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Orientación Universidad
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Resumen de la Celestina acto por acto, Resúmenes de Literatura Española

La Celestina: resumen de la acción de cada uno de los 21 actos.

Tipo: Resúmenes

2015/2016

Subido el 13/12/2016

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¡Descarga Resumen de la Celestina acto por acto y más Resúmenes en PDF de Literatura Española solo en Docsity! RESUMEN DE LA CELESTINA ACTO POR ACTO por Miguel Garci-Gomez El resumen incluye el ARGUMENTO GENERAL de Fernando de Rojas y los sumarios que aparecen en las ediciones antiguas, seguidos de un resumen de la acción de cada uno de los 21 actos. ARGUMENTO GENERAL de toda la obra Calisto fue de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposición, de linda criançça, dotado de muchas gracias, de estado mediano. Fue preso en el amor de Melibea, muger moçça, muy generosa, de alta y sereníssima sangre, sublimada en próspero estado, vna sola heredera a su padre Pleberio, y de su madre Alisa muy amada. Por solicitud del pungido Calisto, vencido el casto propósito della entreueniendo Celestina, mala y astuta mujer, con dos seruientes del vencido Calisto, engañados y por ésta tornados desleales, presa su fidelidad con anzuelo de codicia y de deleyte, vinieron los amantes y los que les ministraron, en amargo y desastrado fin. Para comiençço de cual dispuso el aduersa fortuna lugar oportuno, donde a la presencia de Calisto se presento la desseada Melibea. ACTO I Sumario: Entrando CALISTO una huerta empos de un falcon suyo, hallo alli a MELIBEA, de cuyo amor preso, comenzole de hablar; de la cual rigurosamente despedido, fue para su casa muy angustiado. Hablo con un criado suyo llamado SEMPRONIO, el cual, despues de muchas razones, le enderezo a una vieja llamada Celestina, en cuya casa tenia el mismo criado una enamorada llamada ELICIA, la cual, viniendo SEMPRONIO a casa de CELESTINA con el negocio de su amo, tenia a otro consigo llamado CRITO, al qual escondieron. Entretanto que SEMPRONIO estaba negociando con CELESTINA, CALISTO estaba razonando con otro criado suyo, por nombre PARMENO; el qual razonamiento dura hasta que llega SEMPRONIO y CELESTINA a casa de CALISTO. PARMENO fue conocido de CELESTINA, la cual mucho le dice de los hechos y conocimiento de su madre, induciendole a amor y concordia de SEMPRONIO. Resumen: En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. Con estas palabras saluda Calisto a su deseada Melibea, quien, según el Argumento General de Francisco de Rojas, se presentó a Calisto en un conveniente lugar. Calisto, en esta aparición de Melibea, le revela su amor. Melibea parece rechazar sus insinuaciones. Acto seguido, Calisto, desde su cámara, llama a voces a Sempronio, su criado, y le increpa malhumorado. Sempronio y Calisto arguyen sobre el amor y el dolor que el amor suele traer consigo. Para Calisto, Melibea es su diosa: por Dios la creo, por Dios la confieso y no creo que ay otro soberano en el cielo; aunque entre nosotros mora. Más que cristiano, se confiesa melibeo: Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo. Por su parte, Sempronio se compromete a cumplir los deseos de su amo: Con todo, si de estos aguijones me da, traértela he hasta la cama. Para conseguirlo, decide solicitar la ayuda de Celestina, una vieja alcahueta. Sempronio va a la casa de Celestina donde encuentra a Elicia, una joven prostituta, amiga suya. Sempronio convence a Celestina a tener confianza en él y seguirle a la casa de Calisto donde ellos ambos van a conseguir provecho y ganancias. En el camino,no, Sempronio le explica a Celestina la dolencia de Calisto. Pármeno, otro criado de Calisto, ve a los dos acercarse a la puerta y amonesta a su amo sobre la puta vieja, a la que conoce bien todo bicho viviente: Aquí llevo un poco de hilado en esta mi faltriquera, con otros aparejos, que conmigo siempre traigo, para tener causa de entrar, donde mucho no soy conocida, la primera vez: así como gorgueras, garbines, franjas, rodeos, tenazuelas, alcohol, albayalde y solimán, hasta agujas y alfileres. Para mayor seguridad, profiere unos conjuros mágicos al dios de los infiernos: Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles Y tras confeccionar varias pociones sale hacia la casa de Melibea confiada sobre todo en