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resumen literatura siglo XX, Resúmenes de Historia de España

Resumen literatura siglo XX(2022-2023)

Tipo: Resúmenes

2022/2023

Subido el 07/05/2023

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mario-ibanez-2 🇪🇸

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¡Descarga resumen literatura siglo XX y más Resúmenes en PDF de Historia de España solo en Docsity! * Actividades finales de comprensión * Guía de lectura: Antologíá poética de Antonio Machado 9. Modernismo y 98 Presentamos un fragmento de un artículo de Pedro Salinas, poeta de la Generación del 27, so- bre las dos direcciones que distingue en la literatura hispánica de principios de siglo. Modernismo 98 [...] Porque, salvo en algún caso excepcional, todos los nuevos escritores participan en su es- tructura espiritual de esos dos elementos constitutivos de la generación, y son un tanto «98», y no tanto «modemistas». Lo que varía, únicamente es la proporción. Así tomada, como una integra- ción de los dos impulsos, la generación del novecientos trasciende del simple carácter de una escue- la literaria y se nos presenta con mayores proporciones. Es en realidad una nueva actitud del artista y del intelectual español, ante los problemas espirituales que con tanta urgencia le acosan en esta fe- cha histórica. Un nuevo modo de pensar corre parejo con un modo nuevo de sentir. Tras ellos ven- drá, irremisible, otra manera de escribir, otra literatura. Afinar nuestra sensibilidad, esta es la misión nueva, dirá Azorín. Aprender a pensar con más rigor y severidad, defenderá Ortega y Gasset. Es- 10. cribir con más arte y más gracia, será el lema de Valle-Inclán. La novedad y riqueza de la litera- tura de 1900 está precisamente en proporción con esa variedad de afluencias que concurren a cada cual con su caudal propio, a la formación de un espíritu literario mucho más complejo, profundo y refinado que el de la generación anterior. Pedro Salinas: Ensayos completos. Madrid. Taurus, 1983. Restos del crucero acorazado Maine tras la explosión en el puerto de La Habana en 1898. Su hundimiento fue la causa que esgrimió EE.UU para declarar la guerra a España. xPasaldelamente, se producirá la crisis de la Restauración (AbkfonsorXbirasciende al trono Y Mantiene uns 1stema, bipartidisita)»* en ambos casos teniendo en cuenta las circunstancias históricas del momento? C. ¿Qué recuerdas de los escritores que se nombran en el texto. D. Relaciona la imagen con el texto de Salinas. Literatura 5 ● Actividad En el siguiente fragmento, extraído de El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, asistimos a un retrato conciso y devasta- dor de la realidad española de principios de siglo. Las costumbres de Alcolea eran españolas puras, es decir, de un absurdo completo. El pueblo no tenía el menor sentido social; las familias se metían en sus casas, como los trogloditas en su cueva. No había solidaridad; nadie sabía ni podía utilizar la fuerza de la asociación. Los hombres iban al trabajo y a veces al ca- sino. Las mujeres no salían más que los domingos a misa. Por falta de instinto colectivo, el pueblo se había arruinado. Pío Baroja: El árbol de la ciencia. Alianza, Madrid, 2002. Este texto de Azorín es buena muestra del redescubrimiento del paisaje español, otra peculiaridad generacional. En Sevilla ¿No os habéis despertado una mañana, al romper el día, después de una noche de tren, cansados, enervados, llenos aún los ojos del austero paisaje de La Mancha, frente a este pueblo que un mozo de estación con voz lenta, plañidera, melódica, acaba de llamar Lora del Río? Asomaos a la venta- nilla del coche; tended vuestras miradas por la campiña; el paisaje es suave, claro, plácido, confortador, de una dulzura imponderable. Ya no estamos en las estepas yermas, grises, bermejas, gualdas, del interior de España; ya el cielo no se ex- tiende sobre nosotros uniforme, de un añil intenso, desespe- rante; ya las lejanías no irradian inaccesibles, abrumadoras. Son las primeras horas del día; una luz sutil, opaca, cae sobre el campo; el horizonte es de un color violeta nacarado; cie- rra la vista una neblina tenue. Y sobre este fondo difuso, dul- ce,sedante,destacan las casas blancas del poblado y se perfila pina, gallarda, aérea, la torre de una iglesia, y emergen, acá y allá, solitarias, unas ramas curvadas, unas palmeras. ¿Qué hay en este paisaje que os invita a soñar un momento y trae a vuestro espíritu un encanto y una sugestión honda? ¿Es el pueblo que se columbra a lo lejos, bañado por esta luz difusa de la mañana? ¿Son las paredes blancas que irradian ilu- minadas por el sol que ahora nace? ¿Es ese hálito profundo de sosiego que en este punto respiramos? José Martínez Ruiz, Azorín: Los pueblos. Obras completas. Aguilar, Madrid, 1975. 1. Localiza y explica los rasgos temáticos y estilísticos propios del Grupo del 98 que se manifiestan en ambos textos. 5 10 15 5 1.2. El Modernismo Movimiento general propio de esta época (y que engloba al Grupo del 98), el Modernismo supuso la reaparición de la angustia característica de la literatu- ra romántica europea, sentimiento que pareció declinar gracias a la fe del XIX en el racionalismo, pero que renace tras quedar demostrado que no todo puede ba- sarse en la razón. Se acude a la poesía para rememorar los felices momentos pa- sados: la niñez, los paraísos perdidos, los jardines… Principales tendencias del Modernismo La estética modernista halla su momento de máximo esplendor a comienzos del siglo XX. Iniciado «oficialmente» por Rubén Darío en 1888 con la publicación de Azul, el Modernismo supone la integración de diversas tendencias que se habían desarrollado a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, en especial del Simbolis- mo y del Parnasianismo, de origen francés. Las raíces estéticas del Modernismo AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 198 Modernismo y 98 ¿Qué es el símbolo? El símbolo se diferencia de la metáfora en que ésta sustitu- ye a algo preexistente (perlas por dientes), mientras que el símbolo se crea para nombrar una realidad que carece de nombre. El símbolo señala lo no designado, lo inefable. Pe- ro como el poeta necesita usar palabras que se entiendan, tie- ne que recurrir a términos co- tidianos, a los que dota de un sentido del que carecen en la lengua común. El artista ofre- ce ciertas claves de interpre- tación para entender el texto. Juan Ramón Jiménez escribe: El Poema ¡No le toques ya más, que así es la rosa! El título nos da una clave. El pronombre le hace referencia a dicho poema. «No le toques más, no lo cambies, puesto que ya hemos llegado a la perfec- ción». Y a ese poema perfec- to con el máximo de expresividad y el mínimo de palabras lo llamaremos «ro- sa». Se ha expresado un sím- bolo. 6 son, pues, variadas, y encuentran su punto de unión en el deseo evidente en los es- critores de habla hispana de crear un lenguaje nuevo. Para ello se acude a fuentes diversas: la poesía de los