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El pensamiento político de Platón: Historia del Pensamiento Político Premoderno, Resúmenes de Historia de la Filosofía

Una detallada investigación sobre el pensamiento político de platón, uno de los filósofos griegos más influyentes de la historia. El profesor dr. Benito sanz díaz, de la licenciatura de ciencias políticas y de la administración, analiza la teoría política de platón, su obra, su ideología y su impacto en la filosofía política. El documento aborda temas como el estado ideal de platón, la justicia, el rey-filósofo, la crisis de la polis, la educación y la relación entre platón y sócrates.

Tipo: Resúmenes

2023/2024

Subido el 23/02/2024

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¡Descarga El pensamiento político de Platón: Historia del Pensamiento Político Premoderno y más Resúmenes en PDF de Historia de la Filosofía solo en Docsity! Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP. Tema 3 Profesor Dr. Benito Sanz Díaz Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Dr. Benito Sanz Díaz Tema 3 El pensamiento político de Platón Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP Profesor Benito Sanz Díaz 2 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración Tema 3 El pensamiento político de Platón 1. Platón 2. ¿Cuál es el contexto político e intelectual en el que vivirá Platón? Las guerras del Peloponeso. Platón y la dictadura de los Treinta Tiranos. Sócrates, el único político autentico de Atenas. La experiencia con el joven Dionisio de Siracusa. 3. Platón crea la Academia. Regreso a Siracusa. La Academia, centro de conocimiento. 4. El Mito de la caverna. 5. Justicia, estado y política: el rey-filósofo. 6. Ciudadanos, sofistas y Sócrates. 7. Teoría política de Platón: el Estado Ideal. 8. Teoría de la educación en Platón (paideia). 9. La República, obra de madurez de Platón. 10. Formas políticas de gobierno: Aristocracia. Timocracia. Oligarquía. Democracia. Tiranía. 11. ¿Consideró realizable Platón su Estado ideal? 12. Otros aspectos de teoría política platónica. 13. El pensamiento político en las últimas obras de Platón. Las Leyes. Este documento ha sido reproducido con fines exclusivamente docentes, para su uso por el profesor y alumnos de la asignatura HPPP en la Universidad de Valencia (15731 Tarde). Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP Profesor Benito Sanz Díaz 5 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración activamente en política, y critica al tirano Dionisio I intentando moralizarlo. Allí aprendió mucho de las formas de gobierno que plasmaría después en La República (en griego politeia que significa ciudadanía o forma de gobierno). [Lectura: Platón en Sicilia. La Carta Séptima, 326 b-c.] “Me mandasteis una carta diciéndome que debía estar convencido de que vuestra manera de pensar coincidía con la de Dión y que, precisamente por ello, me invitabais a que colaborara con vosotros en la medida de lo posible, tanto con palabras como con hechos. Pues bien, en lo que a mi se refiere, yo estoy de acuerdo en colaborar si, efectivamente, tenéis las mismas ideas y las mismas aspiraciones que él, pero, de no ser así, tendré que pensármelo muchas veces. Yo podría hablar de sus pensamientos y de sus proyectos, no por mera conjetura, sino con perfecto conocimiento de causa. En efecto, cuando yo llegué por primera vez a Siracusa, tenia cerca de cuarenta años; Dión tenía la edad que ahora tiene Hiparión, y las convicciones que tenía entonces no dejó de mantenerlas durante toda su vida: creía que los siracusanos debían ser libres y debían regirse por las leyes mejores, de modo que no es nada sorprendente que algún dios haya hecho coincidir sus ideales políticos con los de aquél. Merece la pena que tanto los jóvenes como los que no lo son se enteren del proceso de gestación de estos ideales; por ello voy a intentar explicároslo desde el principio, ya que las circunstancias presentes me dan ocasión para ello.” (Platón: Carta VII, 323d-324 b). La participación de Platón en la política de Siracusa, “lejos de la imagen que nos transmite de profesor de filosofía o consejero paternalista de Dionisio y Dión, utilizando las mismas fuentes platónicas podemos sugerir que fue un papel más importante y que tuvo unas consecuencias desastrosas para la ciudad, por lo que su intervención como asesor o inspirador, es lógico que perjudicaran el proyecto platónico de una Academia de Tiranos y de ahí el interés de la Academia de “explicar” y defender su actuación”.[Román García]. “Se ha especulado sobre la posibilidad de que esta amistad le resultase inquietante al tirano, o de que éste se enfureciera por unas palabras de Platón. El caso es que tiene que marcharse rápidamente, con tan mala fortuna que el barco en el que viajaba va a parar a Egina, ciudad enemiga de Atenas, por lo que el ateniense Platón cae prisionero” [UNED, 75]. Dionisio I el Viejo, temeroso de sus proyectos reformadores, le hace vender como esclavo en el mercado de Egina, donde es reconocido por un ciudadano adinerado que paga su rescate y pone en libertad. Después de lo cual decide volver a Atenas, en el 387, encontrando una ciudad prospera y expansionista, pero democrática y no exenta de políticos conspiradores y demagogos. 3. Platón crea la Academia Pero Platón no busca brillar en la asamblea. En el 361 adC, tras recobrar su libertad, compra una pequeña finca, un antiguo gimnasio en las afueras de Atenas, y funda allí la Academia, un centro especializado en la actividad filosófica y cultural, cerca del santuario dedicado al héroe Academo, donde se retira a escribir y a enseñar filosofía. A la Academia se le puede considerar la primera universidad europea. Dicha academia funcionó durante novecientos años ininterrumpidamente hasta su clausura por Justiniano I en el 529 dC. Muchos filósofos e intelectuales estudiaron en esta academia, incluyendo a Aristóteles. “Al fundarla, Platón alberga también un propósito político. Allí se formarán filósofos, las elites capaces de distinguir la verdad y la justicia, capaces también de llevar a cabo la regeneración de la ciudad, si es alguna vez posible”. [UNED, 75]. Las lecciones de Platón en la Academia nunca se publicaron. Sus escritos están redactados en forma de diálogos en los que intercala, con frecuencia, ejemplos y mitos para explicar sus teorías. A Platón, como antes a Sócrates, le interesa trasmitir una doctrina, formar filósofos y despertar el entusiasmo por saber. Platón no pretende hacer a los hombres más cultos, como a los sofistas, sino más hombres, es decir, más conscientes de sí, más racionales. Sostiene que la filosofía y la educación hacen mejores a los hombres. Regreso a Siracusa. Platón siempre se sintió atraído por la posibilidad de poner en práctica sus teorías. Sino, no se entendería el segundo viaje de Platón a Siracusa, veinte años después de su regreso. Tras morir Dionisio I, le sucede su hijo Dionisio II. “Su tío Dión, el viejo amigo de Platón, le escribe pidiéndole su ayuda: cree que el nuevo gobernante es aún muy joven y fácilmente influenciable, por lo que podría intentarse llevar a la práctica el sueño de una ciudad gobernada por las leyes de la filosofía. Platón, que tenía sesenta años, debe estar suficientemente ilusionado con la idea para decidirse a abandonar su querida Academia y emprender el viaje a una ciudad de la que no guardaba buenos recuerdos” [UNED, 76]. Su entusiasmo y confianza por poder influir en Dionisio II debieron grandes como para contrarrestar el recuerdo negativo de su experiencia anterior. Llega a Siracusa el año 366 a.C. Dionisio II, el joven tirano escucha sus consejos y propuestas, pero hace caso omiso de ellos. Una carta de Dión a los cartagineses lo enemista con su sobrino, que lo destierra. Platón pasa unos meses Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP Profesor Benito Sanz Díaz 6 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración como prisionero de lujo en Palacio, hasta que puede volver a Atenas. Aun se sentiría tentado, de nuevo, a poner en practica sus teorías, al aceptar volver a Siracusa, en el 362, ya con escasas esperanzas “excepto la de mejorar en lo posible la situación de Dión (que sería asesinado cuatro años después…) y quizá también la de oponer aunque no fuera mas que el freno de su reprobación a las arbitrariedades del tirano. Vuelto a Atenas, continúa con su labor científica. Los desengaños sufridos influyen en su pensamiento, orientando su reflexión política hacia soluciones de compromiso” [UNED, 76]. Muere el 347 adC. La Academia, centro de conocimiento La importancia de la Academia se debe ante todo a su carácter de centro filosófico, que además continuó funcionando, con mayor o menor fidelidad al espíritu original, durante novecientos años. Pero al fundarla, Platón alberga también un propósito político. Allí se formarán filósofos, las elites capaces de distinguir a las personas que le merecían respeto, por encima de su nacimiento, y que fuesen morales, lejos del caos moral que había llevado a la acusación y posterior condena a muerte de Sócrates, que acabaron de desengañarlo. Para Platón fue un golpe brutal el ver, no solo a su maestro, a quien tenía por un hombre justo, condenado a muerte, sino a la voz misma de la razón ahogada por los prejuicios o el tumulto. Así llegó a la conclusión de que la corrupción moral e intelectual hacía casi imposible la regeneración de su ciudad natal, por lo que abandonó toda pretensión de intervenir en la política ateniense y decidió dedicarse por entero a filosofar. A Sócrates lo menciona frecuentemente en los diálogos. Escribió sobre muy diversos temas, entre ellos la política. Las obras más famosas de Platón fueron sus diálogos. Si bien varios epigramas y cartas también han sobrevivido. Los diálogos de Platón tienen mucha vitalidad y frecuentemente incluyen humor e ironía. Se considera que Platón es el filósofo más ameno de todos. Entre sus obras más importantes se cuentan los Diálogos y La República (politeia, "forma de gobernar la ciudad"), en la cual elabora la filosofía política de un estado ideal. El personaje central de la mayoría de estos diálogos es Sócrates, aunque algunas de las ideas que defiende éste en lo últimos diálogos son ya exclusivamente platónicas. En cada diálogo se trata un tema, normalmente una virtud o una Idea. En ellos aparecen los problemas centrales de su pensamiento: su concepción del hombre y de la sociedad, el problema del conocimiento y de la ciencia, etc. Algunos de estos diálogos son: Apología de Sócrates (defensa de Sócrates tras su condena), Menón (virtud), Fedón (sobre la inmortalidad del alma), Banquete(el amor y la belleza), República (el Bien y la organización del Estado), Fedro (Amor), Timeo (sobre el origen del mundo), Las leyes, etc. Algunas obras de Platón: a) período socrático: Apología de Sócrates, Critón, Ión, Lísis, Protágoras, Laques, Cármides, Eutrifón. b) período de transición: (388 al 385 a. C.): Hipias Menor, Hipias Mayor, Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Crátilo, Menón. c) período de madurez (385 al 370 a. C): Banquete, Fedón, Fedro y República. d) período de vejez: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias y las Leyes. 