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LITERATURA ESPAÑOLA Y MEDIOS DE COMUNICACION, Apuntes de Literatura Española

Resumen del libro de Antonio Arroyo

Tipo: Apuntes

2018/2019
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Subido el 25/11/2019

valdes65
valdes65 🇪🇸

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¡Descarga LITERATURA ESPAÑOLA Y MEDIOS DE COMUNICACION y más Apuntes en PDF de Literatura Española solo en Docsity! TEMA 1 - La ciudad y la industria como medios de una nueva cultura en el siglo XVIII A partir de la primera revolución industrial -1750-, la sociedad empieza a romper con muchas pautas del siglo anterior. Aumenta la población y las ciudades empiezan a desarrollarse y a cambiar y mejorar su configuración. Con la industrialización se desarrolla la imprenta y, con ello, la edición de libros y de prensa. A finales de siglo fue mejorando la calidad del papel y la tipografía, multiplicándose la publicación de periódicos, hasta la prohibición de Floridablanca en 1791, como consecuencia de la Revolución Francesa, que provocó la desaparición de casi todos. Durante el reinado de Carlos III (1759-1788) se creó la primera legislación sobre prensa periódica. Esto, junto a la apertura hacia Francia tras el asentamiento de los Borbones, la creación de compañías de mercaderes de libros y la bonanza económica, propició un periodo de esplendor para la industria de la impresión. Los avances técnicos en la imprenta, incluidos los que permitieron la incorporación del grabado litográfico, modificaron el producto, además de abaratarlo, y, con ello, la actitud receptora hacia la prensa y el libro. Junto a la alfabetización y la restricción de la censura se fue configurando el nuevo medio de comunicación social y la posterior expansión del negocio editorial. Las publicaciones periódicas y la creación literaria La España ilustrada empezó a utilizar la prensa para la difusión y las nuevas ideas de cultura y progreso que se extendían por Europa desde Francia y tuvieron, a su vez, a la prensa y a las literaturas europeas como referentes (Robinson Crusoe de Daniel Defoe, o Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift): el fundamento del conocimiento basado en la razón, el sentido de utilidad para la comunidad, el reformismo social, económico y político. Por otro lado, los denominados papeles periódicos ligeros entretuvieron a la población y satisficieron su curiosidad con las noticias, además de tener un bajo precio y la rapidez en la difusión, lo que les otorgó mayor popularidad y favoreció su desarrollo progresivo. Podemos plantear una clasificación atendiendo al vínculo entre la literatura y los periódicos en el siglo XVIII: - Periódicos de temática amplia o general que incluyeron obras de escritores o fragmentos de ellas, así como la difusión de las ideas literarias. Por ejemplo, El Censor. - Periódicos especializados en literatura, por ejemplo El Poeta. - Textos fronterizos entre lo literario y lo periodístico. Periódicos que se crearon como obra de ficción como El Corresponsal del Censor, o la construcción de un libro como si fuera un periódico, por ejemplo El café. Con el Diario de los Literatos de España comenzó la crítica literaria periodística, además de recoger las novedades editoriales nacionales y extranjeras, las reseñas teatrales, polémicas, debates literarios, etc. La prensa se convirtió ya desde sus inicios en creadora de opinión pública, y en este ámbito fue donde los redactores, colaboradores y lectores pudieron debatir sus ideas. La prensa fue también un vehículo propicio para la crítica teatral, bien desde la reseña de obras o espectáculos, o bien desde las polémicas teatrales que sirvieron de base en la defensa de los ideales neoclásicos e ilustrados. El debate estalló sobre todo en El Pensador, donde se atacaba al teatro tradicional español. En cuanto a la poesía, podemos encontrar en las páginas de los periódicos a lo largo del siglo las distintas formas y temáticas, que coexisten en muchos casos: poesía barroca, rococó, neoclásica e ilustrada. Los periódicos ganaron una gran aceptación a partir de mediados de siglo, sobrepasaron la influencia cultural del libro principalmente en los estratos bajos y medios de la sociedad. Esto motivó que la Inquisición actuara con saña frente al periodismo, con un censor fijo y permanente designado por el Consejo de