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Resumen don Quijote de la Mancha por capítulos, Apuntes de Literatura Universal

Es el resumen que me hice generalizado de todo lo que pasa en el libro dividido por los capítulos del libro que he usado: de la edición Almadraba.

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 21/01/2021

elia-llobera
elia-llobera 🇪🇸

4.5

(2)

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¡Descarga Resumen don Quijote de la Mancha por capítulos y más Apuntes en PDF de Literatura Universal solo en Docsity! DON QUIJOTE DE LA MANCHA 1a parte PRÓLOGO: Introduce de lo que va a hablar en todo el texto. La primera parte se inicia con un prólogo en el que dedica el libro al conde de Béjar, para tener su apoyo, que parece que no consiguió, la dedicatoria es un plagio de otras de similares. Después explica que es un libro escrito contra los libros de caballerías, sigue con una serie de críticas malévolas contra Lope de Vega con el que estaba picado. Después ironiza sobre la costumbre de poner poesías de elogio en los prólogos escritas por escritores amigos que fueran famosos y a modo de burla coloca poesías burlescas firmadas por los personajes de algunos libros de caballerías (Amadís de Gaula y otros), parece ser que no encontró quien le escribiera poesías elogiosas en sus libros. Acaba el prólogo con un divertido diálogo entre Babieca (caballo del Cid) y Rocinante. El lector antes de comenzar a leer la novela ya sabía que se trataba de una obra burlesca y satírica. CAPÍTULO I: Situado geográficamente en la Mancha. Sin precisión ni en el espacio ni en el tiempo. Descripción del hidalgo (parte de la nobleza empobrecida), lo que come, la ropa que tiene, descripción de la dama de llaves, la sobrina y un trabajador que viven con él. El narrador no sabe cómo se llama el personaje pero otros autores han escrito sobre él y algunos escriben Quijada y Quesada. Eso hace que hable como si fuera un personaje histórico. Cazador y tenía que cuidar una hacienda, y lo deja ya que está leyendo novelas de caballerías todo el tiempo. Ha vendido parte de su hacienda para comprar libros de caballerías, haciéndonos ver que no le sobra el dinero. Hace una crítica a las novelas de caballerías. Hay una referencia o crítica de la estructura de las malas novelas de caballerías. Utiliza un lenguaje arcaico. Lo que quiere es acabar con los malos libros de caballerías. No eran económicamente ricos y Quijote rondaba entre los 50 años, que eran muchos años en esa época. Don Quijote, aparte de trabajar, pasaba mucho tiempo de su vida leyendo novelas de caballería, pero las mejores, para él, eran las del autor Feliciano de Silva. Como se pasaba leyendo y dormía muy poco, en esa época se decía que te volvías loco (cómo le pasó a él mismo). Cómo estaba loco de remate, dijo que parecía necesario hacerse caballero andante para, aparte de ganar fama y un eterno nombre, poder ejercitarse cómo hacían muchos de los protagonistas de las novelas. Estaba muy enfermo (usa el juego de palabras con la frase ‘tenía más cuartos que un real’). Tiene un caballo que le pone el nombre de Rocinante (rocín-antes, para él ya no es un simple rocín), y él, tras ocho días pensando, se puso el nombre de don Quijote. Para crear más posesión, se añadió en el nombre ‘don Quijote de la Mancha’. Una vez tenía las armas, dijo que necesitaba a una dama ya que todos los caballeros tenían una. Se ve que una vez estuvo enamorado de una mujer llamada Aldonza Lorenzo, pero ella jamás lo supo y él nunca se lo hizo saber. Así que se lo pidió y ella aceptó. Le buscaron un nombre, que acabó siendo Dulcinea de Toboso, que para él era un nombre armonioso y peculiar. CAPÍTULOS II-VI: Don Quijote se lanza a las aventuras una mañana de julio. Su guía es deshacer agravios, proteger a los débiles, implantar justicia y merecer el amor de una dama. ese mismo día llegó una venta donde recibió la orden de caballería. La gente se burlaba de él ya que iba con unas armaduras antiguas y con un viejo y flaco caballo llamado Rocinante. después de esto pasaron una serie de hechos: liberó a un muchacho de los malos tratos de su amo, que le hizo sentir una gran satisfacción; pero después fue golpeado brutalmente por unos mercaderes y un vecino no lo devuelve a su casa. Si nos vamos en