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Ana María Matute: La escritora y su obra 'Luciérnagas', Exámenes selectividad de Lengua y Literatura

Ana María Matute, segunda hija de una familia catalana conservadora y religiosa, escribió 'Luciérnagas', una obra finalista en el Premio Nadal de 1947. La novela presenta a Sol, una chica tranquila de una familia acomodada, que se enfrenta a la realidad brutal de la guerra civil española. Sol se enamora de Eduardo, un adolescente huraño que muere de un disparo perdido. La novela explora el carácter de Sol y Cristián, así como la evolución de la ciudad de Barcelona durante la guerra. Matute describe la Barcelona roja, una ciudad sumida en la tragedia, con sensaciones totalmente sensoriales.

Tipo: Exámenes selectividad

2019/2020

Subido el 07/10/2021

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¡Descarga Ana María Matute: La escritora y su obra 'Luciérnagas' y más Exámenes selectividad en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! 1-Ana María Matute, “Luciérnagas” BIOGRAFÍA Ana María Matute fue la segunda hija de cinco descendientes de una familia de la pequeña burguesía catalana, conservadora y religiosa. Su padre era un catalán propietario de la fábrica de paraguas Matute S.A. Durante su niñez, Matute vivió un tiempo considerable en Madrid, pero pocas de sus historias hablan sobre sus experiencias vividas en la capital de España. Cuando Ana María Matute tenía cuatro años cayó gravemente enferma. Por dicha razón, su familia la lleva a vivir al pueblo natal de sus abuelos, Mansilla de la Sierra, una pequeña localidad en las montañas de La Rioja. Matute dice que la gente de aquel pueblo la influenció muchísimo. Dicha influencia puede ser vista en la obra antológica Historias de la Artámila (1961), la cual trata de la gente que Matute conoció en Mansilla, así como en Paulina (1960), obra infantil en la que presenta influencias de Heidi (1880), como el amor por la naturaleza y la relación de la niña con su abuelo. En dicha obra, se deduce, además, cierto carácter autobiográfico, pues la niña protagonista sufre una grave enfermedad y por esta razón su tía la lleva a las montañas a vivir con sus abuelos. Ana María Matute tenía once años de edad cuando comenzó la guerra civil española de 1936. La violencia, el odio, la muerte, la miseria, la angustia y la extrema pobreza que siguieron a la guerra marcaron hondamente a su persona y a su narrativa. La de Matute es la infancia robada por el trauma de la guerra y las consecuencias psicológicas del conflicto y la posguerra en la mentalidad de una niña, y una juventud marcada por la Guerra, se reflejan en sus primeras obras literarias centradas en "los niños asombrados" que veían y, muy a pesar suyo, tenían que entender los sinsentidos que les rodeaban. Características neorrealistas pueden ser observadas en obras como enlLos Abel (1948), Fiesta al Noroeste (1953), Pequeño teatro (1954), Los hijos muertos (1958) o Los soldados lloran de noche (1964). En todas estas obras —que se inician con gran lirismo y poco a poco se sumergen en un realismo exacerbado —, la mirada protagonista infantil o adolescente es lo más sobresaliente y marca un distanciamiento afectivo entre realidad y sentimiento o entendimiento. Mientras vivió en Madrid asistió a un colegio religioso. Escribe su primera novela, Pequeño teatro, a los 17 años de edad, aunque no fue publicada hasta 11 años más tarde. En 1949, su obra Luciérnagas queda semifinalista del Premio Nadal; sin embargo, la censura impide la publicación. Lo cierto que sus problemas con el franquismo no se limitaron a este aspecto, ya que en una fecha tan avanzada como mayo 1972, se le aplicó una prohibición de salida al extranjero, impidiéndole ir un congreso de literatura infantil en Niza. En el 17 de noviembre de 1952, Matute se casa con el escritor Ramón Eugenio de Goicoechea. En 1954 nace su único hijo, Juan Pablo, al que le dedicó gran parte de sus obras infantiles. Se separa de su esposo en el año 1963. Como resultado de las leyes españolas, Matute no tenía derecho a ver a su hijo después de la separación, ya que su esposo obtuvo la tutela del niño, y esto le provocó problemas emocionales. Encontró el amor años después, al lado del empresario francés Julio Brocard, con el que compartió la pasión de viajar. Brocard murió en 1990. En 1976 