en latín y en castellano, es autor de crítica literaria. Labor espiritual parecida a la de Feijoo. Pasó la infancia en Barcelona, su padre apoyó al archiduque Carlos y después volvió a Valencia donde escribió; luego en Salamanca. En Valencia Gregorio Mayans fue discípulo de Tosca, matemático, de Dean Martín y destaca en él el amor por los clásicos grecolatinos y filósofos como Descartes, Asendi, Newton, Bacon… Feijoo y Mayans son el enlace entre los novadores de finales del XVII y el pensamiento ilustrado de la primera mitad del XVIII. En el año 1726-1727 publica una obra fundamental. Coincide con el primer volumen del Teatro crítico universal de Feijoo. Publica Mayans dos obras, la Oración (discurso, viene de oratio) en alabanza de las elocuentísimas obras de Diego de Saavedra Fajardo y la otra, Oración que exhorta a seguir la verdadera idea de la elocuencia española de 1727. Se conocen de esta última cinco ediciones. Se editó con posterioridad y hay diferencias entre la primera edición y las siguientes. Mayans va incorporando el nombre de nuevos autores a medida que él evoluciona al igual que sus ideas. Hay en la primera obra, una influencia clarísima de Gracián, pero, a pesar de esto, aparecen en estos años las primeras críticas a los excesos de la literatura barroca. Son estudios pioneros a crítica literaria. Por primera vez Mayans, en el siglo XVIII se plantea una crítica de los excesos del Barroco y va señalando los defectos de la literatura del XVII y a proponer nuevos modelos narrativos. Mayans era un hombre de principios y pocas concesiones. A finales de los años 20 se enfrentó con los jesuitas en Valencia ya que estos reclamaban la enseñanza del latín en la Universidad. No tuvo buena relación con Feijoo a pesar de que sus amigos comunes suavizaban la tensión entre los dos. Estuvo en el año 30 en Madrid trabajando en la Biblioteca Real y empieza a relacionarse con escritores de Europa. Mayans será el español más reconocido entre los escritores europeos. Se convierte en un defensor del Quijote de Cervantes frente al de Avellaneda. Orígenes de la lengua española de Mayans es junto al diccionario de autoridades la obra más importante del periodo. Mayans nos ofrece una obra, Rhetórica, en dos tomos: Actualidad y Tradición. La obra ofrece una visión totalizadora en la línea de la retórica de Aristóteles y Cicerón. Piensa que cada norma, cada caso, debe concretarse en ejemplos. No se limita a hacer una obra teórica sino que muestra siempre algún ejemplo para facilitar la comprensión. Los ejemplos que utiliza están tomados de la literatura española, no recurre a los clásicos grecolatinos. En buena parte los textos que le sirven para ejemplificar son del siglo XVI. Es una muestra de su rechazo a trasponer estructuras lingüísticas o sintácticas de una lengua a otra. La lengua literaria no debe utilizar estructuras sintácticas ajenas a la propia lengua. utilizándose y con ella, su crítica social. En dicho siglo destacamos a dos autores de novela: el Padre Isla y Montesgó, ya que no sobresalen muchos más. Padre Isla Después de la autobiografía picaresca de Torres Villarroel de una vida literaturizada, nos encontramos con el Padre Isla. Su nombre era José Francisco de Isla. Nació en 1703 y murió en 1781. Era un ilustrado de origen hidalgo nacido en León. Estudió con los jesuitas. En 1719 ingresa en su orden. Estudió Filosofía en Santiago y Teología en Salamanca. Aquí ya era conocido por su vena satírica y participó en un libro, La Juventud Triunfante, donde no apareció su nombre. Solía utilizar pseudónimos por dos razones. Por una parte, por pertenecer a los jesuitas; por otra, porque la propia literatura satírica lo exigía. Apoyó desde el 26 a Feijoo respecto a sus críticas por Teatro crítico universal. Lo hizo en privado a través de cartas pero también en público. Tradujo libros, escribió mucho y dio clases de filosofía en distintos centros jesuitas. Estuvo en Segovia, Santiago, Pamplona… Una de sus obras más sonadas está escrita en Pamplona, obra que no gustó mucho a los jesuitas, por lo que le trasladaron de ciudad. La escribió por motivo de la visita del rey a la ciudad y retrata satíricamente a todos los diputados del monarca. Su título es Día grande de Navarra. En 1753 empezó a escribir Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes. Tardó cinco años en escribirla ya que se publicó en 1758. Sus superiores estaban recelosos por la publicación porque su situación ya no era buena y esto lo podía empeorar aún más. Su pseudónimo fue Francisco Lobón de Salazar. El libro se publicó como si fuera de este autor; se sabe que el Padre Isla buscó a una persona que pusiera su nombre como autor del libro. La obra es una crítica de los malos predicadores barrocos que criticaban a los ilustrados. Nos ofrece una crítica a todo el sistema educativo. El modelo que sigue es el Quijote de Cervantes. Él mismo establece en el prólogo la analogía y lo compara diciendo que igual que Cervantes “acabó” con la novela de caballerías con el Quijote, él iba a “acabar” con esos malos predicadores. No solo imita a Cervantes en esto. Dentro de la obra, el autor es el mero trascritor de una historia escrita en un manuscrito. Al final de la obra nos enteramos de que el autor estaba intentando acoplar una historia con documentos traducidos por un árabe y que tras la revisión de los documentos por un profesor de Oxford, este le aconseja que la obra debería titularse “Historia que pudo ser de Fray Gerundio de Campazas”, ya que los documentos están mal traducidos. El comienzo de la obra se acerca más a la picaresca que a Cervantes. Le interesa el proceso de cómo se llega al final del personaje, por eso empieza la contándonos el comienzo de la vida del protagonista. Nos enseña pues el proceso educativo que sigue Fray Gerundio. Tuvo gran éxito y se agotó en tres días. Tan rápida fue la venta como las denuncias a la Inquisición. En 1760 se prohibió la obra y se paró la publicación de la segunda parte. En 1767 se comenzó a expulsar a los jesuitas de España. En 1768 se publicó la segunda parte de Fray Gerundio en Francia y se divulgó de forma clandestina en España. El Padre Isla fue expulsado como jesuita por orden de Campomanes. El motivo de la expulsión de los jesuitas fue por la existencia de su cuarto voto, la obediencia al Papa, el cual cumplían por encima del poder del monarca, el cual en la época elegía hasta a sus propios obispos. Además se les acusó de apoyar el Motín de Esquilache. También tenían enfrentamientos con otras órdenes religiosas. Su expulsión fue secreta. Casi todos se fueron a Italia. El Padre Isla recaló en Bolonia donde siguió escribiendo y participó en tertulias. Fue desterrado