Castilla, que prestaba atención a si las publicaciones eran o no contrarias a la fe, las buenas costumbres y las regalías reales. Una figura muy destacada de finales del XVIII e inicios del XIX fue la de Jose María Blanco y Crespo, ‘Joseph Blanco White’, escritor profundamente religioso que representa el nacimiento de una sensibilidad más moderna, la lucha contra la intolerancia y el absolutismo en pos de la libertad y el respeto hacia lo heterogéneo. La religión, la política y la literatura son los grandes temas alrededor de los cuales giró su vida y su obra. Destacan sus Letters from Spain (Cartas de España), una colección de artículos, de estructura epistolar, que publicó en el New Monthly Magazine, donde critica la vida de una vieja España que provocó el fracaso del liberalismo. Parte de la descripción de algunas costumbres y tradiciones obsoletas, que criticará usando como modelo la vida inglesa. Están escritas en inglés y para un público inglés, lo que le permite tomar distancia para juzgar desde fuera su país y su ciudad natal, Sevilla. Los periódicos dejaron un espacio donde insertaron principalmente novelas y cuentos. Cada entrega es una unidad coleccionable con periodicidad semanal o diaria. Tal fue el éxito que alcanzaron que hubo periódicos que publicaron hasta dos o tres folletines diarios. Los folletines constituyen el corpus principal de la novela popular, junto a la novela por entregas. Exigía un ritmo rápido de composición, ya que en muchas ocasiones se redactaban al mismo tiempo de su distribución o se traducían, sobre todo del francés (Balzac, Dumas…), con gran libertad de criterios. El folletín se extendió por toda la prensa europea. Algunos de los periódicos españoles que los incluyeron fueron El Regenerador, El Siglo o El Correo Nacional. La alta tasa de analfabetismo mantuvo durante mucho tiempo una cultura oral viva cuya principal transmisión se hizo a través de la literatura de cordel: romances de ciego, biografías de bandidos, aleluyas…conformaron el fondo de una literatura popular de gran éxito. Mariano José de Larra es una figura imprescindible en el Romanticismo español y en el periodismo del siglo XIX. Empezó a frecuentar desde muy joven los círculos literarios madrileños en los que se haría amigo de Espronceda, Ventura de la Vega, Mesonero Romanos y otros literatos, muchos de ellos de tendencia liberal, aunque él no mantuvo una ideología política definida. Con apenas 19 años inicia su gran actividad como escritor, la de periodista. En El Pobrecito Hablador publica sus mejores artículos. Escribía una literatura útil con un espíritu reformista, según su educación ilustrada. A partir de la muerte de Fernando VII (1833) Larra inicia una nueva etapa donde las sátiras de las costumbres sociales dan paso a una sátira de carácter político. Su vida se vio truncada antes de cumplir los 28 años, al suicidarse con un disparo en la sien. TEMA 3 – Urbanismo y novelización: creación de una industria de la comunicación 1868 simboliza un cambio significativo en el panorama político y social español, con la salida de España de Isabel II y la llegada del Sexenio Democrático. A partir de ese momento se dan una serie de acontecimientos, en los que se incluye el segundo ciclo de la Revolución industrial propulsora de una imparable economía de mercado, que inició la contemporaneidad española. Los ideales de la Revolución Francesa se fueron proyectando por Europa, dando lugar a la gradual liquidación de los regímenes absolutistas, su sustitución por regímenes parlamentarios y monarquías liberales, el posterior auge de los fascismos y la consolidación de las democracias. A la salida de España de Isabel II siguieron la construcción del Estado liberal, la preferencia por un discurso narrativo que llega hasta nuestros días y que dio paso al auge de la novela, y la construcción de la ciudad moderna. Liberalismo, novela y ciudad se reflejarán en la literatura. Madrid y Barcelona elevan su población al millón de habitantes hacia 1930. En el caso de la capital, diversos sectores industriales comenzaban su despegue, entre ellos las imprentas, que convirtieron a Madrid en núcleo editorial y periodístico. Desde la aparición de los sistemas fotográficos y fotomecánicos en la segunda mitad del siglo XIX se intentó desarrollar una técnica que recogiera y reprodujera la imagen en sus colores naturales. Esto tuvo su proyección