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La migración forzada y el imperialismo: causas y consecuencias, Apuntes de Economía

Este documento aborda el tema de la migración forzada y sus causas, enfatizando el papel del imperialismo y el capitalismo en el desplazamiento masivo de personas. Se detalla el impacto de la intervención extranjera en países como Afganistán y Iraq, y la forma en que las fronteras se fortalecen para impedir la migración, creando peligrosas condiciones para los migrantes. Se destaca la situación de los refugiados palestinos y la importancia de la teoría de Edward Said sobre la intervención imperialista. El texto también menciona la situación de los migrantes mexicanos en los Estados Unidos y la violencia estructural ejercida por el capitalismo mundial.

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 10/10/2022

jugete
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¡Descarga La migración forzada y el imperialismo: causas y consecuencias y más Apuntes en PDF de Economía solo en Docsity! ¿Qué es el imperialismo de fronteras? En los últimos años, organizaciones indígenas en Australia han estado emitiendo “pasaportes originales” para solicitantes de asilo que han sido detenides o negade estatus legal por el gobierno australiano. Más recientemente, en mayo del 2012, pasaportes fueron emitidos por dos tamiles detenides que habían solicitado asilo. Durante la ceremonia, Ray Jackson, de la Asociación Indígena de Justicia Social dijo, “el gobierno australiano debe dejar de encarcelar a la gente indígena, y debe dejar de encarcelar a les solicitantes de asilo. Estoy orgulloso de acoger a las personas necesitadas en nuestra comunidad.” Robbie Thorpe, un dignatario indígena, comentó, “El gobierno australiano no tiene derecho legítimo de conceder ni negar permiso para gente en este país, mucho menos encerrar aquelles que huyen de la guerra y la persecución.”​[1] Aquellos momentos de solidaridad entre el pueblo indígena y les migrantes no solo representa una red de entendimiento y alianza entre comunidades marginalizadas, sino también un desafío fundamental a la autoridad de los gobiernos coloniales y la soberanía del estado occidental. La gobernanza occidental y la estatalidad se constituyen a través de múltiples nodos, incluyendo la primacía de fronteras que delinea y reproduce control territorial, político, económico, cultural y social. Cómo escriben les activistas Alessandra Moctezuma y Mike Davis, “Todas las fronteras son actos de violencia estatal inscribidos en el paisaje.”​[2] Redefinidos constantemente, las fronteras representan un régimen de prácticas, instituciones, discursos y sistemas que definen el imperialismo fronterizo. En este capítulo, determinó una base teórica para conceptualizar el imperialismo fronterizo y sus cuatro estructuras similares mencionadas en la introducción. El imperialismo fronterizo es caracterizado por el afianzamiento y reafianzamiento de control contra les migrantes que son despojades por causa de las violencias del capitalismo y el imperio, y posteriormente son forzades al trabajo precario como resultado de la ilegalización estatal y jerarquías sociales. El imperialismo fronterizo es una valiosa herramienta analítica para organizar movimientos para la justicia de les migrantes en Norteamérica. Nos aleja del análisis que culpa y castiga a les migrantes, o el que obliga a les migrantes a que se asimilen o establezcan su mérito social. Envés, reflejando las palabras de Thorpe, fijamente reorienta a los procesos de desplazamiento y migración dentro de la economía política mundial del capitalismo y colonialismo. Sostengo que la circulación de la estratificación socioeconómica y laboral en la economía mundial, las narrativas del imperio y las jerarquías de la raza, la clase y el género entre la consolidación estatal, operan en conjunto para establecer las bases del imperialismo fronterizo. Un análisis del imperialismo fronterizo resume una crítica doble sobre la consolidación estatal del occidental entre el imperio mundial: el papel del imperio occidental en comunidades despojadas con el objetivo de garantizar tierra y recursos para el estado y los intereses capitalistas, así como la deliberadamente limitada inclusión de los cuerpos migrantes en estados occidentales a través de procesos de criminalización y racialización que justifica la comodidad de su labor. Por lo tanto, los estados occidentales son árbitros principales en determinar cuándo y qué condiciones las personas emigran. Uso el término occidental no sólo para indicar el emplazamiento geográfico del Norte Global (que son Europa, Australia y Norteamérica), sino también para hacer referencia al dominio de la política, la economía y las formaciones e ideologías sociales del occidental que han llevado a la creación de otros estados coloniales como Israel, y que son adoptadas cada vez con mayor frecuencia por estados neoliberal en Latinoamérica, África y Asia. Aunque la gobernanza política y económica no sea uniforme a través de estos estados, el erudito japonés Naoki Sakai comenta sobre el occidental como una ideología diciendo, “A diferencia de los otros nombres asociados con las peculiaridades geográficas, también implica el rechazo de su autolimitación o particularista determinación… en corto, el occidental debe representar el momento de lo universal, que subsume lo particular.”