Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

RELACIONES INTERGRUPALES, Apuntes de Psicología Social

Asignatura: Psicología Social, Profesor: Tomás Gómez, Carrera: Psicología, Universidad: US

Tipo: Apuntes

2014/2015
En oferta
30 Puntos
Discount

Oferta a tiempo limitado


Subido el 24/02/2015

burbujita44
burbujita44 🇪🇸

4

(62)

34 documentos

1 / 32

Toggle sidebar
Discount

En oferta

Documentos relacionados


Vista previa parcial del texto

¡Descarga RELACIONES INTERGRUPALES y más Apuntes en PDF de Psicología Social solo en Docsity! TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 1 1. INTRODUCCIÓN Las relaciones intergrupales, es decir, aquellas que se establecen entre individuos o grupos en su conjunto en función de las pertenencias e identificación con esos grupos, tal como las define Sherif (1967), tienen, por lo general, una gran visibilidad ya que muy a menudo son objeto de interés por parte de los medios de comunicación. A veces, los discursos de los políticos son un claro ejemplo del uso estratégico de las categorías sociales y de la identificación con ellas para lograr la influencia, al delimitar quiénes están dentro y fuera de las categorías sociales valoradas, quienes forman parte del propio grupo o del exogrupo (Reicher, Hopkins y Condor, 1997). Ejemplos: − Cuando se da una definición restrictiva de quienes son los auténticos vascos, que lleva aparejada la definición de a quienes no se puede considerar miembros de esa categoría − Cuando se trata de crear una categoría nueva, como sucedía en el discurso del «eje del mal» del presidente Bush tras los atentados del 11 de Septiembre, en el que se construía una categoría de diversos países como el exogrupo a combatir. Según Turner y Giles (1981) la conducta intergrupal puede situarse en el extremo más social del objeto de la psicología social por dos razones: 1. Porque se trata de una conducta influida en gran medida por el contexto macrosocial y que supone la convergencia de procesos societales (políticos económicos históricos y culturales) y procesos psicológicos. Ejemplo: las relaciones de los españoles con los inmigrantes marroquíes en los que es fácil reconocer la convergencia de esos procesos en los que intervienen la historia de la relación entre Marruecos y España en el pasado remoto y reciente, los intereses económicos, las diferencias culturales y las diferencias de estatus y poder entre ambos grupos dentro de la sociedad española, así como los procesos cognitivos, afectivos y motivacionales implicados. 2. Los comportamientos intergrupales ponen de manifiesto la sociabilidad humana en sus formas más extremas, que abarcan desde el altruismo heroico a la deshumanización más inconcebible, mostrando el potente efecto de los procesos intergrupales sobre el comportamiento individual. 2. PRINCIPALES ENFOQUES DE LAS RELACIONES INTERGRUPALES: DE LO INDIVIDUAL A LO COLECTIVO Cuando se enfocan los comportamientos asociados a las relaciones intergrupales, y en particular cuando se trata de explicar a qué obedecen los comportamientos extremos, parece que existen dos grandes tipos de explicaciones desde una perspectiva psicosocial: TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 2 − Aquellas que apelan a las diferencias entre individuos sobre la base de ciertas características, orientaciones o rasgos de personalidad, o incluso psicopatológicos, − Aquellas que enfocan directamente los procesos intergrupales. 2.1. LOS ENFOQUES INDIVIDUALES: DESARROLLOS RECIENTES Personalidad Autoritaria del grupo de Adorno y colaboradores. Estos autores parten de los postulados de la teoría psicoanalítica freudiana y establecen un nexo entre antisemitismo, etnocentrismo y prejuicio hacia diversos grupos y un tipo de personalidad, que refleja tendencias profundas (necesidades e impulsos) y que cristaliza a través de ciertas pautas de socialización, como la rigidez de las normas y la competición. La ideología del individuo autoritario, como configuración de creencias y actitudes sobre el hombre y la sociedad, responde en gran medida a esas bases psicológicas, de forma que por ejemplo, se supone que el prejuicio está asociado al conflicto intrapsíquico y que la agresión intergrupal es un desplazamiento de las pulsiones agresivas, fruto de las frustraciones sufridas y que han sido reprimidas durante largo tiempo. Autoritarismo de Derechas de Altemeyer (1988, 1998) El autoritarismo de derechas supone que existen diferencias entre individuos en cuanto a la tendencia a plegarse a los dictados de la autoridad, siendo los autoritarios los que creen en ella firmemente: • Acatan de manera total las normas que la autoridad apoya. • Se oponen a aquellos a los que la autoridad ataca. Las explicaciones acerca de las bases psicológicas de esta estructura de personalidad responden más a la teoría del aprendizaje social que a la teoría psicoanalítica. Esta personalidad se desarrolla en la adolescencia y se basa en el aprendizaje anterior de la obediencia, el convencionalismo y la agresión. Orientación de la Dominancia Social propuesta por Pratto y Sidanius y Colaboradores Se presta atención a relaciones jerárquicas entre grupos dentro de la estructura social y a la existencia dentro de la sociedad de ideologías que favorecen o tratan de reducir las desigualdades jerárquicas. Se supone la existencia de diferencias individuales en cuanto a la tendencia a legitimar las desigualdades y divisiones en la sociedad, a través de sustentar o no las creencias o mitos de apoyo de la existencia de una TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 5 - Propone que la percepción de que los recursos son escasos, lo que denominan «estrés de recursos», y la saliencia de un grupo potencialmente competitivo, lleva a la percepción de la competición, lo cual da lugar al intento de eliminarla. Este intento se traduce en denigrar, discriminar o evitar al exogrupo en cuestión. - Importancia de las denominadas creencias de suma cero en relación con el uso de los recursos por parte de inmigrantes y autóctonos. Dichas