en la prensa. En 1893 Isidoro Fernández Flórez creó los Lunes Ilustrados que fue el primer diario gráfico. Blanco y Negro, fundada por Torcuato Luca de Tena, fue la primera publicación española en publicar una fotografía en color, en 1912. La introducción de la fotografía en la prensa tuvo también su repercusión en la literatura. La fotografía será una ventana abierta al mundo que transmite gran cantidad de conocimientos que irá poseyendo al lector y, por tanto, irá modificando su visión del mundo, lo cual influirá también en el escritor. Las relaciones entre prensa y géneros literarios El debate entre idealistas y positivistas superaba el ámbito académico e interesaba a amplios sectores de la población civil, por lo que ocupó páginas en periódicos y revistas, que eran los soportes de mayor alcance social. En cuanto al artículo literario publicado en prensa hay dos aspectos que lo definen. El primero, referido a la temática, donde aparece la realidad externa contada desde la vivencia interior del autor, caso de los artículos de Gustavo Adolfo Bécquer. El segundo, referido a la forma, hace referencia al lenguaje literario, opuesto al pretendido lenguaje denotativo y de búsqueda de objetividad del periodismo. En cuanto a las particularidades del artículo literario podemos señalar: - La persistencia del artículo costumbrista hasta finales del XIX: Bécquer, Pedro Antonio de Alarcón, Benito Pérez Galdós. - Subsiste la forma epistolar: Juan Valera. - La crónica se carga de connotaciones críticas e irónicas: Galdós, Clarín, Emilia Pardo Bazán. La prensa fue el soporte más adecuado para las narraciones en forma de folletín, el cuento o los cuadros de costumbres, en los que escritores como Antonio Flores, sobre la base de los anteriores Larra o Mesonero Romanos por ejemplo, consolidarán desde un estilo sencillo y estructura natural la realidad tratada por la posterior novela realista. La prensa, además, proporcionó los materiales que el escritor transformaría en sustancia literaria en muchas ocasiones. Durante el último tercio del XIX y principios del XX, la prensa y la lírica siguieron manteniendo una estrecha vinculación. Durante el periodo del Sexenio Democrático fueron apareciendo poesías comprometidas con la situación: Manuel Palacios publicaba un soneto diario desde 1869 en El Imparcial. Fue también a partir de la revolución del 68 cuando encontramos una creación lírica más destacada en las figuras de Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer. Paralelamente, casi al mismo tiempo que los hermanos Lumière presentaban el invento del cinematógrafo en París, se producen las primeras demostraciones de Guillermo Marconi de telegrafía sin hilos, que acabarían dando lugar al nacimiento de la radiodifusión. La presencia de la literatura en los primeros años de la radio se limita a la emisión de conferencias de tema cultural o literario o a la representación de obras teatrales o de adaptaciones literarias por parte de actores que serán los antecedentes del radioteatro, sin tener todavía un verdadero lenguaje radiofónico. Por su parte, la industria cinematográfica estaba constituida por pequeñas empresas que apenas contaban con recursos suficientes que limitaban las producciones. Por este motivo recurrieron a obras conocidas y a escritores con un gran prestigio, que garantizaban en buena parte la asistencia del público. Galdós es uno de los más adaptados. La novelización de la sociedad del XIX en su conjunto, así como las técnicas del realismo y el naturalismo, favorecieron el atractivo para sus adaptaciones cinematográficas, que será aún mayor en el cine sonoro y llegará hasta una época reciente (El Abuelo, de José Luis Garci en 1998). La reflexión regeneracionista buscaba cobrar un protagonismo decisivo, en cuanto que define la etapa previa a la decadencia y el impulso esperanzador que en el orden práctico e ideológico trataron de imponer unos pocos pensadores, ayudados fundamentalmente por la prensa, entendida como cauce para llegar y transformar la realidad. El Liberal, El País, El Progreso, El Globo, La Libertad, La Vanguardia… convertidos en lecturas preferentes de una sociedad cada vez más interesada por leer prensa, contaron entre sus colaboradores con las figuras literarias más destacadas. Junto a publicaciones más intelectuales convivían otras populares o satíricas, como El Madrid Cómico, que contó