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resumen de "las venas de América Latina", Resúmenes de Publicidad y Promoción

Asignatura: Sociologia de la comunicacion, Profesor: Angel de la Cruz Bermejo, Carrera: Publicidad y Relaciones Públicas, Universidad: UCM

Tipo: Resúmenes

2012/2013
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Subido el 04/05/2013

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¡Descarga resumen de "las venas de América Latina" y más Resúmenes en PDF de Publicidad y Promoción solo en Docsity! PRIMERA PARTE: LA POBREZA DEL HOMBRE COMO RESULTADO DE LA TIERRA FIEBRE DEL ORO Fiebre del oro y de la plata En 1942, cuando el almirante Colón se posó por primera vez en las arenas de Las Bahamas, creyó que estas islas eran una avanzada de Japón, ya que era allí donde quería llegar. Su sabida riqueza tanto en oro, plata y especias (muy preciadas en la época), convenció a los Reyes Católicos de España para que financiasen el acceso directo a estas fuentes, y así liberarse de la gran cadena de intermediarios y revendedores que acaparaban el comercio de las especial y las plantas tropicales. Tres años después del descubrimiento, Cristóbal Colón dirigió la campaña militar en contra de los indígenas de la Dominicana. Más de 500 fueron vendidos como esclavos en Sevilla y murieron miserablemente. América se trataba del mayor señorío del mundo. El oro y la plata que tenía, eran las llaves que el Renacimiento usó para abrir las puestas del mercantilismo capitalista. La epopeya de los españoles y los portugueses en América combinó la propagación de la fe cristiana con la usurpación y el saqueo de las riquezas latinas. • Mito de El dorado: monarca bañado en oro que los indígenas inventaron para alejar a los intrusos. América aparecía como una invención más, incorporada junto con la pólvora, la impresa o el papel. Este desnivel de desarrollo entre ambos mundo explica, la relativa facilidad, con la que sucumbieron las civilizaciones nativas. Hernán Cortés, conquistador del imperio Azteca, había revelado a España la grandiosa magnitud del tesoro que allí se encontraba. Sin embargo, ni la horca ni el tormento de los indios nativos fueron suficientes, pues los tesoros arrebatados no colmaban nunca las exigencias de la imaginación. • EL CICLO DE LA PLATA: POTOSÍ En Potosí, la plata levantó templos, palacios, monasterios, etc. Era una de las ciudades más grandes y ricas del mundo. Cuando los españoles la descubrieron, la riqueza fluyó. El por entonces emperador, Carlos V, le otorgó a la ciudad el título de Villa Imperial. A comienzos del S.XVII, ya la ciudad contaba con 36 iglesias espléndidamente ornamentadas, casas de juego, teatros y demás localizaciones destinadas a la codicia y al despilfarro. Entre 1545 y 1558 se hallaron las fértiles minas de plata de Potosí en la actual Bolivia. La velocidad de la plata rápidamente a la minería de oro. A mediados del S.XVIII la plata abarcaba más del 99% de las exportaciones minerales de la América Hispánica. El flujo de la plata alcanzó dimensiones gigantescas. Entre 1503 y 1660 llegaron al puerto de Sevilla 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, sin incluir el contrabando. Sin embargo, los acreedores del reino de España, en su mayoría extranjeros, vaciaban sistemáticamente las arcas de la Casa de la Contratación de Sevilla, destinada a guardar los tesoros de América. La corona estaba hipotecada. Cedía por adelantado casi todos los cargamentos de plata a los banqueros alemanes, genoveses, flamencos y españoles. En 1543, un 65% del total de las rentas reales se destinaba al pago de las anualidades de los títulos de deuda. La Corona abría por todas partes frentes de guerra mientras la aristocracia se consagraba al despilfarro, al mismo ritmo frenético en que crecían los precios de las cosas y las tasas de interés del dinero. A fines del S.XVII, España solo dominaba el 5% del comercio, América era un negocio europeo: • una tercera parte del total estaba en manos de los holandeses y flamencos • una cuarta parte pertenecía a los franceses • Los genoveses controlaban mas del 20% Los capitalistas españoles se convertían en rentistas, a través de la compra de títulos de deuda de la Corona, y no invertían sus capitales en el desarrollo industrial. • LA DISTRIBUCIÓN DE FUNCIONES A medida que se extendía la economía monetaria, el intercambio desigual iba abarcando cada vez más capas sociales y regiones del planeta. Las colonias americanas habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de la expansión del capital comercial. Europa tendía sus brazos para alcanzar al mundo entero. Ni España ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador avance del mercantilismo capitalista, aunque fueros