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Resumen sobre la brevedad de la vida, Resúmenes de Filosofía

Trata sobre el resumen del libro sobre la brevedad de la vida

Tipo: Resúmenes

2018/2019
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Subido el 29/03/2019

riv1989
riv1989 🇵🇷

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¡Descarga Resumen sobre la brevedad de la vida y más Resúmenes en PDF de Filosofía solo en Docsity!     RESEÑA DEL LIBRO: “SOBRE LA BREVEDAD DE LA VIDA” De Lucio Anneo Séneca José Vidal Portillo Universidad para Mayores: 2º A Diciembre de 2013   1   1. Los datos esenciales 1.1. El autor Lucio Anneo Séneca, nació en Córdoba en el año 4 a.C. y murió en Roma en el año 65 d.C. Fue filósofo de la escuela estoica, pensador y figura destacada, a la vez que respetada, como político romano, ocupando importantes cargos. Condenado a muerte por Nerón (del que fue preceptor), al implicarle en una conjura fracasada, afrontó la muerte con el mismo espíritu de la filosofía que había profesado, quitándose él mismo la vida (“…marchando cara a la muerte con paso firme”). Séneca entiende la filosofía como una forma de vida más que como una especulación teórica. Es un moralista que persigue la sabiduría y la virtud siguiendo a la naturaleza y la razón. 1.2. El libro y su estructura Es un ensayo en el que el autor utiliza la prosa epistolar (supuestamente dirigida a su cuñado Paulino) para dar a conocer, en veinte breves apartados, sus pensamientos filosóficos sobre la vida. 1.3. Breve descripción del contenido Séneca plantea y desarrolla una paradoja, pues, frente a la idea generalizada de que la vida es breve, él considera que es larga si se sabe vivir de acuerdo con la razón, en el camino de la sabiduría y la virtud. Lo que exige no dejarse arrastrar por las pasiones y/o las obligaciones no rectas. Probablemente esta obra estuvo influenciada por la experiencia de sus años de destierro. 2. Resumen Punto I. La vida hay que saber administrarla A modo de introducción, Séneca plantea la paradoja que le da pie a hablar sobre el tiempo, la muerte y la utilización de la vida. Dice que no solo “el vulgo ignorante”, también “los hombres esclarecidos” (y alude a Aristóteles e Hipócrates1) se quejan de la “mala voluntad de la vida” al engendrarnos para un periodo de vida tan escaso y que se pasa tan rápido. Para, a continuación, afirmar tajantemente que la vida es larga si se invierte bien, “no tenemos poco tiempo, sino que perdemos mucho”.                                                                                                                 1  Utiliza  el  aforismo  de  Hipócrates  de  “la  vida  es  breve  y  el  arte  larga”,  no  quedando  claro  si  lo  hace  como   metáfora  cuando  el  aforismo  dice  que  para  la  legítima  curación  no  sólo  es  aplicar  remedios  convenientes,  hace   falta  que  el  enfermo  colabore,  que  se  den  las  circunstancias  y  el  encaje  de  la  interpretación  del  médico   integrándolo  todo  en  un  cuadro  coherente.     4   XIV XV. Dedicar el ocio a la sabiduría a conversar con los sabios del pasado que enriquecen la vida Los que dedican el tiempo a la sabiduría “no sólo preservan su vida, sino que añaden todas las demás, y todo lo acaecido antes que ellos les resulta ser una adquisición”. Los egregios maestros están a disposición de todos los mortales, ninguno de ellos carecerá de tiempo, todos los siglos estarán a nuestra disposición. Ninguno de los sabios maestros echará a perder la vida los años de nadie, al contrario contribuirá con los suyos. “Ninguno de ellos te obligará a morir, sino que todos te lo enseñarán”. XVI. Quienes faltándole las ocupaciones no saben administrar su ocio Aquellos que cuando les falta las ocupaciones se consumen abandonados en el ocio. Quienes pierden el día en espera de la noche y compran las noches por miedo al día. XVII. Los temores de los poderosos A los poderosos no les agrada tanto la magnitud de su poder o su fortuna como el terror que les produce su final venidero. Sus placeres son ansiosos por cuanto no dejan de pensar ¿cuánto durará esto?. Pues “todo lo obtenido por casualidad es inestable y lo que más alto se eleva queda más expuesto a la caída”. XVIII, XIX. Tómate tiempo para ti, para un ocio digno Aconseja, utilizando a Paulino2, que se aleje de la política a un puesto más tranquilo, antes de que tenga que hacerlo empujado por la duración de la vida. “Es mejor conocer las cuentas de la vida propia que las del trigo del Estado”. XX. Empeñados en no retirarse y hacer la vida estéril, sin provecho espiritual El último punto, a modo de conclusión, plantea que no hay que envidiar a los que consumen todos sus años para conseguir un epitafio o que un año lleve su nombre3. Como es igual de lamentable “quienes pugnan con la decadencia del cuerpo y juzgan gravosa la vejez por la única razón de que los margina” del trabajo. 