estadounidenses Walt Whitman y Edgar Allan Poe, el Prerrafaelismo británico, el Decadentismo de D'An- nunzio… Tampoco se pueden obviar las fuentes hispánicas: Berceo, Manrique, los cancioneros… El Modernismo es un movimiento envolvente que acumula elementos de distinta procedencia y los hace suyos. Considerando esta cuestión, establecere- mos las principales tendencias del Modernismo. Modernismo canónico o parnasiano El Modernismo canónico deriva del Parnasianismo, movimiento liderado por Leconte de Lisle. Los temas más cultivados por estos autores son los siguientes: – Escapismo. Implica la evasión del mundo real por medio del ensueño. El poeta escapa y nos traslada, bien a espacios lejanos y exóticos o bien a otra época (el Medievo o la niñez). Hay también referencias a la mitología clásica. Abundan elementos propios de un mundo elegante y exquisito: dioses, nin- fas, centauros, caballeros, odaliscas, pagodas y viejos castillos, salones versa- llescos, jardines perfumados, cisnes y camellos, flores de loto, marfiles y piedras preciosas… Subyace la idea de que el arte (imaginación, magia) supera a la vi- da (vulgar y despreciable) y ésta debe imitarlo. – Cosmopolitismo. Es un aspecto más del deseo de evasión. Además, aporta a los modernistas un sentido aristocrático. París, símbolo del cosmopolitismo y la bohemia, se convierte en la capital del Modernismo. – Desazón romántica. Se exaltan las pasiones y lo irracional: el misterio, lo fantás- tico. No faltan manifestaciones de tedio y de profunda tristeza, de lo otoñal, de lo crepuscular, de la noche… La melancolía es un sentimiento muy característico. – Amor y erotismo. Se escriben poemas de amor delicado, pero también otros de intenso erotismo: los primeros, de amor imposible; los segundos, de desenfreno. – Temas americanos. Complementarios del cosmopolitismo, son una muestra más de la tendencia a la evasión hacia el pasado legendario, hacia los mitos in- dígenas. En Hispanoamérica esta línea será capital. – Lo hispánico. Este tema se acentúa (sobre todo en Hispanoamérica) al ad- vertir el protagonismo de los Estados Unidos. Se reivindica lo español frente a los valores culturales norteamericanos. En cuanto a la forma, la estética modernista se plasma en: – la búsqueda de efectos sensoriales que provoquen el goce de los sentidos. La sinestesia es el principal recurso de esta preocupación formal; – el lenguaje poético se enriquece y la palabra adquiere significación vital. Se cuidan el sonido, el ritmo, la referencia histórica o cultural y los valores sim- bólicos. Se intenta renovar el significado de las palabras usuales y crear un lé- xico específico para la poesía. La métrica también se renueva. Modernismo simbolista La segunda línea del Modernismo deriva del Simbolismo francés y enlaza con poe- tas como Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé o Verlaine. Lo esencial es la sugerencia (de ahí la importancia de la música) y el poder evocador de las palabras. El didactismo queda totalmente desterrado (Edgar Allan Poe hablaba de la «herejía del didactismo»). AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 199 Literatura 7 Ahora la evasión no se dirige hacia mundos lejanos, sino hacia el mundo interior del poeta. Después de la interiorización, el escritor vuelve sus ojos al mundo exte- rior. Se descubre el paisaje, en realidad símbolo de la Historia o del poeta. Los autores españoles, influidos por el simbolismo de Verlaine y por el intimis- mo becqueriano, suelen pertenecer a esta línea del Modernismo, más simbolista que la hispanoamericana. Métrica modernista La métrica modernista se caracteriza por la experimentación y la renovación: – Uso de los versos alejandrinos, dodecasílabos y eneasílabos, escasos en la tra- dición poética anterior. – Introducción de novedades en las estrofas clásicas: • Sonetos en alejandrinos, con serventesios en lugar de cuartetos. • Sonetillos (sonetos de arte menor). • Silva: además de los clásicos endecasílabos y heptasílabos, se emplean tam- bién pentasílabos y eneasílabos. • Romances en versos heptasílabos, eneasílabos y endecasílabos. • Aparición del verso libre en las últimas etapas del Modernismo por influjo del norteamericano Walt Whitman. • Intentos de crear una poesía basada en pies métricos al estilo de la poesía latina. ● Actividades Adelfos Manuel Machado: «Alma», en La poesía española. Círculo de Lectores, Barcelona, 1991. 2. Realiza un análisis métrico de este poema y explica sus rasgos modernistas. 3. Analiza las figuras estilísticas. 4. ¿Podemos considerar el poema como decadentista? Justifica tu respuesta. ¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido. No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud. Un vago afán de arte tuve… Ya lo he perdido. Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud. De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo. No se ganan, se heredan elegancia y blasón… Pero el lema de casa, el mote del escudo, es una nube vaga que eclipsa un vano sol. Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme lo que hago por vosotros hacer podéis por mí… ¡Que la vida se tome la pena de matarme, ya que yo no me tomo la pena de vivir!… Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer… De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna. ¡El beso generoso que no he de devolver! Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron –soy de la raza mora, vieja amiga del sol– que todo lo ganaron y todo lo perdieron. Tengo el alma de nardo del árabe español. Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer… Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna… De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer. En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos… y la rosa simbólica de mi única pasión es una flor que nace en tierras ignoradas y que no tiene aroma, ni forma, ni color. Besos, ¡pero no darlos! Gloria… ¡la que me deben! ¡Que todo como un aura se venga para mí! Que las olas me traigan y las olas me lleven y que jamás me obliguen el camino a elegir. 