sus colonias las que proporcionaron el oro y la playa que nutrieron esa expansión. Europa necesitaba oro y plata. Los medios de pago de circulación se multiplicaban sin cesar. Los burgueses se apoderaban de las ciudades y fundaban bancos, producían e intercambiaban mercancías, conquistaban nuevos mercados. La economía colonial se estructuró en la función de las necesidades del mercado europeo, y a su servicio, de tal modo que su economía se nació subordinada al mercado externo y, en consecuencia, Inglaterra y Holanda, atrapaban por medios ilícitos más de la mitad del metal que correspondía al impuesto del “quinto real” que debía recibir, de Brasil, la corona portuguesa. Portugal no producía prácticamente nada. Según fuentes británicas, las entradas de oro brasileño en Londres alcanzaban a cincuenta mil libras por semana. Sin esta tremenda acumulación de reservas metálicas, Inglaterra no hubiera podido enfrentar, posteriormente, a Napoleón. Solo la explosión del talento había quedado como recuerdo del vértigo del oro. Portugal no pudo rescatar otra fuerza creadora que no fuera la revolución estética. El rey del azúcar y otros monarcas agrícolas • LAS PLANTACIONES, LOS LATIFUNDIOS Y EL DESTINO El azúcar que se cultivaba en pequeña escala en Sicilia y en las islas Madeira y Cabo Verde, se compraba a precios altos en oriente. Por ello, a partir del descubrimiento de América, no hubo para el comercio de Europa, producto agrícola más importante que el azúcar cultivado en estas tierras. Las tierras fueron devastadas, arrasando con bosques, malgastando la fertilidad natural y extinguiendo el humus acumulado por los suelos. El largo ciclo del azúcar dio origen, en América Latina, a prosperidades tan mortales como los furores de la plata y el oro, al tiempo que impulsó el desarrollo industrial de Holanda, Francia, Inglaterra y EEUU. La cultura de la pobreza, la economía de subsistencia y el letargo son los precios que cobra el impulso productivo original. El nordeste era la zona más rica de Brasil, hoy la más pobre; en Barbados y Haití habitan hormigueros humanos condenados a la miseria; el azúcar se convirtió en la llave maestra del dominio de Cuba por los EEUU, al precio del monocultivo y del empobrecimiento implacable del suelo. No solo del azúcar, es también la historia del cacao, que alumbró la fortuna de la oligarquía de Caracas; del algodón de Maranhao; de las plantaciones de caucho en el Amazonas, convertidas en cementerios para obreros. • EL AZÚCAR Hasta mediados del S.XVIII, Brasil fue el mayor productor mundial de azúcar. Simultáneamente, era el principal mercado de esclavos. La sociedad colonial brasileña floreció en Bahía y Pernambuco, hasta que el descubrimiento del oro trasladó su núcleo central a Minas Gerais. Las tierras fueron cedidas por la corona portuguesa a los primeros grandes terratenientes de Brasil. La conquista corrió pareja con la organización de la producción. En 1630, la Dutch West India Company invadió y conquistó la costa nordeste de Brasil para asumir el control del producto. Era preciso multiplicar las fuentes del azúcar para multiplicar las ganancias, por lo que la empresa trajo colonos del caribe. La formidable magnitud de las rebeliones de los esclavos en Brasil y la aparición del oro en el sur, que arrebataba mano de obra a las plantaciones, precipitaron la crisis del nordeste azucarero. Fue una crisis definitiva. El azúcar había arrasado el norte. Sus tierras, naturalmente nacidas para producir alimentos, pasaron a ser una región de hambre donde todo brotaba en torno al latifundio azucarero, dejando rocas estériles, suelos lavados y tierras erosionadas. A fines del S.XVI había en Brasil unos 120 ingenios que sumaban un capital de unos 2 millones de libras. Pero sus dueños no cultivaban alimentos, sino que lo importaban todo fruto de la abundancia y prosperidad que acontecía, prosperidad que chocaba con una gran mayoría que pasaba hambre y cuyas tierras estaban muertas. La expansión expandió el hambre. Las Antillas eran las Islas del azúcar, cultivado en gran escala. También dependían de sus ventas otras colonias como Cuba y Barbados. Del mismo modo, la explotación del producto y de la mano de obra esclava que requería se propagó a otras islas: Haití, una colonia francesa, se convirtió en un vertedero de esclavos. En 1791 estalló la revolución. Los incendios y combates se sucedieron sin tregua a medida que los esclavos insurrectos iban empujando a los ejércitos franceses hacia el océano. La guerra derramó ríos de sangre y devastó plantaciones. El país, en cenizas, quedó paralizado. Renació en ruinas y no se ha recuperado, hasta el punto de ser hoy el más pobre de América Latina. Los ingleses se habían apoderado fugazmente de La Habana en 