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Relaciones interpersonales: Funciones, Apuntes de Psicología Social

Asignatura: psico social, Profesor: Jose Miguel Cuevas Barranquero, Carrera: Psicología, Universidad: UMA

Tipo: Apuntes

2013/2014
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Subido el 20/02/2014

malenamar
malenamar 🇪🇸

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¡Descarga Relaciones interpersonales: Funciones y más Apuntes en PDF de Psicología Social solo en Docsity! CAPÍTULO 12-TEMA 1: Relaciones interpersonales: Funciones e inicio 1. Introdución Sin las relaciones interpersonales los humanos no podríamos sobrevivir. Baumeister y Leary defienden que la necesidad de pertenencia o integración es una motivación humana básica que consiste en un fuerte impulso para formar y mantener una mínima cantidad de relaciones interpersonales duraderas, positivas y significativas. La satisfacción de este impulso implica la necesidad de interacciones frecuentes y afectivamente agradables con varias personas y que estas interacciones han de ocurrir en el contexto de un marco temporalmente estable y duradero de preocupación afectiva por el bienestar de la otra persona. La falta de pertenencia produce una privación grave y numerosos trastornos. Gran parte del comportamiento, cogniciones y emociones humanas están relacionadas con esta motivación. 2. Importancia de las relaciones Una de las formas básicas de la relación, la familia, parece tener una importancia crucial. • Funciones de las relaciones La asociación con otros humanos, conocida como afiliación, es fundamental para garantizar la supervivencia del individuo y de la especie. Los beneficios más señalados de la afiliación son la comparación social, la reducción de la ansiedad y la búsqueda de información. • Comparación social Cuando nos encontramos en situaciones nuevas o ambiguas que nos hacen dudar acerca de cómo debemos sentirnos o actuar, la afiliación con otras personas que están en la misma situación nos ayuda a decidir acerca de lo adecuado de nuestros sentimientos y comportamientos. Shachter hizo creer a universitarias que participarían en un experimento en el que se le aplicarían descargas eléctricas, a la mitad se les dijo que esas descargas serían fuertes y a la otra mitad que serían insignificantes. A las chicas se les dio la oportunidad de esperar solas o junto a otras estudiantes. En el grupo de alta ansiedad, una mayoría prefería esperar junto a otras chicas, mientras que este porcentaje era inferior en el grupo de baja ansiedad. Al estar junto a estas personas, tenemos a alguien con quien comparar nuestros sentimientos y conductas. En otro experimento Shachter les dio a elegir entre esperar solos, hacerlo en compañía de otros participantes que esperaban para participar en el mismo experimento, o esperar en compañía de unos estudiantes que aguardaban para hablar con sus profesores. La compañía que se prefiere es la de quien están en la misma situación. Van Yperen, Taylor y Collins encontraron que cuanto mayor era la incertidumbre de las personas acerca de cómo iban las cosas en su matrimonio, mayor era su disposición a hablar con otras personas que se encontraban en la misma situación. PAGE 17 • Reducción de la ansiedad Cuando tenemos miedo o nos encontramos en situaciones estresantes, la asociación con otras personas puede servirnos de simple distracción o proporcionarnos también apoyo emocional y seguridad. En estos casos no siempre las personas que están en una situación parecida a la nuestras son las mejores para tranquilizarnos. Si tenemos mucho miedo, quizás prefiramos a personas con niveles de miedo moderado antes que a otras tan aterrorizadas como nosotros. Se ha llegado a sugerir que las relaciones íntimas constituyen un mecanismo que reduce la ansiedad producida por la muerte. Mikulincer, Florian y Hirscberger encontraron que recordar a los participantes del hecho de la muerte aumentaba su motivación para formar y mantener relaciones íntimas, que el mantenimiento de estas relaciones servía como una especie de escudo psicológico contra el terror de la muerte y la ruptura de una relación producía un aumento en la conciencia de la muerte. • Búsqueda de información En situaciones amenazantes las personas podemos buscar la compañía de otros con el fin de que nos proporciones información que nos permita afrontar el