su propio poder personal, superior al del mismísimo Plutón: Y así confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto. ACTO IV Sumario: CELESTINA, andando por el camino, habla consigo misma hasta llegar a la puerta de PLEBERIO, donde hallo a LUCRECIA, criada de PLEBERIO. Ponese con ella en razones. Sentidas por ALISA, madre de MELIBEA, y sabido que es CELESTINA, hacela entrar en casa. Viene un mensajero a llamar a ALISA. Vase. Queda CELESTINA en casa con MELIBEA y le descubre la causa de su venida. Resumen: Celestina camina a la casa de Melibea pensando en lo que acontecerá cuando ella llegue. Teme no ser bien recibida y que su visita se tome a ofensa: por un lado pueden que la manteen o la azoten; por otro, si no entra, será objeto de la furia de Calisto. Es más honorable sufrir el castigo que romper la confianza de alguien. Cuándo Celestina llega a la casa, Lucrecia, sirviente de Melibea, prima de Elisa, y una amiga suya la saludan a la puerta. Celestina dice que venía de visita; pero Lucrecia duda de eso, pues sabe que Celestina nunca hace nada sin interés de lucro. Celestina explica a Lucrecia que ella viene a ofrecerle unos hilos a Melibea y su madre. Lucrecia dice que Alisa, madre de Melibea, llevaba unos días tejiendo y que el hilo le vendría bien. Alisa pregunta a Lucrecia quien está allí y Lucrecia la dice sin reparos: la que empicotaron por hechicera, que vendía las mozas a los abades y descasaba mil casados. Alisa recuerda a Celestina, a la que llama buena pieza y, con todo, la invita a entrar. Alisa está ansiosa de comprar el hilo que Celestina describe como Delgado como el pelo de la cabeza, igual, recio como cuerdas de vihuela, blanco como el copo de la nieve, hilado todo por estos pulgares, aspado y aderezado. Velo aquí en madejitas. Repentinamente, Alisa se da cuenta de que ella debe salir a visitar a su hermana que está enferma y deja Melibea sola con Celestina. Celestina aconseja a Melibea a gozar su lozana juventud antes que llegue la vejez con sus achaques: Dios la deje gozar su noble juventud y florida mocedad, que es el tiempo en que más placeres y mayores deleites se alcanzarán. Que, a la mi fe, la vejez no es sino mesón de enfermedades, posada de pensamientos, amiga de rencillas, congoja continua, llaga incurable, mancilla de lo pasado, pena de lo presente Melibea parece complacida con las reflexiones de la vieja y cree que éstos son los sentimientos del pobre y que la gente rica piensa de otra manera. Melibea da gracias a Celestina por su visita y le paga por la compra. Celestina aprovecha esta oportunidad y revela a Melibea la razón altruista de su visita, wue ha sido motivada por ajenas necesidades y no mías. A lo que responde la doncella: Pide lo que querrás, sea para quien fuere. Celestina se extiende en rodeos sobre la necesidad de curar a los enfermos moribundos; en particular un enfermo que le preocupaba: ¡Doncella graciosa y de alto linaje! tu suave fabla y alegre gesto, junto con el aparejo de liberalidad, que muestras con esta pobre vieja, me dan osadía a te lo decir. Yo dejo un enfermo a la muerte, que con sola una palabra de tu noble boca salida, que le lleve metida en mi seno, tiene por fe que sanará, según la mucha decocción tiene en tu gentileza. Sigue Celestina con sus digresiones, tras lo cual sigue el siguiente intercambio: MELIB. __ Por Dios, sin más dilatar, me digas quién es ese doliente, que de mal tan perplejo se siente, que su pasión y remedio salen de una misma fuente. CEL. __ Bien tendrás, señora, noticia en esta ciudad de un caballero mancebo gentilhombre de clara sangre, que llaman Calisto. MELIB. __ ¡¡ Ya, ya, ya! Buena vieja, no me digas más, no pases adelante ... ¡¡Quemada seas, alcahueta falsa, hechizera, enemiga de onestad, causadora de secretos yerros! ¡¡ Jesú, Jesú ! !Quítamela, Lucrecia, de delante, que me fino, que no me ha dexado gota de sangre en el cuerpo! Bien se lo mereççe esto y más, quien a estas tales da oydos. .......... ¡¡ Jesú! No oiga yo mentar más ese loco, saltaparedes, fantasma de noche, luengo como cigüeña, figura de paramento malpintado; sinó, aquí me caeré muerta. Melibea, aparentemente enojada, reprende a la vieja por su insolencia. Celestina cree haber triunfado en su cometido: Más fuerte estaba Troya, y aun otras más bravas he yo amansado! Ninguna tempestad mucho dura Celestina pide a Melibea una oración