1762. En once meses habían introducido una cantidad de esclavos que, normalmente, hubiese entrado en 15 años y desde esa época la economía cubana fue modelada por las necesidades extranjeras del azúcar. Hasta 1959, el azúcar ponía y sacaba dictadores, proporcionaba o negaba trabajo a los obreros, decidía el ritmo de entrada de millones y las crisis. “El pueblo que compra manda, el pueblo que vende sirve”; había que equilibrar el comercio para asegurar la libertad. “El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse vende a más de uno”, había dicho el Ché Guevara en la conferencia de la OEA en Punta del este (1961). En Cuba, después de la gran zafra de 1961, la revolución optó por vengarse del azúcar, siendo esta, la memoria viva de la humillación. De este modo, la revolución abatió numerosos cañaverales y quiso diversificar la producción agrícola. Cada finca socializada acometió de golpe cultivos excesivamente variados. Había que realizar importaciones en gran escala para industrializar el país, aumentar la productividad agrícola y satisfacer muchas necesidades de consumo que la revolución, al redistribuir la riqueza, acrecentó enormemente. La revolución descubrió, entonces, que el azúcar, que había sido el factor del subdesarrollo, pasó a convertirle en un instrumento del desarrollo. Empezaron a utilizar el excedente económico que generaba para desarrollar las industrias básicas. Cuando la revolución conquistó el poder, según Fidel Castro, la mayoría de los cubanos no eran ni si quiera antimperialistas. Se fueron radicalizando junto con su revolución, a medida que se sucedían los desafíos y las respuestas, entre La Habana y Washington, y a medida que se iban convirtiendo en hechos concretos las promesas de justicia social. Con el tiempo y la aparente prosperidad, La Habana se convirtió en un territorio desigual: se veían Cadillacs por las avenidas de lujo mientras en el campo cubano, los salarios eras 3 o 4 veces por debajo del coste de vida. Adam Smith decía que el descubrimiento de América “había elevado el sistema mercantil a un grado de esplendor y gloria que de otro modo no hubiera alcanzado jamás”. Según Sergio Bagú, el más formidable motor de la acumulación del capital mercantil europeo fue la esclavitud americana, a su vez, ese capital resultó “la piedra fundamental sobre la cual se construyó el gigantesco capital industrial de los tiempos contemporáneos”. • EL CAUCHO Priestley había observado, hacia 1770, que la goma servía para borrar los trazos de lápiz sobre el papel. Setenta años después, Charles Goodyear descubrió el procedimiento de vulcanización del caucho, que le daba flexibilidad y lo tornaba inalterable a los cambios de temperatura. Ya en 1850, se revestían de goma las ruedas de los vehículos. A fines de siglo surgió la industria del automóvil en EEUU y en Europa, y con ella nació el consumo de neumáticos en grandes cantidades. La demanda mundial de caucho creció vertiginosamente. El árbol de la goma proporcionaba a Brasil una décima parte de sus ingresos por exportaciones: 20 años después, la proporción subía al 40%. La mayor parte de la producción de caucho provenía del territorio del Acre, que Brasil había arrebatado a Bolivia al cabo de una fulminante campaña militar. Conquistado el Acre, Brasil disponía de casi la totalidad de las reservas mundiales de goma. En 1913, el desastre se abatió sobre el caucho brasileño. El precio mundial que había alcanzado se redujo a la cuarta parte. En 1919 Brasil solo abastecía la octava parte del consumo mundial. Medio siglo después, compra en el extranjero más de la mitad del caucho que necesita. • LA CRISIS DE LOS AÑOS 30 La crisis de 1929, el crack de la Bolsa de Nueva York que hizo crujir los cimientos del capitalismo mundial, cayó en el Caribe como un bloque de piedra en un charco. Bajaron verticalmente los precios del café y de las bananas, los desalojos campesinos se recrudecieron con violencia febril, el desempleo cundió en el campo y en las ciudades, se levantó una oleada de huelgas, se abatieron bruscamente los créditos, las inversiones y los gastos públicos. La epopeya de Augusto César Sandino conmovía al mundo. La larga lucha del jefe guerrillero de Nicaragua había derivado a la reivindicación de la tierra y levantaba en vilo la ira campesina. Durante 7 años, su pequeño ejército peleó a la vez contra los 12 mil invasores norteamericanos y contra los miembros de la guardia nacional. También en El Salvador estallaron las tensiones como consecuencia de la crisis. En la región de Izalco, se produjo un gran levantamiento campesino en 1932 que se propagó rápidamente. El dictador Martínez envió a los soldados, con equipos modernos, a combatir contra los “bolcheviques”, que pelaban con armas