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Orientación Universidad
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Resumen De la Dictadura a la democracia, Apuntes de Cultura y Globalización

Resumen del libro de Gene Sharp de la dictadura a la democracia

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 29/08/2019

Rackmaninof
Rackmaninof 🇲🇽

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¡Descarga Resumen De la Dictadura a la democracia y más Apuntes en PDF de Cultura y Globalización solo en Docsity! De la DictaDura a la Democracia Un Sistema Conceptual para la Liberación conteniDo Prefacio viii uno enfrentanDo la realiDaD De las DictaDuras 1 Un problema que continúa 2 ¿A la libertad mediante la violencia? 4 ¿Golpes de estado, elecciones, salvadores del extranjero? 5 Encarando la dura verdad 8 Dos los Peligros De las negociaciones 9 Ventajas y limitaciones de las negociaciones 10 ¿Rendición negociada? 10 El poder y la justicia en las negociaciones 12 Dictadores “agradables” 13 ¿Qué clase de paz? 14 Razones para la esperanza 14 tres ¿De DónDe viene el PoDer? 17 La fábula del “Amo de los Monos” 17 Las recursos que necesita el poder político 18 Centros del poder democrático 22 cuatro las DictaDuras tienen Puntos Débiles 25 Identificando el “talón de Aquiles” 25 Puntos débiles de las dictaduras 26 Atacando las debilidades de las dictaduras 28 De la Dictadura a la Democracia v cinco ejercienDo el PoDer 29 La dinámica de la lucha noviolenta 30 Las armas y la disciplina noviolentas 30 Franqueza, clandestinidad y comportamiento intachable 34 Cambios en las relaciones de poder 35 Cuatro mecanismos del cambio 35 Efectos democratizadores del desafío político 37 La complejidad de la lucha noviolenta 39 seis necesiDaD De la Planificación estratégica 41 Planificación realista 42 Obstáculos a la planificación 43 Cuatro términos importantes en la planificación estratégica 45 siete PlanificanDo la estrategia 49 Escogiendo los medios 50 Planificando para la democracia 51 Ayuda del exterior 52 Formulando una gran estrategia 53 Planificando las estrategias de campaña 55 Difundiendo la idea de la nocooperación 58 La represión y las contramedidas 59 Adhiriéndose al plan estratégico 60 ocho aPlicanDo el Desafío Político 61 Resistencia selectiva 61 El reto simbólico 62 Distribuyendo la responsabilidad 64 Apuntando hacia el poder de los dictadores 64 Cambios en la estrategia 67 vi Gene Sharp nueve DesintegranDo la DictaDura 69 La escalada de la liberatad 71 Desintegrando la dictadura 72 Manejando el triunfo responsablemente 73 Diez trabajo Preliminar Para una Democracia DuraDera 77 Amenaza de una nueva dictadura 78 Cerrándoles el paso a los golpes de estado 78 Redactando una constitución 79 Una política democrática de defensa 80 Una responsabilidad meritoria 81 aPénDice los métoDos De la acción noviolenta 83 unas Palabras acerca De traDucciones 93 y reimPresiones De esta Publicación De la Dictadura a la Democracia vii examinar la validez de este texto en cuanto a su situación específica y determinar hasta qué punto las principales recomendaciones son aplicables, o si puede hacerse que lo sean, para su lucha de liberación. He incurrido en varias deudas de gratitud durante la redacción de este ensayo. Bruce Jenkins, mi ayudante especial, ha hecho una contribución inestimable al identificar los problemas en cuanto a su contenido y presentación, y, mediante sus agudas sugerencias, en cuanto a una exposición más clara y rigurosa de las ideas más difíciles (en especial en lo tocante a estrategia), a la reorganización estructural del texto y al mejoramiento de la edición. Estoy también muy agradecido a Stephen Cody por su asistencia editorial. El Dr. Christopher Kruegler y el Sr. Robert Helvey me brindaron su importante crítica y consejo. Las Dras. Hazel McFerson y Patricia Parkman me suministraron información sobre las luchas en Africa y América Latina respectivamente. Aunque este trabajo se ha beneficiado por un tan noble y generoso apoyo, únicamente yo soy responsable del análisis y las conclusiones que contiene. En ningún lugar de este trabajo asumo que el desafío contra los dictadores será una empresa fácil y poco costosa. Todas las formas de lucha tienen sus complicaciones y costos. El combate contra los dictadores por supuesto causará bajas. Sin embargo, espero que este análisis estimulará a los líderes de la resistencia a considerar estrategias que puedan incrementar su poder efectivo y al mismo tiempo reducir el nivel relativo de bajas. Tampoco se interprete este análisis como que cuando se acabe con una dictadura específica todos los demás problemas habrán desaparecido. La caída de un régimen no trae por consecuencia una utopía. Más bien abre el camino a un trabajo ingente y a esfuerzos denodados a fin de construir unas relaciones políticas, económicas y sociales más justas y erradicar otras formas de injusticia y opresión. Es mi esperanza que este breve examen de cómo puede desintegrarse una dictadura sea útil en cualquier lugar donde la gente vive dominada y desea ser libre. Gene Sharp 6 de octubre de 1993 The Albert Einstein Institution 36 Cottage Street East Boston, Massachusetts, 02128 USA x De la Dictadura a la Democracia uno enfrentanDo la realiDaD De las DictaDuras En años recientes, diversas dictaduras—de origen tanto interno como externo—han caído o se han tambaleado cuando se les ha enfrentado una población desafiante y movilizada. Aunque a menudo se las ve como firmemente afianzadas e inexpugnables, algunas de estas dictaduras demostraron ser incapaces de soportar el desafío concertado del pueblo en lo político, lo económico y lo social. A partir de 1980, las dictaduras han caído ante un desafío predominantemente noviolento del pueblo en Estonia, Latvia y Lituania, Polonia, Alemania Oriental, Checoslovaquia y Eslovenia, Madagascar, Mali, Bolivia y las Filipinas. La resistencia noviolenta ha hecho avanzar el movimiento por la democratización en Nepal, Zambia, Corea del Sur, Chile, Argentina, Haití, Brasil, Uruguay, Malawi, Tailandia, Bulgaria, Hungría, Zaire, Nigeria y en varias partes de la antigua Unión Soviética (llegando a jugar un papel significativo en la derrota del intento de golpe de estado de línea dura de agosto de 1991). Mas aún, el desafío político masivo1 se ha hecho presente en China, Birmania y el Tíbet en años recientes. Aún cuando estas luchas no han destruido a las dictaduras ni le han puesto fin a la ocupación territorial impuesta, sí han puesto al descubierto ante la comunidad mundial la naturaleza brutal de esos regímenes represivos, y han 1El término “desafío político masivo”, que se usa en este contexto, lo introdujo Ro-berto Helvey. El “desafío político” es una confrontación noviolenta (protesta, nocolaboración e intervención) que se lleva a cabo de manera desafiante y activa, con fines políticos. El término se originó en respuesta a la confusión y distorsión creadas cuando se daban por iguales la ‘lucha noviolenta’ con el “pacifismo” o la ‘noviolencia reIigiosa’. La palabra “desafío” denota una deliberada provocación a la autoridad mediante la desobediencia, y no deja lugar para la sumisión. El término ‘desafío político’ describe el entorno en el cual se emplea la acción (político), así como el objetivo (eI poder político). Se usa principalmente para describir la acción realizada por la población para retomar de manos de la dictadura el control de las instituciones gubernamentales mediante el constante ataque a las fuentes de poder y el uso deliberado de la planificación estratégica y de las operaciones para alcanzarlo. En este sentido, “desafío político”, “resistencia noviolenta” y “lucha noviolenta” se usarán aquí como sinónimos intercambiables, aunque los dos últimos términos, por lo general, se refieren a las luchas que persiguen una gama más amplia de objetivos (sociales, económicos, sicológicos, etc.). 1 aportado a la población una valiosa experiencia en cuanto a esta forma de lucha. El derrumbamiento de las dictaduras en los países antes mencionados ciertamente no erradicó todos los problemas de esas sociedades—pobreza, criminalidad, ineficiencia burocrática, destrucción del medio ambiente—que han sido frecuentemente la herencia de aquellos regímenes brutales. No obstante, la caída de esas dictaduras ha reducido, aunque poquísimo, mucho del sufrimiento de las víctimas de la opresión, y ha abierto el camino para la reconstrucción de esas sociedades con una mayor democracia política, más libertades personales y justicia social. un problema que continúa Ha habido, en verdad, una tendencia hacia una mayor demo- cratización y libertad en el mundo durante las últimas décadas. Según “Freedom House”, que compila un expediente anual sobre el estatus de los derechos políticos y las libertades civiles, el número de países en todo el mundo clasificados “libres” ha crecido de manera significativa en los últimos diez años.2 Libres Parcialmente Libres no Libres 1983 55 76 64 1993 75 73 38 2003 89 55 48 2009 89 62 42 Sin embargo, esta tendencia positiva se halla atenuada porque hay un gran número de pueblos que aún viven bajo condiciones de tiranía. Hasta enero de 1993, el 31% de la población del mundo, de 5.45 billones, vivía en países y territorios calificados como “no libres”3; esto es, en lugares donde los derechos políticos y las libertades civiles están en extremo restringidos. Los 38 países y 12 territorios incluidos en la categoría de “no libres” están gobernados por una serie de dictaduras militares (como en Birmania y el Sudán), 2 Gene Sharp 2 Freedom House, Freedom in the World: The Annual Survey of Political Rights and Civil Liberties, 1992-1993, www.freedomhouse.org (La Libertad en el Mundo: un informe anual sobre los derechos políticos y las libertades civiles,1992-1993), p. 66 (Las cifras de 1993 son hasta enero del mismo). Ver páginas 79-80 para una descripción de las categorías “libre”, “parcialmente libre” y “no libre” de Freedom House. 3 Freedom House, Freedom in the World,(La Libertad en el Mundo), p. 4. De la Dictadura a la Democracia 5 alguna vez, la guerra de guerrillas beneficia a la población oprimida o le abre paso a una democracia. La guerra de guerrillas no es ninguna solución evidente, especialmente por la inmensa cantidad de bajas que suelen producirse entre la gente. Esta técnica de lucha no ofrece ninguna garantía frente a la posibilidad del fracaso, a pesar de apoyarse en la teoría y el análisis estratégicos, y de que a veces recibe respaldo internacional. Las luchas guerrilleras por lo general duran mucho. Con frecuencia el gobierno en el poder reubica a la población, con la secuela de inmensos sufrimientos humanos y trastorno social que esto conlleva. Aún cuando resulte victoriosa, la lucha de guerrillas tiene, a largo plazo, considerables consecuencias negativas en lo estructural. De entrada, el régimen atacado se hace más dictatorial como resultado de sus contramedidas. Si en definitiva gana la guerrilla, el nuevo régimen que de ella provenga es con frecuencia más dictatorial que el anterior, debido al impacto centralizador de las fuerzas militares al expandirse, y por el debilitamiento o la destrucción durante la lucha de los grupos e instituciones independientes de la sociedad— cuerpos éstos que son vitales para establecer y mantener después una sociedad democrática. Los que se opongan a las dictaduras deben buscar otra opción. ¿Golpes de estado, elecciones, salvadores extranjeros? Un golpe militar contra una dictadura puede parecer, relativamente hablando, una de las maneras más rápidas y fáciles de quitarse de encima un régimen particularmente repugnante. Sin embargo, existen serios problemas con respecto a esta técnica. Lo más importante es que deja intacta la distribución negativa del poder entre la población y la élite de control del gobierno y sus fuerzas armadas. Lo más probable es que la supresión de personas o camarillas de las posiciones del gobierno, dé pie para que otro grupo semejante ocupe su lugar. Teóricamente este grupo puede ser menos duro en su comportamiento, y más dispuesto a abrirse de manera limitada a las reformas democráticas. Sin embargo, el caso opuesto es lo más probable. Después de consolidar su posición, la nueva camarilla puede resultar más despiadada y más ambiciosa que la anterior. Por lo tanto, la nueva camarilla—sobre la que quizá se habían fincado las esperanzas—podrá hacer lo que quiera sin preocuparse de la democracia o los derechos humanos. Esta no es una respuesta satisfactoria al problema de la dictadura. Bajo una dictadura las elecciones no se pueden usar como instrumento para un cambio político significativo. Algunos regímenes dictatoriales, tales como los del antiguo bloque oriental dominado por la Unión Soviética, simularon elecciones sólo con el propósito de aparentar ser democráticos. Pero estas elecciones eran simples plebiscitos rigurosamente controlados, para obtener la aprobación pública de los candidatos escogidos por los dictadores. Éstos, de cuando en cuando, debido a la presión a que