¡Descarga Resumen por capitulos del libro niños tontos y más Exámenes selectividad en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! EL AÑO QUE NO LLEGÓ El protagonista sale a la puerta de su casa y mira el exterior con la esperanza de llegar a cumplir su primer año. En el camino de su crecimiento se encuentra dos obstáculos que le impiden lograr su propósito: un saco de arena (que le impide andar) y la aparición de los vencejos (pájaros que al gritar agujerean de alguna forma la luz del cielo). Este amplio y agresivo exterior impide que el niño llegue a cumplir un año de vida. El primer cumpleaños del niño escapó por un agujero abierto en una luz distinta a todo, símbolo de la muerte feliz. El niño, maravillado, extiende los brazos para recibirla, repitiendo: «Voy a cumplir un año, esta noche, a las diez». Destaca la metáfora «saquitos de arena dorada» en la que la luz señala al niño como predestinado para la eternidad. EL INCENDIO El protagonista tiene los ojos irritados de tanto blanco, todos los sábados encalaban su casa. Para contrarrestar el blanco el niño coge sus lápices de colores (naranja, rojo, amarillo y azul) y prende fuego a la esquina con ellos. Encontramos simbolismo en los colores más significativos y calientes que provocan el fuego: naranja, rojo y amarillo. El azul neutraliza mientras que el blanco y el negro simbolizan a la vez lo positivo y lo negativo. El incendio provocado tiene un efecto devastador. El niño sabe manejar con tanta pericia sus lápices de colores, que al aplicar su fiebre cromática a la casa que pinta, esta deberá arder, literalmente, incapaz de atesorar tanto destello ni de resistir la magia pintora. El final, una hermosa lluvia de ceniza lo abrasó, es un final feliz, ya que el niño se consume en su propia pasión: la pintura. EL HIJO DE LA LAVANDERA Gran contenido social ya que el protagonista (hijo de la lavandera) es apedreado por los hijos del administrador que además se burlan de su físico cuando va con su madre. El narrador destaca desde la óptica de los agresores las descripciones del aspecto físico del niño maltratado los cuales hablan mucho de la cabeza de este. Además de mostrar la actitud que tienen estos burlándose también del aspecto físico de la madre (llamándola gorda). Desde el principio se destaca la crueldad de los niños del administrador frente a un niño raquítico que siempre ayuda a su madre llevándole el balde lleno de ropa recién lavada. La voz narradora adopta el lenguaje de los niños enemigos usando aumentativos despectivos. Se sustantivita el adjetivo gorda para denominar a la madre. El odio almacenado por los chicos se descarga contra el niño al que apedrean hasta la muerte en el lugar donde su madre lo besó cuando lo lavaba. EL ÁRBOL En la niñez los sueños se entrecruzan constantemente con la realidad, borrándola, anulándola y trascendiéndola. En el árbol encontramos una plasmación aérea y a la vez telúrica de los afanes infantiles. Todos los días, al regresar el niño de la escuela, miraba por las ventanas de un palacio y se quedaba absorto largo rato en la contemplación de un árbol fantásticamente plantado en la sala, hasta convertirse esta visión en una obsesión creciente, que desembocó en fiebre, y la fiebre condujo a la muerte, representada simbólicamente por la noche. Noche que, como en los místicos, apunta a dos campos opuestos: oscuridad sensible y claridad espiritual. Vemos finalmente al niño perdiéndose en las ramas del prodigio, sin escuchar ya las palabras «no importa, niño, no importa» que su madre pronunciaba siempre para intentar disuadirle de su alucinación. EL NIÑO QUE ENCONTRÓ UN VIOLÍN EN EL GRANERO Contrariamente a los niños de otros cuentos, al de este se le distingue con una denominación onomatopéyica (Zum-Zum). Es un niño peculiar de largos cabellos al que nunca nadie ha oído hablar. Nacido en una familia numerosa de granjeros donde ni su madre recuerda cuando vino al mundo. Vive a su aire, alejado de todos sin encontrar su lugar ni entre los otros niños ni entre sus hermanos. Por eso, según palabras del cuervo (no sirve para gran cosa). El espacio en el que se desarrolla es la granja donde vive la familia y este lugar se divide en dos partes: la casa y el granero (refugio animales: cuervo, caballo y perro). Un día en el granero el protagonista encuentra un violín con las cuerdas rotas con el cual tiene relación: cuando el violin dejo de sonar apareció el niño. Cuando el hermano mayor toca el violin que emite un sonido terrible parecido a la voz de Zum-Zum el niño muere. Todo parece aludir a por la música emitida, pero se dan cuenta de que se trata de un muñeco. Este cuento trata de nuevo el tema de la voz perdida. Sorprende que el cabello del protagonista se curve como virutas de madera; pero esta metáfora hará comprender el argumento. Zum-Zum se alejaba de todo y de todos, parece dominado por la pereza, pero lo que realmente le interesa es el violín, que tiene las cuerdas rotas. El cuervo es su enemigo y le desprecia, pues lo considera un inútil. El perro y el caballo conocen el final de Zum-Zum; cuando su hermano toca el violín suena una música terrible, las muchachas reconocen en ella la voz de Zum-Zum, el pobre niño tonto. Sus labios cerrados, como una pequeña concha,
