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Los Empeños de una Casa, Sor Juana Inés de la Cruz - Literatura del Siglo XVII - Resumen.p, Resúmenes de Literatura del Siglo XVII

Leonor es, sin duda, el personaje más atractivo de la obra. Y lo es seguramente por voluntad explícita de la autora. Desde el punto de vista arquetípico, Leonor responde sin peros a la dama de la comedia. Es noble, pero pobre, y por lo tanto está capacitada para tener relación con otro noble como don Carlos −o incluso don Pedro−, si ella y ellos consienten, aunque el hecho de no disponer de dinero complica, si bien no imposibilita, una unión de esas características. Es además bellísima, "belleza

Tipo: Resúmenes

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¡Descarga Los Empeños de una Casa, Sor Juana Inés de la Cruz - Literatura del Siglo XVII - Resumen.p y más Resúmenes en PDF de Literatura del Siglo XVII solo en Docsity! LOS EMPEÑOS DE UNA CASA LITERARURA 6040 FECHA DE ENTREGA: 24−10−2002 LOS EMPEÑOS DE UNA CASA << INTRODUCCIÓN >> La comedia narra la historia de dos hermanos, don Pedro y doña Ana, que viven juntos en Toledo y ambos están enamorados: don Pedro, de Leonor, y doña Ana, de un desconocido por el que ha dejado de amar a don Juan que, sin embargo, la ha seguido desde Madrid. Al inicio de la obra, Doña Ana está de noche esperando un acontecimiento que explica a su criada y que nos pone en antecedentes de lo que va a ocurrir: su hermano se ha enterado por medio de una criada infiel que Leonor va a escaparse de casa con don Carlos. Don Pedro pretende engañar a los amantes fingiéndose Justicia y "rescatar" a Leonor, dejando huir a don Carlos y, mediante estratagemas, dejar en guarda a la dama en su propia casa. De esta manera, considera que, teniéndola bajo su mismo techo, mediante halagos y la ayuda que le darán las mujeres de su casa, la seducción será posible. Los hechos se precipitan y, aunque la dama llega como estaba previsto a casa de don Pedro y doña Ana y pide como se esperaba el amparo, que le es concedido, también don Carlos, creyendo huir de la justicia, ya que ha herido a un primo de la dama, que la ha reconocido en su huida, llega a casa de doña Ana y pide ayuda y albergue. Doña Ana reconoce en don Carlos al hombre por el que ha olvidado a su antiguo amor y no puede evitar darle cobijo. La situación de enredo está servida: en una misma casa aparecen todas las dificultades posibles, ya que debemos añadir que Celia, la criada de Doña Ana, haciendo gala de las trazas habituales en las criadas ayudadoras de amores, ha permitido la entrada en la habitación de su ama a don Juan, el antiguo amor de aquélla, que pretende forzarla a casarse con él. Veamos que el número de triángulos amorosos al que se enfrentan doña Leonor y don Carlos, ajenos a toda la trama y gozosos de su amor al principio de la obra, es múltiple: por un lado, Leonor, que ama a don Carlos, es festejada a su vez por don Pedro; don Carlos, que ama a Leonor, es deseado por doña Ana, y ésta es amada por don Juan. La comedia discurrirá lógicamente por las posibles combinaciones amatorias que estos triángulos proponen y por los juegos de celos que se pueden crear partiendo de una situación tan compleja, que lo es más, si tenemos en cuenta que los amantes, don Carlos y doña Leonor, no conocen de entrada la permanencia del otro miembro de la pareja bajo el mismo techo y que por lo mismo el descubrimiento de este hecho va a ser motivo de dudas y malentendidos. La complejidad de la trama se agrava si consideramos que el padre de Leonor, al descubrir la falta de su hija, cree equivocadamente que el raptor ha sido don Pedro y que, considerando que es personaje de altura suficiente para la honra de su casa −ya hablaremos del tema de la honra tal y como lo plantea Sor Juana Inés− le propone que para arreglar el entuerto basta con que se case con su hija, cosa que, como sabemos, es lo que desea don Pedro. Una serie de circunstancias ajenas a la trama principal hacen que el padre de Leonor considere a don Carlos enamorado de doña Ana y por lo tanto solicita, en virtud de su amistad con ambos, la