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Resumen sobre la novela Camino de imperfección, Apuntes de Literatura

Apunte donde se explican las principales caracterí­sticas literarias de la famosa obra Camino de imperfección, escrita por Rufino Blanco Fanboma.

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 15/02/2016

silvia_gomez
silvia_gomez 🇪🇸

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¡Descarga Resumen sobre la novela Camino de imperfección y más Apuntes en PDF de Literatura solo en Docsity! Visión de Venezuela de principios del siglo XX, a través de la obra “Camino de imperfección” de Rufino Blanco Fombona Presentación Se parte de la premisa de que ninguna referencia es más privilegiada que la literatura para inventariar los rasgos más resaltantes de la sociedad venezolana en las primeras décadas del siglo pasado, pues ella asume la contemporaneidad (influencia positivista9 y la voluntad de indagar sociológicamente la realidad. A la vez se constituye en arma ofensiva contra los dictadores que procuran amordazar la prensa o la comparan con jugosas regalías. En este sentido, Junguittu (2009), reseñada en la página Web http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962009000200008&lng=es&nrm=is, hace una clara diferencia entre discurso literario y discurso histórico. Ambas formas, son sistemas de producción distintos e independientes, condicionadas por la intención y la actividad intelectual, bajo las cuales se aborda la realidad. Señala, la autora que en el discurso histórico, el saber se construye en determinadas condiciones de racionalidad, logicidad, sistematicidad, precisión y verificación, como requisito para la legitimación de conocimiento que se pretende ofrecer al lector. En cambio, el discurso literario es una representación estética, que se aproxima a la realidad objetiva a través de la construcción de mundos que están íntimamente relacionados con el autor y su contexto histórico social. Desde esta perspectiva, se aborda la novela como el medio literario de difusión de las visiones y perspectivas de los acontecimientos nacionales, regionales y locales, ocurridos en el devenir histórico de nuestra sociedad. El carácter didáctico de la literatura viene dado por la necesidad de comunicar un mensaje de mundos construidos sobre un referente real o imaginario y que encuentra un receptor ávido de formas de interpretación fundadas en la verosimilitud. La literatura y en especial la novelística de principios de este siglo, favorecen la consolidación de la conciencia nacional; es también innegable la función denunciadora contra los abusos y distorsiones de la sociedad, pero no se debe pedir a la literatura lo que debiera haber sido tarea de la economía o sociología: análisis científico (Vilda, 1995) No existe mejor medio probatorio de la premisa que acudir a los periódicos y revistas de la época para no tener que afirmar que el país carece de memoria, como lo señaló en su momento Blanco Fombona y, aunque el autor, en 1933 escribía "dos fatalidades avillanan mi literatura: el haber tenido que contender durante un cuarto de siglo con el más soez, patán, zafio autócrata aldeano, de lodosa alpargata, y el haber incurrido en ese feo, de lesa majestad artística a que nos constriñe nuestra época: escribir en los periódicos" (Rama, 1990, 42). Sin embargo, ese trabajo del que se queja, permite hoy tener una visión personal de la época que le tocó vivir, a él precisamente, ya que encarnaba, entre otras, lo mejor de la nacionalidad. Tomando en cuenta la premisa señalada, la finalidad de este tratado, consiste precisamente en tratar de comprender la concepción política, social y literaria del país en las primeras décadas de este siglo a partir de la visión reflejada en la obra “Camino de Imperfección”. De su vida y de su obra escrita surge una innegable fuerza sugestiva, una atracción que puede prenderse en el investigador, en el estudiante de historia o de literatura o de cualquier otra disciplina que se aplique a la comprensión de nuestro acontecer nacional. Se trata entonces de indagar, entender y exponer, su visión de Venezuela; muestra de una manera de abordar un problema literario ¿histórico?. Entroncado con la tradición modernista de lo que Ángel Rama denomina “el egotismo latinoamericano”, la manía del “diario íntimo”, el papel social del Dandy, la afición por el reto y las destempladas maneras caballerescas del duelo, que constituyen rasgos resaltantes de la personalidad del autor de #Camino de Imperfección”, encontrándose un lugar en el proceso global de la literatura