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Resumen de Luces de Bohemia por Escenas, Apuntes de Lengua y Literatura

Resumen de Luces de Bohemia por Escenas, algunos son de este web http://www.iesseneca.net/iesseneca/IMG/pdf/Luces_de_Bohemia_resumen_estructura_y_temas.pdf

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 08/02/2021

navid-qader
navid-qader 🇪🇸

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¡Descarga Resumen de Luces de Bohemia por Escenas y más Apuntes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! Resum de Luces de Bohemia Esperpento: «Género literario creado por Ramón del Valle-Inclán en el que se deforma sistemáticamente la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos, a la vez que se degradan los valores literarios consagrados; para ello se dignifica artísticamente un lenguaje coloquial y desgarrado, en el que abundan expresiones cínicas y jergales. También utiliza descripciones distorsionadas de la realidad para criticar a la sociedad. Los temas principales incluyen la muerte, lo grotesco y la reducción de los seres humanos a objetos (reificación). El estilo está marcado por una amarga ironía.» Escena primera Sienten en un guardillón sucio durante el crepúsculo, Máximo Estrella, un poeta y escritor andaluz el cual es ciego. Junto a él se sienta una rubia francesa, Madama Collet, con una expresión triste y fatigada. Son una pareja con una hija, Claudinita. Mientras leen la carta de Buey Apis, Max se queja de no saber por donde sacar 20 duros. Collet le intenta calmar con decir “otra puerta se abrirá”, a lo cual él responde “La de la muerte. Podemos suicidarnos colectivamente.” Se puede ver que ambos no son jóvenes y, viviendo en la miseria, están cansados de la vida. Max se encuentra en el pesimismo más oscuro y se habla de suicidarse él, Collet y su hija. Aunque Collet dice que no le asuste morir, no quiere que Claudinita se quede sola, porque es joven y los jóvenes se matan por el romanticismo y no por el cansancio de la vida. También le dice a Max que hay una oportunidad (“otra puerta se abrira”). Max se queja por ser olvidado cuando Collet le llama un escritor talentoso con un talento reconocido (“Y no hallo editor”). Max desea que ella lea la letra de buey apis, lo cual es un infierno de letra en sus palabras. Se interrumpe su lección la arribada del Don Latino. Es amigo de Max, pero Madama Collet no le quiere dejar entrar porque “distrae a Max”. De reprente Max se levanta y empieza a gritar que puede ver el mundo (“¡Está hermosa la Moncloa! ¡El único rincón francés en este páramo madrileño! ¡Hay que volver a París, Collet! ¡Hay que volver allá, Collet! ¡Hay que renovar aquellos tiempos!”) Collet piensa que está mintiendo o alucinando y le dice que se duerme para calmarse. El no puede. Pero…(“¡Estoy muerto! Otra vez de noche”). Luego, Max se adormece mientras se pone el son. Don Latino de Hispalis, un vejete asmático. Detrás de él entra una mozuela; es la Claudinita, que desprecia a Don Latino. Trae “tres cochinas pesetas” de los libros que Max dio a Don Latino para vender. Las mujeres se quejan de que noy hay nada para cenar, (“No haberlos dejado!”). Don Latino reconoce la falta que ha pasado pero piensa que aún se puede deshacer lo que ha pasado (“un robo!”). Don Latino le dice a Max que si vaya a la tienda del hombre que los compró|vendió. Claudinita y Collet no quieren que salga (“ ¡Vas a tomarte un disgusto sin conseguir nada, Max!”) pero Max lo hace. Es a Zaratustra a quien van a buscar. Mientras Don Latino y Max salen, las mujeres se preocupan por Max, anticipando un acabamiento malo. Escena Segunda Nos encontramos en la cueva de Zaratustra en el Pretil de los Consejos, es una librería de segunda mano. Max y Don Latino entran en la cueva, y Max inmediatamente admite a Zaratustra que sus tratos de vender libros no le convienen. Don Latino interviene pero se nota su aspecto de cobardía; “El maestro no está conforme con la tasa, y deshace el trato”. Zaratustra le dice que no deshace tratos; “es imposible: Todo el atadijo, conforme estaba, acabo de venderlo ganando dos perras. Salir el comprador, y entrar ustedes.” Hace un señal al Latino y esconde la atadija. Pues Zaratustra y Don Latino han puesto de acuerdo para timar a Max. Don