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Interacciones Sociales: Relaciones Sociales, Agresión y Apego - Prof. Carrera, Resúmenes de Psicología

Una descripción de las interacciones sociales y las relaciones sociales, incluyendo el concepto de 'conocido desconocido', la interacción y la reciprocidad, y la forma de relación social llamada agresión. Además, se discuten los estilos de apego infantil y su relación con las relaciones de adultos. El documento también menciona la importancia de las normas sociales en la regulación del comportamiento.

Tipo: Resúmenes

2014/2015

Subido el 21/12/2015

cirasanguino
cirasanguino 🇪🇸

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¡Descarga Interacciones Sociales: Relaciones Sociales, Agresión y Apego - Prof. Carrera y más Resúmenes en PDF de Psicología solo en Docsity! TEMA 1. SITUACIÓN, INTERACCION E INTERPRETACIÓN. 1. La Psicología Social de la interacción Nos gusta representarnos la vida como una trayectoria controlada de nuestro cuerpo por una mente racional que planifica y decide tras sopesar los pros y los contras de cada situación: hacemos incluso esfuerzos para que nuestra presentación ante los demás sugiera esto. Tal visión es errónea, las decisiones activas se mezclan con las justificaciones a posteriori de nuestras acciones, que no preveíamos pero hemos cometido llevados por fuerzas que no acabamos de comprender. Dichas fuerzas se resumen en el término de situación es un conjunto de factores y circunstancias externas al individuo y sin embargo tan determinantes como sus elaboraciones mentales. La Psicología Social presta gran atención al término de situación ya que trata de mantener el equilibrio entre las explicaciones de dentro hacia afuera y las de fiera hacia dentro. 2. Explicaciones centrífugas y explicaciones centrípetas. Las explicaciones centrifugas son aquellas perspectivas que explican la conducta humana como el resultado de los procesos mentales, lo importante son las disposiciones del individuo: ciertas características internas y estables. Son las más típicas en Psicología y en Occidente. Nos resulta mucho más fácil y confortable explicar la conducta de los demás en términos de características internas o rasgos ya que nos proporciona sensación de control con respecto a nuestro entorno. Estas explicaciones no explican con mucha frecuencia lo que ocurre a nuestro alrededor. En multitud de ocasiones nuestra conducta carece de consistencia y es determinada por factores de tipo situacional, es decir, muchas veces las explicaciones más acertadas de nuestro comportamiento y el de los demás no deben ser centrífugas sino explicaciones centrípetas. Ross y Nisbett citan que los test predictores de personalidad o cualquier otro rasgo individual se pueden predecir solo en un 9%, el otro 91% estaría en las situaciones inmediatas que vivimos. Claude Steele analiza la puntuación de los muchachos norteamericanos de raza negra en los test de rendimiento académico y junto con Joshua Aronson aporta una explicación que se centra en las circunstancias inmediatas: la situación en la que los test son aplicados. El rendimiento de los alumnos de raza negra disminuía significativamente cuando estos percibían un riesgo de que la situación confirmara en ellos mismos el estereotipo negativo de su grupo racial, es decir, que las diferencias podrían deberse a factores relacionados con la situación inmediata en la que se aplican estas pruebas. Ciertos factores inmediatos de la situación parecen determinar centrípetamente nuestra conducta. Fernández-Dols y Oceja mostraron que una persona encargada de juzgar favorece a sus amigos o conocidos si la norma con la que debe juzgar su rendimiento no parece ser cumplida cabalmente por ninguna de las personas que deben ser juzgadas. Según el punto de vista psicosocial una porción importante de las cosas que nos ocurren dependen de las circunstancias inmediatas. 3. Situación o interacción El problema de las explicaciones que localizan los factores en la situación es que no existe una clara descripción de las situaciones a través de las cuales transcurre nuestra vida cotidiana, esto complica lo que si determina y l que no determina el comportamiento. Podemos considerar que el componente fundamental de las situaciones que moldean nuestra vida son las otras personas siendo estos nuestra referencia más importante. Charlesworth probo que el 89% de los problemas a los que debe enfrentarse un niño son sociales planteados por la presencia de otros con metas distintas, en los adultos no varía mucho. La resolución de problemas cotidianos implica enfrentarse a los demás y esto se da a través de la interacción es una cadena de acciones entrelazadas de dos o más individuos en las que como mínimo un individuo A muestra un conducta X a un individuo B y este le responde con una conducta Y que a su vez determina una conducta X1 en A. El factor clave de la interacción es que la conducta de los individuos que la protagonizan esta bidireccionalmente determinada, la respuesta de una depende de la otra. Robert Hinde intenta desarrollar una buena base descriptiva, tal base pasa por una cuidadosa descripción de los episodios de interacción social. Si estamos de acuerdo de que la vida psíquica está determinada de fuera hacia dentro (es decir por factores situacionales) podemos decir que tales episodios son la unidad fundamental de nuestra vida social y por extensión de nuestra vida psíquica. Las interacciones sociales tienen un análisis complejo a pesar de ser la unidad elemental de la conducta social. • Las interacciones no son simplemente momentáneas sino que la conducta de alguien puede afectar al otro durante un largo periodo de tiempo • Nuestras interacciones ni siquiera están exclusivamente determinadas por conductas que se han producido, en muchos casos las expectativas de conducta es muchos más determinante que la conducta que se produce de facto en la interacción. • Las interacciones repetidas a lo largo del tiempo con algo más que la suma de las partes. Dan lugar a fenómenos cuyas características pueden ser distintas a las de las interacciones de las que están constituidas. Tales fenómenos se denominan relaciones sociales. 4. Interacción y relación social. Las relaciones sociales son las resultantes de un conjunto de interacciones sociales repetidas entre dos individuos. Milgram describió una de las formas más elementales de relación social que no exige ni siquiera una intervención verbal. Se trata de “conocidos desconocidos” son personas que nos encontramos todos los días y con las que podemos llegar a establecer un vínculo afectivo. La aparición de dicho vínculo afectivo implica una incipiente relación social cuyas características no son las de una mera interacción repetida: no sentimos vínculos afectivos con todas las personas con las que interactuamos. El “conocido desconocido” es una forma embrionaria de relación social ya que para que se de esta de forma plena es necesario que exista un cierto intercambio simbólico o material entre los interactuantes, estos intercambios no tienen que ser positivos ni simétricos. Una relación social lleva implícita una idea de continuidad, una historia de interacciones repetidas y la expectativa de que tales interacciones se pueden repetir en un futuro, es decir que puede perdurar en el tiempo aunque sus integrantes no interactúen durante largos periodos siempre y cuando estos consideren que la relación se mantiene. Las relaciones sociales son más complejas que las interacciones porque se componen de diversas interacciones y cada una de dichas interacciones está influida por las demás. Hinde propone que una interacción pude estar definida mediante un único tema, una relación abarca un gran número de interacciones con temáticas distintas, puede hablarse de relaciones temáticas también si nos Sugiere que una determina estructura social se caracteriza por el predominio de un tipo de modelo de relación. Esto tiene apoyo empírico, podría comprobarse en cierto modo cuando confundimos nombres de personas del mismo sexo con los que mantenemos el mismo modelo de relación. El significado que damos a nuestras interacciones, relaciones y estructuras sociales determinara también nuestra conducta y la de los demás. 6. El modelo de explicación psicosocial. La explicación psicosocial consiste en considerar de dos formas determinadas la determinación de la conducta: • La conducta determinada por la situación; las características individuales son relativamente indiferentes cuando ciertos factores que a veces parecen carecer de importancia canalizan nuestra conducta en una determinada dirección. Esta tradición explicativa inspirada por Karl Lewin constituye una de las características principales de la Psicología Social. Lewin demostró que le compromiso de las personas con una determinada situación es más fácilmente canalizado si se adopta en grupo y el grupo se encarga de regularlo. • La otra tradición explicativa dice que la conducta no puede ser explicada sin prestar atención a como es interpretada por el propio sujeto. La conducta humana está condicionada más allá de sus circunstancias objetivas por nuestra visión subjetiva que aunque sea errónea puede tener consecuencias reales. Esa interpretación subjetiva y errónea tendrá las mismas consecuencias que si fuera objetiva y veraz Ambas explicaciones la situacionista y la interpretativa son antitéticas. La primera niega la autonomía al individuo que es juguete de las circunstancias, las personas justificaríamos a posteriori como racionales y controladas conductas que en realidad son determinadas por factores situacionales. La segunda hace que el mundo social gire en torno al individuo, lo subjetivo se convierte en nivel social en sinónimo de realidad. TEMA 3. ALTRUISMO Y CONDUCTA DE AYUDA. Entre los motivos y emociones que rigen la interacción social uno de los más importantes es