rudimentarias. En Guatemala, el dictador Jorge Ubico, otorgó a los señores del café y a las empresas bananeras el permiso de matar. En 1944, barrido por los vientos de una revolución de sello liberal, cayó de su pedestal y Juan José Arévalo fue elegido presidente, el cual puso en marcha un vigoroso plan de educación y dictó un nuevo código del trabajo para proteger a los obreros del campo y de las ciudades. En 1951, el gobierno de Jacobo Arbenz continuó y profundizó el ciclo de reformas. La reforma agraria se proponía desarrollar la economía capitalista campesina y la economía capitalista de la agricultura general, pero una furiosa campaña de propaganda internacional se desencadenó contra el país: el coronel Castillo de Armas (guatemalteco) abatió sobre su propio país unas tropas entrenadas y preparadas en los EEUU. El bombardeo de los F-47, con aviadores norteamericanos respaldó la invasión. La caída de Arbenz marcó la historia posterior del país. Las mismas fuerzas que bombardearon la ciudad de Guatemala están hoy en el poder. El período de Julio Cesar Méndez Montenegro proporcionó a la dictadura el decorado de un régimen democrático, Montenegro había prometido una reforma agraria pero se limitó a firmar la autorización para que los terratenientes portaran armas y las usaran. La reforma agraria de Arbenz había saltado en pedazos cuando Castillo Armas cumplió su misión devolviendo las tierras a la United Fruit y a los otros terratenientes expropiados. 1967 fue el peor de los años del ciclo de violencia inaugurado en 1954. Se calcularon más de 2800 asesinatos en poco más de un año, sin contar la cantidad de cadáveres que no salían en los medios. La represión indiscriminada formaba parte de la campaña militar de “cerco y aniquilamiento” contra movimientos guerrilleros. De acuerdo con el nuevo código en vigencia, los miembros de seguridad no tenían responsabilidad penal por homicidios. El mundo estaba de espaldas, pero Guatemala sufría una cruda matanza. • LA PRIMERA REFORMA AGRARIA DE AMÉRICA LATINA Cuando la paz llegó, se reabrió el tiempo de la decadencia. Los dueños de la tierra y los grandes mercaderes aumentaron sus fortunas, mientras se extendía la pobreza de las masas populares. América Latina tuvo pronto sus constituciones burguesas, pero no tuvo una burguesía creadora, al estilo europeo o norteamericano, que se propusiera como misión histórica el desarrollo de un capitalismo nacional pujante, sino que habían nacido como simples instrumentos del capitalismo internacional. Una historia de traiciones sucedió la independencia, y América Latina continuó condenada al monocultivo y a la dependencia. En 1824, Simón Bolivar dictó un decreto para proteger a los indios de Perú y reordenar allí el sistema de la propiedad agraria. Al sur, José Artigas encarnó la revolución agraria. Artigas dictaba los decretos revolucionarios de su gobierno mientras dos secretarios tomaban nota. Así nació la 1º reforma agraria de América Latina, que se aplicaría durante un año en la Provincia Oriental (hoy Uruguay), y que sería hecha trizas por una nueva invasión portuguesa. Anteriormente, Artigas había promulgado también un reglamento aduanero que grababa con un fuerte impuesto la importación de mercaderías extranjeras competitivas de las manufacturas y artesanías de la tierra adentro. Este paso surgió como una respuesta revolucionaria a la necesidad nacional de recuperación económica y de justicia social. Desde 1820, la intervención extranjera terminó con todo. Fueron desalojados a tiros los patriotas pobres que habían sido beneficiados por la reforma agraria. Derrotado Artigas los títulos de propiedad por él expedidos no valían nada. Un siglo después del reglamento de tierras de Artigas. Emiliano Zapata puso en práctica, en su comarca del sur de México, una profunda reforma agraria: 1. En 1910 México se alzó en armas contra Porfirio Díaz, por entonces presidente. Un caudillo agrarista, Emiliano Zapata, encabezó desde entonces la insurrección en el sur. Zapata se hizo famoso porque era el mejor domador del estado y se hizo guerrillero. Así, “pegados a la cola del caballo de Zapata”, los hombres del sur formaron rápidamente un ejército libertador. 2. Cayó Díaz y Francisco Madero llegó al gobierno. Las promesas de reforma agraria no tardaron en disolverse en una nebulosa institucionalista. En noviembre de 1911, Zapata proclamó su Plan de Ayala, en el que propugnaba la nacionalización total de los bienes enemigos de la revolución, la devolución a sus legítimos propietarios de las tierras usurpadas por la avalancha latifundista y la expropiación de una tercera parte de las tierras de los hacendados restantes. 