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La creación literaria en la prensa del siglo XVIII en España, Apuntes de Literatura

Una detallada descripción de cómo la prensa española del siglo xviii se convirtió en un importante vehículo para la difusión de ideas y temas de la ilustración. Se mencionan varios periódicos y obras literarias publicadas en ese período, así como la influencia de la ilustración en la prensa y la literatura. Además, se discute el papel de la prensa en el desarrollo del periodismo y la literatura, así como la importancia de analizar la prensa para entender la recepción de obras literarias y los debates sobre las nuevas tendencias en la literatura y el arte.

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 24/02/2014

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¡Descarga La creación literaria en la prensa del siglo XVIII en España y más Apuntes en PDF de Literatura solo en Docsity! Literatura y periodismo 1. La época de la Ilustración Literatura y periodismo en el XVIII 2. La creación literaria en la prensa del XVIII 1. El periodismo como nuevo vehículo en la creación literaria 2. Poética, de Luzán 3. Los difusos contornos del ensayo 4. Las sátiras 5. José Cadalso 1.6.- Literatura y periodismo en el XVIII La prensa española, con la europea como constante punto de referencia, se configuró como cauce ideal para las ideas y temas de la Ilustración. Sobre todo en torno a la educación, al cosmopolitismo, a llevar a cabo esas actuaciones a favor del progreso de las luces, a la creación de un estilo sin afectación, etc. La prensa aparece como prácticamente privativa de la minoría ilustrada. Estos temas se van desarrollando a los largo de tres grandes etapas que coinciden con periodos importantes de la Historia general: 1) 1737-1750. Periodo de la Ilustración. En 1737 se presenta el periódico Diario de los Literatos de España. 2) 1750-1791. Reinado de Carlos III. Destaca El Pensador (1750-1770). El Censor es dominante de 1770 a 1791 debido a un periodo de censura (la Revolución Francesa estalla en 1789) del que sobreviven La Gaceta y El Diario de Madrid. 3) 1791-1808. Hasta la guerra de Independencia y el fin de la Ilustración cambia el carácter de la prensa. A partir de ahora surge el Romanticismo con la polémica, especialmente sostenida a través de la prensa, entre Böhl de Faber y José Joaquín de Mora (1814). La polémica aparece casi como subgénero literario en un nuevo medio que es el periódico, al servicio de la Literatura. 1.6.1.- Diario de los Literatos de España (1737) Apareció coincidiendo con la Poética de Luzán y siguió editándose durante un lustro, al estilo del Journal des Savants. Este periódico dio a conocer resúmenes, ensayos críticos, publicaciones científicas y literarias de gran importancia en el momento. Menéndez Pelayo consideró a los editores como herederos de Feijoo (del XVIII, pero Barroco). En el Diario de los Literatos se publicó la sátira “Contra los malos escritores” (1742), de José Gerardo Hervás. Se ve la influencia de la Ilustración, pero se observan múltiples giros franceses (tendencia arrastrada hasta ahora). Las sátiras fueron muy famosas en el XVIII (destaca Moratín). En periódicos y revistas se publican poesías y obras narrativas que aparecen especialmente vinculadas al nuevo cauce de la prensa. Lo condiciona en cuanto al espacio, en cuanto al estilo (por el público al que va destinado) y a la periodicidad (era necesario escribir por unidades, de modo que se termina una parte un día para continuar al siguiente). La prensa proporciona a la literatura popularidad y rapidez de difusión. En un contexto de actualidad y variedad de noticias se favorece el vínculo actual de la literatura con las ideas, la política y la sociedad. El tercer elemento es la difusión y contraste de las ideas literarias en la prensa a través de polémicas, reseñas, estudios críticos, intervención directa de los lectores en carta, etc. 1.6.2.- Periodismo impregnado de literatura La época de la Ilustración es el momento inicial del gran desarrollo de la prensa. En esta búsqueda de la propia definición, los razonables ilustrados dan muestra de mucha imaginación haciendo unos periódicos muy creativos sumamente literaturizados en muchos casos. 1) Periódico como obra de ficción. 1)..a El hilo conductor de un número al siguiente viene dado por un personaje ficticio que contempla, piensa, censura,... de donde proceden muchos de los títulos. 1)..b Un grupo de personajes enmarcados en reuniones, tertulias, intercambios epistolares y otros tipos de comunicación. Como ejemplo de periódicos: El Pensador, El Censor, El Duende Especulativo. 1)..c Como género epistolar: El Corresponsal del Censor. 