​[3] El imperialismo fronterizo trabaja para extender y externalizar la universalización de las formaciones de las sociedades occidentales más allá de sus propias fronteras a través del colonialismo de asentamiento y las ocupaciones militares, también por la globalización del capitalismo al imponer acuerdos financieros y explotando a los seres humanos y los recursos naturales. Al mismo tiempo, el refuerzo de las fronteras físicas y psicológicas contra los cuerpos racializados es un instrumento fundamental para mantener la santidad y el mito de la superioridad de la civilización occidental. El Despojo y las Fronteras Aseguradas Las mariposas siempre han tenido alas; las personas siempre han tenido piernas. Mientras que la historia está marcada por la hibridez de las sociedades humanas y el deseo por el movimiento, la realidad de la mayoría de la migración de hoy en día revela las relaciones desiguales entre les riques y les pobres, entre el Norte y el Sur, entre la blancura y los demás. Cómo observa la red Frassanito, “Hablar sobre la autonomía de la migración no significa eliminar del centro de los debates políticos los mecanismos de dominación y explotación que determinan la vida de les inmigrantes.​[4] La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y las Naciones Unidas (UN) estiman que hay un billón de migrantes alrededor del mundo, 740 millones quienes son trabajadores migratorios dentro o fuera de sus países.​[5] Según las cifras publicadas por El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, hay 43.7 millones de desplazades forzoses en el mundo, incluyendo 27.5 millones de personas que están desplazades internamente dentro de sus propios países.​[6] La mitad de les refugiades del mundo son mujeres, y aproximadamente 45% de las personas desplazadas forzosamente tienen menos de 18 años.​[7] El primer procedimiento en el imperialismo fronterizo son los desplazamientos a causa de las extracciones obligatorias del capitalismo y el colonialismo, y simultáneamente la fortificación de la frontera -- frecuentemente por esos mismos poderes occidentales que son cómplices en estos desplazamientos -- que hacen la migración de las personas desplazadas tan peligrosa. Los desplazamientos de gran escala y las condiciones precarias en cual les migrantes son lanzades no son coincidentes, sino más bien fundamental para la estructuración del imperialismo fronterizo. propiedad privada, la producción con fines de lucro, el trabajo asalariado y la propiedad privada sobre los medios de producción y distribución. En Inglaterra, durante la revolución industrial a finales del siglo XVIII, les campesines fueron desplazades de sus tierras de cultivo y forzades a migrar a ciudades y trabajar sueldos inadecuados en industrias privadas. La globalización neoliberal capitalista, la formación actual del capitalismo, intensifica estos procesos de desplazamiento y empobrecimiento Una característica central del neoliberalismo es la creciente movilidad del capital a través de las fronteras. La movilidad del capital es ayudada por la naturaleza multinacional de las empresas, que desafían y evaden las normativas laborales y fiscales a través de la subcontratación, la externalización y los sistemas bancarios transnacionales. Los regímenes económicos mundiales como los acuerdos comerciales multilaterales y los programas de ajuste estructural también facilitan la movilidad del capital al imponer medidas tales como la privatización recortes de austeridad y servicios sociales de usuario paga. Cuando garantizan el flujo de capital, el neoliberalismo simultáneamente garantiza la flexibilidad laboral. El trabajo asalariado es cada vez más sinónimo con la flexibilización laboral, que requiere la creación de un grupo de trabajadores precarios. El labor precario es caracterizado por sueldos bajos, inseguridad en la continuación del trabajo y la falta de protección incluso para las regulaciones de labor mínima. La labor casual, de medio tiempo y bajo contrato --- los cuales han sido llamados como la “walmartización” de labor -- son estratificados cada vez y alejados de las formas de empleo más seguras y formales, y en vez son estratificados hacia la servidumbre contratada y trabajos de maquiladora. La precariedad de la organización laboral y social son ligados y cíclicos: el capitalismo requiere trabajadores explotables y precarios para facilitar la acumulación capitalista, y crea esas vidas precarias a través de las jerarquías de agresiones sistemáticas junto con su extracción del labor y la tierra. Como se explica más adelante en este capítulo, una característica fundamental del imperialismo fronterizo dentro del neoliberalismo es poder facilitar el flujo de capital