3. Cerca de 10 años duró la lucha cuyo tiempo fue también un período de intervenciones norteamericanas continuas. Sin embargo, los cambios sucesivos en el poder no alteraban la furia de las agresiones contra Zapata y sus fuerzas, porque eran, en lo hondo de la revolución social, el peligro real. 4. A finales de 1914, se abrió un breve ciclo de paz que permitió a Zapata poner en práctica, en Morelos, una reforma agraria aún más radical que la anunciada en el Plan de Ayala. Esta reforma se proponía destruir de raíz y para siempre el injusto monopolio de la tierra, para realizar un estado social que garantice plenamente el derecho natural que el hombre tiene sobre la extensión de la tierra necesaria para su propia subsistencia y la de su familia. 5. En 1919 una estratagema y traición terminaron con la vida de Zapata a la misma edad que el Che Guevara. Pasó el tiempo y con la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940) se puso en práctica, por todo México, la reforma agraria de Zapata. La economía y la población del país habían comenzado su acelerado ascenso: crecieron las ciudades y se amplió, en extensión y profundidad, el mercado de consumo. A pesar del movimiento nacionalista mexicano, no derivó al socialismo y, en consecuencia, no realizó cabalmente sus objetivos de independencia económica y justicia social. • LAS TRECE COLONIAS DEL NORTE Los modelos de desarrollo de EEUU son muy diferentes a los de América Latina. Los peregrinos de Mayflower no atravesaron el mar para conquistar tesoros legendarios, sino para establecerse con sus familias y reproducir en el Nuevo Mundo el sistema de vida y de trabajo que practicaban en Europa. No venían a conquistar sino a colonizar. Los colonos de Nueva Inglaterra, núcleo original de la civilización norteamericana, vivieron al servicio de su propio desarrollo y del desarrollo de su tierra nueva. Los trabajadores libres formaron la base de aquella nueva sociedad a este lado del mar. España y Portugal contaron, en cambio, con una gran abundante de mano de obra servil en América Latina. Además, las clases dominantes de la sociedad colonial latinoamericana no se orientaron jamás al desarrollo económico interno. Sus beneficios provenían de fuera. Terratenientes, El petróleo que brota de los EEUU disfruta de un precio alto, pero la cotización del petróleo de Venezuela y de Medio Oriente ha ido cayendo desde 1957 a lo largo de la década de los años sesenta. EEUU es a su vez, el principal productor e importador de petróleo en el mundo. El precio del petróleo se derrumba aunque no cesa de aumentar la demanda mundial. Aunque el precio del petróleo baja, sube en todas partes el precio de los combustibles que pagan los consumidores. Hay una desproporción entre el precio del crudo y el de los derivados. El negocio del petróleo en el mundo capitalista está en manos de un cartel todopoderoso nacido en 1928, cuando la Standard Oil de Nueva Jersey, la Shell y la Anglo, se pusieron de acuerdo para dividirse el planeta. Las empresas petroleras del grupo Rockefeller (Standard Oil), suman la tercera parte del total de beneficios que las empresas norteamericanas de todo tipo, en su conjunto, arrancan al mundo entero. La Jersey obtiene mayores ganancias fuera de las fronteras; América Latina le brinda más ganancias que EEUU y Canadá juntos. Estas corporaciones multinacionales son multinacionales en la medida en que desde los cuatro puntos cardinales arrastran grandes caudales de petróleo y dólares a los centros de poder del sistema capitalista. La estructura del cartel implica el dominio de numerosos países y la penetración en sus numerosos gobiernos, el petróleo empapa a presidentes y dictadores, y acentúa las deformaciones estructurales de las sociedades que pone a su servicio. La riqueza natural de Venezuela y de otros países latinoamericanos con petróleo en el subsuelo, se ha convertido en el principal instrumento de su servidumbre política y su degradación social. Cuba proporcionaba, por vías complementarias, jugosas ganancias a la Standard Oil de Jersey. En octubre de 1959, en plena efervescencia revolucionaria, el departamento de Estado elevó una nota oficial a La Habana en la que expresaba su preocupación por el futuro de las inversiones norteamericanas en Cuba: ya habían comenzado los bombardeos y las relaciones estaban tensas. En 1960, Eisenhower anunció la reducción de la cuota cubana de azúcar, y en febrero Fidel Castro firmó un acuerdo comercial con la Unión Soviética para intercambiar azúcar por petróleo y otros productos a precios buenos para Cuba. La Jersey, la Shell y la Texaco se negaron a refinar el petróleo soviético: en julio el gobierno cubano las intervino y las nacionalizó sin compensación alguna. Encabezados por la Standard Oil, las empresas comenzaron el bloqueo. El conflicto era una prueba de soberanía