1)..d La narración de un suceso o anécdota, donde se hace la exposición de un tema relacionado: El Correo de Madrid o de los Ciegos, El Tío Tremendo y los Críticos del Malecón (1812-1814), en el que las noticias se daban a través de la ficción de una tertulia entre personajes del malecón de Sevilla. 2) Libros que se construyen como periódico. El Café (1792), de Alejandro Moya. El libro se estructura como un café y en lugar de capítulos tiene mesas. No tiene argumento y su materia es tan variada como la de un periódico: sucesos, anécdotas, fragmentos literarios. Se distribuyen en lo que hablan los asistentes de las mesas formando cada conversación algo similar a los distintos capítulos de un libro. 3) Prensa literaria especializada. El Poeta, de Nicolás Fernández de Moratín (padre de Leandro). La prensa del XVIII difiere bastante de los actuales periódicos tanto por su formato como por su contenido. Donde realmente se encuentran textos literarios de creación es en los periódicos de tipo didáctico-antológicos, de los cuales comentamos tres tipos: 1. Del tipo del periódico de largo título Cajón de Sastre Literario o Percha de Manlero Erudito con Muchos Retales Buenos, Mejores, Medianos, Útiles, Graciosos, Honestos para Evitar las Funestas Consecuencias del Ocio (1760-1761) del célebre Mariano Nifo. También, Novelero de los Estrados (1764), del mismo tipo y editor. Otros periódicos: El Bufón de la Corte (1767), El Semanario Erudito (1787-1791), creado por el dramaturgo Antonio Valladares de Sotomayor y Tertulia de Gaudea (1768 y 1775-1776), también de Mariano Nifo. 2. Periódicos enciclopédicos o de controversia sobre la actualidad. De ellos destacamos El Correo de Madrid o de los Ciegos (1786-1791). En él aparecieron textos inéditos de Tomás de Iriarte, Juan Meléndez Valdés y José Cadalso. En Diario de las Musas (1790-91), creado por el dramaturgo Luciano Comella, colaboraron Cadalso, Moratín, Forner, Iriarte, etc. Otros periódicos: Espíritu de los Mejores Diarios Literarios que se Publican en Europa (1787-1791) y Variedades de Ciencias, Literatura y Artes (1803-1806), fundado por el poeta Quintana. 3. Periódicos espectadores. Interesa el modelo inglés debido a la estructura que tenía. El periódico se plantea como una tertulia en la que los participantes son los que van relatando noticias, historias y cuentos unos a otros. El mejor es El Pensador (1762), de José Clavijo y Fajardo, imitado por El Escritor Sin Título (1763-64), de Romea y Tapia, y El Duende Especulativo de la Vida Civil (1761). Además de La Pensadora Gaditana (1763-64), de la todavía no identificada Beatriz Cienfuegos, nombre que parece esconder el de algún escritor de la época. En la segunda etapa, destaca El Censor (1781-88), que dio a conocer textos importantes de Jovellanos y de Meléndez Valdés. Fue el mejor de los periódicos ilustrados en cuanto a su contenido y en cuanto al papel que desempeñó en la difusión del pensamiento de las luces con un profesional sentido crítico del panorama social. Otros periódicos: El Corresponsal del Censor (1786-87), creado por Manuel Rubín Célix; El Observador (1787-88), de José Marchena, y El Apologista Universal (1786). No podemos hablar de una relación directa entre la prensa y la literatura hasta la segunda mitad de la década de los 30, en que varios miembros de la tertulia de Julián de Hermosilla (de la que también surgió la Academia de la Historia) fundaron en 1737 El Diario de los Literatos (1737-42). En este periódico, Juan Martínez Salafranca y Leopoldo Jerónimo Puig informan de las novedades literarias. Sus ideas sobre el estado de las bellas letras en España coincidían con las de Ignacio Luzán (1702-1754), que el mismo año publicaba su Poética. 2.2.- Poética de Luzán El libro, que trata sobre teoría estética-literaria, fue durante años el norte de los escritores. Estos se esforzaban por recuperar para la Literatura no sólo los valores clásicos (dando lugar a un nuevo clasicismo que buscaba sus modelos en la antigüedad grecolatina), sino también en los autores españoles de la Edad de Oro (siglos XVI y XVII). El espíritu de El Diario de los Literatos era el mismo que alentaba la Poética de Luzán. Se puso de manifiesto en la reseña que de ésta se hizo en sus páginas y la inclusión, en 1741, de una sátira en tercetos titulada “Sátira en tercetos contra los malos escritores de este siglo”, firmada con el seudónimo de Jorge Pitillas (se cree que es el padre Isla). Ser sátiro Quijote Contra todo escritor follón y alegre El divino viajero El que se fue al Parnaso, piano, piano A cerner escritores en su harrero. Enuncia las deficiencias capitales de la creación literaria. Sobre el tema, escribió Juan Pablo Forner “Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana” (1761), poema con el que ganó el concurso de la RAE. 2.3.