a través de las fronteras y que también asegura la flexibilidad laboral al legalizar la fuerza de trabajo ilegal de migrantes. Los análisis del capitalismo generalmente han ignorado el papel central de la tierra y la colonización de las sociedades indígenas durante el desarrollo del capitalismo. En la teoría de la acumulación primitiva por Karl Marx, los modos de producción capitalista requieren explícitamente la conquista, la esclavitud y el desplazamiento de comunidades de sus tierras. Glen Coulthard, un escolar indígena, dice que el colonialismo “abrió forzosamente lo que antes eran colectivos de propiedades y recursos para la privatización (desplazamiento), que, con el tiempo, llegó a producir una ‘clase’ de trabajadores obligados a entrar una ámbito laboral explotador para su sobrevivencia (proletización).​[23] Los intereses coloniales y capitalistas continúan a expropiar las tierras indígenas, desplazando las naciones indígenas de sus bases territoriales y medios de vida, particularmente entre pero no limitado a los estados coloniales. Dentro de Canadá ha habido un empuje reciente para convertir terrenos reservados de propiedad comunal -- lo cual los capitalistas se refieren a esto como “capital muerto” --en honorarios simples de propiedad privada.​[24] Esta privatización de las tierras indígenas aseguraría tanto los intereses del estado colonial en la extinción del título aborigen, e intereses capitalista-corporativo extraer y mercantilizar los recursos naturales. Dicho análisis revela la conexión crítica entre el estado occidental y el capitalismo, con el estado sirviendo como instrumento fundamental para acumular el capital. A diferencia de lo que sugieren algunos analistas en que la jurisdicción del estado occidental se está hundiendo bajo el poder de las corporaciones multinacionales, me atrevería a decir que el estado no se está demorando bajo la globalización transnacional capitalista. El estado, junto con sus formas de gobernanza que incluye el imperialismo fronterizo, está evolucionando para continuar a satisfacer las necesidades de la expansión capitalista por medio de medios flexibles de la gobernanza y acumulación. El estado mantiene una infraestructura económica para el flujo capital, incluyendo el mercado de valores, las normativas fiscales y los sistemas bancarios. El estado también crea los marcos políticos y jurídicos que protegen la propiedad privada, permite el reconocimiento de las corporaciones como entidades jurídicas, sanciona la extracción y mercantilización de los recursos naturales, y garantiza el apoyo para disciplinar la fuerza laboral. El analista financiero Mike Konczal describe esto sucintamente: “Cuando el estado interviene en el funcionamiento de los mercados, no lo hace para rectificar las injusticias, pero para seguir creando y manteniendo el rigor de la propia economía.”​[25] Por lo tanto, el estado occidental puede ser caracterizado por la organización, facilitación y, en muchos instantes, el reforzamiento del capitalismo. Por ejemplo, la economía canadiense se basa principalmente en la expropiación de los recursos naturales internos, mientras que el nexo corporativo--estatal también se beneficia de los proyectos capitalistas de desarrollo que son impuestos globalmente. Las corporaciones mineras de Canadá, que representan 75 por ciento de las empresas mineras y prospección del mundo, son protegidas y habilitadas por el estado canadiense en Asia, África, Latinoamérica y el Caribe, a pesar de haber sido responsables por, y en algunos casos acusados de, la destrucción del medio ambiente, violaciones de los derechos humanos y laborales y el desplazamiento forzado de las comunidades aledañas​[26]​. Asimismo, las corporaciones multinacionales son bienvenidas por el gobierno canadiense para explotar y explorar las arenas de alquitrán, el proyecto industrial más destructivo para el medio ambiente del mundo que impacta desproporcionadamente las naciones indígenas. En un documento remitido a las Naciones Unidas, la Alianza Indigna De Yinka Deñé escribe, “El gobierno canadiense ha indicado que está contemplando ejecutar un proyecto que violaría nuestros titulo aboriginal y nuestros derechos… Es bastante obvio que el gobierno canadiense ya ha tomado una decisión para concretar este proyecto independientemente de los graves efectos adversos hacia los pueblos y tierras indígenas y sin su consentimiento libre e informado.”​[27] En los estados pobladores-coloniales como Canadá y los Estados Unidos, la invasión de las tierras indígenas se ve agravada por los intentos de genocidio para subyugar la gobernanza indígena y asimilar las culturas indígenas. Jennifer Nez Denetdale, una investigadora indígena de la tribu Diñé, nota como las mujeres indígenas han sido intencionalmente atacadas. “La violación y prostitución de las mujeres indígenas” según ella, fue “integral para la conquista colonial” así como “la imposición de la formación del estado moderno.”