están sometidos, podrían tal vez aceptar nuevas elecciones, pero éstas estarían manipuladas para colocar marionetas civiles en los puestos de gobierno. Si a los candidatos de la oposición se les hubiera permitido concurrir a las elecciones, y hubieran sido electos como ocurrió en Birmania en 1990, o en Nigeria en 1993, los resultados habrían sido simplemente ignorados y los supuestos “vencedores” habrían estado sujetos a intimidación, arrestados o hasta ejecutados. Los dictadores no están interesados en unas elecciones que puedan apartarlos de su trono. Muchas personas que actualmente están padeciendo bajo una dictadura, o que han tenido que exilarse para escapar de sus garras, no creen que los oprimidos puedan liberarse por sí mismos. Ellos no esperan que su pueblo pueda ser liberado sino por la acción de otros. Ponen su confianza en las fuerzas extranjeras. Creen que sólo una ayuda internacional puede ser lo bastante fuerte como para derribar a los dictadores. Esa visión de que los oprimidos son incapaces de actuar eficazmente es algunas veces correcta por tiempo limitado. Como hemos apuntado, con frecuencia la población sometida no quiere la lucha, y está temporalmente incapacitada para ella, porque no tiene confianza en su propia capacidad de enfrentar la dictadura feroz, y no ve una manera razonable de salvarse por su propio esfuerzo. En consecuencia, no es extraño que confíe sus esperanzas de liberación a la acción de otros. Las fuerzas externas pueden ser: la “opinión publica”, las Naciones Unidas, un país en particular o sanciones internacionales económicas y políticas. Una situación así puede parecer consoladora, pero existen graves problemas en cuanto a la confianza depositada en un salvador 6 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 7 foráneo. Esa confianza puede estar puesta en un factor totalmente errado. Por lo general, no van a llegar salvadores extranjeros. Si interviene otro estado, probablemente no deba confiarse en él. Hay unas cuantas ásperas realidades con respecto a esa confianza en la intervención extranjera que habría que destacar aquí. • Con frecuencia los estados extranjeros tolerarán, o ayudarán inclusive, a la dictadura a fin de avanzar sus propios intereses económicos o políticos. • Los estados extranjeros podrían estar dispuestos a vender al pueblo oprimido a cambio de otros objetivos, en lugar de mantener las promesas que le hicieran de ayudarlo en su liberación. • Algunos estados extranjeros actuarán contra la dictadura, pero sólo a fin de ganar para sí mismos el control económico, político y militar del país. • Los estados extranjeros podrían involucrarse activamente para fines positivos sólo cuando hubiere un movimiento interno que ya haya comenzado a sacudir la dictadura y logrado que la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno. Por lo general, la causa principal que explica la existencia de las dictaduras es la distribución interna del poder que existe en el país. La población y la sociedad son demasiado débiles para causarle un problema a la dictadura; la riqueza y el poder están concentrados en muy pocas manos. Aunque las acciones internacionales pueden beneficiar, o de alguna manera debilitar a las dictaduras, la continuación de éstas depende primordialmente de factores internos. Sin embargo, las presiones internacionales pueden ser muy útiles cuando apoyan un poderoso movimiento de resistencia interna. Entonces, por ejemplo, el boicot económico internacional, los embargos, la ruptura de relaciones diplomáticas, la expulsión del gobierno de organizaciones internacionales, la condena del mismo por alguno de los cuerpos de las Naciones Unidas y otros pasos semejantes, pueden contribuir grandemente. A pesar de todo,si no existe un fuerte movimiento de resistencia interna, tales acciones por parte de otros es poco probable que se den. Ventajas y limitaciones de las negociaciones Las negociaciones son un instrumento muy útil para resolver algunos conflictos, y no deben desdeñarse o rechazarse cuando son apropiadas. En algunas situaciones, cuando ningún asunto fundamental está en juego y, por consiguiente, es aceptable el compromiso, las negociaciones pueden ser un medio importante para zanjar un conflicto. Una huelga laboral en demanda de mayores salarios es un buen ejemplo del papel apropiado de las negociaciones en un conflicto: un acuerdo negociado puede conseguir un aumento promediado entre las cantidades originalmente propuestas por cada una de las partes contendientes. Los conflictos laborales, con sindicatos legalmente establecidos, son, sin embargo, algo muy diferente de los problemas en los cuales están en juego la existencia permanente de una dictadura cruel o el establecimiento de la libertad política. Cuando los asuntos por resolver son fundamentales porque afectan principios religiosos, problemas de la libertad humana o todo el desarrollo futuro de la sociedad, las negociaciones no llevan a una solución satisfactoria para ambas partes. En algunos asuntos básicos no se debe transigir. Sólo un cambio en la correlación de fuerzas a favor de los demócratas puede salvaguardar adecuadamente los asuntos básicos que están a discusión. Ese cambio ocurre a través de una lucha, no mediante negociaciones. Esto no quiere decir que las negociaciones no deban usarse nunca. El hecho es que tales negociaciones no son un modo realista de librarse de una férrea dictadura cuando no existe una poderosa oposición democrática. Por supuesto que hay circunstancias en que las negociaciones pueden no ser una opción. Los dictadores firmemente establecidos, que se sienten muy seguros de su posición, pueden negarse a negociar con sus opositores democráticos. 0 bien, cuando ya se hayan iniciado las negociaciones, los negociadores democráticos pueden desaparecer y no regresar. ¿rendición negociada? Los individuos o grupos que se oponen a una dictadura y se inclinan a las negociaciones, a menudo tienen buenos motivos para hacerlo. En especial, cuando una lucha armada ha continuado durante varios años contra una dictadura brutal sin una victoria final, es lógico que 10 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 11 todas las personas, sin importar su filiación política, deseen la paz. Es probable que los demócratas estén especialmente dispuestos a negociar cuando los dictadores evidentemente tienen la superioridad militar y cuando la destrucción, las víctimas y los perjuicios sufridos entre aquéllos ya no pueden soportarse más. Habrá entonces una fuerte tentación de explorar cualquier otra opción que pueda rescatar al menos algunos de los objetivos de los demócratas, a la vez que pone fin a un ciclo de violencia y contraviolencia. La oferta de “paz” mediante negociaciones que un dictador le haga a la oposición democrática por supuesto no es del todo sincera. La violencia podría ser inmediatamente terminada por los propios dictadores si tan sólo éstos dejaran de hacer la guerra contra su propio pueblo. Bien podrían, por su propia iniciativa y sin ninguna negociación, restaurar el respeto a la dignidad y los derechos humanos, liberar a los presos políticos, acabar con la tortura y suspender las operaciones militares, retirarse del gobierno y hasta pedirle excusas al pueblo. Cuando la dictadura es fuerte pero existe una resistencia irritante, puede que los dictadores deseen lograr la rendición de la oposición bajo la cobertura de “hacer la paz”. El llamado a negociar puede parecer atractivo, pero dentro de la sala de negociaciones acaso se esconderían graves peligros. Por otra parte, cuando la oposición es excepcionalmente fuerte y la dictadura se encuentra de veras amenazada, los dictadores pueden buscar la negociación como una manera de salvar lo más posible de su capacidad de control o de sus riquezas. En ninguno de estos casos deben los demócratas ayudar a los dictadores a lograr sus metas. Los demócratas deben desconfiar de las trampas que los dictadores les pueden tender con pleno conocimiento de causa durante un proceso de negociación. El llamado a negociar, cuando se trata de cuestiones fundamentales de las libertades políticas, puede ser un esfuerzo por parte de los dictadores para inducir a los demócratas a rendirse pacíficamente, mientras que la violencia de la dictadura continúa. En semejantes conflictos, las negociaciones solamente podrán jugar un papel apropiado al final de una lucha decisiva, en la cual el poder de los dictadores haya sido destruido y estén éstos buscando pasaje seguro para llegar a un aeropuerto internacional. el poder y la justicia en las negociaciones Si esta opinión parece un comentario demasiado áspero sobre las negociaciones, quizá deba moderarse un poco el romanticismo que se asocia con las mismas. Es necesario saber cuál es la dinámica de las negociaciones. Una “negociación” no significa que las dos partes se sientan juntas, como iguales, y conversan hasta resolver el problema que produjo el conflicto entre ellas. Es necesario recordar dos verdades. Primera, que en las negociaciones no es la relativa justicia de los puntos de vista en conflicto y sus objetivos lo que determina el contenido del acuerdo negociado. Segunda, que el contenido de éste lo determinará mayormente la capacidad de poder de cada parte. Se deben considerar varias preguntas difíciles. ¿Qué puede hacer cada una de las partes después para conseguir sus objetivos si la otra decide no llegar a un acuerdo en la mesa de negociaciones? ¿Qué puede hacer cada una de las partes, luego de alcanzado el acuerdo, si la otra rompe su palabra y usa la fuerza de la que dispone para conquistar sus objetivos a pesar del acuerdo? En las negociaciones no se llega a un acuerdo mediante una evaluación de lo bueno y lo malo de las cuestiones sobre el tapete. Aunque sobre esto pueda discutirse mucho, los verdaderos resultados de las negociaciones se derivan de una evaluación realista de las situaciones de poder absoluto y relativo de los grupos contendientes. ¿Qué pueden hacer los demócratas para asegurarse de que un mínimo de sus reclamaciones no serán denegadas? ¿Qué pueden hacer los dictadores para mantenerse en control del poder y neutralizar a los demócratas? En otras palabras, si se llega a un acuerdo, lo más probable es que sea el resultado del estimado que cada parte haga de la capacidad de poder de ambas y, en consecuencia, calcule cómo podría terminar una lucha abierta entre las dos. Debe prestarse atención a lo que cada parte esté dispuesta a ceder para llegar a un acuerdo. En negociaciones exitosas hay concesiones recíprocas. Cada parte consigue parte de lo que quiere y cede parte de sus objetivos. En los casos de dictadura extrema, ¿qué es lo que las fuerzas pro-democráticas van a ceder a los dictadores? ¿Qué objetivos de los dictadores tendrán que aceptar las fuerzas democráticas? ¿Tendrán los demócratas que conceder a los dictadores, (sean éstos 12 Gene Sharp 6 Aristotle, The Politics, traducción de T.A.Sinclair (Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra; y Baltimore, Maryland: “Penguin Books” 1976 [1962]). Libro V, capítulo 12, pp. 231 y 232. De la Dictadura a la Democracia 15 “En ninguna parte han durado mucho tiempo6.” Las dictaduras modernas también son vulnerables. Se puede agravar su debilidad y desintegrar su poder. (En el Capítulo Cuatro examinaremos estas debilidades con más detalle). La historia reciente muestra la vulnerabilidad de las dictaduras, y revela que pueden desmoronarse en un plazo relativamente corto. Se necesitaron diez años, de 1980 a 1990, para que se viniera abajo la dictadura comunista en Polonia, Alemania Oriental y Checoslovaquia. En 1989 ocurrió ésto en semanas. En El Salvador y Guatemala, en 1944, la lucha contra los brutales dictadores bien afianzados duró aproximadamente dos semanas en cada lugar. El poderoso régimen militar del Shah de Irán fue socavado en pocos meses. La dictadura de Marcos en Filipinas cayó ante el empuje del pueblo en 1986. El gobierno de los Estados Unidos abandonó rápidamente al Presidente Marcos cuando la fuerza de la oposición se hizo patente. El intento de golpe de estado de línea dura en la URSS en agosto de 1991 fue bloqueado en unos días por el desafío popular. De ahí en adelante muchas de las naciones bajo un dominio semejante, recuperaron su independencia en sólo días, semanas o meses. Está claro que no es válida la antigua idea de que los métodos violentos obran rápidamente y que los noviolentos requieren mucho tiempo. Aunque se requiera mucho tiempo para lograr cambios en la situación subyacente y en la sociedad, la lucha concreta contra las dictaduras a veces ocurre con relativa rapidez por medio de la acción noviolenta. Las negociaciones no son la única alternativa que hay entre una guerra continua de aniquilación por una parte y la capitulación por la otra. Los ejemplos ya citados, así como los apuntados en el Capítulo Uno, ilustran que existe otra opción para aquellos que quieren tanto la paz como la libertad, y ésa es el desafío político. 