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malestar cultural cap 8, Resúmenes de Psicología

malestar cultural resumen del capitulo del libro

Tipo: Resúmenes

2022/2023

Subido el 02/08/2023

narda-monar-pachas
narda-monar-pachas 🇵🇪

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Vista previa parcial del texto

¡Descarga malestar cultural cap 8 y más Resúmenes en PDF de Psicología solo en Docsity! El malestar en la cultura Sigmund Freud Corrientes sociales Psicología Quinto semestre Grupo 1 Integrantes: Aguilar Islas Karla Gabriela Cortés Trejo Rebeca Gómez Hernández Lucero Ereida Mérida Neri Ana Lilia Montoya Gómez Natalia Rodríguez Pérez Connie Laura Obra y vida del autor Sigmund Freud, nació el 6 de mayo de 1856, en Freiberg, pequeña aldea en Moravia, actual Pribor, Checoslovaquia. Fueron sus padres el comerciante Jacob Freud y su mujer Amalia Nathansohn. La familia de origen judío, se radicó en Viena en 1860. Estudió en París con el neurólogo francés Jean-Martin Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta en Viena y en colaboración con Joseph Breuer desarrolló el método catártico. De 1895 a 1900, desarrolló muchos de los conceptos incorporados tanto a la práctica como a la doctrina psicoanalítica. Poco después abandonó el uso de la hipnosis como procedimiento catártico, reemplazándolo por la investigación del curso espontáneo de pensamientos del paciente -llamado asociación libre-, como método para comprender los procesos mentales inconscientes que están en la raíz de los trastornos neuróticos. Encontró evidencias de los mecanismos mentales de la represión y la resistencia, describiendo la primera como un mecanismo inconsciente que hace inaccesible a la mente consciente el recuerdo de hechos traumáticos; y la segunda como la defensa inconsciente contra la accesibilidad a la consciencia de las experiencias reprimidas, para evitar la ansiedad que de ella se deriva. Seguía el curso de los procesos inconscientes, usando las asociaciones libres como guía para interpretar los sueños y los lapsus en el lenguaje.  Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual fue acusado de pansexualista. A pesar de la hostilidad que tuvieron que afrontar sus revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más influyentes del siglo XX. Su aporte a la psicología, al aspecto inconsciente de la vida psíquica son múltiples, e incluyen estudios sobre la neurosis, la amnesia, la angustia, la personalidad, el desarrollo psicosexual, los motivos inconscientes, etc. Fue uno de primeros, en la era moderna en estudiar los sueños en forma científica. Tal vez lo que lo que más caracterice su personalidad sea el hambre de conocimiento, hambre insaciable de conocimiento radical, ese afán tiránico que le llevaría a emprender el durísimo e implacable autoanálisis que ha contribuido a la constitución misma de la nueva psicología. En 1938 Freud se radicó en Inglaterra, huyendo de los nazis que habían invadido su país. Murió en Londres en 1939. Obras: Estudios sobre la Histeria. (1895) Hipótesis centrales del texto 1.- La insatisfacción del hombre por la cultura se debe a que esta controla sus impulsos eróticos y agresivos ya que estos últimos son innatos en el hombre y pueden desintegrar a la sociedad. 2.-La felicidad es lo que busca alcanzar todo ser humano pero la cultura la delimita. 3.- Sentimiento de culpabilidad es el problema más importante de la evolución cultural. 4.