​[28] Estas aniquilaciones de las sociedades indígenas es justificada a través de discursos racistas y civilizatorias, tal como la doctrina del descubrimiento y ​terra nullius, ​que sostienen los derechos políticos y jurídicos de los poderes coloniales para conquistar tierras indígenas que supuestamente son terrenos áridos. Del mundo entero, las comunidades indígenas están en la vanguardia de la resistencia del desplazamiento mientras se enfrentan a la peor parte del desplazamiento, particularmente de las zonas rurales a los centros urbanos. La privatización privada y neoliberalismo de la agricultura de la subsistencia ha resultado en la pérdida de terrenos rurales para millones alrededor de Asia, África y Latinoamérica. Estos desplazamientos traen un gran número de gente a los centros de capital para poder sobrevivir. Obligados a soportar la pobreza extrema y estigmatización, las personas desplazadas componen la masa en barrios marginales urbanos y vecindades de bajos ingresos. Las cifras de las Naciones Unidas revelan que, en el 2005, había más de un billón de habitantes de barrios marginales a través del mundo.​[29] Las mujeres son sobrerrepresentadas en estas cifras, son obligadas a entrar a la economía informal del comercio sexual, trabajo doméstico y ventas ambulantes. Esto es lo que el imperialismo fronterizo, integrados con el colonialismo y capitalismo, engendra. Las Islas Canarias, frente a la costa de Marruecos, son convergencia crítica del desplazamiento colonial, el trabajo forzado, la circulación capitalista y la seguridad fronteriza dentro del imperialismo fronterizo. España colonizó los guanches, indígenas de las islas canarias, en los siglos XV y XVI, e impusieron una economía de plantación que utilizaba el trabajo forzado para producir la caña de azúcar y cochinilla como cultivos comerciales. Hoy en día, como las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea, estas islas son una importante puerta de entrada a Europa para les migrantes africanes. Les migrantes de las regiones occidentales de África -- nacidos de un legado de esclavitud, las guerras civiles que son aportados por los intereses geopolíticos occidentales, y el reparto colonial de África -- huyen hacia las islas canarias cada ano en decenas de miles. Esta ruta migratoria es una de las más peligrosas y fuertemente patrulladas del mundo, y según un funcionario español, se estima que 40 por ciento de aquelles que intentan este viaje migratorio mueren en la ruta.​[30] De acuerdo con cifras conservadoras citadas por la Cruz Roja, aproximadamente mil quinientos migrantes murieron al intentar llegar a las Islas Canarias en sólo un periodo de cinco meses en el 2005.​[31] La seguridad fronteriza no opera en un sitio fijado, sino en estructuras y tecnologías de poder a través de la geografía. En las Islas Canarias y en todo Europa, la frontera es empujada hacia el exterior para asegurar una frontera externa alrededor lo que se llama ‘la Fortaleza Europea.” Creada en 2004, Frontex es una agencia regulatoria de la Unión Europea encargada de la seguridad integrada de las fronteras y la fortificación de la frontera externa de la Unión Europea. Como lo señaló el filósofo marxista, Étienne Balibar, “Las fronteras están vacilando… ya no están en la frontera,” y las medidas de seguridad, incluyendo aeronaves militares, trabajan offshore, es decir en el extranjeo, para desalentar a les migrantes que quieren irse de África.​[32] Por lo tanto, el imperialismo fronterizo excluye a les migrantes a través de la difusión de la jurisdicción del estado más allá de sus fronteras territoriales. La organización europea, United for Intercultural Action, ha documentado la muerte de 16,264 refugiados en Europa, la mayoría ahogados en el mar y asfixiados en el interior de un contenedor.​[33] Como las muertes migrantes en la frontera de México-Estados Unidos, este número representa el rostro humano de las políticas de la militarización fronteriza a medida de que las personas se ven obligados a buscar rutas más clandestinas y peligrosas. la seguridad nacional” o que mi libertad constituye un ‘riesgo para la seguridad pública.’ Sin embargo, he soportado el trauma psicológico del confinamiento y el sufrimiento emocional y la ansiedad por estar separado de mi hijo, quien desde entonces ha sido concedido asilo en Canadá.”​[46] Los centros de detención migratoria son parte de la ampliación del sistema penitenciario. En los Estados Unidos, les migrantes indocumentades constituyen una de las poblaciones penitenciarias de mayor crecimiento con más de doscientos centros de detención, lo que representa un aumento de 85 por ciento en espacios de detención, y aproximadamente tres millones de detenciones desde el 2003.​[47] Las mujeres migrantes detenidas en los Estados Unidos reportan abusos constantes por guardias varones incluso la práctica de encadenar las detenidas embarazadas.​[48] La deslocalización de los centros de detención a islas remotas en Australia y la condenación internacional de la obligatoria-detención-primero-política ha resultado en un promedio de tres incidentes de intenciones de autolesiones por día, así como huelgas de hambre y motines carcelarios.