con la firma de Clarín y fue dirigido por Jacinto Benavente. Destaca también la revista literaria Germinal, de orientación socialista republicana, donde colaboraron casi todos los jóvenes ‘noventayochistas’. Se produce en este periodo de fin de siglo la transformación del escritor en intelectual, al considerar que su trabajo en la prensa, al que tiene que someterse por imperativos económicos y publicitarios, acendra su compromiso político. Para el modernismo 1902 fue un año significativo porque en él apareció la segunda edición de Prosas profanas, con la que obtuvo un gran éxito y reconocimiento Rubén Darío, y también se publicó la Sonata de Otoño de Ramón Mª Valle-Inclán. Más adelante Juan Ramón Jiménez defendía el modernismo no solamente como una tendencia literaria sino como una tendencia general, un gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza. De entre las revistas modernistas hay que destacar Helios, que apareció a instancias de Juan Ramón Jiménez y en la que colaboraron los hermanos Machado, Jacinto Benavente, Unamuno o Rubén Darío, considerado el adalid del movimiento. En torno al término ‘novecentismo’, acuñado en catalán por Eugenio d’Ors y asumido por Ortega y Gasset, se agruparon una serie de hombres de cultura que rompieron con el positivismo de la época anterior y comenzaron una nueva etapa literaria e intelectual con la pretensión de llevar la literatura y la cultura hacia la modernidad, tratando de alejarse de la subjetividad y de superar el decorativo esteticismo modernista. Se situaron entre el final del 98 y el inicio de las vanguardias y la generación del 27; también fueron denominados como generación del 14. Desarrollaron una labor crítica, ensayística y de revisión histórica de España; destacan Gregorio Marañón, Claudio Sánchez-Albornoz, Manuel Azaña, Ramón Menéndez Pidal. José Ortega y Gasset estuvo muy ligado al periodismo. Su abuelo, Eduardo Gasset, fundó El Imparcial, y su padre, José Ortega Munilla, dirigió el suplemento literario Los lunes de El Imparcial. Fue promotor de empresas periodísticas e intervino activamente en la fundación de algunos periódicos y revistas como Europa, España, Revista de Occidente o diarios como El Sol, Crisol y Luz. Parte de su obra apareció primero como artículos periodísticos; es el caso de La rebelión de las masas o España invertebrada. ‘Generación del 27’. En España las vanguardias aparecieron hacia 1908 con Ramón Gómez de la Serna y se difundieron rápidamente. Desde una rebeldía consciente y su marcada personalidad entendía que la revolución en el arte implicaba subvertir los valores sociales, políticos, literarios y académicos, considerados decadentes y caducos. Desde el vitalismo artístico rechazó a los autores de la generación anterior (Baroja, Azorín, Unamuno, Valle-Inclán). En todo esto la revista Prometeo tuvo un papel destacado, además de ser una ventana abierta a Europa. Fundada por el padre de Ramón Gómez de la Serna, se convirtió en la precursora de las vanguardias en España. En 1909 aparece la firma del fundador del futurismo Filippo Tommaso Marinetti en el texto “Proclama futurista a los españoles”. Las vanguardias se difundieron gracias a la proclama de manifiestos y la creación de revistas, además de las tertulias de los cafés, que aglutinaron a buena parte de los intelectuales anteriores a la Guerra Civil. A través de las revistas se representa otra forma de sinergia vinculando el grafismo a la expresión poética y viceversa, como por ejemplo cuando se vinculaban dibujos de Picasso a poemas de Juan Ramón Jiménez. En una primera etapa, hasta 1926, las revistas literarias nacieron bajo un claro signo modernista para convertirse en vanguardistas, como Cervantes. Siguieron otras que representaron y proyectaron de forma consolidada el nuevo arte, como Horizonte. De la segunda etapa, desde 1926 hasta la Guerra Civil destaca la revista Litoral, uno de los principales exponentes del quehacer vanguardista en los inicios de la generación del 27. Otra vertiente de la literatura de este periodo fue la denominada de consumo o de amplia divulgación, la literatura de quiosco, desarrollada en el marco del cosmopolitismo y de una significativa innovación industrial que implicó también la modernización de la prensa, lo que llevó al abaratamiento de los libros, periódicos y revistas, logrando así grandes tiradas. Un fenómeno importante que