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura. Después de varios años de gran silencio narrativo, en 1984 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil con la obra Sólo un pie descalzo. En 1996 publica Olvidado Rey Gudú y ese mismo año es elegida académica de la Real Academia Española donde ocupaba el asiento "K", convirtiéndose en la tercera mujer en formar parte de esta institución. Leyó su discurso de ingreso en 1998. Matute era también miembro honorario de la Sociedad Hispánica de América. Existe un premio literario que lleva su nombre y sus libros han sido traducidos a 23 idiomas. En 2007 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas al conjunto de su labor literaria. Asimismo, en noviembre de 2010 se le concedió el Premio Cervantes, el más prestigioso de la lengua castellana, que se le entregó en Alcalá de Henares el 27 de abril de 2011. Matute era profesora de la universidad y viajaba a muchas ciudades para dar conferencias, especialmente a los Estados Unidos. En sus discursos hablaba sobre los beneficios de los cambios emocionales, los cambios constantes del ser humano y cómo la inocencia nunca se pierde completamente. Ella decía que, aunque su cuerpo fuese viejo, su corazón todavía era joven. Falleció en la madrugada del 25 de junio de 2014 TÍTULOS MÁS IMPORTANTES Narrativa: Cuentos de infancia Los Abel (1948) Las luciérnagas (1949) - no publicada Pequeño teatro (1954) En esta tierra (1955) Los hijos muertos (1958) Trilogía “Los mercaderes” - Primera memoria (1959) - Los soldados lloran de noche (1964) - La trampa (1968) Luciérnagas (1993) Olvidado rey Gudú (1996) Aranmanoth (2000) Paraíso inhabitado (2008) Ensayos: A la mitad del camino (1961) El rio (1963) Novelas cortas, cuentos, relatos: Historias de Artámila (1961) El polizón del Ulises (1964) Solo un pie descalzo (1983) El verdadero final de la Bella Durmiente (1995) LA OBRA DE ANA MARÍA MATUTE Ana María ha dicho en más de una ocasión que su vida es y ha sido una vida de papel: ella ha vivido en las lecturas, los escritos, en la literatura. Pero hay, en los primeros años de vida, tres circunstancias personales que la marcaron: el nacimiento dentro de una familia acomodada sometida a unas convenciones sociales que ella rechazo y de las que escapo en cuanto pudo, su estancia en Mansilla (convertida míticamente en Artámila), donde descubrió otra forma de vida y aprendió a amar la naturaleza, y la guerra civil. Las tres influyeron de una manera u otra en su obra. Escritora desde antes de saber escribir, Matute, que concibe la literatura como una forma de Familia de la burguesía catalana. Su padre tiene unos talleres de fundición. Viven en una amplia casa con criadas, niñera... Su padre tiene coche. Van de veraneo a la playa. Sus hijos están internos todo el año, lo cual conlleva que no haya una gran confianza entre padres e hijos. Luis Roda, el padre, quiere a sus hijos pero no los conoce. Inconscientemente tiene miedo de sus trabajadores, a los que ve como enemigos. Tiene una visión tradicional de la familia: los hijos varones siguen la estela de su padre, y tal como hizo él, espera que su hijo Eduardo siga sus pasos en la fundición. Quiere que el mundo en el que él vive no cambie. Al inicio de la guerra colectivizan los talleres y unos milicianos van a su casa, se lo llevan y lo fusilan. La muerte del padre cambiará por completo la vida de su familia, ya que era él quien se preocupaba de todo. Elena, la madre es una mujer alejada de sus hijos ya que están en un internado durante todo el año. Es tradicional, no tiene autonomía. Al estallar la guerra entra en una gran depresión porque solo llora: su mundo ha sido destruido y, de alguna manera, no entiende nada de lo que le está pasando. Eduardo, hermano de Sol, era un adolescente huraño que evitaba tener amigos y relacionarse con su propia familia. Siente un profundo rechazo a la idea de seguir los pasos de su padre. Al estallar la guerra parece un ser abúlico y apático, pero al final se transformará en un golfillo egoísta que no quiere a nadie. Consigue hurtar víveres, pero no se le ocurre compartirlos en casa con su familia. Es un personaje poco simpático. Por él conocemos a Daniel y el Chano. FAMILIA BORRERO El padre: Profesor de latín en una academia, lleva una vida miserable: todo el día trabajando, corriendo de un lado a otro dando clases