Reseña de la película "Hombre de poder", Apuntes de Crítica Literaria

¡Descarga Reseña de la película "Hombre de poder" y más Apuntes en PDF de Crítica Literaria solo en Docsity! Reseña de “Hambre de poder” La película “Hambre de poder”, estelarizada por el nominado al Óscar en 2014 Michael Keaton, además de tener una gran trama, nos da una gran enseñanza sobre cómo hacer dinero. Ray Kroc era un fracasado hombre de negocios con una edad en la que muchos empresarios ya estaban retirados, pero jamás se dio por vencido y gracias a su empresa de máquinas para malteadas, de la que muchos se burlaban, encontró una mina de oro en un pequeño restaurante de comida rápida, ubicado en San Bernardino, California; “McDonald’s”. Como Ray decía, “Nada en el mundo puede reemplazar la persistencia” y eso vemos a lo largo de las casi dos horas que dura la obra de John Lee Hancock. La historia contiene múltiples lecciones de marketing y negocios en sus escenas. En la década de los años 50, los restaurantes de comida rápida no cubrían con las expectativas de su “target”. Estos establecimientos demoraban más de 30 minutos en entregar los alimentos a sus clientes, sin darse cuenta que la gente que los visitaba buscaba satisfacer su hambre rápido; ellos no tenían tiempo para esperar. Eso fue lo que diferenció al pequeño local de San Bernardino. Allí había un eficiente sistema de producción creado por Dick McDonald. En su cocina todos sabían a la perfección la tarea que tenían que cumplir y cómo hacerla. Los hermanos Mac no llevaban el “lunch” hasta los coches de sus comensales; eran ellos quienes tenían que ir a la ventanilla por su hamburguesa, que ya estaba lista tan pronto como pedían su orden. Esa fue una gran innovación para aquella época en la que este tipo de restaurantes no tenían una planeación del negocio, no satisfacían al cliente y muchas veces ni siquiera entregaban el pedido de forma correcta. Kroc vio el potencial que tenía ese modesto “McDonald’s” cuando los hermanos Mac le pidieron 12 máquinas para hacer malteadas, porque en San Bernardino no se daban abasto ¡Increíble!, ¿No? Laura Ximena Covarrubias Arana