a un pueblo cercano de la ciudad porque volvió a escribir literatura satírica. Bajo sus escritos destacan especialmente las cartas; es quien más escribe en el siglo XVIII ya que estando en Italia se tenía que comunicar con su familia. De hecho, en el género epistolar se le compara con Juan Valera, figura de dicho género del XIX. Destacamos que el Padre Isla piensa que la historia es exacta, verdadera, puntual y fiel mientras que la novela es falsa, embustera, fingida e infiel. Cabe destacar también que aunque la fecha de nacimiento de Torres Villarroel y el Padre Isla sea próxima, el segundo es posterior al primero en cuanto a escritura. José Cadalso (1741-1782). Nació en Cádiz y le educó un tío jesuita ya que se quedó huérfano de madre y su padre era un comerciante que viajaba mucho. Con 10 años se le envió a un colegio de jesuitas de París. Tres años después, cuando su padre volvió de sus viajes por América, se trajo a su hijo de vuelta a España. Ingresó entonces en el Seminario de Nobles. Cadalso quería ser militar pero sus padres no querían. Le hicieron viajar por Europa para hacerle cambiar de idea, pero a la vuelta terminó alistándose en el ejército, al cual aportó 50 caballos. Murió en Gibraltar en 1782 cuando revisando una fortaleza estalló una granada accidentalmente y murió a causa de la metralla. Cadalso es un gran poeta con una poesía alegre, sensualista, rococó. Fue influido por los consejos de Jovellanos desde Sevilla. Cuando se le destinó a Salamanca como militar participó en muchas tertulias. Escribió muchas de sus obras bajo pseudónimo; utilizaba varios diferentes. Sus superiores pensaban que no debía hablar de temas sobre su profesión. Era un hombre interesado en la vida social (vestimentas, relaciones, etc.) También tenía dotes para no hacer suyas sus propias obras. Su primera obra fue Calendario manual y guía de forasteros en Chipre. Habla sobre la vida de la Corte y se hacen comentarios. Contiene los almanaques de los cortejos (el hombre pagaba a la mujer todos sus gastos), los adulterios, días de gala… Aparecen muchos personajes e incluso acontecimientos reales. Por esta obra satírica se le castigó enviándole a Zaragoza. Aquí empezó a escribir poesía. En 1773 publica un poemario que titula Ocios de mi juventud. En 1771 escribe la tragedia Sancho García influenciado por la muerte de una actriz de 25 años de la cual se había enamorado. Dicha obra se publicó de manera póstuma. Cadalso entró en un periodo de tristeza. Esto es lo que se muestra en Noches lúgubres, aunque no es una obra escrita en el drama de la muerte de la actriz. Es un diálogo en un cementerio donde un amado quiere desenterrar el cadáver de su amada. Respecto a esta obra hay mucha polémica porque hay expertos que ven Romanticismo en ella y la tildan de preromántica. Fue publicada de manera póstuma. Escribió otra tragedia titulada Solaya o los circasianos. Su obra más famosa en vida fue Los eruditos a la violeta, donde bromea con la gente que se cree erudito pero no lo es, y da muchas pautas para llegar a serlo. Tuvo tanto éxito que más tarde publicó Los soldados a la violeta. - Cartas marruecas: no se publicaron durante su vida. Mandó el texto a la Academia para que fuese valorado y cuatro años después se lo devolvieron sin más. Las escribió entre 1771 y 1773 pero más tarde siguió escribiendo y añadió y modificó cartas después de esos cuatro años. Se conservan cuatro copias manuscritas. Cadalso las hizo circular pero no se publicaron hasta 1789, en un periódico llamado Correo español a lo largo de varios meses. Después se publicaron ya en forma de libro. Las ediciones que hoy utilizamos no coinciden: varía el orden de las cartas, faltan algunas… No están fechadas y por lo tanto no hay manera de ordenarlas. Esta obra no es un ensayo, pertenece a la literatura de ficción y por eso lo incluimos dentro de la novela. Aparecen tres personajes ficticios que se envían cartas entre sí (ya no es una persona real escribiendo en primera persona como en el ensayo, aunque las cartas que se escriben sí tienen algo de ensayo). Por tanto, aparece la carta como un género versátil, que aparece en todos los demás géneros y es un género en sí misma y por otro lado se reflexiona sobre el carácter nacional, lo que se relaciona con el ensayo. El modelo de las cartas era conocido: existían ya Lettres persannes (1721) de Montesquieu; se publicaron también Cartas chinas, y más tarde un escritor inglés publicó Citizen of the world, que fueron unas cartas publicadas en la prensa. La existencia de estas obras (incluidas las Cartas marruecas) era conocer otras culturas y comparar las diferencias con la suya. Son culturas con otras religiones, exóticas. Un personaje viene a Europa y juzga la cultura a través de la suya; lo hace porque se encuentra con algo nuevo, algo que para nosotros es normal pero para el personaje no. Eran marruecas porque en la época era más verosímil que a España viniera un marroquí que alguien de otra cultura más exótica, como la china. Además, en ese mismo año, había venido de visita a España un ministro de Marruecos, lo que le daba más verosimilitud aún. Los personajes son aristócratas. Al contrario que en Lettres persannes, no encontramos tanto elementos exóticos de Marruecos. Los elementos que se describen no tienen por qué ser reales. Se sustituyen los elementos propios del ensayo por los elementos novelescos. El autor nos explica por qué hay ausencia de fechas en el prólogo: da sensación de atemporalidad. Se menciona la muerte de Jorge Juan y aparecen alusiones a fechas del siglo XVIII pero son 90 cartas, demasiadas para poder fecharlas todas. En el prólogo no nos presenta a los personajes, son las cartas las que nos dan información sobre ellos. Se elimina la parte novelesca, no hay un hilo narrativo; podemos encontrar una carta que obtiene respuesta diez cartas después. Los tres personajes (Gazel, Ben Beley y Nuño) son tanto destinatarios como remitentes pero sin embargo, la repartición es desigual. Unos escriben más que otros. Gazel escribe 66 cartas a su maestro Ben Beley y 3 a Nuño. Este último, 6 a Gazel y 4 a Ben Beley. Ben Beley escribe 8 a su discípulo Gazel y 3 a Nuño. Aunque Nuño escriba pocas cartas, Gazel habla mucho de él en las suyas, lo que le da protagonismo y le convierte en el transmisor de las ideas de Nuño. Por otra parte, es lógico que escriba más cartas el personaje marroquí, Gazel, ya que es el que viene a España. Gazel es discípulo de dos maestros: uno venerado en Marruecos al que le debe su educación, Ben Beley, y otro que dirige sus ideas en su estancia en España, Nuño. Nuño Núñez, de cierta edad, con experiencia y vicisitudes en la vida, está en posición