creencias consisten en pensar que los recursos que los inmigrantes obtienen se detraen de los que pueden recibir los miembros de la sociedad receptora. Una serie de investigaciones se han dirigido a poner a prueba el modelo. En los estudios en los que se manipulaba la percepción de competición por los recursos, a través de presentar un editorial sobre el éxito de inmigrantes en un clima económico difícil, frente a otro editorial en el que se trataba de los inmigrantes en general sin mencionar ese aspecto, se mostró que el primero suscitaba el aumento de las creencias de suma cero y producía actitudes más desfavorables hacia los inmigrantes. En otros estudios se mostró que las creencias de suma cero se asociaban a la Orientación de Dominancia Social, y que mediaban la influencia de esta última variable sobre las actitudes hacia los inmigrantes en mayor medida que el prejuicio étnico. Morales (2001) advierte que en relación con los inmigrantes se da un aumento de la percepción por parte de los autóctonos de que hay demasiados inmigrantes, lo cual se asocia a la pérdida de puestos de trabajo para los españoles, que vendría a ser un reflejo de estas creencias de suma cero. Por otra parte, cuando se asocia la presencia de los inmigrantes a consecuencias económicas positivas para los autóctonos, a través de una noticia que resalta este aspecto, se da una mejora de la opinión hacia la inmigración. 2.2.2. LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL Incluye dos teorías, la teoría de la Identidad Social y la teoría de la Autocategorización. Ambas ponen el énfasis en los procesos de identificación con el grupo, en la transformación de la psicología individual a la colectiva y en la idea de que las relaciones intergrupales surgen de la interacción entre procesos psicológicos y la realidad social. • Teoría de la identidad social: se centra en procesos intergrupales • Teoría de la autocategorización: amplía su ámbito para incluir la explicación de los procesos intragrupales de formación de grupo, cohesión, influencia, polarización, así como de los procesos de estereotipia. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 6 2.2.2.1. La Teoría de la identidad social El Paradigma del Grupo Mínimo (PGM) y el desarrollo de la teoría El desarrollo de esta teoría se produce fundamentalmente a partir de los resultados de investigación sobre los efectos de la categorización en la percepción de: 1. Estímulos físicos (Tajfel y Wilkes, 1963) 2. Sociales (Tajfel, Sheik y Gardner (1964) 3. De la categorización en grupos sobre el comportamiento de los individuos (Tajfel, Flament, Billig, y Bundy, 1971). La primera investigación se sitúa en el marco de los estudios del «New Look» acerca de la sobreestimación perceptiva de la magnitud física de los estímulos dotados de valor. En la investigación de Tajfel Y Wilkes se mostró que, cuando se juzgan unos estímulos en una dimensión física —por ejemplo si se trata de líneas, su longitud— si se sobreimpone a los estímulos unas categorías que guardan relación con la dimensión física —así las categorías A y B—, de forma que las líneas más largas entran en una categoría y las más cortas en la otra, se produce una acentuación del las diferencias entre categorías y una tendencia a aumentar las semejanzas dentro de cada categoría. El paso siguiente era aplicar esta investigación al dominio de la percepción social a través de comprobar los efectos de clasificar a los individuos en grupos sobre la percepción de esos individuos, la cual se refleja en el aumento de las semejanzas entre los individuos que aparecen como miembros del mismo grupo y de las diferencias entre los que aparecen como perteneciendo a distintos grupos. Esta investigación sirvió de base para la teoría de Tajfel sobre los estereotipos (1981) y para el análisis de los aspectos cognitivos del prejuicio, inaugurando así toda la línea de trabajo cognitivo sobre estereotipos que habría de desarrollarse a lo largo de los años 80 (Turner, 1996). La segunda línea de trabajo se enlazaba con la investigación encaminada a mostrar cuales eran las condiciones mínimas para que se produjera la discriminación intergrupal, y se centraba en ver si la mera clasificación de las personas en dos categorías ellos/nosotros era suficiente para desencadenarla. En un estudio anterior (Rabbie y Horwitz, 1969) en el que se trataba de comprobar los efectos de la interdependencia entre grupos sobre la discriminación, se había mostrado que la mera clasificación en grupos («grupo azul» y «grupo verde»), lo que suponía una interdependencia cercana a cero, no era suficiente para producir la discriminación entre el grupo propio y el exogrupo. Sólo el hecho de correr la misma suerte, lo que se daba en la condición de «destino común», en la que los miembros del grupo eran premiados o no sólo por pertenecer a un grupo, sí se producía la discriminación. La investigación de Tajfel y colaboradores (1971) proseguía esta línea de trabajo para lograr las condiciones mínimas capaces de producir la discriminación. Estas condiciones consistían en: TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 7 • La mera clasificación en grupos, sin que hubiera una historia previa de competición o conflicto de intereses entre ellos. • Sin que se diese interacción entre los individuos del grupo o entre los grupos. • La tarea consistía en llevar a cabo decisiones relativas a miembros de uno u otro grupo en condiciones de anonimato, conociendo únicamente la pertenecía grupal. • Excluía el interés propio de la persona que tomaba las decisiones, de forma que éstas no le reportaban ningún beneficio material. • Implicaba la posibilidad de contraponer y comparar la elección de estrategias que suponían dividir los recursos por igual entre los miembros de cada grupo, o de lograr el máximo beneficio para los integrantes de los dos grupos en conjunto, con las tendentes a favorecer a los miembros del propio grupo frente a los del exogrupo. • Se trataba de poner en juego respuestas que fueran importantes para los