4. El Mito de la caverna Para comprender mejor la filosofía platónica debemos conocer el Mito de la caverna que aparece en La República (libro VII). Se trata de una alegoría de la educación del filósofo. En ésta, Platón hace tener a Sócrates la siguiente visión: Imagina una serie de prisioneros encadenados de cara a la pared del fondo de la cueva. Toda su vida han estado así y nunca han visto nada más que sombras reflejadas en ésa pared. Estas sombras son producidas por un fuego que hay tras ellos. Entre el fuego y los prisioneros hay un muro por donde andan gentes transportando estatuas, vasijas o distintos objetos sobre sus cabezas. Los prisioneros, que no pueden mirar hacia atrás, oyen las voces y ven las sombras de los objetos y confunden o creen que estos ecos y sombras son la verdadera realidad. Pero uno de los prisioneros rompe sus cadenas, se gira y mira hacia la verdadera fuente de las sombras. Al principio la luz del fuego de la hoguera daña sus ojos y le es más cómodo mirar las sombras. Detrás de la hoguera está la entrada de la cueva y fuera, bajo la luz del sol, están los árboles, mares, ríos, montañas y el cielo. El prisionero es obligado a recorrer un trayecto duro y difícil hasta alcanzar la salida de la cueva (alegoría platónica de la educación). Cuando sale de la cueva la luz del sol le ciega, pero una vez acostumbrado ya puede distinguir entre lo que son las cosas (los originales) y las sombras (alegoría de la sabiduría). Si este hombre, que ya ha visto la luz, regresara a la cueva, parecería ridículo y tendría que acostumbrarse de nuevo a la oscuridad. Pero si además, llegara hasta los prisioneros y les explicara lo que había visto y les dijera que ellos estaban engañados y que vivían en un reino de sombras y tratara liberarlos, estos se enfadarían tanto con él que lo matarían (alusión a la muerte de Sócrates). Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP Profesor Benito Sanz Díaz 7 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración En el libro VII –República-, Platón presenta su mito más importante y conocido, el mito de la caverna. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”. El mito describe nuestra situación respecto del conocimiento: al igual que los prisioneros de la caverna que sólo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nuestras preocupaciones se refieren al mundo que se ofrece a los sentidos. Sólo la filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo verdadero o Mundo de las Ideas. Lectura: El Mito de la caverna 5. Justicia, estado y política: el rey-filósofo La ética de Platón está enfocada al logro del supremo bien del hombre en la posesión del cual consiste la felicidad verdadera. El bien supremo del hombre, la felicidad, se puede decir que es el desarrollo auténtico de su personalidad como ser racional y moral, el recto cultivo de su alma racional y una relación armónica de las tres partes del alma. Esto sólo puede lograrse mediante la educación (paideia). La educación es necesaria, pero la auténtica educación es la que conduce a la verdad y al bien. La concepción platónica de la educación es opuesta a la de los sofistas. Según estos, la educación consistía en impartir a los alumnos ciertos conocimientos necesarios par alcanzar el poder y el éxito en la sociedad, es decir que el conocimiento tenía para ellos un valor utilitarista. Platón, por su parte, entiende la educación como un auténtico arte de conducir el alma hacia la verdad. Para Platón el conocimiento y la misión del educador es dirigir las preguntas, establecer un diálogo con el alumno de manera que haga posible el descubrimiento de la verdad. Sólo cuando el alma haya alcanzado el conocimiento de los auténticos valores éticos y políticos podrá conseguir la virtud (areté). La felicidad debe alcanzarse mediante la práctica de la virtud. El tema de la República es la justicia en el individuo y en el Estado. Se trata de una utopía política en la que el gobierno pertenece a los filósofos. El filósofo será el fruto más exquisito de la educación dada por el Estado: a él compete trazar el diseño concreto del Estado ideal y dirigir su realización. Los escogidos como candidatos o posibles gobernantes serán instruidos, no sólo en armonía musical y en gimnástica, sino también en matemáticas y en astronomía. Mas toda esta instrucción será una preparación para la Dialéctica, por la cual el hombre mediante el uso de la razón puede alcanzar el conocimiento del mundo inteligible y contemplar la Idea de Bien. Los seleccionados pasarán gradualmente este curso educativo y los que al llegar a la edad de 30 años hayan dado pruebas satisfactorias recibirán la instrucción especial de la Dialéctica. Transcurridos cinco años de tal estudio se les enviará al interior de la caverna y se les confiará algún cargo, con el fin de que vayan adquiriendo la necesaria experiencia de la vida. Esta prueba durará quince años y los que la superen (que tendrán ya los 50 años) serán los responsables de la ordenación del Estado. Sólo en la ciudad justa es posible educar hombres justos. El Estado ideal de Platón se fundamenta en la justicia. Un estado justo es el que viene impuesto por la Idea del Bien. Esto sólo será posible si los gobernantes son sabios, esto es, filósofos que hayan logrado penetrar en el mundo de las ideas. La idea de Bien debe guiar al Estado y al individuo. Los ciudadanos serán felices si son gobernados por la persona más sabia y justa. Sólo la persona bien instruida sabrá anteponer el bien de la razón, el bien del alma al del cuerpo. El saber de lo que en verdad es importante, qué es lo justo, lo injusto, qué es el bien y el mal, no debe dejarse en manos de cualquiera, sólo el filósofo podrá responder adecuadamente a tales preguntas. La vida griega era esencialmente una vida comunal. La vida en sociedad era lo natural, pero cuál es la mejor organización política para dicha sociedad. En la República Platón se pregunta sobre el Estado Ideal. La tarea del gobernante consistirá en vigilar que este orden se mantenga, que cada parte cumpla su función y que cada individuo ocupe el puesto que por naturaleza le corresponde y reciba la educación adecuada a su posición en la sociedad. Se trata de una organización política estrictamente jerarquizada. No todos los hombres están igualmente dotados por la naturaleza, ni deben realizar las mismas funciones. Según el alma que predomine en cada uno debe ser educado para esa función. Eso sí, los ciudadanos, pobres o ricos, hombres o mujeres, tienen las mismas posibilidades. Será el proceso educativo el que vaya colocando a cada uno en su sitio. El régimen ideal para Platón es la aristocracia, pues predomina el elemento racional encarnado en el rey-filósofo. Se trata de una aristocracia de la virtud y el saber, no de sangre. La aristocracia puede degenerar convirtiéndose en Timocracia, el grupo dominante ambiciona honores y riquezas. Esta degenera en Oligarquía, en la cual el poder reside en manos de los ricos. Esta degenera en Democracia. En la democracia ateniense la asamblea estaba formada por todos los ciudadanos mayores de 18 años. Esto contradecía su opinión de que el gobierno de un Estado debe estar en manos de gente especialmente capacitada para ello. Recordemos que Platón está desencantado de la democracia por la condena de Sócrates. En esta el pueblo elimina a los ricos y se impone una libertad sin límites y se desprecian las leyes. Esta situación conduce a la Tiranía, ruina definitiva del Estado: “de la extrema libertad surge la mayor esclavitud”. Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP Profesor Benito Sanz Díaz 10 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración La ciudad platónica se compone de tres clases sociales que se corresponden con las partes del alma. A cada clase se le asigna una tarea y una virtud: La ciudad, según Platón, se compone de tres clases sociales que se corresponden con las tres partes del alma. Presenta una organización política estrictamente jerarquizada. No todos los hombres están igualmente dotados por naturaleza ni deben realizar las mismas funciones. En cada uno predomina un alma y ha de ser educado para las funciones que deba realizar (la educación debe ser idéntica para hombres y para mujeres). El Estado, según Platón, es ante todo una institución educativa. -Los artesanos: Ofrece los recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas mediante el trabajo productivo de bienes y servicios. Platón no explica por qué es “natural” que unos tengan que servir a la ciudad y otros beneficiarse de su trabajo. -Los guardianes o guerreros: Tienen como función defender la ciudad de posibles invasores, extranjeros o bárbaros, y también aplacar los conflictos internos. Es la más importante, porque de esta clase saldrán los gobernantes (los mejores entre los guardianes). Su educación y preparación deben ser la propia de una élite, puesto que de ellos dependerá el buen funcionamiento de la ciudad. Además, tendrán un régimen especial de vida: se alojarán en viviendas separadas de las del resto de los ciudadanos; no poseerán riquezas propias, ni vivienda privada, ni familia, ni mujeres. Se mantendrán en régimen de matrimonio monogámico permanente. Se casarán con mujeres de su misma clase para preservar la pureza del grupo. -Los gobernantes: Son los árbitros absolutos de la vida política, y sólo se justifican en el cargo si llegan a ser los más sabios. Deben ser seleccionados entre los mejor dotados y estar sometidos, entre los 20 y 30 años, a una formación científica muy especial. Normalmente procederán de los guardianes perfectos, aquellos que, al final de su formación, llegan a ser filósofos casi perfectos, capaces de poner como fundamento del Estado la Verdad, la Justicia y el Bien. El hombre está formado de alma y cuerpo. El alma es la parte divina que ha de esforzarse mediante una adecuada educación, en el ejercicio de la virtud y adoptar un compromiso educativo-político-moral (el