venezolana, tratando de poner en evidencia cierta capacidad para contextualizar el cuerpo de los textos sin forzarlos, integrándolo a un conjunto plural de conexiones e interdependencias necesarias para obtener de ellos la evidencia necesaria y poder así visualizar una época oscura y brillante a la vez. El diario de Rufino Blanco Fombona es una mina de apreciables informaciones sobre la vida venezolana de comienzos del siglo XX, con la ventaja sobre cualquier otro texto, que la visión que se presenta es instantánea, sin retoques, donde es posible leer una información sobre la época y simultáneamente sobre el modo de percibirla el autor. Objetivos del estudio - Determinar la visión política, social y literaria de las primeras décadas del siglo XX en Venezuela a través de la obra “Camino de imperfección” de Rufino Blanco Fombona - Redescubrir la relación existente entre los hechos histórico-sociales y la literatura - Dar a conocer la frontera ideológica del autor y su inserción en mundo socio-político y literario de la Venezuela que le tocó vivir - Establecer un constructor teórico y metodológico que sirva de soporte para el análisis de la obra “Camino de Imperfección” - Analizar la obra “Camino de Imperfección” a fin de establecer la ideología del autor, así como su visión político-social-literaria de Venezuela a principios del siglo XX - Valorar la obra de Rufino Blanco Fombona con la finalidad de reivindicar al escritor contra la discriminación de que ha sido objeto. Justificación Aún cuando Rufino Blanco Fombona es quizá el escritor venezolano más traducido y, a pesar de que recibió los mejores elogios de la crítica en el continente europeo en general y particularmente en España, para la mayoría de los venezolanos, es sólo un nombre más, cuando no un perfecto desconocido. Sería una cuestión de justicia, los estudios que de su vida y obra puedan realizarse. Sería grato darse cuenta de que en Blanco Fombona, existen los lineamientos de un pensamiento que incide en las preocupaciones que todos tenemos. A este autor su perenne rebeldía y por qué no, también su “egotismo” le llevó a dejarnos un testimonio de censura que ha de integrarse en una doctrina orgánica, guiadora para nuestra América, una de las piedras básicas del pensamiento hispanoamericano. Estudiar a Blanco Fombona en términos generales y su “Diario íntimo” en especial, es ver en él al hombre de letras, capaz de colmar todos los moldes expresivos y, que lo esencial de su pensamiento tiene el carácter de una perenne vigilia, de un alerta en el horizonte, de un incentivo para la acción. Como dijera Gabaldón Márquez (1958) …su leyenda personal queda para el retrato. Su obra escrita en la venezolanidad, y tiene que ser ampliada y ahondada por los escritores que le sigan en el orden temporal. Y es, que en la obra de Rufino Blanco Fombona cabe hallar un eslabón genésico, el vínculo en lo permanente, el atizamiento de nuevas rutas del pensar y del hacer (p.XVIII) De allí que, aunque Blanco Fombona se saltó muchas barreras, tenía garras para aferrarse a la verdad y a muchas verdades de su época, las cuales usó en la lucha del momento político; por ello quizá, su mensaje adquiere el sello de lo testimonial y trasciende, sobre todo en la obra que nos ocupa, porque como bien lo señala Sanoja Hernández (1981), en el prólogo a Ensayos históricos de Blanco Fombona, “conviene una revisión de este período, porque hay sombras y luces definidas. Nada de penumbra” (p.XIII) Para muchas personas, la Venezuela gomecista era el paraíso, edén demostrable con las estadísticas que, como todo el mundo sabe o al menos sospecha, sirven para todo y para todo el que las pague. Para Blanco Fombona, era la “barbarocracia” regida por un patriarca otoñal que había perdido hasta la memoria y vivía en una especie de idiotismo, juguete de quienes lo rodeaban; así Rufino Blanco Fombona, “alma del siglo XVI y hombre del siglo XX”, quien pidió castigo para el país sin memoria, salió castigado él, con el peor de los castigos: el casi total olvido de parte de sus compatriotas. Pero si bien el tipo de material que nos ocupa es para uso de los historiadores, no es menos cierto que también lo es para la literatura; así lo manifiesta Rama (1990), “A lo largo del Diario se percibe claramente cuando el escritor ‘hace estilo’… con clara conciencia de que está produciendo la literatura” (p.58). En ambos casos se manifiestan significados con una fuerza comunicativa vivaz y directa, y es esa composición del material, el enjuiciamiento, la escritura periodística, con lo que se pretende esbozar