revolucionaría los hábitos de lectura fue la aparición de la revista El Cuento Semanal en 1907, imitada por las numerosas revistas dedicadas a la novela corta aparecidas en los años siguientes. En el ámbito radiofónico, tras una primera etapa experimental, nacen a partir de 1923 las primeras emisoras, cuyo contenido estaba pensado para una élite cultural urbana: ópera, música clásica, conferencias científicas o culturales, lecturas poéticas, retransmisión de obras teatrales, etc. Este modelo fracasó porque la élite cultural no quería pagar el alto coste que suponía el mantenimiento de la radio. Ricardo Urgoiti, director de Unión Radio y que a través de fusiones construyó el principal monopolio radiofónico antes de la República, entendió que la publicidad era la única forma posible de financiación. La programación dio un cambio de rumbo, aparecieron tertulias con escritores, especialización temática y divulgación de numerosas obras y autores. Apareció el radioteatro, que pronto alcanzaría una gran difusión, generando un discurso más creativo que el resto de géneros radiofónicos. TEMA 5 – Aislamiento y modernidad en el contexto de la segunda gran crisis europea La Guerra Civil supuso la ruptura de lo que había sido durante el primer tercio del siglo XX un proceso de crecimiento y cambio económico, con altibajos pero persistente, junto a un desarrollo artístico, cultural y científico sin precedente en España conocido como la Edad de Plata. Más que las destrucciones causadas por la guerra, que fueron importantes, fueron nocivos los efectos que generó el aislamiento del mercado nacional y el rígido dirigismo de la década de 1940, donde se sitúa el más profundo corte de la industrialización española, vinculada también a los medios de comunicación, dando lugar a un periodo de estancamiento sin parangón en la historia europea contemporánea. Madrid en los cuarenta era la capital de las cartillas de racionamiento y del estraperlo, del hambre, las enfermedades y el frío, como retrataron algunas novelas de Camilo José Cela: San Camilo 1936, La familia de Pascual Duarte, La Colmena. También encontramos el retrato de otras ciudades y zonas rurales como hizo Carmen Laforet en Nada, o la Castilla de las novelas de Miguel Delibes. El final de la contienda no trajo paz, sino represión y la participación de la Iglesia en la legitimización del régimen y especialmente en la educación, bajo la denominación de ‘nacional-catolicismo’. La inmensa mayoría de los intelectuales que no habían muerto o sido encarcelados se fueron al exilio, lo cual supuso una sangría del capital humano cultural que no se recuperaría hasta la llegada de la democracia. Los años 50 y 60 son de recuperación y crecimiento, de reequipamiento industrial y de expansión de las áreas metropolitanas de las grandes capitales, sobre todo de Madrid y Barcelona, donde el mundo editorial tendrá un gran desarrollo y se crea una estrategia de venta de obras clandestinas prohibidas por la censura. Por esta vía, y otras más personales, llegaron a España las nuevas corrientes culturales europeas, despertando un fuerte contenido crítico contra la dictadura. La Universidad se hizo eco de estos cambios al ir consolidándose una clase media afín a este ‘desarrollismo’, mientras que el cine y la televisión popularizaban el modo de vida americano introduciendo las pautas del consumismo y un nuevo sistema de valores. Los años 70, y con ellos la transición del franquismo a la democracia, no se libraron de la crisis europea originada por el encarecimiento del petróleo y que provocó una gran destrucción de empleo. Tuvo su proyección en la cultura, tanto en la creación artística como en la investigación científica. A partir de 1975 los nuevos aires de libertad dieron paso a nuevos medios de comunicación: El País, Diario 16; se terminó el monopolio informativo de RNE, y posteriormente aparecieron las cadenas televisivas privadas. TEMA 6 – Apuntes de una posmodernidad La muerte de Franco generó un impulso renovador propio de una sociedad que estuvo muchos años contenida. La memoria de la guerra y la necesidad de descubrir las miserias que tantos años habían estado ocultas se fueron reflejando en obras de la década de los 70 como Recuento de Luis Goytisolo o Si te dicen que caí de Juan Marsé. Los años setenta iniciaban algo que se iba a desarrollar en los decenios siguientes: la cultura como