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Literatura siglo XVIII, Apuntes de Lengua y Literatura

Literatura española del siglo XVIII

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 07/01/2022

Mic_88
Mic_88 🇪🇸

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¡Descarga Literatura siglo XVIII y más Apuntes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII 1. INTRODUCCIÓN El siglo XVIII constituyó una época de profundas transformaciones que afectaron a la política, la sociedad, la cultura, la religión y el pensamiento. La Ilustración es el movimiento que representa esta renovación, que se extenderá desde Francia por toda Europa a lo largo del siglo XVIII, y supuso la búsqueda de un nuevo orden basado en el fomento del espíritu crítico y el empleo de la razón como única guía. Durante la segunda mitad del siglo en gran parte de Europa las ideas de la Ilustración llevaron a una nueva forma de gobierno: el despotismo ilustrado, según el cual monarcas como Luis XV en Francia, Catalina ll de Rusia o Federico Il de Prusia combinaban el poder absoluto con el interés por una política reformista. Estas transformaciones culminaron con el nuevo orden que impuso la Revolución Francesa (1789-1799). En cuanto a las relaciones internacionales, el siglo XVIII supuso el comienzo de la preponderancia inglesa, del mismo modo que el siglo XVI! había sido de predominio francés y el XVI, el del auge español. Es en estos años cuando surge la idea del equilibrio europeo. En España los primeros Borbones que reinaron, desde Felipe V hasta Carlos IV, llevaron a cabo una política reformista de corte ilustrado acorde con los nuevos aires que se respiraban en Europa. En el ámbito cultural predominó a lo largo del siglo el esfuerzo de los intelectuales españoles por establecer y mantener contactos con Europa, pero cultivando a la vez las tradiciones españolas. Como reflejo del espíritu ilustrado se crearon nuevas instituciones cuyo esfuerzo acortó la distancia que nos separaba de la cultura europea: Biblioteca Nacional (1712), RAE (1713), Real Academia de la Historia (1735), Sociedades de Amigos del País. 2. PRINCIPALES CORRIENTES LITERARIAS DEL SIGLO XVII! Durante el siglo XVII! conviven diferentes corrientes que, si bien en teoría están claramente diferenciadas entre sí, en la práctica se superponen e influyen mutuamente. 2.1. Posbarroco No es sino una continuación en forma y contenido de la literatura barroca que predomina en el siglo anterior. Las obras literarias posbarrocas adolecen por lo general de falta de originalidad y no son de mucha calidad. Aun así, es preciso tener en cuenta que esta corriente se mantiene durante toda la primera mitad del siglo. 2.2. Neoclasicismo Surge a finales del siglo XVII, pero se desarrolla con el influjo del pensamiento ilustrado. Propugna el regreso a los ideales de equilibrio y mesura de la literatura clásica. A la vez, la creación artística se ve fuertemente sometida a la observancia de las reglas. 2.3. Prerromanticismo Hacia el final del siglo comienza a surgir un movimiento que propugna la importancia del sentimiento frente a la razón y exalta valores de individualismo y libertad. Esta tendencia precursora del Romanticismo que triunfará en el XIX, no sustituye al Neoclasicismo, sino que convive con él incluso en la obra de los mismos escritores. 3. LOS GÉNEROS LITERARIOS EN EL SIGLO XVIII El peso de las ideas ilustradas hace que el género más decisivo sea el ensayo, vehículo de transmisión de las nuevas corrientes de pensamiento. El género se consolida como tal y comienza a dar importancia a la forma. En cuanto a su difusión, encuentra nuevos cauces con el auge de la prensa escrita. La narrativa también se ve influida por el pensamiento ilustrado. Las obras de ficción a menudo se emplean para ejercer la crítica de costumbres e ideas o con fines filosóficos o morales. La novela del XVIII bebe de las fuentes de la picaresca o la obra de Cervantes, pero a la vez supone el perfeccionamiento de las técnicas narrativas. En cuanto a la poesía y el teatro, puede señalarse que experimentan una evolución pareja; durante toda la primera mitad del siglo las formas que predominan son herederas del Barroco, mientras que en la segunda mitad de siglo prevalece la tendencia neoclásica, a la vez que se atisba el inicio del Prerromanticismo. Sin embargo, son géneros que, quizás enconsertados por el sometimiento a las reglas y el afán didáctico, en líneas generales no producen grandes obras a lo largo de este siglo. 4. LA PROSA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII Cartas eruditas. En ellas arremete contra las supersticiones y contra la ya agotada cultura barroca. 4.2.2. IGNACIO DE LUZÁN Destaca, sobre todo, como autor de la Poética (1737) más importante del siglo XVII! español. En ella establece las normas que deben cumplir las obras que deseen ajustarse a los nuevos ideales clasicistas. 