el que agrupa todos los fenómenos psíquicos relacionados con la solidaridad y la ayuda a otras personas. La investigación sobre la dimensión altruista se ha desarrollado en tres líneas: evolucionista, evolutiva y social. En la actualidad se distingue entre dos términos: conducta de ayuda y altruismo. El concepto de conducta de ayuda surgió cuando algunos investigadores consideraron inviable metodológicamente el estudio de las intenciones del que ayuda, prefiriendo centrarse exclusivamente en conductas que, objetivamente, ayudan a un tercero con independencia de las intenciones del que las lleva a cabo. Lo que en último término puede diferencia la conducta verdaderamente altruista y desinteresada de la conducta simplemente interesada y previsora es la existencia o no de un motivo prosocial puro con sus consiguientes emociones asociadas., pero las emociones y los motivos no se pueden observar directamente, solo inferir a partir de conductas externas, es decir, son experiencias internas cuya existencia solo se trasluce en ciertos signos y señales indirectas. Un sector de los investigadores del altruismo ha decidido sustituir este término que connota una motivación prosocial sin contrapartida alguna por conducta de ayuda. El termino conducta e ayuda aludiría a cualquier conducta que suponga un beneficio para otra persona con independencia de los motivos que den lugar a dicha conducta. Cualquier conducta de altruista es en primer lugar una conducta de ayuda aunque no toda conducta de ayuda tiene que ser necesariamente altruista. 1. Determinantes situacionales de la conducta de ayuda. La fuente de inspiración en la investigación del altruismo fue la situación y más concretamente una de las situaciones más elementales: la presencia de los otros individuos. La mera presencia de otros parece incrementar nuestro rendimiento en determinadas circunstancias. Sin embargo la presencia de otras personas no facilita sino que inhibe el comportamiento de ayuda, el fenómeno es distinto porque en este caso no se trata de facilitar una conducta que ya se está ejecutando sino de incitar una conducta que no se ha producido, los ejemplos han dado lugar al tema recurrente de la crueldad y deshumanización de las grandes ciudades. John Darley y Bibb Latané llevaron a cabo experimentos para comprender el proceso en el que decidimos ayudar a otra persona y los factores que pueden inhibir ese proceso. Su hipótesis fundamental fue que, en contra de lo que podría sugerir el sentido común, la presencia de otros testigos inhibía la decisión de ayudar. Los resultados de sus experimentos confirmaron la hipótesis. Las entrevistas posteriores mostraron que los sujetos que no ayudaban a las víctimas no eran testigos fríos e indiferentes, en muchos casos manifestaban ineludible malestar y sincera preocupación. Estos investigadores infieren que el fenómeno de la inhibición de la ayuda descansa en tres procesos: inhibición por audiencia, influencia social y difusión de la responsabilidad. Estos tres procesos afectarían a alguna de las tres etapas del proceso de toma de decisión: darse cuenta de que ocurre algo, decidir que lo que ocurre es grave y decidir que somos responsables de lo que pueda ocurrir. Inhibición e influencia guardan gran paralelismo con dos formas de influencia social descritas por Deutsch y Gerard; influencia normativa e influencia informativa. La influencia normativa es la presión a conformarse a las expectativas normativas de los demás. Un ejemplo sería la inhibición por audiencia. Es la resultante a ser visto, el miedo al ridículo o romper ciertas normas de decoro en lugares públicos pueden hacer que ciertas personas no quieran arriesgarse a hacer una interpretación “dramática” de la situación, que si es errónea, provocara la hilaridad de los demás, es una forma de castigo informal. El proceso de influencia social seria la resultante de un proceso de influencia normativa la presión a aceptar la validez de la información proporcionada por los demás o inferida de su comportamiento. El proceso de influencia sería el resultante de ver a otras personas: cuando vemos que nadie hace nada por intervenir podemos caer en un estado de “ignorancia pluralista” en el que nadie hace nada porque nadie hace nada. Como una situación de emergencia es poco frecuente es posible que prestemos atención al comportamiento de los demás para inferir cual es el adecuado pero es posible que nadie sepa muy bien que hacer. Los procesos de influencia no son suficientes para explicar los resultados de los experimentos. Por ello consideran un tercer proceso: la difusión de la responsabilidad afecta a un momento crucial en el proceso de toma de decisión, el momento en el que la persona asume que la omisión implica también una responsabilidad en la situación. La difusión de la responsabilidad tiene también un carácter fundamentalmente moral; si hay más testigos se distribuye la y atenúa la culpa concentrándola en los demás (sesgos atribucionales). Además esto hace que pensemos que otro testigo tomara la iniciativa o estará a punto de tomarla facilitando la apatía. Estos tres principios actuarían de forma perniciosa en nuestro proceso de toma de decisiones. A la mayoría de los sujetos el uno ayudar les produce más angustia que la intervención misma, ponderan los pros y los contras de intervenir hasta que es demasiado tarde, o se paralizan siendo incapaces de tomar decisión alguna incluso sienten que cada vez que pasa el tiempo es más difícil ayudar. Los trabajos de estos investigadores se centran en la conducta de ayuda y en los factores que determinan su ausencia. Siguieron los estudios sobre los factores situacionales que influyen en la ayuda (es más probable que un conducto ayude a alguien cuando anteriormente ha visto a otro conducto ayudando). En esta línea hallaron la teoría de la atracción basada en la similitud que dice que tendemos a ayudar a otras personas con una apariencia física similar a la nuestra. La visión que fue predominando es que la conducta de ayuda dependía de factores situacionales notablemente triviales en comparación con sus posibles consecuencias., tal visión es congruente con una visión situacional de la conducta humana. John Darley y Batson experimentaron con una réplica del experimento del buen samaritano controlaron las variables de tipo disposicional que podrían ser claves del altruismo e introdujeron una variable más: la prisa. Los resultados mostraron que los efectos de las variables situacionales: la prisa, fue lo único que predijo de forma significativa la conducta de ayuda (menos ayuda cuanta más prisa). La decisión de ayudar o no depende de una serie de factores que consideramos triviales pero que condicionan nuestras relaciones sociales. Los procesos de influencia social normativa, informativa y de difusión de responsabilidad junto con elementos circunstanciales nos proporcionan una explicación de indiferencia. Milgram añade que toda esa trivialidad moral se complementa con notables limitaciones cognitivas que nos obligan a no prestar atención a todo aquello que sucede en la calle, esta falta de atención tendría consecuencias directas si graves en la conducta de ayuda. 2. Determinantes evolutivos de la conducta de ayuda. Una primera respuesta a por qué ayudamos o socorremos a los demás es social, como resultado de un proceso de selección natural, el altruismo existiría porque incrementa la probabilidad de transmitir nuestros genes. Una primera estrategia altruista consistiría en ayudar a nuestros parientes considerando los genes como la unidad de la selección y garantizando la supervivencia de nuestros propios genes. Una segunda estrategia altruista es establecer un patrón de relación social basado en la reciprocidad ya que existen las condiciones necesarias para que tales interacciones se conviertan en relaciones recíprocas de ayuda. La explicación evolucionista ayuda a entender la existencia de la conducta de ayuda pero no aclara los mecanismos psicológicos a través de los cuales se manifiestan las estrategias reproductivas altruistas. No sabemos os motivos. Desde el punto de vista biológico la distinción entre altruismo y conducta de ayuda es irrelevantes: una conducta es altruista si es de ayuda, es decir, si facilita la supervivencia del otro. Desde un punto de vista psicológico la distinción es crucial: es una distinción básica entre los motivos del que ayuda, si somos capaces de ayudar por el mero placer de socorrer al prójimo sin esperar nada a cambio (altruismo) o si no (conducta de ayuda). 