- Tres son las fuentes del sufrimiento humano: el poder de la naturaleza, la caducidad de nuestro cuerpo, y nuestra insuficiencia para regular nuestras relaciones sociales. Estructura general del texto Se encuentra dividido en 8 capítulos: Capítulo 1 En este capítulo, Freud trata principalmente el tema del origen de la sensación de eternidad o "sentimiento oceánico" como fuente primordial de la religiosidad humana. Se "trataría de un sentimiento de indisoluble de comunión, de inseparable pertenencia a la totalidad del mundo exterior". Para dilucidar el origen de este sentimiento debemos embarcarnos en el análisis del yo. En situaciones normales, dice Freud, nada nos parece más seguro y establecido como la sensación de nuestra "mismidad", de nuestro propio yo. Sin embargo, la investigación psicoanalítica establece que el yo se continúa hacia dentro, sin límites precisos, con una entidad psíquica inconsciente que denominamos ello y a la cual el yo sirve de fachada. Por lo menos hacia el exterior, el yo parece siempre mantener límites claros; sin embargo hay una situación en la que amenaza esfumarse el límite entre el yo y el objeto: el enamoramiento. El enamorado afirma que yo y tú son uno, y está dispuesto a comportarse como si así fuera. De esto aducimos que lo que puede ser anulado por una función fisiológica podrá, desde luego, ser trastornado por procesos patológicos. Por lo tanto, el sentimiento yoico está sujeto a trastornos, y los límites del yo con el mundo exterior no son inmutables. Establecido esto, debemos decir que el sentido yoico del adulto no pudo haber sido el mismo desde el principio, sino que sufre una evolución. El lactante, por ejemplo, aún no discierne su yo del mundo exterior. Va aprendiendo esto a través de diversos estímulos, pero lo que ha de causarle mayor impresión es el hecho de que algunas de las fuentes de estímulo sean susceptibles de provocarle sensaciones en todo momento, mientras que otras se le sustraen temporalmente, entre ellas la que más anhela: el seno materno. Así, comienza a oponérsele al yo un objeto, uno que se encuentra afuera y para cuya aparición es necesario realizar una acción particular: el llanto. Un segundo paso en la demarcación del yo, lo que implica una aceptación de un afuera, es el surgimiento de la tendencia a disociar del yo cuanto pueda convertirse en una fuente de displacer, lo que es impulsado por el principio del placer, que induce a abolir y evitar estas sensaciones. De esto modo, el hombre aprende a dominar un método mediante el cual puede discernir lo interior y lo exterior. El que el yo aplique esta misma metodología al defenderse de ciertos estímulos displacientes provenientes de su interior, habrá de dar origen a importantes trastornos patológicos. . Capítulo 2 Sigmund Freud trata ahora el tema de la búsqueda de la felicidad, el objeto común a todos los hombres, y de qué forma se relaciona la religión con este tema. Tal como nos ha sido impuesta la vida, dice Freud, resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones y empresas imposibles. Por eso, necesitamos lenitivos para poder soportarla. Los clasifica en tres tipos: Distracciones poderosas que nos hacen parecer pequeña nuestra miseria. Ej.: cultivar, actividad científica Satisfacciones sustitutivas que la reducen. Ej.: arte Narcóticos que nos tornan insensibles a ella Alega que es difícil en qué lugar de esta clasificación entra la religión. Ésta es la única que puede dar respuesta acerca de la finalidad de la vida humana. Aún más allá, la idea de adjudicar un objeto a la vida humana solo puede existir en función de un sistema religioso. Por eso, Freud deja de lado este tema para centrarse en otro más modesto: el objeto que el hombre si impone a sí mismo, la búsqueda de la felicidad. Él distingue dos aspectos de esta búsqueda: evitar el dolor y el displacer, y experimentar intensas sensaciones placenteras. Como vemos, el que fija este objetivo es el antes mencionado por Freud programa del principio del placer. No obstante, este programa es irrealizable, ya que todo el universo se le opone, e incluso podemos decir, reflexiona Freud, que el plan de la Creación no incluye que el hombre sea feliz. Según Freud, la felicidad se puede traducir como la satisfacción casi siempre instantánea de necesidades acumuladas que han alcanzado un punto elevado de tensión, y, por lo tanto, solo puede darse como un fenómeno episódico. Esto es producto de nuestra naturaleza, que sólo nos permite gozar intensamente del contraste, no de la estabilidad. En cambio, no