consumo, su comercialización en el contexto de una sociedad consumista que llega hasta nuestros días. A partir de 1975 asistimos a un creciente desarrollo de la columna y a la aparición de numerosos columnistas, el más significativo Francisco Umbral. La época más florida del columnismo de autor fueron los años noventa, cuando se dio una proliferación de escritores como columnistas, unida a la calidad de sus prosas y a la variedad temática. Todo ello configuró un género nuevo vinculado a la prensa, una nueva sinergia entre literatura y periodismo que nacía con la democracia. La prensa en la transición y las décadas siguientes tuvo un papel muy importante, gestándose un nuevo periodismo del que participa el columnismo. El objetivo de la denominada ‘escritura informativa de creación’ era establecer procedimientos eficaces que llegaran al público, con una actitud de acento crítico e intelectual, heredada de la mejor tradición periodística española. La nueva modalidad desarrollada por Umbral, Manuel Vicent, Rosa Montero, Manuel Vázquez Montalbán… busca alcanzar la mayor expresividad, y dificulta la separación tradicional entre el periodismo informativo y el de opinión. El texto de la columna carece de características unificadoras. Se suele agrupar con los géneros de opinión, como el editorial o el artículo, pero goza de una absoluta libertad temática y formal. Dentro de las columnas periodísticas está la columna literaria, que sobrepasa el marco de la opinión y valora muy por encima lo literario y las funciones expresivas y poéticas del lenguaje. Otra sinergia entre la literatura y la prensa es la creación de los suplementos culturales, cuadernillos que se incluyen en los periódicos un día a la semana. Abarca contenidos sobre literatura, cine, teatro, arquitectura, pintura o música. El lenguaje utilizado es más especializado que el que podemos encontrar normalmente en un diario. Tras el franquismo aparecieron o reaparecieron nuevos diarios como El País o Diario 16 y fue cuando se normalizó la presencia de secciones dedicadas al arte, la cultura, la literatura… Algo que añadieron medios ya existentes como ABC o La Vanguardia y que incorporarían a su nacimiento otros como El Mundo o La Razón. El suplemento cultural de El País es Babelia, referente periodístico debido al tratamiento que da a la cultura y por haber potenciado ese ámbito desde su nacimiento en 1991, contando con colaboradores de gran prestigio: Pedro Almodóvar, Nacho Saez de Tejada, Manuel Vicent, Vázquez Montalbán, Eduardo Haro Tecglen, Santos Juliá, Juan José Millás, Antonio Muñoz Molina, Benjamín Prado o Julio Llamazares. El Mundo tiene como suplemento El Cultural donde también predomina lo literario. Apareció con formato de revista en 1999 procedente del suplemento de La Razón creado por Luis María Ansón y que llevó de ABC tras su marcha. Es el único que introduce ciencia en sus páginas. ABC publica ABCD las artes y las letras como suplemento cultural de carácter semanal, sustituyendo a la revista ilustrada Blanco y Negro. La Vanguardia posee el suplemento Cultura/s, con formato de revista destacando su buena fotografía y la calidad del papel; predomina la literatura e incluye textos de creación. Por otro lado, encontramos una vinculación entre la literatura y la publicidad, utilizando en el microrrelato publicitario algunos temas y motivos literarios medievales (el amor cortés, la iniciación del héroe) para intentar alcanzar de la forma más eficiente a una población determinada con fines persuasivos, construyendo unos textos fronterizos entre lo literario y lo comercial. En cuanto a la irrupción del fenómeno de Internet, las nuevas tecnologías no solamente contribuyen a la comunicación de la literatura existente y al mejor conocimiento del autor vivo a través de su ‘blog’ (Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Almudena Grandes o Carlos Ruiz Zafón son ejemplos de autores con webs en las que tratan de acercarse al lector), sino también para ofrecer contenidos narrativos que el lector puede continuar desarrollando, en ocasiones como prolongación de su última novela. Otros ejemplos son obras como la novela digital filmada Zora o la novela por entregas La autopista de Shambala, de Jesús Ferrero, pensadas para funcionar en la red, proporcionando una lectura diferente a la habitual del libro.
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