peligro. Kulik y Mahler dieron la opción a unos pacientes que esperaban en un hospital a que se les colocara un marcapasos, de instalarles en una habitación junto a otro paciente que acababa de pasar por tal operación. Los pacientes prefirieron estar junto a uno que ya había sido operado. Las personas no sólo buscamos la compañía de los demás en situaciones de incertidumbre, estrés o amenaza. También en las situaciones agradables. Se encontró que el hecho de compartir con otras personas sucesos positivos iba asociado al incremento tanto del tono afectivo positivo cotidiano como del bienestar, más allá del propio impacto de los hechos positivos. Estas consecuencias positivas se incrementaban cuando los demás respondían de forma activa y constructiva a los intentos de compartir. La investigación de Tesser y colbs siguiendo el Modelo del mantenimiento de la auto-evaluación, también ha mostrado que el proceso de reflejo (capacidad para compartir el éxito de la otra persona), contribuye al bienestar emocional y a la satisfacción con la relación. Esta búsqueda de la compañía cuando nos pasa algo positivo, además de permitirnos retener durante más tiempo esa experiencia, nos permite intensificar los vínculos sociales, promoviendo las interacciones sociales positivas, que son reforzantes. Además, compartir las buenas noticias pone en marcha una interacción que nos permite percibir que los demás están contentos con nosotros (un proceso que incrementa la autoestima) y ayuda a creer que los demás nos ven positivamente. Para que esto último ocurra es necesario que los demás respondan positivamente a nuestros deseos de compartir. • Relaciones y Bienestar Las relaciones interpersonales son en ocasiones fuente de sufrimiento y malestar. En el caso del matrimonio, se encontró que las personas casadas eran en general más felices que las que no, aunque otras investigaciones han matizado que es la calidad del matrimonio, más que el matrimonio en sí, lo que parece incrementar la felicidad. Berscheid y Reis señalan la existencia en este campo de dos diferencias entre hombres y mujeres: 1) es que el matrimonio parece estar relacionado con mayor PAGE 17 Las personas con quienes tenemos más contacto se suelen ver como menos peligrosas y las relaciones con ellas se consideran más seguras, de ahí que sea probable que surja la atracción. Zajonc demostró la existencia del efecto de mera exposición, que consiste en que la exposición repetida a un estímulo incrementa la atracción. En el caso de las percepciones interpersonales, la explicación de esto puede derivar de que cuanto más conocemos a una persona, más capacitados nos sentimos para predecir su conducta y también es más probable que conozcamos los parecidos que tiene con nosotros mismos. La familiaridad puede ser una de las razones de que es más probable que iniciemos relaciones con quienes están cerca físicamente que con quienes están lejos. Aunque la familiaridad está positivamente relacionada con el inicio de las relaciones, cuando se trata de relaciones más duraderas su papel es menos claro. Si todo lo demás es igual, los estímulos con los que estamos más familiarizados pierden la capacidad para llamar la atención, un fenómeno que ha sido corroborado en el caso del deseo sexual. Estudios realizados con matrimonios han mostrado que cuanta más atracción hay entre sus dos componentes, con mayor frecuencia se relacionan, pero no se ha constatado la relación inversa. • Semejanza Conforme aumenta la semejanza entre las personas también aumenta la atracción, especialmente cuando la semejanza tiene lugar en una dimensión que es importante para el perceptor. No obstante, esta relación depende de la dimensión sobre la que se base la semejanza. En el caso de características relacionadas con la pertenencia étnica, nacional o religiosa, el nivel cultura, la profesión… etc, la semejanza ha aparecido relacionada con la atracción. Pero es difícil dilucidar si esa relación es real o se puede explicar en función de otras características compartidas con las personas que tienen las mismas pertenencias grupales que nosotros: con estas personas tenemos más contacto (familiaridad), tal vez existan presiones sociales que fomenten las relaciones intragrupales y dificulten las intergrupales, y puede ser que además de tener la misma pertenencia grupal nuestras ideas, valores actitudes y aficiones sean iguales o muy