17 tres ¿De DónDe se Deriva el PoDer? Conseguir la libertad con paz, por supuesto que no es tarea fácil. Va a requerirse para ello una gran destreza estratégica, organización y planificación. Sobre todo, requiere poder. Los demócratas no pueden esperar derribar la dictadura y establecer la libertad política sin la capacidad de ejercer su propio poder en forma eficaz. ¿Pero cómo es posible esto? ¿Qué clase de poder podrá la oposición democrática movilizar para destruir la dictadura y su vasta red militar y policiaca? La respuesta se encuentra en una com-prensión del poder político generalmente ignorada. Llegar a este conocimiento intrínseco no es tarea demasiado difícil. Algunas verdades fundamentales son muy sencillas. La fábula del “amo de los monos” Una parábola china del siglo XIV, atribuida a Liu Ji, por ejemplo, destaca muy bien esta interpretación descuidada acerca del poder político:7 En el estado feudal de Chu, un viejo vivía de tener monos a su servicio. Las gentes lo llamaban “ju gong”: el Amo de los Monos. Todas las mañanas el viejo reunía a todos los monos en su patio y ordenaba al más viejo que condujera a los demás a la montaña a recoger fruta de los árboles y matas. La regla era que cada mono tenía que darle al viejo la décima parte 7Esta historieta, originalmente titulada “Rule by Tricks” (“Gobernar por Tretas”), es del Yu-Li-Zi, de Liu Ji (1311-1375). La traducción original se publicó en Nonviolent Sanctions: News from the Albert Einstein Institution (Sanciones Noviolentas: Noticias de la Institución Albert Einstein), (Cambridge, Mass.) Vol. IV, No. 3 (Invierno 1992- 1993) p. 3. acceso a las fuentes de poder de las que dependen los gobernantes. Sin acceso a tales recursos, el poder de los gobernantes se debilita, y finalmente se disuelve. Naturalmente, los dictadores son sensibles a las acciones o ideas que amenazan su capacidad de obrar como les dé la gana. Por lo tanto, ellos están dispuestos a amenazar y castigar a quienes los desobedezcan, les hagan huelgas o dejen de cooperar con ellos. No obstante, aquí no acaba el cuento. Ni la represión ni cuantas brutalidades se cometan siempre resultan en la recuperación del grado de sumisión y cooperación que el régimen necesita para funcionar. Si, a pesar de la represión, se pueden restringir o recortar durante un tiempo suficiente los recursos de los que depende el poder, los resultados pueden ser la incertidumbre y la confusión dentro de la dictadura. Es probable que sobrevenga entonces un notable debilitamiento de su poder. Con el tiempo, el quitarle los recursos al poder producirá la parálisis y la impotencia del régimen y, en casos muy severos, su desintegración. El poder de los dictadores se ira muriendo, lenta o rápidamente, de inanición política. Por lo tanto, el grado de libertad o tiranía que existe bajo cualquier gobierno es en gran medida un reflejo de la relativa determinación de los súbditos de ser libres , y de la voluntad y capacidad de éstos de ofrecer resistencia a los esfuerzos que el gobierno haga por esclavizarlos. Contradiciendo la opinión popular, aún las dictaduras totalitarias dependen de la población y las sociedades que gobiernan. Como apuntó el politólogo Karl W. Deutsch en 1953: El poder totalitario es fuerte sólo si no tiene que ejercerse con mucha frecuencia. Si el poder totalitario tiene que imponerse sobre toda la población y en todo momento, no es probable que se mantenga vigoroso por mucho tiempo. Como los regímenes totalitarios requieren más poder que cualquier otro tipo de gobierno para relacionarse con sus gobernados, tienen una necesidad mayor de que los hábitos de sumisión estén más amplia y 20 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 21 firmemente extendidos entre su pueblo. Más aún, tienen, en caso de necesidad, que poder contar con el apoyo activo de porciones significativas de la población.8 John Austin, el teórico inglés del siglo XIX, describió la situación de una dictadura que se enfrentara a un pueblo descontento. Austin argumentaba que si la mayoría de la población estaba decidida a destruir al gobierno, y se hallaba dispuesta a soportar la represión que le impusiera por ello, entonces el poder del gobierno, incluyendo aquellos que lo apoyaban, no podría preservar al odiado régimen, inclusive si recibiera ayuda del extranjero. No se podría someter de nuevo al pueblo desafiante a la obediencia y la sumisión permanentes, concluía Austin.9 Mucho antes, Nicolás Maquiavelo había explicado que el príncipe “... que tiene a todo el pueblo por su enemigo, nunca puede estar seguro, y mientras mayor sea su crueldad, mas débil se irá volviendo su régimen”.10 La aplicación política de estos principios la demostraron en la práctica los heróicos noruegos que resistieron la ocupación nazi, y, como se mencionó en el Capítulo Uno, los valientes polacos, alemanes, checos, eslovacos y muchos más que resistieron la agresión comunista y su dictadura, y que finalmente contribuyeron a producir el desmoronamiento del régimen comunista en Europa. Este, por supuesto, no es un fenómeno nuevo. Los casos de resistencia noviolenta se remontan por lo menos hasta el año 494 a. de C., cuando los plebeyos les negaron su cooperación a sus amos, los patricios romanos.11 Los pueblos en Asia, Africa, las Américas, Australasia y 8Karl W. Deutsch, “Cracks in the Monolith” (“Grietas en el Monolito”), en la edición de Carl J. Friedrich de Totalitarianism (El Totalitarismo), (Cambridge, Mass: Harvard University Press, 1954), pp. 313-314. 9John Austin, Lectures on Jurisprudence or the Philosophy of Positive Law (Conferencias sobre Jurisprudencia o Filosofía del Derecho Positivo), (5ta. edición, revisada y editada por Robert Campbell, vol 2, Londres: John Murray, 1911 (1861 ) Vol 1 P 296. 10Niccolo Machiavelli “The Discourses of the First Ten Books of Livy” (“Comentarios a las Décadas de Tito Livio”), en The Discourses of Niccolo Machiavelli (Los Comentarios de Niccolo Machiavelli), (Londres: Routledge y Kegan Paul, 1950), Vol 1, p 254. 11Ver Gene Sharp, The Politics of Nonviolent Action (La Política de la Acción Noviolen- ta), (Boston: Porter Sargent, 1973), p 75 Y aquí y allá se encontrarán otros ejemplos históricos. las islas del Pacífico, así como en Europa han empleado la lucha noviolenta en distintos momentos. Tres de los factores más importantes para determinar hasta qué grado estará o no controlado el poder del gobierno, son: 1) el deseo relativo por parte de la población de imponerle limites al poder del gobierno; 2) la fuerza relativa de las organizaciones e instituciones independientes para quitarle colectivamente los recursos que necesita el poder; y 3) la relativa capacidad por parte de la población de negarle su consentimiento y apoyo. centros de poder democrático Una de las características de la sociedad democrática es que existe una multitud de grupos e instituciones nogubernamentales. Ellas incluyen, por ejemplo, la familia, las organizaciones religiosas, las asociaciones culturales, clubes deportivos, instituciones económicas, sindicatos, instituciones estudiantiles, partidos políticos, pueblitos, asociaciones de colonos, clubes de jardinería, organizaciones de derechos humanos, grupos musicales, sociedades literarias y otras. Estos cuerpos son importantes porque establecen sus propios objetivos y también porque ayudan a satisfacer las necesidades de la sociedad. Además, estos cuerpos tienen un gran significado político. Suministran las bases grupales e institucionales para que la gente pueda ejercer su influencia en la sociedad y resistir la de otros grupos o del gobierno cuando éstos claramente se inmiscuyan injustamente en sus intereses, actividades y propósitos. Los individuos aislados que no son miembros de estos grupos, por lo general se hallan incapacitados para producir un impacto significativo en la sociedad, mucho menos en el gobiemo, y ciertamente no en una dictadura. Por lo tanto, si la autonomía y libertad de tales cuerpos puede ser suprimida por los dictadores, la población quedará relativamente indefensa. Además, si estas instituciones pueden ser controladas dictatorialmente por el poder central, o sustituidas por otras bajo control de aquél, podrán ser utilizadas para controlar tanto a los miembros individuales de éstas como a las áreas correspondientes de la sociedad. 22 Gene Sharp 25 cuatro las DictaDuras tienen Puntos Débiles Por lo general las dictaduras parecen invulnerables. Las agencias de inteligencia, la policía, las fuerzas militares, las prisiones, los campos de concentración y los pelotones de fusilamiento, están controlados por unos pocos con mucho poder. Las finanzas de un país, sus recursos naturales y su capacidad de producción a menudo son saqueados por los dictadores y usados para apoyar la voluntad de los dictadores. En comparación, los fuerzas democráticas con frecuencia aparecen como extremadamente débiles, ineficaces e impotentes. La percepción de la invulnerabilidad frente a la impotencia hace poco probable una oposición efectiva. Sin embargo, esto no agota el tema. Identificando el talón de Aquiles Un mito de la Grecia clásica ilustra bien la vulnerabilidad de lo supuestamente invulnerable. A Aquiles, el guerrero, ningún golpe podía dañarlo, y ninguna espada penetrar su piel. Cuando era un recién nacido, se supone que su madre lo había sumergido en las aguas del mágico río Estigio, y por eso su cuerpo estaba protegido contra todos los peligros. Había, sin embargo, un problema. Como el niño había sido sostenido por el talón para que no fuese arrastrado por la corriente, el agua mágica no había cubierto esa pequeña porción de su cuerpo. Cuando Aquiles se hizo un hombre, les parecía a todos que era invulnerable frente a las armas enemigas. Pero en la batalla de Troya un soldado enemigo, instruido por alguien que conocía la debilidad de aquél, logró clavarle una flecha en el talón desprotegido, en el único lugar donde podía ser herido. La herida fue fatal. Todavía hoy la frase “el talón de Aquiles” se refiere a la parte vulnerable de una persona, un plan o una institución donde si se le ataca, no está protegida. 26 Gene Sharp El mismo principio se aplica a los dictadores más desalmados. Ellos también pueden ser vencidos, pero más rápidamente y con un costo menor si sus debilidades pueden identificarse y se concentra en ellas el ataque. Puntos débiles de las dictaduras Entre los puntos débiles de las dictaduras están los siguientes: 1. Se les puede restringir o negar la cooperación de muchas personas, grupos e instituciones que necesitan para hacer funcionar el sistema. 2. Los requisitos y efectos de las políticas anteriores del régimen, de cierta manera limitan su capacidad presente para adoptar y ejecutar políticas contrarias. 3. El sistema puede convertirse en rutinario en cuanto a su modo de obrar y ser menos apto para ajustarse rápidamente a situaciones nuevas. 4. El personal y los recursos ya destinados para las tareas habituales no estarán fácilmente disponibles para nuevas necesidades. 5. Los subordinados, temerosos de no complacer a sus superiores, pueden no proporcionar todos los detalles de la información que los dictadores necesitan para tomar decisiones. 6. La ideología puede erosionarse; los mitos y símbolos del sistema pueden perder su solidez. 7. Si hay una fuerte ideología que influye en la visión de la realidad, una adhesión firme a la misma puede ser causa de desatención de las condiciones y necesidades reales. De la Dictadura a la Democracia 27 8. El deterioro de la competitividad y eficiencia de la burocracia, o los excesivos controles y regulaciones, pueden volver ineficaces las políticas y operaciones del sistema. 9. Los conflictos institucionales internos y las rivalidades y hostilidades personales pueden dañar, o aún interrumpir, las operaciones de la dictadura. 10. Los intelectuales y los estudiantes pueden impacientarse por las condiciones o restricciones o el enfoque doctrinario y la represión. 11. El público en general puede, con el tiempo, volverse apático y hasta hostil al régimen. 12. Las diferencias regionales, de clase o nacionales pueden agudizarse. 13. La jerarquía del poder de una dictadura es siempre, hasta cierto punto, inestable y a veces lo es extremadamente; los individuos no permanecen inmutables en sus posiciones y rangos, sino que pueden elevarse o caer a otros niveles, o ser separados por completo y sustituidos por un personal nuevo. 14. Sectores de la policía o de las fuerzas militares pueden actuar para lograr sus propios objetivos, aún cuando esto sea contra la voluntad de los dictadores en el poder, y llegar hasta el golpe de estado. 