5 10 15 20 25 30 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 200 Modernismo y 98 ¿Qué es la poesía pura? La poesía pura se caracteriza por la esencialidad, la abstrac- ción y la eliminación de todo lo anecdótico. Es el resultado de un proceso selectivo, depu- rador y despersonalizador que trabaja constantemente la pa- labra. Bi og ra fí a 10 2.2. Juan Ramón Jiménez Obra El propio Juan Ramón Jiménez propuso dos clasificaciones de su obra: – En Eternidades (1916) divide su producción en cuatro etapas: poesía pura, eta- pa modernista, etapa de progresiva simplificación y poesía desnuda. – Posteriormente, la clasifica en tres etapas, aunque la producción de Juan Ra- món se caracteriza por una clara unidad, fruto de su afán revisionista: • Etapa sensitiva (hasta 1916, fecha de Diario de un poeta recién casado). Se distinguen, a su vez, dos momentos: ◗ Primeros libros. Obras teñidas de tristeza muy influidas por Bécquer y por los simbolistas franceses. Se incluyen en esta época títulos como Arias tristes, Jardines lejanos o Elegías. ◗ En un segundo momento, aparecen los temas típicos del Modernismo, pero tratados de forma personal: la belleza, el amor, los pájaros, las flores. Destaquemos La Soledad sonora (1911), Poemas májicos y dolientes (1909- 1911), Poemas agrestes (1910-1911), Sonetos espirituales (1914-1917) y Es- tío (1915), en los que se aprecian rasgos de mayor depuración. En prosa poética escribe por entonces Platero y yo, visión armónica del hombre y de la naturaleza a través de la cual cuenta sus vivencias en Moguer. • Etapa intelectual (1916-1936). Es una poesía más conceptual y compleja que la anterior, dedicada a la minoría siempre. Los títulos más significativos son Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades (1916-1917) y Pie- dra y cielo (1917-1918). Se trata de poemarios de raíz simbolista en los que el poeta siente deseos de renombrar las cosas para descubrir su pureza ori- ginal. De ahí la llamada a la intelijencia para que le dé el nombre exacto de las cosas. Destaca la presencia del mar, símbolo del eterno tiempo presente, de la unidad del cosmos, del ansia de eternidad. • Etapa suficiente. Formada, entre otras, por Animal de fondo (1949) y Dios deseado y deseante (1957). Nos presenta un poeta obsesionado por el tema de la vida poética, de la eternidad, del deseo de trascendencia en su obra. El escritor-poeta se vuelve poesía, se crea a sí mismo al escribir: es un dios por- que crea, es creador (dios deseante); también es un dios a partir de lo que ha creado (dios deseado). Estilo Para Juan Ramón la poesía es belleza, conocimiento y ansia de eternidad: – Belleza. La búsqueda y la expresión de lo bello lo convierten en un poeta cons- cientemente minoritario. Se ha hecho famosa la dedicatoria de sus obras: A la minoría siempre. – Conocimiento. Su poesía implica un intenso deseo de profundizar en el au- téntico ser de las cosas, en su esencia íntima. Emplea el símbolo. – Ansia de eternidad. El poema, eterno y perdurablemente bello, sobrevive a la muerte. El poeta se hace eterno al escribir, ya que vive en la memoria. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958) Nace en Moguer (Huel- va) y marchará a Sevilla y Madrid (a «luchar por el Modernismo») y Bur- deos (en un sanatorio mental, tras la muerte de su padre), aunque regre- sa a Moguer en 1905. Se casa con Zenobia Cam- prubí en 1916. Recibe el Premio Nobel en 1956. Tres días más tarde, mue- re Zenobia y sólo dos años después, fallece Juan Ra- món en Puerto Rico. AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 203 11 Literatura ● Actividades Seleccionamos dos poemas de Juan Ramón. El primero recoge un motivo recurrente en su producción: la muerte. El viaje definitivo …Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas la tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostálgico… Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando. Juan Ramón Jiménez: Antología de la poesía española del siglo XX, 1890-1936. Alianza, Madrid, 1995. La relación entre la palabra y la poesía es otro tema muy cultivado. Juan Ramón es partidario de emplear la grafía «j» para todos los sonidos fricativos velares. De ahí la ortografía singular del escritor. ¡Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas! Que mi palabra sea la cosa misma, creada por mi alma nuevamente. Que por mí vayan todos los que no las conocen, a las cosas; que por mí vayan todos los que ya las olvidan, a las cosas; que por mí vayan todos los mismos que las aman, a las cosas… ¡Intelijencia, dame el nombre exacto, y tuyo, y suyo, y mío, de las cosas! Juan Ramón Jiménez: Eternidades, en Antología poética. Cátedra, Madrid, 1999. 7. Describe la métrica y la rima de los dos poemas. 8. Localiza y explica los recursos propios de los diversos niveles lingüísticos. 9. Explica el sentido de los versos de Juan Ramón, teniendo en cuenta su concepción poética. 5 10 15 5 10 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 204 12 Modernismo y 98 2.3. Antonio Machado Obra Lo mejor de su obra lírica se encuentra en sus dos primeros libros: – Soledades, Galerías y otros poemas (1907). Esta primera obra pertenece al Modernismo simbolista. Trata los temas del paso del tiempo, la melancolía, Dios y, sobre todo, la muerte, una constante en su obra. Se vale de algunos símbolos como la tarde o la fuente, que encierran su concepto de tiempo. – Campos de Castilla (1912). A los temas anteriores, se une el de Castilla. Se observan descripciones subjetivas de paisajes y una actitud crítica (atra- so y pobreza, denuncia de los problemas del país…). También apreciamos hermosas composiciones dedicadas a su mujer, Leonor, en las que a través del paisaje se muestra el estado de ánimo del poeta. En poemas posteriores se irá acrecentando la crítica social, hecho que le va- lió la admiración de los poetas de posguerra. Hoy en día se está revalorizando la poesía intimista de su primera época. Machado escribió también teatro y prosa. Al primer género corresponde La Lo- la se va a los puertos, escrita junto a su hermano Manuel. En cuanto a sus escritos en prosa, sobresale Juan de Mairena, conjunto de reflexiones que el maestro que da nombre a la obra ofrece a sus alumnos sobre los más diversos temas. Son conocidos sus comentarios en torno al lenguaje poético, en los que expresa la necesidad de aban- donar el retoricismo vacío en busca de la sencillez expresiva y del lenguaje vivo: – Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: Los eventos consue- tudinarios que acontecen en la rúa. El alumnos escribe lo que le dicta. – Vaya usted poniendo esto en lenguaje poético. El alumno después de meditar, escribe: Lo que pasa en la calle. – No está mal. Antonio Machado: Juan de Mairena. Alianza, Madrid, 2004. Temas – El tiempo es, tal vez, la preocupación principal de Machado; el poeta crea distintos símbolos: la fuente, el reloj, el agua, el camino… Le preocupa el tiempo que fluye, que pasa, pero que siempre es igual a sí mismo: niños, fuentes, corrientes, norias… Machado definió la poesía como palabra esencial en el tiempo. Así, la esencia del ser humano se encuentra, precisa- mente, en su conciencia temporal. Mediante el lenguaje poético se capta lo propio de las cosas en su devenir. Bi og ra fí a ANTONIO MACHADO (1875-1939) Nace en Sevilla. A los ocho años se trasladó a Madrid. Visitó en varias ocasiones París, donde conoció la obra de los simbolistas franceses (Paul Verlaine). Fue Catedráti- co de Francés en Soria (donde se casó con Leo- nor) hasta la temprana muerte de su mujer. De- seoso de abandonar So- ria, solicita traslado y es destinado a Baeza (Jaén). Más tarde, marcha a Se- govia. Firme partidario de la República, debió exi- liarse a Colliure (Francia) durante la Guerra Civil, y allí murió. 