parecidas. • Semejanza en personalidad En el caso de la semejanza en personalidad, los resultados de las investigaciones son poco consistentes. Cuando la dimensión de personalidad se manifiesta con claridad, la semejanza tiende a producir más atracción que diferencia, al menos en el caso de la orientación del rol sexual, depresión, conducta tipo A, búsqueda de sensaciones y estilo cognitivo. • Semejanza en actitudes Donde más claramente ha aparecido la relación entre semejanza y atracción es en el caso de las actitudes. Newcomb realizó un trabajo en el que ofrecía alojamiento gratis a universitarios a cambio de que rellenaran diversos cuestionarios, tanto antes de ingresar en una residencia universitaria como a lo largo de su estancia en ella. Los resultados mostraron que quienes tenían al ingresar actitudes y valores semejantes experimentaban una gran atracción entre sí al final del semestre. En cambio, quienes diferían en estas actitudes y valores, aunque compartieran la misma habitación, no PAGE 17 acababan siendo amigos y manifestaban poca simpatía los unos por los otros al final. Los resultados indican que cuanto mayor es la semejanza, mayor es la atracción. • Semejanza en el yo ideal Es importante para la formación y mantenimiento de relaciones, la comparación de los yo reales de quienes mantienen una relación y la de sus yo ideales y debidos. • Yo ideal: compuesto por todo aquello a los que aspiramos, aquello que nos gustaría ser. Ej: nuestras aspiraciones a ser rico o feliz • Yo debido: está compuesto por todo aquello que creemos que debemos ser. Ej: honrado, solidario… Las discrepancias que surgen de las comparaciones entre los diferentes “yoes” provocan emociones interpersonales negativas. En el caso de las relaciones, no sólo se comparan los diferentes “yoes” de una persona entre sí, sino también estos “yoes” con los de la pareja. Cuanto mayor sea la semejanza que se percibe en estas comparaciones, mayor atracción y calidad en la relación. • Semejanza y atracción: un camino de ida y vuelta Tesser formuló el Modelo del mantenimiento de la auto-evaluación. Postula que las personas buscamos mantener una visión positiva de nosotros mismos, y que nuestras relaciones con otras personas influyen en esa auto-evaluación. Cuando una persona con la que mantenemos una relación cercana sobresale en un determinado campo, nuestra autoestima probablemente sufrirá, y nuestra atracción hacia esa persona disminuirá, si ese mérito se obtiene en un área que es importante para nosotros. Pero si ese mérito lo obtiene la persona en algo que para nosotros no es importante, entonces lo más probable es que nuestra autoestima no se resienta sino que tenderá a aumentar al sentirnos asociados a esa persona y la atracción se incrementará igualmente. También es posible no sólo que la semejanza lleve a la atracción, sino que la atracción lleve a la semejanza: si alguien nos gusta, es probable que ocultemos o modifiquemos las diferencias respecto a esa persona, con lo que acabaremos siendo semejantes, al menos superficialmente. Hay investigaciones que han mostrado que los miembros de los matrimonios acaban siendo más y más semejantes entre sí, incluso físicamente, conforme pasa el tiempo. Las personas tienden a asociarse y a mantener relaciones interpersonales cercanas con personas que se le parezcan, incluso en dimensiones aparentemente triviales, porque así se activan las asociaciones positivas automáticas vinculadas a ellas mismas. Es un caso concreto de un fenómeno más general, conocido como egotismo implícito, según el cual las personas tendemos a asociarnos a los objetos con los que nos relacionamos. Ver Cuadro 12.4 • relaciones entre Semejanza y atracción: las razones ¿Por qué semejanza y atracción están relacionadas? La semejanza suele ser gratificante. Que alguien comparta nuestras ideas, gustos, costumbres, valores, actitudes, les da validez. Pero a veces, la semejanza no lleva a la atracción: Ver Cuadro 12.5 PAGE 17 Es posible que las personas semejantes a nosotros nos resulten atractivas y que acabemos relacionándonos con ellas sólo porque no tenemos otras alternativas, porque creemos que no podemos pedir más de lo que podemos dar o porque pensamos que la reciprocidad en la atracción va a ser más probable con quienes son semejantes a nosotros. La gente de cierto nivel educativo se relaciona normalmente con otras personas del