- Los difusos contornos del ensayo El ensayo es una modalidad literaria más propiamente dieciochesca y la prensa jugó un papel muy importante. Sus orígenes se localizan en los Essais de Montaigne. En cuanto a los precedentes en España, tenemos a Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), autor de Teatro crítico universal o discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes. Feijoo preparó el terreno a los nuevos periodistas. Su finalidad era crítica: combatir y desenmascarar los errores comunes para abrir horizontes a las mentes. El término ensayo, con el sentido que tiene actualmente, no lo recogió el DRAE hasta 1869. Por tanto, variaban los términos para referirse a una misma realidad. Quevedo los llamaba discursos y así también apareció en El Censor y en El Pensador. Éste último los llamó pensamientos y oraciones. Entre los muchos ensayos que se escriben en el XVIII hay que destacar el del padre Martín Martesino, “El por qué sí y el por qué no, satisfacción crítico-apolegética de su conducta: por qué sí vive siempre tan retirado y por qué no se pone al oficio de escritor”. Fue publicado en el tomo VI del Semanario Erudito (1787). Su nombre es anagrama: su verdadero autor es Martín Sarmiento (1695-1771). El XVIII es un siglo de controversia y de polémica. Aparecen muchos escritos apolegéticos y satíricos publicados en folletos de forma independiente o en las páginas de los periódicos. Una de las polémicas más célebres fue el artículo de Nicolás Masón sobre “España en la Enciclopedia Metódica francesa” (1782). Se pregunta, de forma insolente, qué debe Europa a España y qué había hecho España por el resto del mundo a lo largo de los siglos. En España suscitó una serie de escritos apolegéticos. El más conocido fue un artículo de Juan Pablo Forner (1756-1797) cuyo título fue “Oración apolegética por la España y su mérito literario”. Se publicó en El Correo de Madrid o de los Ciegos. El artículo es un alarde de patriotismo y vindicación de España frente a las acusaciones vertidas por Masón. Parece ser que detrás de Forner estaba Floridablanca, que le sugirió que lo escribiera. Otros escritos satíricos de Forner son “El asno erudito y los gramáticos, historia chinesca”, sátira contra Iriarte; “La corneja sin plumas”, sátira contra Vargas Ponce, y otras más. 2.4.- Las sátiras Las sátiras, en prosa o en verso, encontraron en los periódicos un vehículo especial, apto por la prontitud de su publicación. Jovellanos es autor de la convención “ánimo, amigos, nadie tema, nadie, su punzante aguijón, que yo persigo en mi sátira al vicio, no al vicioso”. Periódicos como El Pensador, El Censor y Memorial Literario se ocuparon de este tipo de sátiras. El Censor publicó dos de Melchor Gaspar de Jovellanos (1744-1811), sátiras que recogen lo mejor de su poesía. Su título general era “A Ernesto”. La primera apareció sin título y anónima y se la conoce como “Sátira contra las malas costumbres de las mujeres nobles” (1786). La segunda, de 1787, se titula “Sátira sobre la mala educación de la nobleza”, de la que muchos se sintieron aludidos. El tema de la decadencia de los nobles, de su degradación personal y de la corrupción de las costumbres en general, ocupó con frecuencia las plumas de los ilustrados. Una tercera sátira de Jovellanos, de menor interés literario, fue publicada en El Diario de Madrid en 1797: “Memoria para el arreglo de la policía, espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España”. 2.5.- JOSÉ CADALSO (1741-1782): Cartas marruecas Sus dos principales obras son Cartas marruecas y Noches lúgubres, ésta última, novela dialogada de carácter autobiográfico. La ficción epistolar era frecuente en el XVIII, sobre todo en la prensa, sirviendo de excusa, a veces, para un contenido de tipo ensayístico por lo que comportaba de estilo llano, tono conversacional, de opinión y no dogmático, divulgativo y porque daba cabida a todo tipo de materias. La forma epistolar implica la primera persona narrativa, sea real o ficticia, y era la preferida para relatar una experiencia muy dieciochesca como era la del viaje. Así apareció la literatura de viajes en prensa. Juan Meléndez Valdés llegó a escribir una cuyo título era Cartas turcas, hoy perdidas en su mayoría, con la intención, según él mismo declaró, de continuar y completar las de Cadalso. Centrándonos en las de Cadalso, la primera la publicó el 10 de diciembre de 1787 en El Diario de Madrid; la segunda, en El Correo de Madrid o de los Ciegos, el 19 de diciembre. Buena parte de la obra circuló de forma manuscrita por Madrid. Después, entre febrero y julio de 1789, se publicó por entregas la obra entera en El Correo, menos las cartas LV, LXXXIII, la protesta final y el índice. Las Cartas marruecas están basadas en un suceso real que había ocurrido no hacía mucho tiempo y que apareció en prensa. Se trata de la visita a España de un embajador de Marruecos, Sidi Hamet Al Gazzali, y conocido como el Gazel.
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