3. Empatía, contagio emocional y compasión. El proceso de toma de decisión sería igual que el postulado por el altruismo intrínseco: punto de partida (percepción del necesitado), punto de llegada (calculo hedónico previo a la acción). Sin embargo los procesos intermedios son distintos. La compasión es sustituida por un estado emocional distinto: el individuo esta alegre porque ve en la situación la capacidad de lograr recompensas simbólicas o asustado porque ve el riesgo de ser castigado o autocastigarse. La motivación estaría más próxima a la motivación de logro que al altruismo intrínseco. Una segunda hipótesis plantea una visione egoísta pero más sutil, asume la existencia de una primera etapa de percepción de la necesidad y una ultima el cálculo hedónico previo a la acción pero es distinta a la hora de describir el tándem motivación-emoción, en este caso si hay un proceso empático de roma de posición del otro muy similar al que postulaba el modelo de compasión pero esto genera un estado de activación negativa: se evocan emociones negativas cuyo efecto a nivel motivacional es aversivo. A mayor nivel de activación mayor es el motivo de evitación. Según esto la conducta de ayuda no estaría destinada a aliviar el sufrimiento del otro sino nuestro propio malestar emocional. Para Piliavin es difícil saber dónde acaba el deseo egoísta y empieza e altruismo. Una tercera hipótesis plantea la posibilidad de que la conducta de ayuda no este determinada por la empatía sino por un proceso de unicidad en nuestra identidad y la del otro. Se apoyan en dos marcos teóricos. • El primero es un conjunto de hallazgos que muestran que nuestra identidad no es algo estático sino dinámico y maleable. • La segunda es la teoría evolucionista. Según ambas perspectivas la proximidad cognitiva y biológica con el otro puede determinar la conducta de ayuda. No ayudamos por altruismo sino porque los límites de nuestra identidad se confunden con los del otro: lo ayudamos en la medida en que lo confundimos con nosotros mismos. La empatía como tal no interpretaría un papel importante en el altruismo. La polémica entre los defensores de altruismo intrínseco y las otras perspectivas se ha traducido en un amplio conjunto de estudios experimentales en los que se ha intentado comparar y contrastar. Si la hipótesis de los refuerzos simbólicos es correcta y no la de compasión los sujetos no se conformarían con que cualquier persona ayude a la víctima tendrían que ser ellos los protagonistas ya que se busca recompensa personal y evitación del castigo más que el bienestar de la víctima. Sera necesario tener éxito. Los sujetos tendrán cognitivamente más presentes las recompensas o castigos que las necesidades de la víctima y su motivación para ayudar disminuirán en la medida en que disminuya la activación emocional producida por la necesidad de ser recompensados o el miedo al castigo. Los sujetos compasivos no encontraran emocionalmente satisfactorio abandonar o huir de la situación. Sin embargo los que ayuden por miedo si puede encontrar satisfactoria esa alternativa. Contraste entre la hipótesis de evitación de la activación y la hipótesis de compasión es más difícil ya que las diferencias entre el comportamiento que se deriva de una motivación y la otra son muy pequeñas. Si la hipótesis de la evitación aversiva es correcta los sujetos tendrán cognitivamente más presente la evitación de la activación aversiva que las necesidades de la víctima y serán más compasivos cuando no puedan evitar estar en contacto con la víctima, si puede evitarlo su tendencia altruista disminuirá. El contraste entre la hipótesis de unicidad y la de compasión: es más difícil porque no existen medidas claras de unicidad y este concepto puede ser interpretado desde distintos puntos de vista. Es difícil encontrar una medida de altruismo pura ya que la hipótesis de Batson no es que la empatía produce conducta de ayuda sino que la empatía produce un motivo altruista que se traducirá o no en conducta de ayuda según las circunstancias. Si la hipótesis de la unicidad es correcta la inclinación de un sujeto a ayudar venda explicada por el grado en que este ve partes de sí mismo en el otro y no por el grado de ponerse en el lugar del otro. Los resultados de los experimentos parecen sugerir que la compasión en estado puro existe, que un sujeto que ha empatizado con un victima puede sentir más satisfacción en el hecho de que la víctima sea ayudada que en el hecho de ayudar. Es posible que según las circunstancias uno u otro proceso tengan mayor incidencia en nuestro comportamiento, ni siquiera es bueno que en todos los contextos predomine la forma de altruismo basada en la compasión empática ya que la empatía puede hacer que los sujetos cometan injusticias. Las emociones por ser menos vulnerables a la racionalización que las normas de justicia pueden constituir una amenaza a los principios morales. 6. Conducta de ayuda y normas sociales La decisión de ayudar en situaciones de emergencia está bastante determinada por influencia social, las fuentes de altruismo extrínseco son recompensas y castigos ya sean simbólicos o materiales. Una de las definiciones clásicas de norma social asume que su mantenimiento en el grupo descansa en la administración de recompensas y castigos, es decir, las normas sociales determinan las recompensas y castigos que dan lugar a una de las formas más típicas de altruismo extrínseco. Hay tres tipos de normas relevantes a la hora de determinar el comportamiento de ayuda: La norma de reciprocidad: relacionada de forma indirecta con la conducta de ayuda, plantea un modelo de relación en el que la devolución de favores o la realización de estos se hace con la esperanza de su devolución. No es altruismo intrínseco o extrínseco pero puede dar lugar a comportamientos de ayuda. Se destacan cuatro factores: necesidad del receptor, recursos del donante, motivos del donante y libertad del donante para no seguir la regla. La norma de responsabilidad: debemos ayudar a aquellos que dependen de nuestra ayuda. Las personas tendemos a sentirnos más responsables por la surte de otros en la medida en la que estos muestren una demás dependencia, en la medida de que el futuro del otro dependa de nuestras acciones. Pueden dar lugar al altruismo extrínseco. Existen factores que pueden inhibir esta norma. La norma de equidad: determina la búsqueda de proporcionalidad entre o que recibimos y lo que aportamos. Los resultados pueden llevar a la ayuda o al egoísmo dependiendo del equilibrio entre costes y beneficios. La conducta de ayuda en un contexto de intercambio es la manifestación de la interdependencia a largo plazo que supone una relación social. En las sucesivas interacciones los miembros ajustan su comportamiento a los resultados inmediatos de la interacción pero también a sus predicciones futuras sobre las interacciones. Los costos y beneficios de la conducta dependen del otro pero también de uno mismo. La universalidad de las normas que guardan relación con el comportamiento de ayuda también debe ser considerada desde la comparación transcultural. Schwartz ha puesto de manifiesto que las normas que rigen nuestro comportamiento de ayuda pueden ser personales o culturales, están basadas en valores y creencias sobre el fin último de las cosas y nos guían sobre los acontecimientos. Ha encontrado mediante la comparación transcultural valores que se clasifican en dos tipos: benevolencia y universalismo. La benevolencia es la preocupación por el bienestar de personas concretas y conocidas mientras que el universalismo es más abstracto y consiste en una preocupación por todas las personas en general. 7. Conducta de ayuda y relaciones sociales. La conducta de ayuda no solo se encuadra en un sistema normativo, depende de las relaciones sociales previas que tengan donante y receptor, cualquier relación social sea de ayuda o no tiene consecuencias. En la tipología de las relaciones sociales Fiske dice que existen dos categorías (modelo de comunidad y de igualdad) que guardan un gran paralelismo entre la distinción de Mills y Clark entre relaciones comunales y de intercambio. Las primeras se caracterizan por un principio de igualdad y armonía grupal mientras que las segundas por principios de equidad y reciprocidad. A partir de la diferenciación entre relaciones comunales y de intercambio se encuentran patrones de ayuda diferente para cada tipo de relación o incluso para la clase de vínculo deseado. Si se desea establecer una relación comunal es probable que aparezcan conducta de ayuda incluso cuando no hay posibilidades de que te devuelvan el favor En cambio sí es de intercambio solo habrá cuando exista la reciprocidad. Parece que en las relaciones comunales el interés por ayudar persiste incluso cuando el sujeto no puede ver cumplido su deseo por ayudar. Para evaluar el impacto que tiene el estado de ánimo en las personas que ayudan se realizan diversos experimentos. Si se desea establecer una amistad prestar ayuda tanto si ha sido solicitada como si no mejora significativamente el estado de ánimo. Si es una relación de intercambio prestar ayuda si se ha solicitado no mejora el estado de ánimo y puede empeorarlo si no ha sido solicitada. Además del tipo de relación mantenida influye pero también pueden influir las respuestas defensivas de es ene la conducta prosocial. La respuesta defensiva se define como una reacción multidimensional, se encuentra una baja pero significativa asociación entre conducta defensiva y baja autoestima global. La mayoría de las situaciones de ayuda conllevan aun amenaza a la autoestima. En general las personas ayudadas pueden en ciertos casos percibir la ayuda como una forma de control, un modo de hacerles estar en deuda con el donante, o una forma sutil de desprecio cuando esto ocurre la ayuda no solo no es agradecida sino que el benefactor puede ser contestado con hostilidad. TEMA 4. VIOLENCIA Y AGRESIÓN. Violencia forma de relación social basada en una forma especial de interacción que se denomina agresión. La violencia está enraizada en muchos actos de nuestra vida cotidiana y es un mecanismo clave en nuestra civilización. Cualquiera de nosotros difícilmente podría eludir la tentación de ejercer soluciones violentas en determinadas situaciones: tema estudiado por Philip Zimbardo. Nuestras relaciones con la violencia son ambivalentes e importantes. 1. Definiciones de agresión. La violencia es una forma de relación basada en la agresión. Consiste en una conducta cuya intención es hacer daño. La intencionalidad implica la existencia de ciertas expectativas que definen objetivos, en este sentido el hacer daño a la víctima puede ser un fin en sí mismo o en la mayor parte de los casos un medio para un fin. Cuando la agresión es un fin en sí misma suele denominarse agresión afectiva se aplica a aquellos actos agresivos basados en los afectos y cuyo principal objetivo es dañar a otra persona por encima de cualquier otro incluso cuando los costes son mayores que los beneficios, es decir, de manera no premeditada. o inesperadas producen más fácilmente agresión. Otros investigadores han mostrado que las provocaciones tal como las injusticias, insultos y amenazas llevan, en determinadas circunstancias a la agresión, una frustración inesperada o arbitraria podría interpretarse como una provocación. Podemos concluir que se deben vigilar los efectos de las variables situacionales aparentemente triviales en la determinación de la conducta agresiva especialmente cuando la situación genera emociones negativas, tengan su origen en la frustración o no. Los psicólogos han explorado la posibilidad de que la agresión surja de la combinación de factores motivacionales intensos pero inespecíficos, por una parte y factores situacionales sutiles pero altamente específicos por la otra. Otros muchos campos de la investigación psicosocial de la agresión a nivel interactivo son: la influencia de otras situaciones próximas en el tiempo, la influencia del medio ambiente físico y la conducta de las personas con las que interactuamos. 