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Teoría de los Actos de Habla: Introducción a la Pragmática - Prof. Santana, Ejercicios de Periodismo

Linguística CognitivaTeoría de los actos de hablaSemánticaLingüística del hablaPragmática

La teoría de los actos de habla representa un nuevo enfoque en lingüística que abandona el inmanentismo lingüístico para estudiar la competencia comunicativa. En lugar de analizar solo las relaciones formales en el texto, se examinan las estrategias de producción textual, los presupuestos y sobreentendidos, y las interacciones verbales y extraverbales en el acto de habla. La pragmática, que estudia los fenómenos lingüísticos en su contexto real de producción, es una parte integral de esta nueva perspectiva.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se relaciona la Teoría de los Actos de Habla con la intencionalidad del hablante y el contexto comunicativo?
  • ¿Qué es la Teoría de los Actos de Habla y cómo se diferencia de las teorías lingüísticas anteriores?
  • ¿Qué es la Pragmática y cómo se relaciona con la Teoría de los Actos de Habla?
  • ¿Qué son los actos de habla indirectos y cómo se interpretan en una situación comunicativa específica?

Tipo: Ejercicios

2016/2017

Subido el 25/11/2017

yurenasm
yurenasm 🇪🇸

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¡Descarga Teoría de los Actos de Habla: Introducción a la Pragmática - Prof. Santana y más Ejercicios en PDF de Periodismo solo en Docsity! Descargado en: patatabrava.com COMPETENCIA COMUNICATIVA EN ESPAÑOL (US) TEMA 2 COMPETENCIA COMUNICATIVA SANTANA, JUANA 11-12 1 TEMA 2 LA COMPETENCIA COMUNICATIVA 1. De la Lingüística de la Lengua a la Lingüística del Habla 1.1. La Pragmática 2. Las funciones comunicativas y los actos de habla 2.1. La Teoría de los Actos de Habla Síntesis de contenidos El saber expresivo es el acto individual mediante el cual se pone en funcionamiento el código en situaciones comunicativas específicas. Este nuevo planteamiento requiere el abandono del inmanentismo lingüístico, predominante en los principales modelos teóricos de la primera mitad del siglo XX, para adquirir una perspectiva más englobadora cuyo objeto de estudio sea la competencia comunicativa. En este nuevo enfoque se parte de un modelo de comunicación más complejo, donde las tradicionales funciones del lenguaje dan paso a la función realizativa. Al mismo tiempo se tienen en cuenta todos los componentes que intervienen en el intercambio comunicativo: hablante, oyente y contexto. 1. De la Lingüística de la Lengua a la Lingüística del Habla Recordemos que para Saussure el lenguaje era una realidad heterogénea a la que solo se podía acceder a través del estudio de la lengua como sistema de signos. Su teoría se fundamentó en el estudio científico de la lengua, por la imposibilidad, a su juicio, de describir y analizar científicamente el conjunto de fenómenos que se agrupan en el habla. Este enfoque que da prioridad a los estudios de la lengua como entidad abstracta y virtual, sin acudir a factores que intervienen en el uso real de los hechos lingüísticos da lugar a una Lingüística inmanentista que se pone de manifiesto en los modelos teóricos que surgen durante la primera mitad del siglo XX: Estructuralismo y Generativismo. El Estructuralismo tiene como objetivo describir las unidades de la lengua, las jerarquías y las relaciones que se establecen entre ellas. El Generativismo, por su parte, pretende conocer los procesos mentales que los seres humanos utilizan para generar secuencias gramaticales y aceptables en cualquier lengua del mundo. Se trata de un proceder de carácter cognitivo que en última instancia intenta establecer las conexiones que existen entre la mente humana y la producción lingüística. Estas dos escuelas y sus metodologías representan con claridad lo que se conoce como Lingüística de la Lengua. Sin embargo cabe decir que Saussure y Chomsky, máximos exponentes de estos dos modelos teóricos, saben que la comunicación es un proceso extraordinariamente complejo que no se reduce a la simple actualización de un código independientemente de la situación real de empleo, aunque no contemplen esta circunstancia dentro de sus paradigmas explicativos. A partir de los años 60 y 70 van surgiendo nuevas corrientes que advierten la insuficiencia de las teorías estructuralista y generativista. Esta nueva forma de trabajar en Lingüística, más englobadora y empírica, es lo que se conoce como Lingüística del Habla. Coseriu fue uno de los iniciadores de la nueva tendencia. Este lingüista insistía en que 4 1.1. La Pragmática No existe una única interpretación del término Pragmática. Se advierte la existencia de dos interpretaciones de Pragmática. Una de