​[49] Organizaciones legales y grupos de refugiados han llamado a esta grave situación de seis mil detenides en centros de detención en Australia una “emergencia nacional.”​[50] Canadá detienen aproximadamente nueve a quince mil migrantes cada año, más de un tercio de quienes han sido detenides en prisiones provinciales.​[51] Una nueva ley canadiense ha introducido detenciones obligatorias de muchos refugiades incluso a los niñes mayores de 16 años. En Canadá, las mujeres migrantes en detención reportan haber sido negadas servicios básicos como el acceso a servicios de traducción que son presentados a los hombres. A algunas millas de distancia, Israel está construyendo el centro de tenencia más grande del mundo. Con una capacidad de ocho mil personas, este centro de detención está dirigido al encarcelamiento de los solicitantes de asilo eritreos, sudaneses, y otres africanes que son considerades infiltrades en la reciente modificación de la Ley de prevención de la infiltración de 1954. Por “amenazar con cambiar el carácter del estado,” les refugiados pueden ser detenides sin juicio por un periodo de tres años, e incluso podrían ser detenides indefinidamente.​[52] Como parte de la lógica sionista para mantener Israel como un lugar de exclusivamente para judíos, esta ley fue pensado originalmente para encarcelar les refugiades palestines que estaban regresando a sus hogares después del Al-Nakba de 1948. Entonces, al mismo tiempo esta ley criminaliza a les palestines que desafían el desplazamiento y la ocupación ilegal de sus territorios patrios mediante la afirmación de su regreso, así como les refugiades africanes que huyen el imperialismo occidental y la pobreza estructural. Al trazar los vínculos entre estas formas paralelas de la expulsión y exclusión, el comentador palestino Ali Abunimah, observa sobre la segregación israelí, “Les palestines y africanes son una ‘amenaza’ simplemente porque viven, respiran.”​[53] El objetivo sistemático del imperialismo fronterizo ilumina como las prácticas estatales de la detención de migrantes genera enormes beneficios empresariales. A pocas semanas después del 9/11, Steve Logan, el director ejecutivo de la ex-empresa encarcelaron Cornell Corporations, que ahora es propiedad de GEO Groups, les dijo a los analistas de valores, “Está claro que, desde el 11 de septiembre, hay un mayor enfoque sobre la detención, tanto en las fronteras y en los EE. UU… lo que estamos viendo es un mayor escrutinio sobre asegurando las fronteras… más gente va a conseguir ser atrapada. Entonces, yo diría que eso es positivo.”​[54] Compañías que operan prisiones y centros de detención privados han hecho más de 5 billones de dólares en ganancias anuales combinados en los Estados Unidos en la última década. Según Detención Watch Center, cinco corporaciones de prisiones que tienen contratos con la Oficina de Inmigración y Aduanas de EE.UU han invertido veinte millones de dólares en actividades de cabildeo.​[55] La polémica ley antiinmigrante de Arizona SB 1070, que legaliza la discriminación racial basada en “la sospecha de ser un inmigrante ilegal,” se redactó durante una reunión entre legisladores estatales y Corrections Corporation of America, la corporación de prisión privada más grande de los Estados Unidos.​[56] Esto es parte de lo que Naomi Klein llama, “un estado de seguridad privada, tanto en casa y en el extranjero,” al describir cómo la guerra contra el terrorismo ha maximizada la rentebinilidad para los mercados de valores.​[57] En este mercado lucrativo de la detención de les migrantes y la aseguración de la frontera, el valor de las exportaciones israelíes en las tecnologías de seguridad casi se ha cuadruplicado.​[58] Un ejemplo notable es el contrato sobre el muro fronterizo entre los Estados Unidos y México al ir a un consorcio de compañías incluyendo Elbit. Uno de los fabricantes de productos electrónicos de defensa más grande del mundo y el primer fabricante de armas para Israel, Elbit también tiene un contrato para la detección electrónica a lo largo del muro ilegal de segregación en Palestina.​[59] La aseguración estatal de las fronteras y las ganancias empresarias sobre las detenciones de migrantes son las prácticas de las democracias imperialistas, lo cual la teórica poscolonial feminista Chandra Talpade Mohanty describe cómo esas prácticas que son sostenidas por “militarizados y asegurados estados nacionales,” donde ‘la militarización de las cultura está vinculada a los valores capitalistas neoliberal.