5 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 205 Literatura 15 La poesía de Konstantinos Kaváfis Uno de los poetas europeos con mayor repercusión en la literatura del siglo XX es el griego Konstantinos Kavafis (Alejandría, 1863-1933), si bien su obra no se conoció fuera de Grecia hasta después de su muerte. La poesía de Kaváfis recupera temas de la antigüedad grecolatina y canta con frecuencia al amor, adelantándose a su tiempo al tratar el tema de la homosexua- lidad. Su estilo no le hizo muy popular en sus comienzos: moderado empleo de figuras retóri- cas, uso de la lengua popular y absoluta perfección estética. Pero se convertirá en un referente de la poesía europea a partir de los años sesenta; su influjo será muy notable en los poetas no- vísimos españoles y en el movimiento culturalista, como veremos en el tema 12. Ítaca Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias. No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes, ni la cólera del airado Posidón. Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta si tu pensamiento es elevado, si una exquisita emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo. Los lestrigones y los cíclopes y el feroz Poseidón no podrán encontrarte si tú no los llevas ya dentro, en tu alma, si tu alma no los conjura ante ti. Debes rogar que el viaje sea largo, que sean muchos los días de verano; que te vean arribar con gozo, alegremente, a puertos que tú antes ignorabas. Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia, y comprar unas bellas mercancías: madreperlas, coral, ébano, y ámbar, y perfumes placenteros de mil clases. Acude a muchas ciudades del Egipto para aprender, y aprender de quienes saben. Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar allí, he aquí tu destino. Mas no hagas con prisas tu camino; mejor será que dure muchos años, y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino. No has de esperar que Ítaca te enriquezca: Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje. Sin ellas, jamás habrías partido; mas no tiene otra cosa que ofrecerte. Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado. Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas. Konstantinos Kavafis: «Poemas», en Historia de la literatura universal. Planeta, Barcelona, 1991. G ra nd es a ut or es d e la li te ra tu ra e ur op ea 5 10 15 20 25 30 35 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 208 Modernismo y 98 16 3. La narrativa a principios del siglo XX: novela noventayochista Si la lírica en los inicios del siglo XX viene marcada por el Modernismo, en el terreno de la ficción narrativa y de la prosa serán los hombres del Grupo del 98 los que sobresalgan. En todos ellos se observan similares sentimientos: angustia, obsesión existencial por el paso del tiempo y por la muerte, y preocupación por el presente y el futuro de España. El tema de España y la preocupación exis- tencial están en la base de esta narrativa. El tema de España A finales del siglo XIX se consuma la decadencia internacional de España. La independencia de Cuba y Filipinas (el desastre del 98) supone la constatación de que nuestro país deja de ser una gran potencia. El antiguo Imperio Español, fraguado en el Siglo de Oro, se ha perdido definitivamente. Este hecho provo- ca que nuestros intelectuales, incluidos en el Grupo del 98, se pregunten por las causas de la decadencia y la necesidad de regenerar el país. Así, las refle- xiones en torno al tema de España son frecuentes en multitud de obras del mo- mento. En este sentido, Castilla se convierte en la representación de los valores esenciales del alma española. En realidad, el tema de España no es nuevo en nuestras letras: ya estaba pre- sente en Cervantes, Quevedo (Miré los muros de la patria mía…), Feijoo, Cadal- so, Larra… Durante todo el siglo XX, se convertirá, por diferentes motivos, en una constante: la Guerra Civil, el exilio, la Dictadura, la Transición… La preocupación existencial Los protagonistas de estas novelas suelen reflejar un trasfondo filosófico de raíz existencial, fruto de las preocupaciones de sus autores. Son –unos y otros– seres in- vadidos por una angustia que les llevará a plantearse problemas religiosos. Baroja se declarará siempre ateo; Azorín y Maeztu, por su parte, evoluciona- ron desde el agnosticismo hasta el catolicismo de su madurez; Unamuno vive una tragedia íntima y literariamente muy fructífera: la lucha entre la razón y la necesidad de creer, entre Dios y la nada. Tú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo. […] Miguel de Unamuno. Castilla Tú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo, Tierra nervuda, enjuta, despejada, madre de corazones y de brazos, toma el presente en ti viejos colores del noble antaño. Con la pradera cóncava del cielo lindan en torno tus desnudos campos, tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro y en ti santuario. Es todo cima tu extensión redonda y en ti me siento al cielo levantado, aire de cumbre es el que se respira aquí, en tus páramos. ¡Ara gigante, tierra castellana, a ese tu aire soltaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo desde lo alto! Miguel de Unamuno. AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 209 Literatura 17 3.1. Miguel de Unamuno Obra La obra de Miguel de Unamuno representa no sólo una referencia fundamen- tal del Grupo del 98, sino de toda nuestra literatura. El escritor vasco cultivó con acierto casi todos los géneros, desde el ensayo a la novela, sin descuidar la lírica o el teatro. – Ensayos. En ellos reflexiona principalmente en torno a dos temas: • El sentido de la vida y el más allá: La agonía del cristianismo (1931) y Del sentimiento trágico de la vida (1913). Trata en estas obras el problema de Dios, el sentido agónico de la existencia, la inmortalidad, etc., con un mar- cado tono existencialista. Muchas de las ideas de Unamuno destacan por su originalidad. Así, su pensamiento puede considerarse como antiprogresista, antitecnicista y an- tirracionalista. El escritor vasco no cree en el progreso o en la técnica, ya que no sirven para desentrañar el único misterio que interesa al hombre: la existencia de Dios o del más allá. La razón, incapaz de proporcionar felicidad, sólo arroja angustia sobre el hombre. Así, se plantea un con- flicto irresoluble entre razón y fe: ¿realmente hay algo tras la muerte? Una pregunta que no halla respuesta. Se desea que haya algo («si el alma no es inmortal nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena», nos dirá Unamuno). Y aparece Dios: un Dios deseado pero indemostrable. La razón nos niega la esperanza, pero el corazón la busca con vehemen- cia. Más que creer, Unamuno quiere creer. • La preocupación por España: En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), y Por tierras de Portugal y España (1911)… Una- muno evoluciona desde un deseo de reforma y modernización del país (eu- ropeizar España) a una postura contraria, en la que acabará proclamando la necesidad de españolizar Europa, ya que el progreso no sirve para alcanzar la única verdad que interesa al ser humano: ¿existe Dios? Proclama la necesi- dad de exportar la