en favor de Calisto, para calmar su dolor de muelas. Celestina se disculpa. Melibea le concede lo que pidió. Melibea le da a Celestina el cordón y le pide que pase al día siguiente por la oración. La doncella queda en hacer cualquier cosa que ella pueda en ayuda del paciente. Celestina aprovecha para elogiar las cualidades de Calisto: Fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La presencia y faciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Por fe tengo que no era tan hermoso aquel gentil Narciso, que se enamoró de su propia figura, cuando se vio en las aguas de la fuente. Agora, señora, tiénele derribado una sola muela que jamás cesa de quejar. Lucrecia, que oye la conversación, acusa a Celestina de manipular a Melibea. Celestina, para ponerla de su lado, le promete una lejía para el pelo que lo transforme en oro y unos polvos para los dientes que mitiguen el olor de su aliento. ACTO V Sumario: Despedida CELESTINA de MELIBEA, va por la calle sola hablando. Vee a SEMPRONIO y PARMENO que van a la Madalena por su sentilde;or. SEMPRONIO habla con CALISTO. Sobreviene CELESTINA. Van a casa de CALISTO. Declarale CELESTINA su mensaje y negocio recaudado con MELIBEA. Mientra ellos en essas razones estan, PARMENO y SEMPRONIO entre si hablan. Despidese CELESTINA de CALISTO, va para su casa, llama a la puerta. ELICIA le viene a abrir. Cenan y vanse a dormir. Resumen: Celestina se congratula de haber llevado a cabo su encargo de persuadir a Melibea con gran éxito. Ella está orgullosa de sí misma por haber acertado en lo que tantas otras hubieran fracasado: ¡¡O cuántas erraran en lo que yo he acertado! No me la nombres, fijo, por Dios, que se me hinchen los ojos de agua. ¿Y tuve yo en este mundo otra tal amiga? ¿Otra tal compañera? ¿Tal aliviadora de mis trabajos y fatigas? ¿Quién suplía mis faltas? ¿Quién sabía mis secretos? ¿Quién descubría mi corazón? ¿Quién era todo mi bien y descanso, sino tu madre, más que mi hermana y comadre? ¡¡O qué graciosa era! ¡¡O qué desenvuelta, limpia, varonil! Tan sin pena ni temor se andaba a media noche de cimenterio en cimenterio, buscando aparejos para nuestro oficio, como de día. Ni dejaba cristianos ni moros ni judíos, cuyos enterramientos no visitaba. De día los acachaba, de noche los desaterraba. así se holgaba con la noche escura, como tú con el día claro; decía que aquélla era capa de pecadores. ¿Pues maña no tenía con todas las otras gracias? Una cosa te diré, porque veas qué madre perdiste; aunque era para callar. Pero contigo todo pasa. Siete dientes quitó a un ahorcado con unas tenacicas de pelacejas, mientra yo le descalcé los zapatos. Pues entraba en un cerco mejor que yo y con más esfuerzo. Por si tales recuerdos no bastaran, añade la promesa de darle a Areúsa hacia cuya casa se encaminan. Entra Celestina en la habitación de la chica. Pármeno queda rezagado, nervisoso, esperando. Areúsa dice tener un amigo. Celestina trata de convencerla de que amigos tales no merecen tanta fidelidad; elogia su belleza y lozanía y se muestra encantada de mirarla y remirarla bajo las blancas sábanas. Le habla de Pármeno, compañero de Sempronio, amigo de Elicia, su prima, y de los beneficios que puede proporcionarle su amistad .Hace subir a Pármeno e invita a los jóvenes a gozar del amor. Celestina, al verles, se muere de envidia, pues como vieja habría perdido las muelas, pero le quedaba todavia el sabor: Quedaos adiós, que voyme sola porque me hacéis dentera con vuestro besar y retozar. Que aun el sabor en las encías me quedó: no le perdí con las muelas. Celestina sale. En su casa la espera Elicia. Elicia y Celestina discuten pero al final se arregla todo entre ellas. ACTO VIII Sumario: La mañana viene. Despierta PARMENO. Despedido de AREUSA, va para casa de CALISTO, su señor. Fallo a la puerta a SEMPRONIO. Conciertan su amistad. Van juntos a la camara de CALISTO. Hallanle hablando consigo mismo. Levantado, va a la yglesia. Resumen: Pármeno se despierta en la cama de Areúsa y se da cuenta de que es ya mediodía; es muy tarde y debe volver a su hogar inmediatamente. Antes de salir él invita a Areúsa a la cena en casa de Celestina. En el camino se cree el hombre mas feliz y afortunado del mundo, agradeciendo a Celestina tanta dicha: !Oh placer singular! !Oh singular alegría! ¿Cuál hombre es ni ha sido más bienaventurado que yo? ¿Cuál más dichoso y