​[60] De nuevo, el estado y el capitalismo están en alianza mutual: la criminalización estatal de les migrantes sirve como base a las ganancias capitalistas en el mercado de valores. El narrativo de “ser duro con les ilegales,” que justifica el aumento de patrullas fronterizas, la armanza de los guardas fronterizos, y los programas vigilantes como “los Minutemen” en los Estados Unidos o las líneas de deportaciones en Canadá, no es nuevo ni único. Tal narrativas y prácticas materiales están relacionadas con aquellas quienes las precedieron, incluso la narrativa de “ser duro con el crimen” que desplegó en los 1980s, y la más reciente retórica de “ser duro contra el terrorismo.” Estos discursos han justificado la sobrevigilancia y sobrepoblación penal de la gente Indígena, Negre, les trabajadores sexuales, la gente sin hogar, les musulmanes, y les migrantes de color. El encarcelamiento de las mujeres, lo cual pasó casi desapercibido, ha aumentado drásticamente durante las últimas dos décadas. Como el carcelero más grande del mundo, los Estados Unidos, con tan solo 6 por ciento de la población mundial pero 35 por ciento de la población encarcelada mundial, ha aumentado el índice de mujeres encarceladas por 832 por ciento por más de tres décadas.​[61] La tasa de mujeres Negres encarceladas en los Estados Unidos ha crecido 828 por ciento en el curso de cinco años, y ahora las mujeres Negres constituyen la mitad de la población carcelaria femenina.​[62] En el oeste de Australia, el número de mujeres encarceladas duplicó entre los años 1995 y 2001, donde las mujeres indígenas representan 54 por ciento de la población carcelaria femenina pero sólo representa 2 por ciento de la población estatal.​[63] En Canadá, la representación carcelaria de las mujeres indígenas ha crecido por casi 90 por ciento durante la última década y ha sido declarada “una verdadera crisis.”​[64] A pesar de haber sido informado por diferentes lógicas, la encarcelación de todes estes “indeseables” es interrelacionado. Los centros de detención, las prisiones, los centros de torturas secretas, los centros de detención juvenil, y los centros de interrogación son parte del complejo industrial penitenciario. Como señala la ex prisionera política y abolicionista Angela Davis, La indigencia, el desempleo, la drogadicción, la enfermedad mental, y el analfabetismo son solo uno de pocos de los problemas que se desaparecen de la vista pública cuando los humanos que se enfrentan con elles están relegades a las jaulas… Teniendo en cuenta las similaridades estructurales de los eslabonamientos negocios-gobiernos en los ámbitos de la producción militar y el castigo público, la ampliación del sistema penal ahora puede ser caracterizado como un “complejo industria penitenciaria.”​[65] Foucault explica la expansión de las prisiones como la autoperpetuación del poder: la constante creación de las prisiones para que el estado pueda seguir ejercitando el poder obligatorio y disciplinario. Él describe esto como la red carcelaria, una red inescapable y una red internalizada de “discursos y arquitectos, regulaciones comerciales y proposiciones científicas, efectos sociales reales y utopías invencibles, programas para corregir a les delincuentes y los mecanismos que fortalecen la delincuencia.”​[66] La construcción sobre les ilegales entre el imperialismo fronterizo es parte de una lógica que construye desviantes para mantener el poder estatal, las ganancias excesivas del capitalismo, y las jerarquías sociales. Dentro de las narrativas ordinarias, les criminales nunca son imaginades como polítiques, bancaries, criminales corporatives, o criminales de guerra, pero viven como gente racializada viviendo en la pobreza. La palabra criminal resulta ser sinónimo con los estereotipos deshumanizantes sobre les guetes, les beneficiaries de asistencia social, les drogadictes, les trabajadores sexuales y les jóvenes pandilleres. Del mismo modo, el término ‘ilegales’ es imaginado como referente a les migrantes pobres de color, aunque frecuentemente, muchos turistas blanques permanecen en el país ilegalmente después de expirar sus visas. Cómo Davis escribe, “En pocas palabras y sin importar quién o quién no ha cometido un crimen o una pena, pueden ser vistos más como una consecuencia de la vigilancia racializada.”​[67] En Norteamérica, podemos ver los innumerables homicidios de los hombres Indígenas y Negres a manos de la policía, como Dudley George y Oscar Grant, y también la más reciente detención ilegal de más de ochocientos hombres y niños Musulmanes en la Bahía de Guantánamo para así poder entender cómo estos cuerpos son disciplinados y vistos como “sospechosos” mucho antes de un supuesto delito ha sido cometido. Por lo tanto, el control social y la criminación que declina la red carcelaria y que desaparece a les indeseables es frecuentemente invisible, y al mismo tiempo arraigado a la creencia colonialista y racista, que el encarcelamiento es una respuesta legítima para las Las ansiedades sobre desacreditar la normativa heteropatriarcal y la blancura del estado están vinculadas con las justificaciones racistas de la violencia del imperialismo global económico y militar y la violencia del colonialismo local. La negación y violación racista sobre la autodeterminación indígena es parte del proyecto colonial para, por otra parte, aniquilar las comunidades indígenas a través de la violencia y, por otra parte, asimilarlos a través de los internados, las escuelas residenciales, y el control legislativo. En Canadá, hasta 1985, las mujeres indígenas que se casaban con hombres no indígena eran totalmente despojadas de su estatus legal como “indígenas’ y perdían todos sus derechos correspondientes, tal como los derechos a vivir en la reserva, heredar los territorios familiares, y ser enterrado en tierra reservada. Como señala la erudita indígena Bonita Lawrence sobre tal política racializada y engendrada sobre el control de la población, “Para ser reconocido federalmente como indígena en Canadá o en los Estados Unidos, un Indígena debe cumplir con unas condiciones distintas de regulaciones gubernamentales.”