y Cuba salió airosa. Dejó de ser, al mismo tiempo, una estrella en la constelación de la bandera de los EEUU y una pieza en el engranaje mundial de las Standard Oil. México había sufrido, 20 años antes, un embargo internacional decretado por la Standard Oil y la Royal Duch Shell. Entre 1939 y 1942 el cartel dispuso el bloqueo de las exportaciones mexicanas de petróleo y de los abastecimientos necesarios para sus pozos y refinerías. La Standard y la Shell, se habían repartido el territorio mexicano y, no sólo se negaban a aceptar las resoluciones de la Suprema Corte en la aplicación de las leyes laborales mexicanas, sino que además habían arrasado los yacimientos de la Faja de Oro, y obligaban a los mexicanos, a pagar por su propio petróleo, precios más altos que los que cobraban en EEUU y en Europa por el mismo. En menos de 20 años, México se quedó con una industria decrépita. Cárdenas convirtió la recuperación del petróleo en una gran causa nacional, y salvó la crisis a fuerza de imaginación y coraje. PEMEX (petróleos mexicanos), creada en 1938 para hacerse cargo de toda la producción y el mercado, es hoy la mayor empresa no extranjera de toda América Latina. Uruguay fue el país que creó la primera refinería estatal en América Latina, La ANCAP (Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland. Paralelamente, el Estado contrató la compra de petróleo barato en la Unión Soviética. El cartel financió de inmediato una furiosa campaña de desprestigio contra el ente industrial del Estado uruguayo y comenzó su tarea de extorsión y amenaza. La dictadura de Gabriel Terra anuló el derecho de la ANCAP a monopolizar la importación de combustibles, y en enero de 1938 firmó los convenios secretos con el cartel. De acuerdo con sus términos, el país está obligado a comprar un 40% del petróleo crudo sin licitación y donde lo indiquen la Standard Oil, la Shell, la Atlantic y la Texaco, a los precios que el cartel fije. En 1939 la refinería de la ANCAP había sido mutilada gravemente, pero constituía todavía un ejemplo de desafío victorioso ante las presiones del cartel. También en Argentina sostienen siempre que el subsuelo contiene escaso petróleo, aunque la investigación de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), han indicado que en cerca de la mitad del territorio nacional subyace petróleo. Cada vez que se pone de moda hablar de la pobreza del subsuelo argentino, el gobierno firma una nueva concesión en beneficio de alguno de los miembros del cartel. El petróleo no ha provocado solamente golpes de Estado en América Latina. También desencadenó una guerra, la del Chaco (1932-35), entre los pueblos más pobres de América del Sur: Bolivia y Paraguay. Los paraguayos marchaban al matadero empujados por la Shell; a medida que avanzaban hacia el norte descubrían las perforaciones de la Standard. Era una disputa entre dos empresas, enemigas y a la vez socias dentro del cartel, pero no eran ellas quienes derramaban la sangre. Finalmente Paraguay ganó la guerra pero perdió la paz. Venezuela es todavía, en 1970, el mayor exportador de petróleo. De Venezuela proviene casi la mitad de las ganancias que los capitales norteamericanos sustraen a toda América Latina. Este es uno de los países más ricos del planeta y, también, uno de los más pobres y violentos. Las reservas de petróleo, hierro y gas que su subsuelo ofrece, podrían multiplicar por 10 la riqueza de cada uno de los venezolanos. Caracas, la capital, creció 7 veces en 30 años; se ha erizado de rascacielos en la misma medida en que han brotado las torres de petróleo en el lago de Maracaibo. Ahora, es un centro de cultura del petróleo que prefiere el consumo a la creación y que multiplica las necesidades ratificables para ocultar las reales. Tres millones y medio de barriles de petróleo produce Venezuela cada día para poner en movimiento la maquinaria industrial del mundo capitalista, pero más de la mitad del valor de las exportaciones no vuelve nunca al país. Ningún país ha producido tanto al capitalismo mundial en tan poco tiempo. Venezuela ha drenado una riqueza que excede a la que los españoles usurparon de Potosí o los ingleses de la India. Según cifras oficiales, en la última década Venezuela no ha registrado el ingreso de nuevas inversiones del exterior, sino una sistemática desinversión. Las únicas inversiones nuevas provienen de las utilidades que el propio país proporciona. Mientras, los costos de extracción del petróleo van bajando porque cada vez las empresas ocupan menos mano de obra. Como consecuencia de la desocupación creciente, se agudizó la crisis de los campesinos petroleros del lago de Maracaibo. SEGUNDA PARTE: EL DESARROLLO ES UN VIAJE CON MÁS NÁUFRAGOS QUE NAVEGANTES HISTORIA DE LA MUERTE TEMPRANA