mismo nivel. Incluso aunque sea posible relacionarse con personas de características diferentes a las nuestras, los costes que eso nos supondría y las pocas probabilidades de tener éxito en esa relación puede hacer que desistamos de hacerlo. En el caso de la atracción interpersonal, en la vida real la gente se siente más atraída por las personas más valoradas, pero siempre y cuando las considere dentro del círculo de aquellas que creen pueden corresponderle. En el caso del atractivo físico este hecho se llama hipótesis del emparejamiento: en los países occidentales los miembros de parejas heterosexuales suelen ser de atractivo físico semejante. Cuando hay diferencias en el nivel de semejanza, según la Teoría de la equidad, las diferencias se compensarían en otros campos. Así, las mujeres pueden relacionarse con hombres de menor atractivo físico que ellas, pero en ese caso estos hombres suelen tener más estatus. • reciprocidad Otro de los factores que influyen en que surja la atracción y se puedan iniciar relaciones cercanas es la reciprocidad en la relación, que nosotros también les gustemos a esas personas. La reciprocidad aumenta conforme aumenta la duración de la relación. Este fenómeno no es exclusivo de las relaciones románticas, pues también aparece en la amistad o en las relaciones profesionales. Curtis y Miller diseñaron un experimento en el que los participantes tenían que interactuar con un extraño. Con anterioridad, a unos participantes se les había hecho creer que el extraño había manifestado que el participante le caía bien. A otros se les dijo que al extraño les producía una mala impresión. Al interactuar, si creían que lo hacían con alguien a quien le caía bien, hablaban en tono afectuoso, miraban más a sus ojos y se mostraban más abiertos. Se observó el comportamiento contrario en los que creían que el extraño los detestaba. Además, es una nueva demostración de la profecía que se cumple a sí misma, quienes creían que caían bien se comportaban de manera que acababan cayendo bien realmente al extraño. En ocasiones, la reciprocidad es más importante que otros factores que influyen en la atracción como la semejanza o la adulación. Gold, Ryckman y Mosley encontraron que cuando una mujer respondía de manera positiva a un hombre, éste tendía a sentirse atraído hacia ella, incluso cuando sabía que sus actitudes eran diferentes. En la misma línea están los resultados de la Teoría de la auto-verificación de Swann, que postula que las personas mostramos preferencia por las personas con las que coincidimos en la visión que tenemos de nosotros mismos, aunque se trate de una visión negativa. Ver cuadro 12.6 Sin embargo, aunque caerle bien a los demás favorece que nos atraigan, no siempre ocurre esto con la misma intensidad. P. ej, recibir continuamente elogios y adulaciones por parte de una persona puede llegar a cansar y ser visto más como una característica de quien nos elogia que como consecuencia de nuestras virtudes. También los elogios inesperados o procedentes de personas de quienes no los PAGE 17 Por último, pudiera ser que las personas atractivas se comporten de una manera que las haga realmente más atractivas. En un estudio se vio que las personas atractivas, comparadas con las poco atractivas, estaban menos solas, gozaban de mayor popularidad entre el sexo opuesto y tenían más habilidades sociales y experiencias sexuales, pero no parecían tener diferentes características de personalidad ni habilidades mentales. Se encontró que las personas atractivas tendían a tener mayor bienestar subjetivo y mayores ingresos económicos y energía. Pero también pudiera ser que las características positivas que muestran las personas atractivas sean una consecuencia de nuestras propias expectativas, profecía que se cumple a sí misma. Si pensamos que alguien por ser atractivo es también simpático, es probable que nos comportemos con esa persona de manera que ella se comporte con simpatía. Es posible que las personas muy atractivas sufran ambigüedad atribucional. Ej: una persona muy atractiva es seleccionada para un puesto de trabajo que requiere altas cualificaciones; esta persona siempre podrá dudar de si ha sido seleccionada por sus méritos o por su atractivo. • otras características personales que influyen en la atracción Moya pidió a una muestra española heterogénea que evaluaran diversas características de personalidad. Las