es mucho más fácil experimentar las desgracias, que nos atacan desde tres flancos: El propio cuerpo, que, condenando a la aniquilación y la decadencia, ni siquiera puede eludir de los displaceres producidos por el mismo El mundo exterior, fuente de fuerzas destructoras omnipotentes e implacables. Las relaciones humanas, tal vez la mayor y más intensa fuente de sufrimiento, y casi ineludible. Como resultado de este panorama, el hombre tiende a rebajar sus pretensiones, a seguir el principio de la realidad, llegando a considerarse feliz por el hecho de haber eludido la desgracia. Así, la finalidad de evitar el sufrimiento relega a segundo plano la de logar el placer. Freud concluye estableciendo ciertas afirmaciones: La búsqueda de la felicidad es un designio irrealizable, pero no por ello despreciable. Esta búsqueda posee un aspecto positivo y uno negativo. Ninguna regla al respecto es válida para todos los hombres. No es conveniente la toma de decisiones extremas al respecto, dado que es una inversión demasiado grande y su éxito jamás es seguro. La religión es un delirio que entorpece la búsqueda de la felicidad. Capítulo 3 Pasa ahora Freud a hablar de la cultura: sus características, su desarrollo y cómo sirve al hombre. Menciona él una hostilidad respecto de la cultura por parte de ciertos hombres, según los cuales la cultura sería fuente de gran parte de la miseria que sufre el hombre y que podríamos ser más felices si la abandonásemos para retornar a un estilo de vida más primitivo. Analiza Freud las causas por las cuales estos individuos parecen llegar a esta conclusión. Un profundo y antiguo inconformismo con la cultura constituyó el terreno donde ciertos sucesos y circunstancias históricas hicieron germinar esta hostilidad hacia ella. De estos sucesos, Freud identifica claramente tres: El triunfo del cristianismo sobre las religiones paganas: teniendo en cuenta su íntima afinidad con la depreciación de la vida terrenal implícita en la doctrina cristiana en general. primero se da entre un hombre y una mujer que han formado una familia sobre la base de sus necesidades genitales; el segundo, entre padres e hijos, hermanos y hermanas. De nuevo, el amor genital lleva a la formación de nuevas familias; el cariño, a las amistades. Sin embargo, la cultura impone restricciones al amor. 2. La mujer: Esta impone discordia con sus exigencias amorosas. Las mujeres, dice Freud, representan los intereses de la familia y de la vida sexual; la obra cultural, en cambio, en convierte cada vez más en tarea masculina, imponiendo a los hombres dificultades crecientes y obligándoles a sublimar sus instintos, sublimación para la que las mujeres están escasamente dotadas. El hombre entonces tiene que sustraer energía psíquica de la que antiguamente dedicaba a la mujer y a la familia, en incluso de sus deberes de esposo y padre. Viéndose la mujer relegada a segundo plano por las exigencias culturales, adopta una actitud hostil hacia la cultura. 3. Restricción sexual por parte de la cultura: A lo largo de la historia, la cultura ha impuesto con fines benéficos para la humanidad, restricciones sexuales al hombre. Freud desprecia las restricciones al amor genital heterosexual, la monogamia y la fidelidad. Sin embargo, solo los seres débiles, dice el filósofo, se someten a tan amplia restricción de su libertad sexual, mientras que las naturalezas más fuertes únicamente la aceptaron con una condición compensadora, de la que luego hablará Freud. Capítulo 5 Busca Freud la necesidad que impulsó a la cultura a vincular a los individuos de la comunidad bajo lazos amistosos, no satisfecha con los vínculos de unión amorosos entre dos seres. Empieza por el análisis del precepto bíblico "Amarás al prójimo como a ti mismo". Él considera absurdo este ideal debido a que el amor es algo demasiado preciado y que, a su vez, exige mucho trabajo para malgastarlo en extraños que seguramente no lo merecen. Incluso, dice que sería injusto amarlo dado que le amor es