espiritualidad española. – Novelas. Se desarrollan los mismos temas ya citados. Dado que al autor le in- teresa, sobre todo, el conflicto interno de sus personajes, las novelas care- cen, en gran medida, de planteamiento y desenlace. Él mismo explica este hecho en su obra Cómo se hace una novela: «Desprendámonos de lo social, de lo temporal, de los dogmas y de las costumbres de nuestro hormiguero. Va a desaparecer un hombre: todo está ahí». Por este motivo, las novelas de Unamuno se parecen muy poco a las de su épo- ca. Algunas de sus características proceden de la narrativa contemporánea eu- ropea; en todo caso, responden al mismo deseo de renovación de las formas literarias que caracterizó al Modernismo. La crítica del momento negó el ca- rácter novelesco de algunas de estas obras. Por ello, Unamuno las llamó nivolas. Podemos clasificar su producción en tres momentos: • Hasta 1897, año de su crisis religiosa más grave, que le supuso la pérdida de la fe y el inicio de sus conflictos religiosos y existenciales. Escribe en- tonces Paz en la guerra (1897), su primera novela y en la que desarrolla el Bi og ra fí a MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936) Nació en Bilbao y estu- dió Filosofía y Letras en Madrid. Ocupó la cáte- dra de Griego en la Uni- versidad de Salamanca, de la que fue rector en 1901. Sufrió destierro en Fuerteventura y Francia por problemas con la Dic- tadura de Primo de Ri- vera. Fue diputado por la República. Murió en Sa- lamanca. Unamuno está considerado como uno de los intelectuales más brillantes y profundos de nuestra cultura. AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 210 3.3. José Martínez Ruiz, «Azorín» Obra El desarrollo literario de «Azorín» coincide con la misma evolución desen- cantada de la mayoría de los escritores que le fueron contemporáneos. Todos ellos se lamentan de la realidad que les rodea y reconocen las dificultades para modificarla. Destaca su producción novelística y, en concreto, sus tres novelas «autobio- gráficas»: La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pe- queño filósofo (1904). La voluntad manifiesta la intención de «Azorín» de sustituir el modelo narrativo del Realismo y el Naturalismo del XIX por un tipo de novela más cercana a las impresiones personales y a un estilo que hoy podríamos caracte- rizar como propio de un reportero. Otras obras significativas del escritor alicantino son: Los pueblos (1905) o Castilla (1912), en las que aparece una enérgica protesta social, Lecturas espa- ñolas (1912), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914) y Al mar- gen de los clásicos (1915), en las que pretende revitalizar a los clásicos; o sus libros de recuerdos o semblanzas, como Valencia (1941), Madrid (1941) y Me- morias inmemoriales (1946). Su estilo se caracteriza por la pureza y la exactitud, por la precisión, y por la fra- se breve y contundente, de marcado carácter impresionista. Modernismo y 98 20 ● Actividades El siguiente fragmento, correspondiente a La voluntad, representa un ejemplo del estilo impresionista de «Azorín». La novela nos narra los pensamientos del protagonista (alter ego del autor) sobre la situación religiosa de su tiempo. Amplios de espíritu, flexibles, comprensivos, eran Fray Luis de Granada, Fray Luis de León, Melchor Cano […]. El catolicismo de ahora es cosa muy distinta, está en oposición abierta con esta tradición simpática, que ya se ha perdido por completo entre las clases superiores […]. ¡Las clases superiores! No hay hoy en España ningún obis- po inteligente; yo leo desde hace años sus pastorales y puedo asegurar que no he repasado nunca escritos tan vulgares, torpes, desmañados y antipáticos. ¡Son la ausencia total de arte y de fervor! […] Azorín se levanta de la mesa. «El catolicismo en España es pleito perdido: entre obispos cursis y clérigos patanes acabarán por matarlo en pocos años.» Azorín sale a la plaza de Zocodover y da una vuelta por los clásicos soportales. La noche está templada. Los escaparates pintan sobre el suelo vivos cuadros de luz; en el fondo de las tiendas, los viejos mer- caderes –como en los cuadros de Marinus– cuentan sus monedas, repasan sus libros. La plaza está desierta; de cuando en cuando pasa una sombra que se detiene un momento ante las vitrinas repletas de mazapanes; luego continúa y desaparece por una callejuela. «Este es un pueblo feliz, piensa Azorín; «tienen muchos clérigos, tie- nen muchos militares, van a misa, creen en el demonio, pagan sus contribuciones, se acuestan a las ocho… ¿Qué más pueden desear? Tienen la felicidad de la Fe, y como son católicos y sienten horror al infierno, encuentran doble voluptuosidad en los pecados que a los demás mortales, escépticos de las chamusquinas eternas, apenas nos enardecen». José Martínez Ruiz «Azorín»: La voluntad. Cátedra, Madrid, 1997. 16. Señala las ideas principales contenidas en el texto y comenta su carácter noventayochista. 17. ¿En qué radica el «impresionismo estilístico» de «Azorín»? Bi og ra fí a JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ «AZORÍN» (1873-1967) Nació en Monóvar (Ali- cante). Cursó la carrera de Derecho en Madrid. Pronto se dedicó al pe- riodismo, a la literatura y a la política, en la que llegó a ocupar diversos cargos. Viajó por Espa- ña y por Francia, donde residió mientras duró la Guerra Civil. En 1924 in- gresó en la Real Acade- mia Española. Murió en Madrid. 5 10 15 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 213 4. La novela novecentista o de la Generación del 14 El comienzo del siglo XX asiste también al nacimiento de la Generación del 14 o No- vecentismo. Los escritores que la forman –Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Ra- món Gómez de la Serna– procuraron renovar las técnicas novelísticas y poéticas de su tiempo: el lirismo, la ironía o el humor, el intelectualismo o la deshumanización. – Gabriel Miró: Experimentador ante todo, destaca por su cuidada expresión y por su exquisito estilo, a veces incomprendido (sobre todo si su análisis se limita a la óptica tradicional). Sobresale Miró por su temperamento, por su sensibilidad exacerbada y por su excepcional capacidad de captar sensaciones: luz y color, aromas, sonidos, co- lores… Debido a su lirismo, se le ha denominado «gran poeta en prosa». Su dominio del lenguaje es absoluto y en sus obras prevalece la belleza formal, pasando la acción a ser algo secundario. Sus obras Nuestro Padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926) son las más interesantes. – Ramón Pérez de Ayala: Representante de la novela intelectual, sus obras han sido relacionadas con la técnica del perspectivismo, que implica la bifurca- ción de la realidad, de los capítulos, de las columnas de texto. Posee un estilo denso, irónico, capaz de reflejar tanto lo culto como lo popular. Entre sus obras, cabe mencionar la tetralogía que narra la vida de Alberto Díaz de Guz- mán, personaje barojiano, alter ego del autor: Tinieblas en las cumbres (1907), A.M.D.G., La Pata de la raposa (1912) y Troteras y danzaderas (1913). Su me- jor obra es, quizás, Belarmino y Apolonio (1921). – Ramón Gómez de la Serna: Autor de carácter excéntrico, es conocido por ser el creador de la greguería, frase breve que encierra una pirueta verbal o una metáfo- ra insólita: humorismo + metáfora = greguería. Buenos ejemplos de greguerías se- rían: Las serpientes son las corbatas de los árboles o Hacer símiles parece cosa de simios. Destacan sus novelas El torero Caracho (1926) y El caballero del hongo gris (1928). 