mejores evaluadas fueron: comprensión, lealtad, capacidad para captar los sentimientos de los demás, sinceridad y alegría, y las menos valoradas fueron violencia, narcisismo, comportamiento caprichoso, dominancia y agresividad. Especialmente importantes son las características de las personas que nos proporcionan información acerca de su poder, prestigio o posición social. Cuanto mayor es la presentación de estas características, mayor es el atractivo, especialmente cuando se trata de varones. Se ha confirmado en estudios de prensa en los que se ofrecen o solicitan relaciones personales heterosexuales. Las mujeres ofrecen atractivo físico y buscan seguridad financiera y los hombres ofrecen posición financiera y solicitan ciertas características físicas y/o cualidades domésticas. Las personas que tienen muchas cualidades, pero también algún defecto, pueden resultar más atractivas que quienes no presentan ninguna característica negativa. • la elección de pareja El matrimonio (o relación de pareja heterosexual) puede situarse a lo largo de un continuo. En un extremo están los matrimonios “arreglados”, en los que otras personas deciden quién se casa con quién. En el extremo opuesto están los matrimonios libres, aquellos en los que la decisión es competencia exclusiva de las dos personas implicadas. La mayoría de los casos se sitúan en zonas más intermedias. Hay muchos casos en los que las familias eligen con quien se pueden casar los hijos, pero la opinión de éstos también cuenta. Sin embargo, es más fácil encontrar matrimonios cerca del extremo “arreglado” que cerca del extremo “libre”, pues es muy difícil encontrar una sociedad en la que no exista alguna limitación al matrimonio. Pese a todo, el matrimonio arreglado parece haber ido perdiendo terreno en las últimas décadas. PAGE 17 Entre los factores que han favorecido esta tendencia está el acceso a mayores niveles de educación, el crecimiento económico, las políticas gubernamentales y la occidentalización creciente. Aun así, en muchas sociedades, las normas que regulan las interacciones entre las personas jóvenes de ambos sexos aún son bastante restrictivas. Hatfield y Rapson consideran que los factores que han favorecido ésta tendencia son el acceso a mayores niveles de educación, el crecimiento económico y las políticas gubernamentales. Características deseables en la pareja Según Goodwin las investigaciones muestran que en los países occidentales son rasgos deseados ciertas características abstractas (honestidad), mientras que en las sociedades más tradicionales y rurales tienden a preferirse atributos más pragmáticos (nivel de ingresos). Un factor importante también es la orientación individualista o colectivista predominante en el país. En general, en los países colectivistas hay una tendencia a elegir la pareja entre miembros del endogrupo. Factores que influyen en querer relacionarse con personas de los exogrupos son la historia de relación entre ambos grupos, el estatus de los exogrupos, semejanzas culturales… Buss realizó estudios transculturales en los que participaron más de 10.000 personas procedentes de 37 culturas diferentes. Este autor parte de un presupuesto evolucionista, según el cual los hombres valorarían en las mujeres sobre todo la juventud y el atractivo. En cambio, las mujeres valorarían en los hombres los indicios relativos al cuidado de la prole y recursos materiales y sociales. En estas investigaciones se pedía a los participantes que indicaran la diferencia de edad que preferían que hubiera entre ellos y su pareja y que ordenaran unas características en función de lo deseable que fuera para ellos el que su pareja las tuviera. Los resultados indican que las mujeres prefieren en todas las culturas parejas mayores que ellas, valoran más que los hombres las “buenas perspectiva económicas” en su pareja en 36 de las 37 y dan más importancia a la “ambición” y “laboriosidad” en 29 culturas. Los hombres, en todas las culturas prefieren parejas más jóvenes, valoraban más que las mujeres el atractivo físico de su pareja, y, en 23 culturas, la castidad. El problema de estos resultados está en las múltiples interpretaciones a las que están abiertos. Aunque resulta paradójico, sirven para mostrar la universalidad de ciertos patrones y para poner de relieve la relatividad de esos mismos patrones. Así, a parte de las diferencias encontradas entre