la visión de la realidad del país de comienzos del siglo pasado. Partiendo de lo afirmado, se podría finalizar señalando que ello significaría que se debe comenzar por revisar la propia historia, analizarla y asumirla para llegar así al conocimiento, aceptación y dominio de nosotros mismos. Hay que evocar la Venezuela rural, empobrecida y todavía sometida a la dictadura gomecista en 1930, para valorar el progreso alcanzado durante los últimos setenta años. La Justificación última de este estudio, estaría precisamente allí, contribuir al fortalecimiento del alma nacional a través de estudios históricos y literarios de escritores de la época, comprometidos en la difícil tarea de la Lo anterior, es señalado en Internet, a través de la página: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/blancofombona.htm, Estas ideas irrigan toda su producción, y sobresalen con particular vigor en la que es su obra maestra: el Diario de mi vida (1929, 1933, 1991), que escribió a lo largo de una agitada biografía de exilios y luchas políticas, que lo llevó a residir, desempeñando cargos diplomáticos, en Holanda, Estados Unidos, República Dominicana, Francia, España, Uruguay y Argentina, además de ocupar cargos públicos en su país, en los breves lapsos en que le fue posible desempeñarlos a salvo de persecuciones políticas. Otra obra que contribuye al perfil del escritor es el de Puerta Flores (1994); este autor, nacido en 1910, rastrea los comentarios conocidos o no en torno a la figura y obra de Blanco Fombona para aceptarlos o negarlos, terminando con un romance hacia el autor como constancia de su mirada a un perfil de la vida del escritor. Finalmente, en http://www.analitica.com/archivo/vam1996.08/lit2.htm, señalan que el venezolano Rufino Blanco-Fombona (1874-1944) escribirá su diario Camino de imperfección, en un juego de los destinos que se bifurcan pero que paradójicamente confluyen en un interés común, la preocupación por América. Contexto histórico-social de Venezuela a finales del siglo XIX y comienzos del XX Ni Guzmán Blanco ni los gobiernos personalistas y posteriores de Andueza Palacios o Julián Crespo, pudieron unificar al país, el caudillismo imperaba, seguía vivo, como vivas estaban las divisiones federalistas, los regionalismos y las montoneras. En esa situación, el General Cipriano Castro, con soldados andinos, emprende en 1899, la idea de regenerar al país bajo la consigna de “Nuevos hombres, nuevas ideas y nuevos procedimientos”. Castro no representa ninguna burguesía ni intelectualidad, pero es astuto y piensa que ha llegado la hora de crear el “ejército nacional”. En la época de Castro, según señala Caballero (1994), se registró en el país una importante actividad intelectual gracias a la labor desplegada por una numerosa generación de escritores, poetas, historiadores y hombres de ciencia. En la literatura, y bajo la influencia del modernismo, se destacaron, entre otros, Carlos Borges (1875-1932), panegrista de Castro y Gómez; Rufino Blanco Fombona (1874-1944); Francisco Lazo Martí (1864-1909); Andrés Mata (1870-1931); Alfredo Arvelo Larriva (1833-1934); Arreaza Calatrava (1865-1950); Manuel Díaz Rodríguez (1871-1950); Pedro Emilio Coll (1872-1947); Pedro C. Dominici (1872-1954); Key Ayala, Cabrera Malo, Febres Cordero, y muchos otros más. Esta es también la época del criollismo, costumbrismo, entre las tendencias más difundidas. Con la llegada de los andinos al poder a través de la Revolución Restauradora, se inicia un período de conflictos tanto internos como externos. Castro asumió una postura nacionalista que se revirtió en enfrentamientos con la oligarquía nacional y con las potencias extranjeras (Alemania, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos de América). El bloqueo económico al gobierno de Cipriano Castro (1899 – 1908), tuvo su origen en las deudas contraídas por la nación con los países extranjeros y por las medidas que este había tomado contra dichas empresas. En su diario "Camino de imperfección", el 20 de septiembre de 1906, el autor presenta un cuadro donde se comprueba que Venezuela, a quien se tachó de mala pagadora, lo único que hizo fue defenderse y no dejarse robar. Venezuela, estaba enfrentando no sólo un mal momento económico, sino también de peste bubónica y plagas, lo que traía como consecuencia malas cosechas de café y cacao, aunado al aumento de los impuestos de exportación a estos rubros que, dificultaban la competitividad en el mercado internacional. Cipriano Castro de una u otra manera sabía de las verdaderas intenciones, de las llamadas inversiones