21 Literatura ● Actividad 18. Las greguerías no siempre se basan en una metáfora; a veces, son otros los recursos estilísticos que se emplean. Selecciona cinco greguerías y explica qué recursos se detectan en ellas. 1. El libro es el salvavidas de la soledad. 2. La palabra plebiscito es una palabra en diminutivo porque lo que menos figura en él es el voto de la plebe. 3. Gracias a las gotas de rocío tiene ojos la flor para ver la belleza del cielo. 4. Los recuerdos encogen como las camisetas. 5. La luna: apuntador mudo de la noche. 6. Cuando se llega al verdadero escepticismo es cuando por fin se sabe que escepticismo no se escribe con x. 7. La jirafa es el periscopio para ver los horizontes del desierto. 8. Soda: agua con hipo. 9. Los tornillos son clavos pintados con raya en medio. 10. Nunca es tarde si la sopa es buena. 11. En el fondo de los pozos suenan los discos de la luna. 12. Monólogo significa: mono que habla. 13. Las pasas son uvas octogenarias. 14. Los libros son los únicos que retienen el polvo de los siglos: material y espiritualmente. 15. Pan es palabra tan breve para que podamos pedirlo con urgencia. AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 214 5. El teatro a principios del siglo XX 5.1. Tendencias y formas teatrales A diferencia de otros géneros, el dramático precisa contar necesariamente con el espectador. Esta circunstancia condiciona la creación de los autores teatrales, pues en esta época el público que asiste al teatro procede de la burguesía y es reacio a los cambios bruscos. Los dramaturgos se inclinarán por alguna de estas opciones: – Proponer obras del agrado del espectador bien construidas técnicamente, aunque de carácter comercial y burgués. Se trata del denominado teatro triunfante, de escaso carácter crítico. Jardiel Poncela diría: «Es inútil ponerse de espaldas al público, porque el público está delante». – Crear un teatro vanguardista que sorprenda al espectador y que contenga una elevada carga crítica, normalmente de orientación antiburguesa. Este tea- tro innovador requerirá de un público bien preparado intelectualmente que comprenda y sepa apreciar las innovaciones. Modernismo y 98 22 TEATRO TRIUNFANTE EN ESPAÑA TEATRO INNOVADOR Teatro continuador del Realismo del siglo XIX Teatro poético en verso Teatro cómico Su principal representante es Jacinto Benavente, quien se amoldó a los gustos ma- yoritarios, limitándose en sus obras a censurar pequeños vicios. Sus mejores obras son Los intereses creados (1907) y La Malquerida (1913). Fue capaz de acabar con el teatro grandilocuente del Romanticismo tardío, gracias a su ágil manejo del len- guaje y a su capacidad para dosificar la intriga. En su contra están su escaso sen- tido crítico y el poco alcance de sus obras, carentes de universalidad. Recibió el Premio Nobel en 1922. Mezcla aspectos del Romanticismo y del Modernisno, ideológicamente muy conservador, con constantes alusiones a la gloria perdida del Imperio Espa- ñol. Es un teatro histórico en el que sobresalen Francisco Villaespesa, Eduar- do Marquina (En Flandes se ha puesto el sol, 1909) y, con matices, los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos, 1929). • Hermanos Álvarez Quintero. Autores de un teatro sin pretensiones trascen- dentes. Crean obras de ambientación andaluza, agudas e ingeniosas, con un claro dominio de la técnica teatral y de los recursos del humor (equívocos, juegos de palabras, exageraciones, ironías, etc.). Destacan El genio alegre (1906), La malvaloca (1912) y La Puebla de las mujeres (1912). • Carlos Arniches. Creador de la «tragedia grotesca», donde se aúnan lo ri- sible y lo conmovedor. Su obra más lograda, La señorita de Trevélez (1916), peca, sin embargo, de sensiblería y moralismo ingenuo. • Pedro Muñoz Seca. Crea un nuevo género, el astracán: parodia en verso del teatro postromántico: La Venganza de don Mendo (1918). • Unamuno. Escribe un teatro «de ideas», donde lo único importante es el texto, el conflicto de los personajes. Hay poca acción y escasos elementos escénicos: Fedra (1911) y El Otro (1927). Azorín también realizará intentos re- novadores de escaso éxito (Lo invisible, trilogía de 1927). • Jacinto Grau. Autor casi desconocido –y no muy bien tratado por la crítica– cuya obra se empieza a valorar aho- ra. Escribe El señor de Pigmalión (1921), historia de un artista que crea unos muñecos que acaban rebelándose y asesinándolo. • Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Son los máximos exponentes de «la otra Generación del 27». Realizan una im- portante labor de renovación en el teatro humorístico español. Los dos alcanzan su máxima consideración tras la Guerra Civil. Antonio y Manuel Machado. Gra- bado para la obra teatral La Lola se va a los puertos (1929). AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 215 6. El ensayo a principios del siglo XX El ensayo se convierte en el siglo XX en práctica habitual y género fundamental pa- ra los intelectuales y escritores españoles de las distintas tendencias y grupos estéticos. 6.1. El ensayo en el 98 Debemos constatar el interés de los miembros del grupo por este género doc- trinal, ya que, como sabemos, estos autores habían puesto sus capacidades al ser- vicio de las ideas regeneracionistas, si bien de forma asistemática. Los temas recurrentes para estos autores son: – El sentido de la vida. Inician una búsqueda constante de esta realidad espiritual con el deseo de eliminar su angustia ante el paso del tiempo o la existencia de Dios. Así, destacan las producciones de Unamuno, ya estudiadas en el epígrafe 3.1. Antonio Machado, por su parte, destaca con su obra Juan de Mairena, com- pendio de reflexiones pedagógicas, filosóficas y literarias. – El problema de España. Con la figura precursora del granadino Ángel Ganivet y su Idearium español, ejercicio de búsqueda de la esencia hispana, los autores del 98 centrarán sus esfuerzos en la eliminación del falso folclorismo y los tópicos rancios, con Castilla como símbolo de la esencia de lo puramente español y el de- seo de recuperar aquello que tenemos en común, nos diferencia de los demás y nos ayudará a salir de la crisis espiritual en la que se encuentra sumida la patria. Llaman especialmente la atención los trabajos de Azorín (La ruta de Don Quijo- te, Castilla), o Ramiro de Maeztu (Hacia otra España; Don Juan y la Celestina). 