para apenas sobrevivir. Pierde la vista y la cabeza; vive en un mundo ajeno y lejano. En realidad no se entera de los problemas de los hijos. Solo le interesa el pasado. Su hijo preferido fue Pablo. Muere en el bombardeo final. La madre no aparece más que en los recuerdos. Alcohólica, se prostituía por un poco de dinero. Llena la casa de reproches pero no trabajaba lo que debiera por sacar a sus hijos adelante. Los abandonará. Pablo: El mayor de los hermanos. Sentía un gran amor por su padre, pero no por sus hermanos. Tuvo que ponerse a trabajar muy joven para alimentar a la familia, ya que su madre los abandonó y su padre era un inválido. Consiguió a base de muchísimo esfuerzo ser maestro. En el campo se embrutece. Más tarde entrará en contacto con un grupo anarquista. Encabeza una revuelta que acaba matando a guardias civiles y a otras personas. A partir de ese momento será un cabecilla de una revolución que busca vengar agravios. Pero es un alma atormentada que cita continuamente frases de la Biblia. En el bombardeo es herido gravemente y se acaba suicidando. Cristián es el mediano. Se siente en deuda con Pablo ya que disfrutó de una beca de estudios que en un principio era para su hermano mayor. Su hermano lo saca de la cárcel. A ojos de los demás es un cobarde, pero no se siente capaz de participar en la guerra. Se enamora de Sol y al final muere de un disparo perdido. Daniel es el menor de los hermanos. No ha recibido el cuidado de sus padres y se ha convertido en un golfo. Su hermano mayor lo apalea sin piedad. Saquea almacenes de víveres junto a Chano, que lo admira. Al final conoce a Eduardo. Muere de tuberculosis. Las dos familias se pueden resumir en el “vosotros” y “nosotros” que esgrimirán siempre los pobres (Cloti, Cristián) para echar en cara que sus mundos son irreconciliables, que por mucho que ahora los Roda sufran hambre, nunca la han conocido desde la infancia, y por lo tanto no necesitan la venganza. ¡ón trágica. [ 3-Carácter de Sol y Cristián, su evolución ideológica y su condi [La protagonista de Luciérnagas es Soledad, una niña, no casualmente llamada Soledad, de familia acomodada cuyo padre es perseguido por el gobierno republicano; una niña oscura y melancólica, inadaptada en un mundo de apariencias y gestos que le resultan incomprensibles y ajenos. Ese mundo se derrumba con la llegada de la Guerra Civil, un conflicto que, tal y como es tratado en la novela, podría ser cualquiera, atemporal e impreciso. La guerra para Ana María Matute es un paisaje, un escenario trágico en el que se ven obligados a desarrollar sus vidas Sol y su hermano Eduardo, pero no la protagonista. Los otros protagonistas de la historia son adolescentes, drásticamente arrojados a la vida adulta por el estallido de la guerra civil; el hermano de Soledad, Eduardo, quien, mientras Sol vive por inercia, introvertida y seria, trata de salir adelante, de enfrentarse al vacío espiritual que le atenaza, con objetivos pragmáticos y a corto plazo, como única alternativa tangible de sentirse vivo cuando todo lo demás, amigos, familia, convencionalismos, estructuras y costumbres, se muere y esfuma a marchas forzadas; luego, una serie de niños, ladronzuelos y buscavidas, con su vida desbaratada por la guerra, que hacen lo posible para sobrevivir en una Barcelona acosada y bombardeada Sol se ve obligada a madurar, a abandonar su caparazón de niña durante la guerra y es en medio de esta tragedia cuando conoce un amor, intenso y denso, que viene a atarla a la vida en medio de la muerte más absoluta. Porque la búsqueda desesperada de amor, en un mundo en el que es eso precisamente lo que falta, es el hilo conductor de la novela. El amor al que aspira Sol, sin mentarlo, no es necesariamente amor romántico. La protagonista hace honor a su nombre y vaga por su propia existencia de puntillas sin entender bien cuál es la pasión que lleva a sus semejantes a matar, amar, comer y vivir como si cada instante fuera único. Es en el momento en el que llega el amor, inesperado e implacable, cuando Soledad comprende qué es la vida; por qué se la ama y se le teme y por qué razón, incluso en medio del dolor más intenso, merece la pena vivirla y saborearla] Sol es una chica tranquila y cuyas preocupaciones son las normales en una chica de 16 años, de una familia acomodada y que nunca ha tenido que preocuparse por cosas