4. Determinantes situacionales de la agresión. Situaciones próximas. La influencia de otras situaciones precedentes se ha estudiado fundamentalmente a través de la Teoría de la Transferencia de Excitación de Zillmann, guarda una estrecha relación con la Teoría Bifactorial de Schachter, esta propone que la emoción es la resultante de una activación inespecífica y un proceso de atribución respecto a las causas de dicha atribución. Según Zillmann ciertas reacciones emocionales no solo están producidas por la activación inespecífica y los procesos cognitivos que genera la situación emocional en la que nos encontramos: si momentos antes hemos vivido otra situación emocional, parte de la activación de la emoción anterior se transfiere a la nueva situación. A la activación producida por una determinada situación se le suma la activación que se transfiere desde la situación anterior. De este modo la nueva reacción emocional es más intensa de lo que lo seria en situaciones normales. Las personas no somos conscientes de este proceso y la activación que se transfiere carece de del signo que tuviera el episodio emocional de que provenga: la activación de una experiencia de fuerte alegría puede transferirse a una reacción iracunda y viceversa, es más: la activación no surge necesariamente de un proceso emocional. Se plantearon pronto que muchas experiencias que incrementan nuestra activación tengan secuelas en situaciones inmediatamente posteriores, incrementando la intensidad de las reacciones emocionales que se produzcan en dichas situaciones. Se interesaron por la agresión y en especial la agresión derivada de situaciones previas en las que se habían producido reacciones de activación ante estímulos sexuales (polémica de la pornografía). Para Zillmann la agresión era un proceso muy similar a la emoción descrita por Schachter, el fenómeno en este caso consta de tres factores: activación inespecífica, evaluación cognitiva de la situación y conjunto de conductas aprendidas. La activación se encarga de amplificar la toma de decisiones del individuo y su conducta consiguiente. (Se ha demostrado que ves estímulos eróticos que provoquen una actividad sexual puede provocar una transferencia de excitación en forma de agresión y enfado pero también conductas positivas) Temperatura. El calor puede ser una fuente de activación y de las malas sensaciones que facilitan la probabilidad de responder agresivamente, esta es la idea que enuncia la hipótesis básica de la temperatura-agresión, es decir, que la propensión a la agresión aumenta con la temperatura y que dicha propensión transciende a las consideraciones de tipo racional. En este marco la agresión se entiende por la agresión afectiva, que es la asociada a la hipótesis anterior, aquella determinada emocionalmente que es un fin en sí misma. Existen cinco aproximaciones psicológicas básicas que tratan de explicar cómo es la relación que se establece entre la temperatura, la agresión y los diferentes procesos implicados. • La primera es el modelo simple de afecto negativo (Anderson) es similar a la idea de que cuando uno siente calor aumenta la activación y con ello la probabilidad de responder a las frustraciones agresivamente. Tal razonamiento se aplica simétricamente a las bajas temperaturas, es decir, se produce un aumento de la activación también debido a las temperaturas bajas. El modelo propone una relación de U entre temperatura y agresión. • El modelo de afecto negativo-huida propone una función de U invertida entre temperatura y agresión. Es el afecto negativo y no la activación lo que haría que las personas respondieran agresivamente. Se propone que cuando los niveles de afecto negativo son moderados y aumentan la tendencia a la agresión es mayor. Mientras que si los niveles previos de afecto negativo son altos el incremento de afecto negativo producirá una conducta de huida, disminuyendo los niveles de agresión. La fuente de este afecto negativo puede ser la temperatura pero no de manera necesaria. Por tanto la temperatura a la que se experimenta la disminución del comportamiento agresivo no es constante y varia en función de otras posibles fuentes de afecto negativo, en el caso de que estas no existan el punto en el cual se produce la conducta de huida se situaría por encima de los 30º C. • La teoría de la transferencia de la excitación también se ha utilizado para explicar la relación entre agresión y temperatura. Zillmann asume las emociones como reacciones excitatorias en términos de activación. De manera que cuando las emociones se producen las personas tendeos a atribuirlas una causa saliente en ese momento. Si el incremento o la disminución de la temperatura provocan un aumento de la activación esta puede ser atribuida erróneamente en una situación inmediata a alguien como causa de enfado desencadenándose una acción violenta hacia él. • El modelo cognitivo-neoasociacionista propone que el aumento de las temperaturas produce un incremento en los pensamientos agresivos que a su vez genera mayor agresión. La temperatura desagradable deberías primar los pensamientos agresivos y producir una mayor agresión acomodándose en una función de U. Defiende que en temperaturas desagradables deberían primar los pensamientos negativos y la agresión con independencia de la presencia o no de causas a las que atribuir la agresión. • El modelo fisiológico-termorregulador se basa en establecer las bases neurales y hormonales que se producen en la relación entre temperatura y agresión. El principal centro de termorregulación es el hipotálamo y que este está conectado directa (vía neural) e indirectamente (vía hormonal) con diversos sistemas que controlan varias funciones corporales y emocionales implicadas en la agresión. Las relaciones entre temperatura y agresión a este nivel son poco claras. De esto hay estudios de carácter correlacional (de archivo) que muestran una relación lineal entre temperatura-agresividad y estudios de carácter experimental (de laboratorio) estableciendo una relación de U invertida. • Los modelos de archivo han seguidos dos estrategias como unidades de análisis: el estudio de los efectos de la región geográfica y el estudio de los efectos de la temperatura en diferentes periodos de tiempo. Los resultados tienen poca validez interna. Según Anderson estos estudios asumen la idea de que el incremento en la agresión resulta del incremento en la motivación causada por la temperatura incomoda, sin embargo estos estudios no establecen un vínculo causal claro entre el aumento de la temperatura y el comportamiento agresivo en sí. • Los estudios de laboratorio tienen una alta validez interna. Se han llevado a cabo en la modelo negativo-huida, en el intento de comprobar la relación de U invertida Bell y Baron llevaron a cabo un experimento manipulando tres variables: el tipo de evaluación de otra persona, e grado de similitud actitudinal con el evaluador anterior y la temperatura. Los resultados mostraron que los niveles de agresión de los sujetos incrementaban en un primer momento con el afecto negativo, pero cuando los niveles de afecto negativo se incrementaron intensamente los niveles de agresividad descendieron lo que confirmo la hipótesis de huida. El inconveniente de estos estudios fue su artificialidad y falta de realismo. Se señalan tres problemas: las sospechas que para los sujetos pueda tener la propia situación experimental, las altas temperaturas a las que son sometido en el laboratorio pueden hacer que los procesos cognitivos de los sujetos no funcionen normalmente y los altos niveles de activación y estrés que implica la propia situación experimental pueden superar la capacidad de los sujetos para atender a un determinado tipo de estímulo. En conclusión, diversos estudios parecen apoyar la hipótesis de que el aumento de las temperaturas produce un incremento en los motivos y tendencias agresivas. Ruido. Los altos niveles de ruido han sido asociados a problemas físicos y psicológicos. Sin embargo, aunque el ruido puede desencadenar un proceso de agresión asociado al incremento de la activación, cuando las personas creen que pueden controlar el ruido aversivo parece mitigar sus efectos. Hacinamiento. Los estudios que relacionan hacinamiento y agresión no son claros. Por lo que a la relación entre hacinamiento y agresión se refiere se puede concluir que si bien se ha comprobado que el hacinamiento afecta a diferentes procesos fisiológicos y psicológicos el vínculo entre hacinamiento y agresión no es claro si es que este se produce. La conducta de las personas con las que interactuamos. La teoría del aprendizaje social se ha centrado en estudiar los procesos mediante los cuales las personas adquirimos y mantenemos el comportamiento agresivo, proponiendo que dicho comportamiento agresivo es resultado del aprendizaje de modelos sociales. El comportamiento agresivo de las personas tendría un importante componente biológico que nos capacitaría para utilizar la agresión. La forma, el momento, la intensidad y las circunstancias bajo las cuales podríamos o tendríamos que hacer uso de ella