de corregir las falsas conclusiones que Gazel pudiera sacar en su estancia en España. El diccionario de Nuño tiene el objetivo de dar a conocer el significado real de las cosas; lo escribe a partir de toda su experiencia en la vida. Nuño conoce bien la historia y la sociedad y propone una crítica desengañada de los asuntos de la ciudad. Su diccionario quiere poner en evidencia el significado de palabras comunes que se han modificado y se les ha dado un significado diferente. Lo hace con ojos críticos pero desengañado. Las reflexiones de Nuño coinciden con las ideas de la Ilustración. Aunque hay gran desigualdad en el número de cartas, no nos parece que Nuño escriba tan poco ya que Gazel en las Esta poesía barroquizante no es como la del XVII en realidad, ya que las formas se suavizan. Es menos compleja. Hay una tendencia a la claridad y el refinamiento. Después, junto a este tipo de poesía, a mediados de siglo aparece el estilo Rococó, término de la Historia del Arte que antes no se había aplicado a la literatura y que se caracteriza por su sensualismo, tono frívolo, galante, por el uso del arte menor, ritmo muy marcado y porque trata temas que se podrían considerar frívolos como el placer, el amor… Cuando en esta poesía nos encontramos con personajes mitológicos, son adaptados al mundo campestre. La mitología deja de tener esa dimensión distinta y pase a ser algo doméstico, los dioses pasan de ser algo superior a algo decorativo. Esto se puede ver en algunos poemas rococós. Joaquín Arce es el primero que hace un estudio de la poesía del XVIII. Contribuyó también Russell Sebold. Uno de los grandes representantes de esta poesía es Cadalso. Al pintor que me ha de retratar es un ejemplo. La poesía rococó de mediados de siglo sigue hasta el final. Meléndez Valdés es uno de los más importantes y también escribe este tipo de poesía. Los mismos escritores participarán en un movimiento poético a partir de los años 80 que se llamará Poesía Ilustrada centrada en los grandes temas ilustrados desde la ciencia, la educación… Aparece una nueva forma de tratar la naturaleza en la poesía, aparecen nuevas formas métricas, etc. Hay una coexistencia de movimientos, no una sucesión. El barroquismo va hasta los años 50 o un poco más, el Rococó y la Poesía Ilustrada en los 80. Ignacio de Luzán (1737). Fue el autor de la poética más importante del siglo XVIII. Luzán fue contemporáneo de Mayans. Vivió desde 1702 hasta la mitad de siglo aproximadamente. Se educó en Italia, estudió en Milán y vivió en Nápoles y siempre tuvo interés por la poesía. Participó en Italia en varias academias literarias y eso le llevó a redactar varios trabajos sobre poética, sobre poesía. En el año 1733 parece que ya había reflexionado por la situación de la poesía española, especialmente influido por las críticas recibidas desde Italia y Francia (perspectiva neoclásica en aquel entonces) sobre la poesía (referida a todos los géneros) española. Desde esa perspectiva hace su poética. La publica en 1737, un año fundamental. Veía necesaria la poética como manera de justificar los géneros. La obra está dividida en cuatro libros: Origen, Progresos y ciencia de la poesía, Utilidad y deleite de la poesía, Poesía y épica. Quiere luchar contra la corrupción de la poesía del siglo pasado particularmente en lo que toca al teatro. Luzán considera que la literatura no es intuición, que como Mayans dice, con ingenio nada más no se puede hacer literatura (al contrario que Feijoo). Defiende que las normas heredadas de la antigüedad siempre pueden profundizarse y adaptarse a cualquier época. Por eso piensan que el verdadero poeta solo surge del estudio, sin negar el talento individual, pero siendo muy necesario el estudio para adquirir conocimientos necesarios para la creación. A los del XVIII se les achaca ser unos afrancesados. Esto tiene más de ideología que de cierto. Luzán cuando habla de los modelos para la poesía española, los modelos a los que esta debe mirar para avanzar y profundizar, se refiere a los grandes poetas del XVI. Elogia a Boscán, a Diego Hurtado de Mendoza y sobre todo a Garcilaso (defiende ser llamado el Príncipe de la Literatura). Dice que al siglo XVI le sigue un periodo desgraciado en cuya desgracia hay dos culpables: Lope y Góngora. Lope es el responsable del desastre que para él supone el teatro del XVII. Elogia alguna de sus obras poéticas, sin embargo. A Góngora le acusa de tener un ingenio muy vivo pero desarreglado. Critica de él que solo pretende la novedad por la novedad, de muchos excesos y grandes ambiciones, con una lengua y discurso poético ajeno a nuestra lengua. Distingue dos tipos de poesía en Góngora; dice que los romances y alguna de sus obras menores son mucho menos afectados y eso es lo que salva su obra. Le ataca por su estilo hueco, inconveniente como en Polifemo y Las soledades. Le parece más aceptable el Góngora de los romances. Desde Luzán hasta la generación del 27, solo se leen las obras fáciles (romances). Sin embargo, los del 27 opinan lo contrario, que si hay algo incomprensible son las letrillas, etc. Esto lo dicen los expertos en Góngora. Luzán se distingue de Mayans porque da más importancia a los poetas clásicos: Virgilio, Catulo, Horacio, Marcial… Lo que pretende Luzán es recordar que los preceptos son intemporales, de ahí que se pueda yuxtaponer los poetas antiguos de los clásicos. José Antonio Porcel (1715-1794) Se le suele considerar de transición del Barroco a la Poesía Ilustrada pero es el gran representante de ese barroquismo suavizado hasta la mitad de los años 50. Nació en Granada y participó en reuniones de una academia. Fue muy amigo del Conde de Torrepalma, otro gran poeta de la época. Pasó a mediados de siglo por Madrid y participó en la Academia del Buen Gusto. Regresó a Granada para ser canónigo de la Iglesia. Su obra más importante se llama Adonis. Son cuatro églogas venatorias que tienen 4500 versos en total. No llegó a publicarlo nunca por lo que circuló manuscrito. Se advierte en él la influencia de Góngora, pero se ve un deslizamiento hacia otro tipo de gusto como los detalles, colores, descripciones… que son más propias del XVIII que de Góngora. Se considera que su mejor obra es la fábula de Alfeo y Aretusa. La que veremos es la fábula de Acteón y Diana, un poema mitológico burlesco. Utiliza redondillas y curiosamente, al final, se cierra con un soneto en el que se desarrolla la intención moralizadora del poema (otra novedad respecto a la poesía del XVII). Esta extraña configuración del poema es porque se propuso así ya que el esquema es un encargo (como sucedió con Jovellanos). Una de las características de la poesía del XVIII es que se convierte en una