el capítulo VI, el cura y el barbero, amigos de Don Quijote, examinan los libros de la biblioteca y queman la mayor parte de ellos mientras don Quijote dormía. En sus primeras andanzas, Quijote confunde la realidad con la ficción. CAPÍTULO VII: Se termina el escrutinio de los libros de don Quijote y las mujeres los queman. Acto seguido se tapia la biblioteca del caballero y a éste le explican que un sabio, Frestón, la ha hecho desaparecer. Don Quijote coge dinero y elige a Sancho Panza, un humilde labrador al que promete el gobierno de una ínsula, como su escudero. Parten los dos en busca de aventuras sin contárselo a nadie. CAPÍTULO VIII: La primera aventura tras la segunda salida de don Quijote es la de los molinos de viento. En ésta el caballero no atiende las advertencias de su escudero Sancho y se enfrenta a un molino que confunde con un gigante. Sale malparado. Tras esto sigue una conversación entre Sancho y don Quijote sobre la caballería. Cuando ven dos bultos negros se dirigen hacia ellos. Se trata de dos frailes y don Quijote arremete contra uno de ellos. Cuando Sancho se dispone a robarle sus pertenencias al fraile es apaleado por dos mozos. Entretanto don Quijote se dirige a una señora vizcaína que se encontraba cerca de los frailes y desafía a uno de sus acompañantes CAPÍTULO IX: En el noveno Capítulo, primero de la segunda parte, el autor busca la continuación de la historia y afirma haber encontrado el manuscrito de Cide Hamete. Sigue una descripción de Sancho y Rocinante y se retoma el combate entre don Quijote y el vizcaíno. En éste sale don Quijote victorioso y deja marchar al vizcaíno con la condición de presentarse ante Dulcinea. CAPÍTULOS X-XIX: Don Quijote y Sancho Panza siguen su camino. Después unos yangüeses de Soria y de Segovia los muelen a palos, después de habérselo hecho a Rocinante. Se hospedan en una venta, donde Quijote lo confunde con un castillo. Allí fueron pegados por un arriero y mantearon a Sancho entre burlas, algo que siempre recordará. Don Quijote ve dos rebaños y se imagina dos grandes ejércitos que quieren batalla, tal como sucedía en los libros de caballerías. Don Quijote decide entrar en el combate, a pesar de los ruegos de avisos de Sancho, y acaba derivado a pedradas por los pastores, pero vuelve a sacar su derrota al poder mágico de unos encantadores enemigos suyos. El encuentro nocturno con un grupo de hombres provistos de antorchas que llevan en una litera el cuerpo de un difunto dado que la oca Don Quijote decide entrar en el combate, a pesar de los ruegos y avisos de Sancho, y acaba derribado a pedradas por los pastores, pero vuelve achacar su derrota al poder mágico de unos encantadores enemigos suyos. El encuentro nocturno con un grupo de hombres provistos de antorchas que llevan en una litera el cuerpo de un difunto da la ocasión de que Sancho, al contemplar a su amo a la luz de las antorchas, leve el sobrenombre de el Caballero de la Triste Figura. CAPÍTULO XX: Después de haber puesto los restos de comida sobre los caballos comenzaron a caminar por el prado arriba guiados por el instinto, siguieron rumbo a su camino para ir a buscar agua para que no pasaran más sed , y después de unos 200 pasos, escucharon un ruido junto a un ruido de cadenas. Escogió don Quijote para hacer penitencia el pie de una montaña. Allí, perorando a los dioses se lamentó a voces del sufrimiento amoroso que le producía la ausencia de Dulcinea. Dicho lo anterior, don Quijote se bajó de Rocinante y lo dejó en libertad. En este momento, Sancho hace referencia a su rucio. (En la edición princeps, de 1604, no se dice cómo se pierde el rucio. En la segunda edición de Juan de la Cuesta, se cuenta cómo Gines de Pasamonte, en el capítulo 23, le robó el asno a Sancho.) Le dice don Quijote que no vaya a ver a Dulcinea hasta que no pasen tres días y podrá contemplar cómo se da calabazadas contra las peñas, que le deje hilas para curarse, ya que perdieron el bálsamo. Le contesta Sancho que peor fue perder el asno. Cuenta don Quijote que piensa escribirle la carta a Dulcinea en el librillo que se dejó Cardenio. Sancho le contesta que también incluya los tres pollinos que le prometió. A continuación comenta que el suyo es un amor platónico, que no la había visto ni cuatro veces por el recato con que sus padres