​[77] Además de sancionar tal violencia estatal y social en sus fronteras, el racismo justifica las guerras imperialistas en el extranjero que matan, torturan, y desplazan millones de mujeres, niñez y hombres. La teórica Gargi Bhattacharyya alega que el discurso sobre el imperio racializado “permite la crueldad y masacre de las aventuras imperialistas -- porque estas personas no son como nosotres, no son gente, y su alteridad demuestra que son menos dignes, peligroses y deben ser contenides por cualquier medio posible.”​[78] La lógica del racismo e inferioridad que conduce las guerras imperiales del occidental está vinculado a la lógica del racismo y exclusión en el oeste. Entonces, la racialización que anchilla la identidad nacional y la construcción del estado vuelve al punto de partida a través de un análisis de un imperio global y racializado y el imperialismo fronterizo. La Precariedad del Labor La cuarta y última estructura del imperialismo fronterizo es la explotación de la labor de les migrantes por intereses capitalistas. Mientras que muchos trabajadores de color generalmente ladean con el desempleo, bajos sueldos, y horas largas, les trabajadores sin ciudadanía legal constituyen una distinta categoría del labor en relación con el imperialismo fronterizo -- lo cual el autor Justin Akers Chacón describe como “ el desplazamiento acompañando por la privación de derechos y la segregación interna en los países anfitriones.”​[79] Les trabajadores sin ciudadanía legal incluye a les indocumentades, así como a les trabajadores migrantes temporales. Esta sección se enfoca en les trabajadores indocumentades y les trabajadores migrantes para llamar la atención sobre la constelación del capitalismo neoliberal globalizado, las jerarquías racializadas de la ciudadanía y la construcción estatal dentro del imperialismo fronterizo. La Organización Internacional del Trabajo estima que hay ochenta y seis millones de trabajadores migrantes en todo el mundo.​[80] Para resaltar un patrón migratorio, les trabajadores migrantes son reclutados de áreas rurales en el sur el sudeste de Asia para trabajar en empleos de bajos salarios en la industria petrolera, el ámbito doméstico e industria de construcción en los estados del Consejo de Cooperación del Golfo (Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos). Les trabajadores migrantes representan casi el 40 por ciento de la población total en estos países, y en algunos países representan hasta el 90 por ciento de la población total.​[81] A rara vez, estos trabajadores se le otorga la ciudadanía a pesar de décadas de residencia. Además, se ven obligados a vivir en campos de trabajo; enfrentar abusos de rutina, incluso el robo de salarios y, en particular para les trabajadores doméstiques, la violencia sexual; y de manera desproporcionada, enfrentan condenas de muerte en países, como Arabia Saudita, que practican la pena de muerte. Sus condiciones laborales son frecuentemente fatales. En los Emiratos Árabes Unidos, aproximadamente novecientos trabajadores migrantes de la construcción murieron en 2004.​[82]​ Sahinal Monir, un trabajador inmigrante de Bangladesh en Dubái le dijo al periodista Johann Hari, Para llegar aquí, te dicen que Dubái es el paraíso. Entonces llegas aquí y te das cuenta de que es el infierno... Tienes que transportar ladrillos de 50 kg y bloques de cemento en el peor calor imaginable… Te sientes mareado y enfermo, pero no te permiten descansar, excepto durante una hora por la tarde. Sabes que si dejas caer algo o si te resbalas, podrías morir. Si te tomas un tiempo libre por enfermedad, te reducen el salario... Nadie muestra su enfado. No puedes. Te ponen en la cárcel por un largo tiempo y luego te deportan.​[83] Su experiencia es representativa de la precariedad de les trabajadores migrantes dentro del imperialismo fronterizo: las personas empobrecidas son obligadas a migrar a los centros del capital para sobrevivir y terminan soportando condiciones horribles de trabajo y vida, las cuales son apoyadas, y en muchos casos facilitadas, por el estado. En Canadá y los Estados Unidos, les trabajadores migrantes son asociades con los programas infames como el programa Bracero de los Estados Unidos de las décadas de 1940 a 1960, el programa actual de visas H-2A para les trabajadores agrícolas en los Estados Unidos y el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales de Canadá. El trabajo de estos trabajadores migrantes ha asegurado miles de millones de dólares en ganancias para la agroindustria y es un importante subsidio para la economía. Les trabajadores migrantes temporales obtienen visas estatales por un período corto para trabajar para un empleado específico. La naturaleza de estos programas de trabajadores migrantes, que vinculan a les trabajadores con sus empleadores, ha sido descrita por les trabajadores como una forma de esclavitud moderna. Les trabajadores reciben salarios bajos (normalmente menos de lo mínimo) y sin pago de horas extras. Elles trabajan largas horas en condiciones peligrosas, con frecuencia dejan atrás a sus familias, y regularmente permanecen cautivos por sus empleadores o contratistas que confiscan sus documentos de identificación.