bienandante? ... Por cierto, si las traiciones de esta vieja con mi corazón yo pidiese sufrir, de rodillas había de andar a la complacer. ¿Con qué pagaré yo esto? Al llegar a su casa, Pármeno se reúne con Sempronio quien le reprende por su tardanza Pármeno le cuenta lo sucedido y hace participe de su gloria: la gloria de haber alcanzadoa Areúsa: PAR. __ ¿Pues qué es todo el placer que traigo, sino haberla alanzado? SEMP. __ ¡¡Cómo se lo dice el bobo! ¡¡ De risa no puede hablar! ¿A qué llamas haberla alcanzado? ¿Estaba a alguna ventana o qué es eso? PARM. __ A ponerla en duda si queda preñada o no. Pármeno se arrepiente de haberse opuesto a los planes de Sempronio y Celestina y está dispuesto a cooperar con ellos en todo pues reconoce que en el juego de Calisto y Melibea hay oportunidad de ganancias. Sempronio y Pármeno acuerdan olvidar el pasado en vista de un futuro muy prometedor: SEM. __ Seamos como hermanos, ... sea lo pasado cuestión de Sant Juan y así paz para todo el año. Que las iras de los amigos siempre suelen ser reintegración del amor. Comamos y holguemos, que nuestro amo ayunará por todos. Entre los dos criados acuerda celebrar una comida en casa de Celestina, con Elicia y Areúsa. Mientras tanto, en la alcoba, como de costumbre, Calisto delira de amor, recitando poesías, entre sueños, sin saber si es hora de despertar o acostarse. . CAL. __ Corazón, bien se te emplea Que penes y viuas triste, Pues tan presto te venciste Del amor de Melibea. Calisto oye tocar a misa y se dispone para ir a la iglesia. En su atolondramiento, se entrega a la disposición de su criado: Sempronio mi fiel criado, mi buen consejero, mi leal servidor, sea como a ti te parece. Porque cierto tengo, según tu limpieza de servicio, quieres tanto mi vida como la tuya. ACTO IX Sumario: SEMPRONIO y PARMENO van a casa de CELESTINA entre sí hablando. Llegados allá, hallan a ELICIA Y AREUSA. Pónense a comer; entre comer riñe ELICIA con SEMPRONIO. Levántase de la mesa. Tórnanla apaziguar. Estando ellos todos entre sí razonando, viene LUCRECIA, criada de MELIBEA, llamar a CELESTINA que vaya a estar con MELIBEA. Resumen: Sempronio y Pármeno salen a ir a la casa de Celestina para la comida. Ellos caminan a la iglesia a ver si Celestina pues ésta suele ir cuando en su casa falta comida: Cuando ella tiene qué hacer, no se acuerda de Dios ni cura de santidades. Cuando hay que roer en casa, sanos están los santos; cuando va a la iglesia con sus cuentas en la mano, no sobra el comer en casa. Los dos criados que Celestina no es mucho de fiar, pero al mismo tiempo creen que, para bien de todos no deben darle publicidad a su ruindad. Elicia y Areúsa están impacientes porque ellos se retrasan. Cuando llegan, los cinco se sientan a la mesa frente a una comida abundante; Celestina entona sus alabanzas al vino: esto quita la tristeza del corazón, más que el oro ni el coral; esto da esfuerzo al mozo y al viejo fuerza, pone color al descolorido, coraje al cobarde, al flojo diligencia, conforta los celebros, saca el frío del estómago, quita el hedor del anhélito, hace potentes los fríos, hace sufrir los afanes de las labranzas, a los cansados segadores hace sudar toda agua mala, sana el romadizo y las muelas, ... Elicia, algo celosa, se enoja con Sempronio por los inmerecidos elogios a Melibea. Aquella hermosura por una moneda se compra de la tienda. Por cierto, que conozco yo en la calle donde ella vive cuatro doncellas en quien Dios más repartió su gracia que no en Melibea, que si algo tiene de hermosura es por buenos atavíos que trae. Ponedlos en un palo, también diréis que es gentil. Elicia se levanta de la mesa, pero se apacigua eventualmente y la convencen a que regrese y goce de la buena comida. Celestina alienta a las parejas al besarse y abrazarse: Calisto se enoja porque el habla de Celestina no es cortés: Habla cortés, madre, no digas tal cosa, que dirán estos mozos que estás loca. Melibea es mi señora, Melibea es mi Dios, Melibea es mi vida; yo su cautivo, yo su siervo. Calisto da una cadenilla de oro a Celestina como pago para su buen trabajo. Pármeno y Sempronio saborean la ganancia que su parte de la cadena les supondrá. Parmeno pondera que no daría su parte por medio marco de oro. Celestina insiste en la disposición de Melibea a entregarse a Calisto: Melibea pena por ti más que tú por ella, Melibea te ama y desea ver, Melibea