Lorenzo Corchuelo y su madre Aldonza Nogales la habían criado. Lo anterior le da pie a Sancho para saber quién es Dulcinea del Toboso, por otro nombre Aldonza Lorenzo. Dice al respecto que esta es ”mujer de pelo en pecho y que tiene mucho de cortesana”. Le contesta don Quijote con el cuento de la viuda hermosa y rica que se enamora de un fraile motilón y al preguntarle el prior para qué quería un fraile como ese, ella contesta que para lo que lo quiere, tanta filosofía sabe y más que Aristóteles. Así que para lo que él quiere a Dulcinea, tanto vale como la más alta princesa, pues “dos cosas incitan a amar, más que otras, la mucha hermosura y la buena fama “ Escribió don Quijote su carta amorosa y se la leyó a Sancho. Le pide este que escriba también la cédula de los tres pollinos prometidos. Una vez realizado lo anterior y explicado a Sancho que dejara unas retamas por el camino para saber volver, se quedó don Quijote “en carnes y en pañales”; dio “dos zapatetas en el aire y dos tumbas”. Subido en Rocinante, se marchó Sancho satisfecho de que podía decir que su amo estaba loco. CAPÍTULO XXVI/XXX Sancho ya se va hacia el Toboso haciendo penitencia a don Quijote. Llegó a la venta donde fue manteado y Se encontró con el cura y el barbero, que habían salido en busca de Don Quijote. Sancho les explica todo lo que ha pasado y, al mencionar la carta, se da cuenta de que Don Quijote se había olvidado al final de dársela. De esta manera se esfuerza a repetir la de memoria y el resultado es una burla de la escrita por el autor. Sancho vuelva a Sierra morena con el cura y el barbero. se encontró con el cura y el barbero, que habían salido en busca de Don Quijote. Sancho les explica todo lo que ha pasado y, al mencionar la carta, se da cuenta de que Don Quijote se había olvidado al final de dársela. De esta manera se esfuerza a repetirla de memoria y el resultado es una burla de la escrita por el autor. Sancho vuelva a Sierra morena con el cura y el barbero. La joven Dorotea se ofrece a hacerse pasar por una princesa que necesita la ayuda de un caballero para recuperar su reino, que le ha sido arrebatado por su gigante. Don Quijote acepta ser ese caballero sin sospechar que se trata de un engaño para sacarlo de allí y llevarlo a su aldea. De nuevo la imaginación sustituye a la realidad pero al revés de lo que ha venido ocurriendo, no es él quien ha urdido ese mundo imaginario, son los otros los que se lo imponen. En cuanto se quedan solos, Don Quijote le pregunta Sancho por su viaje al toboso, y el escudero, que no paso de la venta, se ve obligado a inventar la entrevista con Dulcinea. CAPÍTULO XXXI: Don Quijote estaba muy interesado en saber cosas de Dulcinea. Así que interrogó a Sancho por todo lo referido a su embajada a Dulcinea. Sancho fue ensartando una mentira con otra para salir airoso de la empresa. Le dijo que cuando llegó, Dulcinea estaba cribando el trigo rubión (De las tres clases de trigo: candeal, trechel y rubión, este es el peor). Le pidió don Quijote que no se dejara nada en el tintero (que no se olvidara ni un detalle) y mostró especial interés en saber lo que Dulcinea pensaba de él. Le contestó que esta ni siquiera le preguntó; no obstante, le dijo que don Quijote se había quedado haciendo penitencia y maldiciéndose su fortuna por no tener a su lado a su señora. Le respondió don Quijote que no maldecía su fortuna, sino que estaba orgulloso de tener una tan alta señora. Lo de alta lo utiliza Sancho para burlarse, diciendo que es tan alta como él, pues cuando entre los dos echaron un saco sobre el rucio, comprobó su estatura. Aprovecha lo anterior para preguntarle que qué fragancia exhalaba. Sancho le contesta que desprendía cierto tufo a piel cultivada y olor a hombruno. Quiso saber don Quijote lo que hizo cuando leyó la carta y Sancho le contestó que no la leyó porque no sabía leer. Lo que sí le dijo Dulcinea es que deseaba que su caballero dejase la sierra y fuera a verla al Toboso. Le preguntó don Quijote que si le entregó alguna prenda para él y Sancho replicó que únicamente le dio un trozo de pan y queso ovejuno. Le contesta don Quijote que si no le dio algo de oro es que no lo tenía por allí, pero que “buenas son mangas después de Pascua” (lo bueno siempre es bueno, aunque llegue a deshora). Pasa a continuación don