prisionero que sale de la caverna tiene la obligación de retornar al interior y enseñar a los que no saben). En el análisis del Estado, Platón utilizará una división tripartita que guarda analogía con la división del alma; el Estado es un gran organismo que tiene las mismas exigencias y necesidades materiales y los mismos fines éticos que el hombre. A cada parte del alma le corresponde una clase social: a la parte racional la clase de los gobernantes, que son los filósofos; al alma irascible, la clase social de los guerreros; a la concupiscible, la de los artesanos. Los filósofos, cuya virtud es la sabiduría o prudencia, son los únicos aptos para el gobierno; los soldados, (fortaleza), deben defender y guardar la polis; los artesanos (templanza) suministran los medios materiales que la comunidad necesita. El fin del Estado es la justicia: el cumplimiento del bien común para todos los ciudadanos. Para Platón el filósofo ha de ser el gobernante, o los gobernantes han de ser filósofos, ya que estos no buscan satisfacer su propio interés sino el de la comunidad. “A los guardianes se les exige una vida austera: sin propiedad privada, para evitar el afán de lucro y la ambición, mal endémico de las ciudades helénicas, y la renuncia a una familia propia. A los filósofos se les impide el dedicarse a una vida teórica y retirada, como podría ser de su agrado, para exigirles una dedicación a los asuntos del Estado. Todo en nombre del bien común…. Platón postula unos gobernantes austeros, ascéticos, marginados de los afanes económicos y de cualquier egoísmo, muy distintos de los aristócratas de antaño y de los oligarcas de cualquier ciudad antigua. Su utopía tiene una noble radicalidad; no es una vuelta atrás. Le guía no la nostalgia del poder aristocrático, sino la nostalgia de un orden comunitario más allá de los rumbos y tumbos históricos. García Gual, 130. La ética conduce a la política. Sólo en la ciudad justa es posible educar hombres justos. En su modelo ideal de polis el gobierno pertenece a los filósofos. Gobierno, por tanto, monárquico o aristocrático, pero en el que la aristocracia es una aristocracia de la virtud y el saber, no de sangre. Los gobernantes no serán conducidos por la ambición personal, sino que se inspirarán en la contemplación del orden inmutable de las Ideas. El “mito de la caverna” lo expresa muy bien: los que consiguen escapar de ella y contemplar el sol (la Verdad, la Justicia y el Bien) deben “volver a la caverna” para guiar a los que allí continúan. Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP Profesor Benito Sanz Díaz 11 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración 8. Teoría de la educación en Platón (paideia). La educación es necesaria. Pero la auténtica educación es la que conduce a la verdad y al bien. Quienes rigen la vida del Estado y determinan los principios de la educación han de saber qué es lo realmente verdadero y bueno, en otras palabras: deben ser filósofos. El filósofo será el fruto más exquisito de la educación dada por el Estado: a él compete trazar el diseño concreto del Estado ideal y dirigir su realización. Defiende el intelectualismo socrático, pues mantiene que la felicidad depende solamente de la virtud y es virtuoso sólo el sabio. De aquí la importancia que Platón da a la educación, que será competencia exclusiva del Estado. Organiza la educación en dos niveles: primario: Común a todos los ciudadanos. La educación se lleva a cabo por medio de la gimnasia y la música (arte y poesía). Se pretende así educar al cuerpo y al carácter inculcando en los ciudadanos hábitos y opiniones correctas. Secundario: Reservado a los futuros gobernantes. Se prolongará desde los 20 hasta los 35 años. En una primera fase se desarrollará un estudio detallado y progresivo de las matemáticas en sus distintas ramas, para en su fase definitiva abordar la dialéctica, que culminará en el conocimiento del bien. Los seleccionados pasarán gradualmente este curso educativo y los que al llegar a la edad de 30 años hayan dado pruebas satisfactorias recibirán la instrucción especial de la dialéctica. Transcurridos 5 años de tal estudio, "se les enviará al interior de la caverna y se les confiará algún cargo....", con el fin de que vayan adquiriendo la necesaria experiencia de la vida. Esta prueba durará 15 años y los que la superen (que tendrán ya 50 años) serán los responsables de la ordenación del Estado. El libro VII de la República tiene dos partes claramente diferenciadas: 1ª) el mito de la caverna. 2ª) el proceso educativo (paideia) que habrán de seguir los futuros gobernantes. En el libro VII de la República Platón expone el proceso educativo que deben seguir determinados ciudadanos, debidamente seleccionados, para alcanzar la condición y calidad de los buenos gobernantes puesto que habrán alcanzado el conocimiento del mundo ideal que contiene la verdad. La sociedad perfecta (la polis ideal) sólo es posible alcanzarla si hay filósofos (amantes de la sabiduría) que descubren ese mundo ideal y que lo enseñan a sus discípulos. 9. La República, obra de madurez de Platón. “La línea seguida por Platón en la Republica produjo una teoricen la que todo se subordina al ideal del filosofo- rey, cuyo único titulo de autoridad se debe al hecho de que él, y solo él, conoce lo que es bueno para los hombres y para los estados”. Sabine, 76 Estructura de La republica Prólogo Libro I. Discusión en el Pireo acerca de la justicia. Sócrates charla con Céfalo, Polemarco y el sofista Trasímaco acerca de la justicia. Frente a la tesis de Trasímaco que sostiene que la justicia es sólo útil a los que ejercen el poder, Sócrates muestra que la justicia es el bien para el conjunto de los gobernados (pp. 327a-354c). Introducción ¿Es mejor la justicia que la injusticia? (I. II, 357-369b). Parte I Génesis y orden de la polis Génesis de la polis: I. II, 369-376e. Educación de los guardianes: 376e-412b, ls. II y III. Constitución de la polis: 412b-427c, ls. III y IV Justicia en la polis: 427c-445e,1. IV Parte II. Incorporación de la Idea. Compenetración de la polis y los griegos: 449a-471 c, 1. V Gobierno de los filósofos: 471c-502c, ls. V y VI. La idea del Bien: 502c-521 c, ls. VI y VII. Educación de los filósofos: 521c-541b,1. VII. Parte III: Decadencia de la polis Timocracia: 543a-550c, 1. VIII. Oligarquía: 550c-555b, 1. VIII. Democracia: 555b-562a, 1. VIII. Tiranía, 562a-576b, ls. VIII y comienzos del IX. Conclusión La justicia es mejor que la injusticia: 576b-592b, 1. IX Epílogo Rechazo del arte mimético: 595a-608b, 1. X. Inmortalidad del alma: 608c-612a, 1. X. Recompensas de la justicia en la vida: 612a-613e, 1. X. Juicio de los muertos: 613e-631d, 1. X. La República, es la propuesta del construir una sociedad perfecta basada en la racionalidad, en lo ideal. Sólo en las ideas está la verdad. Debe haber un ideal de sociedad perfecta que participe de la idea de bien y de justicia. Ahora bien, dada la naturaleza humana (escindida en cuerpo y alma), se precisa de una educación (paideia) que a la vez que corrige las inclinaciones del cuerpo y de la materia vaya trazando los pasos del camino para acceder al conocimiento de las ideas: la dialéctica. Por lo tanto la filosofía de Platón es inconcebible sin una educación (paideia) adecuada a los fines perseguidos. Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP. Tema 3 Profesor Benito Sanz Díaz 12 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración La República es uno de los diálogos más ambiciosos y complejos de Platón. Escrito en la madurez, a los cincuenta años, plantea el tema de la justicia como base de la convivencia política. Platón propone que hay que confiar el gobierno a los filósofos por estar libres de ambición. Para ello hay que educarlos desde la niñez, enseñándoles matemáticas y geometría para fortalecer su razonamiento y dar claridad a su inteligencia, y después dialéctica. Platón describe la educación de los futuros gobernantes y el programa formación de los futuros gobernantes que propone, en su dialogo con Glaucón. -¿Será, pues, suficiente que cada uno se dedique al estudio de la dialéctica de manera asidua e intensa, sin hacer ninguna otra cosa, sino practicando con el mismo ahínco que en los ejercicios corporales durante un número de años doble que antes? -¿Son seis -dijo- o cuatro los que dices? -No te preocupes -dije-: pon cinco. Porque después de esto les tendrás que hacer bajar de nuevo a la caverna aquella y habrán de ser obligados a ocupar los cargos atañederos a la guerra y todos cuantos sean propios de jóvenes para que tampoco en cuanto a experiencia queden por bajo de los demás. Y habrán de ser también probados en estos cargos para ver si se van a mantener firmes cuando se intente arrastrarles en todas direcciones o si se moverán algo. -¿Y cuánto tiempo fijas para esto? -dijo. -Quince años -contesté-. Y una vez hayan llegado a cincuentenarios , a los que hayan sobrevivido y descollado siempre y por todos conceptos en la práctica y en el estudio hay que conducirlos ya hasta el fin y obligarles a que, elevando el ojo de su alma, miren de frente a lo que proporciona luz a todos; y, cuando hayan visto el bien en sí, se servirán de él como modelo durante el resto de su vida, en que gobernarán, cada cual en su día, tanto a la ciudad y a los particulares como a sí mismos; pues, aunque dediquen la mayor parte del tiempo a la filosofía, tendrán que cargar, cuando les llegue su vez, con el peso de los asuntos políticos y gobernar uno tras otro por el bien de la ciudad y teniendo esta tarea no tanto por honrosa como por ineludible. Y así, después de haber formado cada generación a otros hombres como ellos a quienes dejen como sucesores suyos en la guarda de la ciudad, se irán a morar en las islas de los bienaventurados y la ciudad les dedicará monumentos y sacrificios públicos honrándoles como a demones si lo aprueba así la pitonisa, y si no, como seres beatos y divinos. -¡Qué hermosos son, oh, Sócrates -exclamó -, los gobernantes que, como un escultor, has modelado! -Y las gobernantas, Glaucón -dije yo-. Pues no creas que en cuanto he dicho me refería más a los hombres que a aquellas de entre las mujeres que resulten estar suficientemente dotadas. -Nada más justo -dijo-, si, como dejamos sentado, todo ha de ser igual y común entre ellas y los hombres. -¿Y qué? -dije-. ¿Reconocéis que no son vanas quimeras lo que hemos dicho sobre la ciudad y su gobierno, sino cosas que, aunque difíciles, son en cierto modo realizables, pero no de ninguna otra manera que como se ha expuesto, es decir, cuando haya en la ciudad uno y varios gobernantes