15. Si la dictadura es nueva, necesita tiempo para afianzarse bien. 16. Como en una dictadura muy pocos toman muchas decisiones, es probable que ocurran errores de juicio, de política o de acción. • Puede utilizar a la población como un todo, y a los grupos e instituciones de la sociedad en la lucha y acabar con el dominio brutal de unos pocos. • Sirve para acrecentar la distribución del poder efectivo en la sociedad, haciendo que el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática sea más viable. La dinámica de la lucha noviolenta Como sucede con la capacidad militar, el desafío político se puede emplear con una variedad de propósitos, que van desde esforzarse por influir en los opositores para que hagan cosas diferentes, crear condiciones para la solución pacífica de un conflicto, hasta desintegrar el régimen de los adversarios. Pero la dinámica del desafío político es muy diferente a la de la violencia. Aunque ambas técnicas son herramientas para luchar, lo hacen por medios muy distintos, y con distintas consecuencias. Los modos y resultados de un conflicto violento son bien conocidos. Las armas físicas se usan para intimidar, herir, matar y destruir. La lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. A diferencia de ésta, es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y sicológicas, aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. A estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres, como protestas, huelgas, desobediencia o nocooperación, boicot, descontento y poder popular. Como advertimos antes, todos los gobiernos pueden gobernar mientras, por medio de la cooperación, sumisión y obediencia de la población y de las instituciones de la sociedad, reciban el constante refuerzo de las fuentes de poder que necesitan. El desafío político, a diferencia de la violencia, es el instrumento idóneo para negarle acceso al régimen a esas fuentes de poder. Las armas y la disciplina noviolentas El error común de las campañas improvisadas de desafío político, es la dependencia o confianza en uno o dos procedimientos, tales 30 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 31 como las huelgas y las manifestaciones. De hecho, existe una multitud de procedimientos que les permiten a los estrategas de la resistencia tanto concentrar como dispersar la resistencia, según haga falta. Se han podido identificar hasta cerca de doscientos métodos de acción noviolenta y, por supuesto, hay muchos más. Estos procedimientos se clasifican en tres grandes categorías: protesta y persuasión, nocooperación e intervención. Los métodos noviolentos de protesta y persuasión son mayormente manifestaciones simbólicas, que incluyen desfiles, marchas y vigilias (54 métodos). La nocooperación se divide en tres sub-categorías: a) de nocooperación social (16 métodos), b) de nocooperación económica: el boicot inclusive (26 métodos) y huelgas (23 métodos), y c) de nocooperación política (38 métodos). La intervención noviolenta, mediante procedimientos sicológicos, sociales, económicos o políticos tales como el ayuno, la ocupación noviolenta y el gobierno paralelo (41 métodos), es el último grupo. Una lista de 198 de estos métodos se incluye en el apéndice de esta publicación. Es probable que a cualquier régimen ilegítimo le cause graves problemas el uso de un número considerable de estos métodos— cuidadosamente escogidos, aplicados persistentemente y en gran escala, fundidos en el contexto de una sabia estrategia y de tácticas apropiadas, por civiles adiestrados. Esto es aplicable a todas las dictaduras. Los procedimientos de la lucha noviolenta pueden enfocar directamente los asuntos más inmediatos, lo cual no es posible con los medios militares. Por ejemplo, ya que el problema que presenta una dictadura es esencialmente político, sería muy importante aplicar las formas políticas de la lucha noviolenta. Esto incluiría la negación de la legitimidad a los dictadores y la nocooperación con su régimen. La nocooperación sería también aplicada contra algunas políticas específicas. A veces el obstaculizar el trabajo o el demorarlo puede realizarse en silencio, o aún secretamente, mientras que otras veces, la franca desobediencia o las desafiantes manifestaciones públicas y las huelgas, pueden ser vistas por todos. Por otra parte, si la dictadura es vulnerable a las presiones económicas, o si muchos de los agravios del pueblo son económicos, entonces la acción económica, como el boicot o las huelgas, puede ser el procedimiento apropiado para la resistencia. Los esfuerzos del dictador por explotar el sistema económico pueden contrarrestarse mediante huelgas generales limitadas, demoras en el ritmo del trabajo o por la negación de ayuda (o desaparición) de parte de los expertos. El uso selectivo de diversos tipos de huelgas puede enfocar puntos clave en el proceso manufacturero, en el transporte, en el suministro de materias primas y en la distribución de productos. Algunas tácticas de la lucha noviolenta requieren que la gente realice actos que no están relacionados con su vida normal, tales como volantear, manejar una imprenta clandestina, ponerse en huelga de hambre o sentarse a media calle. Salvo en situaciones muy extremas, para algunas personas estas acciones pueden ser difíciles de llevar a cabo. Por el contrario, otros métodos de lucha noviolenta, requieren que la gente continúe llevando su vida normal aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, pueden ir a trabajar en vez de ponerse en huelga, pero una vez allí, deliberadamente trabajar más lentamente o con menos eficacia que siempre. Conscientemente se pueden cometer “errores” con más frecuencia. A veces, uno puede estar “enfermo” o “impedido” de trabajar, o simplemente se puede negar a trabajar. Uno puede asistir a una ceremonia religiosa cuando tal acto no sólo expresa las convicciones religiosas sino las políticas. Se puede proteger a los niños de la propaganda de los atacantes mediante la instrucción en casa o en clases ilegales. Uno puede negarse a pertenecer a cierta organización “recomendada”, o impuesta a la cual uno antes no hubiera escogido pertenecer libremente. La semejanza de tal tipo de acción con las actividades acostumbradas de las gentes, y el grado limitado de desviación de la vida normal, pueden hacer que la participación en la lucha de liberación nacional sea mucho más fácil para mucha gente. Como la lógica de la lucha noviolenta difiere en muchos aspectos de la acción violenta, hasta una violencia limitada sería contraproducente durante una campaña de desafío político, porque 32 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 35 cambios en las relaciones de poder Los estrategas necesitan recordar que el conflicto donde se aplica el desafío político es un campo de lucha siempre cambiante, con un continuo juego de ataques y contraataques. Nada es estático. Las relaciones de poder, tanto absolutas como relativas, están sujetas a cambios rápidos y constantes. Esto es posible porque los que trabajan en la resistencia continúan tenazmente en su actividad noviolenta a pesar de la represión. En este tipo de situación de conflicto, las respectivas variaciones de poder en los bandos contendientes, tienden a ser más extremas que en los conflictos violentos, y tienen una gama más variada de consecuencias significativas en lo político. Debido a esas variaciones, las acciones específicas de los de la resistencia, por lo general, tienen consecuencias que van más allá del lugar o el momento en que ocurren. Estos efectos tendrán repercusiones que fortalecerán o debilitarán a un grupo u otro. Además, el grupo noviolento puede, por sus acciones, influir sobre el aumento o disminución de la fuerza relativa del grupo contrario, en un grado mucho mayor del que ocurre en los conflictos militares. Por ejemplo, la resistencia noviolenta, disciplinada y valiente, frente a la brutalidad de los dictadores puede producir desazón, descontento o desconfianza, y, en situaciones extremas, hasta el amotinamiento entre los propios soldados y el personal al servicio de la dictadura. Esta resistencia también puede dar lugar a que aumente la condena internacional de la dictadura. Además, el empleo del desafío político disciplinado, persistente y bien adiestrado, puede hacer que más y más gente, que normalmente apoyaría tácitamente a los dictadores o que por lo general permanecerían neutrales en el conflicto, participe en la resistencia. cuatro mecanismos de cambio La lucha noviolenta produce cambios de cuatro maneras. El primer mecanismo es el que se consideraría menos probable, aunque así ha ocurrido. Cuando los miembros del grupo contrario se conmueven emocionalmente por los sufrimientos que la represión ha infligido en los valientes activistas de la resistencia, o racionalmente se persuaden de que la causa de los de la resistencia es justa, llegan a aceptar los objetivos de los de la resistencia. A este mecanismo se le llama conversión. Aunque se dan casos de conversión en la lucha noviolenta, son raros, y en la mayor parte de los conflictos esto no ocurre de manera alguna, o por lo menos en escala significativa. Con mucha más frecuencia la lucha noviolenta obra cambiando la situación del conflicto y de la sociedad, de modo que el adversario simplemente no puede hacer lo que le viene en gana. Es este cambio el que produce los otros tres mecanismos: la acomodación, la coerción noviolenta y la desintegración. Cuál de éstos ocurra dependerá del grado en que las relaciones de poder, absolutas o relativas, hayan cambiado a favor de los demócratas. Si las cuestiones a debatir no son fundamentales, las exigencias de la oposición en una campaña limitada no se consideran amenazantes, y la confrontación de fuerzas ha alterado las relaciones de poder en alguna medida, el conflicto inmediato puede terminar por medio de un arreglo al que se llegue cediendo cada parte algo, contemporizando. A este mecanismo se le llama acomodación. Por ejemplo, muchas huelgas se resuelven de esta manera, ambas partes consiguen algunos de sus objetivos, pero ninguna obtiene todo lo que quería. El gobierno puede percibir que un arreglo semejante trae algunos beneficios positivos, tales como disminuir la tensión, dar una impresión de “equidad”, mejorar la imagen internacional del régimen. Es importante, por lo tanto, que se tenga gran cuidado al seleccionar los puntos por los cuales el arreglo por acomodación resulte aceptable. La lucha por derribar la dictadura no es uno de ésos. La lucha noviolenta puede ser mucho más poderosa de lo que indican los mecanismos de conversión o acomodación. La nocooperación masiva y el desafío pueden cambiar la situación política o social, especialmente las relaciones de poder, de tal manera que los dictadores pierden la capacidad de controlar los procesos económicos, sociales y políticos del gobierno y la sociedad. Las fuerzas militares del adversario pueden volverse tan poco confiables 36 Gene Sharp que ya simplemente no obedezcan las órdenes de reprimir a los de la resistencia. Aunque los dirigentes del gobierno permanezcan en sus posiciones y sigan firmes en cuanto a sus objetivos originales, han perdido la capacidad de actuar con efectividad. A esto se le llama coerción noviolenta. En algunas situaciones extremas, las condiciones que ha producido la coerción noviolenta van aún mas lejos. La dirigencia adversaria, de hecho, pierde toda su capacidad de actuar, y se viene abajo toda su estructura de poder. La autoconducción, la nocooperación y el desafío de los de la resistencia se hacen tan perfectos que sus adversarios ahora carecen hasta del simulacro de control sobre ellos. La burocracia del adversario se niega a obedecer a su propia dirigencia. Las tropas de los adversarios y su policía se amotinan. Los simpatizantes y colaboradores del poder adverso repudian a sus antiguos dirigentes y les niegan derecho alguno a mandar. A partir de esto, la antigua obediencia y colaboración desaparecen. El cuarto mecanismo de cambio, la desintegración del sistema del adversario, es tan completo que éste no tiene siquiera poder suficiente para rendirse. El régimen se ha desintegrado. Al planificar las estrategias para la liberación, estos cuatro mecanismos deben tenerse en cuenta. Algunas veces operan por casualidad. Sin embargo, la selección de uno o más de éstos como el mecanismo de cambio escogido para que obre en el conflicto, hará posible que se formulen estrategias específicas que se refuercen mutuamente. La selección de uno o más mecanismos dependerá de numerosos factores, inclusive del poder absoluto y relativo de los grupos contendientes y de las actitudes y objetivos del grupo noviolento. efectos democratizadores del desafío político En contraste con los efectos centralizantes de las sanciones violentas, el empleo de las técnicas de la lucha noviolenta contribuye a democratizar la sociedad de varias maneras. Una parte del efecto democratizador es negativo. Esto es, en contraste con los medios armados, esta técnica no suministra un De la Dictadura a la Democracia 37 seis necesiDaD De la Planificación estratégica Las campañas de desafío político contra las dictaduras pueden empezar de varias maneras. En el pasado, estas luchas casi nunca se planeaban y eran de hecho accidentales. Algunos de los agravios específicos que desencadenaron las acciones anteriores han variado notablemente, pero a menudo incluyeron nuevas brutalidades, el arresto o la muerte de una persona tenida en alta estima, una nueva política o regulación represiva, escasez de alimentos, falta de respeto a las creencias religiosas o el aniversario de un importante acontecimiento relacionado con el hecho. A veces una acción específica de parte de la dictadura ha enfurecido a la población de tal manera que ésta se ha precipitado a la acción, sin tener la menor idea de cómo podía acabar la insurgencia. Otras veces, un individuo valiente o un pequeño grupo, puede haber iniciado una acción que atrajo apoyo. Un malestar específico puede ser reconocido por otros como semejante a las injusticias que ellos han experimentado, y éstos también podrán, en consecuencia, sumarse a la lucha. A veces un llamado a la resistencia por parte de un pequeño grupo o de una persona puede encontrar inesperadamente una inmensa acogida. Aunque la espontaneidad tiene algunas cualidades valiosas, a menudo ha ofrecido desventajas. Con frecuencia los de la resistencia democrática no han previsto las brutalidades de la dictadura. En consecuencia, han tenido que sufrir gravemente, y la resistencia se ha desplomado. A veces, la falta de planificación por parte de los demócratas ha dejado las decisiones cruciales al azar, con resultados desastrosos. Aún cuando el sistema represivo haya sido derribado, la falta de planificación en cuanto a cómo manejar la transición a un sistema democrático ha facilitado el surgimiento de una nueva dictadura. 