tan básica como trabajar o conseguir comida. La guerra irrumpe muy fuerte en su proceso de crecimiento y deja su vida patas arriba. De repente, una joven que nunca había tenido que preocuparse por nada se ve sumida en un entorno de guerra y de tragedia en el que ve impotente, como se llevan a su padre para asesinarlo. Finalmente, la aparición inesperada en su vida de Cloti, le ayuda a superar las dificultades y a moldear su carácter para ser capaz de hacer frente a las dificultades de la guerra. Cuándo se decide a salir a la calle ella adquiere una nueva visión de la vida. Por primera vez es consciente de las injusticias de la vida, de la existencia de ambientes urbanos absolutamente desconocidos para ella,... Todo ello la vuelve más suspicaz y desconfiada, más preparada para la vida real. Finalmente el conocer a Cristián y enamorarse de él hasta las últimas consecuencias (quedarse embarazada), le hace convertirse en una auténtica mujer. Cristián: es un muchacho de carácter fuerte al que la vida no ha tratado con justicia. Pertenece a una familia pobre y sin recursos por lo que se ha visto obligado a curtirse en las calles y aprender a valerse por sí mismo. Eso le convierte en alguien con mucha personalidad, que no duda ante las opciones que le plantea el destino. A pesar de todo también posee un gran corazón y se caracteriza por ser alguien que compagina la rudeza en los malos momentos con las caricias en los buenos. Finalmente encontrará en Sol, alguien en quien poder confiar, alguien a quien no temer, sino amar. Alguien que dé el equilibrio necesario a su vida. Ambos protagonizan el papel de amantes trágicos pues el amor no era fácil en tiempos de guerra en los que cada día moría gente en los bombardeos, se producían detenciones y fusilamientos injustificados. Juntos deben pasar numerosas dificultades, empezando por los problemas familiares y siguiendo por los estigmas de la época. A pesar de todo consiguen formar una pareja feliz durante su estancia en la torre de Sarriá. De ese amor nacerá la última esperanza que ofrece la novela ante la tragedia de los personajes: Sol está embarazada. 4-El contexto histórico de la novela. EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874) 1. La Revolución de 1868, “La Gloriosa”. Triunfó en todo el país provocando el exilio de Isabel Il y la formación de un Gobierno provisional, dirigido por los generales Prim y Serrano, que debía decidir la futura forma de estado. Esta revolución dio paso al primer gobierno democrático de la Historia española. De las primeras elecciones por sufragio universal masculino directo sale el parlamento que elaboró la Constitución de 1869, de carácter monárquico, por lo que tuvieron que buscar un rey. En septiembre de 1869 se inició la guerra de independencia en Cuba. 2. Reinado de Amadeo | de Saboya (1871- 1873). Asesinado Prim, el rey perdió a su principal valedor. Tuvo que hacer frente a la Guerra de Cuba, iniciada en 1869, y a una nueva Guerra Carlista. Finalmente, sin apoyos, el rey abdicó (febrero de 1873), proclamándose inmediatamente la | República. 3. Primera República (1873-1874). Se caracterizó por la inestabilidad. En el primer año se sucedieron cuatro presidentes y la forma de estado pasó de una República unitaria, más tarde Federal. Se produjo un movimiento cantonal, que dio lugar a una nueva guerra, que unida a la carlista y a la guerra en Cuba, dio lugar al pronunciamiento (enero 1874), que provocó la burguesía y parte de las clases medias). Así, el general Sanjurjo dirigió un golpe de Estado (1932) sin éxito. El descontento se extendió también a los jornaleros andaluces, que viendo la lenta implantación de la Reforma Agraria, decidieron ocupar las tierras. En una de estas ocupaciones, en Casas Viejas (Cádiz, 1933) las fuerzas del orden actuaron brutalmente, desacreditando al gobierno y provocando su caída. b. Bienio radical-cedista (1933-1935) Las elecciones legislativas de 1933 (las primeras en las que las mujeres votaron en la historia de España) supusieron la derrota de los partidos de izquierdas, que se presentaron muy fragmentados, y la victoria de la derecha, que se presentó unida en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). El nuevo gobierno conservador, formado por la coalición de la CEDA y del Partido Radical de Alejandro Lerroux tuvo una labor contrarreformista que