una demostración de preferencia. Más absurdo es aún, dice Freud, al ser el hombre un ente egoísta que no dudaría de causar daño a su prójimo si mediante esto sacara algún provecho, por pequeño que sea. El precepto "Amarás al prójimo como el prójimo te ame a ti", por su parte, sería incuestionable. Tampoco es válida la afirmación: "Precisamente porque tu prójimo no merece tu amor y es más bien tu enemigo, debes amarlo como a ti mismo", dado que el hombre tiene preceptos de moral, y un "premio" directo de esta clase a la maldad sería un prejuicio para la cultura. Y es en este punto donde el filósofo pasa aborda un tema especialmente relacionado: la naturaleza agresiva del hombre. Por consiguiente, el prójimo ahora no es un solamente posible colaborador, sino también, una posible fuente de satisfacción. Freud verifica el refrán "Homo homini lupus". Esta agresión reprimida por fuerzas antagónicas de la psique, sale a la luz ante la ausencia de éstas o simplemente, cuando se la provoca. Debido a esta tendencia agresiva del hombre es que la sociedad civilizada se constantemente al borde de la desintegración. He aquí las multifacéticas restricciones al instinto que impone la cultura. Por su parte, la cultura espera también evitar los peores despliegues de fuerza bruta haciendo uso ella misma de la fuerza. Sin embargo, esta aplicación de la ley no alcanza las manifestaciones más discretas y sutiles de la agresividad. El comunismo presenta una supuesta solución a este problema: La eliminación de la propiedad privada. De este modo se sustraería de la agresividad humana una de sus herramientas más fuertes; no obstante, la agresividad no es consecuencia de la propiedad, ya que existía mucho antes de ésta cobrara valor. Quedarían todavía los privilegios derivados de las relaciones sexuales, convirtiéndose en fuente de la más intensa envidia y dejando más espacio todavía para los impulsos violentos del hombre. Si entonces se abolieran los privilegios sexuales, entonces sería imposible prever los caminos que seguiría la evolución de la cultura. Observa Freud que las comunidades más intensamente enfrentadas en el mundo, son, por lo general, las que más se parecen. Llama a este fenómeno narcisismo de las pequeñas diferencias. Sería éste una forma de satisfacer de forma más o menos inofensiva las tendencias agresivas, facilitando así la cohesión de éstas comunidades. Y, en vista de la naturaleza de los sueños de supremacía por parte de ciertas comunidades registrados por la historia, declara compresible Freud el que los comunistas recurran a la persecución de la burguesía como apoyo psicológico, dando así un carácter subjetivo a la ideología de éstos. Explica Freud, mediante la mención de las pesadas restricciones que impone la cultura al hombre, que la cultura a lo largo del tiempo ha sacrificado una parte de posible felicidad en aras de procurar seguridad a ésta. De esta forma, se logra una suerte de repartición equitativa de las posibilidades de felicidad entre todos los hombres. Advierte también Sigmund, a modo de conclusión, acerca del peligro que representa la miseria psicológica de las masas, que se da cuando las fuerzas de cohesión de una comunidad consisten principalmente en identificaciones mutuas entre sus miembros, mientas que los dirigentes no asumen un papel de la importancia requerida. Capítulo 6 Freud hace un repaso general de los avances de la psicología a lo largo del tiempo abarcando una serie de axiomas, conceptos y concepciones: Aforismo de Schiller, según el cual hambre y amor hacen girar el mundo coherentemente: De esto dilucidamos la oposición con la que se presentan los instintos del yo y los instintos objetales; función de éstos son, respectivamente, conservar al individuo, y conservar la especie. Para designar la energía de los instintos objetales o amorosos, Freud implementa el termino libido. Sin embargo, uno de éstos instintos, el sadismo, no muestra una finalidad amorosa, sino un parentesco estrecho con los instintos