piensa más horas en tu persona que en la suya, Melibea se llama tuya y esto tiene por título de libertad y con esto amansa el fuego, que más que a ti la quema. Calisto se siente agobiado, enajenado; se pregunta si estaría soñando; se siente morir de gozo: Muerto soy de aquí allá, no soy capaz de tanta gloria, no merecedor de tan gran merced, no digno de fablar con tal señora de su voluntad y grado. Celestina se despide, alegre de la recompensa. Llega a casa donde Elicia le reprocha su tardanza y quiere que reflexione que a su edad no debe andar sola, tan tarde, pues puede tropezar y caerse, y morir. Cenan y se acuestan. ACTO XII Sumario : Llegando medianoche, CALISTO, SEMPRONIO y PARMENO, armados, van para casa de MELIBEA. LUCRECIA y MELIBEA estan cabe la puerta, aguardando a CALISTO. Viene CALISTO. Hablale primero LUCRECIA. Llama a MELIBEA. Apartase LUCRECIA. Hablanse por entre las puertas MELIBEA y CALISTO. PARMENO y SEMPRONIO de su cabo departen. Oyen gentes por la calle. Apercibense para huyr. Despidese CALISTO de MELIBEA, dexando concertada la tornada para la noche siguiente. PLEBERIO, al son del ruydo que havia en la calle, despiertase. Llama a su muger, ALISA. Pregunta a MELIBEA quien da patadas en su camara. Responde MELIBEA a su padre, PLEBERIO, fingendo que tenia sed. CALISTO con sus criados va para su casa hablando. Echase a dormir. PARMENO y SEMPRONIO van a casa de CELESTINA. Demandan su parte de la ganancia. Dissimula CELESTINA. Vienen a reñir. Echanle mano a CELESTINA; matanla. Da bozes ELICIA. Viene la justicia y prendelos ambos. Resumen: Cerca la medianoche, Calisto y sus dos criados salen armados hacia la casa de Melibea. La noche está oscura y quieren prevenirse contra cualquier eventual emboscada. Calisto le encomienda a Pármeno que vaya y mire entre las puertas, a ver si ha llegado Melibea. Pármeno hace saber a amo que es más apropiado que sea a él a quien Melibea vea primero. Calisto se adelanta. Los criados quedan rezagados temerosos. Es Lucrecia, la criada, quien reconoce a Calisto por la voz. Melibea se acerca a la puerta y manda a su criada a la cama. Melibea expresa frialdad y miedo que su honra quede dañada: no sé qué piensas más sacar de mi amor, de lo que entonces te mostré. Desviad estos vanos y locos pensamientos de ti, porque mi honra y persona estén sin detrimento de mala sospecha seguras. A Calisto, ante tal fraildad, le asalta el presentimiento de haber sido engañado por criados y alcahueta: ¡Oh malaventurado Calisto! !Oh cuán burlado has sido de tus siruientes! ¡¡Oh engañosa muger Celestina! !Dejárasme acabar de morir y no tornaras a vivificar mi esperanza, para que tubiese más que gastar el fuego que ya me aqueja! Melibea asegura a Calisto que con sus palabras solo había tratado de probar su fidelidad, y le confirma su gozo y su entrega: Tú lloras de tristeza, juzgándome cruel; yo lloro de placer, viéndote tan fiel. ¡¡Oh mi señor y mi bien todo! ¡¡Cuánto más alegre me fuera poder ver tu faz, que oíir tu voz! ... Limpia, señor, tus ojos, ordena de mí a tu voluntad. Ambos maldicen aquellas puertas que les impide gozar plenamente de su amor: MEL.__ ... las puertas impiden nuestro gozo, las cuales yo maldigo y sus fuertes cerrojos y mis flacas fuerzas, que ni tú estarías quejoso ni yo descontenta. CAL. __ ¿Cómo, señora mia, y mandas que consienta a un palo impedir nuestro gozo? Nunca yo pensé que, demás de tu voluntad, lo pudiera cosa estorbar. ¡¡Oh molestas y enojosas puertas! Ruego a Dios que tal fuego os abrase, como a mí da guerra: que con la tercia parte seríades en un punto quemadas. Los dos amantes acuerdan verse al dia siguiente en el huerto. MEL.__ ... conténtate con venir mañana a esta hora por las paredes de mi huerto El diálogo cesa y los jóvenes se apartan cuando Sempronio y Pármeno avisan a su amo de la guadia nocturna que se acerca con hachas. Pleberio, en su alcoba, se despierta ante el bullicio en la habitación de Melibea. Alicia le confirma haberlo oído. Pleberio le pregunta a Melibea qué pasaba. Esta le dice que tenía sed y Lucrecia había salido por jarro de agua. Entre tanto, Calisto y sus criados llegan a casa. Calisto se dipone a ir a la cama y aconseja a sus mozos a hacer lo mismo. Sempronio, sin embargo, no deja de pensar en la cadena de oro y en la parte que les correspondía y quiere arreglar cuentas con la vieja Celestina, cuanto