41 Planificación realista En el futuro, la acción popular no planificada indudablemente va a jugar un papel importante en los movimientos contra las dictaduras. Sin embargo, ahora ya es posible calcular los modos más efectivos de dar al traste con una dictadura, determinar cuando la situación política y el sentir popular están maduros, y cómo decidir la manera de comenzar una campaña. Se requiere un juicio muy cauto, basado en un cálculo realista de la situación y de las capacidades del pueblo, para seleccionar la manera más efectiva de conquistar la libertad en tales circunstancias. Si uno desea lograr algo, es de sabios planear cómo hacerlo. Mientras más importante sea la meta, o mayor la gravedad de las consecuencias en caso de fracaso, más importante resulta la planeación. La planificación estratégica aumenta la probabilidad de que todos los recursos que puedan conseguirse se movilicen y empleen de la manera más efectiva. Esto es especialmente cierto cuando se trata de un movimiento democrático—que dispone de recursos materiales limitados y cuyos colaboradores están en peligro— que esté tratando de derribar una potente dictadura. Por el contrario, la dictadura por lo general tiene acceso a muchos recursos materiales, fuerza organizativa y capacidad de cometer barbaridades. “Planificar una estrategia” aquí quiere decir calcular un curso de acción que hará factible pasar de una situación presente a un futuro deseado. En los términos de esta discusión, significa pasar de la dictadura a un sistema democrático en el futuro. Un plan para alcanzar esos objetivos por lo general consiste en una serie, en distintas etapas, de campañas y otras actividades, organizadas y diseñadas para fortalecer a la población y la sociedad oprimidas y para debilitar la dictadura. Adviértase aquí que el objetivo no es simplemente destruir la dictadura en curso, sino establecer un sistema democrático. Una gran estrategia que limite su objetivo sólo a destruir la dictadura en boga corre un terrible riesgo de producir otro tirano. 42 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 45 todos los esfuerzos para ir acercándose progresivamente a la meta. También es quizá posible que algunos movimientos democráticos no planeen una gran estrategia para hacer caer la dictadura, sino que se concentren en problemas inmediatos por alguna muy buena razón. En su fuero interno no creen que pueden acabar con la dictadura por su propio esfuerzo. Por consiguiente, el planear cómo hacerlo se considera una romántica pérdida de tiempo o un ejercicio inútil. Los que luchan por la libertad contra una dictadura brutal bien establecida tienen que enfrentarse a un poder militar y policiaco tal que parece que los dictadores siempre podrán salirse con la suya. Carentes de verdadera esperanza, estas personas, a pesar de todo, desafiarán la dictadura por razones de integridad o tal vez de historia. Aunque no lo admitan nunca, ni lo reconozcan jamás, sus acciones a sus propios ojos estarán desprovistas de esperanza. A partir de ahí, para ellos la planeación de una gran estrategia a largo plazo no vale la pena. El resultado de esa incapacidad de planear estratégicamente suele ser drástico: se dispersan las fuerzas, las acciones son inefectivas, se dilapida la energía en asuntos sin importancia, y los sacrificios se hacen para nada. Si los demócratas no planifican estratégicamente, lo más probable es que no alcancen sus objetivos. Una mezcla de acciones no planeadas ni integradas, no va a llevar adelante ningún esfuerzo de resistencia significativo. En lugar de ello, lo más probable es que le permitan a la dictadura aumentar sus controles y su poder. Desafortunadamente, porque rara vez se desarrollan planes estratégicos amplios para la liberación, las dictaduras parecen ser más duraderas de lo que de hecho son. Sobreviven por años y décadas más allá de lo que podría ser el caso. Cuatro términos importantes para la planificación estratégica A fin de ayudarnos a pensar estratégicamente, es importante percibir con claridad qué significan cuatro términos básicos. La gran estrategia: es la concepción que sirve para coordinar y dirigir el uso de todos los recursos apropiados y disponibles (económicos, humanos, morales, políticos, organizacionales, etc.) de un grupo que busca alcanzar sus objetivos en un conflicto. La gran estrategia, al enfocar la atención del grupo en los objetivos primarios y en los recursos en el conflicto, escoge entre las técnicas de acción más apropiadas (tales como la acción militar convencional o la lucha noviolenta) cuál ha de emplearse en la contienda. Al planear la gran estrategia, los líderes de la resistencia deben evaluar y planificar qué presiones e influencias han de aplicarse sobre los adversarios. Más adelante, la gran estrategia tendrá que ocuparse de las decisiones sobre las condiciones y el momento apropiado en que las campañas de resistencia, iniciales y subsecuentes, deban echarse a andar. La gran estrategia sienta el organigrama básico para la selección de las estrategias menores con las que se ha de desarrollar la lucha. La gran estrategia, además, determina a cuáles grupos específicos se les encomendarán tareas generales así como la distribución de los recursos que se han de emplear en la lucha. La estrategia es la concepción de cómo alcanzar los objetivos en un conflicto de la mejor manera, operando en el ámbito de la gran estrategia escogida. La estrategia tiene que ver con si se ha de pelear o no, y cuándo y cómo, asi como con el modo de lograr el máximo de efectividad al luchar por ciertos fines. A la estrategia se la ha comparado con el concepto del artista, y a la planificación estratégica con el proyecto o plano detallado de un arquitecto.12 La estrategia incluirá también los esfuerzos por desarrollar una situación tan ventajosa para los retadores que los retados puedan prever que un conflicto abierto les ocasionaría una derrota, y así se decidan a capitular sin llegar al combate. 0 si no, que la situación estratégica sea tan buena que el triunfo de los retadores en la contienda resulte evidente. La estrategia comprende también cómo usar bien los triunfos obtenidos. Aplicado al desarrollo de la lucha en sí, el plan estratégico indica cómo debe desarrollarse la campaña y cómo los diferentes componentes de la misma tienen que combinarse unos con otros, para llevarla lo más ventajosamente posible a conquistar sus 46 Gene Sharp 12 Robert Helvey, comunicación personal, 15 de agosto de 1993. De la Dictadura a la Democracia 47 objetivos. Comprende el hábil desplazamiento de los grupos de acción particulares, en operaciones menores. La planeación de una buena estrategia, tiene que considerar que se requiere una técnica de lucha, escogida para el éxito de la operación. Las diferentes técnicas tendrán diferentes exigencias. Por supuesto, el cumplir con “requisitos” no basta para asegurar el triunfo. Pueden necesitarse otros factores. Al trazar las estrategias, los demócratas han de definir claramente sus objetivos, y determinar cómo medir la efectividad de los esfuerzos para alcanzarlos. Esta definición y análisis permite al estratega identificar las condiciones precisas para lograr cada objetivo seleccionado. La necesidad de claridad y definición se aplica igualmente a la planificación táctica. Las tácticas y los métodos de acción se usan para llevar a cabo la estrategia. La táctica se refiere al mejor uso de las propias fuerzas, para obtener la máxima ventaja, en una situación limitada. Una táctica es una acción limitada, que se usa para alcanzar un objetivo restringido. La selección de las tácticas se rige por el principio de cómo usar de la mejor manera, en una fase limitada del conflicto, los medios disponibles de combate para implementar la estrategia. Para ser más efectivos, las tácticas y los métodos siempre deben escogerse y aplicarse para lograr los objetivos estratégicos. Las victorias tácticas que no refuerzan la consecución de los objetivos estratégicos pueden, al final, convertirse en energía despilfarrada. Una táctica, por lo tanto, se escoge en función de un curso de acción limitado, que encaja dentro de una estrategia más amplia; así como una estrategia encaja dentro de la gran estrategia. Las tácticas siempre tienen que ver con la lucha mientras que la estrategia incluye consideraciones más amplias. Una táctica en particular sólo puede ser comprendida como parte de la estrategia total de una batalla o de una campaña. Las tácticas se aplican por un período de tiempo más breve que las estrategias, en áreas más reducidas (geográficas, institucionales, etc.), por un número más limitado de personas, o para lograr objetivos más limitados. En la acción noviolenta, la distinción entre un objetivo táctico y otro estratégico puede deberse parcialmente a que el objetivo de la acción sea más o menos importante. de la gran estrategia y de las subsiguientes estrategias específicas. En particular, los estrategas tienen que dar respuesta a muchas interrogantes fundamentales como éstas: • ¿Cuáles son los principales obstáculos para lograr la libertad? • ¿Qué factores facilitarían el alcanzarla? • ¿Cuáles son los puntos fuertes de la dictadura? • ¿Cuáles son las diversas debilidades de la dictadura? • ¿Hasta qué punto son vulnerables las fuentes de poder de la dictadura? • ¿Cuáles son los puntos fuertes de las fuerzas democráticas y de la población en general? • ¿Cuáles son los puntos débiles de las fuerzas democráticas y de la población en general, y cómo pueden corregirse? • ¿Cuál es la posición de terceras personas no inmediatamente involucradas en el conflicto que están ayudando, o podrían ayudar, bien a la dictadura, bien al movimiento democrático y cómo podrían hacerlo? escogiendo los medios A nivel de gran estrategia, se necesitará que los estrategas escojan el medio de lucha idóneo que ha de emplearse en el conflicto venidero. Necesitan evaluar las ventajas y limitaciones de varias técnicas alternativas de lucha, tales como la beligerancia militar convencional, la guerra de guerrillas, el desafío político y otras. Para llevar a cabo esta selección, los estrategas necesitan considerar interrogantes como las siguientes: ¿Estará el tipo de lucha 50 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 51 que se escoja dentro del marco de las capacidades de los demócratas? ¿Utilizará la técnica escogida las fuerzas de la población dominada? ¿Enfoca la técnica escogida las debilidades de la dictadura o busca golpearla donde está más fuerte? ¿Los medios que se usen ayudarán a los demócratas a cobrar más confianza en sí mismos, o dependerán de terceras personas o de proveedores externos? ¿Qué historial tienen los medios escogidos de haber servido para el derrocamiento de otras dictaduras? ¿Producirán un aumento, o una disminución en la cantidad de víctimas y otras pérdidas que podrían ocurrir en el conflicto venidero? Asumiendo que se vaya a tener éxito en cuanto al derrocamiento de la dictadura, ¿qué efecto tendrían los medios escogidos en el tipo de gobierno que emerja después de la lucha? Es necesario excluir los tipos de acción que se consideren contraproducentes para el desarrollo de la gran estrategia. En los capítulos anteriores hemos argumentado que el desafío político ofrece ventajas significativas en comparación con las otras técnicas de lucha. Los estrategas tendrán que analizar la dinámica de sus conflictos particulares, y determinar si el desafío político responde afirmativamente a las interrogantes anteriores. Planificando para la democracia Debemos recordar que el objetivo de la gran estrategia contra la dictadura no es simplemente la