​[84] A diferencia de les trabajadores migrantes temporales que llegan con visas presionadas estatales por los empleadores, les trabajadores indocumentades no tienen autorización legal para residir o trabajar en el país y, por lo tanto, no tienen un recurso legal (teórico) frente a la violencia y la explotación. Les migrantes, y a menudo sus hijos, como los DREAMERS en los Estados Unidos, son indocumentades porque cruzaron la frontera de manera irregular, fallaron una solicitud de asilo o sus visas se expiraron. Se estima que hay medio millón de indocumentades en Canadá y once millones de indocumentades en los Estados Unidos.​[85] Muchos han trabajado, estudiado, vivido y construido una comunidad en Canadá y Estados Unidos durante generaciones. A pesar de las diferencias en los dos regímenes legales, una característica definitoria de ambos es la falta de un estatus legal pleno y permanente. Esta carencia es exactamente lo que hace que la vida de les trabajadores migrantes e indocumentades sea insegura y precaria. Viven aislados con un acceso mínimo a los servicios sociales básicos, a pesar de pagarlos a través de sus impuestos, y son extremadamente vulnerables al abuso de los empleadores, ya que cualquier afirmación de sus derechos laborales puede llevarlos a la deportación por parte del estado. Como académica Nandita Sharma alega que, “La organización social de aquelles clasificades como no inmigrantes trabaja para legitimar la diferencia de los derechos y las prerrogativas a través de líneas de ciudadanía al legalizar la contratación de personas clasificadas como migrantes trabajadores… Su vulnerabilidad se encuentra en el corazón del proceso de acumulación flexible.”​[86]​ En otras palabras, la negación estatal para la ciudadanía legal de estos migrantes asegura el control legal sobre la disposición de les trabajadores, que a su vez incorpora la explotación de su trabajo. A pesar de la retórica contra la exclusión de les migrantes, no le conviene al estado ni a la capital cerrar la frontera a todes les migrantes. El activista y académico David McNally observa que “no es que las empresas globales no quieran el trabajo inmigrante al Occidente. Simplemente quiere este trabajo en sus propios términos: asustado, oprimido, vulnerable.”​[87] En consecuencia, la violencia ejercida sobre aquellos cuerpos que han sido desplazados por la política exterior y comercial imperialista y capitalista se habilita aún más a través de la creación deliberada de inmigrantes y les trabajadores indocumentades como perpetuamente desplazades por las políticas laborales y de inmigración coloniales y capitalistas. Los procesos estatales de ilegalización de les trabajadores migrantes e indocumentades, a través de la negación del pleno estatus legal que impone una condición de precariedad permanente, legalizan efectivamente el comercio de sus cuerpos y trabajo por el capital nacional. Esto refuerza la afirmación anterior de que el estado está desarrollando sus estructuras para proteger el capitalismo transnacional neoliberal. El impulso del capitalismo para maximizar las ganancias requiere una búsqueda constante de trabajos baratos y mecanismos efectivos para controlar a les trabajadores. El historiador Harold Trooper señala que la negación de la ciudadanía legal a les trabajadores migrantes temporales e indocumentades permite que los estados acumulen capital nacional a través de la "recolección del trabajo extraterritorial" para competir en el mercado global.​[88] ​ Los teóricos Carlos Fernández, Meredith Gill, Imre Szeman y Jessica Whyte escriben: “Sin la frontera, no habría zonas diferenciadas de trabajo, no habría espacios para obtener capital excedente mediante el vertido de la sobreproducción, no habría forma de patrullar poblaciones hoscas que podrían querer resistir la proletarización, no hay válvula de liberación para el acceso especulativo,”​[89]​ Les migrantes trabajadores indocumentades son, por tanto, la otra cara de la transnacional subcontratación, que en sí misma requiere del imperialismo fronterizo y el imperio racializado para crear zonas diferenciadas de trabajo. Estos trabajadores representan el trabajo ideal, particularmente en la era reciente de austeridad: mercantilizados y explotables; flexible y rentable.
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