ellas es más abarcadora y parte de una forma distinta de mirar el hecho lingüístico y la otra, más restringida, está estrechamente ligada al estudio del contenido. a) En una interpretación más amplia o global, se entiende Pragmática como una nueva forma de mirar el hecho lingüístico, en el que intervienen todos los factores integrantes del intercambio comunicativo (hablante, oyente y contexto) y en el que se toma como punto de partida situaciones comunicativas reales. Por tanto, cualquier hecho lingüístico es susceptible de ser analizado desde un punto de vista pragmático. De esto se encarga la Lingüística Pragmática. Ruiz Gurillo (2007:20-21) explica que esta interpretación entiende la Pragmática como perspectiva, como un punto de vista con el que analizar los fenómenos lingüísticos. b) No obstante, hay interpretaciones más restringidas que, sin restarle validez a lo que hemos dicho anteriormente, consideran la Pragmática como el estudio de los sentidos implícitos que se actualizan en las situaciones comunicativas, más allá de la información y de las significaciones que nos ofrece el código lingüístico. Son muchos los sentidos que puede tener un mismo enunciado, dependiendo del contexto y de la intencionalidad con la que se pronuncie. Para ello es preciso contar con la complicidad entre hablante y oyente, que manejan unos principios inferenciales que les permiten comprender los mensajes implícitos (vayan terminando, date prisa // abre la ventana, por favor // traes un aspecto horrible) sin necesidad de que aparezcan verbalizados en el contexto comunicativo. El proceso de la comunicación va más allá de los mecanismos de codificación y descodificación y se activan procedimientos de inferencia de contenidos implícitos o no literales. Reyes hace una contraposición entre Semántica y Pragmática. La primera se ocupa del estudio de los significados de las palabras y de las oraciones fuera de un contexto específico. Mientras que la Pragmática se ocupa de estudiar lo que la autora llama los significados del hablante (lo que el hablante quiso decir cuando dijo X) o los significados del contexto (aquellas significaciones que se actualizan en una 5 situación comunicativa específica). La Pragmática se propone la difícil tarea de explicar estos sentidos implícitos y los mecanismos que se actualizan en las situaciones de habla, permitiendo que la comunicación se desarrolle con éxito. Los planteamientos de Gutiérrez Ordóñez (2002) se sitúan también en esta interpretación de Pragmática asociada a la existencia de contenidos implícitos o no literales. Este autor explica que es posible hacer una distinción entre dos grandes modos de significar o dos grandes tipos de significados que operan en las situaciones de comunicación y que ponen de manifiesto los signos lingüísticos: diríamos que existe el significado convencional o literal y el significado no convencional. El primero guarda relación con la información codificada, la que se deduce de la relación de los signos con los otros signos del sistema. De este tipo de significado se ocupa la Semántica. El segundo trata de explicar el valor de los enunciados teniendo en cuenta todos los elementos que intervienen en el acto de la comunicación: emisor, receptor, canal, contexto... De este nivel de significación se ocupa la Pragmática. Además, dentro de este bloque hay que hacer la distinción entre significaciones referencial e intencional. Significado y sentido, como apunta Gutiérrez Ordóñez, no solo es posible que sean diferentes sino también radicalmente opuestos o contrarios (lo que sucede con la ironía, por ejemplo). Los autores que siguen este planteamiento entienden que la Pragmática es un componente más dentro de los niveles de análisis lingüístico. Junto a la Fonología, la Gramática y la Semántica se sitúa la Pragmática. La Semántica se ocupa del análisis del componente semántico de las unidades lingüísticas, entendidas como unidades independientes de su contexto de producción, y la Pragmática se ocupa de los sentidos discursivos actualizados en un contexto, consecuencia de las intenciones de los hablantes y de las interpretaciones del oyente. En definitiva, si agrupamos lo que tienen en común estas dos interpretaciones de Pragmática que hemos expuesto, diríamos que se pretende establecer los principios que regulan las situaciones comunicativas reales, en las que un hablante concreto se dirige a un oyente concreto, dentro de unas circunstancias y condiciones específicas. En última instancia se busca conocer en toda su globalidad el hablar y las informaciones o sentidos implícitos que en él se actualizan, empleando para ello distintos planteamientos o teorías. En la actualidad pueden distinguirse dos tendencias en los estudios desarrollados en el ámbito de la Pragmática: 1) El análisis de fenómenos lingüísticos desde un punto de vista pragmático o global (el estudio de los deícticos, el modo imperativo, el artículo, las interjecciones...). Esto se acerca a lo que Fuentes denomina Lingüística Pragmática (hacer una Fonética y Fonología, Sintaxis y Léxico-Semántica pragmáticas). 