Pluralismo, multiculturalismo e interculturalismo:, Apuntes de Antropología Social

¡Descarga Pluralismo, multiculturalismo e interculturalismo: y más Apuntes en PDF de Antropología Social solo en Docsity! Pluralismo, multiculturalismo e interculturalismo: Planteamientos de partida Para plantear adecuadamente el debate en torno al multiculturalismo y para avanzar en el planteamiento intercultural, es absolutamente necesario distinguir con claridad dos planos en relación con la diversidad sociocultural y con su tratamiento en la sociedad en general y en la escuela en particular. Estos dos planos son el plano de la realidad tal cual es y, por otro lado, el plano de lo que debe o debería ser esa realidad, a juicio de unos u otros a través de una posición ideológica, política o ética. Existe la necesidad de distinguir entre la realidad social y política de las relaciones de hecho y las concepciones ideológicas y propuestas axiológicas o éticas de cómo deberían ser las cosas. La propuesta de clarificación se basa en la identificación o concepción del multiculturalismo y la interculturalidad como dos modalidades del pluralismo cultural. Existen diferentes maneras de considerar este asunto. La primera de ellas es ver el pluralismo como una categoría general de la sociedad democrática y el multiculturalismo como un componente necesario y, por lo tanto, complementario. Para algunos, el multiculturalismo bien entendido es prácticamente lo mismo que la interculturalidad. Sin embargo, otra posición radicalmente distinta es la de Sartori quien sostiene que el multiculturalismo es lo opuesto a la sociedad pluralista. En su libro, Sociedad multiétnica, fue donde expuso esta tesis y donde el tema central fue el antagonismo entre el pluralismo y el multiculturalismo. Las conclusiones de Sartori insisten en el fundamento de que el multiculturalismo arruina la comunidad pluralista y que no es una continuación o una extensión del pluralismo, sino que es una versión contraria que lo niega. La perspectiva intercultural está surgiendo básicamente tras la constatación de los límites, fracasos y errores en el campo del multiculturalismo, lo cual no debe ocultar los méritos y las aportaciones de la perspectiva multiculturalista. Por ello, y porque ambos planteamientos tienen en común las bases sobre las que se construye en pluralismo cultural es por lo que considera más ajustado y clarificador ver el multiculturalismo y la interculturalidad como concreciones sucesivas del paradigma pluralista. Juntando los dos puntos de partida, es decir, la necesidad de distinguir el plano fáctico del normativo y la utilidad de contemplar multiculturalismo e interculturalidad como versiones o modalidades dentro del pluralismo cultural, observamos como en las dos expresiones históricas del pluralismo cultural es preciso tener en cuenta la diferenciación anterior de esos planos. El debate sobre el multiculturalismo se confunde, por ejemplo, cuando se dice que una escuela es multicultural por que en ese centro escolar hay españoles y extranjeros, autóctonos e inmigrantes, gitanos y payos, lo que se está indicando es que hay una diversidad cultural notable. Sin embargo, por ejemplo, se puede estar diciendo que ese centro responde a las normativas y orientaciones multiculturalistas. En definitiva, es preciso distinguir el sentido fáctico del multiculturalismo (siendo en este sentido más apropiado hablar de multiculturalidad o mejor de diversidad cultural, étnica, lingúística, religiosa, etc.) y su sentido normativo (se trata del multiculturalismo como praxis que parte del reconocimiento activo, social e institucional de la diferencia y se fundamenta a partir de ello, determinados modelos de política pública, sistema educativo, etc.) Lo mismos sucede en el campo semántico de lo intercultural. En efecto, una cosa es referirse, describir o analizar las relaciones que se dan entre personas y grupos diferenciados culturalmente y otra manifestarse de una u otra forma sobre cuáles relaciones debería haber: si de igualdad o no, de autonomía o no, etc. Para el primer sentido, sería posiblemente más adecuado hablar de interculturalidad o de relaciones interculturales. Para el segundo sentido, lo adecuado sería hablar de multiculturalismo en cuanto a posición o propuesta de cómo deben ser esas relaciones, en cuanto a una determinada praxis sobre el tratamiento y gestión de la diversidad cultural. Pluralismo cultural El pluralismo cultural connota la presencia, coexistencia o simultaneidad de poblaciones con distintas culturas en un determinado ámbito o espacio territorial y social, sea un área civilizadora, una entidad supranacional, un estado-nación, una nación sin estado, una región, un municipio, una comunidad local, una escuela, etc. Por pluralismo cultural se entiende también, una determinada concepción de la diversidad cultural y una determinada propuesta so0bre la forma legislativa, institucional, etc., en que debería abordarse en la práctica. En el pluralismo cultural se parte de que la diversidad cultural es positiva por enriquecedora, de que no sólo no hay que rechazarla tratando de hacer homogénea la sociedad, sino que hay que respetarla, aprovecharla, celebrarla: la denominada y defendida celebración de la diferencia. Se propondrá y se fundamentará el derecho a la diferencia como un nuevo cuerpo de derechos que viene a enriquecer la cuarta generación de los derechos humanos. El pluralismo cultural se basa en dos principios. En primer lugar, en el principio de igualdad o no discriminación en función de la raza, la cultura, la etnia, la religión, etc. Y en segundo lugar, el principio de diferencia o respeto y aceptación del otro. Lo que el pluralismo postula es una sociedad, comunidad, escuela y en general sociedad internacional en la cual las personas son iguales en derechos, obligaciones y oportunidades, al tiempo que son respetadas en su distintividad cultural, lingúística y religiosa. El pluralismo cultural es una propuesta de inclusión y, por lo tanto, se opone y se presenta como alternativa a los sistemas, prácticas y formulaciones denominados como modelos de exclusión en relación con la gestión sociopolítica de la diversidad cultural (racismo, xenofobia, limpieza étnica, etc.) Un planteamiento intercultural requiere ante todo de la superación de las formas de exclusión. Es un contrasentido tratar de avanzar en la línea intercultural en un determinado ámbito sin un esfuerzo decidido por parte de esa comunidad y por una eficacia en la práctica contra los mecanismos de exclusión. No hace solo ser eficaz en la superación de las múltiples y sutiles formas de exclusión, es precio también saber superar los supuestos modelos de inclusión, como el asimilacionismo, que en la práctica resultan negadores de la identidad del otro y del derecho a la diferencia. La superación del asimilacionismo parece que puede resultar sencillo, pero no lo es por diversos motivos. En primer lugar, en las relaciones de dominio en el plan interétnico la parte dominante quiere que la dominada se doble. En segundo lugar, hay que tener en cuenta la fuerza y la frecuencia de las actitudes etnocéntricas. Y, por último, las concepciones unilineales y simplistas del cambio social y del desarrollo de las sociedades.