4.2.3. JOSÉ CADALSO Cadalso es una figura característica de su siglo. Conoció perfectamente la cultura europea —en París, por ejemplo, trató a Voltaire-, y se empapó de luces ilustradas y neoclásicas, que se proyectan en su poesía y en su teatro. Pero leyó también a los prerrománticos ingleses, franceses y alemanes. Como poeta, abundan en su obra las composiciones que siguen patrones convencionales neoclásicos: anacreónticas, odas pastoriles, etc. Los modelos de su poesía los clásicos grecolatinos y los poetas españoles del XVI. Quevedo y Góngora le sirven de referente para sus letrillas y poesías satíricas. Publicó estos poemas en 1773 con el título Ocios de mi juventud. La importancia de Cadalso radica sobre todo en ser el impulsor del gusto poético rococó en los círculos literarios madrileños y en la influencia que ejerció sobre los jóvenes poetas del grupo salmantino y en particular sobre Meléndez Valdés. Como dramaturgo, Cadalso intentó el género de la tragedia, pero sin éxito. Hacia 1770 debió de escribir Solaya o Los circasianos, obra que fue prohibida por la censura. Al año siguiente estrenó Don Sancho García, conde de Castilla, en la que trata el tema de la Edad Media castellana respetando las tres unidades neoclásicas, aunque, sin embargo, la acción resulta inverosímil y artificiosa. Desde luego, es en la prosa donde Cadalso alcanza sus mayores logros. Escribió: a) Los eruditos a la violeta, sátira de la educación superficial y de los individuos que aparentan tener muchos conocimientos, cuando, en realidad, son unos ignorantes. b) Noches lúgubres, obra dialogada en la que el protagonista, enloquecido por la muerte de su amada, intenta desenterrar su cadáver para morir junto a él prendiéndole fuego a su casa. En esta obra preludia muchos recursos románticos (quejas lastimeras, la sentimentalidad exacerbada, sensibilidad subjetiva, etc.). Cc) Cartas marruecas, publicadas póstumamente, son la obra más importante y más leída de Cadalso. Son un conjunto de cartas que cruzan entre sí dos marroquíes y un español y en las que se critican diversas costumbres (la nobleza inútil y parasitaria, el excesivo número de religiosos, el menosprecio de la ciencia y el conocimiento...). El modelo formal, el género literario a que la obra pertenece, es el fijado por Montesquieu en las Cartas persas. 4.2.4. GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS Es el más sobresaliente de los ilustrados españoles, compuso poemas (Sátira a Ernesto) y alguna obra teatral (Pelayo, El delincuente honrado”), pero se distinguió, sobre todo, como escritor de textos en prosa, en los que abordó los problemas más importantes del país y expuso sus ideas de reforma para resolverlos: Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas; Informe sobre la ley agraria; Memoria sobre educación pública. Muy significativos son también otros textos suyos carentes de intención didáctica, como sus cartas o sus Diarios, donde queda de manifiesto la aguda sensibilidad de Jovellanos para la percepción de la naturaleza. 5. LA POESÍA Hay que entender la poesía del siglo XVII! como fruto de un período en el que se entrecruzan diversas tradiciones e influencias. No hay realmente una ruptura tajante con la lírica barroca, que se prolonga todavía bastante tiempo en el siglo XVIII, como luego tampoco la lírica ilustrada desaparecerá con el fin de siglo, sino que penetrará profundamente en el XIX. La poesía posbarroca domina durante las primeras décadas de siglo y en ella el influjo gongorino es todavía muy evidente, aunque va abriéndose paso cada vez más la influencia de Garcilaso. Eugenio Gerardo Lobo y Torres Villarroel serían representantes de esta perduración barroca. Pero paulatinamente se tiende a hacer más sencilla. Por similitudes con el movimiento artístico correspondiente, se ha denominado a esta tendencia poesía rococó. Alonso Verdugo, conde de Torrepalma, y sobre todo, José Antonio Porcel representan esta época de transición, en la que predominan el refinamiento, el valor decorativo y la mayor simplicidad, con versos cortos y estrofas breves y cerradas y, 1 El delincuente honrado, comedia sentimental que sigue el modelo de las comedias lacrimosas francesas, en la que ataca recientes ordenanzas contra el duelo. como temas dominantes: naturaleza, amor y la belleza femenina, pero en un marco de fiestas, presidido por la galantería, la coquetería y la frivolidad, con un fondo de paisajes delicados y artificiosos. La poesía ilustrada o neoclásica se produce en la segunda mitad del siglo, sobre todo en el reinado de Carlos III. Está basada en los principios normativos y estéticos que rigen en la época y que están acuñados en la Poética de Luzán: “La poesía es imitación de la naturaleza con doble finalidad: utilidad y deleite”. Está relacionada muy directamente con las circunstancias sociales que la envuelven: conceptos filosóficos, ideas políticas, criterios morales o la preocupación reformista. Poetas ilustrados tempranos son Vicente García de la Huerta, Nicolás Fernández de Moratín y José Cadalso. En la poesía del primero perduran rasgos propios de la lírica barroca al lado de una intención innovadora neoclásica, su poema, en quintillas, titulado Fiesta de toros en Madrid, es de gran valor plástico. La poesía de Moratín padre puede