6.2. El ensayo en el Novecentismo El carácter intelectual y erudito y de compromiso social de los autores de este gru- po se deja ver en su afición por el ensayo. Entre todos destaca José Ortega y Gasset, uno de los grandes filósofos europeos del siglo, y conocedor de la cultura europea y clásica. Sus obras parten de tres premisas: el hombre es hijo de sus circunstancias, cual- quier visión de la realidad debe llevar una sólida carga de perspectivismo, de per- cepción desde varios puntos de vista, y España es un motivo constante de preocupación. Tiene además un estilo generalmente elaborado, alejado de las masas. Destacan entre sus obras La deshumanización del arte y La rebelión de las masas. Otros autores destacados son Eugenio D'Ors (Xenius), y Gregorio Marañón, estudioso de la figura de don Juan Tenorio. 25 Literatura Ángel Ganivet, por R. Almodóvar. AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 218 Modernismo y 98 26 ● Actividades De La deshumanización del arte, de Ortega y Gasset, proponemos la lectura de un fragmento en el que se reflexio- na sobre la renovación artística del arte contemporáneo A mi juicio, lo característico del arte nuevo, desde el punto de vista sociológico, es que divide al público en estas dos clases de hombres: los que lo entienden y los que no lo entienden. Esto implica que los unos poseen un órgano de comprensión negado, por tanto, a los otros, que son dos variedades distintas de la especie humana. El arte nuevo, por lo visto, no es para todo el mundo, como el romántico, sino que va, desde luego, dirigido a una minoría especialmen- te dotada. De aquí la irritación que despierta en la masa. Cuando a uno le gusta una obra de arte, pero la ha com- prendido, se siente superior a ella y no ha lugar a la irritación. Mas cuando el disgusto que la obra causa nace de que no se la ha entendido, queda el hombre como humillado, con una oscura conciencia de su inferioridad que necesita compensar mediante la indignada afirmación de sí mismo frente a la obra. El arte joven, con sólo presentarse, obliga al buen burgués a sentirse tal y como es: buen burgués, ente incapaz de sacramentos artísticos, ciego y sordo a toda be- lleza pura. Ahora bien: esto no puede hacerse impunemente después de cien años de halago omnímodo a la masa y apoteosis del pueblo. Habituada a predominar en todo, la masa se siente ofendida en sus derechos del hombre por el arte nuevo, que es un arte de privilegio, de nobleza de nervios, de aristocracia instintiva. Dondequiera que las musas se presentan la masa las cocea. Ortega y Gasset: La deshumanización del arte, Madrid, Alianza, 1998. 23. Resume el contenido del texto 24. Justifica por qué se trata de un ensayo. 25. ¿Compartes las ideas expuestas por el autor? 5 10 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 219 27 Actividades de comprensión Actividades finales de comprensión La España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y alma quieta, ha de tener su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta. El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero. Será un joven lechuzo y tarambana, un sayón con hechuras de bolero, a la moda de Francia realista, un poco al uso de París pagano, y al estilo de España especialista en el vicio al alcance de la mano. Esa España inferior que ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste; esa España inferior que ora y embiste, cuando se digna usar de la cabeza, aún tendrá luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras; florecerán las barbas apostólicas y otras calvas en otras calaveras brillarán, venerables y católicas. El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero, la sombra de un lechuzo tarambana, de un sayón con hechuras de bolero, el vacuo ayer dará un mañana huero. Como la náusea de un borracho ahíto de vino malo, un rojo sol corona de heces turbias las cumbres de granito; hay un mañana estomagante escrito en la tarde pragmática y dulzona. Mas otra España nace, la España del cincel y de la maza, con esa eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza. Una España implacable y redentora, España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea. El mañana efímero Antonio Machado: Campos de Castilla. Cátedra, Madrid, 2006. 1. El texto presenta dos partes claras: una sobre el presente; otra, sobre el futuro. Localízalas y destaca las ideas prin- cipales de cada una de ellas, así como los campos semánticos fundamentales. 2. ¿Qué ideas defiende Machado? ¿Con qué temática propia de su momento histórico se relaciona? 3. Realiza un análisis métrico y destaca los recursos estilísticos más recurrentes. 4. Analiza sintácticamente las frases destacadas en el poema. Te xt o A 5 10 15 20 25 30 35 40 AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 220 30 Guía de lectura Pero ¿acaso ese dolor es lo que nos hace sentirnos vivos? ¿No residirá ahí la esencia de nuestro vivir? Mi corazón vuelve a plañir: «aguda espina dorada, quien te pudiera sentir en el corazón clavada». (XI) Y todo en soledad. Las referencias son múlti- ples. La búsqueda de Dios, de un sentido a la exis- tencia, es algo personal, que llena el camino (la vida) del hombre: Yo iba haciendo mi camino absorto en el solitario crepúsculo campesino. (XIII) Si mira alrededor, observa gentes desorientadas co- mo él: En todas partes he visto caravanas de tristeza… (II) El poeta se ve reflejado en la naturaleza, que siente con él: Bajo los ojos del puente pasaba el agua sombría. (Yo pensaba: ¡el alma mía!). (XIII) Simbología Estos paisajes no son sino descripciones del alma del autor, que, tras un paseo por su interioridad, por el fondo de su alma (por las «galerías»), dirige sus ojos al exterior y se ve reflejado en fuentes canto- ras y tardes grises, que pasan a poseer un valor simbólico. Especialmente rico es el símbolo del agua: connota la vida cuando brota, la fugacidad de la vida cuando corre, la muerte cuando reposa (ideas ya presentes en Manrique). Con frecuencia, Machado habla con su paisaje personificado: conversa con la tarde, la noche, el agua… Detengámonos en su diálogo con la melancólica fuente, siempre cantando a la tristeza: …tu monotonía, fuente, es más amarga que la pena mía. (VI) Los valores de la fuente los podemos ver en los poemas VII, VIII, XIX, XXIV, XXXII, XC, CLII… Incluso Machado eliminó «La fuente» de Soledades, poema en la que esta reía: no encajaba con el resto de la obra; así lo advirtió Dámaso Alonso. La fuente canta al ayer definitivamente perdido. Este canto es el del propio autor, por eso puede desdo- blarse para hablar con ella (consigo mismo). Lo observamos con claridad en el poema VI: la fuente, como el poeta, sólo sabe «historias viejas de melancolía». Otra de las formas de simbolizar el paso del tiempo es el reloj, que hace acto de presencia en múltiples poemas, desde el primero: En la tristeza del hogar golpea el tic-tac de reloj. Todos callamos. (I) El sonido del reloj se hace odioso (ya que «odiosamente golpea», poema LV) y nos recuerda a la propia muerte: Daba el reloj las doce y eran doce golpes de azada en tierra. ¡Mi hora! –grité… (XXI) La