Quijote a decirle que está extrañado del poco tiempo que había tardado. Lo atribuye a que algún encantador amigo suyo había llevado a Sancho por los aires., pues existían encantadores que de esta manera colaboraban con los caballeros andantes cuando se tenían que trasladar a lugares lejanos. Dice don Quijote que tiene dudas sobre lo que debe de hacer: ¿Ir al Toboso, como le pide Dulcinea o cumplir la palabra que le ha dado a la princesa Micomicona?. Considera que debe cumplir su palabra y después dirigirse al Toboso. Inmediatamente intervino Sancho para decirle que se casara con Micomicona, que los podría casar el cura, pues “más vale pájaro en mano que buitre volando y quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se venga.” Don Quijote le dice que si el interés que muestra es por conseguir recompensas económicas, él, si recibe alguna parte del reino de Micomicona, se la entregaría a Sancho. Le pide a continuación que de lo que han hablado no diga nada a nadie, pues Dulcinea era muy reservada en sus pensamientos. Esto lo aprovecha Sancho para preguntarle a don Quijote que por qué obliga a los que vence a presentarse a su señora. Don Quijote responde que porque así lo disponen las leyes de la caballería para las damas de los caballeros: deben tener muchos vasallos que las sirvan, sin que los pensamientos vayan a más, interpretándolo Sancho que él ha oído hablar de esa clase de amor: “he oído predicar que se ha de amar a nuestro Señor, por sí solo, sin que nos mueva esperanza de gloria o temor de pena” Elogió don Quijote la forma de hablar de Sancho y, en ese momento oyeron la voz del barbero diciéndoles que se esperasen un poco, pues había una fuentecilla y querían pararse a beber. Así lo hicieron y comieron algo. Estando en esto pasó por allí un muchacho que llorando se abrazó a un apierna de don Quijote. Le dijo que era Andrés, a quien él había desatado de la encina en la que lo estaban castigando (cap. IV) De inmediato don Quijote lo reconoció y lo puso de ejemplo de lo que los caballeros andantes hacen en bien de los necesitados. Invitó a Andrés a que les contase la heroicidad. El muchacho contestó que no solamente no le pagó su amo, sino que descargó toda su cólera contra él. CAPÍTULO XXXII/XLIII: Todos los que se alojan en la venta asisten a la lectura de una novela llamada Curioso impertinente que fue interrumpida por don Quijote cuando ataca con su espalda unos cueros de vino que él confunde con gigantes. Llegan nuevos personajes a la venta, entre ellos un cautivo que había estado preso en Argel, como el propio Cervantes. Aquí es cuando don Quijote pronuncia uno de sus discursos más famosos, el de las armas y las letras, y el cautivo cuenta después su historia. Al acabarla y retirarse todos a dormir, Don Quijote se dispone hacer la guardia montada sobre su caballo rocinante, convencido de que la venta es en realidad un castillo. La hija del ventero y una criada llamada Maritornes, para burlarse de él, le atan una cuerda la muñeca al tiempo que le sujetan el otro extremo a la reja de una ventana. Don Quijote pasa así la noche en una dolorosa y ridícula postura, colgado de una ventana y levantado sobre la silla de Rocinante. CAPÍTULO XLIV: Al amanecer debido a un extraño movimiento de Rocinante Don Quijote quedó colgado de la mano, Maritormes al oír los grandes gritos que este daba le desató la mano. Al desatarle la mano Don Quijote se cayó delante del ventero y de los cuatro jinetes que llegaban a la venta. Estos caballeros eran enviados del padre del muchacho, Don Luis, que había estado cantando la noche anterior en honor de Clara. Estos hombres venían en busca de este muchacho ya que su padre deseaba verle. Poco después el Oidor, padre de Clara, le preguntó al muchacho, que se encontraba en la venta, quien era y este le dijo que era un vecino suyo que iba siguiéndoles porque amaba profundamente a su hija Clara y deseaba casarse con ella. El padre al oír esto aceptó siempre y cuando el padre del muchacho estuviese conforme. Acabado esto decidieron irse a Andalucía Don Luis, Don Fernando, el Oidor, Clara y uno de los criados. Mientras que el resto de los criados fuesen a ver si el padre de Don Fernando estaba conforme con esta boda. En ese momento tuvieron Don Quijote y Sancho la mala suerte de que apareció por allí