actividad más en la personalidad. Abunda mucho la poesía de circunstancia (al bautizo de tal, al cumpleaños de cual, al perrito de ese…). Se abre la poesía a temas que jamás se habían tratado. - Fábula de Acteón y Diana: se considera una fábula de humor. Empieza la burla a mezclarse con la procacidad a mitad del poema. Se degrada el nivel de los personajes mitológicos y se rebaja a actitudes de personajes un tanto burdos. Desmitifica el mito a través de la burla y le da dimensión degradada y cotidiana. La primera parte de este poema es la complicada. Se presenta a Diana como una diosa triforme, con tres caras, que procede de una diosa que se llamaba Trivia a la que se atribuye tres rostros y que se relaciona con Écate. Aquí realmente habla de Écate. Toda esta primera parte es un culto antiquísimo. Trivia asociada a Diana adopta tres caras que se relacionan con Plutón, Endimión y la Luna. Trivia adopta forma de Écate. Se duda de su castidad. Poesía rococó El término “rococó” aplicado a la poesía es un hecho reciente y Joaquín Arce fue el primero que lo utilizó; se encontró con ciertas discrepancias pero se ha terminado aceptando. “Rococó” viene de la palabra francesa rocaille y se solía aplicar a las artes plásticas. En literatura no describe una época sino un movimiento literario. Se aplica fundamentalmente a la poesía y menos a la prosa. La poesía rococó la practican bastantes poetas en la segunda mitad del siglo XVIII, influenciados muchos de ellos por Cadalso. Los característicos de esta poesía es cómo trata a los temas como el amor, la belleza femenina, la naturaleza. No son temas que parezcan nuevos pero aun así es un movimiento literario inconfundible. Dentro de esta poesía encontramos la anacreóntica, poemas influenciados por el poeta lírico griego Anacreonte cuya obra se denomina por el hedonismo, el culto al placer, un tono irónico, habla del amor, del vino (culto al dios Baco), de las mujeres, rechaza la guerra y la vejez. El amor del que se habla es un amor sensual, fugaz, pasajero, intrascendente. En el siglo XVIII hay mucha influencia de este tipo de poesía que ya se había practicado en España en el siglo XVI y la cual también influenció a la poesía italiana en el XVIII, leyéndola y estudiándole en las academias. Los motivos de la poesía rococó son los mismos que en la anacreóntica tratados con un tono frívolo, despreocupado y con alegría. No hay poetas que lloren por amor. Está relacionado con las diversiones, la galantería, el gusto por el lujo, por el refinamiento y en general tienen siempre una especie de exaltación del presente, al contrario que los ilustrados. Que estos últimos hicieran poesía rococó se justifica por su deseo de mover algo en el lector usando la estimulación de los sentimientos. El Rococó está también relacionado con el sensualismo europeo y con las ideas de Locke. Los sentidos eran la primera fuente de inspiración, el sentimentalismo. Esta poesía no pretende convencer de nada. Se aleja de los asuntos cotidianos de la vida. De acuerdo con esto tiene formas muy peculiares: predominan los versos de arte menor (versos cortos, la mayoría de siete sílabas), con ritmo muy marcado lo que hace que las estrofas sean muy musicales. Son poemas sin pretensiones. Todos los poetas de esta época tenían un sobrenombre poético relacionado con un pastor clásico. Centrándonos en Cadalso, la poesía anacreóntica aparece reunida en Ocios de mi juventud, la cual escribe por placer. Dentro de esta está el poema Al pintor que me ha de retratar. Se trata de un poema donde el autor le dice a un pintor cómo ha de retratarle; el tema es la petición de cómo quiere su cuadro. Tiene rima asonante en los pares, la misma rima que suelen utilizar los romances (romance endecha). Notamos ya la brevedad de los versos, con cuerpo ágil. En la descripción de cómo quiere que lo pinte, afirma que no quiere que lo haga como si fuera un militar de la época (uniforme, caballo, arma…) A partir del verso 20 es cuando dice que quiere que lo retraten como alguien normal, sin que destaque como alguien docto o importante. La naturaleza que elige para el poema tiene cierto significado (el pámpano se relaciona con Baco, el mirto con Venus, el tomillo con el sacrificio de dioses). El Cadalso de Cartas marruecas y este, son el mismo. De hecho, no pasó mucho tiempo desde que escribió sus cartas hasta que escribió estos poemas. Simplemente son estilos diferentes dentro de la literatura del XVIII. El Rococó convive con el Neoclasicismo aunque parezca una contradicción. Lo que caracterizará el final del XVIII es el Neoclasicismo (Puerta de Alcalá, Museo del Prado…) En la arquitectura de finales de siglo, influye mucho la arquitectura renacentista italiana que influye a su vez en al Neoclasicismo. destinadas a un supuesto amigo con el que se comparten las ideas, y utilizan con preferencia el endecasílabo suelto, formas métricas de arte mayor y sin rima. Por primera vez se utiliza este tipo de verso en la poesía española y en general concede a la poesía un tono prosaico, más cercano a la prosa. Esta poesía ilustrada convive con la poesía rococó. Jovellanos escribe una carta a los poetas de Salamanca y expresamente aconseja a Meléndez Valdés, el más joven, que en vez de hacer poesía intrascendente aproveche su capacidad para dedicarse a poemas serios. Tuvo así una influencia decisiva en la práctica de la poesía ilustrada. Escribe entonces Meléndez El filósofo en el campo. Se dirige en esta epístola a Jovellanos y es una reflexión. Remite a la égloga primera de Virgilio. Habla de la situación de la sociedad del XVIII pero no olvida las fuentes clásicas. Se supone que quien escribe el poema está en el campo y escribe a su amigo de la Corte recomendándole volver al campo porque ahí va a aprender más. Esto es un tópico horaciano (que también vemos en el poema del XVI Ay, Fabio, Fabio). En este poema de Meléndez, se refugia en el campo para meditar y tener el ocio que le permite pensar y reflexionar. Van al campo a observar la vida de los campesinos y a aprender de su forma de vida, a reconocer la dimensión ética de la vida del campo muy superior a la dimensión corrupta de la Corte (alabanza del campo y menosprecio de Corte). Los que alaban el campo siempre son cortesanos, cultos, eruditos… La gente del campo no ve nada especial en su entorno. Lo importante realmente es saber cómo en cada época se utiliza el enfrentamiento campo/ciudad porque aunque el tópico se repite a lo largo del tiempo, no se trata siempre de la misma manera. La capacidad de observación de los ilustrados hace que reflexionen sobre todo lo que ven, sobre las labores del labrador y señala en el poema que “aprende a ser feliz entre