participantes. Todas estas características eran las que reunía la situación experimental que se denominó «Paradigma del Grupo Mínimo» (PGM), indicando que se daban las condiciones mínimas para que se produjera una conducta de grupo. Esta denominación se ha mantenido en la investigación posterior que utilizaba básicamente la clasificación en grupos como único elemento desencadenante de la conducta intergrupal. En el estudio de Tajfel y Cols. (1971) con escolares británicos se crearon dos grupos a través de un criterio trivial (supuestas preferencias por dos pintores extranjeros, Klee y Kandinsky); debían distribuir premios monetarios entre personas acerca de las cuales sólo conocían su pertenencia grupal, al grupo propio del participante que toma la decisión (endogrupo) o al otro grupo (exogrupo). Una de las características distintivas de este paradigma consistía en el empleo de un instrumento para la distribución de premios monetarios entre miembros anónimos del endogrupo y del exogrupo que se han venido denominando «matrices», que consisten en dos filas paralelas de números que se corresponden con los premios a distribuir, y el participante debe elegir simultáneamente las cantidades que otorgará al miembro del endogrupo y del exogrupo, de los que sólo conoce su pertenencia grupal pues son identificados con números. El participante debe rellenar un cuadernillo en cada una de cuyas páginas aparece una matriz y debe elegir las dos cantidades de una sola columna. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 10 inherente a la situación intergrupal. (Turner y Bourhis, 1996). Así pues, el hecho de que la mera categorización de los individuos en grupos distintos lleve a favorecer al propio grupo se explica de la siguiente manera (Fig. 4). Identidad social y factores sociales en la determinación del comportamiento intergrupal Para poder llevar a cabo el análisis de la identidad social en las sociedades estratificadas, la teoría se vale de tres elementos: la propuesta de un continuo de interacción social que se puede situar entre un polo intergrupal y un polo interpersonal; TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 11 la caracterización identidad social inadecuada y las estrategias para enfrentarse a ella y el análisis de la identidad social segura e insegura y las condiciones que las generan. 1) HIPÓTESIS DEL CONTINUO INTERPERSONAL-INTERGRUPAL: las características de la interacción dependerán del punto en que se sitúe. - En el polo interpersonal los individuos interactúan en función de sus características individuales y únicas. - Las conductas en el polo intergrupal se caracterizan por su uniformidad y por la tendencia a percibir a los miembros del exogrupo de una forma homogénea e indiferenciada. El que la interacción adopte una u otra forma refleja el que se haya puesto o no en juego la identidad social. A partir de aquí se abre la vía para la aplicación a contextos sociales reales. Se propone así que en paralelo a ese continuo se da otro continuo de sistemas de creencias sobre la naturaleza de las relaciones intergrupales, que se corresponde a los dos polos del continuo interpersonal- intergrupal. Ese segundo continuo, a su vez, depende de las características de la estructura social. Las creencias de movilidad social predominan en aquellas situaciones sociales en que los individuos perciben que hay posibilidad de cambiar y mejorar su posición social, seleccionando libremente un grupo que les confiera una identidad social positiva. Esta creencia prevalece en un sistema social en el que las fronteras de grupo son permeables y es posible pasar de un grupo a otro sin dificultad. Las creencias de cambio social se producen en aquellas situaciones en las que existe una dificultad en pasar de un grupo a otro, llegando en ocasiones a la impenetrabilidad total de esas fronteras de grupo, como en los sistemas de castas, por lo que la mejora de la identidad social conlleva el cambio de la posición del grupo en su conjunto. Ejemplo: en un determinado contexto la mujer puede aspirar a tener una identidad social positiva a través del esfuerzo personal por no existir barreras para acceder a los grupos de más alto status, como directiva de una empresa o ministra, en otros la mejora de la identidad social sólo se llevará a cabo a través de acciones colectivas. 2) IDENTIDAD SOCIAL INADECUADA: es la que se produce cuando las comparaciones entre el grupo al que se pertenece y otros grupos relevantes se saldan con resultados desfavorables para aquel, que no contribuye así a una identidad positiva para sus miembros. Ante esta situación se supone que el miembro de grupo tiene a su alcance distintas estrategias (Tajfel y Turner, 1979). TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 12 - Movilidad individual que consiste en que el individuo abandona el grupo e intenta pasar al grupo más valorado. Ello implica a veces ocultar, si ello es posible, su procedencia. - Creatividad social, lo cual implica alterar o redefinir los términos de la situación comparativa y puede consistir en compararse a través de una nueva dimensión de comparación, cambiar el exogrupo de comparación o cambiar los valores asociados a ciertos atributos. Ejemplo: la nueva valoración de la capacidad entender las relaciones interpersonales, generalmente atribuida a las mujeres, enuna mejora de la imagen de éstas como grupo. - Competición social consistente en superar al exogrupo en aquella dimensión en que este previamente superaba al propio grupo. Ejemplo: en el caso de la comparación entre hombres y mujeres en la que se suele valorar más positivamente a los hombres en la dimensión de competencia consistiría en que las mujeres superaran a los hombres en esa dimensión. 