hombres y mujeres, no debe pasar por alto el dato de que tanto unos como otros coincidieron en las 4 características que consideraron más deseables en cada una de las dos listas que se les proporcionaron: comprensión, inteligencia, ser interesante y saludable en la primera y atracción mutua, carácter responsable, estabilidad emocional y madurez en la segunda. El análisis que hacen Smith y Bond de estos datos les permite llegar a la conclusión de que la cultura contribuye mucho más a explicar tales resultados que las diferencias de género. Cuando se pregunta a las personas por características deseables abstractas, es lógico obtener bastante universalidad, pero esta tiende a desaparecer cuando las preguntas versan sobre conductas más específicas, ya que entonces aparecen notables variaciones y diferencias. Kagitcibasi dice que la simple existencia de un resultado en muchas culturas no tiene por qué significar necesariamente que la causa tenga que ser biológica. PAGE 17 4. El amor • Tipos de amor Fehr y Russell les pidieron a los participantes que elaboraran una lista con los tipos de amor que se les ocurrieran. A otras personas se les pidió que dijeran lo que en medida cada tipo de amor representaba la esencia del amor. El amor más prototípico fue el maternal, seguido del paternal, la amistad, amor de hermana, amor romántico y amor de hermano. Otros tipos de amor, como el apasionado, el sexual o el platónico fueron considerados como menos prototípicos. Otros investigadores examinaron los juicios de semejanza entre diferentes términos relacionados con las emociones, encontrando que amor, afecto, cariño, atracción y cuidado formaban una agrupación bastante homogénea. Lo que estas investigaciones muestran es que la concepción que la gente tiene del amor es bastante compleja, y no existe una delimitación clara entre el amor y fenómenos semejantes. Una de las primeras distinciones fue la realizada por Berscheid y Walster entre amor romántico y amor compañero. Este último consiste en sentimientos de gran preocupación por la felicidad y bienestar de la otra persona. Nos sentimos muy unidos a esa persona, la valoramos y compartimos con ella todo lo que tenemos: posesiones, conocimientos e intimidad. Las emociones que predominan en este amor son la ternura, el afecto o la satisfacción. Este tipo de amor constituye la mayoría de las relaciones duraderas. A veces este tipo de relación surge con posterioridad, aunque puede darse también de forma simultánea, al amor pasional, a medida que las personas enamoradas estrechan sus vínculos y empiezan a compartir intereses y actividades. Otras veces es el resultado de un ambiente social determinado. Pero la clasificación de los tipos de amor más conocida es la Teoría triangular de Sternberg, según la cual hay 3 dimensiones en el amor: Fig. 12.1 • Intimidad: sentimiento de cercanía, unión y afecto hacia el otro, la preocupación por promover su bienestar, dar y recibir apoyo emocional y compartir las propias posesiones y la propia persona con el otro. El término “cariño” coincide con este componente. Baumeister y Bratslavsky proponen que ésta consta, a su vez, de 3 dimensiones: 1) revelación mutua de información personal, que produce una comprensión empática mutua, según la cual cada uno siente que el otro le comprende, 2) actitud profundamente favorable hacia el otro que se manifiesta en sentimientos positivos y de afecto y en la motivación para beneficiarle y 3) comunicación del afecto. • Pasión: estado de excitación mental y física. La atracción física y el deseo sexual son parte importante de este componente. Baumeister y Bratslavsky también definen la pasión amorosa como el conjunto de intensos sentimientos de atracción hacia la otra persona que se caracterizan por la activación fisiológica y el deseo de estar unido a ella en múltiples sentidos. • Compromiso: a corto plazo, decisión de que uno quiere a alguien, y a largo plazo, compromiso de mantener ese amor. Estos dos aspectos no van necesariamente juntos. El compromiso es un componente del amor que suele darse conjuntamente con los otros componentes, pero que también puede aparecer solo. A veces es la relación que existe entre dos personas cuando, tras un periodo largo de tiempo, la pasión y la intimidad ha desaparecido y sólo queda la voluntad de permanecer en la relación. PAGE 17
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