antes. Los mozos salen hacia la casa de Celestina. La llaman desde la ventanilla de la alcoba. Celestina les abre. Entran. Declaran que vienen por su parte de la cadena. Celestina, siempre tan astuta, se muestra confusa en sus explicaciones. Les dice se la dio a Elica, que no sabe dónde la puso, que no es que fuera de mucho valor, añadiendo que se temía que unos familiares que la visitaron se la habrían llevado; y concluye que, en cualquiera de los caso, la cadena le pertenecía a ella y a nadie más: la cadenilla que traje para que [Elicia] se holgase con ella y no se puede acordar dónde la puso. Que en toda esta noche ella ni yo no habemos dormido sueño de pesar. No por su valor de la cadena, que no era mucho; pero por su mal cobro della y de mi mala dicha. Entraron unos conoscidos y familiares mios en aquella sazón aquí: temo no la hayan llevado, diciendo: si te vi, burléme, etc. así que, hijos, ahora que quiero hablar con entrambos, si algo vuestro amo a mi me dio, debéis mirar que es mío; que de tu jubón de brocado no te pedí yo parte ni la quiero. Sirvamos todos, que a todos dará, según viere que lo merecen. Que si me ha dado algo, dos veces he puesto por él mi vida al tablero. La disputa sigue; Celestina se da cuenta que la situación se agrava y pide a Elicia que busque a la justicia: ¿Qué es esto? ¿Qué quieren decir tales amenazas en mi casa? ¿Con una oveja mansa tenéis vosotros manos y braveza? ¿Con una gallina atada? ¿Con una vieja de sesenta años? ¡¡Allá, allá, con los hombres como vosotros, contra los que ciñen espada, mostrad vuestras iras; no contra mi flaca rueca! Sempronio saca la espada y entre los gritos de Celestina, entre súplicas de ésta a Pármeno para que le detenga, y entre demandas de éste a Sempronio para que le dá fuerte, Celestina es acuchillada. Ante la gente que acude, Sempronio y Pármeno saltan por la ventana. Caen y mueren descalabrados. patrimonio, la infamia que tiene mi persona de la muerte que de mis criados se ha seguido. Al fin, el recuerdo y el placer recibido trinunfan sobre el recuerdo y el dolor de las muertes: Acuérdate de tu señora y tu bien todo. y pues tu vida no tienes en nada por su servicio, no has de tener las muertes de otros, pues ningún dolor igualará con el recibido plazer . Tristán y Sosia contemplan por la ventana a Elicia, vestida de luto y llorosa, que entra en casa de Areúsa. ACTO XV Sumario: AREUSA dize palabras injuriosas a un rufián llamado CENTURIO, el qual se despide della por la venida de ELICIA, la qual cuenta a AREUSA las muertes que sobre los amores de CALISTO Y MELIBEA se avían ordenado, y conciertan AREUSA y ELICIA que CENTURIO aya de vengar las muertes de los tres en los dos enamorados. En fin, despídese ELICIA de AREUSA, no consintiendo en lo que le ruega, por no perder el buen tiempo que se dava, estando en su asueta casa. Resumen: Areúsa discute con un rufián llamado Centurio en su casa. Entra Elicia. Sale Centurio. Areusa se sorprende del aspecto de Elicia. Elicia le informa de que no sólo han muerto Sempronio y Pármeno sino también de que éstos asesinaron a Celestina enfrente de ella. Celestina y Sempronio habían sido su sustento y maldice a Calisto y Melibea por haberle causado tal pérdida: !Ay, que rabio! ! Ay, mezquina, que salgo de seso! ¡¡ Ay, que no hallo quién lo sienta como yo! No hay quien pierda lo que yo pierdo. ¡¡Oh cuánto mejores y más honestas fueran mis lágrimas en pasión ajena, que en la propia mía! ¿A dónde iré, que pierdo madre, manto y abrigo; pierdo amigo y tal que nunca faltaba de mi marido? ¡¡Oh Celestina sabia, honrrada y autorizada, quántas faltas me encobrías con tu buen saber! ... ¡¡Oh Calisto y Melibea, causadores de tantas muertes! ¡¡Mal fin hayan vuestros amores, en mal sabor se convertan vuestros dulces placeres! Tórnese lloro vuestra gloria, trabajo vuestro descanso. las yerbas deleitosas, donde tomais los hurtados solaces, se conviertan en culebras, los cantares se os tornen lloro, los sombrosos árboles del huerto se sequen con vuestra vista, sus flores olorosas se tornen de negra color. Areusa cree que el consuelo no está en las lágrimas sino en la venganza: muchas cosas se pueden vengar que es imposible remediar y ésta tiene el remedio dudoso y la venganza en la mano. Decide que le pedirá a Centurio que dé muerte a Calisto cuando éste vuelva a salir para reuinirse con Melibea. Mientras tanto