que, siendo verdaderos filósofos, desprecien las honras de ahora, por considerarlas innobles e indignas del menor aprecio, y tengan, por el contrario, en la mayor estima lo recto, con las honras que de ello dimanan, y, por ser la cosa más grande y necesaria, lo justo, a lo cual servirán y lo cual fomentarán cuando se pongan a organizar su ciudad? -¿Cómo? -dijo. -Enviarán al campo -dije- a todos cuantos mayores de diez años haya en la ciudad y se harán cargo de los hijos de éstos, sustrayéndolos a las costumbres actuales y practicadas también por los padres de ellos, para educarlos de acuerdo con sus propias costumbres y leyes, que serán las que antes hemos descrito. ¿No es este el procedimiento más rápido y simple para establecer el sistema que exponíamos de modo que, siendo feliz el Estado, sea también causa de los más grandes beneficios para el pueblo en el cual se dé? -Sí, y con mucho -dijo-. Me parece, Sócrates, que has hablado muy bien de cómo se realizará, si es que alguna vez llega a realizarse. -¿Y no hemos dicho ya -pregunté yo- demasiadas palabras acerca de esta comunidad y del hombre similar a ella? Pues también está claro, según yo creo, cómo diremos que debe ser ese hombre. -Está claro -dijo-. Y con respecto a lo que preguntas, me parece que esto se ha terminado. Para Platón deben ser los más preparados, sean hombres o mujeres, los gobernantes de la ciudad ideal que plantea. “Porque la ciudad perfecta no se logrará a no ser que los filósofos sean puestos al frente del gobierno o, cosa aún más difícil, los reyes y gobernantes se conviertan en filósofos. En toda esta parte hay un tono de firmeza y de orgullosa defensa de la filosofía, y a la vez una puesta en cuestión de la posibilidad de la ciudad ideal. Por ejemplo, si los ciudadanos aún no están convencidos del valor de los filósofos ¿cómo se conseguirá que modifiquen la educación de los niños, sin lo cual no podrá forjarse el gobernante ideal, capaz de llevar a cabo, en primer término, esa reforma educativa? Sócrates arguye que bastaría con arrebatar a sus familias y confinar en el campo, lejos de toda influencia extraña, a los niños y jóvenes mayores de diez años, y de este modo el cambio se haría de la forma más fácil y rápida, pero este bienintencionado secuestro a gran escala tampoco parece algo muy factible. Glaucón resume estas contradicciones con ática finura cuando comenta: «Creo, Sócrates, que has explicado perfectamente cómo se llevará a cabo ese estado, si alguna vez llegara a existir»” [UNED, 86]. Platón Historia del Pensamiento Político Premoderno. HPPP. Tema 3 Profesor Benito Sanz Díaz 15 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración La aceptación realista de que en las comunidades humanas no existen sabios, le lleva a Platón a abandonar el esquema social propuesto en La República. La división de funciones sociales ya no es estricta: todos los ciudadanos serán productores, guerreros y, si llega el caso, gobernantes. Los tipos de gobierno se clasifican ahora de acuerdo con el número de los gobernantes: uno, varios o mucho. Cuando el gobierno se ajusta a las leyes, tenemos, respectivamente, monarquía, aristocracia y democracia. Cuando no, tiranía, oligarquía y democracia degenerada. Cuando el gobierno se somete a la legalidad, es preferible la monarquía a la aristocracia, y ésta a la democracia. Pero en el caso de que no se someta a la ley, el orden es el inverso: el peor gobierno es la tiranía. La eficacia de la democracia es menor para el bien, pero es también menor para el mal. En un alarde posibilista, Platón, olvidando el Estado ideal, se inclina por un gobierno mixto de monarquía y democracia; magistrados y órganos como la asamblea, consejos y otros cargos que se sirvan de contrapeso. [http://acacia.pntic.mec.es/~falvar4/platon.htm]. A sus casi ochenta años, Platón confía más en la Ley escrita y menos en los hombres. El pasaje 875 de Las Leyes resume esta nueva posición, alejada de La Republica: “Es necesario que los hombres se den leyes y que vivan conforme a leyes o en nada se diferenciarán de las bestias más salvajes. La razón de ello es que no se produce naturaleza humana alguna que conozca lo conveniente a los humanos para su régimen político y que, conociéndolo, sea capaz y quiera siempre realizar lo mejor. Pues es difícil reconocer que mediante el verdadero arte político ha de cuidarse no de su bien particular, sino del comunitario - porque el bien común estrecha los vínculos de la ciudad, mientras que el particular los disuelve-, y porque es conveniente al bien común y al particular, a ambos, que el bien comunitario esté mejor atendido que el particular. En segundo lugar, si alguno efectivamente incluye en su ciencia el conocimiento de que esto es así, pero luego gobierna a la ciudad sin ningún control y con poder absoluto, no podrá en ningún caso mantenerse firme en esa doctrina y seguir a lo largo de su vida sosteniendo el bien común para la ciudad y sometiendo lo particular a lo común, sino que su naturaleza mortal le impulsará sin cesar a la ambición y al actuar en propio beneficio, en su fuga irracional del dolor y en su búsqueda del placer. Pondrá estos dos motivos por delante de lo más justo y lo mejor y, produciendo tinieblas dentro de sí mismo, se llenará al fin de toda clase de males y llenará a la ciudad entera. Es claro que si hubiera en algún caso, por una suerte divina, un hombre que naciera con capacidad suficiente para tal empresa, no tendría necesidad para nada de leyes que le rigieran; porque no hay ley ni ordenación alguna superior al conocimiento, ni es lícito que la inteligencia sea súbdita o esclava de nadie, sino que debe ser la que lo gobierne todo, si es auténtica inteligencia y realmente libre por su naturaleza. Pero tal cosa no se da en ningún lugar ni de ningún modo, a no ser por un breve momento. Por eso hay que preferir el segundo término: la ordenación y la ley, que miran y atienden a lo general, aunque no alcancen a precisar cada una de las cosas.” [Citado por García Gual, 141]. Lectura. Las Leyes, obra de madurez de Platón. Carlos García Gual. Texto elaborado a partir de: Historia de la teoría política. George Sabine. Paginas 54-90. Historia de las ideas políticas. Jean Touchard. Paginas 38-44. Ideas y Formas Políticas: De la Antigüedad al Renacimiento. Ana Martínez Arancón. Paginas 17-70. Historia de la teoría política. Fernando Vallespín (ed.). Madrid. Alianza bolsillo, volumen 1. Carlos García Gual. Páginas 113-147. Wikipedia. Se ha utilizado para conceptos, instituciones, textos, cuadros e ilustraciones. Ideas. Historia intelectual de la Humanidad. Peter Watson. Critica. 2006. La Carta Séptima de Platón. Román García: www.revistadefilosofia.org Wikipedia Román García. http://acacia.pntic.mec.es/~falvar4/platon.htm La Republica. Las Leyes. Platón. Breve historia de Grecia y Roma. Pedro Barceló. Historia. Alianza editorial.2007. Este documento ha sido reproducido con fines exclusivamente docentes, para su uso por el profesor y alumnos de la asignatura HPPP en la Universidad de Valencia (15731 Tarde). 2010 Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 1 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración Lecturas Tema 3.- El pensamiento político de Platón. La Escuela de Atenas, por Rafaello de Sanzio, (1508 y 1511). "Dentro de una grandiosa arquitectura renacentista, inspirada en el proyecto de Bramante de renovación de la basílica paleocristiana de San Pedro, se mueven los filósofos más célebres de la antigüedad, algunos de los cuales se pueden reconocer fácilmente: en el centro Platón, que indica con un dedo hacia arriba, mientras sujeta en la mano su libro Timeo; a su lado, se encuentra Aristóteles con la Ética; Pitágoras, en cambio, está representado en primer plano concentrado en explicar el diatesseron en el libro; recostado en los peldaños con la escudilla es Diógenes, mientras que apoyado en un bloque de mármol, ensimismado en escribir en una hoja, se halla el filósofo pesimista Heráclito, que se parece a Miguel Ángel, quien estaba pintando por aquellos años la contigua Capilla Sixtina. A la derecha, se pueden ver Euclides, que enseña geometría a sus alumnos, Zoroastro con el globo celeste, Tolomeo con el terráqueo, y por último, en el extremo derecho, el personaje con la gorra es el autorretrato de Rafael." W. Sócrates de Atenas Los griegos. Paul Cartledge. Editorial Crítica. Capítulo 7. PP. 107-119. Platón en Sicilia. Platón: La Carta Séptima, 326 b-c. Los sofistas La Grecia antigua. Carlos Garcia Gual. El mito de la caverna. República, VII Platón y la selección de los futuros gobernantes. La Republica. Platón y los regimenes políticos: timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía, según La Republica. Libro VIII. Carlos García Gual. Páginas 130-137. Las Leyes, obra de madurez de Platón. Carlos García Gual. Páginas 143-147. Este documento ha sido reproducido con fines exclusivamente docentes, para su uso por el profesor y alumnos la asignatura de HPPP de la Universidad de Valencia. Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 2 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración Sócrates de Atenas …Sócrates es ciertamente el filósofo más famoso de toda la Antigüedad y, además, uno de sus más famosos personajes. Todo esto hace que sea aún más frustrante para nosotros los historiadores el disponer de tan pocos datos sólidamente fiables con los que trabajar. Sin embargo, lo poco que hay vale su peso en oro, porque procede de fuentes verdaderamente fascinantes -Aristófanes y Jenofonte, así como también Platón- y porque la vida de Sócrates coincide con una de las épocas doradas más importantes de la historia cultural e intelectual del hombre y el modo en que la vivió refleja brillantemente todo lo relativo a esa época. Los orígenes sociales de Sócrates eran relativamente humildes. Su padre fue un cantero, aunque probablemente tuviera una situación económica buena, ya que poseía un taller y empleaba esclavos como ayudantes. Su madre fue durante algún tiempo comadrona, lo cual dio pie intelectual, la de hacer que nacieran los pensamientos en embrión de aquellos con los que conversaba. En cuanto a la profesión que pudo tener el propio Sócrates, la respuesta es sencillamente que no tenía una profesión propiamente dicha. En todo caso no la tenía cuando se dedicaba a tiempo completo a la tarea que él mismo se había impuesto: la de ser el tábano de Atenas que picaba al indolente pueblo ateniense para que fuera más consciente y más crítico consigo mismo. La primera vez que se supo de él, estaba ya cerca de cumplir los cuarenta años (había