3) IDENTIDAD SEGURA E INSEGURA: se considera que es el resultado, a su vez, de comparaciones sociales seguras e inseguras. Las primeras se dan cuando no hay una alternativa cognitiva al statu quo de las relaciones intergrupales, y las segundas se dan cuando si existe esa alternativa. Este último caso se da cuando las diferencias entre grupos se consideran inestables y/o ilegítimas. Se puede decir en términos generales que la inestabilidad e ilegitimidad de las relaciones de estatus aumenta el favoritismo endogrupal. La teoría de la identidad social enfoca la interacción entre procesos psicológicos y factores sociales implicados en el comportamiento intergrupal. Morales (1996) ha puesto de relieve que la teoría recupera el carácter social del grupo y tiene en cuenta a la sociedad en la que se dan las relaciones intergrupales, a través de dos aspectos: - la determinación de esas relaciones - la valoración social de las dimensiones de comparación. La teoría del conflicto realista y la de la identidad social comparten la idea de que: «La interacción entre la psicología colectiva y la realidad social se supone que está mediada por la compresión que tienen los miembros del grupo, socialmente compartida y mediada, de las relaciones intergrupales (esto es, por sus creencias colectivas, teorías e ideologías acerca del sistema social y de la naturaleza de las diferencias de estatus entre grupos)» (Turner y Reynolds). TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 15 2.2.2.4. La teoría de la autocategorización La teoría de la auto-categorización o de la Categorización del yo es la segunda teoría que se incluye dentro de la perspectiva de la Identidad social, pues se desarrolla a partir de la TIS (Turner et al., 1987) y extiende su foco de atención a los procesos intragrupales. En una exposición del desarrollo de esta teoría (Turner, 1999) se indica que el punto de partida tiene que ver con el concepto de continuo interpersonal-intergrupal pues daba lugar a tres cuestiones importantes: 1. La distinción entre conducta individual y de grupo. 2. La distinción entre identificación con el grupo y la saliencia de esa identidad en una situación dada. 3. La determinación de los procesos de identidad social a través de los que se hace saliente ésta y puede determinar el comportamiento. La idea del continuo dio pie a la distinción subyacente entre identidad personal e identidad social que constituye la base de la teoría de la autocategorización. Esta teoría propone que el autoconcepto está constituido por un conjunto de categorizaciones que tienen distinto grado o nivel de inclusividad. • En el nivel de menor inclusividad estaría la auto-categorización como persona individual y única, diferente de los otros miembros del grupo (por ejemplo como persona competente, sociable etc.). Este nivel corresponde a la identidad personal. • Un nivel más amplio de inclusividad lo constituyen las autocategorizaciones correspondientes a la identidad social, que incluye aquellas autodefiniciones de uno mismo y de los otros sobre la base de semejanzas con miembros de ciertas categorías y de diferencias con miembros de otras categorías: por ejemplo, como joven frente a mayor, europeo frente a estadounidense, pacifista frente a belicista etc. • El nivel más amplio de inclusividad sería la categorización como ser humano que se comparte con otros seres humanos. La teoría propone que se pueden producir variaciones situacionales del autoconcepto. La identidad social es un mecanismo cognitivo que permite la conducta de grupo. Se reconceptualiza por tanto, como «el proceso que transforma la conducta interpersonal en conducta intergrupal» (Turner, 1999). El proceso consiste básicamente en la visión de uno mismo en forma despersonalizada y con una mayor identidad perceptiva con los miembros del grupo propio. Se trata de un proceso de autoestereotipia. Al propio tiempo se aumenta el contraste entre el yo y los integrantes del exogrupo. En las propias palabras del autor: TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 16 «La hipótesis central para la conducta de grupo es que, conforme la identidad social se hace saliente la autopercepción del individuo tiende a hacerse despersonalizada. Esto es, los individuos tienden a definirse y a verse a si mismos menos como personas individuales diferentes y más como representantes intercambiables de la pertenencia a una categoría social compartida» (Turner, 1999). El siguiente punto consiste en precisar los determinantes de la sapiencia relativa de una autocategorización social, estos responden tanto al perceptor como al contexto. En primer lugar, depende de la accesibilidad de una autocategorización para un individuo concreto, es decir, la facilidad con que se suscita esa autodefinición en función, por ejemplo, del grado de identificación con ella, de las experiencias pasadas, o de los valores y metas de la persona. Así habrá personas para las que la auto- categorización religiosa, como cristiano, musulmán, o budista sea muy accesible. En segundo lugar, la saliencia depende del grado de ajuste entre la categoría y el contexto o realidad social, es decir en qué medida la categoría se acopla a los estímulos que debe representar. El ajuste es de dos tipos: • Ajuste comparativo: significa que para que un conjunto de estímulos pueda ser representados por una categoría las diferencias promedio entre ellos deberá ser menor que la existente entre ellos y el resto de los estímulos en ese contexto o marco de referencia. • Ajuste normativo: tiene que ver que con que las diferencias y semejanzas tienen que darse en ciertas dimensiones pertinentes y en un determinado sentido. Ejemplo: la categoría cristianos, se hará saliente cuando en un determinado contexto las diferencias entre cierto conjunto de individuos, protestantes, católicos, ortodoxos resulten menores que la existente entre ellos y otros conjuntos presentes, musulmanes, budistas. Esa menor diferencia tiene que darse en ciertas dimensiones específicas (creencias, valores, principios o normas). 