3. Conclusiones y valoración En este ensayo, Séneca intenta trasladar su filosofía de cómo alcanzar la felicidad, en la vida individual, a través de la virtud. Para ello, de forma epistolar, expone un conjunto de reflexiones, utilizando metáforas y parábolas, y ofrece varias lecciones sobre la vida, el tiempo y la muerte. Proyecta valores y critica lo que él considera vicios (la envidia, la vanidad, las riquezas, el ocio, los placeres)                                                                                                                 2  Cuñado  de  Séneca  y  magistrado  que  supervisaba  el  suministro  de  trigo  a  Roma   3  Cada  año  se  denominaba  con  el  nombre  del  Cónsul  correspondiente     5   El motor principal de sus reflexiones es su espiritualismo filosófico y su concepción sobre las dos causas que explican la realidad: la materia y el logos (razón). La razón, es el alma que tiende hacia la honestidad; y el cuerpo, está sometido a la ley de la materia que genera lastres para que el alma consiga la virtud. Por eso, en su filosofía, busca la virtud moral (el bien)4 en la vida individual de las personas5, en una forma de vivir basada en la razón frente a las pasiones de la materia. La razón es la única que puede doblegar las pulsiones instintivas, las pasiones que nacen de la parte inferior del alma. Y en esa búsqueda, el hombre está sujeto a las leyes de la naturaleza (de la que forma parte) Para los estoicos, su determinismo cósmico, les lleva a aceptar el destino marcado por la naturaleza; y la vida y la muerte son parte de ella. Por eso, dice Séneca, el sabio acepta la propia mortalidad y su sabiduría es la que le lleva a saber administrar correctamente el espacio cerrado de la propia existencia. De ahí que Séneca, en “…la brevedad de la vida”, bajo la paradoja de si la vida es breve o todo lo contrario, lo que nos traslada es el despilfarro que hacemos del bien más preciado cuando se dedica a cosas inútiles, en ambiciones y pasiones terrenales que nos consumen el tiempo de vida, que no nos prepara para el final la muerte, y que nos hace infelices y esclavos; pues, la obsesión de nuestra ambiciones y los temores a perder lo conseguido, nos hace perder la libertad. Es, por tanto, la razón6, que forma parte del espíritu divino, la que nos puede conseguir el ánimo sosegado (ataraxia/apatía) que domine las pasiones, rechace la vida vulgar y hedonista y, así, llevarnos a la perfección7. Esta razón perfecta es la virtud, que sólo el sabio lo hace de un modo perfecto (dedicando toda su vida a ello). 4. Opinión personal Dejando al margen las cargas moralistas, y otras trascendentes que pudieran sugerir desde posiciones de fe, es indudable que las reflexiones de Séneca, sobre la brevedad de la vida, mantienen actualidad, son transversales, y siguen dando qué pensar. El sentido de la vida, de la muerte y de la felicidad, qué buscamos, qué hacemos, cómo nos sentimos… La realidad es que, la mayoría de las veces, no tenemos plena conciencia de la vida que llevamos, raramente nos hacemos la pregunta de si estamos sabiendo vivir de la mejor manera, y siempre evitamos pensar en la muerte, aunque inconscientemente nos persiga en todo momento (obsesión por la juventud, o miedo al envejecimiento y declive hacia el final8).                                                                                                                 4  ¿Quizás  dios?   5  A  diferencia  de  Platón  y  Aristóteles,  la  persona  está  por  encima  de  lo  comunitario.  La  libertad  individual   6  Cualidad  que  nos  diferencia  de  los  animales   7  Alcanzando  así  el  fin  de  su  naturaleza   8  En  una  sociedad  que  la  esperanza  de  vida  se  alarga  y  los  medios  tecnológicos  nos  sugieren  casi  la   inmortalidad     6   Probablemente, esto es así, porque vivimos en una sociedad que nos marca los tiempos, las pautas y la rutina. Una sociedad donde la influencia sociocultural, los desarrollos tecnológicos, la organización económica y social, condicionan sobremanera la conducta individual. Terminamos siendo el producto de una sociedad que ofrece mucho pero exige aún más. Una sociedad en la que nos zambullimos en aguas plácidas unas, turbulentas otras, con la aspiración de permanecer a flote y, en muchas ocasiones, incitados a llegar a la orilla de una isla deseada que se nos ofrece (felicidad). Una felicidad que se presenta en forma de seguridad económica, de ambición materialista, de hedonismo, de prestigio, de poder o de reconocimiento social. Una felicidad cuya búsqueda termina divorciándose de la vida. Son muchos los que, en esa búsqueda del bien preciado, quedan a merced de las corrientes, otros que naufragan y algunos que alcanzan la meta. Pero, probablemente, en ninguno hay conciencia del precio que se paga mientras se está metido en la vorágine de nadar. El coste/beneficio de esas zambullidas, en términos de felicidad alcanzada y tiempo empleado, que es tiempo que nunca más se volverá a tener. Se suele decir que nos damos cuenta que existimos pero no somos conscientes que vivimos. Decía Ortega que la vida es decidir en cada momento lo que vamos a hacer en el siguiente momento. Es un decidir sobre lo que todavía no es (el futuro) y, también, es elegir. Es decir, como decía Séneca, conjeturamos sobre un tiempo que no sabemos si vamos a disponer, pero estamos viviendo con una finalidad y en ser lo que aún no somos. El problema viene cuando el “yo”, en el que nos metemos, pierde de perspectiva la realidad, la capacidad de sentirla, de comprenderla y enterarse de cómo se está viviendo y, sobre todo, cuando se pierde esa capacidad de elegir (la libertad) dejándose arrastrar por la inercia de las mayorías, los usos y costumbres, las supuestas obligaciones…Y sólo cuando tenemos choques que nos hacen ver lo vulnerables que somos, y lo limitado de nuestro tiempo, es cuando reflexionamos sobre la vida. Incluso en personas que creen, o creemos, tener una comprensión global de la vida, sentido de la realidad y equilibrio, así como una vida interior (agnóstica) para vivir la vida en todas sus expresiones, hay ocasiones especiales (cuando se reciben impactos emocionales o riesgo de pérdida de la vida) en las que nos damos cuenta, como dice Séneca, de qué forma dilapidamos la vida en cosas inútiles. Cómo en la búsqueda de la seguridad nos desenfocamos, sacrificando en exceso la libertad y generándonos una ansiedad que neutraliza la pretendida felicidad conseguida.
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