paralizó todas las reformas iniciadas por el gobierno anterior: la Reforma Agraria, la militar y la educativa. Mejoraron mucho las relaciones con la Iglesia. Se frenó el proceso de elaboración del Estatuto de Autonomía vasco y empeoró la relación con la Generalitat de Cataluña. En octubre de 1934, cuando la CEDA tuvo más protagonismo en el gobierno, se produjo un movimiento revolucionario encabezado por los socialistas, que llevó a una huelga general con participación desigual en todo el territorio español, excepto en Asturias, donde la Alianza Obrera (UGT-CNT) dirigió a muchos mineros a tomar el poder en las localidades de la región llegando a formar la República Socialista Asturiana. Al mismo tiempo en Cataluña se proclamó un estado catalán asociado a la República española. Para sofocar la situación, en Cataluña salió el ejército y posteriormente (1935) se suspendió el Estatuto de Autonomía; y en Asturias el gobierno necesitó la ayuda de un ejército dirigido por Franco. Esto provocó una fuerte represión, incluso después de controlar las revueltas. Toda esta política de represión fue causando malestar entre la población. A finales de 1935 estalló un escándalo de corrupción que afectó al Partido Radical y que terminó con la convocatoria de elecciones generales (febrero de 1936). c. Frente Popular (febrero-julio, 1936) En las elecciones (1936), la situación política era muy tensa y estaba muy polarizada: esta vez las izquierdas se unieron en el Frente Popular. La victoria fue para estos, que tomaron el gobierno presidido por Manuel Azaña, y restablecieron la Generalitat y volvieron al programa reformista del Bienio Progresista. Por otra parte, en los meses siguientes, el panorama político se radicalizó (el partido de extrema derecha Falange vio aumentar rápidamente sus apoyos), los sindicatos volvieron a la lucha y se produjeron numerosos disturbios. Esta situación precipitó el golpe de estado dirigido por el general Mola y en el que colaboraron Sanjurjo y Franco, que atrajo a los sectores de extrema derecha y más conservadores, así como a la Iglesia, iniciando una sublevación (julio de 1936) contra la República, que llamaron Alzamiento Nacional y que se realizó en varios puntos españoles a través de distintos militares comprometidos. A pesar de esto, el golpe militar no pareció tener éxito al principio. La República contó con el apoyo de milicias (población civil que tomó las armas) y una parte del ejército regular. LA GUERRA CIVIL (1936-1939) a. Organización La principal consecuencia del golpe de estado fue el establecimiento en España de dos grupos bien diferenciados: los republicanos y los nacionales, que dividió a España: - Territorialmente en dos zonas, al principio: e La zona republicana en los territorios urbanos e industrializados de ciudades como Bilbao, Barcelona, Valencia, etc. Además de Cataluña y País Vasco (por sus autonomías). e La zona nacional o rebelde, de menor extensión, en los territorios rurales con gran presencia de la agricultura y la ganadería. - Social y militarmente: los nacionales contaron con el apoyo de la mayor parte del ejército peninsular, de la Iglesia y de los sectores sociales más conservadores. Los republicanos, con una parte del ejército y con los sectores sociales populares (obreros, campesinos y todos aquellos que defendían las ideas reformistas de la República). Las clases medias se dividieron entre los dos bandos, según sus ideales. Ante estas divisiones, se mantuvo una lealtad geográfica que obligaba a la población a ocultar su ideología si en el territorio que habitaban había triunfado el bando rival. b. Dimensión internacional Iniciado el conflicto en España, las potencias internacionales acordaron una política de no intervención, que les declaraba neutrales y prohibía el envío de material militar a España. Para llevarlo a cabo, se creó el Comité de No Intervención. A pesar de estas medidas, la Italia fascista de Mussolini y la Alemania nazi de Hitler intervinieron apoyando al bando nacional, con la aportación de militares y armamento. En este sentido, Hitler organizó ejércitos de soldados y pilotos alemanes que conformaron la conocida como Legión Cóndor, que fue utilizada como un medio de formación bélica para futuros ejércitos alemanes. Por otro lado, la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), cuyo dirigente era Stalin, apoyó a