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los actos humanos en la sociedad, Monografías, Ensayos de Humanidades y Ciencias Sociales

los actos humanos ................................................................................................

Tipo: Monografías, Ensayos

2020/2021

Subido el 21/02/2022

laura-daniela-arteaga-mu-oz
laura-daniela-arteaga-mu-oz 🇨🇴

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¡Descarga los actos humanos en la sociedad y más Monografías, Ensayos en PDF de Humanidades y Ciencias Sociales solo en Docsity! UNIVERSIDAD FASTA - DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA 1 ÉTICA Y BIOÉTICA (DHM34) ÉTICA, BIOÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL (DHM35, DHM36) BLOQUE A APUNTE SOBRE LOS ACTOS HUMANOS 1. DEFINICIÓN DEL ACTO HUMANO Los actos humanos son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre, es decir, los que realiza con conocimiento y libre voluntad (cfr. S.Th., I-II, q.1, a.1, c.). En ellos, interviene primero el entendimiento o sea la inteligencia, porque no se puede querer o desear lo que no se conoce: con el entendimiento el hombre advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia él porque lo desea, o se aparta de él, rechazándolo. Sólo en este caso cuando intervienen inteligencia y voluntad el hombre es dueño de sus actos, y por tanto, plenamente responsable de ellos. Y sólo en los actos humanos puede darse valoración moral. No todos los actos que realiza el hombre son propiamente humanos, ya que como hemos señalado antes, pueden ser también: • Meramente naturales: los que proceden de las potencias vegetativas y sensitivas, sobre las que el hombre no tiene control voluntario alguno, y son comunes con los animales: por ejemplo, la nutrición, circulación de la sangre, respiración, la percepción visual o auditiva, el sentir dolor o placer, etc. • Actos del hombre: los que proceden del hombre, pero faltando ya la advertencia (niños pequeños, distracción total), ya la voluntariedad (por coacción física, por ejemplo), ya ambas (por ejemplo, en el que duerme). 2. DIVISIÓN DEL ACTO HUMANO Por su relación con la moralidad, el acto humano puede ser: • Bueno o lícito, si está conforme con la ley moral (por ejemplo, el dar limosna). • Malo o ilícito, si le es contrario (por ejemplo, mentir). • Indiferente, cuando ni le es contrario ni conforme a la moral (por ejemplo, el caminar) Aunque ésta es la división más importante, interesa señalar también que, en razón de las facultades que lo perfeccionan, el acto puede ser: • Interno: el realizado a través de las facultades internas del hombre, inteligencia, memoria, imaginación, por ejemplo, el recuerdo de una acción pasada, o el deseo de algo futuro. • Externo: cuando intervienen también los órganos y sentidos del cuerpo (por ejemplo, comer o leer). UNIVERSIDAD FASTA - DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA 2 ÉTICA Y BIOÉTICA (DHM34) ÉTICA, BIOÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL (DHM35, DHM36) 3. ELEMENTOS DEL ACTO HUMANO: LA ADVERTENCIA Y EL CONSENTIMIENTO El acto humano exige la intervención de las potencias racionales, inteligencia y voluntad, que determinan sus elementos constitutivos: la advertencia en la inteligencia y el consentimiento en la voluntad. 3.1. La advertencia Por la advertencia, el hombre percibe la acción que va a realizar, o que ya está realizando. Esta advertencia puede ser plena o semiplena, según se advierta la acción con toda perfección o sólo imperfectamente (por ejemplo, estando semi-dormido). Obviamente, todo acto humano requiere necesariamente de esa advertencia, de tal modo que un hombre que actúa a tal punto distraído que no advierte de ninguna manera lo que hace, no realizaría un acto humano. No basta, sin embargo, que el acto sea advertido para que pueda ser imputado moralmente: en este caso es necesaria, además, la advertencia de la relación que tiene el acto con la moralidad (por ejemplo, el que advierte que está conduciendo un automóvil, pero no se da cuenta que tomo un carril no permitido, realiza un acto humano que, sin embargo, no es imputable moralmente). La advertencia, pues, ha de ser doble: • advertencia del acto en sí y • advertencia de la moralidad del acto. 3.2. El consentimiento Lleva al hombre a querer realizar ese acto previamente conocido, buscando con ello un fin. Como señala Santo Tomás (S. Th, I-II, q. 6, a. 1), acto voluntario o consentido es “el que procede de un principio intrínseco con conocimiento del fin”. Ese acto voluntario consentido puede ser: • perfecto o imperfecto: según se realice con pleno o semipleno consentimiento; • directo o indirecto: por la importancia que tiene en la práctica, estudiaremos con más detenimiento lo que se entiende por acto voluntario indirecto y directo. 