nacido en el año 469) y luchaba por su ciudad natal en el norte de Grecia en los primeros momentos de la guerra del Peloponeso contra Esparta, que había estallado en el año 431. …El retrato que Aristófanes hizo de Sócrates era muy poco halagador y muy discutible. Sin embargo, es al mismo tiempo un testimonio de que Sócrates, cuando tenía entre cuarenta y cincuenta años de edad, era un personaje famoso en las calles de Atenas. De hecho, era un intelectual completamente urbano. Seguramente no era de esperar que Sócrates estuviera en el servicio militar activo pasada la edad de cincuenta años, aunque parece ser que se mantuvo excepcionalmente fuerte y en forma hasta su prematura muerte a la edad de setenta años en 399. Es por su capacidad política, más que por la capacidad militar o intelectual, por lo que Sócrates destaca a continuación en un papel central en el año 406, durante el llamando juicio de los generales, después de la batalla de Arginusa. Sócrates era entonces miembro del anualmente designado Consejo de los Quinientos, elegido por sorteo para representar a su demos y a su tribu. De hecho, parece ser que el día del juicio estaba, por azares del sorteo, actuando como presidente de la sesión de la Asamblea en la que los generales de Arginusa fueron acusados de negligencia en el cumplimiento de su deber. En realidad, los atenienses habían ganado la batalla naval contra los espartanos, pero había sido una victoria pírrica y los generales fueron culpados, probablemente sin razón, del número de bajas de ciudadanos atenienses, que había sido extraordinariamente alto. Tanto si era presidente como si no, Sócrates ciertamente se negó a aceptar la propuesta planteada ante el Consejo en la que se decía que los seis generales presentes debían ser juzgados inmediatamente por la Asamblea colectivamente, en bloque, y no de uno en uno. Su negativa se basaba en la legalidad y como tal era ciertamente correcta. Pero había otro asunto en juego allí, por encima de la cuestión de la legalidad del procedimiento, y por encima también de la cuestión de la culpabilidad de los generales. Este juicio era parte de una lucha a muerte que se estaba desarrollando entre demócratas convencidos y opositores oligárquicos intransigentes igualmente convencidos. En el año 411 esta pelea había surgido en el marco de una lucha abierta entre facciones y se había producido un golpe oligárquico contrarrevolucionario dirigido por cuatrocientos oligarcas extremistas. Uno de estos cuatrocientos, Terámenes, era el principal activista que actuaba detrás del juicio de los generales en el año 406, presumiblemente porque calculaba que la condena de éstos debilitaría seriamente el gobierno democrático. Paradójicamente, Terámenes era capaz de persuadir a la masa de atenienses de que aceptara su táctica antidemocrática y, a pesar de Sócrates, condenaron a muerte ilegalmente a los generales, a todos en bloque, entre ellos a Pericles, el hijo que había tenido Pericles con Aspasia. Dieciocho meses más tarde, en la primavera del 404, Atenas se vio finalmente obligada a capitular ante los superiores recursos navales y financieros de Esparta. La hambruna había hecho que los atenienses se murieran en las calles como resultado del bloqueo espartano dirigido con una eficiencia brutal por Lisandro. Por todo esto, Atenas se vio obligada a rendirse incondicionalmente y a aceptar las imposiciones de Esparta. Una corriente de opinión espartana deseaba ver eliminada para siempre la amenaza ateniense mediante la destrucción total de la ciudad, y éste era un punto de vista aceptado por al menos dos aliados influyentes, Corinto y Tebas. Pero la voluntad mayoritaria, que prefería una Atenas sumisa a una Atenas arrasada, prevaleció, en parte precisamente por el temor de Esparta a estos dos aliados, con lo cual se permitió a Atenas que se sometiera a una reducida oligarquía, o junta, de sólo treinta hombres. Esta junta, respaldada por una guarnición espartana, se comportó de un modo tan duro que se ganó el nombre de los Treinta Tiranos. Afortunadamente esto duró tan sólo un año, más o menos, hasta que Esparta vio que estaba siendo contraproducente y consintió el restablecimiento de la democracia bajo una estricta supervisión militar espartana. Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 5 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración Platón en Sicilia. “Ésta es la manera de ver las cosas que yo tenía cuando llegué por primera vez a Italia y a Sicilia. En aquella ocasión no me gustó en absoluto la clase de vida allí considerada feliz, atiborrada de banquetes a la manera italiana y siracusana; hinchándose de comer dos veces al día, no dormir nunca sólo por la noche, y todo lo que acompaña a este género de vida. Pues con tales costumbres no hay hombre bajo el cielo que, viviendo esta clase de vida desde su niñez, pueda llegar a ser sensato (nadie podría tener una naturaleza tan maravillosamente equilibrada): ni siquiera podría ser prudente, y, desde luego, lo mismo podría decirse de las otras virtudes. Y ninguna ciudad podría mantenerse tranquila bajo las leyes, cualesquiera que sean, con hombres convencidos de que deben dilapidar todos sus bienes en excesos y que crean que deben permanecer totalmente inactivos en todo lo que no sean banquetes, bebidas o esfuerzos en busca de placeres amorosos. Forzosamente, tales ciudades nunca dejarán de cambiar de régimen entre: tiranías, oligarquías y democracias, y los que mandan en ellas ni soportarán siquiera oír el nombre de un régimen político justo e igualitario.” Platón: La Carta Séptima, 326 b-c. Los sofistas “…los sofistas, en general, sostuvieron la idea democrática de que la areté se aprende, al igual que el arte de la política. En varios diálogos de Platón se plantea la cuestión de «si la virtud es enseñable (didaktvn)», un tema muy de la época y al que la democracia ateniense daba una respuesta clara, admitiendo que por naturaleza todos los ciudadanos tenían iguales capacidades y derechos. Los sofistas, que, como Protágoras, se proclamaban «maestros de excelencia» (didáskaloi aretés), ponían su oficio al servicio de quienes querían destacar en la política, mejorando, mediante sus enseñanzas, las capacidades retóricas y las ideas de los jóvenes que podían pagar sus clases. Estos intelectuales venidos de muy distintas partes del mundo griego encontraron en la Atenas ilustrada de la época de Pericles un espacio apropiado. La demanda de una educación superior, que los sofistas venían a satisfacer, encaja en ese ambiente de la ciudad próspera donde la maestría en el dominio de la palabra y la persuasión es un instrumento definitivo para el triunfo, mucho más que la familia noble o las riquezas. No es nada extraño que los sofistas fueran, en general, partidarios de la democracia y, como en el caso de Protágoras, defensores de su ideología, en tanto que Píndaro de Tebas, cantor de los vencedores de los Juegos, que tenía sus mejores clientes en las familias más nobles de la Hélade, exprese los ideales comprometidos de la aristocracia, ideales no de una ciudad, sino de una clase social. Bastante complejo es el caso de Sócrates, con sus críticas al sistema democrático. (Cierto que es a través de Platón, hostil a la democracia de su tiempo, como conocemos esas reservas; las certifica también el testimonio de Jenofonte, simpatizante de los ideales de Esparta.) El filósofo ateniense no niega en principio que la virtud sea enseñable, pues piensa que es fundamentalmente un saber; sólo afirma que también en política son los técnicos los que deben dirigir los asuntos públicos, porque la mayoría no posee un criterio suficientemente educado para ello. El enfrentamiento de Sócrates con la democracia de su tiempo es un conflicto bien conocido y de final trágico, como bien subrayó Hegel.” La Grecia antigua. Carlos Garcia Gual. En Historia de la teoría política. Fernando Vallespín (ed.). Madrid. Alianza bolsillo, volumen 1. 98, 99. “Los sofistas defendían el carácter convencional no solamente de las instituciones políticas, sino también de las normas morales; lo que se considera bueno y malo, justo e injusto, loable y reprensible, no es fijo, absoluto, universalmente válido, inmutable. Para llegar a esta conclusión los sofistas contaban con un argumento doble: de una parte, la falta de unanimidad acerca de qué sea lo bueno, lo justo, etc.; de otra parte, los sofistas solían establecer una comparación entre las leyes y normas vigentes y la naturaleza humana. ...Lo único verdaderamente absoluto, inmutable (es decir común a todos los hombres) es la naturaleza humana... entendida como lo que las cosas verdaderamente son. Y...sólo será posible conocer la naturaleza humana observando cuál es el modo propio e intrínseco de comportarse los hombres. La búsqueda del modo propio –natural- de comportarse los hombres no es nada fácil, ya que nuestro comportamiento está condicionado por el aprendizaje, por las normas y los hábitos que nos han sido inculcados a lo largo de nuestra vida. ¿Qué es, pues, lo natural en el hombre? De un modo general cabría contestar que es lo que quedaría si eliminamos todo aquello que hemos adquirido por las enseñanzas que nos han sido inculcadas. Los sofistas...como Calicles y Trasímaco, utilizan el niño y el animal como ejemplos de lo que es la naturaleza humana prescindiendo de los elementos culturales adquiridos. De estos dos modelos deducen que sólo hay dos normas naturales de comportamiento: la búsqueda del placer...y el dominio del más fuerte. Al ir contra ambas normas, la moral vigente es antinatural. No es solamente convencional...sino que además es contraria a la naturaleza.” Historia de la Filosofía. Navarro Cordón y Calvo Martínez, Anaya. Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 6 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración El mito de la caverna. República, VII El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría explicada al final del libro VI. I -Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. -Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas. - Ya lo veo-dijo. - Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados. - ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros! - Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos? - ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas? - ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo? - ¿Qué otra cosa van a ver? - Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? - Forzosamente. - ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar? - No, ¡por Zeus!