los republicanos; así como voluntarios extranjeros de varios países, que acudieron a España a luchar a favor de la República, formando las Brigadas Internacionales. c. Desarrollo de la guerra PRIMERA ETAPA (julio 1936 - marzo 1937). El objetivo principal del bando nacional era ocupar Madrid, pero fracasaron. Se inició una guerra de desgaste, creándose un nuevo estado con capital en Burgos y dirigido por el general Franco. SEGUNDA ETAPA (abril - noviembre 1937). Las fuerzas militares se centraron en la franja cantábrica, donde los nacionales siguieron ganando territorios a los republicanos. TERCERA ETAPA (diciembre 1937 - noviembre 1938). En el noreste, los republicanos intentaron llevar la iniciativa, con la toma de Teruel o la fracasada batalla del Ebro, que terminó en una gran derrota y dejó a Cataluña en manos de los nacionales. CUARTA ETAPA (diciembre 1938 - abril 1939). Se produjo la ocupación de Cataluña y, finalmente, la rendición de Madrid. El gobierno de Franco fue reconocido por Francia y Gran Bretaña, y Azaña renunció a la presidencia de la República. La novela se desarrolla durante la guerra civil española. Sol acaba el curso escolar a los 16 años, en 1936. La guerra empezó el 18 de julio de 1936. La obra finaliza el 23 de enero de 1939, cuando las tropas del general Yagúe entraban en Barcelona, una ciudad destrozada por los bombardeos y exhausta por el hambre. La guerra finaliza el 1 de abril de 1939. Ana María Matute tenía once años cuando se inicia la guerra civil, y la marcó para siempre. Formará parte de la generación de “los niños asombrados”, niños que no entienden lo que ocurre a su alrededor y solo miran lo que pasa, con los ojos muy abiertos. Ana María Matute no nos describe minuciosamente los acontecimientos históricos; lo que ocurre es el fondo por el que transcurren los personajes. Cuando al principio de la novela nos habla de su infancia, estamos en el tránsito de la monarquía a la República. Poco a poco el Frente Popular acabará en desmanes y se producirá el levantamiento de Franco. Sol hace referencias a la crisis social de antes de la guerra: niños hambrientos, pobres, noticias en el internado de que había una revolución, las monjas se quitan los hábitos, el padre dice que sus obreros son sus enemigos... Es un mundo que está a punto de desaparecer. - Desigualdades sociales. Gentes muy pobres que malviven trabajando todo el día. Esto originará la venganza posterior. - Revueltas callejeras iniciales en las ciudades. Ambiente festivo, de carnaval. - Colectivización de fábricas. - — Fusilamientos sin juicio y abandono en cunetas (padre de Sol. Pablo con la turba de campesinos). - Quema de iglesias. Persecución de religiosos (Las monjas se quitan el hábito, Pablo mata un cura, quema iglesias...) - Bombardeos de Barcelona. - El hambre que se vivió en Cataluña. Las colas. Los comedores sociales. - — Losrepublicanos atesoraban comida mientras el pueblo pasaba hambre. - — Laentrada de los soldados franquistas a Barcelona. - La muerte inútil provocada por un francotirador. - Losrefugiados de Madrid. La huida desesperada a Francia. Soldados despojándose de sus guerreras y fusiles... - Laclase pudiente (Elena) desea la llegada de Franco para que todo vuelva a ser como antes... pero no lo será. Todo es distinto. Primera parte En la primera parte de la novela, la Barcelona roja se despliega ante la mirada inocente y atónita de Sol, que no llega a entender el significado de la palabra revolución y sus graves consecuencias. Durante su formación académica en el internado de Saint-Paul, Sol vive aislada del mundo, imaginando una ciudad muy distinta de la real: "Dentro del pupitre había formado, con cuadernos y libros una ciudad maravillosamente complicada. Pero ella nada sabía de las ciudades, ni siquiera conocía aquella en que había nacido. Qué difícil de imaginar, entonces, que era posible reducir a escombros parte de una ciudad, en unas horas". La fuerza que emanan algunos espacios es muy potente, e incluso en algunos momentos estos acaban acaparando la importancia del personaje. La personificación y la metonimia son dos recursos muy empleados por la autora para calificar ese espacio urbano que se va transformando irremediablemente ante los ojos de la protagonista. La ciudad se encuentra despojada, herida y apagada, tal y como se encuentran sus habitantes: "Pasó el