¡Descarga Reflexiones sobre la pandemia y más Apuntes en PDF de Politica Social solo en Docsity! Entre el hambre y la enfermedad: Reflexiones sobre el impacto de la pandemia Por: Marcelo Agustín Mejía Chávez El filósofo Michel Foucault, en el curso dictado durante el ciclo 1978-1979, en el Collége de France, recupera el concepto biopolítica, definiéndolo como el poder que el Estado ejerce sobre la vida del individuo en las relaciones sociales. Este concepto se ha vuelto fundamental para comprender la formación –casi imperceptible– de relaciones del poder que ejerce el Estado en la vida de sus gobernados. En otras palabras, corresponde al análisis de la transformación del aparato de gubernamentalidad en la sociedad moderna. La actualidad de este concepto hoy vuelve a interpelar a la sociedad. La pandemia no solo ha demostrado la crisis en el orden político y lo obsoleto de las estructuras implementadas para la gobernabilidad, sino que, además, ha develado la crisis moral que atañe a estas estructuras. Las noticias sobre los casos de corrupción en nuestro país no dejan de ser parte de la cotidianidad. A causa de esta debacle moral, la población ecuatoriana se ha visto asolada por el hambre, la miseria y la muerte. La realidad actual nos ha mostrado dos rostros que, por su latencia, no nos son ajenos. Por un lado, no es extraño que, al transitar por las calles de la ciudad, seamos testigos de escenas capaces de interpelar a la sensibilidad: hombres y mujeres de todas las edades salen a diario a buscar el sustento para, junto con sus familias, sobrevivir un día más. Por otro lado, el gobierno ha cedido la vida de sus ciudadanos a cambio de las migajas de la mesa de los organismos multilaterales y de los grupos de poder. No son ajenas a nosotros cuestiones tales como la venta de contratos en el sistema de salud pública, las reformas legislativas que han perjudicado a miles de trabajadores, la aprobación del uso indiscriminado de la fuerza –bajo la premisa de mantener el control social–. Tampoco, el colapso del sistema sanitario, la falta de pagos a maestros, médicos, servidores públicos y jubilados, y el crecimiento indiscriminado del desempleo, la pobreza y las tasas de contagio y muerte provocadas por la pandemia. Sin embargo, atribuir la culpa de la actual coyuntura a esta enfermedad, carece de sentido. La pandemia tan solo ha revelado la miseria del aparato gubernamental que controla nuestras vidas. La Declaración de los Derechos Humanos de 1948, garantiza la invulnerabilidad de principios fundamentales como el acceso a la vida, a la salud, al empleo digno, a la seguridad, entre otros. Sin embargo, las fatídicas estrategias del gobierno actual han condenado al olvido a estos principios. La biopolítica, el control que ejerce el Estado sobre sus ciudadanos, se ha transformado en necropolítica, en políticas de muerte. Sin el cambio de las actuales estructuras, estaremos condenados a, como diría García Márquez al recibir el Premio Nobel en 1982, vivir cien años de soledad. Sin embargo, como también diría el laureado colombiano, “no es demasiado tarde para emprender la creación de