los infelices”. Da una visión del labrador como un hombre mísero e infeliz. En el XVIII se consideraba que el campo era el motor de la economía. Es una epístola llena de adjetivos valorativos que ponen énfasis en lo negativo de la vida del cortesano ocioso y las bondades de la vida del labrador infeliz en el campo. Transforma sus ideas a través de los afectos. Alterna la comparación entre una realidad y otra. Mientras vemos a los infelices, en la Corte vemos el lujo. Esta reiteración, “insensibles nos hace”, es constante. En la ciudad el lujo nos hace insensibles. En el XVIII aparece un nuevo sentido de algunos valores como por ejemplo el sentido de la heroicidad. Los héroes en el Mundo Antiguo nacen héroes y mueren héroes (en la literatura: caballerías, poemas épicos, santos) pero aquí empieza a aparecer un sentido del héroe relacionado con la vida cotidiana: el campesino como héroe que sobrevive y mantiene un conjunto de valores mucho más humano, con una religiosidad más profunda. Es casi una figura modelo. El heroísmo a veces pasa por sacrificarse no por hacerse ver como un gran personaje. En el XVIII es más heroico ser capaz de no enfrentarse a la ley y sobrevivir con lo que se tiene y con todas sus dificultades. Hay que tener en cuenta que el campesino está idealizado frente al horrible ciudadano de la Corte. Son arquetipos de vida de campo frente al de ciudad pero no son 100 % reales. Es una poesía de denuncia de las condiciones de la sociedad y de vida en ese momento. Concluye esta sección con una frase que nos recuerda a Góngora: “entierra, en polvo, en sombra en nada”. Parece que aquí hay influencias de Píndaro, poesía clásica una vez más, que dice lo siguiente: “en poco tiempo crece la felicidad de los mortales pero se derrumba sacudida por sentencia, qué es cada uno, qué no es, el hombre es el sueño de una sombra”. Conclusión: el campesino vive en la miseria por culpa de la Corte; es un punto de vista de crítica social que se basa en el contraste. Hay influencia de la literatura clásica presente dentro del poema y también ideas ilustradas y de denuncia social. Frente a la ciudad, las virtudes del campo. En el campo la familia es una institución respetable y respetada (verso 100 y siguientes). Reina el amor en la familia. Una de las cosas que primero se mencionaban es que los campesinos tienen muchos hijos. Las virtudes están desarrolladas a partir del verso 235. Son solidarios porque socorren a los demás a pesar de su pobreza y los matrimonios son por amor, no como en la Corte. Las amistades son desinteresadas. Las ideas sobre el campo son en buena medida influencia de Rousseau. Este defendía que el hombre es virtuoso en su estado natural pero es la sociedad la que le corrompe. De ahí que los campesinos que viven en un estado más primitivo, se reflejen con las virtudes naturales del hombre antes de ser corrompidos por la sociedad. Por otra parte, lo que hace aquí Meléndez es presentar otra dimensión del campesino. No solo la dimensión virtuosa, si no también útil, como el soporte fundamental para la economía del país. Para criticar la vida de la ciudad frente a la del campo, Meléndez quiere hacernos llegar su mensaje mediante la compasión (versos 268-270) y denuncia social que buscan conmover al lector para que se identifique con su punto de vista. Esta poesía ilustrada intenta transformar al lector. De las campesinas se habla poco y en cambio de las mujeres en la Corte se habla más. Se habla de que se ven obligadas a entrar en la Iglesia sin vocación, que se ven obligadas a casarse sin estar de acuerdo, lo que favorece al adulterio, etc. La fábula Es otra variedad de poesía didáctica típica de la Ilustración. Es un relato cuyos personajes son animales y se cierra con una moraleja. El ideal literario es la verdad, la utilidad, la claridad… Una fábula no sería un género veraz de acuerdo con estos principios, sin embargo, se recupera (surge en la Grecia Antigua con Cedro y luego Esopo, y fue utilizada a lo largo de la Edad Media; estuvo ligada siempre al didactismo). Es una composición falsa que simboliza una verdad. Utilizan la fábula porque lo que relata es tan inverosímil (los animales no hablan) que nadie se puede engañar y están obligados inmediatamente a centrarse en la enseñanza. Envuelve la verdad en una mentira que todo el mundo comprende como mentira. La fábula se consideraba un género menor. Se solía utilizar en retórica como por ejemplo, en los discursos, en los sermones para confirmar algún tipo de enseñanza. Servía para ilustrar. La fábula también empezó a circular suelta, no vinculada necesariamente a un discurso. Empiezan a escribirse en el siglo XV en Italia y a estudiarse no solo en latín sino también en griego. Los primeros humanistas para estudiar griego, empezaron a utilizar las fábulas y a empezar a escribirlas en griego, y la fábula se convirtió en género de gran prestigio. Se escriben fábulas en prosa que encierran siempre una enseñanza, a veces bastante compleja y en ellas aparecen personajes alegóricos, mitológicos. Sufren durante el XV una evolución mucho más culta. Surgen de nuevo en el XVIII por ser un género que nace del didactismo y además se encuentran con que el género se había desarrollado en Francia en el XVII y XVIII a través de La Fontaine, que había recopilado y adaptado antiguas fábulas de Esopo que se empezaron a utilizar para la enseñanza secundaria y además empezó a escribir fábulas en verso. En verso porque favorece la memorización (el verso también está al servicio del didactismo). Adquiere un éxito enorme. La fábula se escribe en colecciones. Son breves, en verso, fáciles de memorizar, como enseñanzas prácticas y que se publican en colecciones. La Fontaine no solo escribió estas fábulas, además tiene una colección en la que reescribe relatos de Boccaccio, de Ariosto y que son eróticos y libertinos. También tuvieron mucho éxito. En el XVIII se rehuía de lo barroco, de las metáforas y se busca la verosimilitud, la sencillez, lo cotidiano que a su vez es didáctico (como se verá en el teatro). La fábula parece contradictoria con estos ideales ya que los animales no hablan pero no será un obstáculo porque en realidad lleva verdades encubiertas. La fábula es un género tan mentiroso que nadie se puede llevar a engaño; inmediatamente se interpreta alegóricamente y se llega al mensaje real. En España en el XVIII destacaron Samaniego e Iriarte. Samaniego era sobrino de Javier María Muñibe, el Conde de Peñaflorida. Perteneció a la Sociedad Vasconvada. Nació en Vitoria. Escribió las fábulas para el Instituto de Vergara, para sus alumnos. Fue el director de dicho instituto en un par de ocasiones. Las obras de Samaniego estaban