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Notas sobre la Semiótica de la Comunicación de Masas según Saussure - Prof. Castañares Bur, Apuntes de Semiótica

Teoría del signoLingüística generalSemióticaEstructuralismo

En este documento, se presenta una revisión sobre la teoría semiótica de ferdinand de saussure, fundador de la lingüística estructuralista. Saussure buscaba explicar el fenómeno del lenguaje desde principios coherentes con las bases de una ciencia general de la lengua. Su teoría del signo lingüístico, formada por el significante y el significado, es una de las ideas clave de su lingüística. El documento también aborda la representación del signo lingüístico y sus componentes, el valor del signo y la distinción entre diacronía y sincronía.

Qué aprenderás

  • ¿Qué es la teoría del signo lingüístico de Saussure?
  • ¿Cómo se relacionan el significante y el significado en la teoría del signo lingüístico de Saussure?
  • ¿Cómo se distingue la diacronía de la sincronía en la teoría del signo lingüístico de Saussure?

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 05/05/2016

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2.4

(12)

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¡Descarga Notas sobre la Semiótica de la Comunicación de Masas según Saussure - Prof. Castañares Bur y más Apuntes en PDF de Semiótica solo en Docsity! SEMIÓTICA DE LA COMUNICACIÓN DE MASAS Prof. Wenceslao Castañares [Notas de clase] 4. El estructuralismo y las categorías semióticas de Saussure. 1. Introducción La reflexión en torno al signo que lleva a cabo Saussure (1857-1913) está vinculada a una tradición distinta a la que hemos visto en Peirce, que es la de las ciencias del lenguaje tal como estas se encuentran al final del siglo XIX. Por otra parte hemos de tener en cuenta que la fuente principal de las teorías saussureanas fue durante mucho tiempo el Curso de lingüística general publicado después de su muerte por sus discípulos C. Bally y A. Sechehaye a partir de las notas de los curso que Saussure impartió entre 1907 y 1911. Sin embargo la aparición tanto de las Fuentes manuscritas (R. Godel 1967) así como otros escritos encontrados posteriormente (Écrits de linguistique générale, ed. por S. Bouquet y R. Engler, 2002), nos dan una visión algo distinta de lo que Saussure podía pensar, sobre todo en lo que se refiere al tono de la exposición. Según su amigo y colega A. Meillet es muy probable que Saussure hubiera rehusado publicar en vida la redacción que sus alumnos hicieron de sus cursos. Pero sea como fuere, a pesar de ciertas ambigüedades, Saussure nos legó unas ideas que otros han hicieron fructificar después dando lugar a una corriente de pensamiento conocida con el nombre de “estructuralismo” Al enfrentarse al problema de la significación lingüística, Saussure quiso hacerlo desde principios que fueran coherentes con las bases sobre las que debía fundarse una ciencia del lenguaje que fuera general, en el sentido de que explicara el fenómeno del lenguaje por encima de la existencia de las lenguas particulares y de la realización que los hablantes hacen de ellas. Esto le lleva a una concepción psico-social de la lengua y a su consideración como una parte de una ciencia más general, que sería la semiología, que debía ocuparse de los usos que los hombres hacen de los signos en el seno de la vida social. Para ello Saussure, como también le ocurrió a Peirce, debía llevar a cabo una renovación en las ideas y en los términos que había que utilizar para explicarlas. Esta renovación terminológica afecta desde luego a la teoría del signo que no debemos olvidar es una teoría del “signo lingüístico”, no del signo en general y que, según la opinión de muchos especialistas, era uno de los principios fundamentales de su lingüística. 2. El signo lingüístico: significante y significado Según Saussure el más elemental circuito de un hecho de lenguaje exige la presencia de, al menos, dos individuos que se comunican hechos de conciencia (1969:54). Estos hechos de conciencia que son para Saussure los conceptos, se hallan asociados a otro fenómeno psíquico que es una imagen acústica. Naturalmente estos fenómenos psíquicos tienen unas implicaciones de tipo fisiológico y físico, pero estas no son pertinentes para el análisis lingüístico que se sitúa, por tanto, sólo en el nivel psicológico. Por otra parte estos hechos psíquicos no quedan enclaustrados dentro de una subjetividad, sino que atañen a un grupo de subjetividades, es