4. EL ACTO VOLUNTARIO INDIRECTO El acto voluntario indirecto se da cuando al realizar una acción, además del efecto que se persigue de modo directo con ella, se sigue otro efecto adicional, que no se pretende sino sólo se tolera por venir unido al primero (por ejemplo, el militar que bombardea una ciudad enemiga, a sabiendas de que morirán muchos inocentes: quiere directamente destruir al enemigo -voluntario directo-, y tolera la muerte de inocentes -voluntario indirecto-). Es un acto, por tanto, del que se sigue un efecto bueno y otro malo, y por eso se le llama también voluntario de doble efecto. Es importante percatarse de que no es un acto hecho con doble fin (por ejemplo, robar al rico para darle al pobre), sino un acto del que se siguen dos efectos: doble efecto, no doble fin. Por ejemplo, Robin Hood realiza acciones con doble fin: el fin inmediato es robar al rico, el fin UNIVERSIDAD FASTA - DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA 5 ÉTICA Y BIOÉTICA (DHM34) ÉTICA, BIOÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL (DHM35, DHM36) • La ignorancia afectada, lejos de disminuir la responsabilidad, la aumenta, por la mayor malicia que supone. El deber de conocer la Ley Moral. Como ya quedó señalado, la ignorancia puede a veces eximir de culpa y, en consecuencia, de responsabilidad moral. Sin embargo, es conveniente añadir que existe el deber de conocer la ley moral, para ir adecuando a ella nuestras acciones. Ese conocimiento no debe limitarse a una determinada época de la vida, la niñez o la juventud, sino que ha de desarrollarse a lo largo de toda la existencia humana, haciendo una especial referencia al trabajo que cada uno desarrolla en la sociedad. De aquí se deriva el concepto de moral profesional, como una aplicación de los principios morales generales a las circunstancias concretas de un ambiente determinado. Por lo tanto, el deber de salir de la ignorancia adquiere especial obligatoriedad en todo lo que se refiere al campo profesional y a los deberes de estado de cada persona. 5.2. Obstáculos por parte de la voluntad Los obstáculos que dificultan la libre elección de la voluntad son: el miedo, las pasiones, la violencia y los hábitos. El miedo. Es una vacilación del ánimo ante un mal presente o futuro que nos amenaza, y que influye en la voluntad del que actúa. En general, el miedo -aunque sea grande- no destruye el acto voluntario, a menos que su intensidad haga perder el uso de razón. El miedo no es razón suficiente para cometer un acto malo, aunque el motivo sea considerable: salvar la propia vida, o la fama, etc. Sería ilícito, por ejemplo, renegar de la honestidad por miedo a perder el empleo. Por el contrario, si a pesar del miedo el sujeto realiza la acción buena, es mayor el valor moral de esa acción. A veces, sin embargo, el miedo puede excusar del cumplimiento de leyes positivas que mandan practicar un acto bueno, si causan gran incomodidad, porque en estos casos se sobreentiende que el legislador no tiene intención de obligar. Sería el caso, por ejemplo, de la persona que para evitar un grave conflicto familiar guarda una verdad que podría revelar. Es una aplicación del principio que dice que las leyes positivas no obligan con grave incomodidad. Las pasiones. Designan las emociones o impulsos de la sensibilidad que inclinan a obrar o no obrar. Son componentes naturales del psiquismo humano, constituyen el lugar de paso entre la vida sensible y la vida del espíritu. Ejemplos de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira. Las pasiones son en sí mismas indiferentes, pero se convierten en buenas o malas según el objeto al que tiendan. Por eso, deben ser dirigidas por la razón y regidas por la voluntad, para que no conduzcan al mal. Por ejemplo, la ira es buena cuando nos lleva a defender los derechos de las familias, el placer es bueno si está regido por la recta razón. Si los objetos a que tienden las pasiones son malos, nos apartan del fin último: odio al prójimo, ira por motivos egoístas, placer desordenado, etc. Si las pasiones se producen antes de que se realice la acción e influyen en ella, disminuyen la libertad por el ofuscamiento que suponen para la razón; incluso en arrebatos muy violentos, pueden llegar a destruir esa libertad (por ejemplo, el padre que llevado por la ira golpea mortalmente a su hijo pequeño). Si se producen como consecuencia de la acción y son directamente provocadas, aumentan la voluntariedad (por ejemplo, el que recuerda las ofensas recibidas para aumentar la ira y el UNIVERSIDAD FASTA - DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA 6 ÉTICA Y BIOÉTICA (DHM34) ÉTICA, BIOÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL (DHM35, DHM36) deseo de venganza). Cuando surge un movimiento pasional que nos inclina al mal, la voluntad puede actuar de dos formas: • Negativamente, no aceptándolo ni rechazándolo. • Positivamente, aceptándolo o rechazándolo con un acto formal. Para luchar eficazmente contra las pasiones desordenadas no basta una resistencia negativa, puesto que supone quedar expuesto al peligro de consentir en ellas. Es