Novelas Españolas del Siglo XX: Noventayochistas y Novecentistas, Resúmenes de Lengua y Literatura

¡Descarga Novelas Españolas del Siglo XX: Noventayochistas y Novecentistas y más Resúmenes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! LA NOVELA DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX HASTA 1939: TENDENCIAS [NOVENTAYOCHISTA, NOVECENTISTA], AUTORES Y OBRAS REPRESENTATIVOS A principios del siglo XX, el modelo novelístico establecido por el realismo decimonónico de Galdós o Clarín entra en crisis, apareciendo entonces un impulso renovador que se manifestará en dos tendencias narrativas principales, las que corresponden a la novela noventayochista y novecentista, respectivamente. El término generación del 98 –acuñado por Azorín en 1913– no se puede entender sin la crisis que afecta a España a finales del XIX y principios del XX. Por un lado, hay una crisis nacional, debida al desastre colonial de 1898, cuando la guerra con los EEUU supone la pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam; por otro lado, hay una crisis política, pues el sistema político de la Restauración trajo consigo un atraso económico, una parálisis institucional y una corrupción parlamentaria, ajenos a cualquier proyecto modernizador del país, que dieron lugar a las consiguientes inestabilidad política y convulsiones sociales. Ante este panorama aparecen los noventayochistas, grupo de escritores que mostraban una actitud crítica ante la realidad, de descontento ante el sistema social establecido, al que consideraban mediocre. Esta actitud tiene varias manifestaciones. La principal es la toma de conciencia de un compromiso social y político que active las conciencias y ayude a modernizar el país, como es el caso del regeneracionismo propuesto por Joaquín Costa o de Ángel Ganivet y su Idearium español. En muchas ocasiones el paisaje y las gentes de Castilla serán un referente para la salida de esa crisis, y así lo comprobamos en determinadas obras de Azorín como Los pueblos o Castilla. Sin embargo, también habrá autores que manifiesten tal rechazo ante la sociedad a través de actitudes ferozmente individualistas que desembocan en la rebeldía, el anarquismo, el nihilismo e incluso en una actitud aristocrática que los distingue de la masa, como representarán, respectivamente, algunos de los nihilistas o aventureros personajes de Pío Baroja o el Marqués de Bradomín, protagonista de las cuatro Sonatas de Valle-Inclán. Son tres los principales autores de la novela del 98. El primero de ellos es - José Martínez Ruiz, Azorín. Su narrativa se caracteriza por un estilo sobrio, así como por su cercanía al ensayo, la reflexión autobiográfica o el apunte impresionista. Su primera obra importante es La voluntad (1902). En ella, el protagonista, también llamado Azorín, se debate entre el impulso, la necesidad de acción que le permita encontrar rumbo y sentido a su vida y a la sociedad, y la parálisis vegetativa, la falta de voluntad, en que se cifrará el fracaso vital de Antonio Azorín. En Castilla, Los pueblos o La ruta de Don Quijote, el paisaje castellano, la forma de ser de sus gentes, sus costumbres y tradiciones se estudian, ya que pueden ofrecer una solución a esa realidad conflictiva. - De entre la narrativa de Miguel de Unamuno podemos destacar tres novelas. Las dos primeras, Amor y pedagogía (1902) y Niebla (1913), se enmarcarían dentro de lo que él mismo llamó nivolas. En ellas rompe con la novela realista, a través del uso de determinadas estructuras narrativas volcadas hacia la interioridad, como el uso del monólogo interior o el diálogo, los prólogos, posprólogos y epílogos en que interviene el autor, la imprecisión de tiempo y espacio, o la construcción de personajes, como el de Niebla, que dialoga y se dirige directamente al autor real de la novela pidiéndole cuentas de su propio destino, desdibujando la frontera entre literatura y vida. La tercera novela, San Manuel Bueno, mártir (1930) refleja la lucha interior de un sacerdote de pueblo que, a pesar de haber perdido la fe, intenta por todos los medios que sus feligreses sigan manteniendo plenamente sus convicciones religiosas. - El tercer gran autor de la novela del 98 es Pío Baroja, autor de una vasta obra narrativa, caracterizada en su mayoría por un estilo deliberadamente antirretórico. Podemos hablar de tres grandes bloques en esta obra. a. Por un lado, nos encontramos con novelas protagonizadas por personajes inadaptados a la sociedad o enfrentados con esta, en una continua lucha por la supervivencia material y moral. Los mejores ejemplos al respecto son la trilogía La lucha por la vida (La busca, Mala hierba y Aurora roja) (1904), así como El árbol de la ciencia (1911). b. Otro bloque lo compone un grupo de novelas de acción de héroes aventureros, tales como Zalacaín el aventurero (1908) y Las inquietudes de Shanti Andía (1911). c. Un tercer bloque lo formarían las veintidós novelas de las Memorias de un hombre de acción (1913-1935), protagonizadas por Eugenio de Avinareta, antepasado suyo, con el telón de fondo de la historia de España, desde la Guerra de la Independencia a las guerras carlistas o la Revolución de 1854. Con el nombre de novecentismo o generación del 14, hacemos referencia a un grupo de escritores e intelectuales que pretenderán una renovación cultural e intelectual, ajena al romanticismo, realismo y modernismo. Se trata de autores de una sólida formación académica e intelectual (universitarios, juristas, profesores, científicos), algunos de los cuales han tenido oportunidad de vivir en el extranjero. Se van a caracterizar por apostar por una literatura basada en el racionalismo, que apuesta antes por el rigor intelectual y la razón que por el sentimentalismo o lo pasional. Por esa misma razón defenderán la autonomía del arte por sí mismo, de modo que la literatura se limitaría a transmitir únicamente emociones estéticas y no problemas subjetivos o sociales. De ahí que nos encontremos con una literatura dirigida a un público culto, formado, la inmensa minoría de la que hablaba Juan Ramón Jiménez, con una preocupación por el cuidado y la renovación del estilo, la forma, el lenguaje y la estructura de las obras. Tres son los autores más importantes de la novela novecentista: Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala y Ramón Gómez de la Serna. - Gabriel Miró representa el mejor ejemplo novecentista del escritor volcado hacia su obra y la perfección de esta. En una primera etapa, en la que destaca, Las cerezas del cementerio (1910), aun arrastrando cierto aire modernista decadentista y sensualista, ya encontramos una preocupación por la perfección de la prosa. Perfección que alcanza en una segunda etapa, donde cristaliza su apuesta por una novela lírica de elaborada prosa, prolijas descripciones de ambientes y sensaciones, volcadas a sensaciones y ambientes. En este sentido, sus dos novelas más significativas son Nuestro padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926), que, con el marco de la ciudad de Oleza (trasunto de Orihuela), muestran el modo en que el amor, la vida, lo sensual, quedan ahogados por la moral hipócrita y la intolerancia religiosa del poder eclesiástico.