decir, a un grupo social. De ahí que la problemática del signo lingüístico es algo que pertenece al plano de la lengua, que es social, y no del habla, que es la realización que cada individuo hace de ella; porque si bien el componente psíquico se da también en el acto del habla, en este acto interviene además el aspecto ejecutivo que es propio de cada individuo y no añade rasgos pertinentes al hecho meramente psíquico y social que es la unión de una imagen acústica y un concepto. Así, al separar la lengua del habla, se separa lo social de lo individual o, lo que es lo mismo, lo esencial de lo accesorio. Así pues, los términos implicados en el signo lingüístico son de naturaleza psíquica y están unidos en nuestro cerebro por un vínculo de asociación. El signo lingüístico es una entidad de dos caras: un concepto y una imagen acústica. Esta concepción implica un cambio terminológico y conceptual importante. Saussure insiste en que, en el uso corriente el término, “signo” designa lo que él denomina “imagen acústica”, por ejemplo la palabra latina arbor. Pero eso puede hacer olvidar que si llamamos signo a arbor es gracias a que conlleva el concepto “árbol”, de tal manera que la idea de la parte sensorial implica la del conjunto (1969:129). De ahí que la introducción de este nuevo uso del término “signo” exija nuevas denominaciones. Saussure denominará significante a la imagen acústica y significado al concepto (fig. 6). Queda claro también que lo que un signo une no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica. El objetivo de Saussure es pues dejar claro que verdaderamente no hay signo si no se produce esta asociación entre el plano del pensamiento y el de los sonidos. El signo es pues, una entidad de dos caras, como una moneda o una hoja de papel. Visto desde esta perspectiva, el signo lingüístico se convierte en una entidad que pertenece al plano de la lengua, es decir en algo de carácter social y abstracto que no está sometido a las particularidades del habla de los individuos, lo que por otra parte pone de manifiesto también otras de sus ideas claves: el verdadero objeto de la lingüística es el lenguaje hablado. arbor Significado Significante Fig. 1. Representación del signo lingüístico y sus componentes. 3. El valor del signo El ejemplo saussureano de la hoja de papel es útil para distinguir otros dos conceptos interesantes. Si tomamos una hoja de papel y la cortamos en trozos estamos dando forma a cada uno de esos trozos, es decir estableciendo una asociación entre una determinada forma de la expresión y otra del contenido. Pero cada uno de esos trozos de papel (los signos de la lengua) tiene relación con los otros trozos de papel. Con lo cual tenemos la posibilidad de distinguir dos tipos de relaciones. Por utilizar las palabras de Saussure, la relación entre los distintos trozos de papel A,B,C,D, etc. y la relación que existe ente el anverso y el reverso de un mismo trozo A/A’, B/B’, etc. A la primera de estas relaciones la llama valor y a la segunda significación. Si tenemos en cuenta la representación gráfica que Saussure hace del signo podríamos decir que la significación se refiere a una relación vertical, mientras que el valor se refiere a las relaciones horizontales entre signos diferentes. ... ... El concepto de valor lo toma Saussure de la economía. Es ésta una idea fructífera que permite explicar el sentido, no ya de los signos, sino de esa otra la unidad de análisis establecida por la semiótica posterior, que es el texto. Así por ejemplo Lévi-Strauss lo aplica al discurso etnográfico. La tesis de Lévi-Strauss es que las categorías empíricas pueden tratarse -tanto por el discurso nativo cuanto por el etnológico como herramientas conceptuales. Así por ejemplo, dentro de la lógica nativa la oposición crudo/cocido podría ser interpretada como la existente entre naturaleza/cultura (aunque no esté del todo claro que los recursos del etnógrafo sean adecuados para traducir la lógica del nativo). El valor permite hacer una distinción que Saussure considera fundamental para la lingüística y que no es posible establecer en otras ciencias: la diacronía y la sincronía. La historia o la geología son ciencias eminentemente diacrónicas, mientras la astronomía es una ciencia sincrónica. La lingüística, como la economía, es una ciencia dual: necesita distinguir entre análisis de un estado, de un momento determinado (sincronía u orden las simultaneidades), y el análisis que tiene en cuenta el devenir (diacronía u