Latino probablemente ha quedado con la mayoría del dinero. Decepcionado, Max se enfada con Zaratustra y le insulta. De repente entra el Don Peregrino Gay, alto y flaco con una actitud jovial. Don Gay considera a Zaratustra un amigo. Ha venido de Londres donde copió en la Biblioteca Real el único ejemplar existente del Palmerín de Constantinopla. Don Gay entra. (Ante el mostrador, los tres visitantes, reunidos como tres pájaros en una rama, ilusionados y tristes, divierten sus penas en un coloquio de motivos literarios. Divagan ajenos al tropel de polizontes, al viva del pelón, al gañido del perro, y al comentario apesadumbrado del fantoche que los explota. Eran intelectuales sin dos pesetas.) Don Gay aprecia como es tratado el aspecto religioso a inglaterra; ”Si España alcanzase un más alto concepto religioso, se salvaba.” Los hombres hablan de la necesidad de la religión, la rechaza de las imágenes simbólicas y “La creación política es ineficaz si falta una conciencia religiosa con su ética superior a las leyes que escriben los hombres.” Max describe la vida, muerta, el infierno y cielo con una exageración|caricatura. Don Gay comenta que vivir en Londres es aun mas barato que en Madrid, tambien la comida y el país es mas limpio. Don Latino quiere mudar allí. Los otros no conceden con mudar allí, especialmente Max. Son interrumpidos por una chica de una portera que llega para reclamar un capítulo semanal de una novela por entregas y que pregunta de parte de una vecina si un personaje se casó, a lo que Zaratustra responde que los hechos de una novela han de permanecer en secreto hasta ser descubiertos por los lectores. La chica se va y los tres andan a la taberna de Pica Lagartos, que tiene su clásico laurel en la calle de la Montera. Escena Tercera Llegan a la taberna de Pica Lagartos Max y Don Latino y comienzan a tomar quinces de morapio. El chico de la taberna dice a Max que le busca la Marquesa de Tango, es decir la Enriqueta La Pisa-Bien. Esa, una “mozuela golfa”, revenida de un ojo, periodista y florista, entró en la taberna. Enriqueta quiere devolver un décimo que Max le ha fiado pero Max lo rechaza porque no tiene dinero: (“Le devuelves el décimo y le dices que se vaya al infierno”). Don Latino y el chico de la Taberna le dicen que lo quede porque es una capicúa de sietes y cincos. Max no lo puede obtener por su falta de dinero y envía al chico de la taberna a empeñarse la capa (es decir venderlo). Llaman al Rey De Portugal, el esposo de La Pisa Bien. Max habla de que no quiere que vuelvan a comparar a el y al Castelar, un politico conservador, otra vez como que opina que este es un idiota. Latino se adhiere a eso mientras Pico de Lagartas piensa que es una gloria nacional. Vuelve el chico de la taberna, herido y con sangre. En la calle continúa la huelga de los obreros contra los policías y militares. El rey de Portugal se une con los obreros junto a La Pisa-Bien contra la Accion Ciutadana. El muchacho de la taberna ha conseguido 9 pesetas y Max ahora puede comprar el décimo, pero La Pisa-Bien se marchó ya. La escena termina con Max pidiendo a Latino para ir en busca de la Marquesa de Tango. editar una revistilla literaria; en segundo lugar le comunica que el Ministro trabaja y no puede recibirlo. Max se exalta y grita: ¡Paco! ¡Paco! ¡Soy un espectro del pasado! El Ministro (que sale de su despacho con pinta de estar descansando y no trabajando) se sorprende al reencontrar ciego a su antiguo compañero de bohemia y vida literaria. Paco, el Ministro, dejó las letras hace tiempo y las cambió por la política. Max se queja de lo que le han hecho. MAX: He sido injustamente detenido, inquisitorialmente torturado. En las muñecas tengo las señales. El ministro no le cree del todo y ambos terminan por ponerse nostálgicos recordando a la familia de Max (Paco anduvo enamoriscado de la hermana del poeta). El Ministro da la orden a Dieguito para que del fondo de reptiles (dinero del Estado a libre disposición de algunos gobernantes para gastos que no hay que justificar) prepare un sueldo mensual para Max, quien lo acepta a pesar de cierta repugnancia moral. Al despedirse, el Ministro deja en la mano de Max algunos billetes. Max sale. Está ya esperándole don Latino. El Ministro y Dieguito comentan