tiempo. Día tras día, la ciudad fue apagándose. Un nuevo aspecto, sucio y miserable, se descubría ante los ojos de Eduardo. Una ciudad despojada, herida. Las tiendas pequeñas, vacías, los almacenes cerrados, los hombres en el frente. Ya no se veían desfilar puño en alto a las mujeres vestidas de soldado...Una sombra triste, húmeda, iba cubriendo la ciudad”. Durante el tiempo en el que los dos hermanos, Eduardo y Sol, se encuentran deambulando por la ciudad, ambos viven dos experiencias críticas que marcan un antes y un después en la visión inocente de la joven. En primer lugar, la visita a la buhardilla de Daniel, situada en una calle oscura que desemboca en el Paseo de Colón. Este suceso supone para Sol el descubrimiento de otra ciudad hasta entonces desconocida y con otras formas de vida. También puede palpar de forma más directa la miseria, la enfermedad y la muerte. Las descripciones casi cinematográficas que lleva a cabo la autora, avanzan desde la panorámica exterior a la del mísero cuartucho donde yace Daniel: "La calle era angosta, sin luz, y desembocaba en el Paseo de Colón. Eduardo reconoció el salobre del mar frío y mohoso, y lo aspiró con incierta melancolía. Los muros de las casas, altos y sombríos, deslizaban el cielo sobre sus cabezas, como un río negro". La segunda experiencia es la visita a las barracas-refugio situadas en las afueras de la ciudad, lugar donde se reúne Eduardo con sus amigos: "La llevó ciudad arriba, hacia el Tibidabo. A medida que se acercaban a la montaña, la ciudad, tras ellos, parecía huir rosadamente, dulcemente, como si no existiera la guerra". En esta escena, se refleja la absoluta simbiosis entre el espacio y Chano. Este vive en condiciones infrahumanas en un espacio miserable totalmente al margen de la ciudad. La descripción de este espacio marginal como un paisaje polvoriento y calcinado es muy gráfica: "Nunca antes pisó aquellos parajes. La hierba aparecía rapada y seca, y la tierra polvorienta, muy pisoteada. La silueta de las montañas despedía una extraña luminosidad lechosa. Muchos de los árboles fueron talados para hacer leña [...] La barraca era pequeña y frágil, construida con ladrillos viejos, latas oxidadas y cañas”. Al pie de dichas barracas se encuentra la ciudad, que al igual que sus habitantes se va degradando por la guerra: "La ciudad era ahora una ciudad distinta. Por las calles, antes limpias, se amontonaba la basura. Las gentes iban mal vestidas [...] Los edificios que creyó seguros, inconmovibles, parecían llenarse de un temblor irreal, fantástico. En los balcones, grandes carteles y banderas, hombres con fusiles y ametralladoras. Por las calles, hombres vestidos con mono azul o con el torso desnudo, con rojos pañuelos al cuello desfilaban puño en alto. Camiones y coches, abarrotados de hombres y mujeres, huían vertiginosamente. Los bares, los teatros, los restaurantes, tampoco eran los mismos. Turbas de gentes desarrapadas los invadían...” En todas las descripciones el juego metonímico es constante. La ciudad vive al compás de los protagonistas: "En la calle, la ciudad ya estaba despierta. Gente desconocida iba a sus quehaceres...Veía sus rostros ateridos de frío, sus ojos preocupados. Sol recordó el tiempo en que creía en un mundo peligroso, pero no temido, como ahora, con las ciudades rotas, sucias, hambrientas, con innumerables seres inclinados al suelo para recoger desperdicios". Y en este desdoblado paisaje urbano surgen nuevos espacios, como el comedor del auxilio social al que acude Sol. Este nuevo espacio de supervivencia es un símbolo de la imparable transformación urbana. Ya no queda nada de aquella ciudad soñada y construida por Sol durante su estancia en el internado. Segunda parte En la segunda parte de la novela, la visión de la ciudad de Barcelona, ya sumida en plena guerra, se presenta de forma apocalíptica. Las descripciones se vuelven totalmente sensoriales y reproducen con gran veracidad las sensaciones que experimentan los personajes: "Cerca de las doce llegaron a la calle en que vivía Daniel, en una parte de la ciudad desconocida para Sol. Los altos muros de las casas se alzaban opacos y llenos de silencio. El olor del mar se adhería a ellos con un regusto de podredumbre. Le pareció que en el cielo, en el estrecho y largo cielo aprisionado, había un timbre lúgubre, como un presagio. Subieron la escalera