orden de las sucesiones). La distinción entre diacronía y sincronía le permite abordar a Saussure el problema de la mutabilidad y la inmutabilidad de la lengua. Por una parte, una sociedad conoce una lengua como algo heredado de las generaciones anteriores que hay que tomar tal cual es. Pero al mismo tiempo, la lengua es un mecanismo complejo que está expuesto a desplazamientos y cambios a través del tiempo. Significado Significado Significado Significante Significante Significante Fig. 4. Concepción saussureana del valor de los signos Para todas las ciencias que trabajan con valores, la distinción entre un eje de simultaneidades y otro de sucesiones es absolutamente determinante. El cambio de un valor en un momento determinado supone la variación de todo el sistema. Además, tanto en la economía como en la lingüística hay que distinguir un sistema de equivalencias de dos órdenes. El valor establece un sistema de equivalencias entre cosas distintas (un trabajo y un salario, un significante y un significado), pero también entre cosas semejantes (entre monedas). Así un billete de cinco euros puede trocarse por un objeto o por alimentos; pero también ser intercambiado por cinco monedas de un euro o diez de cincuenta céntimos. De igual manera establecemos los valores entre monedas diferentes como entre euros y dólares, libras esterlinas, etc. Del mismo modo, las palabras pueden trocarse por algo desemejante, que son las ideas. Pero también por algo semejante: pueden confrontarse con otras de la misma lengua y también con las de otras lenguas. La palabra española “cordero” puede relacionarse con otras del mismo sistema como pueden ser “oveja”, “carnero”, “cabra”, “cabrito”, etc. Pero también con las francesas “mouton” y las inglesas “sheep” y “mutton”. Esto es importante porque el contenido de un signo no depende sólo de lo que está “dentro” de él (significante y significado, es decir, de la significación), sino de lo que está “fuera” (su relación con otros signos, su valor). Así pues, el signo forma parte de un sistema que es la lengua y está revestido no sólo de una significación sino de un valor. 4. Sintagma y paradigma Las relaciones que una palabra, un signo, mantiene con otros términos del mismo sistema son de dos clases. Tenemos dos tipos de relaciones que tiene una cierta similitud formal con las relaciones de la diacronía y sincronía, conceptos que ahora podemos sustituir por los de presencia y ausencia. Las primeras son las relaciones sintagmáticas y hay que situarlas en el eje horizontal; a las segunda Saussure las denomina “asociativas” - posteriormente llamadas paradigmáticas- y habría que situarlas en el eje vertical. Cada una de estas relaciones genera sus propios valores, que surgen de la relación más importante que según Saussure se generan en la lengua: la oposición. Las relaciones sintagmáticas consisten en las relaciones generadas entre distintas palabras que combinamos para conformar el discurso. Por ejemplo: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo”. Las distintas expresiones, a veces una palabra (“pelotón”, “coronel”, “tarde”, etc.), otras, una expresión más compleja (“muchos años después”, “había de recordar”, etc.), establecen relaciones con las que les preceden o siguen para formar segmentos discursivos a los que hay que dar un sentido. La forma que adquieren los diversos segmentos sintagmáticos obedece a las reglas de la lengua. Las relaciones asociativas o paradigmáticas se generan fuera del discurso gracias a que la memoria las asocia con otras que tienen algo en común. Estas asociaciones pueden ser de diverso tipo. Así un sustantivo puede asociarse a cualquier otro sustantivo, como “enseñanza” puede asociarse a “diversión”, pero también otros términos como “enseñar”, “enseñante”, o a “educación”, “aprendizaje”, etc. Estas asociaciones no se realizan sólo entre palabras, sino también entre grupos de palabras de distinta dimensión y complejidad, por ejemplo “en contra de”, “a favor de”, “a fuerza de”, etc. Desde este punto de vista, cualquier término es el centro de una constelación, “un punto donde convergen otros términos coordinados cuya suma es indefinida”. etc. etc. general recuerda comandante recordaba capitán recordó teniente recordaría ...el coronel Aureliano Buendía había de recordar... doctor traer a la memoria profesor rememorar juez olvidar conductor perder la memoria etc. etc. Fig. 5. Relaciones sintagmáticas y paradigmáticas
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