la personalidad y el destino del poeta, y deciden sacar, irónicamente, de los fondos de Policía, la pensión que piensan darle. ESCENA NOVENA El Café Colón; Don Latino y Max entran en el café Colón, donde Rubén Darío (como un cerdo triste) está tomando una copa de ajenjo. Rubén y Max hablan de la muerte, expresando sobre ella opiniones contrarias. Max invita a cenar a los dos amigos con el dinero que acaba de recibir del Ministro, y el poeta nicaragüense afirma que es preciso huir de la bohemia. Mientras la orquestina del café interpreta un tema alegre de opereta (zarzuela), los tres conversan de teosofía, de fe cristiana, del Cielo y del Infierno, y Max, oponiéndose a la creencia de Rubén, expresa su ateísmo (Para mí no hay nada tras la última mueca). Terminan hablando en francés, evocando melancólicamente el París bohemio que conocieron en su juventud. Max pide a Rubén que recite algunos de sus versos, y este lo hace, animado también por un joven ayudante o secretario que lo acompaña y escribe en una mesa vecina. Los versos hablan de una peregrinación a Compostela y contienen una alusión al Marqués de Bradomín, por el que brindan, recordando que está retirado del mundo en su Galicia natal esperando la muerte. ESCENA DÉCIMA Tras la cena con Rubén, Max y Latino vuelven a su paseo nocturno. Caminan por el Paseo del Prado, lugar de prostitución callejera. Son requeridos por dos prostitutas, La Lunares, joven, casi una niña, y La Vieja Pintada con el propósito de sacarles un poco de dinero o de que se vayan con ellas a pasar la noche. MAX: ¡Una ninfa! LA LUNARES: ¡Tienes el hablar muy dilustrado! Tu acompañante ya se concertó con la Cotillona. Ven. Entrégame la mano. Vamos a situarnos en un lugar más oscuro. Verás cómo te cachondeo. . Don Latino se aparta con la vieja a la oscuridad de los jardines; y queda Max en un diálogo medio irónico y medio enternecedor con La Lunares, sobre el tipo de poesías que hace Max y sobre aspectos de la vida de prostituta. Latino regresa de la oscuridad. A lo lejos, se oye ruido de guardias a caballo. ESCENA UNDÉCIMA Max Estrella y Don Latino pasean ahora por los barrios del viejo Madrid donde quedan restos de la batalla callejera. Max y Latino se detienen ante una escena macabra: en medio de la calle, una verdulera llora desgarradoramente con su hijo, muerto de un tiro, en los brazos. Max se estremece de dolor. Cerca de esta, un grupo de testigos discute exaltadamente sobre lo ocurrido: algunos, tenderos y comerciantes, apoyan la acción de la policía contra los trabajadores (y consideran que la muerte del niño es una consecuencia indeseada pero inevitable en tales circunstancias) y otros, trabajadores y vecinos, se quejan de la represión sufrida y defienden las protestas laborales porque el pueblo tiene hambre, pero nadie, ni los unos ni los otros, repara en el sufrimiento de la madre. Max, horrorizado, le pide a DLatino que lo saque de allí pero este considera que el amigo exagera. Entonces llega de lejos el ruido de un fusilamiento (tableteo de fusilada) del que el sereno informa: Un preso que ha intentado fugarse. Max deduce que es el asesinado es el obrero catalán. Max se desespera y critica la postura cínica de Latino ante los hechos: Te invito a regenerarte con un vuelo, le dice, o sea, le invita a suicidarse lanzándose desde un acueducto que hay en el centro de Madrid. ESCENA DUODÉCIMA Max y Don Latino regresan, acabada la caminata nocturna, a la casa de Max, de la que habían salido unas horas antes. Es como cerrar un círculo. Sentado (derrumbado) en el quicio de la puerta todavía cerrada del edificio, Max, que siente que le invade un frío mortal, va desgranando unas frases que en su conjunto componen la definición de lo que es el “esperpento” literario. Luego, ya agonizando, intenta llamar a su mujer (Latino da patadas a la puerta del portal), mientras sufre otra alucinación en la que no solo cree recobrar la vista sino que se ve a sí mismo y a Latino, en París, presidiendo el entierro de Víctor Hugo (el gran poeta romántico francés). Latino y Max ironizan sobre si el muerto en cuestión no será alguno de los dos. Pero Max muere de verdad, instantes después, borracho y rígido de frío. Latino, que no quiere creerse lo que le ocurre al amigo, le quita entonces