En América Latina, la independencia había remachado a perpetuidad el poder de los dueños de la tierra y de los comerciantes enriquecidos, a costa de la anticipada ruina de los países nacientes. Las antiguas colonias españolas, y también Brasil, eran mercados ávidos para los tejidos ingleses. La máquina de vapor, el telar mecánico y el perfeccionamiento de la máquina de tejer habían hecho madurar vertiginosamente la revolución industrial en Inglaterra. La economía británica pagaba con tejidos de algodón los cueros del río de la Plata, el guano y el nitrato de Perú, el cobre de Chile, el azúcar de Cuba y el café de Brasil. Antes de las guerras de independencia ya los ingleses controlaban buena parte del comercio legal entre España y sus colonias. Las tropas británicas habían conquistado Trinidad en el Caribe. Poco después, fracasaron las invasiones inglesas en el Rio de la Plata. Ello dio lugar a un nuevo orden liberal en las colonias españolas que ofrecería a Gran Bretaña la oportunidad de abarcar las nueve décimas partes del comercio de la América española. A partir de 1810 Londres aplicó una política cuyas fluctuaciones obedecieron a la necesidad de favorecer el comercio inglés, impedir que América Latina pudiera caer en manos norteamericanas o francesas y prevenir una posible revolución. Cuando se constituyó la Junta Revolucionaria en Buenos Aires, tardaron solo tres días en eliminar ciertas prohibiciones que dificultaban el comercio con el extranjero. A partir de 1833, la Asamblea se declaró autoridad soberana, de 1815 estableció que todo hombre de campo que no tuviera propiedades sería reputado sirviente, con la obligación de llevar papeleta visada por su patrón cada tres meses. Felipe Varela fue capaz de desatar una gran rebelión en el norte argentino, la cual encontró eco resonante en todo el interior mediterráneo. Fue el último montonero (organización guerrillera argentina de la izquierda peronista que desarrolló la lucha armada); murió tuberculoso y en la miseria en 1870. El gobierno de Juan Manuel de Rosas dictó en 1835 una ley de aduanas de signo acentuadamente proteccionista. La ley prohibía la importación de manufacturas de hierro y hojalata, productos de granja y ruedas de carruajes, entre otros, además de gravaba con fuertes derechos la introducción de coches, zapatos, monturas, etc. No se cobraba impuesto a la carne transportada en barcos de bandera argentina, y se impulsaba la talabartería nacional y el cultivo del tabaco. Diez años después de la aprobación de la ley, los buques de guerra de Inglaterra y Francia rompieron a cañonazos las cadenas extendidas a través del Paraná, para abrir la navegación de los ríos interiores argentinos que Rosal mantenía cerrados. A la invasión le sucedió el bloqueo, que puso en manifiesto las limitaciones de la industria nacional, que no estaba capacitada para satisfacer la demanda interna. • LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA (BRASIL, ARGENTINA Y URUGUAY CONTRA PARAGUAY) Aunque Inglaterra no participó directamente, financiaron, de principio a fin, la invasión, en empréstitos con intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores. Hasta su destrucción, Paraguay se erguía como una excepción en América Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El largo gobierno del dictador Gaspar Rodríguez de Francia, había incubado un desarrollo económico autónomo y sostenido. El Estado ocupaba el lugar de una burguesía nacional que no existía, en la tarea de organizar la nación y orientar sus recursos. No existían ni libertades políticas ni derecho de oposición. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberar carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. El exterminio de la oligarquía hizo posible llevar adelante esta política autárquica de desarrollo dentro de fronteras. Los posteriores gobiernos vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento. Cuando los invasores aparecieron en 1865, Paraguay contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas. El país no debía ni un centavo al exterior. El excedente económico generado por la producción agrícola no se derrochaba en una oligarquía inexistente, ni iba a parar a los bolsillos de los intermediarios. La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El 98% del territorio paraguayo era de propiedad pública: el Estado cedí a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas de forma permanente y sin el derecho de venderlas. El Estado paraguayo practicaba un proteccionismo muy reforzado en 1864, sobre la industria nacional y el mercado interno. Pero a medida que Paraguay iba avanzando en este proceso, se hacía más aguda su necesidad de romper la reclusión, ya que el desarrollo industrial requería