le pide a Elicia que se mude a su casa. Esta se lo agradece, pero prefiere vivr en la suya. Elicia hará las debidas averiguaciones sobre el encunetro de Calisto y Melibea por medio de Sosia. Sale para su casa. ACTO XVI Sumario: Pensando PLEBERIO y ALISA tener su hija MELIBEA el don de la Virginidad conservada, lo qual, según ha parescido, está en contrario, y están razonando sobre el casamiento de MELIBEA, y en tan gran quantidad le dan pena las palabras que de sus padres oye, que embía a LUCRECIA para que sea causa de su silencio en aquel propósito. Resumen: Pleberio y Alisa conversan sobre el futuro de su hija. Ya tiene edad de casarse. es la única heredera de sus bienes. La doncella reúne en sí además de la riqueza, discreción, honestidad, viginidad. No habría caballero que fuera a rehuir tan casamiento. Alisa se muestra de acuerdo con su marido. Melibea, por su parte, que está oyendo, con Lucrecia, la conversacón de sus padres, califica de devaneos tales elucubraciones. No estaban enterados de que llevaba ya un mes viendo a Calisto. La doncella defiende sus amoríos y los compara con otros famosos de la mitología y la historia. Harta de la conversación, recomienda a Lucrecia que entre y los interrumpa con algún tipo de pretexto. ACTO XVII Sumario: ELICIA, caresciendo de la castimonia de Penélope, determina de despedir el pesar y luto que por causa de los muertos trae, alabando el consejo de AREUSA en este propósito; la qual va a casa de AREUSA, adonde viene SOSIA, al qual AREUSA con palabras fictas saca todo el secreto que está entre CALISTO y MELIBEA. Resumen: Elicia se da cuenta de que es insensato llorar la muerte de Sempronio; su luto parece ausentar las visitas a su casa. Recuerda el buen consejo de Celestina: El diablo me da tener dolor por quien no sé si, yo muerta, lo tuviera. Osadas, que me dijo ella a mí lo cierto: nunca, hermana, traigas ni muestres más pena por el mal ni muerte de otro que él hiciera por ti. Sempronio holgara, yo muerta; pues ¿por qué, loca, me peno yo por él degollado? ¿Y qué sé si me matara a mí, como era acelerado y loco, como hizo a aquella vieja que tenía yo por madre? Deecide quitarse el luto y tramar con Areusa cómo vengarse de Calisto. Vuelve, pues, a casa de Areúsa. Estando allí, llega Sosia a visitar a Areúsa. Elicia se esconde. Aquella se muestra muy afable y trata de engatusar al recien llegado. Sosia revela la hora y el camino por donde irán al huerto de Melibea. Cuando Sosia sale, Areusa se felicita por sus mañas para engañar a Sosia tan gran facilidad. Ella no tenía nada que envidiar a Celestina: Así sé yo tratar los tales, así sale de mis manos los asnos, apaleados como éste; y los locos, corridos; y los discretos, espantados; y los devotos, alterados; y los castos, encendidos. Pues, prima, aprende, que otra arte es ésta que la de Celestina; aunque ella me tenía por boba, porque me quería yo serlo. Tras sacarle el secreto, despide a Sosia fingiendo tener muchas ocupaciones. ACTO XVIII Sumario : Elicia determina de fazer las amistades entre Areúsa y Centurio por precepto de Areúsa y vanse a casa de Centurio, onde ellas le ruegan que aya de vengar las muertes en Calisto y Melibea: el qual lo prometió delante dellas. Y como sea natural a éstos no hazer lo que prometen excúsase como en el proceso paresce. Resumen: Elicia y Areusa van a la casa de Centurio para convencerle a tomar la venganza en Calisto y Melibea. Centurio explica que él hará cualquier cosa que Areusa le pida y que esté dentro de sus posibilidades, entre las que enumera algunas: Mándame tú, señora, cosa que yo sepa hazer, cosa que sea de mi oficio. Un desafío con tres juntos, y si más vinieren, que no huya, por tu amor; matar un hombre; cortar una pierna o brazo; harpar el gesto de alguna que se haya igualado contigo: estas tales cosas, antes serán hechas que encomendadas. Areúsa quiere que las vengue, a ella y Elicia, de un caballero llamado Calisto. Centurio está dispuesto a matarle sin darle tiempo a confesarse: Enviémosle a comer al infierno sin confessión. Cuando le hacen saber que le acompañarían dos de sus mozos, aprovecha para hacer un elogio a su espada: Pequeña presa es essa, poco ceuo tiene ay mi espada. Mejor ceuara ella en otra parte esta noche, que estaua concertada. ... Si mi espada dixesse lo que haze, dando voces. Recomienda a su amo que baje con cuidado. Calisto