tienen un componente básicamente aprendido. Las personas aprendemos cuando y como comportarnos agresivamente a través de nuestra experiencia y de la observación de los modelos sociales, manteniéndose por los refuerzos que las personas obtenemos de la utilización de la agresión. Desde este punto de vista la agresión seria básicamente instrumental. El proceso de aprendizaje de la agresión se va produciendo a lo largo de toda la vida, especialmente durante la infancia. A medida que un niño gana experiencia sobre la agresión y las consecuencias que se derivan de su utilización va desarrollando una serie de reglas de relación, prescritas socialmente, que tienden a convertirse en formas de comportamiento rutinarias. Esta creación de rutinas para el comportamiento agresivo puede conducir al niño a elaborar guiones de relación que si bien serán especialmente probables en situaciones necesidades poniendo en peligro nuestra autoestima. Por tanto la motivación para el acto agresivo deriva de la necesidad de cubrir las necesidades básicas ligadas al autoconcepto. Existe una gran distancia entre la satisfacción del autoconcepto a nivel individual y el comportamiento violento a nivel macrosocial. Staub propone ciertos factores que uniformizan el comportamiento social, estos pueden ser situacionales o culturales. Los situacionales serían las condiciones adversas de vida donde los individuos o grupos se enfrentan a situaciones difíciles que afectan al autoconcepto o a la identidad grupal, precisando nuevas fuentes de satisfacción. Las situaciones difíciles se comportan como poderosos proceso motivacionales que impelen a la acción, favorecen la aparición de soluciones simplistas en las que la destrucción del otro parece ser la mejor forma de recuperar lo perdido. Así se busca un grupo, un “chivo expiatorio” al que odiar y destruir. Los factores culturales aluden a ciertas características de la organización social como la inseguridad y la rigidez de los valores y modos de vida. Un grupo o una sociedad que fomenta un autoconcepto muy elevado en un contexto de inseguridad en el que tal autoconcepto se ve contradicho por circunstancias objetivas, favorecen la aparición de conductas violentas destinadas a incrementar ese autoconcepto cada vez más alto y cada vez más amenazado. El odio es la droga que mantiene el ánimo elevado exigiendo cada vez más violenta. No obstante la violencia masiva no es el resultado directo de las condiciones de vida difíciles y sus efectos psicológicos sino más bien el resultado final de un proceso al que Staub denomina “continuo de destrucción”. Las manifestaciones de violencia masiva no aparecen sin más, son la etapa final de un proceso que va pasando por etapas sucesivas a tabes de las cuales se van dando ciertos fenómenos (cambios) sociales donde el individuo y la sociedad se involucran paulatinamente en la violencia. Este proceso de destrucción abarca a todo el conjunto de la sociedad que va participando a través de procesos activos (como partícipe) o pasivos (inhibiéndose). Los cambios sociales son aparentemente insignificantes como cierto tipo de comportamientos (activos) para dar luego distintas fases y terminar por asesinatos más o menos masivos. En este proceso no habría actores si no hubieras espectadores pasivos: la mayoría se convierte en cómplice del continuo de destrucción después de ser testigo en las primeras etapas y reaccionar cunado ya es demasiado tarde. En todas las sociedades existe siempre una minoría dispuesta a actuar violentamente, el apoyo, rechazo o indiferencia de la gente que te rodea es lo que condiciona el curso de los acontecimientos. El rechazo de los observadores pasivos cambia la visión de los agresores y de otros observadores haciendo que los ejecutores se replanteen la moralidad o la conveniencia de sus actos debido al castigo que esto supone. Debemos ser conscientes de la importancia que desempeñamos a nivel individual como inhibidores activos de las primeras etapas del continuo de destrucción. TEMA 5. RELACIONES ÍNTIMAS, ATRACCION Y AMOR. El concepto de relaciones íntimas es demasiado amplio, los ejemplos difieren en multitud de parámetros que van a dificultar la elaboración de conclusiones válidas para todas ellas. Para hablar de relación íntima es necesario que haya una influencia mutua y continuada entre los participantes y que estos tengan conocimiento de esa interrelación. Esto implica que como mínimo tienen que formarla dos personas y que la conducta de cada una de ellas afectara y se verá afectada por la de la otra, algunos autores añadirán que esta influencia tiene que ir más allá de las exigencias que marquen sus roles. La dificultad de la definición de relaciones de intimidad ha llevado a los investigadores a buscar criterios con diferentes niveles de objetividad, para complicarlo un más vemos que sentir que intimamos con alguien aparece como un dimensión independiente a comportarse con intimidad con alguien. Una clasificación propuesta por Clark y Mills es hablar de relacione comunales en las que las respuestas a la necesidad del otro y la preocupación por su bienestar predominan y relaciones de intercambio donde se espera amortizar los beneficios ofertados a la pareja. Aunque las relaciones comunales suelen tener más intimidad esto no es siempre cierto. 1. Los primeros pasos en una relación íntima: el concepto de atracción. Cuando alguien nos gusta no nos preguntamos cómo ni por qué, trabajamos en la atracción interpersonal, la atracción no solo es propia de las relaciones amorosas sino que también aparece como desencadenante de las relaciones de amistad: es sobre esto sobre lo que se ha centrado la investigación de la atracción. Los factores que influyen en que una persona te guste o te disguste son menos subjetivos de lo que podemos pensar, una primera aproximación la podemos encontrar en la afiliación tendencia a estar en compañía de otros, la búsqueda de apoyo en los demás especialmente en situaciones ansiógenas, no implica necesariamente la evaluación positiva de los demás. Schachter inducía ansiedad a los participantes y estos preferían combatirla en presencia de otras personas a ser posibles participantes en las mismas circunstancias, esto se explicaba por la ayuda que suponía en la definición de la situación experimental, optaban por buscar n los demás un criterio de referencia de manera que el consenso sustituía a la objetividad. Las investigaciones de los años 50 sobre afiliación y proximidad física mostraron que la distancia física y la posibilidad de interacción con los demás es lo que determinaba la formación de las relaciones. Es aquí donde se confunden los conceptos de afiliación y atracción dado que el establecimiento de una relación no necesariamente implica que nos sintamos atraídos por la otra persona. Una alternativa propuesta por Surra y Milardo diferencia entre redes interactivas en las que la gente interactúa instrumentalmente para alcanzar objetivos y redes psicológicas en las que las personas se sienten cercanas e importantes para los demás y los vínculos van más allá de metas objetivas. Es en las últimas donde tiene sentido hablar de tracción entendida como una actitud favorable hacia una persona, es una predisposición a evaluar positivamente a la otra persona y a experimentar sentimientos y emociones positivas en las interacciones con ella. Los pensamientos, afectos y conductas asociados a la evaluación de otra persona nos permiten abordar la investigación sobre los factores que determinan la favorabilidad de estos juicios. Factores situacionales en la atracción: el atractivo físico. La belleza determina la evaluación que hacemos de los demás, ya desde la infancia el atractivo físico parece influir en la formación de amistad. Feingold con su estudio concluyo que los hombres valoran más el atractivo físico pero este efecto es mayor cuando se utilizan medidas subjetivas que en los que se observan reacciones conductuales. Esto indica que hay diferencias entre lo que la gente piensa que desea en una pareja y lo que realmente hace que las medidas subjetivas están sesgadas por la deseabilidad social de las respuestas. Otra explicación es que cuando el acceso a los recursos y el poder es igual ara hombres y mujeres el atractivo físico es igual de relevante. Cuando las intenciones son románticas el atractivo físico parece ser más importante para los varones mientras que cuando el objetivo es la amistad la belleza parece ser más relevante para las mujeres. La belleza parece determinar en alguna medida los recursos materiales disponibles. Hamermesh y Biddle encontraron que las personas menos atractivas ganaban salarios menores: la creencia generalizada de “lo bello es bueno” Cuanto más atractivo físico más cualidades buenas les asignamos a las personas. Una posible explicación del porqué de la relevancia del atractivo físico es la sociobiología, se ha defendido la influencia diferencial del atractivo físico en la selección de parejas según el sexo de los individuos. La explicación hace referencia a las diferentes inversiones de recursos genéticos que hombres y mujeres tienen en la reproducción: se espera que para los hombres sea más importante la salud reproductiva de las mujeres mientras que para estas serían los atributos físicos del varón asociados a la adquisición de recursos y defensa para el mantenimiento. Las investigaciones sobre los prototipos de belleza universales corroboran la hipótesis sociobiologica al definir el ideal de belleza femenino con atributos asociados a la inmadurez y la maternidad, dominando en el masculino el físico. Jensen-Campbell, Graziano y West muestran como los varones con rasgos físicos dominantes no eran evaluados como más atractivos sino que lo eran aquellos que mostraba mayores conductas de ayuda hacia los demás (cuidado de la prole). Estas diferencias parecen confirmarse en las distintas culturas. Una propuesta que