contactos más intensos y directos con el mercado internacional. Para sus “vecinos” (Brasil, Argentina y Uruguay), era imprescindible terminar con el país que se bastaba a sí mismo y no quería ceder ante los mercaderes británicos, con el fin de consolidar el estado oligárquico. Bajo la mirada del ministro inglés en Buenos Aires, se culminó el acuerdo argentino-brasileño contra Paraguay. Venancio Flores invadió Uruguay, y estableció en Montevideo su gobierno compañero de Rio de Janeiro y Buenos Aires. La Triple Alianza estaba en funcionamiento El presidente paraguayo Solano López había amenazado con la guerra si asaltaban Uruguay: sabía que así se estaba cerrando la tenaza de hierro en torno a la garganta de su país acorralado por la geografía y los enemigos. La guerra había nacido (1865) El tratado de Argentina con Brasil y Uruguay preparaba la anticipada repartición de la tierra del futuro vencido. La guerra duró cinco años de carnicería ejecutada a lo largo del río Paraguay. Los vencedores, arruinados por el coste del crimen, quedaron en manos de los banqueros ingleses que habían financiado la guerra. Los tres países sufrieron una bancarrota financiera que agudizó su dependencia frente a Inglaterra. La libertad de comercio fue garantizada para Paraguay después de la derrota. Se abandonaron los cultivos de algodón y Manchester arruinó la producción textil; la industria nacional no se recuperó nunca. • LOS EMPRÉSTITOS Y LOS FERROCARRILES EN LA DEFORMACIÓN DE AMÉRICA LATINA Entre 1822 y 1826 Inglaterra había proporcionado 10 empréstitos a las colonias españolas liberadas por un valor nominal de 21 millones de libres esterlinas, pero que una vez deducidos los intereses y las comisiones de los intermediarios, el desembolso real que había llegado a América apenas alcanzaba los 7 millones. Al mismo tiempo, se habían creado en Londres más de 40 sociedades anónimas para explotar los recursos naturales. También aparecieron los ferrocarriles en Panamá y la primera línea de tranvías fue inaugurada en 1868 por una empresa británica en Brasil. El comercio libre implicada un frenético aumento de las importaciones. Los gobiernos contraían todo tipo de empréstitos que a su vez generaban a la necesidad de nuevos empréstitos: los países hipotecaban de antemano su destino, enajenaban la libertad económica y la soberanía política. A mediados del S.XIX, el servicio de la deuda externa absorbía ya casi el 40% del presupuesto de Brasil, y el panorama resultaba semejante por todas partes. Asimismo, los ferrocarriles extendieron la influencia imperialista: muchos de los empréstitos se destinaban a financiar ferrocarriles para facilitar el embarque al exterior de minerales y alimentos. Las vías férreas constituían una res destinada a conectar los centros de producción con los puertos. • PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBIO EN EEUU La Guerra de Secesión concluía con la victoria de los centros industriales del norte, proteccionistas, sobre los plantadores librecambistas de algodón y tabaco en el sur. Dos siglos y medio antes, el capitalismo inglés había trasladado a las colonias del norte de América sus hombres, capitales, formas de vida y sus impulsos y proyectos. Las trece colonias aprovecharon rápidamente no tener un suelo y subsuelo tico, y generaron desde temprano, una conciencia industrializadora que la metrópoli dejó crecer sin mayores problemas. Los gobiernos de las colonias otorgaban subvenciones y premios de todo tipo. Se promovía, con incentivos, el cultivo de lino y la producción de lana y materias primas para los tejidos de hilo. Las colonias del norte no enviaban a Inglaterra plata, ni oro, ni azúcar, en cambio sus necesidades de consumo provocaban un exceso de importaciones que era preciso contrarrestar de alguna manera. Para ello, se promovía el estímulo y la protección de Estado a la manufactura nacional. De este modo, en el S.XVIII, los EEUU contaban ya con la segunda flota mercante del mundo, íntegramente formada con barcos construidos en los astilleros naciones, y las fábricas textiles y siderúrgicas estaban en pleno y pujante crecimiento. Poco tiempo después nació la industria de maquinarias: las fábricas no necesitarían comprar en el extranjero sus bienes de capital. El Estado no participaba del desarrollo solo a través de las inversiones de capital y los gastos militares orientados a la expansión; en el norte habían empezado a aplicar un celoso proteccionismo aduanero. En cambio, los terratenientes del sur eran librecambistas. La aristocracia sureña estaba vinculada en primer término al mercado mundial, al estilo latinoamericano; del trabajo de sus esclavos provenía el 80% del algodón que usaban las
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