resbala y cae pidiendo confesión. Yace en el suelo inerte, sin habla. (Hasta aquí la gran interpolcaión de la tercera adición, versión conocida como Tragicomedia. Sigue el texto de la Comedia, suspendido en el acto XIV). Los criados le dan por muerto. Meliba y Lucerecia escucha al otro lado de la tapia. Oyen decir a Tristán: ¿Oh mi señor y mi bien muerto! ¡¡Oh mi señor despeñado! ¡¡Oh triste muerte sin confessión! Coge, Sosia, esos sesos de esos cantos, júntalos con la cabeza del desdichado amo nuestro. ¡¡Oh día de aziago! !Oh arrebatado fin! Lucrecia persuade a la doncella a ir a su cámara. Decide llamar a los padres y fingir otro mal.. ACTO XX Sumario: LUCRECIA llama a la puerta de la cámara de PLEBERIO. Pregúntale PLEBERIO lo que quiere. LUCRECIA le da priessa que vaya a ver a su hija MELIBEA. Levantado PLEBERIO, va a la cámara de MELIBEA. Consuélala, preguntando qué mal tiene. Finge MELIBEA dolor del coraççón. Embía MELIBEA a su padre por algunos estrumentos músicos. Sube ella y LUCRECIA en una torre. Embía de sí a LUCRECIA; cierra tras ella la puerta. Llégasse su padre al pie de la torre. Descúbrele MELIBEA todo el negocio que avía passado. En fin, déxase caer de la torre abaxo. Resumen: Lucrecia va a la cámara de Pleberio y le manda a venir a ver a Melibea. Pleberio se alarma al ver a su hija tan desconsolada: ¿Qué dolor puede ser, que iguale con ver yo el tuyo? Tu madre está sin seso en oir tu mal. No pudo venir a verte de turbada. Esfuerza tu fuerza, abiva tu corazón, arréciate de manera que puedas tú conmigo ir a visitar a ella. Dime, ánima mia, la causa de tu sentimiento. Melibea quiere subir con su apdre a la azotea para mirar el paisaje y los navíos, a ver si así afloja su congoja. Pide que le traigan algún instrumento para acompañar el canto y mitigar así su dolor. Pleberio pide a Lucrecia que le acompañe. Melibea llama a ésta para comunicarle un mensaje que quiere enviar a su madre. Desde lo más alto de la torreta, recita Melibea detalladamente a su padre, quien desde abajo la escucha, sus tratos con Celestina, sus amoríos con Calisto y la muerte del desdichado. Muerto su amor, sería injusto, añade, que ella siguiera con vida. ¿Qué crueldad sería, padre mío, muriendo él despeñado, que viviese yo penada? Su muerte convida a la mía, comvídame y fuerza que sea presto, sin dilación, muéstrame que ha de ser despeñada por seguirle en todo. y así contentarle he en la muerte, pues no tube tiempo en la vida. ¡¡Oh mi amor y señor Calisto! Espérame, ya voy; detente, si me esperas; no me incuses la tardanza que hago,dando esta ultima cuenta a mi viejo padre, pues le debo mucho más. ¡¡Oh padre mio muy amado! Ruégote, si amor en esta pasada y penosa vida me has tenido, que sean juntas nuestras sepulturas: juntas nos hagan nuestras exequias. algunas consolatorias palabras te diría antes de mi agradable fin ... veo tus lágrimas malsufridas descender por tu arrugada faz. Salúdame a mi cara y amada madre: sepa de ti largamente la triste razón porque muero ... gran dolor llevo de mí, mayor de ti, muy mayor de mi vieja madre. Dios quede contigo y con ella. A él ofrezco mi ánima. Pon tú en cobro este cuerpo, que allí baxa. ACTO XXI Sumario: PLEBERIO, tornado a su cámara con grandísímo llanto, pregúntale ALISA, su muger, la causa de tan súpito mal. Cuéntale la muerte de su hija MELIBEA, mostrándole el cuerpo della todo fecho pedaçços, y haziendo su planto, concluye. Resumen: Pleberio vuelve a su cámara. Alisa le pregunta por qué está tan triste. Pleberio recita una larga lamentación. Lamenta el desengaño y la futilidad de su vida y su trabajo; la inutilidad de las riquezas que había almacenado en beneficio de su hija. Maldice a la fortuna por haberle privado del gran consuelo de su vejez, maldice el amor. Concluye con estas palabras: Del mundo me quejo, porque en sí me crió, porque no me dando vida, no engendrara en él a Melibea; no nacida, no amara; no amando, cesara mi quejosa y desconsolada postrimería. ¡¡O hmi compañera buena! ¡¡mi hija despedaççada! ¿Por qué no quisiste que estorbasse tu muerte? ¿Por qué no hubiste lástima de tu querida y amada madre? ¿Por qué te mostraste tan cruel con tu viejo padre? ¿Por qué me dexaste, quando yo te había de dexar? ¿Por qué me dexaste penado? ¿Por qué me dexaste triste y solo in hac lachrymarum valle. F I N
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