2) Se intenta desglosar y clasificar los mecanismos inferenciales que intervienen en el intercambio comunicativo. Aquí se insertan dos de las principales teorías desarrolladas en la Pragmática: El Principio de Cooperación de Grice y la Teoría de la Relevancia de Sperber y Wilson. 6 2. Las funciones comunicativas y los actos de habla A partir de los seis elementos del esquema de la comunicación, Jakobson (1963) propone seis funciones del lenguaje. La función emotiva surge de las relaciones entre el mensaje y el emisor: expresa sobre todo la actitud del emisor en el hecho comunicativo. La función conativa es la que deriva de las relaciones entre el mensaje y el receptor. La comunicación pretende obtener una reacción del oyente e intenta conseguir su participación. Sus recursos lingüísticos son los vocativos, el modo imperativo, las oraciones interrogativas... Se caracteriza también por el empleo de adjetivos valorativos, términos connotativos y toda la serie de recursos retóricos que buscan la persuasión. Se da en el lenguaje coloquial, es dominante en la publicidad, en la propaganda política e ideológica en general. La función estética viene definida por la relación del mensaje consigo mismo. Se da esencialmente en el uso artístico de la lengua (literatura), aunque no exclusivamente. El referente es el propio mensaje, que deja así de ser mero instrumento para hacerse objeto. La función metalingüística relaciona el mensaje con el código al que pertenece. Alude al signo en sí mismo, que adquiere valor comunicativo. La función fática, cuyo fin es consolidar, detener o mantener la comunicación, relaciona al mensaje con el canal. El referente de un enunciado fático es la comunicación misma. La función referencial es la base de toda comunicación. Define las relaciones entre el mensaje y el referente, esto es, la idea u objeto al cual se refiere. En la práctica, no se dan estas funciones en estado puro en ningún mensaje lingüístico. Se trata solo de una distinción metodológica, referida a la prioridad que le da el hablante a ta les funciones en sus usos l ingüíst icos. En cada enunciado predomina una de las funciones, lo que no quiere decir que se anulen las demás. En el plano de la Lingüística se busca la materialización de las funciones del lenguaje en recursos lingüísticos específicos. No obstante, no siempre se establece una conexión explícita entre recurso lingüístico y función. Este interés por las funciones del lenguaje surgió especialmente porque en el desarrollo de la Fonología a comienzos del siglo XX se demostró que la función básica de la lengua era la comunicación y no la expresión del pensamiento, como se creía hasta entonces. Aunque la referencia para este tema de las funciones sea generalmente las ideas de Bühler (todo acto comunicativo implica una triple conexión: con la realidad sobre la que se habla, el enunciado es representación, símbolo; con el hablante, el enunciado es expresión, síntoma; con el oyente, el enunciado es apelación, señal), y especialmente, las de Jakobson, hay que tener en cuenta que la idea de que las 9 1)Actos locutivos: se refiere al solo hecho de emitir mensajes. Son actos fonéticos, gramaticales y semánticos, es decir, el contenido de los enunciados derivado de las reglas gramaticales. 2)Actos ilocutivos: es lo que se hace al emitir ese enunciado, determinado por lo que se llama fuerza elocutiva, que sería, en otras palabras, la intención del hablante: pedir, prometer, ordenar, reprochar... 3)Actos perlocutivos: es el efecto que produce el enunciado sobre el interlocutor. Se busca una respuesta en el oyente. Ejemplo: Abre la puerta (acto locutivo: alguien pide a alguien que una puerta pase de estar cerrada a abierta; acto ilocutivo: petición; acto perlocutivo: se ejerce influencia sobre el comportamiento del interlocutor, que abre la puerta. Realiza una respuesta gestual). Searle toma las premisas de Austin y las utiliza para elaborar la Teoría de los Actos de Habla (1969) Speech Acts. Con ello pretende explicar todos los enunciados en función de una tipología de actos de habla. Este autor considera que hablar una lengua es una forma de conducta que está gobernada por un conjunto de reglas. Según esto, cualquier actividad lingüística, y no solo un conjunto de actos convencionales y rituales, está ordenada por un conjunto de reglas. Cualquier hecho de lengua es un acto de habla que ha de producirse en unas condiciones apropiadas. El autor propone un modelo de reglas de uso del lenguaje que está basado en la apariencia formal de los enunciados y en las circunstancias de emisión que han de darse para que se produzcan con éxito. Según su propuesta, todos los enunciados se pueden clasificar en cinco tipos de actos de habla: 1. Asertivos: afirmar, anunciar, predecir, insistir... 