escritas en 1777 y se publicaron en 1781. Tuvieron muchísimo éxito. Son una adaptación de las fabulas clásicas de Esopo a la situación contemporánea para difundir los valores actuales de los ilustrados. La fábula se escribe en versos cortos aunque no siempre, ya que son de más fácil lectura y más fáciles de retener. Dice abiertamente que pretende instruir con sus fábulas. También dice que el leer las fábulas evita que te adquirido, los santos hacen milagros porque tienen un don especial. Hay abundancia de apariciones, milagros, portentos en la naturaleza, ángeles que vuelan… No faltan en estas obras el gracioso, escenas de enamorados y escenas de guerra. Antonio de Zamora escribe San Juan Capistrano. Hay una obra que se titula A cual mejor confesada y confesor, San Juan de la Cruz y Sta. Teresa de Jesús. Hay milagros en esta obra. San Juan aparece predicando a un capitán que le salen demonios del cuerpo. Se dan apariciones de Jesús y de la Virgen. En definitiva, estas obras se confunden con las anteriores. Esto es precisamente algo que critican los ilustrados. 3. Comedias heroicas: en estas comedias se rememoran trances del pasado, aventuras extraordinarias, acciones de guerra entre países distantes, desfiles, ejecuciones… Para conocer este teatro hay que leer La comedia nueva o El Café de Moratín, donde se critican estas comedias. Además de estos tres tipos de comedias, se dan también los autos sacramentales, que son un género de obras cómicas en verso con figuras alegóricas que se hacían en los teatros por la festividad del Corpus, en obsequio y alabanza del sacramento de la Eucaristía. La característica es que no tienen la división en actos como las comedias, sino que se representa sin intermedios. Los autos también sufrieron la experimentación de los demás géneros. Parta captar al público utilizaban los mismos ingredientes: maquinarias, decorados, ángeles y demonios… Lo importante seguía siendo el espectáculo, no el contenido teológico. Empezaron a introducirse también intermedios (bailes y tonadillas). A los ilustrados les parecía perjudicial el teatro. Empezaron atacando a estos autos. En el periódico El pensador se hizo una campaña contra los autos sacramentales lo cual apoyó la Iglesia, ya que mezclaban lo profano y lo religioso, siendo una ofensa a la razón y al respeto de la Eucaristía. El público se burlaba porque actores de mala vida representaban los papeles de personajes sagrados. No pertenecen a ninguna especia conocida de poesía ni de teatro; son diálogos alegóricos puestos en metro. Hasta los defensores de estos decían que si no fuese por las tonadillas y los bailes, no hubieran tenido éxito. Terminan prohibiéndose en 1765. Dentro del teatro vuelve a destacar Gaspar Melchor de Jovellanos. A pesar de que El delincuente honrado no es ni comedia ni tragedia neoclásica, que son los más característicos de la Ilustración, esta obra de Jovellanos pertenece a una variedad que es dieciochista y es un género monstruoso porque no corresponde a ninguno de los modelos de las poéticas clásicas. Se puede considerar un género híbrido: no es comedia ni tragedia. La imposición de la división en cinco actos no viene del teatro clásico. El uso de la prosa y el respeto por los ideales de lugar, tiempo y acción era norma en este siglo. Se supone que tenía que transcurrir en el mismo lugar, mismo tiempo que dura la representación (máximo un día) y misma ciudad o casa. Son muy pocas las comedias tan estrictas. Una de ellas es la de Moratín, La comedia nueva. Todo lo que sucede en la obra está al servicio de la acción principal. Comedia lacrimosa: Con estos mimbres, en el XVIII en Inglaterra antes y después en Francia, se empiezan a escribir un tipo de comedias serias en las que el autor pretende mostrar un caso conflictivo que le sucede a personas normales, no a grandes personajes. En Francia el primero que utilizó esta fórmula fue Miguel de la Chausée hacia la década de los 30 del siglo XVIII, que empezó a escribir obras caracterizadas por un extremado sentimentalismo. Son obras con una trama seria que afecta a personajes del común en la que hay muchísimas lágrimas (se llamó también comedia lacrimosa) y tienen un desenlace feliz. La poética del género se considera que la desarrolla Diderot cuando se publica el texto de El hijo natural –Le fils natural– porque le añade unas conversaciones sobre el hijo natural y es en estas conversaciones donde se habla de las características del género. Los personajes son medios, no hay ningún aristócrata y además no se caracterizan como personajes individuales sino como representantes de un colectivo (si es casado, si no, si es abogado etc.) El propósito es inspirar horror al vicio. Para unos era un género monstruoso porque no es comedia ni drama, es serio y acaba bien. Surge de la reunión de las tertulias (en casa de Olavide en Sevilla) la conversación sobre esta comedia y su éxito en Francia y algunos se animan a probar. Al que le dan el premio por esto es a Jovellanos por El delincuente honrado. Se publicó por primera vez sin año ni fecha bajo el título Tragicomedia en prosa: El delincuente honrado. Caso sucedido en la ciudad de Segovia en 1738. En esta edición sin año se la califica de tragicomedia. En teoría se supone que la acción transcurre en 1758 y que 1738 es una errata. La primera edición El delincuente honrado: comedia en prosa aparece en 1787 (atribuida a Toribio Suárez de Langueo) de la cual se hicieron 13 ediciones y se tradujo a varios idiomas. Hay una influencia importante de un ensayo jurídico –Beccaria dei delitti e delle pene (1754)– cuyas tesis desarrolla Jovellanos en esta comedia. La obra de Beccaria es fundamental en el siglo: combate la pena de muerte, se opone a las penas infamantes (las de poner en vergüenza a la gente públicamente, las vejaciones, las humillaciones a los condenados…) y condena también la tortura. En la obra de Jovellanos también hay alusiones a la tortura. Por otra parte defiende una reducción de la penalidad, garantías procesales para proteger al procesado y, algo interesante para Jovellanos, que la pena debe ser proporcional al delito y atender a las circunstancias del caso. Desde luego parece que Jovellanos conocía este libro. Las circunstancias concretas del texto son las de una pragmática sobre los duelos de Fernando VI. En esta normativa la ley condenaba a muerte a los participantes tanto si ganaban como si perdían y era un problema en toda Europa y parece ser que todo el mundo se retaba. Si una persona reta a un duelo a otra y esta no acepta, queda como un cobarde y sin honra. Es una mancha en su honor. Con lo cual queda perjudicado en cualquier caso. Feijoo propone que el retado si no