del yo y pulsiones de posesión. Pero se comprendió que el sadismo indudablemente forma parte de la vida sexual y que perfectamente puede sustituir al juego del amor. Neurosis: vino a ser la solución de una lucha de intereses entre los instintos de auto conservación y los libidinales. Narcisismo: el reconocimiento de que también el yo está impregnado de libido; más aún, que en el yo se originó éste y que en cierta manera sigue siendo su cuartel central. Capítulo 7 Es en este capítulo, Freud analiza de qué forma lucha la cultura contra el instinto de destrucción. Caracteriza con este fin lo malo, siendo esto, toda acción que pueda poner en peligro el amor hacia uno mismo proveniente de los demás. El peligro hace aparición cuando la autoridad exterior descubre la acción mala, y entonces aparece también la angustia social, exigiendo la renuncia de la satisfacción de los instintitos para su satisfacción. De esta forma, se proyecta el instinto de agresión hacia su fuente: el yo. En algunos casos, la autoridad exterior deviene en un super-yo, al que comúnmente llamamos conciencia, y que perpetúa la agresión de la autoridad exterior ante el solo deseo del individuo de actuar mal. Por otro lado, la adversidad confiere poder a la conciencia, mientras que mientras la suerte sonríe al hombre la conciencia es más indulgente. El origen de este super-yo, o conciencia moral, se atribuye a dos factores: la propia renuncia instintiva, y los impulsos vengativos ante la autoridad, reprimidos desde etapas tempranas del desarrollo del yo. Por otro lado, participan de esta evolución de la conciencia moral factores externos del medio, así como cierta influencia des modelo filogenético del hombre primitivo. Capítulo 8 comunidad, mientras que el segundo, persigue el principio del pacer, en un anhelo egoísta.  Malestar: Síntoma de falta de salud, física y/o psíquica, y quien lo padece percibe que no se halla apto para realizar sus tareas habituales, sintiendo dolores, pesadez, fatiga o abatimiento.  Necesidad de castigo: Es la expresión subyacente de la culpabilidad, que implica un miedo hacia el super-yo. Es una manifestación instintiva masoquista que vuelca hacia el yo el propio instinto de destrucción, formando un vínculo erótico con el super-yo. Remordimiento (pág. 126): Reacción del yo en un caso especial del sentimiento de culpabilidad, incluyendo el material sensitivo casi inalterado de la angustia que actúa tras aquel, también puede ser anterior al desarrollo de la conciencia moral. Sentimiento de culpabilidad (pág. 126): La severidad del super yo- equivale al rigor de la conciencia; es la percepción que tienen el yo de esta vigilancia que se le impone, es su apreciación de las tensiones entre sus propias tendencias y las exigencias del súper yo. Sentimiento oceánico (pág. 61): “Sensación de eternidad”, un sentimiento como algo sin límites ni barreras. Una experiencia esencialmente subjetiva, sería la fuente de la energía religiosa. Solo gracias a este sentimiento podría considerarse religioso, aunque se rechazara toda fe y toda ilusión Tendencia agresiva (pág. 112): Disposición instintiva innata y autónoma del ser humano y constituye el mayor obstáculo con que tropieza la cultura. Primera opinión personal del texto.  El libro tiene una perspectiva un tanto pesimista ante las creencias de la humanidad, para mí el ser humano si tiene que creer en algo y tal vez no sea lo correcto pero la humanidad ha funcionado bien hasta ahora, es casi imposible tratar de cambiar la mentalidad de todos y tratar de hacerlos creer en nada, el libro me pareció un tanto fuerte, porque se está atreviendo a retar a las creencias religiosas, y tocando el tema de felicidad es un tanto subjetivo, nadie es feliz completamente y en eso estoy de acuerdo todos los seres humanos vivimos o pasamos la vida en busca de esa felicidad. (Lucero)  Las personas necesitan creer en algo como lo es la religión es la que ha logrado tener controlada a la sociedad en parte y no podemos