conecta con la sociobiologica es la teoría parasitaria propuesta por Gangestad y Buss concluyen que las regiones donde es más alta la probabilidad de sufrir contagio de enfermedades por parásitos patógenos es más valorado el atractivo físico como indicador de inmuno-competencia y resistencia a las enfermedades. Una alternativa no concluyente de la sociobiología hace referencia a la construcción social del estereotipo: cuando pensamos que alguien es atractivo pensamos que tiene también otras cualidades buenas y nos comportamos de manera acorde con estas expectativas facilitando así su confirmación. Estas expectativas no siempre se cumplen. Feingold dice que mantenemos la idea de que todo lo bueno es bello por tres tipos de explicaciones: • Lo mantienen los medios de comunicación de masas gracias a los atractivos personajes • Los perceptores basándose en unos pocos datos de situaciones concretas generalizan a todo tipo de contextos • Somos víctimas de EFA por lo que sin datos suficientes atribuimos el éxito social de las personas atractivas a su personalidad cuando es más probable que se deba a éxitos externos e inestables. Factores situacionales en la atracción: la semejanza de nuestro interlocutor. Propone que la atracción viene determinada por la similitud de la persona con la que interactuamos, fundamentalmente la similitud de creencias y actitudes aunque también es relevante la igualdad en atractivo físico. La relación entre atracción y similitud actitudinal se apoya en los trabajos de Newcomb y Byrne mediante la realización de cuestionarios de una persona y la manipulación de los resultados de la otra, haciendo que las respuestas de ambos fueran similares, concluyeron que a mayor semejanza entre dos personas mayor atracción entre ambas. • Compromiso amor vacío, sería un “acuerdo de amor” Serrano y Carreño presentan un análisis de la capacidad predictiva de este modelo en la satisfacción y la duración de una relación con una muestra de parejas españolas, lo hacen a partir de lo real y lo ideal de los sujetos. Se siente mayor satisfacción cuando la situación real coincide con la ideal, la intimidad fue el componente más determinante de la satisfacción, la pasión fue importante especialmente en las mujeres y el compromiso parece exigirse más al compañero que a uno mismo (congruencia con Stenberg). Se han interesado por la experiencia emocional que supone el enamoramiento. Dion y Dion analizaron opiniones sobre las reacciones típicas y frecuentes en el enamoramiento encontrando que las preferentes eran respuestas emocionales. Hay altas correlaciones entre ansiedad y experiencias de amor-pasión en adolescentes, también relacionan el amor y las emociones. Al considerar el amor como una emoción podemos explicarlo con estas teorías emocionales Modelo Bifactorial de las Emociones de Schachter y Singer. Si se atribuye la causa de su activación a la presencia de una persona del sexo contrario y para ello el contexto y su significado cultural son determinantes, es posible que el sujeto crea estar enamorándose. Según la hipótesis de transferencia de la activación propuesta por Zillmann la activación inespecífica que se siente (tras lo que sea) podría sumarse a la provocada por un estímulo atractivo intensificándola, la clave está en que el sujeto atribuya al amor toda su activación física. Los resultados se han contrastado favorablemente incluso cuando los sujetos conocen la causa de su activación (podemos explicar porque en las películas de acción siempre acaban enamorándose) Otra explicación es la de los modelos del refuerzo y la teoría de la afiliación: si la presencia de otra persona en una situación donde nos sentimos muy activados ayuda a tranquilizarnos (porque nos ayuda con el problema) esto hará que el compañero se convierta en un refuerzo negativo y por tanto deseable. 3. Apego y relaciones de pareja Darwin en la propuesta evolucionista defiende la importancia de las emociones como una de las principales estrategias que tenían los organismos para adaptarse al medio. Las emociones actuarían como señales internas de alerta para que el organismo pueda responder rápido de la manera más adecuada para la supervivencia. La emoción es un sistema automático con grandes ventajas para el individuo y su información genética. Uno de los momentos clave para la supervivencia especialmente en el humano es la infancia y para asegurar esto se ha desarrollado el apego (desarrollo: Bowbly, conductas exploratorias y conductas de apego) Uno de los resultados principales de las relaciones románticas es asegurar también la supervivencia tanto de uno mismo como de su genotipo parece lógico interpretar muchas de las relaciones sentidas entre adultos en las relaciones románticas desde la hipótesis del apego. Los niveles altos de activación en los primeros estadios de la relación, la seguridad y la felicidad sentida en las relaciones de pareja estables, el miedo el abandono y las reacciones de protesta o apatía con las separaciones son respuestas semejantes a las de la infancia. Cuando somos pequeños vamos formando un mundo de expectativas según el vínculo de apego recibido y esto permanecerá en el apego adulto afectando no solo a las relaciones en la infancia sino también en la edad adulta. La teoría del apego sirve para explicar algunas de las diferencias encontradas en estilos de relaciones de pareja y reacciones ante su disolución. Ainsworth y sus colaboradores distinguen tres estilos de apego infantil que puede extrapolarse a relaciones de adultos: • Estilo seguro organizado por las reglas que permiten reconocer los sentimientos de preocupación y ansiedad tanto propios como de la pareja, facilita la búsqueda de ayuda en los demás. • Ansiedad/ evitación conducirá a tratar de olvidar y no atender a los indicadores de ansiedad, no buscando apoyo social para solucionar los conflictos. • Ansiedad/ ambivalencia dirigiría la atención hacia los sentimientos de ansiedad y buscaría de manera compulsiva la atención de los otros sin ser capaz de abordar los problemas con autonomía. Las consecuencias de estos patrones de interacción formados en los primeros años podría observarse en la edad adulta al ser interiorizados por los sujetos en forma de modelos activos (working models) las creencias de la infancia pasarían a consolidarse y dirigir la formación y mantenimiento de las relaciones sociales adultas especialmente las de pareja. Con esto podemos determinar distintas relaciones de pareja. Hazan y Shaver hallan que el patrón de seguridad determina experiencias amorosas felices, con sentimientos de confianza y emociones positivas, el de rechazo determina una sobre preocupación por las rupturas y falta de confianza y el ambivalente se traduce en experiencia tan excitantes como dolorosa. Según esto podemos definir amor como apego, es decir, como un fenómeno determinado tanto por factores biológicos (primeros años de vida) como por las condiciones sociales y culturales que rodean al sujeto adulto. Collins y Read encontraron que con un estilo de apego seguro confiaban más en los demás, eran más expresivos y tenían una opción más positiva de los otros, les definían como altruistas y confiaban en ellos. Los que tenían un estilo de apego ansioso tenían una visión negativa tanto de sí mismo como de los demás, presentaban niveles bajos de autoconfianza y falta de asertividad, además de tener relaciones amorosas obsesivas y con altos niveles de dependencia. Recogieron información sobre las relaciones entre e estilo de apego y las características buscadas en la pareja del sexo opuesto, los resultados apuntan a la búsqueda de alguien que confirme nuestras expectativas y creencias derivadas del estilo de apego. Simpson, Rholes y Nelligan las mujeres preferían buscar apoyo en su pareja en una situación de ansiedad cuando tenían apego seguro y lo contrario con apego de evitación. Fraley y Shaver aplicaron las teorías de apego a una situación de separación en un aeropuerto 4. El desarrollo de las relaciones amorosas Una vez que empezamos a salir con una pareja, las cosas se complican, Borden y Levinger distinguen tres fases en función de la “intersección” de conducta de los miembros de la pareja • Primera fase: solo hay conciencia de que el otro pueda ser candidato. • Segunda fase: interacción con poca confianza e intimidad, fundamentalmente siguiendo las pautas de roles sociales estructurados. • Tercera fase: conocimiento compartido sobre la pareja y la relación asumiendo responsabilidades sobre el bienestar del otro con reglas privadas de interacción. Uno de los indicadores para saber en qué fase se encuentra una relación es el grado en el que los miembros de la pareja intercambian información de manera recíproca, como uno abren su corazón al otro, se “auto-revela” (self-disclosure). En su teoría de la penetración social Altman y Taylor señalaron que a medida que se desarrolla una relación aumenta el intercambio de información y los tópicos se sustituyen por aspectos más íntimos y privados. En un meta-análisis sobre el self-disclosure Collins y Miller encuentran una clara relación entre esta y la atracción: hablar con los demás de nuestros sentimientos es demostrarles que confiamos en ellos, lo que provoca un aumento de la atracción. Es buen indicador del desarrollo de una relación los temas sobre los que conversamos. Reis y Shaver encontraron que compartir estos sentimientos y emociones en los diálogos es más relevante para predecir el mantenimiento de la pareja que hablar sobre eventos no emocionales, son las mujeres quienes ofrecen más información sobre sus sentimientos. Cuando la relación está ya consolidada los temas de conversación tienden a ser intrascendentes dejando de incluir revelaciones íntimas. El mantenimiento de la pareja se he influido el enfoque de intercambio (es la base en la que uno de los esquemas típicos de relación social descrito por Fiske: el de