necesario rechazarlas formalmente llevando el ánimo a otra cosa: es el medio más fácil y seguro, sobre todo para combatir los movimientos de ira. El naturalismo es la falsa doctrina que invita a no poner ninguna traba a las pasiones humanas, bajo pretextos pseudo-psicológicos (dar origen a traumas, por ejemplo). Cae en el error base de olvidar que el hombre tienelas pasiones desordenadas y proclives al mal moral. La recta razón, como potencia superior, iluminada y fortalecida por la gracia, ha de someter y regir esos movimientos en el hombre. La violencia. Es el impulso de un factor exterior que nos lleva a actuar en contra de nuestra voluntad. Ese factor exterior puede ser físico (golpes, etc.) o moral (promesas, halagos, ruegos insistentes e inoportunos, etc.), que da lugar a la violencia física o moral. La violencia física absoluta -que se da cuando la persona violentada ha opuesto toda la resistencia posible, sin poder vencerla- destruye la voluntariedad, con tal de que se resista interiormente para no consentir el mal. La violencia moral nunca destruye la voluntariedad pues bajo ella el hombre permanece en todo momento dueño de su libertad. La violencia física relativa disminuye la voluntariedad, en proporción a la resistencia que se opuso. Los hábitos. Muy relacionados con el consentimiento están los hábitos o costumbres contraídas por la repetición de actos, y que se definen como firme y constante tendencia a actuar de una determinada forma. Esos hábitos pueden ser buenos y en ese caso los llamamos virtudes, o malos, estos últimos constituyen los vicios. El hábito de tener un vicio arraigado disminuye la responsabilidad si hay esfuerzo por combatirlo, pero no de otra manera, ya que quien no lucha por desarraigar un hábito malo contraído voluntariamente se hace responsable no sólo de los actos que comete con advertencia, sino también de los inadvertidos: cuando no se combate la causa, al querer la causa se quiere el efecto. Por el contrario, quien lucha contra sus vicios es responsable de los actos que comete con advertencia, pero no de los que comete inadvertidamente, porque ya no hay voluntario en causa. 6. LA MORALIDAD DEL ACTO HUMANO El acto humano no es una estructura simple, sino integrada por elementos diversos. ¿En cuáles de ellos estriba la moralidad de la acción? La pregunta anterior, clave para el estudio de la ciencia moral, se responde diciendo que, en el juicio sobre la bondad o maldad de un acto, es preciso considerar: • El objeto del acto en sí mismo, • las circunstancias que lo rodean, y • la finalidad que el sujeto se propone con ese acto. UNIVERSIDAD FASTA - DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA 7 ÉTICA Y BIOÉTICA (DHM34) ÉTICA, BIOÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL (DHM35, DHM36) Para dictaminar la moralidad de cualquier acción, hay que reflexionar antes sobre estos tres aspectos. 6.1. El objeto El objeto constituye el dato fundamental: es la acción misma del sujeto, pero tomada bajo su consideración moral. Nótese que el objeto no es el acto sin más, sino que es el acto de acuerdo a su calificativo moral. Un mismo acto físico puede tener objetos muy diversos, como se aprecia en los ejemplos siguientes: MISMO ACTO - OBJETOS DIVERSOS: - matar, asesinato - defensa propia - aborto - pena de muerte -hablar - mentir - insultar - adular - bendecir - difamar - jurar La moralidad de un acto depende principalmente del objeto: si el objeto es malo, el acto es necesariamente malo; si el objeto es bueno, el acto es bueno si lo son las circunstancias y la finalidad. Por ejemplo, nunca es lícito calumniar, por más que las circunstancias o la finalidad sean muy buenas. Si el objeto del acto no tiene en sí mismo moralidad alguna (por ejemplo, pasear), la recibe de la finalidad que se intente (por ejemplo, para descansar y conservar la salud), o de las circunstancias que lo acompañan (por ejemplo, con una mala compañía). Aun cuando pueden darse objetos morales indiferentes en sí mismos ni buenos ni malos, sin embargo, en la práctica no existen acciones indiferentes (su calificativo moral procede en este caso del fin o de las circunstancias). De ahí que en concreto toda acción o es buena o es mala. 6.2. Las circunstancias Las circunstancias (circum-stare: hallarse alrededor) son diversos factores o modificaciones que afectan al acto humano. Se pueden considerar en concreto las siguientes: 1) Quién realiza la acción (por ejemplo, la autoridad que comete un ilícito.). 2) Las consecuencias o efectos que se siguen de la acción (un leve descuido del médico puede ocasionar la muerte del paciente). 3) Qué cosa: designa la cualidad de un objeto (por ejemplo, el robo de una cosa sagrada) o su cantidad (por ejemplo, el monto de lo robado). 4) Dónde: el lugar donde se realiza la acción (por ejemplo, un acto ilícito cometido en público es más grave, por el escándalo que supone).
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