¡Descarga La opulencia contra la escasez: los derechos sociales en las sociedades desarrolladas - Pr y más Resúmenes en PDF de Trabajo Social solo en Docsity! 5. El retroceso de los derechos sociales ! 1. ENTRE LA OPULENCIA Y LA ESCASEZ Los derechos económicos, sociales y culturales (“derechos sociales”) han tenido una amplia vigencia en las sociedades occidentales desarrolladas y han sido durante décadas el motor de un aumento considerable del bienestar de sus ciudadanos. Los países europeos han sido prác@camente los únicos que han procurado realizar íntegramente lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Los derechos sociales han marcado toda una época en la historia reciente de las sociedades más desarrolladas, y lo han hecho de la mano del Estado social en un contexto global marcado por la escasez generalizada (periodo de entreguerras, experiencia nazi…). No obstante, ello no fue un obstáculo para que los gobernantes europeos apostasen por un aumento de la importancia del sector público en las economías nacionales y por el crecimiento del gasto social, sobre todo en las décadas de 1950 y 1960, con objeto de obtener mayores cotas de bienestar para sus ciudadanos. De media, los Estados de la Europa rica gastaban un 20% del PIB nacional en polí@cas sociales y de bienestar rela@vas a la enseñanza, la sanidad, las prestaciones sociales, etc. El Estado social alcanzó, en ese momento, los más altos niveles de aceptación y legi@mación. El panorama de bonanza y confianza en el sistema cambió a par@r de la crisis del petróleo de 1973, donde se sitúa el inicio de los problemas de financiación del Estado social y se abre un debate sobre su funcionalidad que aún hoy no ha terminado. Los países de Europa occidental tenían un Estado social bien consolidado, con gran presencia pública y muy implicado en el bienestar general, por lo que mostraron una fuerte resistencia al cambio de sus funciones y a la superación de las polí@cas sociales. Las excepciones fueron EEUU y Reino Unido, donde la enseñanza y la sanidad han sufrido un claro deterioro en manos de los gobiernos neoliberales, con lo que han aumentado las desigualdades sociales en ellos. A pesar de las diversas experiencias, lo que se percibe es una redefinición de las polí@cas sociales y de bienestar y, sobre todo, un cues@onamiento de las estrategias de ges@ón y de dirección de los aparatos burocrá@cos que deben implementarlas y de los recursos que se asignan a ellas. No puede hablarse de “retroceso de los derechos sociales” allí donde nunca han exis@do, esto es, en la mayor parte del planeta; sólo pueden juzgarse así en aquellos países donde han logrado una cierta implantación. Entre los que consideran que existen condiciones obje@vas para este retroceso de los derechos sociales, lo relacionan con la limitación de la presencia del Estado en la sociedad y con los problemas de financiación que han surgido por el crecimiento incontrolado del gasto de las polí@cas sociales y de bienestar, así como con las tendencias económicas mundiales y su influjo en el proceso de integración de los países de la UE, casi exclusivamente por mo@vos económicos. 1 Hoy en día, la vida polí@ca de las naciones europeas viene marcada por la ofensiva neoliberal, centrada en obtener ingentes can@dades de beneficios y en configurar la sociedad a su imagen y semejanza, sin importar el ver@ginoso aumento de las desigualdades y la miseria que pone en peligro los derechos sociales. En España nunca ha exis@do un Estado social pleno. Sólo a par@r de la década de 1980 (casi con treinta años de retraso) se impulsaron una bmidas polí@cas sociales y de bienestar. Otros países más ricos del con@nente europeo también han comenzado a recortar derechos sociales y a ponerles fecha de caducidad. Si los derechos sociales corren el riesgo de desaparecer o de mermar considerablemente en los países desarrollados, en aquellos otros más pobres que iniciaron @bias polí@cas favorables al establecimiento de medidas asistenciales en los 70’, sobre todo, en La@noamérica, ven sepultados sus intentos ante la pesada obligación de pagar la deuda externa (tres cuartas partes de la misma corresponden a intereses) y ante las polí@cas de ajuste estructural impuestas por los organismos financieros internacionales (BMI y FMI). Esto demuestra que los derechos sociales en un mundo pobre sólo son para los ricos, los privilegiados. La mayor parte de la riqueza mundial se concentra en manos de la cuarta parte de la población y en áreas geográficas muy concretas (EEUU, Japón y UE). Los restantes tres cuartos de la población mundial carecen de los recursos mínimos para sa@sfacer sus necesidades más básicas y su situación de miseria generalizada, paro, marginación y desventaja social se verá agravada si se cumplen las previsiones de crecimiento poblacional, las cuales anuncian que seremos 8.500 millones de personas en 2025 y 11.300 millones a finales del siglo XXI. Los derechos sociales son los que revelan las desigualdades en el orden global. El hecho de que su realización dependa de las voluntades polí@cas de los gobernantes y de las disponibilidades financieras de cada nación, y el hecho de que sólo unos pocos estén gozando de ellos, no deben ser un obstáculo para reclamar su plena implantación en todo el planeta, para exigir su universalización y su extensión a todos los hombres, puesto que su fundamento reside en la existencia de necesidades básicas inherentes a todo ser humano, con independencia de su raza, país de nacimiento y cualquier otra diferencia social. La dificultad de llevar a la prác@ca esta empresa estriba en la falta de voluntad de los gobernantes para des@nar fondos a la cons@tución de un organismo internacional que encauce y dirija los programas equilibradores y asistenciales e impulse polí@cas globales comunes. ! ! 2