2.2.3. OTRAS PERSPECTIVAS RECIENTES DEL FAVORITISMO Se incluyen aquí, tanto algunas explicaciones del favoritismo que son alternativas a la de la TIS, como la extensión del estudio de aquel a otros dominios como el lenguaje. Dos de los enfoques recientes encaminados a explicar el favoritismo se ocupan de las bases motivacionales de la identidad social desde dos perspectivas distintas. La teoría de la distintividad óptima (Brewer, 1991) supone que la identidad social se activa en función de dos necesidades opuestas y en competencia: la necesidad de diferenciación del yo respecto a los otros, y la necesidad de inclusión del yo en una unidad social más amplia. La distintividad óptima se obtiene a través de la identificación con categorías sociales que tienen un nivel de inclusión que permiten, a la TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 17 vez, satisfacer la necesidad de inclusión y la de diferenciación. La identificación con pequeños grupos distintivos, que satisfacen simultáneamente ambas necesidades, aumentará la tendencia a las comparaciones intergrupales frente a las intragrupales. Desde esta perspectiva se propone que el favoritismo se da como consecuencia de reafirmar la satisfacción por identificarse con un grupo óptimamente distintivo, pero también parece obedecer a la necesidad de diferenciación cuando ésta no está satisfecha. En un estudio llevado a cabo desde este marco teórico (Leonardelli y Brewer, 2001), se mostraron los efectos de la pertenencia a minorías óptimamente distintivas en comparación a mayorías que no lo eran: mayor identificación, más satisfacción y autoestima en las primeras. Al propio tiempo, se encontró en las minorías una relación entre satisfacción con el grupo y favoritismo, mientras que en la mayoría se encontró una relación negativa entre satisfacción y favoritismo, lo cual se interpreta como que en este caso el favoritismo refleja la necesidad de diferenciación. Otra de las hipótesis de carácter motivacional del favoritismo es la que sitúa el origen de la categorización social en la necesidad de las personas de reducir la incertidumbre (Hogg y Abrams, 1993). Nos valemos de la categorización social para dar significado al mundo y conocer el puesto que ocupamos en él, para hacerlo más predecible y reducir, por tanto, la incertidumbre subjetiva. Los grupos con los que nos identificamos nos dan pautas de comportamiento. Uno de los efectos de la reducción de incertidumbre es que para el miembro del grupo, éste adquiere un valor positivo, por lo que se tiende a evaluarlo más favorablemente que a otros grupos. Existe evidencia de que, al aumentarse la incertidumbre subjetiva, se produce un aumento de la identificación con el grupo y del sesgo a favor del propio grupo (Hogg, 2000, 2007). Cuanto más entitativos son los grupos más contribuyen a reducir la incertidumbre de sus miembros. Un desarrollo relativamente reciente consiste en ampliar la perspectiva de la TIS sobre el favoritismo al estudio del proceso del lenguaje cuando éste implica miembros de distintas categorías. A través del lenguaje es posible mantener la distintividad positiva para el propio grupo. Una de las grandes ventajas de estudiar el sesgo lingüístico a favor del propio grupo es su carácter sutil, por lo que su medida no se ve afectada por los intentos de mantener la deseabilidad social. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 20 • En los estudios sociológicos se muestran la coincidencia entre altos porcentajes de inmigrantes y descenso del producto interior bruto por un lado y las actitudes xenófobas por otro (Quillian 1995) • En los estudios experimentales se comprueban los efectos de la amenaza a la identidad positiva de grupo, que se manifiestan de forma más clara en aquellos integrantes del grupo que más se identifican con él, y que tienden a denigrar al exogrupo (Brascombe y Wann, 1994). Stephan y Stephan (2000) proponen una teoría integrada de la amenaza intergrupal, en la que diversos tipos de amenazas intergrupales ocupan un lugar central y se ven como causas del prejuicio, definido como afecto negativo hacia el exogrupo: - amenazas realistas o tangibles al bienestar del grupo propio - amenazas simbólicas a su sistema de valores o creencias - ansiedad intergrupal relacionada con la anticipación de resultados negativos de la interacción con miembros del exogrupo - estereotipos negativos de estos que llevan a expectativas negativas sobre su conducta. Es importante señalar el papel que juegan los medios de comunicación de masas y el discurso político a la hora de asociar a ciertos grupos con la amenaza, como cuando se repite la asociación entre inmigrantes y delincuencia. Vallés, Cea e Izquierdo (1999) destacan la ambivalencia que muestran los medios a la hora de presentar a los inmigrantes: por una parte se los asocia a diversas formas de desviación (violencia, delitos y diferencias culturales inaceptables), y por otra, con noticias de que son objeto de discriminación y prejuicio. Hay que destacar el papel desempeñado por los políticos, cuando definen ciertas categorías sociales y se sirven de los estereotipos y de las identidades para producir la influencia, esto es, cuando hacen uso estratégico de las categorías (Reicher et al., 1997; Herrera, 2003). Así cuando presentan al propio grupo político como el prototipo del grupo nacional y se excluye a otros grupos que supuestamente no se aproximan a ese prototipo, o cuando apelan a la unidad de un país frente a las asechanzas externas, sean éstas la «conjuración judeo-masónica» el «eje del mal» u otros productos de la retórica política. Tal como indica Brewer (1999), cuando los grupos que se enfrentan constituyen entidades políticas se puede dar una manipulación deliberada por parte de los líderes con el fin de movilizar a la acción colectiva. Mummendey y Otten (2001) igualmente destacan el papel de las creencias tradicionales, que son parte del funcionamiento normal de una sociedad y que apoyan de forma tácita las desigualdades entre grupos. Así, por ejemplo, las creencias acerca del mantenimiento de instituciones como la familiar, y la evitación de su ruptura que han contribuido, hasta hace poco tiempo, a que cuestiones tales como el maltrato a la mujer se consideraran propias del ámbito privado y no como violencia de género. Las diferencias individuales en prejuicio, autoritarismo