la cartera: Max, estás completamente borracho y sería un crimen dejarte la cartera encima, para que te la roben. La portera y La vecina encuentran el cuerpo de Max y suben a avisar a su mujer. ESCENA DECIMATERCIA Buhardilla de Max. Madama Collet y Claudinita velan su cadáver. Las acompañan los poetas modernistas Dorio de Gádex, Clarinito y Pérez. Llega Don Latino, bebido, y exagera hipócritamente su dolor y los elogios a Max, comparándolo en fama y grandeza con Víctor Hugo. Claudinita culpa a Don Latino de la desgracia, por haberse llevado la tarde anterior a Max. Ante el ruego de Collet, Dorio de Gádex se lleva a Latino a la calle. Madama Collet piensa que se mató él mismo, por la tristeza de verse ciego y no poder ya trabajar. Entra Basilio Soulinake y trata de demostrar científicamente que Max no ha muerto, sólo presenta todos los caracteres de un interesante caso de catalepsia y ante la llegada de la funeraria pretende aplazar el entierro. Aparece La Portera anunciando que ya está abajo la carroza fúnebre, pero Soulinake insiste en que la despidan, pues Max, según él, no está muerto. Madama Collet y Claudinita no saben qué hacer; querrían que su extraño visitante tuviera razón. La Portera y Soulinake discuten: aquella dice que huele la corrupción y trata de hacer al cadáver la prueba del espejo sobre la boca; prueba anticientífica, según Basilio Soulinake. Finalmente sube El Cochero mismo, apremiado porque tiene que hacer otro servicio, y propone la prueba definitiva: ponerle una cerilla encendida en el dedo pulgar de la mano y, si se consume hasta el final, es que efectivamente está muerto. Así ocurre. Claudinita, que había albergado alguna esperanza, se arroja al suelo rendida de dolor ante la evidencia. ESCENA DECIMACUARTA Cementerio civil. Dos sepultureros allanan la tierra que cubre la fosa donde ya descansa el cuerpo de ME. Charlan sobre el hombre de letras que han enterrado, escritor de mérito pero ignorado pues en España sólo se premia lo malo, dicen. Luego, como ejemplo de lo mal que va el país, pasan a hablar de un tipo sin escrúpulos que está disfrutando de la viuda de un concejal. Aparecen entonces El Marqués de Bradomín y Rubén Darío, que abandonan poco a poco el cementerio tras asistir al sepelio de su amigo Max. Filosofan sobre la vida y la muerte y, al ver a los sepultureros, recuerdan a los enterradores de Ofelia (la joven suicida de Hamlet, la tragedia de Shakespeare). Esto es un pretexto para seguir divagando de literatura, de las mujeres, de la cercanía de la muerte, etc. El Marqués habla un poco con los sepultureros mientras estos cierran el cementerio y, dándoles una propina, les dice que no saben mitología pero son dos filósofos estoicos. Rubén y Bradomín se despiden. ESCENA ULTIMA Taberna de Pica Lagartos. Latino, ya borracho, convida a un tipo (el Pollo del Pay-pay). Fingiendo dolor por la muerte del amigo, se atribuye la tarea de editar la obra de Max, a quien de nuevo compara con Víctor Hugo. Se compara la fama de ME con la de dos estrellas del toreo de la época: Gallito y Belmonte. Cuando el tabernero avisa a Latino de que su cuenta sube mucho, éste saca un fajo de billetes: Tengo dinero para comprarte a ti con tu tabernáculo, dice. La Pisa Bien se da cuenta de que Latino ha cobrado el premio de 10.000 pesetas que ella vendió a Max (la moza desconoce el robo perpetrado por DL y supone ingenuamente que lo regaló voluntariamente al amigo). Desde este instante todos los que rodean a DL intentan intimidarlo para que les dé algo: La Pisa Bien quiere sacarle una buena propina (incluso llega a proponerle que se vaya a vivir a su casa, con ella y la madre); Pica Lagartos exige cobrar cuentas atrasadas de Max y del propio Latino; y el Pollo del Pay Pay no le quita ojo a los billetes. Latino hace el amago de marcharse pero Pica Lagartos lo detiene. La moza y el Pollo del Pay Pay muestran amenazantes sendas navajillas y se produce un conato de pelea que se enfría cuando entra Pacona (vieja alcahueta pregonera de prensa) anunciando: Muerte misteriosa de dos mujeres en la calle de Bastardillos. Evidentemente, sabemos que son la hija y la mujer de Max, que se han suicidado con el tufo de un brasero. Latino aventura que sólo
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