el barbero al que Don Quijote le había arrebatado el yelmo de Mambrino, el barbero al ver a Sancho arremetió contra él llamándole ladrón por haberle saqueado. Al ver Don Quijote como su escudero peleaba por defender su honor le prometió que le nombraría caballero en la primera ocasión que tuviera. Durante el resto del capítulo estuvieron discutiendo sobre si el famoso yelmo de Mambrino era yelmo o una simple bacía como afirmaba el barbero. CAPÍTULO XLV/LII: Ante el asombro del barbero despojado de su vacío, todos dan la razón a Don Quijote y a Sancho. Aparecen entonces unos cuadrilleros (guardias) de la Santa hermandad y, al reconocer a don Quijote, dicen que traen órdenes de apresarle por haber dado libertad a los Galeote. Se arma un gran alboroto, que termina cuando el cura logra convencerlos de que Don Quijote está loco. Viendo que no se podía continuar con el engaño de la princesa, pues Dorotea tenía que ausentarse, don Quijote es atado e introducido en una especie de jaula construida sobre un carro de bueyes. Él lo acepta con resignación porque cree que todo es fruto de un encantamiento, y de esta forma humillante volverá por segunda vez a su aldea. Don Quijote hace una queja de que nunca había visto que llevaran a los caballeros andantes sobre unos bueyes y de aquella manera (se pensaba que todo era más fantástico). Concluyó que al ser él el nuevo caballero que ha resucitado la caballería aventurera, hayan cambiado sus métodos. Después salieron la ventera, su hija y Maritornes a despedirse de don Quijote, fingiendo que lloraban y don Quijote les dijo que no se preocuparan porqué todo iría bien y les agradeció todo lo que hicieron por él. Subió el cura caballo, y también su amigo el barbero y Sancho panza, con antifaces porque no fuesen conocidos, se pusieron a caminar detrás del carro. Don Quijote iba este, en lugar de salir, se desentiende del Hidalgo que interpreta la actitud de León como una victoria de su valentía. En el capítulo XXI, don Quijote entra en la cueva de Montesinos, nacimiento del río Guadiana y el corazón de la mancha. Van acompañado de “el primo”, que es un licenciado que habían encontrado en el camino. CAPÍTULO XXIII: En este capítulo don Quijote relata su encuentro con Montesinos. Don Quijote contó que en la cueva había visto al primo y amigo de Montesinos, Durandarte, el cual yacía en carne y hueso en un sepulcro de mármol debido a un encantamiento del mago Merlín. Dijo que también estaban allí encantados Belerma, dama de Durandarte; su escudero, Guadiana, convertido en río, y otros muchos amigos y parientes de Durandarte convertidos en lagunas. Sancho no podía creer lo que contaba pero no pudo aguantar su risa cuando don Quijote dijo que había visto a Dulcinea y a las dos damas que la acompañaban y que éstas le habían pedido seis reales a cambio de un pañuelo de algodón. Don Quijote le dijo a Sancho que su incredulidad se debía a que no tenía experiencia en el mundo pero que algún día le demostraría que todo aquello era cierto. CAPÍTULO XXIV/XXVIII: Don Quijote, Sancho y el primo llegan a una venta y en ella coinciden con maese Pedro, que lleva con él un mono adivino y un teatrillo de títeres. Don Quijote asiste a la representación con interés, pero en un determinado momento creyendo que lo que sucede en escena es verdad, desenvaina la espada y arremete contra los títeres. En el capítulo XXVII, se explica que maese Pedro era en realidad Ginés de Pasamonte, uno de los Galeote es liberados por don Quijote en la primera parte, que se ganaba la vida con el mono y el teatrillo. Ginés, con el rostro cubierto para no ser reconocido, pues será un fugitivo de la justicia, conocía perfectamente a don Quijote y por eso había podido el mono revelar la identidad y profesión del Hidalgo. Al salir de la venta, Don Quijote y Sancho se dirigen hacia las riberas del Ebro, donde piensan pasar el tiempo que falta hasta la celebración de las justas o torneos de caballeros en Zaragoza. Por el camino, después de ser apaleado por los vecinos de dos pueblos vecinos en la aventura del rebuzno, amo y criado hablan sobre el salario y la promesa de la ínsula. CAPÍTULO XXIX: A los dos día llegaron a la orilla del río Ebro, donde don Quijote vio un barco sin remos ni velas amarrado a la orilla. Don Quijote pensó que era una nueva