- dijo. - Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados. - Es enteramente forzoso-dijo. - Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? - Mucho más-dijo. II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra? - Así es -dijo. - Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas? Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 7 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración - No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento. - Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio. - ¿Cómo no? - Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar. - Necesariamente -dijo. - Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían. - Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro. - ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? - Efectivamente. - Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable? - Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida. - Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol? - Ciertamente -dijo. - Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?. - Claro que sí -dijo. III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública. - También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo. Según la versión de J. M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición) Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 10 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración -Pues bien -dije yo-, cuando ya no crea, como antes, que son preciosas ni afines a su alma, pero tampoco haya encontrado todavía la verdad, ¿existe alguna otra vida a que naturalmente haya de volverse sino aquella que le adula? -No existe -dijo. -Entonces se advertirá, creo yo, que de obediente para con las leyes se ha vuelto rebelde a ellas. -Por fuerza. -¿No es, pues, natural -dije- lo que les sucede a quienes de tal modo se dan a la dialéctica y no son como antes decía yo, muy dignos de que se les disculpe? -Y de que se les compadezca -dijo. -Pues bien, para que no merezcan esa compasión tus treintañales, ¿no hay que proceder con la máxima precaución en su contacto con la dialéctica? -Efectivamente -dijo. -¿Y no es una gran precaución la de que no gusten de la dialéctica mientras sean todavía jóvenes? Porque creo que no habrás dejado de observar que, cuando los adolescentes han gustado por primera vez de los argumentos, se sirven de ellos como de un juego, los emplean siempre para contradecir y, a imitación de quienes les confunden, ellos a su vez refutan a otros y gozan como cachorros dando tirones y mordiscos verbales a todo el que se acerque a ellos -Sí, gozan extraordinariamente -dijo. -Y una vez que han refutado a muchos y sufrido también muchas refutaciones, caen rápidamente en la incredulidad con respecto a todo aquello en que antes creían y como consecuencia de esto desacreditan ante los demás no sólo a sí mismos, sino también a todo lo tocante a la filosofía. -Muy cierto -dijo. -En cambio -dije yo-, el adulto no querrá acompañarles en semejante manía e imitará más bien a quien quiera discutir para investigar la verdad que a quien por divertirse haga un juego de la contradicción; y así no sólo se comportará él con mayor mesura, sino que convertirá la profesión de deshonrosa en respetable. -Exactamente -dijo. -¿Y no es por precaución por lo que ha sido dicho todo cuanto precedió, a esto, lo de que sean disciplinados y firmes en sus naturalezas aquellos a quienes se vaya a hacer partícipes de la dialéctica de modo que no pueda aplicarse a ella, como ahora, el primer recién llegado que carezca de aptitud? -Es cierto -dijo. -¿Será, pues, suficiente que cada uno se dedique al estudio de la dialéctica de manera asidua e intensa, sin hacer ninguna otra cosa, sino practicando con el mismo ahínco que en los ejercicios corporales durante un número de años doble que antes? -¿Son seis -dijo- o cuatro los que dices? -No te preocupes -dije-: pon cinco. Porque después de esto les tendrás que hacer bajar de nuevo a la caverna aquella y habrán de ser obligados a ocupar los cargos atañederos a la guerra y todos cuantos sean propios de jóvenes para que tampoco en cuanto a experiencia queden por bajo de los demás. Y habrán de ser también probados en estos cargos para ver si se van a mantener firmes cuando se intente arrastrarles en todas direcciones o si se moverán algo. -¿Y cuánto tiempo fijas para esto? -dijo. -Quince años -contesté-. Y una vez hayan llegado a cincuentenarios , a los que hayan sobrevivido y descollado siempre y por todos conceptos en la práctica y en el estudio hay que conducirlos ya hasta el fin y obligarles a que, elevando el ojo de su alma, miren de frente a lo que proporciona luz a todos; y, cuando hayan visto el bien en sí, se servirán de él como modelo durante el resto de su vida, en que gobernarán, cada cual en su día, tanto a la ciudad y a los particulares como a sí mismos; pues, aunque dediquen la mayor parte del tiempo a la filosofía, tendrán que cargar, cuando les llegue su vez, con el peso de los asuntos políticos y gobernar uno tras otro por el bien de la ciudad y teniendo esta tarea no tanto por honrosa como por ineludible. Y así, después de haber formado cada generación a otros hombres como ellos a quienes dejen como sucesores suyos en la guarda de la ciudad, se irán a morar en las islas de los bienaventurados y la ciudad les dedicará monumentos y sacrificios públicos honrándoles como a demones si lo aprueba así la pitonisa, y si no, como seres beatos y divinos. -¡Qué hermosos son, oh, Sócrates -exclamó -, los gobernantes que, como un escultor, has modelado! -Y las gobernantas, Glaucón -dije yo-. Pues no creas que en cuanto he dicho me refería más a los hombres que a aquellas de entre las mujeres que resulten estar suficientemente dotadas. -Nada más justo -dijo-, si, como dejamos sentado, todo ha de ser igual y común entre ellas y los hombres. -¿Y qué? -dije-. ¿Reconocéis que no son vanas quimeras lo que hemos dicho sobre la ciudad y su gobierno, sino cosas que, aunque difíciles, son en cierto modo realizables, pero no de ninguna otra manera que como se ha expuesto, es decir, cuando haya en la ciudad uno y varios gobernantes que, siendo verdaderos filósofos, desprecien las honras de ahora, por considerarlas innobles e indignas del menor aprecio, y tengan, por el contrario, en la mayor estima lo recto, con las honras que de ello dimanan, y, por ser la cosa más grande y necesaria, lo justo, a lo cual servirán y lo cual fomentarán cuando se pongan a organizar su ciudad? -¿Cómo? -dijo. -Enviarán al campo -dije- a todos cuantos mayores de diez años haya en la ciudad y se harán cargo de los hijos de éstos, sustrayéndolos a las costumbres actuales y practicadas también por los padres de ellos, para educarlos de acuerdo con sus propias costumbres y leyes, que serán las que antes hemos descrito. ¿No es este el procedimiento más rápido y simple para establecer el sistema que exponíamos de modo que, siendo feliz el Estado, sea también causa de los más grandes beneficios para el pueblo en el cual se dé? Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 11 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración -Sí, y con mucho -dijo-. Me parece, Sócrates, que has hablado muy bien de cómo se realizará, si es que alguna vez llega a realizarse. -¿Y no hemos dicho ya -pregunté yo- demasiadas palabras acerca de esta comunidad y del hombre similar a ella? Pues también está claro, según yo creo, cómo diremos que debe ser ese hombre. -Está claro -dijo-. Y con respecto a lo que preguntas, me parece que esto se ha terminado. Platón y los regimenes políticos: timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía, según La Republica. Libro VIII. En el libro VIII pasa Platón revista a los varios tipos de gobierno posibles y a la evolución de una a otra politeia. El régimen político mejor es la aristocracia, cuando gobiernan los mejores en provecho de la comunidad entera. Pero hay otros cuatro regímenes inferiores o degradados: la timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía. (Y hay otros tantos tipos de hombres, cuyo comportamiento se corresponde con el régimen en cuestión.) Ni los mejores guardianes lograrán controlar la reproducción y la educación de los gobernantes, y se infiltra así una degradación generacional que aboca a la timocracia. En ésta, los que ocupan el poder lo ejercen atendiendo a sus hombres. Son gentes amantes de la guerra y los hechos brillantes, ambiciosos de poder, riquezas y prestigio personal. De la timocracia se pasa a la oligarquía, con el triunfo de unos pocos sobre el resto. Se crea una escisión en la polis entre los pocos ricos y potentes y el resto de la población empobrecida. Cuando los pobres ven la debilidad de los oligarcas se rebelan y accede entonces el demos al poder. Instituyen un gobierno de tendencia igualitaria, con libertad de palabra y donde cada uno obra a su gusto y arbitrio. Pero, del mismo modo como el deseo inmoderado de riquezas arruinó a los oligarcas, el desenfrenado afán de libertad pierde a la democracia. Los ricos desposeídos y amenazados conspiran contra ella. Al frente del partido popular se coloca un individuo ambicioso que con violencia abate a sus enemigos en nombre del pueblo, pero que luego, una vez conquistado el poder, se convierte en un tirano. Tanto el régimen como el individuo tiránico son lo más injusto en este esquema constitucional. La violencia y el senilismo alcanzan aquí su máximo nivel de corrupción. En esta crítica a las varias formas de gobierno, Platón no pretende un enfoque histórico, sino que se mantiene en un plano teórico general, atento siempre a lo psicológico. A cada régimen político le corresponde un exceso en las ambiciones y los deseos de los ciudadanos. Y la tiranía, al final del proceso, es el peor de esos regímenes, incluso para el tirano mismo, que obra a su arbitrio y con violencia, pero sufre en su alma los daños de esta injusticia. Como en el Gorgias, Sócrates insiste en que el tirano no puede ser feliz, sino que vive sujeto a la adulación y al temor constante de la traición, una existencia solitaria e infame. La sucesión de los regímenes, por otro lado, no se corresponde con la evolución histórica de los politeíai en el ámbito griego, donde la tiranía suele colocarse entre la oligarquía y la democracia. (Así, por ejemplo, en el caso de Atenas, Pisístrato y sus hijos, tras la legislación de Solón, consolidan el paso a la democracia con sus medidas antiaristocráticas.) Pero los cuadros trazados por el filósofo revelan bien la agudeza de su perspectiva y la experiencia histórica acumulada. No hay un paralelismo entre las formas de gobierno y