considerarse ya plenamente neoclásica. Sin embargo, a menudo hay en su obra un componente castizo y tradicional, que puede advertirse, por ejemplo, en sus romances, deudores del Romancero viejo, de Lope y Góngora, entre otros. Escribió la poesía en dos vertientes: satírica (A Claudio) y lírica (Elegía a las musas). José Cadalso, destacado prosista, publicó sus poemas en 1772 con el título Ocios de mi juventud. Son interesantes sus sonetos: Sobre el poder del tiempo y Renunciando al amor y a la poesía lírica con motivo de la muerte de Filis. La consolidación de la poesía ilustrada se produce en los años setenta en la Tertulia de la Fonda de San Sebastián en Madrid. Allí se reúnen destacados poetas no solo españoles (Moratín padre, Cadalso, Iriarte...), sino también italianos. Florecerá entonces la poesía neoclásica con autores como Cándido María Trigueros o Leandro Fernández de Moratín. Y también deben destacarse los fabulistas Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte, ejemplos ambos, con su uso del género de la fábula y su consiguiente moraleja, de la poesía de intención didáctica propia de la literatura ilustrada. Además de Madrid, Salamanca fue también un importante foco de propagación de las ideas ilustradas, y por tanto, de la lírica neoclásica. A Salamanca marcha desterrado Cadalso y su presencia pudo servir para el surgimiento allí de una importante poesía, con autores destacados como Diego Tadeo González y, sobre todo, Juan Meléndez Valdés. el último momento los virtuosos héroes de las obras descubren en forzadas anagnórisis su origen nobiliario. Entre las abundantes traducciones, el drama sentimental español más importante es El delincuente honrado de Jovellanos. Pero donde la aplicación de los principios neoclásicos se produce de forma más estricta es en los géneros de la tragedia y la comedia. Los ilustrados españoles tratan de crear una tragedia española, para lo que no contaban con una tradición autóctona consolidada. Por eso parten inicialmente de modelos franceses, de los realizan traducciones y adaptaciones. Ya Luzán defendía en su Poética la importancia didáctica de la misma, como ejemplo y escarmiento a todos, pero especialmente a los reyes y a las personas de mayor autoridad y poder. Otro pensador ilustrado, Agustín Montiano y Luyando, publica los Discursos sobre las tragedias españolas, donde defiende que la tragedia debe mostrar a los hombres no como son, sino como deben ser. El propio Montiano escribe dos tragedias: Virginia y Ataúlfo, que nunca fueron representadas. El intento de crear una tragedia española no tuvo éxito finalmente, fueron pocas las que se escribieron y no contaron con el favor del público. Ejemplos: Pelayo de Jovellanos, Raquel de García de la Huerta; Sancho García, conde de Castilla de Cadalso; Numancia destruida de Ignacio López de Ayala; Guzmán el Bueno de Nicolás Fernández de Moratín. La comedia neoclásica o comedia de buenas costumbres fue el género teatral de mayor éxito y el que mejor expresa las ideas ilustradas. Nicolás Fernández de Moratín con La Petimetra e Iriarte con El señorito mimado hicieron incursiones en el género. Pero destacó entre ellos Leandro Fernández de Moratín. Leandro Fernández de Moratín escribió sólo cinco comedias. En las cinco censura las malas costumbres. En El viejo y la niña, El barón y El sí de las niñas se desaprueban los matrimonios concertados. La comedia nueva O El café satiriza las obras teatrales que gustaban al público de la época. La mojigata critica la falsa piedad, la hipocresía religiosa y la mala educación de los jóvenes. Entre su producción destaca El sí de las niñas, cuya estructura responde al esquema neoclásico. Se desarrolla en una posada de Alcalá de Henares, entre las siete de la tarde de un día y las cinco de la mañana del día siguiente. El argumento se basa en el matrimonio forzado de una joven con un hombre mayor, y el tema principal es la mala educación que recibían las mujeres y la autoridad mal ejercida. El pensamiento ilustrado se hace patente en el triunfo de la virtud, la razón y la obediencia y en una fina ironía que envuelve los diálogos, la descripción y el planteamiento de los personajes. El teatro de Moratín se caracteriza su didactismo, por el respeto a las reglas de las tres unidades y por la intención de ser verosímil. La verosimilitud explica el empleo de una lengua sencilla y adecuada a cada personaje, así como el uso de la prosa o del verso breve. La importancia de Moratín como autor teatral trasciende su propia producción dramática, puesto que su obra abre las puertas a lo que será el teatro contemporáneo. Aunque no tuvo ninguna continuación directa, porque el triunfo de los ideales teatrales neoclásicos fue muy tardío, cuando ya en Europa soplaban los vientos del Romanticismo, es indudable que la comedia realista del XIX, la alta comedia, estable un puente entre la comedia moratiniana y buena parte del siglo XX, pues Moratín había conquistado para el teatro un lenguaje natural alejado de la artificiosidad de la dramaturgia anterior.
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