o dominancia social son también factores que contribuyen al paso del favoritismo al rechazo. Desde nuestro punto de vista las formas modernas, o sutiles de prejuicio, que de alguna forma se atienen a las normas sociales de no expresar el prejuicio de forma abierta, sirven, no obstante, para TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 21 crear un clima de justificación o legitimación de las formas directas o de los ataques hacia las minorías. Así, una persona sutilmente prejuiciosa no participaría abiertamente en un ataque a una minoría, pero si encontrará una forma de justificar las acciones violentas perpetradas por otras personas (Topa y Huici, 2003). Por último, se destaca el papel de las emociones (Brewer, 2001; Mummendey y Otten, 2001; Hewstone et al., 2002) que, al hacerse intensas, rompen las restricciones normales y favorecen el paso a las formas de conducta extrema, como ataques violentos dirigidos a los grupos, sirviendo de justificación a esas acciones. 4. AFECTOS Y RELACIONES INTERGRUPALES Lippman (1922), al describir la función que los estereotipos cumplen para defender la posición que el individuo ocupa en el mundo, observa que están «muy cargados de sentimientos». Por su parte Allport (1954) caracteriza el prejuicio como una forma de antipatía hacia los integrantes de un grupo que se siente o se expresa. También en la definición de la identidad social se incluyen los aspectos emocionales. La relativamente escasa atención que han recibido los procesos afectivos en este campo obedece, según diversos autores (Dijker, 1987; Hamilton y Mackie, 1993; Vanman y Miller, 1993), al auge cognitivo dentro de la psicología social, que ha llevado a considerar que las emociones juegan un papel efímero en las relaciones intergrupales y a centrarse más bien en los mediadores cognitivos de tales relaciones. Actualmente, coincidiendo con la tendencia a integrar los procesos cognitivos y afectivos en lugar de considerarlos como sistemas independientes, se advierte un paulatino interés por los estados afectivos, incluyendo el estado de ánimo, de carácter más global y difuso y las emociones de carácter más específico, al tratar las diversas facetas de las relaciones intergrupales. Una serie de trabajos recientes sirven para mostrar el renovado interés por el estudio de las emociones y afectos en el dominio intergrupal (Brown y Capozza, 2006; Huici, 2008; Smith y Mackie, 2002). Por otra parte, nuevas formas de concebir la actitud, como la propuesta por Zanna y Rempel (1988) como la evaluación global de un objeto social que se basa en información relativa a las creencias, sentimientos, emociones, y conductas pasadas respecto a ese objeto, han contribuido a aumentar el interés por los aspectos afectivos. Así cuando el objeto de actitud es un grupo social se tiene en cuenta la información relativa a las emociones y sentimientos experimentados hacia ese grupo. A la hora de abordar el estudio reciente de los procesos afectivos en las relaciones intergrupales conviene tener en cuenta la distinción propuesta por Bodenhausen (1993) entre afecto incidental y afecto integral: • Afecto incidental se refiere a las emociones no relacionadas con el contexto intergrupal, es decir, no suscitadas directamente en la relación con otros grupos. Una serie de estudios han tratado de los efectos de la manipulación de los estados de ánimo y de las emociones sobre los juicios acerca de integrantes de diversos grupos. Así se estudia el efecto de un estado de ánimo positivo o TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 22 negativo sobre el grado en que se tiende a estereotipar a los miembros de otro grupo, en lugar de atender a la información individualizada acerca de ellos. • Afecto integral se refiere a las emociones suscitadas por un grupo social determinado y por las condiciones y contextos asociados a ese grupo. 4.1. EL ENFOQUE INTRAPSÍQUICO: LOS EFECTOS DEL AFECTO INCIDENTAL Una serie de investigaciones se han ocupado de los efectos del afecto incidental sobre el favoritismo hacia el propio grupo, y sobre el prejuicio y la estereotipia hacia los integrantes de exogrupos. Estos estudios suelen consistir en la inducción de un estado afectivo positivo o negativo (a través de la concesión de premios o de la amenaza de situaciones desagradables, o a través de recuerdos de situaciones positivas o negativas) a lo que sigue una tarea en la que se recibe información acerca de los miembros de un exogrupo, o se mantiene interacción con algunos de ellos, tras lo cual se debe dar una evaluación de los miembros del exogrupo o de éste en su conjunto. La separación entre la fase 1 y 2 es mayor o menor según las investigaciones, pues en algunos casos se presentan como dos estudios distintos y en otros no se da una delimitación tan clara. Las diversas hipótesis que se han propuesto para explicar los efectos del estado de ánimo o de las emociones sobre las evaluaciones del exogrupo se pueden agrupar en tres categorías: 1) las que aluden a la consistencia o correspondencia entre la valencia, positiva o negativa del afecto, y el juicio que más tarde se emite. Ejemplo: el Modelo de la Infusión del Afecto (Forgas 1995), que señala el tipo de procesamiento de la información que favorece que el estado afectivo positivo o negativo influya en los juicios posteriores 2) la que se suponen que determinados afectos, como los positivos, dan lugar a un procesamiento más superficial, mientras que los negativos dan TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 25 En cuanto a los antecedentes de la ansiedad intergrupal, cabe clasificarlos en tres grandes categorías: 1) Relaciones intergrupales previas que incluyen la cantidad y tipo de contacto. Así a mayor contacto previo con normas claras de interacción se dará una reducción de la ansiedad. 2) Cogniciones intergrupales previas que incluyen el conocimiento de la cultura subjetiva (normas y valores) del exogrupo, la existencia de estereotipos, prejuicios y etnocentrismo o creencia en la superioridad del propio grupo en relación con el exogrupo. También dentro de esta categoría cabe incluir las expectativas que, dependiendo de su carácter positivo o negativo, influirán en la ansiedad, y la percepción de diferencias entre el grupo propio y el exogrupo. 