aventura y que debía montarse en el barco e ir a rescatar a un caballero. A pesar de que Sancho le avisó que el barco era de unos pescadores, don Quijote no le hizo caso y se montaron ambos en la barca. Una corriente les llevó hacia unas grandes aceñas que había en la mitad del río. Los molineros que vieron cómo don Quijote y Sancho se iban sobre las ruedas de las aceñas les tiraron de la barca con unos palos yendo luego los molineros detrás de don Quijote y Sancho para evitar que se ahogaran. Después de esto los molineros le pidieron a don Quijote que les pagara los daños, don Quijote les dijo que lo haría con la condición de que liberaran al caballero que tenían prisionero. Los molineros al no entenderle le pidieron el dinero a Sancho el cual se los dio sin ningún problema. Don Quijote y Sancho viendo que esa aventura estaba reservada para otros caballeros se marcharon del lugar volviendo a su camino hacia Zaragoza. CAPÍTULO XXX/XL: Don Quijote y Sancho, ya en el reino de Aragón, llegan a un territorio que es propiedad de unos duques. Éstos, que han leído la primera parte del Quijote, no buscan si no divertirse a costa del Hidalgo y su escudero, y para ello ordenará sus criados que los dispongan todo de manera que el palacio en que viven parezca una corte de las novelas de caballerías solo los eclesiástico que ejerce de capellán se niega indignado a seguir el juego, y reprende con duras palabras a don Quijote y Sancho antes de abandonar el palacio. Los duques invitan a una cacería a Don Quijote y a Sancho, al término de la cual tiene lugar una fingida aventura, que es en realidad una burla organizada por ellos. Entre otros personajes, aparece el sabio Merlín que pronuncia ante el espantado Don Quijote un discurso en verso. En él declara que Dulcinea está encantada en forma de rústica al de Anna, es decir, tal como creyó verla Don Quijote, y que solo recobrará su ser natural de gran dama cuando Sancho se haya dado 3300 azotes en sus posaderas. El tema de los azotes será motivo de discusión frecuente entre amo y criado a partir de este momento. Precedida de unos músicos y acompañada de un cortejo de damas barbudas, aparece luego la condesa Trifaldi, también llamada la dueña dolorida, que se presenta de Don Quijote y le pide que vaya al remoto reino de Candaya. En él, dice, el gigante Malambruno no ha convertido a la infanta Antonomasia en una “cima de bronce” y a don Clavijo en un espantoso cocodrilo, y solo un caballero como don Quijote será capaz de desencantarlos y hacerles recobrar su estado natural. Vencidas las reticencias de Sancho, la condesa Trifaldi invoca al gigante Malambruno para que envíe sin tardanza al caballo Clavileño, a lomos del cual viajarán Don Quijote y su escudero para cumplir su misión. CAPÍTULO XLI: Por la noche llevaron a don Quijote y a Sancho hacia el caballo y le dijeron que deberían taparse los ojos porque la altitud que iban a alcanzar era muy grande y se podía marear. Don Quijote y Sancho accedieron, y al momento les dijeron que para activar el caballo había que mover una clavija que se encontraba en el cuello del caballo. Y para bajarse del caballo cuando llegasen tendrían que esperar a que este relinchara. Cuando don Quijote apretó la clavija todos los allí presentes se despedían como si realmente se estuvieran moviendo, incluso imitaban el calor de la altitud y el movimiento del viento. Al cabo de un rato los allí presentes encendieron la cola de Clavileño el cual al estar lleno de cohetes salió disparado por el aire tirando a don Quijote y a Sancho al suelo. Cuando se levantaron vieron que no se habían movido del lugar y que a su alrededor estaban los mismos personajes que antes y observaron también que junto a ellos había una lanza con un mensaje el cual decía que don Quijote había vencido con solo intentarlo y que Malambruno se contentaba con eso y había desencantado a la Trifaldi y a sus doncellas. También decía que igualmente se desencantaría Dulcinea en cuanto Sancho cumpliera lo prometido. Cuando el Duque leyó la carta felicitó efusivamente a don Quijote por su hazaña. Sancho le dijo a la Duquesa que durante su viaje en Clavileño se había quitado el pañuelo y había visto cómo el mundo y las personas eran muy pequeñas desde esas alturas, la Duquesa al decirle que eso era imposible Sancho