llegar de la nada y decirle a un persona que su Dios u objeto adorado no existe puesto que estaríamos quitándole quizá su sustento para seguir adelante y del cual se regía en algunos aspectos. En cuanto a la sociedad restrictiva en la que vivimos tal vez creemos que es frustrante, pero no podemos asegurar que si no fuera así, pudiéramos convivir. También concuerdo en que la felicidad no será alcanzada en su totalidad debido a los límites de la cultura a los cual debemos acatarnos. Podemos vivir tantos momentos de felicidad como de dolor y aunque veamos al dolor como algo el cual es mejor evitar, muchas veces nos ayudan a madurar en la vida y ser fuertes ante situaciones adversas. Otro aspecto es que nadie puede evadir los sentimientos de culpa, o evitar ser parte de una sociedad con una cultura determinada; pero podemos vivir de tal forma que día a día conquistemos nuestra felicidad de todas las formas posibles. Otro aspecto que me intereso es como analiza la frase “amaras al prójimo como a ti mismo” en la cual Freud nos dice que porque amar a los demás que quizá no lo merezcan, porque debemos amarlos igual que a una persona cercana o porque amar a tu enemigo, pero que es una frase que ha servido para regular las relaciones sociales ya que de lo que me he podido percatar es que muchas personas usan esta frase debido a que es uno de los 10 mandamientos para reflexionar sobre diversas situaciones con los que los rodean. (Ana Lilia)  En mi opinión creo que en este libro encontramos a un Freud un tanto pesimista, con una gran incertidumbre respecto de la posibilidad de alcanzar una anhelada felicidad debido a que está enfrenta las ambiciones y deseos culturales con los deseos de naturaleza pulsional del hombre, sosteniendo que se erige una en detrimento de la otra y dicha renuncia a lo pulsional en pro de la cultura conlleva un malestar que se vive como insatisfacción. Además me parece conveniente la forma en como Freud analiza las maneras en que el individuo trata de alcanzar la felicidad hablando claro de felicidad como la satisfacción de pulsiones libidinales, es cierto que no podemos amar a todos como nos dicta la iglesia por qué el amor es algo muy preciado, pero también creo que debemos tener algo en que creer y algo que rija nuestra conducta por qué de no ser así nuestra sociedad sería un caos en la que todos podríamos hacer lo que quisiéramos sin importan el daño que pudiéramos hacer a los demás. (Connie)  Mucho depende del contexto en el que se desarrolló el texto, una vez más, hace énfasis en la desestructuración de una sociedad llena de guerra, dolor, angustia y desvinculación afectiva y emocional. El descubrimiento de nuevas formas de conceptualizar a la ruptura y reorganización del colectivo genera la sed de buscar y encontrar una explicación que satisfaga la sed de conocimiento por los recovecos de la mente del ser humano. o Es un texto que de manera fragmentada intenta – y consigue- explicar cada uno de sus elementos en su máxima expresión, lo oculto, lo doloroso, lo indecible y lo preparado para ser descifrado. Elementos claves como religión, amor, por supuesto cultura, agresividad e impulsos son el principio de la muy completa transparencia social que nos es presentada dentro de esta obra. (Rebeca)  Lo que dice Freud es sumamente verdadero. Desde su posición acerca de la vida que nos es impuesta y con ella trae dolores y sufrimientos, hasta el tema de la religión. El ser humano siempre está buscando el fin último (la dicha, la felicidad), pero como como el propio Freud dice: la felicidad es repentina, es un momento que no vuelve y que definitivamente no permanece. Hay cosas, como el alcohol, drogas, etc. que nos hacen creer que hay tal sentimiento y tal vez, hallamos en cosas simple la felicidad repentina, pero el efecto o más bien el des-efecto de éstas, es el sufrimiento, dolor al saber que no era cierto, que te estabas engañando a ti mismo. Otro punto que me
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