3) Estructura de la situación e incluye los siguientes aspectos: • Grado de estructuración, provocando las situaciones poco estructuradas más ansiedad que las estructuradas, en las que hay normas y roles claros que sirven de guía a la interacción • Tipo de interdependencia, suscitando la interdependencia cooperativa menos ansiedad que la competitiva; TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 26 • Composición de grupo es uno de los determinantes de la ansiedad. Conforme aumenta la proporción de miembros del exogrupo en relación con la del grupo propio aumenta la ansiedad, dado que es fácil que, al aumentar esa proporción, sus normas y valores dominen la interacción. • Estatus relativo de cada grupo dentro de la interacción. Conforme aumentan las diferencias a favor del otro grupo se dará un aumento de la ansiedad. También se producirá ese aumento si hay una discrepancia entre el estatus del individuo en la interacción y el que tiene fuera de esa interacción, y éste último es superior a aquel, es decir cuando, al entrar en la interacción con los miembros del exogrupo, el estatus al que está habituado en su propio grupo sufre un descenso. En cuanto a las consecuencias de la ansiedad intergrupal también las clasifican en tres grandes grupos: 1) Consecuencias conductuales: se supone que en general la activación debida a la ansiedad amplificará las respuestas dominantes. La primera de esas respuestas es la evitación, como forma de reducir la ansiedad, y, en su defecto, el terminar la interacción tan pronto sea posible. Otra de las consecuencias será la amplificación de las normas, que se seguirán de forma rígida y exagerada. Sostienen que las normas de interacción intergrupal en general prescriben conductas superficiales y formales que sirven para reducir la ansiedad. Cuando no existen normas para la interacción intergrupal, se emplearán las normas que se usan con los miembros de grupos poco conocidos. Si dichas normas se caracterizan por desconfianza y la sospecha, ésta se extremará, y lo mismo sucederá si la norma es la de reserva, que se exagerará. Cuando no está muy claro cómo debe uno comportarse y se tiene sensación de incompetencia una de las salidas consiste en imitar la conducta de los miembros del otro grupo. Cuando se tienen expectativas de consecuencias negativas también se corre el riesgo de conducta preventiva, así un temor a la hostilidad del otro grupo puede llevar a una agresión preventiva. 2) Consecuencias cognitivas: • En primer lugar se recurre a estrategias que implican sesgos y simplificaciones en el procesamiento de la información. Las expectativas estereotipadas acerca de la interacción con los miembros del exogrupo serán las que se usen a la hora de procesar la información acerca de su conducta. Habrá una tendencia a buscar la información que confirme las expectativas. Al tratar de los efectos del afecto incidental se puede no atender a la conducta de los miembros del exogrupo que no se ajusta al estereotipo. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 27 Otros ejemplos de estos sesgos tienen que ver con las atribuciones: así el error último de atribución propuesto por Pettigrew (1979) lleva a culpar más a los miembros del exogrupo por sus conductas negativas, y a no tener en cuenta sus conductas positivas o atribuirlas a factores externos (por ejemplo en una negociación entre dos grupos «han hecho propuestas que nos benefician porque les hemos presionado»). • En segundo lugar se darán sesgos motivacionales que implican la defensa frente a las amenazas a la autoestima en la interacción, y al aumento de las atribuciones defensivas o dirigidas al autoensalzamiento. Ello lleva, por ejemplo, a la justificación de las conductas negativas hacia el exogrupo. También ante la amenaza a la identidad de grupo se dará un aumento del favoritismo, a través de establecer diferencias en la evaluación del propio grupo y del exogrupo. • En tercer lugar se señala el aumento de la autoconciencia privada y pública. La primera se producirá cuando se percibe que la interacción puede tener consecuencias negativas para uno mismo, y lleva a emplear estándares personales a la hora de enjuiciar la conducta propia y ajena y, puede dar lugar a la desvalorización y al rechazo de las costumbres del exogrupo. Esto, a menudo lleva a experimentar el choque cultural entelas conductas de exogrupos que incumplen el estándar. Así por ejemplo, el miembro de un grupo que tiene unas normas sobre la comida, de modo que ciertos alimentos no son aceptables, y ha interiorizado esa norma dirigirá más su atención hacia el propio cumplimiento de la norma, y verá con malos ojos los hábitos de alimentación de los exogrupos que no se atienen a esa norma. Si se temen evaluaciones negativas por parte del propio grupo o del exogrupo la atención se dirige hacia el exterior y se aumenta el grado de autoconciencia pública, lo que lleva a evaluar la propia conducta en términos de normas que pueden regir en la interacción con miembros del exogrupo. Uno de los posibles casos sería cuando un miembro de un grupo interactúa con miembros del exogrupo, cuyas normas cree conocer y trata de ajustarse a ellas, pero con el temor de «no estar a la altura». 3) Consecuencias afectivas: incluyen reacciones emocionales: • Activación: producida por la ansiedad se transferirá a otras emociones. Ello puede llevar a la reacción emocional excesiva en situaciones que son ligeramente negativas, como provocaciones leves o malentendidos, en las que se da una ampliación de las respuestas negativas • Reacciones evaluativas, consistentes en ampliar las evaluaciones, por ejemplo, cuando los miembros del grupo propio han experimentado emociones o resultados negativos. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 30 Frente a esa concepción Elliot Smith propone la visión del prejuicio como emoción social, para lo cual se basa en la teoría de la autocategorización (Turner et al., 1987; Turnar, 1999), y en las teorías del appraisal o valoración sobre la emoción (Fridja, 1986; Smith y Ellsworth, 1989). En consonancia con la teoría de la autocategorización, Smith (1993) señala que los factores que determinan el que una identidad social se destaque en un contexto social son los siguientes: 1) la presencia (real o imaginada) de los miembros del exogrupo con los que compararse. 2) la percepción de que hay atributos que covarían con la pertenencia al grupo. 3) la existencia de competición o conflicto intergrupal. Por otra parte, recuerda que las identidades sociales tienen significación afectiva y motivacional. En cuanto a las teorías del appraisal, o de la valoración sobre la emoción, ésta se considera como un cambio en la disposición a la acción por parte de la persona, que se debe a la evaluación que hace de un hecho o situación que afecta a su bienestar. La emoción se caracteriza por un conjunto de cogniciones, sentimientos subjetivos, respuestas psicofisiológicas y tendencias a la acción. Este complejo patrón de respuestas se desencadena a partir de una serie de cogniciones o creencias que son características de cada emoción y que implican al yo. Un hecho o situación desencadenará la emoción en la medida que favorezca o perjudique aquellas cuestiones que importan a la persona. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 31 Smith propone el paso de la identidad personal a la social al destacar que, dado que ésta última forma parte del autoconcepto, la valoración o appraisal de que una situación o hecho afecta a una identidad social dará lugar a una emoción: así si la situación aparece como amenazante para el grupo propio se producirá miedo o si se siente que se rompen normas importantes para el grupo se puede generar ira. Desde esta perspectiva, el prejuicio se define como «Emoción social experimentada con respecto a la identidad social de uno en tanto que miembro de grupo, con un exogrupo como objeto» (Smith, 1993). La conducta discriminatoria sería el resultado de las tendencias a la acción emocionales. Por ejemplo, una persona autóctona tiene que esperar para recibir un servicio médico porque hay un número alto de personas que están delante, un porcentaje de las cuales son inmigrantes. Evalúa la situación como que los inmigrantes están copando los servicios médicos y están obteniendo ventajas a costa de los españoles a los que les costó esfuerzo conseguirlas. Experimenta irritación al tener que esperar y hace comentarios despectivos. Desde esta perspectiva se destaca la especificidad de las emociones, que variarán según el grupo de que se trate. Así un grupo hostil y poderoso generaría miedo, mientras que un grupo que rompe normas en relación con la comida o la sexualidad produciría asco. Los resultados de los estudios descriptivos señalados anteriormente apoyan la idea de la especificidad emocional. Por otra parte las emociones y la forma de ver a los grupos en un contexto determinado dependen de las relaciones entre los grupos, así es fácil que a los miembros de grupos de alto status se les considere arrogantes, que su conducta se interprete como condescendiente y que susciten resentimiento, mientras que a los miembros de un grupo de bajo estatus se les vea como desviándose de ciertas normas, por lo que es más probable se experimente desprecio hacia ellos. TEMA 10: LAS RELACIONES INTERGRUPALES 32 Entre las contribuciones de la propuesta de Elliot Smith cabe destacar la vinculación que establece entre emoción e identidad social, el tratar de enfrentar la cuestión de la especificidad situacional del prejuicio, y que ofrece una visión de las bases emocionales de las relaciones que se establecen con diversos grupos, ofreciendo un nuevo punto de partida en el análisis de esas relaciones y en el planteamiento de las intervenciones encaminadas a la mejora de ellas. La ampliación de esta perspectiva ha dado lugar a la teoría de la emoción intergrupal (Mackie, Silver y Smith, 2004) que en síntesis propone lo siguiente: - Las emociones intergrupales dependen de la identificación con el grupo. Cuanto mayor la identificación más intensamente se experimentará la emoción asociada al propio grupo. - Surgen de las interacciones que reflejan el bienestar relativo de los grupos, con independencia del bienestar personal. - Sirven para autorregular la conducta intergrupal. Dentro de este marco se encuentra el estudio llevado a cabo por Mackie, Devos y Smith (2000), quienes muestran que en una situación de conflicto con otro grupo, la valoración de la situación intergrupal, y más específicamente que el propio grupo tenga más fuerza que el exogrupo, facilita el experimentar ira y la tendencia a oponerse al otro grupo. También se mostró que el experimentar ira mediaba entre la valoración de la situación y la tendencia a la acción de oponerse. 4.2.3. OTROS DESARROLLOS SOBRE EMOCIONES INTERGRUPALES Otras contribuciones al estudio de las emociones que también las sitúan en el centro de las relaciones intergrupales, consisten en relacionar las emociones con otros procesos como los estereotipos e imágenes que se mantienen respecto a los exogrupos y con la conducta intergrupal. Al mismo tiempo, tratan de poner en relación esos procesos con variables socioestructurales como el estatus y el poder relativo de los grupos y con determinados aspectos de la relación intergrupal como, la competitividad o la compatibilidad o incompatibilidad de las metas de los grupos. Se trata del modelo del contenido mixto de los estereotipos desarrollados por Fiske y colaboradores y los trabajos sobre imágenes de grupos de Brewer y Alexander). Estos ponen en relación las imágenes de los grupos con su estatus y poder relativo, y con la compatibilidad e incompatibilidad de las metas respecto del grupo propio.
Docsity logo



Copyright © 2024 Ladybird Srl - Via Leonardo da Vinci 16, 10126, Torino, Italy - VAT 10816460017 - All rights reserved