le respondió que mediante el encantamiento nada era imposible. Sancho prosiguió contando que había estado tan cerca del sol que había podido comprobar que realmente era muy grande, también dijo que se habían detenido en la constelación de las siete cabrillas ya que como Sancho había sido cabrero se entretuvo un poco con ellas. CAPÍTULO XLII/XLVII: Continuando con las burlas, los duques nombran a Sancho gobernador de una parte de su territorio, haciéndole creer que se trata de la ínsula tantas veces prometida por don Quijote. Sancho, vestido de letrado y acompañado de mucha gente, se dirige a la ínsula de la que va a ser gobernador. Antes ha recibido de su amo sabios consejos sobre cómo debe ejercer la justicia. Don Quijote, triste por la partida de su escudero, se retira llegada la noche a su habitación sin consentir que nadie le sirvan y le acompañe. Por la ventana abierta le llega el sonido de un arpa que acompaña a la recitación de un romance en el que la joven alto Isidora finge estar perdidamente enamorada de él. Pero Don Quijote, aunque asombrado, no se deja impresionar y renueva su fidelidad a Dulcinea. CAPÍTULO XLVIII: En una de las noches en que don Quijote dormía apaciblemente escuchó cómo alguien entraba silenciosamente en su habitación. Pensando que era Altisidora que quería perturbar su honestidad se puso de pie encima de la cama. Al entrar la dueña Rodríguez vio a don Quijote de esa manera y ambos se asustaron enormemente. Después de ese susto la dueña comenzó a decirle a don Quijote que le necesitaba por temas caballerescos. La señora comenzó a contarle a don Quijote su historia, en la cual decía que ella tenía una hija que había sido seducida por el hijo de un siervo del Duque, el cual le había pedido matrimonio a la pobre niña. También le dijo a don Quijote que ya le había pedido con anterioridad al Duque que la ayudara pero éste no le hacía caso a la dueña porqué este labrador solía prestarle dinero y arreglarle algunos chanchullos. En un momento de su conversación la dueña comenzó a meterse con Altisidora y con la Duquesa. Después de haber dicho esto la dueña se apagaron las luces de extraña manera y don Quijote y la dueña comenzaron a recibir pellizcos y azotainas. Después de esta peculiar batalla ambos acosadores se marcharon de la habitación, la dueña salió de la habitación de don Quijote llorando y don Quijote se quedó sin saber qué extraños encantadores les habían hecho eso. CAPÍTULO XLIX/LXI: en el capítulo 49 Sancho, después de cenar, sale de Ronda con la intención de limpiar la ínsula de gente vagabunda y holgazana. Al cabo de un tiempo, Sancho, harto de las imposiciones médicas y las continuas preocupaciones que conlleva el cargo, renuncia a ser gobernador y parte en busca de Don Quijote, que ha permanecido mientras tanto en el palacio de los duques, donde ha sido también objeto de diversas burlas. por el camino, Sancho se encuentra con Ricote, un morisco vecino suyo que regresa clandestinamente a España después de haber sido expulsado de ella, como todos los moriscos. Y antes de llegar al palacio de los duques, buscando un lugar donde pasar la noche, caen él y su burro en una honda sima. En ella lo encuentra Don Quijote a la mañana siguiente. Don Quijote ha aceptado el desafío con el hijo del labrador, causante de la deshonra de la hija de doña Rodríguez, tal como está ha contado en el capítulo 48. Pero dado que el joven está en Flandes, los duques ordenan que en su lugar luche el lacayo Tosilos, el cual se da por vencido antes de que empiece el combate. una vez hecho esto, Don Quijote pide permiso a los duques para proseguir su camino en compañía de Sancho. en un bosque se encuentran con unas doncellas que se disponen a representar una égloga de Garcilaso, y más tarde son atropellados por una manada de toros. Al anochecer llegan a una venta y, después de cenar, Don Quijote oye que unos caballeros que en ella se hospedan están hablando de un libro titulado la segunda parte de Don Quijote de la mancha. se trata del falso Quijote de Avellaneda, contra el que Don Quijote muestra su indignación. Y para demostrar que es un libro mentiroso, decide cambiar el rumbo de su viaje y dirigirse a Barcelona en lugar de hacerlo, como tenía pensado, a Zaragoza.
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