en silencio. En lo alto había una claridad lechosa, más intensa cuanto más se acercaban a ella”. Como único elemento confortable en medio de tanta miseria, se encuentra el calor humilde que produce el brasero de la casa de los Borrero, cuyas cenizas avivan en la imaginación de Sol el recuerdo de una ciudad ideal como las de antes de la guerra: "-Es una ciudad, como las de antes [...] Sí, era una ciudad grande, de noche, iluminada [...] Sol acercó una mano abierta al resplandor de aquella imaginaria ciudad, que se encendía y se apagaba continuamente [...] Si ese lugar no existía, era necesario crearlo, ser de los que amasan una época que no tuviese nada que ver con las ciudades encendidas ni con las ciudades que se esconden en la noche". Tercera parte Con el regreso de Sol a su casa, tras convivir un tiempo con Cristián en la torre de Sarriá, se ve de nuevo la ciudad como un escenario de la vida presente, y a su vez, de la memoria pasada. La protagonista se siente inevitablemente ligada a aquellos espacios ya que siempre yacerán en su recuerdo: "La Plaza de Cataluña, barrida por un viento que levantaba nubes de polvo, aparecía solitaria, como desnuda. Tiempo atrás, recordaba, en el centro había un monumento al soldado desconocido, en cartón piedra.... Mientras caminaba hacia su casa, se notaba tremendamente ajena a todo y, al propio tiempo, condenada a cuanto la rodeaba". En el mes de enero de 1939, se produce la toma de la ciudad por parte de las tropas del general Yagúe. Una ciudad extenuada y moribunda cedía finalmente ante el cerco de los continuos bombardeos. En el ambiente urbano late la confrontación entre las diferentes expectativas de los dos bandos contendientes: "La ciudad se revolvía como en un último estertor, las gentes huían presurosas ante el avance del ejército de Franco, y en las calles se palpaba la pena y la angustia, mal veladas [...]. Franco avanzaba, avanzaba, y Sol lo supo por el clima miedoso, por un lado, y lleno de esperanzas por el otro, que se advertía en el corazón de la ciudad". Por último, sólo queda la visión final de la ciudad sometida, silenciosa y vencida. Sol en una última imagen contempla una ciudad totalmente desierta y destruida por los bombardeos sistemáticos e insistentes: "Los aviones volaban cada vez más bajos [...] En las calles grises, abandonadas bajo el débil sol de invierno, los golpes tenían un eco blando y la brutalidad parecía atenuada por el silencio". 7-Sentido del término “luciérnagas” aplicado a los protagonistas. El primer título de la obra fue "En esta Tierra", pero Ana María Matute lo cambiará por el término usado para nombrar a los protagonistas en un momento determinado: "luciérnagas". La definición de luciérnagas es: "Insecto de la familia del escarabajo cuya hembra carece de alas y tiene un abdomen formado por anillos que desprenden una luz fluorescente. A su vez, luciérnaga proviene del término lucerna en latín, que sería candil. Una lucerna es, también, una claraboya, una entrada de luz desde el techo. Y es aquí cuando entramos directamente a relacionar el término con los protagonistas: cuando están debajo de esa claraboya surge su relación. La protagonista, Soledad, recibe el sobre nombre de Sol, y es extraño, porque la gente solía acortar ese nombre como "Sole". No obstante, la escritora toma esto para mostrar la luz de la protagonista. El sol es un astro luminoso que desprende luz y dibuja sombra a su alrededor: mientras que en el foco de luz se dibuja toda la esperanza, a su alrededor se dibujan sombras tormentosas que le llevan la contraria. El nombre de Cristian se relaciona directamente con Cristo. Dentro de marco religioso, Cristo era la luz que guiaba al pueblo. Podemos identificar a nuestro protagonista como esa luz. La descripción que se hace de ambos coincide en que tienen algo en la mirada: ambos tienen luz. Sol y Cristian son dos candiles en medio del mar, cuando los dos están juntos parece desaparecer la oscuridad en ellos. Ana María Matute juega con un lector al que le costará entender e interpretar el título. Por esa razón, el término luciérnagas aparece solamente cuatro veces, y en fragmentos muy próximos al final de la obra. Estos son los párrafos donde aparece el término luciérnagas y que nos ayudará a interpretar el significado global de la palabra:
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