RESEÑA CASA DE MUÑECAS, Apuntes de Idioma Español

¡Descarga RESEÑA CASA DE MUÑECAS y más Apuntes en PDF de Idioma Español solo en Docsity! RESEÑA CASA DE MUÑECAS, HENRIK IBSEN Voy a comentar una de las obras más revulsivas de la literatura universal. Englobamos dentro de la literatura universal aquellas obras que, a pesar del idioma, de su autor y de su época, pertenecen a la humanidad sea cual sea la época. La razón para que esta obra dramática se considere, en la mayoría de los casos, como clásico se debe a su carácter revulsivo y su aportación al teatro, cambiando el concepto de teatro en la época. Hasta finales del s. XIX el teatro que existía era del tipo comedia de salón. Eran obras dedicadas al público burgués, alejado de cualquier planteamiento social crítico, era un teatro para divertir a la clase acomodada que era la que acudía a ver las obras. Ibsen introdujo la crítica al teatro, el escenario se convirtió en un lugar que hacía al público recapacitar sobre los valores de la sociedad. Así la mayoría de los dramas de Ibsen están cargados de una profunda carga crítica contra la sociedad de la época. No habla sobre el adulterio como hacían las obras de la época, Ibsen critica de lleno la base de la sociedad burguesa: la familia, y lo hace con la verdad, con los problemas que se vivían en la época. Destaca siempre en su obra estas dos bases: verdad y libertad. Ibsen, autor noruego de mediados y finales del s. XIX, fue un gran conocedor del oficio teatral, trabajó en pequeños teatros durante muchos años en distintos cargos: director, productor, autor… Asqueado por el ambiente provinciano de los teatros y la falta de estímulos de su tierra Ibsen se autoexilió a Italia, donde escribió Casa de Muñecas. Ibsen, a pesar de ser considerados por muchos como feminista, se negó a ser tildado de tal. Lo que el critica no es el trato a la mujer, sino la sociedad hipócrita burguesa de finales del XIX: “Existen dos tipos de código moral, dos tipos de conciencia: uno en el hombre y otro completamente diferente en la mujer. No se entienden entre sí; pero la mujer es juzgada en la vida práctica según la ley del hombre, como si no fuera una mujer, sino un varón…”. Efectivamente, en Casa de Muñecas vamos a poder contemplar este doble plano: Nora, para poder salvar la vida de su marido, decide falsificar la firma de su padre para conseguir el dinero que necesita. Sin embargo, esta acción es considerada como un delito y supone una deshonra para toda la familia. De esta situación se aprovecha un personaje, Krogstad, que recurrirá al chantaje de Nora Hemler: se compromete a guardar silencio siempre que está le ayude a escalar en sociedad gracias a las influencias de su marido: Torvald. La lucha por Nora para que este secreto no se desvele pues no sólo supondrá el rechazo de la sociedad, sino el de su propio marido que considera la falsificación de una firma un acto atroz, será el motor de la obra. Nora Helmer es fruto de una mala educación en su infancia. En este drama, los acontecimientos más importantes han sucedido antes de que se abra el telón: la mala educación de la protagonista que la hará cometer los errores que la llevarán al desarrollo de su drama; la falsificación de la firma. El personaje de Nora es totalmente redondo, sufre una transformación psicológica asombrosa: en un principio nos encontramos con una Nora inocente, un tanto paleta y sujeta a las opiniones de su marido. A pesar de este inicio, al final acabaremos viendo su rebeldía ante los órdenes establecidos por una sociedad que no la tiene en cuenta pero que, sin embargo, la juzga. Podemos interpretarlo como un viaje desde la inocencia a una madurez, en este caso social: el Bildungsroman, la novela de formación y aprendizaje. En Casa de Muñecas su protagonista aprende a ser un individuo más de la sociedad, aunque será la propia sociedad (representada en el microcosmos de la familia, su marido y sus amigos más cercanos) no se lo pondrá fácil. aría Abad Carretero Las razones para recomendar este libro: es una de las mejores visiones de la sociedad, no sólo de finales del XIX, sino de cualquier sociedad en cualquier tiempo pues, para nuestra desgracia, la hipocresía que nos describe Ibsen sigue presente y seguirá estándolo por mucho tiempo. La descripción que se nos hace nos permite transportarnos sin ninguna dificultad a la situación, utiliza un estilo muy claro. Además se ve claramente cómo la visón de la sociedad se ve reducida al microcosmos de la familia, y a partir de los conflictos de la pareja se reflejan los problemas de la sociedad. Es una obra llena de vida, de conflicto, pero no es una obra melodramática ni exagerada. Es el realismo de la situación lo que, desde mi punto de vista, hace que la situación de Nora sea todavía más trágica. Otra de las razones para recomendar esta obra es la maestría de Ibsen al introducir historias secundarias que, lejos de quedar al margen del argumento principal, se entrelazan con el drama de la protagonista. Así las decisiones de los personajes secundarios influirán de forma trascendental en la vida de Nora. En cuanto a los puntos negativos, encuentro la evolución de Nora quizás demasiado repentina, se da en un corto espacio de tiempo. Esto tiene su aspecto positivo y negativo: por un lado, consigue un efecto más dramático en el espectador / lector. Sin embargo, por otra parte, parece poco verosímil que una persona pueda cambiar de forma tan profunda su forma de ser. Para finalizar me gustaría resaltar unas palabras de Nora Helmer una vez que se ha reeducado, que es un miembro válido de la sociedad y que nos reflejan la situación de Nora, y de cualquier mujer, en esa sociedad hipócrita: NORA (Después de una pausa): Estamos uno frente al otro. ¿No te llama la atención una cosa? HELMER: ¿Qué quieres decir? NORA: Hace ocho años que nos casamos. Piensa un momento: ¿no es ahora la primera vez que nosotros dos, marido y mujer, hablamos a solas seriamente? HELMER: Seriamente, sí..., pero ¿qué? NORA: Ocho años han pasado.... y más todavía desde que nos conocemos, y jamás se ha cruzado entre nosotros una palabra seria respecto de un asunto grave. HELMER: Iba a hacerte partícipe de mis preocupaciones, sabiendo que no podías quitármelas? NORA: No hablo de preocupaciones. Lo que quiero decir es que jamás hemos tratado de mirar en común al fondo de las cosas. HELMER: Pero veamos, querida Nora, ¿era esa preocupación apropiada para ti? NORA: ¡Este es precisamente el caso! Tú no me has comprendido nunca... aría Abad Carretero