caída de los dictadores sino establecer un sistema democrático y hacer imposible el surgimiento de una nueva dictadura. Para alcanzar estos objetivos será necesario que los medios de lucha que se escojan contribuyan a cambiar la distribución del poder efectivo de la sociedad. Bajo la dictadura, la población y las instituciones civiles de la sociedad han sido demasiado débiles y el gobierno demasiado fuerte. Si no se corrige este desequilibrio, la nueva camarilla, si así lo quisiere, podría ser tan dictatorial como la anterior. Una “revolución palaciega” o un golpe de estado, por consiguiente, no es bienvenido. El desafío político contribuye a una más equitativa distribución del poder efectivo, mediante la movilización de la sociedad contra la dictadura, tal como fue discutido en el Capítulo Cinco. Este proceso ocurre de diversas maneras. El desarrollo de una capacidad de lucha noviolenta significa que la capacidad de represión violenta de la dictadura ya no va a producir la intimidación ni la sumisión de la población tan fácilmente. Ésta va a tener a su disposición poderosos medios de acción para contrarrestar y, a veces, hasta bloquear el ejercicio del poder de los dictadores. Además, la movilización del poder popular por medio del desafío político va a fortalecer las instituciones independientes de la sociedad. La experiencia de haber ejercido alguna vez un poder efectivo no se olvida fácilmente. El conocimiento y adiestramiento que se adquieren en la lucha harán que la población sea menos propensa a que los posibles dictadores la dominen en el futuro. Este cambio en las relaciones de poder hará mucho más probable el establecimiento de una sociedad democrática duradera. ayuda del exterior Como parte de la preparación de la gran estrategia, se necesita calcular qué papel han de jugar la resistencia interna y las presiones externas en la desintegración de la dictadura. En este análisis, hemos insistido que la fuerza principal de la lucha debe provenir del interior mismo del país. El nivel que llegue a alcanzar la ayuda internacional dependerá de cuánto pueda ésta ser estimulada por la lucha interna. Como un complemento muy limitado, se pueden hacer esfuerzos por movilizar la opinión pública mundial contra la dictadura desde un punto de vista humanitario, moral o religioso. Se puede trabajar para lograr que los gobiernos y las organizaciones internacionales apliquen sanciones diplomáticas, políticas y económicas contra la dictadura. Éstas podrán ser embargos económicos o de armamento, reducción de los niveles de reconocimiento diplomático, negación de asistencia económica y prohibición de inversiones en el país bajo una dictadura, expulsión del gobierno dictatorial de las diversas organizaciones internacionales y de los organismos de las Naciones Unidas. Además asistencia internacional como ayuda financiera o de comunicaciones, 52 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 55 características especiales de la gran estrategia podría también contribuir a causar disensiones o descontento entre los partidarios del dictador. Una vez que se ha adoptado un plan estratégico global para hacer caer la dictadura y establecer un sistema democrático, es importante que los grupos democráticos persistan en aplicarlo. En muy raras circunstancias deberá la lucha apartarse del plan inicial de la gran estrategia. Cuando haya abundante evidencia de que la gran estrategia escogida fue mal concebida, o cuando las circunstancias de la lucha hayan cambiado fundamentalmente, es posible que los planificadores tengan que alterar la gran estrategia. Aún entonces, deberá hacerse solamente después de que el cálculo fundamental se haya hecho de nuevo, y se haya desarrollado y adoptado una estrategia nueva más adecuada. Planificando las estrategias de campaña No importa cuán sabia y promisoria sea, una gran estrategia desarrollada para terminar con la dictadura no se ejecuta por sí sola. Hará falta que se desarrollen estrategias particulares para orientar las principales campañas enfocadas al socavamiento del poder de los dictadores. Estas estrategias, en su momento, van a incorporar y dirigir una serie de movimientos tácticos que aspiran a infligir golpes decisivos contra el régimen de los dictadores. Las tácticas y los métodos de acción específicos deben escogerse cuidadosamente para que contribuyan a alcanzar los objetivos de cada estrategia particular. La discusión aquí se enfoca exclusivamente a nivel de estrategia. Hace falta que los estrategas que planifican las campañas mayores, así como los que planificaron la gran estrategia, tengan una comprensión minuciosa de la naturaleza y de los modos operacionales de la técnica que hayan escogido para la lucha. Así como los oficiales militares tienen que entender de estructuras de fuerza, táctica, logística, pertrechos, efectos geográficos y demás para urdir una estrategia militar, los planificadores del desafío político deben conocer bien la naturaleza y los principios estratégicos básicos de la lucha noviolenta. Aunque así fuere, la atención a las recomendaciones de este ensayo y la respuesta a las preguntas que planteamos aquí, no producirán por sí mismos las estrategias. La formulación de las estrategias para la lucha requiere además de una creatividad bien informada. Al planificar las estrategias para las campañas específicas y selectivas de resistencia, y para el desarrollo a largo plazo de la lucha de liberación, los estrategas del desafío político tienen que considerar varios puntos y problemas, entre los cuales se encuentran los siguientes: • Determinación de los objetivos específicos de la campaña y de cómo éstos contribuyen a hacer efectiva la gran estrategia; • Consideración de los métodos específicos o armas políticas que mejor se puedan emplear para implementar la estrategia escogida. Dentro del plan estratégico integral para una campaña en particular, será necesario determinar qué planes tácticos menores y qué métodos de acción específicos se deben emplear para imponer presiones y restricciones a las fuentes de poder de la dictadura. Recuérdese que el alcanzar los objetivos mayores vendrá como resultado de haber escogido cuidadosamente, e implementado específicamente, los pasos menores. • Determinación de si los asuntos económicos deben relacionarse con la lucha total, que es esencialmente política, y de cómo. Si los asuntos económicos han de ser prominentes en la lucha, hay que cuidar que los malestares económicos de veras podrán remediarse luego de liquidada la dictadura. Si no, la desilusión y el descontento cundirán, a menos que se provean soluciones rápidas durante el período de transición a una sociedad democrática. Esa desilusión puede suscitar el ascenso de las fuerza dictatoriales que prometan poner fin a los malestares económicos. • Determinación a priori de qué clase de estructura de 56 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 57 liderazgo y sistema de comunicaciones funcionarán mejor al comienzo de la lucha de resistencia. ¿Qué medios de tomar decisiones y de comunicación serán posibles durante el curso de la lucha para orientar continuamente a los de la resistencia y a la población en general? • Comunicación de las noticias de la resistencia a la población, las fuerzas del dictador y la prensa internacional. Las denuncias e informaciones deben ser rigurosamente veraces. Las exageraciones y las reclamaciones infundadas minan el prestigio de la resistencia. • Planes sobre actividades constructivas independientes— económicas, sociales o educativas—que aumenten la confianza de las personas en sí mismas, para que sean capaces de responder a las necesidades de su propia gente durante el conflicto que va a producirse. Tales proyectos pueden ser administrados por personas que no estén directamente involucrados en las actividades de la resistencia. • Determinación de qué clase de ayuda exterior es deseable para apoyar una campaña específica o la lucha de liberación en general. ¿Cómo puede la ayuda exterior movilizarse de la mejor manera, y utilizarse, sin hacer depender la lucha interna de factores externos no confiables? Hará falta decidir cuáles de los grupos del exterior son los más apropiados y los más aptos para ayudar, por ejemplo las organizaciones nogubernamentales (movimientos sociales, grupos religiosos o políticos, sindicatos, etc.), los gobiernos y/o las Naciones Unidas y sus diversos cuerpos. Es más, los planificadores de la resistencia tendrán que tomar medidas para preservar el orden y planear cómo puede responder la gente a sus propias necesidades durante los procesos de resistencia masiva contra los controles dictatoriales. Esta planificación se orienta no sólo a crear estructuras alternativas independientes y democráticas la acción y sus ganancias. ¿Estarán los de la población y los de la resistencia listos para comportarse disciplinadamente y de una manera noviolenta durante el curso de la lucha? ¿Podrán resistirse a las provocaciones de la violencia? Los planificadores han de considerar qué medidas han de tomarse para mantener la disciplina noviolenta, y para sostener la resistencia a pesar de las brutalidades. ¿Serán posibles y a la vez efectivas algunas medidas como los compromisos, las declaraciones de política a seguir, los folletos sobre la disciplina, las convocatorias a las manifestaciones y el boicot aplicado a personas y grupos que aboguen por la violencia? Los dirigentes tienen que estar siempre alerta ante la presencia de agentes provocadores cuya misión será incitar a los manifestantes a la violencia. adhiriéndose al plan estratégico Una vez que un concienzudo plan estratégico se pone en marcha, las fuerzas democráticas no deben dejarse distraer por los movimientos menores que emprendan los dictadores, y que pueden tentarlos a abandonar la gran estrategia o la de una campaña en particular, haciendo que muchas actividades enfoquen asuntos sin importancia. Tampoco deben permitir que la emoción del momento —quizá en reacción a las nuevas barbaridades efectuadas por la dictadura— permita desviar la resistencia democrática de su gran estrategia o de su estrategia de campaña. Las barbaridades pueden haber sido perpetradas precisamente para provocar que las fuerzas democráticas abandonen su plan bien fundado y hasta lleguen a cometer actos violentos, a fin de que los dictadores puedan derrotarlos más fácilmente. En tanto el análisis básico se considere acertado, la tarea de las fuerzas pro-democráticas es la de llevarlo adelante paso a paso. Por supuesto que van a producirse cambios de táctica y de objetivos intermedios. Un buen líder siempre está dispuesto a explotar una oportunidad. Estos ajustes no deben confundirse con los objetivos de la gran estrategia o los de una campaña específica. La minuciosa implementación de la gran estrategia que se haya decidido y de las estrategias de las campañas particulares, va a contribuir grandemente a la victoria. 60 Gene Sharp 61 ocho aPlicanDo el Desafío Político En situaciones en que la población se siente impotente y asustada, es importante que las tareas iniciales para el público sean acciones de poco riesgo, que le desarrollen la confianza en sí mismo. Esta clase de acciones—tales como vestirse con atuendos diferentes—puede interpretarse públicamente como una opinión disidente y brindar una oportunidad para que el público participe significativamente en un acto de disensión. En otros casos, una cuestión no política de relativamente poca importancia (vista superficialmente) como por ejemplo la consecución de un suministro de agua seguro, puede convertirse en un centro de acción grupal. Los estrategas deben escoger un asunto cuyos méritos sean ampliamente reconocidos y difíciles de rechazar. El éxito en tales campañas limitadas puede ser no sólo corregir malestares específicos sino convencer a la población de que en verdad tiene potencial para ejercer el poder. En una lucha a largo plazo, la mayor parte de las estrategias de campaña no deben tratar de alcanzar la caída completa e inmediata de la dictadura, sino de lograr objetivos limitados. Cada campaña tampoco va a requerir la participación de todos los sectores de la población. Al contemplar una serie de campañas específicas para implementar la gran estrategia, los estrategas del desafío tienen que considerar cómo las campañas del comienzo de la lucha, las de la mitad o las ya próximas a su conclusión se diferenciarán unas de otras. resistencia selectiva En los momentos iniciales de la lucha las campañas separadas con distintos objetivos específicos pueden ser muy útiles. Estas campañas selectivas pueden hacerse una tras otra. Ocasionalmente dos o tres pueden ocurrir al mismo tiempo. Al planificar una estrategia para la “resistencia selectiva” es necesario identificar motivos limitados y específicos o malestares que simbolizen la opresión de la dictadura en general. Tales asuntos pueden ser los objetivos estratégicos intermedios dentro de la gran estrategia global. Es necesario que estos objetivos estratégicos intermedios sean