monotonía del reloj nos dice lo mismo que la monotonía del agua al caer (cfr. CXXVIII con LV). Se difiere el reloj de la fuente en que el poeta no dialoga nunca con el mecánico reloj. Es sólo un elemento del paisaje que nos recuerda el paso del tiempo, pero no se corresponde con el alma de propio autor. Diferentes poemas aluden directamente a la infancia. De allí extrae los elementos de su particular pai- saje: el patio, la fuente, un limonero, unas tapias blancas, la luz, el perfume… La preocupación por la luz, el aroma y el sonido es herencia del Simbolismo. AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 223 31 Guía de lectura Métrica En cuanto a la métrica, notamos en Machado el influjo del Modernismo: abundan los versos dodecasí- labos y alejandrinos, así como el gusto por la silva, en una modalidad muy cultivada: la silva romance, de gran sencillez. No faltan poemas en arte menor. Del camino Significación Está formado por un grupo de poemas cuyo motivo principal es el camino. Son una andadura intros- pectiva por los caminos del alma. Los caminos suponen vías para adentrarse en el alma del poeta; estas vías nos llevarán a oscuros y angus- tiosos laberintos, criptas profundas, espejos… que adquirirán valor de símbolos. El tiempo (simbolizado en la clepsidra, el río, la noria…) nos lleva a un inevitable fin: la muerte. También aparece el tema de Dios (Ano- che cuando dormía…). Galerías Significación El camino se convierte en galerías: la angustia se acrecienta. Ya no encuentra el consuelo en su jardín in- terior, como ocurría en Soledades. Ahora el poeta está solo y escribe: Hoy buscarás en vano a tu dolor consuelo. Lleváronse tus hadas el lino de tus sueños. El poeta se enfrenta a la soledad y al silencio. Sigue buscando a Dios, pero siempre entre la niebla, entre la duda. Campos de Castilla Presentación La obra aparece por primera vez en 1912, días antes de la muerte de Leonor. Incluye poemas escritos des- de 1907. Posteriormente, el libro fue aumentando, hasta la edición definitiva de 1917. Temática Los tres temas fundamentales de este poemario son: el paisaje (fundamentalmente, el castellano; a veces, el andaluz), el ser de los españoles y la muerte de Leonor. En menor medida, hay poemas religiosos y filosóficos. a. El paisaje. Aparece recreado con objetividad aparente. Machado evoca fundamentalmente el paisaje soriano (real, no tópico): el Duero, los árboles (encinas, choperas…), los montes (Gua- darrama, Moncayo…), los pueblos decrépitos o en ruinas, los páramos severos. En esta visión subyace una gran carga subjetiva, derivada de la proyección de los propios sentimientos del poeta sobre las tierras castellanas, de las que se selecciona un grupo de caracteres esenciales: lo austero, lo duro, lo pobre. A raíz de esta visión del paisaje castellano, Ma- chado analiza en alguno de sus poemas el ser de Castilla (que equivale a España): «A orillas del Duero» (XCVIII): Oh tierra triste y noble […]. Castilla miserable, ayer dominadora… «Orillas del Duero» (CII): ¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía! ¡Castilla, tus decrépitas ciudades! AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 224 32 Guía de lectura «Las encinas» (CIII), donde destaca el valor simbó- lico de los árboles castellanos, «Amanecer de oto- ño» (CIII) o «Campos de Soria» (CXIII), entre otros. También reflexiona Machado sobre la forma de ser de los castellanos, sobre sus virtudes y sus vi- cios (el cainismo, la envidia): lo vemos en el poe- ma «Por tierras de España» (XCIX): abunda el hombre malo del campo y de la aldea […] guarda su presa y llora la que el vecino alcanza… Son éstas unas tierras donde está presente «la som- bra de Caín»; similares ideas se observan en los poemas «El dios ibero» (CI) o «Un criminal» (CVIII). Es muy significativo el romance «La tierra de Al- vargonzález» (CXIV). En toda esta serie de poemas destacan los moti- vos relacionados con los elementos naturales: • El árbol (con una distinta simbología, depen- diendo de la especie. Así, Leopoldo de Luis los analiza del siguiente modo: la encina se re- laciona con la sencillez, con la gente humilde, trabajadora y pobre; el roble equivale a la gue- rra; las palmeras, al sol, lo lejano; las hayas aña- den un matiz de misterio; el naranjo y el limonero aluden a la infancia; el olivo es la esencia andaluza; y, por último, los chopos y los álamos simbolizan el amor. • El río Duero, casi personalizado, trasunto de la vida de las gentes castellanas. Pese a que el paisaje castellano es el más reitera- do, también aparece el andaluz (Baeza), que ca- si siempre le lleva a recordar el paisaje castellano. b. El ser de los españoles. Castilla, síntesis de España, es el tema fundamental de otro grupo de poemas. Se observa en Machado una visión crítica de la situación del país: La España de charanga y pandereta cerrado y sacristía devota de Frascuelo y de María… Machado es políticamente progresista y aboga por una nueva España trabajadora («la España del cincel y de la maza»), en la que no haya si- tio para las lacras que asolan el país: la miseria, el atraso, la codicia campesina y la envidia. «Del pasado efímero», «El mañana efímero», «Una Es- paña joven» son poemas en esta línea. Ya en «La tierra de Alvargonzález» habló Machado de los males de los castellanos. c. La muerte de Leonor. La muerte de Leonor marcará un grupo de poemas añadidos a partir de 1912, quizás los más logrados del poemario. Machado, desde Baeza, recuerda su drama per- sonal. En Andalucía se siente «como un fantas- ma» («Noche de verano»). Desde allí escribirá a su amigo Palacio y le preguntará por Leonor (CXXVI). Se lamenta ante Dios (CXIX): Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería… E, incluso, habla con Leonor (CXVIII): ¿No ves, Leonor, los álamos del río con sus ramajes yertos? Mira el Moncayo azul y blanco; dame tu mano y paseemos. Y se lamenta, finalmente, de su soledad: Por estos campos de la tierra mía, bordados de olivares polvorientos, voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo. El poeta, sin embargo, no pierde la esperanza, y si ya esperaba el milagro antes de la muerte de Leonor (Mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera: «A un olmo seco», CXV), no dejará de esperarlo tras su muerte: Vive, esperanza: ¡quién sabe lo que se traga la tierra! (CXII) El milagro, desea, se producirá con la llegada de la primavera (mito de Perséfone): […] con este dulce soplo que triunfa de la muerte y de la piedra, esta amargura que me ahoga fluye en esperanza de ella. (CXXIV) d. La religión. La religión como tema también apa- rece en el libro. Machado se sitúa en la línea de la Generación del 98: opta por un Dios en comu- nión directa con el hombre («La saeta», CXXX) y desprecia la religiosidad externa (críticas al clero, que no predica la autenticidad y que siempre es- tá de parte del poder): «El Dios ibero» (CI). AT_09_2ba_le 8/4/09 12:57 Página 225
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