quiere aceptar, que se vaya a una guerra. Lo que se pone en evidencia es que la ley no tiene en cuenta las circunstancias de la sociedad en la que se nace. Sobre este tema trata Jovellanos en esta obra: sobre los efectos de una ley real del año 58 y analiza a través de la obra los inconvenientes de esta ley y su aplicación en la sociedad del momento. Esta obra está en prosa, tiene cinco actos, respeta la unidad de tiempo, acción y lugar y transcurre en tres escenarios distintos. Transcurre en un solo día (empieza a las 7 de la mañana y termina a las 11 de la mañana) y todo gira en torno al problema de la búsqueda y la condena del autor. En la obra hay un detalle que llama la atención porque hasta ahora, en el teatro del Siglo de Oro, no se daban muchas acotaciones, sin embargo aquí aparecen un montón. Las acotaciones no se limitan al comienzo de cada uno de los actos sino que se dan por todo el texto e indican la importancia que se le daba en este género dramático a los gestos, a la forma de decir, hasta el punto en el que Diderot habla de la sensación de estar viendo una pantomima. Como se pretende impactar al espectador por el patetismo de la situación, se hace más visible a través de las imágenes que produce el texto y para esto, las acotaciones son claves. Las acotaciones también expresan sentimientos de duda. Los apartes no se dan aquí (no hay risas ni humor) no hay ocasión para comentarios graciosos como pasaba en el teatro clásico de la primera mitad del XVIII. Los personajes son la encarnación de una profesión o un acontecimiento. Los nombres también tienen un valor significativo (hay un juez que se llama Don Justo). Se habla del amor entre padre e hijo y anagnórisis (un personaje reconoce a otro) y suele ser una solución para dar un final feliz. Habla de cómo hay que aplicar las leyes, y si hay que tener en cuenta las circunstancias que rodean al delito. Se habla también de la amistad que siempre se da entre hombres para los ilustrados; le dan un valor al nivel del amor. Aparecen las lágrimas como algo común a todos. Todos lloran. Unos personajes son el reflejo de la virtud, desde un punto de vista laico, y otros el reflejo de lo que debe reservarse. Torcuato es una víctima de una ley injusta, no se quiere batir en duelo pero insultan su honor y se ve obligado a ello. El personaje de Laura es el de la esposa moderna. Con ella aparece el amor como ingrediente en la obra, aunque con un planteamiento distinto. El amor es una historia conyugal, refleja cómo los ilustrados plantean el matrimonio. Laura se casa con el asesino de su marido. Los matrimonios los proponían los padres (la madre solía ser insensata), con alguien mayor fundamentalmente por dinero. Es un matrimonio entre iguales. Se trata de un hombre honesto que quiere a su mujer. Laura no decide nada, todo se lo dan decidido. Don Justo está buscando al asesino del marido de Laura. Don Simón es padre y corregidor. Existe entre ellos una diferencia de edad; Don Simón es el personaje más viejo. D. Justo busca a Juanillo, un criado que pudo haber visto el asesinato. Al principio Don Justo está hospedado en la casa de Don Simón; es un profesional. Con él entendemos cuál era el ideal ilustrado. Don Justo es un juez que sabe qué tiene que hacer, ser imparcial, pero al que tiene que juzgar es a su hijo. Tiene que actuar tanto de juez que tiene que aplicar las leyes como de padre dolorido por tener que sentenciar a su hijo (sin estar de García de la Huerta, lo que refleja en su obra son las formas de entender la monarquía y la actitud de la nobleza. Hay una crítica al absolutismo y una defensa de la ideología reforzada por la nobleza. La Raquel es una obra política. La leyenda que cuenta sobre la Edad Media es la del monarca Alfonso VIII. El rey estaba casado con la hermana de Ricardo Corazón de León, Leonor de Plantagenet. Venció en las batallas de Las Navas de Tolosa. Alfonso VIII se enamoró de una judía en Toledo. Su nombre, Raquel, no aparece hasta una obra de Lope que habla sobre esta leyenda. A veces se dice que se enamora por la belleza y otras por un encantamiento de la joven. El enamoramiento dura en algunas versiones siete días y en otras, siete años. Raquel se convierte en un poder en el reino a favor de los judíos. Los nobles asesinan a la judía por esta misma razón y el rey desea venganza, pero se le aparece un ángel que le disuade de esta idea. El ángel por tanto apoya a la nobleza y destaca porque es una solución divina. Después de esto el rey se vuelve un buen rey. Las fuentes que usa De la huerta son varias obras donde Lope de Vega hace referencia a esta leyenda, la obra de Luis Ulloa Pereira titulada Raquel escrita a mediados del XVII y el poema de Diamante La judía de Toledo. Estos dos últimos a su vez también utilizaron las obras de Lope como fuente. El autor quería demostrar que se podía mejorar la tragedia francesa. La Raquel está dividida en tres jornadas. Hay unidad de lugar, tiempo y acción. Del tiempo no se dice nada, no hay ningún dato en la obra, por eso se consigue esta unidad fácilmente. El lugar es el alcázar de Toledo. La acción está concentrada en la relación de Alfonso VIII y Raquel. Empieza in media res. Está escrito en endecasílabo, verso apropiado para la tragedia. Vemos el poder de Raquel sobre el rey, la fuerza del amor y las tensiones que genera (levantamiento popular). La primera jornada comienza con un diálogo entre dos nobles llamados Manrique y Fernán García. El primero, cronista del reino, empieza elogiando al rey en sus victorias, hace vida en la Corte, no va a la guerra y se identifica con la adulación. Esto es, en el XVIII, lo que se pensaba que tenía que hacer cualquier noble. Desde el punto de vista del lector, la adulación es un defecto, una crítica directa a la forma de Gobierno. El segundo afirma que esas victorias del rey eran actuales pero que había que tener en cuenta el pasado. Fernán García cree que su obligación es decir al rey cuándo sus decisiones alteran la monarquía o al propio rey. Para García la lealtad incluye la verdad. Los dos nobles hablan en plural como si fueran un colectivo de la sociedad; la voz de uno solo representa a un colectivo. Los dos ven la realidad que es que Raquel está usurpando poderes que no le corresponden y el rey favorece a los judíos perjudicando a los demás, sin embargo, uno piensa que se le pasará y el otro piensa que se trata de tiranía. Estos dos nobles representan los dos tipos que había, como hemos dicho anteriormente. Después de este diálogo, aparece Raquel con otros judíos, se produce un enfrentamiento dialéctico y entonces llega el rey enojado ya que el pueblo le ha dado su opinión (lo mismo que pasa en la realidad