igualdad) El nivel de intercambio es importante para entender determinadas etapas de la relación de pareja (estabilidad y satisfacción de sus miembros). Un criterio de estabilidad de la relación es la interdependencia medida en que la coordinación de las conductas de los miembros de la pareja y no solo las individuales determina la obtención de recompensas para cada participante. El modelo supone que cada persona invertirá en una relación en función de los beneficios que pueda obtener de ella y a su vez estas recompensas no dependen en exclusiva de las propias conductas sino de su coordinación con las del compañero. Esta es una visión mercantilista del amor según Brehm (una de las que más apoyo experimental ha recibido) El principio de reciprocidad se ha estudiado en el laboratorio con las llamadas matices de resultado que son simulaciones sencillas de situaciones donde las consecuencias de las propias conductas de solución al problema planteado dependen no solo de las opciones personales sino también de las reacciones del otro participante. Un estudio de Surra y Longstreth encuentra una correlación entre la similitud de actividades compartidas y la estabilidad de la relación. A medida que la relación avanza, la reciprocidad inmediata se sustituye por una más diferida, una regla más comunal, en el sentido de dar según las necesidades del otro y esperar recibir solo en la medida que el otro tenga recursos para ofrecerte. Cuando la relación se estabiliza también se aceptan recompensas a largo plazo e incluso pueden llegar a considerarse como beneficios los propios obtenidos por nuestra pareja, se cambia la perspectiva egoísta centrada en mi por una más altruista centrada en la pareja: de un modelo de igualdad a un modelo de comunidad (Fiske). La estabilidad va más allá del nivel de recompensas inmediatas, implica además un contexto más amplio de comparación de manera que sería posible mantener • Dejar pasivamente que la relación se extinga (pasiva- destructiva) Tenemos tres condiciones que parecen determinar la elección de las estrategias: el grado de satisfacción proporcionado anteriormente por la relación, los recursos invertidos y la cualidad de las relaciones alternativas. En dos trabajos empíricos con role-playing escrito y auto-informes se confirmaron las predicciones del modelo. Gottman resume lo que considera los cuatro jinetes del Apocalipsis para las relaciones de pareja: la crítica, la autodefensa, el desprecio y la falta de interés por lo que dice el otro. TEMA 7. LAS NORMAS Y SU CUMPLIMIENTO. Stanley Milgram, tuvo la oportunidad de diseñar un conjunto de experimentos para demostrar que las situaciones de interacción están reguladas por un conjunto de reglas o normas que nos indican los límites del comportamiento adecuado. Según Milgram existen una serie de aspectos que deben tenerse en cuenta para entender hasta donde llega el poder de estas normas sociales: la ansiedad sentida por los experimentadores no era proporcional al daño que podía causar su comportamiento, no existía una historia previa de comunicación entre los participantes, es decir, sus reacciones no fueron la acción coordinada de los miembros de un grupo sino que representaron la necesidad de corregir la situación de un modo espontaneo, finalmente muchas de esas respuestas correctoras tuvieron un carácter normativo ya que consistieron fundamentalmente en especificar cual era la conducta apropiada En resumen, el principal hallazgo de estos experimentos fue demostrar que por muy triviales que sean las normas regulan poderosamente determinadas interacciones que mantenemos en nuestra vida cotidiana, incluso podría ser en lo que se apoya la percepción de cómo se hacen las cosas, algo que parece ser necesario para estabilizar la conducta individual y crear el orden social. 1. El contrato social El término “contrato social” surge con el filósofo Thomas Hobbes quien decía “el hombre es un lobo para el hombre”. A partir de este momento muchos pensadores han tratado de averiguar cómo se organizan los hombres para llegar al contrato social que le salve de la destrucción. Durkheim planteó la necesidad de aludir al concepto de norma social, que es un producto de la sociedad que actúa como freno de las pasiones humanas. Para demostrar su postura utilizó el suicidio. Ante la ausencia de normas, vemos que ante una anomalía los hombres no son capaces de orientarse, lo que provoca frustración y ante situaciones de crisis y tensión pueden dar lugar al suicidio. El concepto de norma puede resultar de gran importancia para entender el comportamiento que tienen las personas a lo largo de la continua interacción - estructura social, todas las facetas de la vida suelen estar atravesadas y cimentadas por normas sociales. 2. Normas implícitas y normas explícitas. Ellster tras analizar las causas de los comportamientos regulares y uniformes enumeró los siguientes conceptos: • Normas sociales: normas compartidas por otras personas y parcialmente sostenidas por la aprobación y desaprobación de esas personas (respetar los turnos en una cola) • Normas morales: obligaciones y prohibiciones que no depende de la aprobación social (evitar pensamientos obscenos) • Normas privadas: reglas que se imponen las personas para vencer sus propias debilidades (dejas de fumar) • Normas legales: van acompañadas de un sistema formal de sanciones. (respetar el límite de velocidad) • Los hábitos: comportamientos que por una ejecución repetida se automatizan (mirar a la izquierda antes de cruzar) • La tradición: conjunto de comportamientos imitados y repetidos a lo largo del tiempo por personas diferentes (bailes y trajes regionales) • Las reglas cognitivas: modos racionales de pensar y actuar (en caso de duda acudir a la taquilla de información) Estas categorías no son excluyentes entre sí y tampoco abarcan todas las posibilidades pero sí configuran una lista bastante extensa de los términos que pueden estar más o menos relacionados con el concepto de norma. Una forma de enfrentarse a la confusión que genera definir la norma es: el grado en que la norma es explícita (dada a conocer formalmente a todo el grupo social afectado) o implícita. La diferencia entre la norma explícita o implícita no alude solamente a su grado de publicidad sino también al grado en que la norma supone sanciones y al grado en que es aceptada por todos los miembros del grupo. Garfinkel pidió a sus alumnos que se comportaran haciendo caso solo a las normas explícitas, el resultado fue que sus padres y amigos pensaban que estos chicos se habían vuelto locos. Scheff denominó a estas reglas residuales para indicar que las reglas o normas implícitas persisten una vez que las normas explícitas y formales han sido eliminadas del análisis. Scheff dijo que las normas implícitas deben cumplir al menos dos criterios: • La gente debe estar de acuerdo sobre su existencia. • No se hacen conscientes hasta el momento en que se transgreden. En el polo opuesto están las normas formales, cuya existencia no depende del acuerdo social sino de las instituciones tienen la oportunidad de crearlas mediante ciertos procedimientos y mantenerlas a través de un sistema de sanciones formales. En contraste con las otras las normas formales pueden continuar existiendo a pesar de que la mayoría de las personas no estén de acuerdo con ellas y no es necesario transgredirlas para que seamos conscientes de su existencia. Gibbs estableció una tipología cuyos principales criterios son: • Grado en que las expectativas que genera la norma son compartidas por todo el grupo. • Probabilidad en que las conductas relevantes para la norma en cuestión estén sometidas a sanciones. Gibbs se encuentra con la definición de norma que proporciono Homans: “una norma es una idea que ocupa la mente de los miembros del grupo, la idea puede expresarse en forma de un juicio en el que se especifica lo que los miembros o los demás hombres, en determinadas circunstancias, debieran hacer o se espera que se haga. Un juicio del tipo descrito solo constituye una norma si cualquier desviación de la conducta real con respecto a ella es seguida por algún castigo.” 3. La norma como uniformidad. La norma como uniformidad conductual es una de las líneas psicosociales más antiguas, el principal promotor fue Floyd Allport, para este autor, la norma es el resultado de un conjunto de fuerzas de carácter muy diverso y otros factores de tipo social. Identificó la norma con el fenómeno de la obediencia, que podía medirse mediante el número de veces que se repetía una conducta. De esto se obtenía una distribución con forma de J girada, lo que nos indica que los individuos tienden a agruparse en el extremo izquierdo de la distribución: el que implica el cumplimiento de la norma. El pico de la distribución de obediencia representa el punto donde se equilibran las fuerzas de las necesidades biológicas- personales y de los factores de influencia social. Allport por tanto identificó la norma con el comportamiento uniforme y la definió en términos estrictamente gráficos. Las ideas de este no han gozado de gran popularidad debido a la crisis del conductismo y al carácter tautológico que posee su propuesta: existe la norma porque hay obediencia y existe la obediencia porque hay norma. Sobre las fuerzas de tipo social se centró el fenómeno de la conformidad creada por Asch que desarrolló un paradigma experimental en el que un sujeto experimental se veía influido por la opinión mayoritaria a pesar de que sea incorrecta, descubriendo que una de las fuerzas a las que se refería Allport era el comportamiento uniforme. 