mano de la misma para don Carlos. Los matrimonios cruzados contra la voluntad de los amantes están a punto de realizarse, pero son salvados a última hora justamente por el amor profundo de los amantes capaces de 1 deshacer la situación. Al final sólo don Pedro, el urdidor de una trama sucia y grotesca contra el amor puro de los protagonistas, queda solo y sin pareja, o lo que es más cómico, aparejado con un criado moreno, travestido de mujer, que como veremos es uno de los recursos más originales y divertidos de la obra y que deja al tramposo en una situación de ridículo absoluto. El argumento, como vemos, es el propio de las comedias del siglo XVII. Las características que la unen al género y aquéllas que la hacen original respecto al modelo establecido, las estudiamos en los capítulos siguientes. << ANÁLISIS >> Leonor es, sin duda, el personaje más atractivo de la obra. Y lo es seguramente por voluntad explícita de la autora. Desde el punto de vista arquetípico, Leonor responde sin peros a la dama de la comedia. Es noble, pero pobre, y por lo tanto está capacitada para tener relación con otro noble como don Carlos −o incluso don Pedro−, si ella y ellos consienten, aunque el hecho de no disponer de dinero complica, si bien no imposibilita, una unión de esas características. Es además bellísima, "belleza sobrehumana" dirá doña Ana al conocerla, tanto que llegará a justificar la desdicha de la que Leonor se queja diciendo "si eres tan hermosa,/ no es mucho ser desdichada". Es discreta, es recatada y amante de sus padres, como debe serlo toda dama. Sin embargo, el personaje de Leonor llama sobre todo la atención por unos aspectos que sí la alejan del tópico: Leonor es una dama que se ha dedicado al estudio, es por lo tanto una dama sabia. Se comporta como se comportaría cualquier dama discreta, pero no necesariamente sabia. Si el personaje de Leonor llama la atención es porque su historia, que explica en un largo monólogo en la primera jornada, parece haber sido utilizada por Sor Juana Inés como una especie de confesión personal. Sabemos ya que Leonor es noble pero pobre (hemos visto antes que los datos parecen demostrar que Juana de Asbaje nace en el seno de una familia importante, aunque sin que esa aparente nobleza fuera ayudada por la legitimidad y posiblemente tampoco por una hacienda considerable Sigue el monólogo y Leonor se define a sí misma como hermosa y como discreta, y empieza a explicar a renglón seguido cómo se dedica a los estudios: "Inclinéme a los estudios/ desde mis primeros años/ con tan ardientes desvelos/ con tan ansiosos cuidados/ que reduje a tiempo breve/ fatigas de mucho espacio." No parece que podamos alejar esta afirmación de la explicación que en la ya citada "Respuesta..." nos da la propia autora cuando explica: "Empecé a deprender gramática, en que creo no llegaron a veinte las lecciones que tomé; y era tan intenso mi cuidado, que siendo así que en las mujeres −y más en tan florida juventud− es tan apreciable el adorno natural del cabello, yo me cortaba de él cuatro o seis dedos, midiendo hasta donde llegaba antes, e imponiéndome ley de que si cuando volviese a crecer hasta allí no sabía tal o tal cosa que me había propuesto deprender en tanto que crecía, me lo había de volver a cortar en pena de la rudeza, (...) que no me parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias que era más apetecible adorno". Leonor, está claro, no nos explica en que consistían sus "ardientes desvelos" o sus "ansiosos cuidados", pero en todo caso Sor Juana Inés de la Cruz sabía a qué se refería. Leonor se convierte en una dama convencional, en el mejor sentido de la expresión, es decir, que actúa de acuerdo con lo que se espera que haga una dama en esas condiciones. Prueba de esa convencionalidad de la dama la hallamos incluso en su explicación (en el mismo monólogo al que venimos haciendo referencia) del porqué de su amor hacia don Carlos. Leonor explica a doña Ana cómo entre su corte de admiradores ha hallado a uno de quien se ha enamorado perdidamente. Si nos fijamos en las 2
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