de la época con el pueblo en el Motín de Esquilache). Manrique calumnia a García acusándole de ayudar a levantar este movimiento del pueblo. García ofrece al rey su punto de vista de separarse de Raquel ya que es la única manera de salvarla, a lo que el rey actúa de tal manera aunque tiene dudas entre amor y deber. Cabe destacar el personaje de Rubén, antagonista con todos los rasgos negativos de los que se tildaba a los judíos que incluso él mismo reconoce. Representa pues la maldad de los judíos. El primer acto acaba con la sentencia de expulsión de los judíos. En la segunda jornada está el nudo, el conflicto. Alfonso vuelve a caer rendido en los brazos de Raquel. Cuando esta se va a despedir, Alfonso le dice que no se vaya e incluso la coloca legalmente en el trono para asegurar su seguridad. Raquel está realmente enamorada del rey. Rubén es malvado de principio a fin, sin embargo, Raquel cuando está en el poder quiere vengarse de todos los que la han humillado pero no olvida que es amante del rey y que le ama verdaderamente. En la solución del conflicto hay un noble que apoya la muerte de Raquel, Álvar Fáñez. Es este quien encabeza el motín popular. García se opone a matar a Raquel; no quiere que parezca un motín popular ya que se trata de un problema aristocrático. García propone que cuando el rey se vaya a cazar o no está, expulsen o maten a Raquel para no manchar el prestigio del rey. García frena el motín en la tercera jornada para que sea la nobleza quien solucione el conflicto. El pueblo nunca tiene razón así que han de hacer creer que el motín no ha conseguido sus fines, porque el gobierno es algo de rey y de los nobles. Se refleja con García que la democracia es mejor que la monarquía absoluta, que el gobierno ha de ser compartido porque el rey individualmente puede equivocarse. El conflicto lo resuelve García siendo leal. Crítica de comedias: La comedia neoclásica tardó bastante en aparecer en la literatura española. Son obras escritas en verso. Muchas veces importaba menos el texto que las piezas que lo acompañaban. A partir de los 60, los ilustrados pretenden cambiar esto. El teatro se quiere utilizar para el didactismo porque es la mejor manera de enseñar ya que no hay que leer porque se ve físicamente. Al mismo tiempo tiene peligros. El teatro puede ser censurado fácilmente. Interesó mucho a los ilustrados por ser multiplicador de ideas. Uno de los primeros escritores fue Nicolás Fernández de Moratín. En los 60 escribe una comedia, La Petimetra, que se publicó pero no se representó. Está escrita en verso. Respeta las tres unidades y al mismo tiempo sigue algunas pautas de la comedia del Siglo de Oro: parejas de personajes, cómicos… Se mezclan los defectos de la comedia antiguo con lo nuevo del siglo XVIII. Aparece una novedad: el triángulo amoroso. Después de Moratín aparece Iriarte. En los 80 apareció su obra El señorito mimado, una comedia moral en tres actos, escrita en octosílabo, que habla sobre un caso actual en la sociedad de la época, como mandaba la comedia neoclásica. Moratín dijo que era la primera comedia social en España. Moratín hace el corte en la tradición gramática. El público que iba a ver algo ajeno a su vida de repente se encontró con obras que contaban hechos que podían pasarles a ellos mismos. Moratín revolucionó el teatro. En los 60 y 80 hubo un intento de acomodar esta comedia a los teatros. La comedia neoclásica no consiste solo en las unidades, tiene que haber otras condiciones. Una de ellas son los temas de actualidad. Surgen temas de interés para la sociedad del momento. La comedia de la Ilustración se caracteriza por la utilidad. El público está acostumbrado a comedias de tramoya, que tenían lugar en países lejanos, con enfrentamientos militares, magia, milagros… un mundo ajeno al público. Esto les gustaba y por eso tardo en triunfar la comedia neoclásica. Leandro Fernández de Moratín escribe cinco comedias. La primera es El viejo y la niña (1786). Trata el mismo problema que Jovellanos y Cadalso ya habían tratado: los matrimonios desiguales, los cuales favorecían el adulterio, aunque en este caso el viejo y la niña ya están casados. Está escrito en verso. La acción trata sobre una mujer joven casada con un viejo que se enamora de un joven. El conflicto se desarrolla entre el deber de la protagonista y el amor que siente por el joven. La solución se resuelve porque el joven se va a las Indias y la joven ingresa en un convento abandonando al marido. Resultó hasta cierto punto “subversiva” porque la joven habla de tú a tú con su marido, expresa sus deseos de no vivir con él y lo deja plantado; es ella quien toma la decisión y decide sobre su propia vida. Al final el que resulta castigado es el marido. En un primer momento fue prohibida pero después tuvo un éxito relativo. La segunda obra de Moratín es La comedia nueva. Es la primera comedia escrita en prosa en el siglo XVIII. Es una crítica de las comedias heroicas que habían tenido tanto éxito en la primera mitad del siglo. Moratín viajó por Francia e Inglaterra, ocupó cargos en la Administración y desde allí apoyó las reformas en los teatros de Madrid. La tercera comedia es El varón. Fue escrita por encargo de la Condesa de Benavente. En principio fue una zarzuela que el autor convirtió en comedia en 1803. El triunfo de estas comedias es más del siglo XIX. El varón es una crítica a los padres que casan a sus hijas con alguien inadecuado. Trata de una joven que vive con su tía. Un día se presenta en la casa un joven que dice ser aristócrata y la tía decide casar a su sobrina con este joven, pero al final se descubre que el joven estaba mintiendo. La tía representa al personaje ridículo, tonto, caricaturesco. La cuarta obra es La mojigata. Se estrenó en 1804. Está escrita en verso. Trata sobre la educación de las jóvenes. Narra la historia de dos hermanos con una hija cada uno que les educan de manera diferente. Uno de ellos es tolerante, cuya hija es sincera. El otro hermano es estricto y su hija es hipócrita, lo cual se demuestra a veces en una false religiosidad. Se prohibió durante un tiempo. La última obra que escribió Moratín es El sí de las niñas (1806). Es la única obra que está escrita en prosa junto con La comedia nueva. Trata de un señor ilustrado que se quiere casar con una joven. Este señor tiene un sobrino militar en Zaragoza del que se nos habla al principio de la obra, el cual es muy valioso. Por otro lado, la joven se enamora de un militar con el que se intercambia cartas. Cuando la joven se entera que se ha de casar con el viejo, envía una carta a su enamorado para que le salve de tal situación. Cuando el
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