alcanzables para la capacidad de poder, actual o proyectada, de las fuerzas democráticas. Esto ayuda a asegurar una serie de victorias que son buenas para levantar la moral, y que también contribuyen a que se produzcan cambios incrementales en las relaciones de poder que resulten ventajosos para una lucha a largo plazo. Las estrategias selectivas de la resistencia deberán concentrarse en primer lugar en cuestiones sociales, económicas o políticas. Estas se pueden escoger a fin de conservar alguna parte del sistema social y político fuera del control de los dictadores, para recuperar el control de alguna porción de este sistema actualmente bajo el control de los dictadores, o para negar a los dictadores algún objetivo en particular. Si es posible, la campaña de resistencia selectiva debe también atacar una o más de las debilidades de la dictadura, tal como lo hemos explicado. En consecuencia, los demócratas pueden producir el mayor impacto posible con la capacidad de poder que tengan a su alcance. Muy al principio, los estrategas tienen que planificar por lo menos la estrategia para la primera campaña. ¿Cuáles han de ser sus objetivos limitados? ¿Cómo van éstos a ayudar a la realización de la gran estrategia? Si es posible, sería prudente formular por lo menos los lineamientos generales para una segunda y acaso hasta una tercera campaña. Todas esas campañas han de llevar a cabo la gran estrategia escogida y operar dentro de los lineamientos generales de ésta. el reto simbólico Al principio de una nueva campaña para minar la dictadura, las primeras y más específicas acciones pueden tener un campo limitado. Deben estar diseñadas en parte para probar el estado de ánimo de la población e influir en él, y prepararla para continuar la lucha a través 62 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 65 dictador. El objetivo será usar la nocooperación popular a fin de crear una nueva situación estratégica más ventajosa para las fuerzas democráticas. A medida que las huestes democráticas cobran fuerza, los estrategas organizan formas de nocooperación y de desafío más ambiciosas para negarle a la dictadura los recursos del poder, para propiciar una parálisis política y por último el fin de la dictadura y su desintegración. Será necesario planificar con cuidado cómo podrán las huestes democráticas debilitar el apoyo que personas y grupos hayan ofrecido a la dictadura previamente. ¿Se resquebrajará este apoyo cuando les revelen las brutalidades perpetradas por el régimen, cuando les expongan las desastrosas consecuencias económicas de las políticas del dictador, o cuando tengan nuevos elementos para comprender que se puede acabar con la dictadura? Hay que llevar a los defensores de la dictadura por lo menos a permanecer neutrales, a no tomar partido o mejor a convertirse en defensores activos del movimiento por la democracia. Durante la planificación e implementación del desafío político y la nocooperación, es muy importante prestar atención a todos los defensores y auxiliares de los dictadores, inclusive a su camarilla interna, al partido político, la policía y la burocracia, pero especialmente al ejército. Haría falta calcular bien el grado de lealtad a la dictadura de las fuerzas militares, tanto soldados como oficiales, y determinar si son susceptibles de ser influidas por las fuerzas democráticas. ¿Pudieran los soldados comunes y corrientes ser unos presos descontentos y asustados del régimen? ¿Se podría poner en contra del régimen a muchos de los soldados y oficiales por razones personales, familiares o políticas? ¿Qué otros factores harían a los soldados y oficiales vulnerables a la subversión democrática? Desde el inicio en la lucha de liberación debe desarrollarse una estrategia especial para comunicarse con las tropas y funcionarios del dictador. Mediante palabras, símbolos y acciones, las fuerzas democráticas pueden informar a las tropas que la lucha de liberación va a ser vigorosa, decidida y persistente. Las tropas han de saber que la lucha va a tener un carácter especial destinado a socavar la dictadura, pero que no amenaza su vida. Tales esfuerzos aspiran en última instancia a minar la moral de las tropas del dictador y finalmente a subvertir su lealtad y obediencia a favor del movimiento democrático. Se debe intentar llegar a la policía y a los funcionarios con estrategias similares. El intento de ganar simpatías entre las fuerzas del dictador y eventualmente a inducirlas a la desobediencia no debe interpretarse, sin embargo, como una invitación a que las fuerzas militares produzcan una rápida interrupción de la dictadura mediante una acción militar. Una acción semejante no es posible que dé paso a una democracia que funcione, porque, como ya hemos explicado, un golpe de estado sirve de poco para cambiar el desequilibrio de las relaciones de poder entre el pueblo y los gobernantes. Por consiguiente, es necesario planear cómo puede hacérseles entender a los oficiales militares que simpatizan con los demócratas que ni un golpe militar ni una guerra civil son necesarios o deseables. Los oficiales simpatizantes pueden jugar papeles vitales en la lucha democrática tales como difundir entre las fuerzas militares el descontento y la nocooperación, alentando las deficiencias deliberadas y calladamente hacer caso omiso de las órdenes, manteniéndose firmes en su decisión de no reprimir. El personal militar puede también brindar varias formas de asistencia noviolenta y positiva al movimiento democrático entre las que se incluye facilitar el paso seguro, información, comida, suministros médicos y otros. El ejército es uno de los recursos de poder más importantes de los dictadores porque éstos pueden usar las unidades militares disciplinadas y su armamento para atacar directamente a la población desobediente y castigarla. Los estrategas del desafío deben recordar que va ser extraordinariamente difícil, si no imposible, desmantelar la dictadura si la policía, la burocracia y las fuerzas armadas se mantienen plenamente leales y obedientes en el cumplimiento de sus órdenes. Las estrategias orientadas a subvertir la lealtad de las huestes del dictador deben gozar de una prioridad especial de parte de los planificadores democráticos. Las fuerzas democráticas deben recordar que el descontento y 66 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 67 la desobediencia entre las fuerzas armadas y de la policía pueden resultar altamente peligrosas para los miembros de esos grupos. Pueden esperar penas muy severas por los actos de desobediencia, y la muerte por ejecución en caso de amotinamiento. Las fuerzas democráticas no deben pedirles a los soldados y oficiales que se amotinen inmediatamente; en lugar de eso, donde sea posible la comunicación, debe aclarárseles que hay multiples formas de “desobediencia disimulada” que sí pueden ser practicadas desde el principio. Por ejemplo, los policías o los soldados de tropa pueden entorpecer el cumplimiento de las órdenes de distribución, no acertar a encontrar a las personas buscadas, advertir a los de la resistencia acerca de las órdenes de represión que se han dictado contra ellos así como de los arrestos y deportaciones, y pueden dejar de transmitir información importante para sus oficiales superiores. Por su parte, los oficiales descontentos con el régimen pueden no transmitir, o demorar la transmisión de las ordenes de represión a los mecanismos encargados de ejecutarlas. Pueden disparar por encima de las cabezas de los manifestantes. Los funcionarios del estado pueden perder o traspapelar las instrucciones, trabajar deficientemente, o “enfermarse” para tener que permanecer en casa hasta “curarse”. cambios en la estrategia Los estrategas del desafío político tienen que estar constantemente evaluando cómo la gran estrategia y las estrategias de campañas específicas se están implementando. Es posible por ejemplo, que la lucha no marche tan bien como se hubiera esperado. En ese caso hay que pensar qué cambios se necesitan en la estrategia. ¿Qué podría hacerse para aumentar la fuerza del movimiento y retomar la iniciativa? En una situación así habrá que identificar el problema, volver a realizar el cálculo estratégico, si es posible, darle la responsabilidad de la lucha a un sector distinto de la población, movilizar recursos adicionales de poder y desarrollar acciones alternativas. Cuando esto se hubiere hecho, el nuevo plan se implementará inmediatamente. De igual manera, si entre las personas o grupos nocooperantes se incluye a los que previamente le han estado aportando tecnologías y conocimientos especializados, entonces los dictadores verán cómo su capacidad de funcionamiento se debilita gravemente. Hasta su capacidad de tomar decisiones ante una información sólida y de desarrollar políticas efectivas se verá seriamente reducida. Si las influencias sicológicas e ideológicas—llamadas factores intangibles—que por lo general inducen a las personas a obedecer y ayudar a los gobernantes, se debilitan o revierten, la población se inclinará más a desobedecer y nocooperar. El acceso de los dictadores a los recursos materiales también afecta directamente su poder. Con el control de los recursos financieros del sistema económico, la propiedad, los recursos naturales, el transporte y los medios de comunicación en manos de los verdaderos opositores del régimen, o de otros en potencia, otro recurso de poder importantísimo se les ha vuelto vulnerable o se les ha negado. Las huelgas, el boicot y la creciente autonomía en algunos sectores de la economía, las comunicaciones y el transporte, debilitarán al régimen. Como ya se discutió anteriormente, la capacidad del dictador para amenazar o aplicar sanciones—castigos contra los sectores nocooperantes, desobedientes o ingobernables de la población—es una fuente central del poder de los dictadores. Ésta puede debilitarse en dos días. En primer lugar, si la población está preparada, como en la guerra, para arriesgarse a serias consecuencias como precio del desafío, la efectividad de las sanciones aplicables se verá drásticamente disminuida; es decir, la represión de los dictadores no logrará el sometimiento deseado. En segundo lugar, si la policía y hasta las mismas fuerza militares se manifiestan descontentas, puede ser que individualmente o en grupo evadan o francamente desacaten las órdenes de arrestar, golpear o disparar contra los de la resistencia. Si los dictadores ya no pueden confiar en la policía y las fuerzas militares, la dictadura está seriamente amenazada. En síntesis, el éxito contra una dictadura bien afianzada exige que la nocooperación y el desafío le reduzcan y le quiten al régimen las fuentes de poder. Sin la constante reposición de los recursos de poder necesarios, la dictadura se debilitará y finalmente se 70 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 71 desintegrará. Una planificación estratégica competente del desafío político contra las dictaduras, por consiguiente, necesita tener como objetivo las más importantes fuentes de poder de los dictadores. La escalada de la libertad En combinación con el desafío político, durante la etapa de la resistencia selectiva, el crecimiento de las instituciones autónomas—sociales, económicas, culturales y políticas—expande progresivamente el “espacio democrático” de la sociedad y contrae el control de la dictadura. A medida que las instituciones civiles de la sociedad se fortalecen en relación con la dictadura, entonces, sin importar lo que quieran los dictadores, la población está construyendo de manera creciente una sociedad independiente fuera del control de aquélla. Si la dictadura va a intervenir para frenar este “aumento de la libertad”, cuando lo haga, se puede aplicar la lucha noviolenta en defensa de este espacio recientemente ganado, y la dictadura se verá confrontada por otro “frente” más en la lucha. Con el tiempo, esta combinación de resistencia y construcción de instituciones puede conducir a una libertad de facto. El derrumbamiento de la dictadura y la instauración formal de un sistema democrático se hará innegable, porque se habrán alterado fundamentalmente las relaciones de poder dentro de la sociedad. La Polonia de los setentas y los ochentas constituye un claro ejemplo de cómo la sociedad rescata progresivamente sus instituciones y funciones por medio de la resistencia. La Iglesia Católica ha sido perseguida, pero jamás puesta bajo el absoluto control comunista. En 1976, ciertos intelectuales y obreros formaron pequeños grupos tales como los KOR (Comités de Defensa de los Trabajadores) para impulsar sus ideas políticas. La organización del sindicato de Solidaridad, con el poder que tuvo de organizar huelgas muy efectivas, obligó a su legalización en 1980. Campesinos, estudiantes y muchos otros grupos también formaron sus propias organizaciones independientes. Cuando los comunistas se dieron cuenta que estos grupos habían cambiado las realidades del poder, Solidaridad fue proscrita de nuevo y los comunistas recurrieron al régimen militar. Inclusive bajo la