2. Directivos: preguntar, pedir, prohibir, recomendar, exigir... 3. Compromisorios: ofrecer, prometer, jurar... 4. Expresivos: pedir perdón, perdonar, agradecer, felicitar... 5. Declarativos: sentenciar, bautizar, levantar la sesión, cesar... Dentro de la Teoría de los Actos de Habla, Searle postula la existencia de los llamados actos de habla indirectos. En ellos no hay una relación directa entre la forma del enunciado y la fuerza ilocutiva que transmiten. Hace calor: no se trata únicamente de una descripción de la realidad sino de una petición para que nuestro interlocutor encienda el aire acondicionado. Para que se produzca una correcta interpretación de este enunciado se ha de dar una relación de complicidad entre hablante y oyente. Este enunciado debe darse en un contexto adecuado para que se ajuste a la intencionalidad del hablante y que el oyente la interprete adecuadamente. Como apuntan Calsamiglia y Tusón, en estos actos de habla indirectos se da un alto índice de convencionalidad. En los dos ejemplos empleados en nuestra exposición (Abre la puerta y Hace calor) se da una misma fuerza ilocutiva (mandato, orden) representada por dos actos locutivos distintos. Dos contenidos proposicionales con una única fuerza ilocutiva. Más adelante, Searle (1975) explica estos enunciados teniendo en cuenta la cooperación entre hablante y oyente en el momento de la conversación. Existen una información de fondo compartida y unos postulados generales de raciocinio que justifican la interpretación adecuada de un acto de habla indirecto en una situación comunicativa específica. 10 De este modo, no parece conveniente asociar una forma determinada a un acto de habla sino que su forma dependerá de las circunstancias comunicativas, del contexto. Ejemplo: coloquial: dame pan; cortés: ¿podría pasarme el pan, por favor? Según esto, la interpretación o conversión de cualquier estructura oracional en un acto de habla está sometida a los requisitos del contexto. Por tanto habría que tipificar los contextos para sistematizarlos y deducir de cada uno de ellos las interpretaciones posibles de una u otra estructura lingüística. Desde este planteamiento ya no sería necesario partir de la premisa de la existencia de una relación directa entre la forma oracional y la fuerza ilocutiva empleada con ella. Quizá el principal problema del que parte la teoría de los actos de habla es su elevado grado de abstracción con respecto al objeto que se pretende describir: los enunciados empleados en situaciones comunicativas específicas. Es preciso partir de las situaciones conversacionales reales y, de este análisis, extraer las características, las condiciones generales que los regulan, y no al contrario. Si se establecen primero las reglas de la conversación y luego pretenden asignarse a los enunciados ordinarios puede suceder, lo que ha pasado con los actos de habla indirectos, que los postulados planteados no se ajusten a las situaciones comunicativas reales. Las ideas de Austin y la Teoría de los Actos de habla constituyen el fundamento de la Pragmática porque por primera vez se tienen en cuenta la intencionalidad del hablante y el contexto comunicativo para entender la verdadera esencia de los enunciados. Estos tendrán que ser analizados dentro de un contexto específico para determinar si son afortunados o no, es decir, si cumplen o no su misión comunicativa. La gran consecuencia de la teoría de la acción para los estudios lingüísticos posteriores es el intento de codificar o de sistematizar los significados contextuales, dependientes de las circunstancias concretas de emisión, y la superación de la visión puramente inmanente de la lengua. No solo tiene importancia el código sino el valor que adquieren los signos en los contextos comunicativos específicos. TAREA 2: Explica los conceptos que aparezcan en el siguiente fragmento y que guarden relación con los contenidos explicados en este tema. El lenguaje es siempre de alguien para alguien, se da en una situación concreta, por lo que su estudio no puede prescindir de los sujetos ni de la situación. La lingüística -con palabras de G. Reyes- ha empezado a salir de los laboratorios donde analizaba lo invariable y lo armonioso y se ha echado a la calle para ver qué pasa.
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