4. Norma y necesidades grupales. El funcionalismo es una perspectiva clásica que considera que la estructura social es un conjunto de instituciones que están formadas por una serie de repertorios normativos que satisfacen determinada función. La relación entre esta concepción y el problema del origen de las normas la estableció el sociólogo William Sumner. Para Sumner la vida es un continuo esfuerzo por satisfacer cuanto antes las necesidades de cada momento, por lo que los humanos realizan ensayo y error. A lo largo de la historia se van desarrollando una serie de comportamientos adaptativos, que posteriormente se extienden hasta convertirse en usos populares. A continuación surgen, las costumbres ancestrales (folkways) durante un tiempo determinado la gente adquiere la convicción de que estos son indispensables para el desarrollo de la sociedad, es la adición de este elemento de bienestar lo que convierte a los usos en costumbres (mores). Finalmente se crean una serie de instituciones cuya función es preservar las costumbres que han resultado útiles para el bienestar social. La transición entre costumbre e instituciones conlleva necesariamente la creación de leyes. Para Sumner lo usos son soluciones compartidas por la comunidad a los problemas de los miembros de esta cuando se enfrentan al entorno físico y social que les rodea, esos usos por repetición se convierten en normas de conducta genéricamente aceptadas cuyo carácter regulador es poco marcado pero se acentúa debido a la que la comunidad los asocia con criterios de bondad y maldad, para alcanzar esto se apoya en las leyes. Además existen dos aspectos que resultan cruciales para explicar el fenómeno del cumplimiento: la certeza que se tenga de que se puede ser castigado y lo severo que resulte el castigo Este planteamiento tiene una serie de limitaciones: • Estos modelos tratan sobre cómo entienden las personas las sanciones y la probabilidad de verse sancionados. No es suficiente con obtener los factores objetivos. • Las ecuaciones matemáticas no pueden o no suelen incluir ciertas relaciones paradójicas que existen entre los factores e certeza y severidad del castigo. • Nadie duda de la influencia de las expectativas en el comportamiento pero hay evidencias de que las personan no combinan la información de manera tan racional como lo hacen las formulaciones de la teoría de la disuasión. Carroll encontró que las personas prestan más atención a las posibles ganancias que a los posibles riesgos en el crimen En resumen, se puede afirmar que los factores establecidos por la teoría de la disuasión no son suficientes para explicar por qué las personas cumplimos las normas. • Juicio moral y norma Sin negar, que ciertos aspectos de la situación ejercen influencia sobre el comportamiento de las personas, estas también las personas realizan juicios de carácter normativo sobre lo que está bien y mal. Tyler y Lind señalan que los esfuerzos de un grupo por sobrevivir les llevan al establecimiento de normas y autoridades con responsabilidad y capacidad para tomar decisiones, el éxito que tengan en el ejercicio de sus funciones dependerá de que los demás perciban que tienen derecho a ejercerlas. Realizando una extrapolación de lo dicho por estos autores, decimos que esto es lo que pasa en los países democráticos. Ahora bien, estas funciones pueden desempeñarse de muchos modos, y las relaciones de las personas afectadas pueden ser también muy diferentes. Tras revisar cinco estudios, Tyler encontró que la correlación medida entre los auto-informes de cumplimiento y los juicios morales de las normas era igual a 0,45. Esta correlación nos indica que los juicios de tipo moral parecen jugar un papel importante a la hora de predecir el mayor o menor cumplimiento de la norma. ¿Por qué los juicios influyen en el comportamiento? Schwartz parte de la base de que las personas queremos sentirnos bien con nosotros mismos, por lo tanto no necesitamos sentir la amenaza de la sanción, sino que nosotros mismo desarrollamos una serie de normas personales que guían nuestro comportamiento. Dicho en otras palabras, en la medida en que seamos congruentes con nuestros valores o normas personales, nuestra autoestima no se verá perjudicada. En muchas ocasiones aplicamos nuestros propios juicios morales a otros lo que tiene consecuencias emocionales cuando las aplicamos a otros y a nosotros mismos. Vamos a comentar brevemente esta doble faceta de los juicios normativos. Bernard Weiner (1995) dedicó gran parte de su obra a la “atribución de la responsabilidad”. Señaló que esta depende de que se atribuyan a causas personales y controlables la ocurrencia de un suceso y de que no se perciban circunstancias atenuantes. Este proceso se encuentra muy relacionado con el comportamiento normativo ya que influye poderosamente sobre la expresión de la crítica o censura social. A su vez, se ve influenciado por otros muchos procesos psicológicos. Acabamos de explicar qué es lo que pasa cuando aplicamos las normas morales sobre los otros, pero ¿qué pasa cuando lo hacemos sobre nosotros mismos? Cuando transgredimos una norma aparecen dos sentimientos consecuencia del sentido de la responsabilidad: • Vergüenza: deriva del miedo a ser rechazado, afecta al apropia identidad, se relaciona con sentimientos de abatimiento e indefensión. • Culpa: deriva de la conciencia de haber realizado un comportamiento que viola los estándares personales, se relaciona con sentimientos de agitación y arrepentimiento, suele producir comportamientos de rectificación o arreglo. • Atención y norma. Cialdini, Kallgren y Reno han desarrollado un nuevo modelo sobre el comportamiento normativo. Las personas tenemos dos tipos de referencias normativas: • La percepción de lo que la mayoría de las personas aprueba o desaprueba normas prescriptivas. • La percepción de cuál es la conducta que llevan a cabo quienes nos rodean normas descriptivas. La existencia de estos dos tipos de normas permite que surjan situaciones de conflicto. Lo que suponemos que está socialmente aprobado no coincide con el comportamiento que observamos en las personas que nos rodean. Entra en un aseo público donde en un cartel ponía “antes de salir apague la luz. No dejar toallas tiradas” (norma prescriptiva) cuando usted llega está luz apaga pero todas las toallas en el suelo. Cuando sale del baño, tiene dos opciones: • Atender a la norma prescriptiva: apagar la luz y no tirar la toalla al suelo la mayoría de las personas del experimento tomaron esta alternativa. • Atender a la norma descriptiva: apagar la luz y tirar la toalla al suelo. TEMA 8. CULTURA Y COMPORTAMIENTO SOCIAL. 1. ¿Hay una sola Psicología Social? Las diferencias que podemos encontrar entre distintas culturas son profundas, incluso en temas tan comunes como el amor romántico y la violencia. ¿Qué puede haber detrás de esas diferencias? Las personas no sólo están viviendo situaciones diferentes. También, las representaciones y sus elementos simbólicos son diferentes. Morris y Peng hicieron una comparación de cómo los periodistas norteamericanos y chinos expresaban la misma noticia. Se comprobó que los norteamericanos tendían a las explicaciones disposicionales (personalidad, cosas estables) mientras que los chinos tendían a las explicaciones situacionales (emociones, crisis contextuales) Con esto propusieron el error de atribución disposicional. Es ua teoría extendida en culturas occidentales, donde se da el máximo valor al individuo. Sin embargo, en la cultura oriental donde tiene más importancia el contexto, evitan en mayor medida el sesgo disposicional. Estos resultados nos muestran que debemos tener cuidado con las generalizaciones, ya que ni siquiera toda la población de un mismo país es homogénea. Sims y Baumann, realizaron un estadio en EEUU para ver dónde se producían más catástrofes a consecuencia de tornados. Estos dos autores observaron lo siguiente: • Sur mayor creencia en Dios menos medidas de prevención más catástrofes. • Norte menos creencia en Dios atribución de la responsabilidad más medidas de prevención menos catástrofes. Este es tan solo uno de los estudios que nos muestra las diferencias regionales, es fácil imaginar lo que ocurrirá si comparamos países distintos. La Psicología social ha tratado de replicar los experimentos de la psicología clásica lo que ha dado lugar a tres tipos de resultados: • Resultados similares. • Resultados diferentes: crítica de teorías. • Resultados diferentes: búsqueda de por qué. debemos averiguar por qué los sujetos tienen comportamientos distintos. Hay que determinar qué factores o dimensiones están causando esas variaciones. ¿Debe, pues, hacerse una Psicología Social para cada país? Se ha visto que los datos obtenidos por los norteamericanos y los europeos no coindicen en gran medida con estudios de otros países no occidentales. Entonces, ¿pueden existir fenómenos psicológicos universales? Por el momento no, ya que debemos tener en cuenta el concepto de cultura. 2. Cultura. ¿Dependen los fenómenos y conceptos psicosociales de la cultura? La cultura es particularismo colectivo, ciertos grupos se diferencian de toros en su forma de comprender la realidad y expresarla, a través de su conducta. Se entiende que la cultura es un producto de las acciones humanas. Esta visión de la cultura, tiene tres consecuencias: • No tiene sentido estudiar la relación entre cultura y psicología como el estudio de los efectos de la cultura en la psicología. La cultura es para el hombre lo que el agua para el pez, ninguno de ellos puede salir de su medio. • La cultura no es solamente un conjunto de ideas o valores. Comprender también las acciones y productos que hacen reales tales ideas. Brujería. • La cultura debe ser considerada como un sistema dinámico y cambiante, las personas y las ideas viajan constantemente a grandes distancias, difuminando las barreras geográficas. La comprensión y predicción de la conducta pasa por el estudio de un conjunto de factores interpretativos y situaciones, que en términos colectivos dan lugar a la cultura. El misterio radica, en comprender cómo un conjunto de situaciones que establecen fuerzas tan
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