ley marcial, con numerosos encarcelamientos y recia persecución, las nuevas instituciones independientes de la sociedad continuaron funcionando. Por ejemplo, docenas de periódicos y revistas ilegales siguieron publicándose. Casas editoriales ilegales publicaban anualmente cientos de libros, mientras que los más conocidos escritores polacos boicoteaban las editoriales del gobierno y sus publicaciones. Actividades similares continuaban en otros sectores de la sociedad. Bajo el régimen militar de Jaruselski el gobierno militar comunista alguna vez fue descrito como rebotando de un extremo a otro en la cresta de la sociedad. Los oficiales todavía ocupaban las oficinas y los edificios del gobierno. El régimen todavía podía golpear a la sociedad con castigos, arrestos, encarcelamientos, la ocupación de las imprentas y acciones por el estilo. Desde ese punto de vista, era sólo cuestión de tiempo el que la sociedad acabara de echar abajo al régimen por completo. Aún cuando una dictadura esté todavía ocupando posiciones gubernamentales, a veces es posible organizar un “gobierno democrático paralelo”. Éste funcionaría de manera creciente como un gobierno rival, al cual la población y las instituciones de la sociedad le prestarían lealtad, obediencia y cooperación. En consecuencia, a la dictadura se le negarían estas características del gobierno. Eventualmente, el gobierno democrático paralelo podría llegar a reemplazar plenamente al régimen dictatorial como parte de la transición a un sistema democrático. A su debido tiempo entonces, se adoptaría una constitución y se celebrarían elecciones como parte de la transición. Desintegrando la dictadura Mientras se lleva a cabo la transformación institucional de la sociedad, el movimiento de desafío y nocooperación puede ir en escalada. Los estrategas de las fuerzas democráticas pueden moverse más allá de la resistencia selectiva y lanzar el desafío masivo. En la mayoría de los casos, hace falta tiempo para crear, construir o ex- 72 Gene Sharp masiva todo el tiempo, los dictadores se quedarán sin poder y los defensores de la democracia habrán triunfado sin violencia. La dictadura se habrá desmoronado ante la población desafiante. No todos los esfuerzos en ese sentido triunfarán, y en especial, nunca lo harán fácilmente, y sólo rara vez pronto. Debemos recordar que tantas son las guerras militares ganadas como las perdidas. Sin embargo, el desafío político ofrece una verdadera posibilidad de victoria. Como apuntamos anteriormente, esa posibilidad puede ser enormemente fortalecida por medio del desarrollo de una gran estrategia, un arduo trabajo y una lucha tanto valiente como disciplinada. De la Dictadura a la Democracia 75 Diez trabajo Preliminar Para una Democracia DuraDera La desintegración de la dictadura es, por supuesto, causa de gran celebración. La gente que por tanto tiempo ha sufrido y que ha pagado un precio tan alto, merece un tiempo de gozo, relajamiento y reconocimiento. Debe sentirse orgullosa de sí misma y de todos los que con ella lucharon para ganar la libertad política. No todos habrán vivido para celebrar este día. Vivos y muertos serán recordados como héroes que ayudaron a moldear la historia de la libertad en su país. Desafortunadamente, esta no es una oportunidad para reducir la vigilancia. Aún en caso de que la dictadura hubiese sido desintegrada exitosamente por medio del desafío político, se deben tomar muchas precauciones para impedir que surja un nuevo régimen opresivo durante la confusión que acompaña el derrumbamiento del viejo. Los dirigentes de las fuerzas pro-democráticas deben tener preparada por adelantado una transición ordenada hacia la democracia. Es necesario establecer las bases constitucionales y legales así como las normas de comportamiento de una democracia duradera. Nadie debe creer que con la caída de la dictadura inmediatamente va a aparecer una sociedad ideal. La desintegración de la dictadura simplemente facilita el punto de partida, en condiciones de una libertad revalorada, para realizar esfuerzos a largo plazo por mejorar la sociedad y responder más adecuadamente a las necesidades humanas. Los serios problemas políticos, económicos y sociales seguirán durante años, y hará falta la cooperación de muchas personas y grupos para buscarles solución. El nuevo sistema político debe dar una oportunidad para que las personas con puntos de vista diferentes y medidas que lo favorezcan continúen el trabajo constructivo y el desarrollo de las políticas orientadas a encarar los problemas del futuro. 77 se puede considerar la imitación del sistema suizo de cantones en el que áreas relativamente pequeñas retienen prerrogativas importantes sin dejar por eso de ser parte integral del país. Si una constitución con muchos de estos rasgos hubiera existido antes en la historia del país recién liberado, sería deseable reimplantarla modificándola apenas en lo que fuere necesario y deseable. Si no existiera una constitución más antigua con los requerimientos del caso, quizá se podría trabajar con una constitución interina. Si no, habría que escribir una nueva constitución. Preparar una nueva constitución llevará tiempo y esfuerzo. Es deseable la participación popular en este proceso y se hace necesaria para la ratificación de un nuevo texto o de sus enmiendas. Se ha de ser muy cauto al incluir en la constitución promesas que luego se demuestre que es imposible cumplir, o estipulaciones que requieran un gobierno altamente centralizado, porque en ambos casos podría facilitarse una nueva dictadura. La redacción de la constitución debe ser fácilmente comprendida por toda la población. No debe ser tan compleja ni tan ambigua como para que sólo los abogados u otras élites puedan decir que la comprenden. una política democrática de defensa El país liberado puede tener que enfrentarse a una amenaza extranjera, para lo cual se necesitaría una capacidad defensiva. El país puede también verse amenazado por un intento de imponerle una dominación militar, política o económica desde el extranjero. A fin de mantener una democracia interna, habría que considerar seriamente si han de aplicarse los principios básicos del desafío político a las necesidades de la defensa nacional16. Al situar la capacidad de resistencia directamente en manos de la ciudadanía, los países recientemente liberados pueden evitar la necesidad de establecer una fuerte capacidad militar que podría, por su parte, amenazar la democracia y demandar vastos recursos económicos 80 Gene Sharp 16Ver Gene Sharp, Civilian-Based Defense: A Post-Military Weapons System (“La De- fensa con Base Civil: Un Sistema de Armas Post-Militares”), (Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 1990). De la Dictadura a la Democracia 81 que mucho se necesitan para otros propósitos. Debemos recordar que algunos grupos van a ignorar cualquier disposición constitucional en su afán de establecerse como nuevos dictadores. Por consiguiente, la población necesita asumir la tarea permanente de aplicar el desafío político y la nocooperación contra cualquier dictador en potencia y de preservar las estructuras, los derechos y los procedimientos democráticos. una responsabilidad meritoria Los efectos de la lucha noviolenta son no solamente debilitar y quitar al dictador sino también dotar de poder al oprimido. Esta técnica habilita a las personas que previamente sentían que no servían más que como víctimas para ejercer directamente el poder para lograr por su propio esfuerzo una mayor libertad y justicia. Esta experiencia de lucha tiene consecuencias sicológicas importantes que contribuyen a aumentar la autoestima y la confianza en sí mismos entre los que antes carecían de todo poder. Una consecuencia beneficiosa a largo plazo del empleo de la lucha noviolenta a fin de establecer un gobierno democrático, es que la sociedad estará más apta para manejar los problemas recurrentes y futuros. Aquí podrían incluirse los futuros abusos del gobierno y la corrupción, los maltratos a algún grupo, la injusticia económica y las limitaciones en la calidad democrática del sistema político. La población, experimentada en el uso del desafío político, probablemente será menos vulnerable a la acción de una dictadura en el futuro. Después de la liberación, el haberse familiarizado con la lucha noviolenta va a sugerir maneras de defender la democracia, las libertades civiles, los derechos de las minorías y las prerrogativas de los gobiernos regionales, estatales o locales así como de las instituciones nogubernamentales. Tales medios también harán posible que personas o grupos expresen pacíficamente su disentimiento extremo sobre asuntos que los grupos de oposición perciben ser tan importantes que a veces los han llevado al terrorismo o a la guerra de guerrillas. Los pensamientos expresados en este examen del desafío político o la lucha noviolenta tienen como fin tratar de ayudar a todas las personas y grupos que buscan liberar a sus pueblos de la opresión dictatorial y establecer un sistema democrático duradero que respete las libertades humanas y la acción popular para mejorar la sociedad. Tres conclusiones principales se derivan de las ideas bosquejadas aquí: • Es posible liberarse de las dictaduras; • Una reflexión cuidadosa y una planificación estratégica muy meticulosa son indispensables para lograr la liberación; y • Se necesitará vigilancia, mucho trabajo arduo y una lucha disciplinada a veces a un precio muy alto Es cierta la multicitada frase: “La libertad no es gratis”. Ninguna fuerza externa vendrá a darle al pueblo oprimido la libertad que tanto anhela. La gente tendrá que aprender cómo conseguir esa libertad por sí misma. No será fácil. Si la gente puede darse cuenta de lo que necesita para su liberación, podrá trazarse líneas de acción que, después de muchos trabajos, han de traerle su libertad. Entonces con ahínco podrá construir un nuevo orden democrático y prepararse para defenderlo. La libertad que se gana por medio de una lucha de este tipo puede ser duradera y ser mantenida por un pueblo tenaz comprometido a conservarla y enriquecerla. 82 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 85 asambleas públicas 47. Asambleas de protesta o de apoyo 48. Mitines de protesta 49. Mitines de protesta encubiertos 50. Tomar un lugar usándolo para enseñar Separación y renuncia 51. Abandonar un lugar (irse caminando) 52. Guardar silencio 53. Renunciar a un premio 54. Volver la espalda mÉtoDoS De nocooPeraciÓn SociaL ostracismo de personas 55. Boicot social 56. Boicot social selectivo 57. No acción a lo Lisistrata 58. Excomunión 59. Interdicto La nocooperación en eventos sociales, costumbres e instituciones 60. Suspensión de actividades sociales o deportivas 61. Boicot a eventos sociales 62. Huelga estudiantil 63. Desobediencia social 64. Retirarse de instituciones sociales retirarse del sistema social 65. Quedarse en casa 66. Nocooperación personal (completa) 67. Abandono por parte de los trabajadores 68. Santuario 69. Desaparición colectiva 70. Protesta de emigración (hijrat) metoDoS De nocooPeraciÓn econÓmica (1) Boicot econÓmico acción de los consumidores 71. Boicot por consumidores 72. No consumo de bienes boicoteados 73. Política de austeridad 74. Retención de alquileres 75. Negarse a pagar el alquiler 76. Boicot nacional de consumidores 77. Boicot internacional de consumidores acción de trabajadores y productores 78. Boicot de trabajadores 79. Boicot de productores acción de intermediarios 80. Boicot de suministradores y de los que trasiegan con esos bienes acción de dueños y administradores 81. Boicot de comerciantes 82. Negarse a dejar o a vender su propiedad 83. Cierre patronal (Lockout) 84. Negarse a recibir ayuda industrial 85. “Huelga general” de comerciantes Acción de dueños de recursos financieros 86. Retirar depósitos del banco 87. Negarse a pagar estipendios, deudas y asignaciones 88. Negarse a pagar deudas o intereses 89. Recortar fondos y créditos 90. Negarse a pagar impuestos 91. Negarse a aceptar dinero del gobierno 86 Gene Sharp De la Dictadura a la Democracia 87 acción por parte de los gobiernos 92. Embargo doméstico 93. Lista negra de comerciantes 94. Embargo de vendedores internacionales 95. Embargo de compradores 96. Embargo del comercio internacional mÉtoDoS De nocooPeraciÓn econÓmica (2) La HueLGa Huelgas simbólicas 97. Huelga de protesta 98. Abandono rápido del trabajo (huelga relámpago) Huelga agrícola 99. Huelga de campesinos 100. Huelga de trabajadores agrícolas Huelga de grupos especiales 101. Huelga de jornaleros reclutados 102. Huelga de presos 103. Huelga de artesanos 104. Huelga de profesionistas Huelgas industriales ordinarias 105. Huelga de un establecimiento 106. Huelga de la industria 107. Huelga de solidaridad Huelgas restringidas 108. Huelga de algunos de los obreros a un tiempo 109. Huelga de trabajadores en una sola planta por tiempo definido 110. Huelga de manos caídas 111. Huelga de estricto apego al reglamento 112. Reportarse “enfermo”
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