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Novela griega Dafnis y Cloe, de Longo, Apuntes de Literatura Griega

Esquema + algunos textos novela griega. Literatura griega I. Profesor: Sanchis.

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 25/01/2019

piprats99
piprats99 🇪🇸

4.5

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¡Descarga Novela griega Dafnis y Cloe, de Longo y más Apuntes en PDF de Literatura Griega solo en Docsity! 1 LA NOVELA Literatura griega I I. Las novelas en la Antigüedad constituyen los primeros ejemplos de una narrativa no épica, con un conflicto inicial y una solución final. Origen: fusión de elementos tomados de otros géneros: los relatos épicos, que proporcionaban la base narrativa; el mimo, con su variedad de temas, entre ellos eróticos; la comedia (especialmente en la novela de Longo). II. La novela en griego Distintos subgéneros: 1) Novelas de viajes fabulosos: Vida de Alejandro (Pseudo- Calístenes, s. III). 2) Novela romántica: Quéreas y Callírroe de Caritón (s. I a. C.-I d. C.); Habrócomes y Antía de Jenofonte de Éfeso (s. II d. C.); Dafnis y Cloe, de Longo (s. II); Leucipa y Clitofonte, de Aquiles Tacio (s. II); Etiópicas o Teágenes y Cariclea, de Heliodoro (ss. III-IV). 3) Novela cómica: Satiricón de Petronio (c. 60 d. C.); El asno, de Luciano de Samósata (s. II); Las Metamorfosis o El asno de oro, de Apuleyo (s. II). 4) Novela de reencuentros azarosos: Historia de Apolonio, rey de Tiro (s. III). Complejidad en la delimitación del género: narración y ficción. El patrón común a las cinco, consideras propiamente novelas griegas, románticas, conservadas: una pareja de amantes separados, las vicisitudes que afrontan en viajes y procesos judiciales hasta el final feliz. Quéreas y Calírroe (Caritón de Afrodisias).- Yo, Caritón de Afrodisias, secretario del rétor Atenágoras, voy a contar una historia de amor que sucedió en Siracusa. Hermócrates, el estratego de los siracusanos que venció a los atenienses, tenía una hija de nombre Calírroe, un prodigio de muchacha y adorno de toda Sicilia. Su belleza era no humana sino divina y no propia de una Nereida o de una Ninfa de las montañas, sino de la misma Afrodita Virgen. La fama de esta extraordinaria maravilla se extendía por todas partes y afluían a Siracusa pretendientes, príncipes e hijos de tiranos, no sólo de Sicilia, sino también de Italia, el Epiro y de los pueblos de interior. Pero Eros quiso realizar una unión singular. Había, en efecto, un tal Quéreas, un muchacho de hermosa figura, que sobresalía entre todos, como muestran escultores y escritores a Aquiles, Nireo, Hipólito y Alcibíades. Su padre Aristón ocupaba el segundo lugar en Siracusa después de Hermócrates. Existía entre ellos una rivalidad política, de modo que hubieran emparentado antes con cualquier otro que entre ellos. Pero Eros gusta de las disputas y se complace en los éxitos 2 inesperados, y buscó la siguiente ocasión. Era la fiesta pública de Afrodita y casi todas las mujeres acudieron al templo (Calírroe, 1.1.1-4). Las Efesíacas.- El muchacho estaba orgulloso de sí mismo y se ufanaba de las virtudes de su alma, pero mucho más de la belleza de su cuerpo. (…) A Eros ni siquiera lo consideraba un dios, sino que lo rechazaba enteramente, no concediéndole ninguna importancia, diciendo que no se enamoraría nunca, ni se sometería al dios nadie que no quisiera. Y si veía en algún lugar un templo o una estatua de Eros, se reía y declaraba que él era más hermoso que todos los Eros. (…) Ante esto Eros estaba resentido, pues el dios es amigo de disputas e implacable con los orgullosos. Buscó una artimaña contra el muchacho, pues incluso al dios le parecía difícil de someter. Así pues, armándose totalmente y proveyéndose de todo el poder de los filtros amorosos, marchó a hacer la guerra a Habrócomes (Efesíacas, 1.5-2.1). Marido y señor, te he recuperado después de andar errante por muchas tierras y mares, después de escapar a las amenazas de los bandidos y a las asechanzas de los piratas, a los ultrajes de los rufianes, a las cadenas, a las fosas, a los maderos, al veneno y a la tumba. Pero llego a ti, Habrócomes, señor de mi alma, tal como me marché al principio a Siria desde Tiro. Nadie pudo persuadirme para faltarte, ni Meris en Siria, ni Perilao en Cilicia, no Psammis y Políido en Egipto, ni Anquíalo en Etiopía, ni el amo de Tarento, sino que permanezco pura para ti habiendo puesto todos los medios para conservar la pureza. Y tú, Habrócomes, ¿has permanecido puro o alguna otra mujer hermosa ha sido preferida a mí? ¿Nadie te ha obligado a olvidarte de tus juramentos y de mí? Estas cosas decía y le besaba sin cesar, y Habrócomes le respondió: -Te juro por este día deseado por nosotros y encontrado con tanta dificultad que ninguna muchacha me pareció hermosa, ni ninguna otra mujer que vi me gustó, sino que has encontrado a Habrócomes puro como lo dejaste en Tiro en la prisión (Efesíacas, 5.14). Leucipa y Clitofonte.- En torno al toro danzaban los delfines, jugueteaban Amores: se hubiera dicho que incluso sus movimientos habían sido allí pintados. Eros tiraba del toro: Eros, un menudo infante, tenía abiertas sus alas, ajustada la aljaba y cogido el fuego. Estaba vuelto hacia Zeus y sonreía, igual que mofándose de él porque por su culpa se había convertido en toro. Admiraba yo también el resto del cuadro, pero, como enamoradizo que era, dirigía la vista con mayor empeño hacia el que conducía el toro, hacia Eros. Y exclamé: "¡Cómo una criatura gobierna cielo y tierra y mar!" A estas palabras mías un mocito, que, igualmente, estaba allí de pie a mi lado, replicó: -¡Si lo sabré yo, que tantos agravios de amor he padecido! - ¿Y qué es lo que has sufrido –le dije-, amigo mío? Pues precisamente en tu rostro veo que no eres extraño a los misterios de este dios. - Despiertas un enjambre de palabras –contestó-, ya mi historia más bien fábula parece. - No vaciles, joven excelente –repuse-, por Zeus y por el propio Amor, en complacerme aún más de ese modo, aunque una fábula parezca (Leucipa y Clitofonte, 1.12-2.2).
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