los elementos distinguidos en el alma humana, es decir, no hay una correspondencia entre las tres clases sociales y los gobiernos característicos, que son cinco. Todos ellos -a excepción del régimen perfecto de la aristocracia basada en el gobierno de los más sabios- suponen una escisión en la ciudad, y un principio de stásis, y están causados por un desequilibrio social, perniciosos para el conjunto de los ciudadanos. Sólo el filósofo, vuelve a decirnos Platón a continuación, es feliz (580d y ss.), y puede con su ciencia salvar a la sociedad. La propuesta de Platón es revolucionaria y está en clara oposición a la realidad histórica de su entorno. Se basa en su concepción filosófica de la realidad. Por eso, la educación que propone para los guardianes es, en rigor, un aprendizaje filosófico que los capacite para comprender el sentido último de la realidad; es decir, una educación para la visión de las Ideas, que están más allá del mundo empírico de vanas apariencias, meras copias de la verdadera realidad. En el libro VII, después de las famosas alegorías del sol, la línea y la caverna, Platón traza el programa de los estudios adecuados a la formación de esos filósofos guardianes (522e y ss.). Los filósofos estudiarán aritmética, geometría plana, estereometría, astronomía, armonía y, finalmente, dialéctica, en un estudio progresivo, que entrena su entendimiento en la abstracción y los rigores del razonamiento. Desde los veinte a los treinta años los guardianes seleccionados por su inteligencia se ejercitarán en ese aprendizaje matemático y lógico, para luego asumir sus responsabilidades. A partir de los cincuenta años se les forzará a contemplar la Idea Tema 3.- El pensamiento político de Platón. Lectura Historia del Pensamiento Político Premoderno Profesor Benito Sanz Díaz 12 Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración del Bien y á asumir las tareas de gobierno. El símil de la caverna resulta especialmente adecuado a esa concepción del gobernante ilustrado que regresa al ámbito de las sombras para adoctrinar a sus compañeros de prisión, incapaces de evadirse para ver la luz, prisioneros de un mundo de apariencias e imágenes falsas… Tal vez resulta un tanto excesivo calificar a Platón de «arquitecto de la anti-polis»… De lo que no puede caber duda, sin embargo, es del carácter antidemocrático de su empeño. La polis ideal de Platón está totalmente enfrentada a los fundamentos políticos de la Atenas de su época. La justicia que Platón busca no es una virtud social igualitaria…, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y en las decisiones comunitarias; se funda en una harmonía bien definida, la que resulta de que cada uno ocupe el lugar que le corresponde y cumpla la función asignada en un esquema que es jerárquico y aristocrático, donde unos mandan y otros obedecen, donde unos deciden y combaten y otros laboran y producen, según la división del trabajo ya aludida, que corresponde, según Plantón, a la distinta naturaleza de unos y otros. La política resulta aquí, en efecto, un oficio reservado a los guardianes, en virtud de su saber y de su naturaleza y educación superior, mientras que los miembros de la clase inferior, los trabajadores manuales, los comerciantes y agricultores que emplean su tiempo en labores serviles están apartados de la dirección de los asuntos comunitarios. Texto de Carlos García Gual en Historia de la teoría política. Fernando Vallespín (ed.). Madrid. Alianza bolsillo, volumen 1. Páginas 130-137. Las Leyes, obra de madurez de Platón. La estructura y la temática de las Leyes resultan muy complejas… Los tres primeros libros forman como un preámbulo un tanto misceláneo, en que se habla de la educación, de la psicología, de la teoría política de diversos estados… Los libros IV y V comienzan por establecer el marco adecuado para la fundación de la ciudad, con referencias al marco geográfico que condiciona su vida. Estará apartada del mar, con la ventaja de quedar lejos de un comercio y un tráfico corruptor, evitando así los riesgos de la marinería. (Evidentemente, el contraste latente es con la Atenas democrática, tan definida por su comercio y su flota, tan abierta a nuevos aires.) Se evitará el afán de lucro, prohibiendo el uso de metales preciosos, y restringiendo la moneda a un uso muy módico; a los ciudadanos les será vetado el comercio y también las labores artesanas que les impidan dedicarse a la actividad libre en interés de sus almas y de la colaboración cívica. La economía es fundamentalmente agraria, fijándose para cada uno de los 5.040 ciudadanos un lote de tierras inalienables, con dos partes, una urbana y otra rústica. Se admite la existencia de esclavos y metecos, que se ocuparán de ese comercio y de esa artesanía en que no deben perder su tiempo los verdaderos ciudadanos, volcados a funciones más nobles. El territorio de la ciudad estará dividido en lotes, de manera que los ciudadanos sean todos pequeños propietarios. El número de éstos es reducido: 5.040, un número cómodo para la realización de las divisiones matemáticas requeridas para la ocupación de cargos y funciones. El consejo de la polis estará formado por 360 ciudadanos elegidos por sorteo, que velarán por el cumplimiento de la legislación, con ayuda de inspectores y asesorados en ciertas materias (por ejemplo, en temas religiosos por el poderoso Consejo Nocturno, creado para velar por la ortodoxia, como se dirá luego en el libro XII). La ciudad será solidaria en grado extremo, y las mujeres quedan mucho mejor integradas que en las ciudades griegas de la época, ya que también a ellas les llega la educación obligatoria y la administración de ciertos aspectos cívicos. El libro VI versa sobre las magistraturas, elecciones, leyes matrimoniales, el VII se dedica a la educación de los ciudadanos en sus varios aspectos y en conjunto, el X legisla sobre temas de religión. Los libros VIII, IX, XI y XII exponen un código legal detallado, con leyes penales, fiscales, etcétera. Hay una mezcla de reflexiones teóricas y de aspectos prácticos muy concretos. La ciudad está encaminada a mantener la paz tanto interna como con sus vecinos, pero sus habitantes estarán preparados para hacer frente a cualquier asalto mediante ejercicios militares que mantendrán el sentido del coraje y la disciplina. Se dedica mucha atención a las fiestas de carácter comunitario, que fomentan la convivencia y el amor entre los conciudadanos. Ya no se habla de la famosa división de la ciudadanía en tres clases; no gobiernan los filósofos ni son las Ideas el modelo de la orientación política; tampoco se habla de la comunidad de mujeres e hijos ni del comunismo de los Guardianes. El proyecto es mucho menos utópico y menos radical que el de la República, y aprovecha o toma en cuenta los logros de distintas constituciones griegas... Una vez más Platón insiste en un tema esencial: la polis debe educar a sus ciudadanos para hacerlos mejores. (Aquí se ocupa no de la educación de los Guardianes, sino de la de toda la ciudadanía.) Aporta muchas sugerencias de notorio Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz "Nuestros jóvenes de hoy en día aman el lujo, tienen pésimos modales y desdeñan la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren las conversaciones insulsas al ejercicio. Los muchachos son ahora tiranos en los hogares. Ya no se levantar cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres, conversan entre sí cuando están en compañía de mayores, devoran la comida y son unos déspotas con sus maestros." Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Sócrates, 470 adeC. "Nuestros jóvenes de hoy en día aman el lujo, tienen pésimos modales y desdeñan la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren las conversaciones insulsas al ejercicio. Los muchachos son ahora tiranos en los hogares. Ya no se levantar cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres, conversan entre sí cuando están en compañía de mayores, devoran la comida y son unos déspotas con sus maestros." Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Historia del Pensamiento Político Premoderno 3.- El pensamiento político de Platón. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz ¿Cuál es el contexto político e intelectual en el que vivirá? Contexto histórico Las guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta Derrota de Atenas: fin de la hegemonía ateniense Treinta Tiranos Expulsión de los espartanos y restauración de la democracia. Condenan a Sócrates: “..lo que vi es que en poco tiempo hicieron parecer de oro al antiguo régimen; entre otras cosas, enviaron a mi querido y viejo amigo Sócrates, de quien no tendría ningún reparo en afirmar que fue el hombre más justo de su época, para que, acompañado de otras personas, detuviera a un ciudadano y lo condujera violentamente a su ejecución...”. Los sofistas reflejan un cambio de valores; la vieja aristocracia defensora de los nobles valores homéricos, ganan valores el poder y el éxito. Contexto personal • Platón (427-347 a.C.), ciudadano de Atenas • Hijo de familia aristocrática ateniense Glaucón. • Luchó como soldado en las guerras del Peloponeso • Platón se justifica en La Carta Séptima, • Platón viajó extensamente por Italia, Sicilia, Egipto y Cirene en busca de conocimientos. En el 396 adC emprendió un viaje de diez años por Egipto y diferentes lugares de África e Italia. • Vendido como esclavo Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Su ideología Las consecuencias de la derrota de Atenas influyeron sobre su concepción política Sócrates. Conservador, defensor de un sistema clasista. Antidemócrata. La experiencia con el joven Dionisio I el Viejo de Siracusa. Tenia 40 años. Vuelve a Siracusa 20 años después, con Dionisio II el Joven. Tenia 60 años. Aun volverá una vez más casi a los 80 La Carta Séptima El régimen ideal para Platón es la aristocracia, pues predomina el elemento racional encarnado en el rey-filósofo. Se trata de una aristocracia de la virtud y el saber, no de sangre. El Estado platónico es, ante todo, una institución educativa. Platón va contra el relativismo de los sofistas y contra la democracia que había condenado a su maestro Sócrates. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Su obra Ω Academia: “Al fundarla, Platón alberga también un propósito político. Ω En el 361 adC, tras recobrar su libertad, compra una pequeña finca, un antiguo gimnasio en las afueras de Atenas, y funda allí la Academia, un centro especializado en la actividad filosófica y cultural, cerca del santuario dedicado al héroe Academo, donde se retira a escribir y a enseñar filosofía. Ω Las obras más famosas de Platón fueron sus diálogos Ω La República. El Político. Las Leyes. Ω Los desengaños sufridos influyen en su pensamiento Ω El rey-filósofo Ω El Mito de la caverna Ω República es la justicia en el individuo y en el Estado Ω En Las Leyes, Platón se manifiesta más conservador que en otros escritos y menos idealista, manteniendo su posición política reaccionaria. Platón a abandonar el esquema social propuesto en La República. Ω se opuso al relativismo y al escepticismo de los sofistas. Ω A sus casi ochenta años, Platón confía más en la Ley escrita y menos en los hombres. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Expulsión de los espartanos y restauración de la democracia. En el 403 a. de C. Durante este periodo democrático se produce la condena de Sócrates, en el 399. Leemos en la epístola, como justificación de su conducta que: "...yo creí que iban a gobernar la ciudad sacándola de un régimen injusto para llevarla a un sistema justo, de modo que puse una enorme atención en ver lo que podía conseguir. En realidad, lo que vi es que en poco tiempo hicieron parecer de oro al antiguo régimen; entre otras cosas, enviaron a mi querido y viejo amigo Sócrates, de quien no tendría ningún reparo en afirmar que fue el hombre más justo de su época, para que, acompañado de otras personas, detuviera a un ciudadano y lo condujera violentamente a su ejecución, con el fin evidente de hacerle cómplice de sus actividades criminales tanto si quería como si no...." Platón: Carta VII, 324d-325b Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz García Gual señala sobre Sócrates “que él es, en sus propias palabras, el único político autentico de Atenas” A los veinte años, Platón conoció a Sócrates del que fue discípulo. Tras el gobierno de los Treinta Tiranos, reinstaurada la democracia en Atenas, Sócrates fue acusado y condenado a muerte. “Para Platón fue un golpe brutal el ver, no solo a su maestro, a quien tenía por un hombre justo, condenado a muerte, sino a la voz misma de la razón ahogada por los prejuicios o el tumulto. Así llegó a la conclusión de que la corrupción moral e intelectual hacía casi imposible la regeneración de su ciudad natal, por lo que abandonó toda pretensión de intervenir en la política ateniense y decidió dedicarse por entero a filosofar”. Platón asistió al proceso de Sócrates, pero muerto emprendió un largo viaje, de casi diez años. Decepcionado por el sistema democrático que había condenado a su amigo tomó partido por un modelo político totalitario y decidió abstenerse de tomar parte en la política de Atenas. RO on DD VALENCIA 0 Facultat de Dret O IVERSITAT Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Platón crea la Academia • En el 361 adC, tras recobrar su libertad, compra una pequeña finca, un antiguo gimnasio en las afueras de Atenas, y funda allí la Academia, un centro especializado en la actividad filosófica y cultural, cerca del santuario dedicado al héroe Academo, donde se retira a escribir y a enseñar filosofía. Se le puede considerar la primera universidad europea. “Al fundarla, Platón alberga también un propósito político. Allí se formarán filósofos, las elites capaces de distinguir la verdad y la justicia, capaces también de llevar a cabo la regeneración de la ciudad, si es alguna vez posible”. Las lecciones de Platón en la Academia nunca se publicaron. Sus escritos están redactados en forma de diálogos en los que intercala, con frecuencia, ejemplos y mitos para explicar sus teorías. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Regreso a Siracusa Platón siempre se sintió atraído por la posibilidad de poner en práctica sus teorías. Sino, no se entendería el segundo viaje de Platón a Siracusa, veinte años después de su regreso. Tras morir Dionisio I, le sucede su hijo Dionisio II. “Su tío Dión, el viejo amigo de Platón, le escribe pidiéndole su ayuda: cree que el nuevo gobernante es aún muy joven y fácilmente influenciable, por lo que podría intentarse llevar a la práctica el sueño de una ciudad gobernada por las leyes de la filosofía. Platón, que tenía sesenta años, debe estar suficientemente ilusionado con la idea para decidirse a abandonar su querida Academia y emprender el viaje a una ciudad de la que no guardaba buenos recuerdos” Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz El Mito de la caverna En el libro VII –República-, Platón presenta su mito más importante y conocido, el mito de la caverna. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”. El mito describe nuestra situación respecto del conocimiento: al igual que los prisioneros de la caverna que sólo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nuestras preocupaciones se refieren al mundo que se ofrece a los sentidos. Sólo la filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo verdadero o Mundo de las Ideas. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Ciudadanos, sofistas y Sócrates Los sofistas no eran auténticos filósofos en cuanto que no buscaban una verdad ni mantuvieron una doctrina filosófica. Eran más bien maestros de retórica y elocuencia, que se ofrecían, a cambio de un sueldo a enseñar a los jóvenes de Atenas a razonar bien en la asamblea. El triunfo personal dependía de la propia elocuencia y capacidad de argumentación. No triunfaba el de mejor familia o más rico, sino el que mejor hablaba. Los sofistas poseían la habilidad oratoria y eran capaces de enseñarla. El más conocido de los sofistas fue Protágoras. Su lema más conocido dice así; “El hombre es la medida de todas las cosas”. Este lema conduce a un relativismo. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Teoría política de Platón: el Estado Ideal. Los principios de la justicia son los mismos para el individuo que para el Estado. Ahora bien, es evidente que ningún gobierno de los de la realidad encarna el principio ideal de la Justicia; pero lo que le interesaba a Platón no era ver lo que son los Estados empíricos, sino lo que el Estado debería ser. Maquiavelo: El Príncipe. El diálogo República se propone descubrir el Estado Ideal, a cuyo modelo todo Estado real debería adecuarse en la medida de lo posible. El proyecto político de Platón va contra el relativismo de los sofistas y contra la democracia que había condenado a su maestro Sócrates. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz La ciudad, según Platón, es una organización política estrictamente jerarquizada. No todos los hombres están igualmente dotados por naturaleza ni deben realizar las mismas funciones. El Estado, según Platón, es una institución educativa. -Los artesanos: Ofrece los recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas mediante el trabajo productivo de bienes y servicios. Platón no explica por qué es “natural” que unos tengan que servir a la ciudad y otros beneficiarse de su trabajo. -Los guardianes o guerreros: Tienen como función defender la ciudad de posibles invasores y también aplacar los conflictos internos. Es la más importante, porque de esta clase saldrán los gobernantes. tendrán un régimen especial de vida: se alojarán en viviendas separadas de las del resto de los ciudadanos; no poseerán riquezas propias, ni vivienda privada, ni familia, ni mujeres. Se mantendrán en régimen de matrimonio monogámico permanente. Se casarán con mujeres de su misma clase para preservar la pureza del grupo. -Los gobernantes: Son los árbitros absolutos de la vida política, y sólo se justifican en el cargo si llegan a ser los más sabios. Deben ser seleccionados entre los mejor dotados y estar sometidos, entre los 20 y 30 años, a una formación científica muy especial. Normalmente procederán de los guardianes perfectos, aquellos que, al final de su formación, llegan a ser filósofos casi perfectos, capaces de poner como fundamento del Estado la Verdad, la Justicia y el Bien. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz -¿Será, pues, suficiente que cada uno se dedique al estudio de la dialéctica de manera asidua e intensa, sin hacer ninguna otra cosa, sino practicando con el mismo ahínco que en los ejercicios corporales durante un número de años doble que antes? -¿Son seis -dijo- o cuatro los que dices? -No te preocupes -dije-: pon cinco. Porque después de esto les tendrás que hacer bajar de nuevo a la caverna aquella y habrán de ser obligados a ocupar los cargos atañederos a la guerra y todos cuantos sean propios de jóvenes para que tampoco en cuanto a experiencia queden por bajo de los demás. Y habrán de ser también probados en estos cargos para ver si se van a mantener firmes cuando se intente arrastrarles en todas direcciones o si se moverán algo. -¿Y cuánto tiempo fijas para esto? -dijo. -Quince años -contesté-. Y una vez hayan llegado a cincuentenarios , a los que hayan sobrevivido y descollado siempre y por todos conceptos en la práctica y en el estudio hay que conducirlos ya hasta el fin y obligarles a que, elevando el ojo de su alma, miren de frente a lo que proporciona luz a todos; y, cuando hayan visto el bien en sí, se servirán de él como modelo durante el resto de su vida, en que gobernarán, cada cual en su día, tanto a la ciudad y a los particulares como a sí mismos; pues, aunque dediquen la mayor parte del tiempo a la filosofía, tendrán que cargar, cuando les llegue su vez, con el peso de los asuntos políticos y gobernar uno tras otro por el bien de la ciudad y teniendo esta tarea no tanto por honrosa como por ineludible. Y así, después de haber formado cada generación a otros hombres como ellos a quienes dejen como sucesores suyos en la guarda de la ciudad, se irán a morar en las islas de los bienaventurados y la ciudad les dedicará monumentos y sacrificios públicos honrándoles como a demones si lo aprueba así la pitonisa, y si no, como seres beatos y divinos. -¡Qué hermosos son, oh, Sócrates -exclamó -, los gobernantes que, como un escultor, has modelado! -Y las gobernantas, Glaucón -dije yo-. Pues no creas que en cuanto he dicho me refería más a los hombres que a aquellas de entre las mujeres que resulten estar suficientemente dotadas. Profesor Dr. D. Benito Sanz Díaz Formas políticas de gobierno Monarquía aristocracia Gobierno del mejor o de los mejores La forma más perfecta de gobierno Timocracia Dominio de la clase militar Degeneración de la aristocracia Oligarquía Dominio de una minoría ambiciosa Peor que la timocracia, gobierno de los ricos Democracia Gobierno del pueblo Todos legislan y mandan a la vez Tiranía Gobierno de un individuo preocupado por su propio interés El gobierno más injusto, bajo y degenerado
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