extranjeras, las cuales eran de apoderarse de las materias primas, cancelar pocos impuestos, luego Venezuela las compra en manufacturas, el país se hace dependiente de las potencias explotadoras de los recursos naturales de la nación. Es por ello, que Cipriano Castro dificultó las inversiones extranjeras en el período (1899 – 1908). Al final de dicho período hasta hoy día, Venezuela vive de la renta petrolera, como uno de los productos que más se exporta tanto a los países europeos como a los Estados Unidos. Cuando Gómez, le da golpe de Estado a Castro, y asume el poder en 1908, Venezuela es país agrario, éste quiere estimular el desarrollo pero lo hace afianzando más la dependencia; la novedad es que a partir de 1912, las inversiones no se dirigen hacia el agro sino hacia la naciente explotación petrolera. Sin embargo, a pesar del petróleo, el país consume el primer tercio del siglo XX “analfabeta, pobre, enfermo, deprimido, a medio vestir y descalzo. Pero curiosamente con unidad cultural, igualitario, con la identidad intacta y las esperanzas renovadas” (Morón, 1972: 226). No todos los historiadores están de acuerdo con la afirmación anterior, por el contrario, muchos señalan que el gomecismo introdujo a Venezuela al siglo XX; pero a qué precio; el país avanzó, no hay duda pero avanzó en la sumisión, en el despojo; la persistencia de la represión, los destierros, la perpetuación de un sistema económico semifeudal regido por las relaciones precapitalistas, la insurgencia de una burguesía comercial especulativa y usurera no bastaba en virtudes de probidad y trabajo; … “la necesidad del caudillo, del gendarme necesario, capaz de mantener la paz y la concertación nacional, son razones contundentes de que hay un Estado sobre una Nación endeble” (Vilda, 1995: 62). Y esas nociones del gendarme necesario, del progreso continuo; fueron implantadas en el país por la filosofía positivista. Hay unanimidad en fechar el año 1866 como el año oficial del positivismo en Venezuela, según Cárdenas, cuando Rafael Villavicencio pronuncia un discurso en la Universidad Central de Venezuela, afirmando la existencia de leyes positivas que rigen no sólo el cosmos y el cuerpo, sino también la Historia y la Sociología, “Frente a aquella historia hinchada y altisonante de Juan Vicente González o Eduardo Blanco, donde hay más adjetivos que conceptos, los positivistas quieren oponer un método riguroso como el que arbitran las ciencias naturales para enrumbarse hacia la verdad” (p.331). Ningún otro movimiento intelectual despierta tanta inquietud, apasionamiento y vocaciones científicas. Ninguno modificó tan hondo el pensamiento venezolano. El positivismo resultó una reacción contra el clericalismo, contra la filosofía católica, contra la enseñanza estrecha en la universidad, contra la crítica literaria formalista, contra la política, entendida y practicada como oficio lucrativo, contra la enseñanza de la historia memorística y no como ciencia del progreso social, contra una ciencia que no inventa ni analiza; pero a qué precio se pagó este “progreso” y, es precisamente contra este tipo de cosas, contra las que Rufino Blanco Fombona arremete; contra la dependencia, contra el antimperialismo, contra la falta de sensibilidad social, contra la preeminencia de lo económico, no para el bienestar de todos, sino de un grupo élite. Ciencia, orden y progreso, constituye la prédica insistente. No es extraño que fuera la ideología que adoptó la burguesía comercial y financiera que aspiraba a controlar el poder político y económico; sin embargo, este “orden y progreso” tenía mucho que ver con el neocolonialismo, con las ideas despectivas sobre el indio, sobre el mestizo y sobre lo latinoamericano en general. Para Vilda, entre muchos otros que lo preconizan, la filosofía social positivista fue racista, propulsora de un progreso basado en la explotación de los recursos propios por capitales extranjeros, “A corto plazo aceleró la modernización del país y enriqueció a la burguesía, pero a largo plazo, intensificó la dependencia” (p.50). La historia constitucional y jurídica fue la ciencia más cultivada por el positivismo venezolano. Gil Fortoul, Aracaya, Vallenilla Lanz y César Zumeta, constituyen los investigadores más notables y a la vez la más selecta representación de la intelectualidad gomecista a la que defienden y se adhieren ante el país y el mundo. Los cuatro desempeñan posiciones claves y son los portavoces “oficiales” del dictador (Sanoja, 1981; Caballero, 1994; Miliani, 1994; Vilda, 1995). En cuanto al aspecto social, desde 1890 a 1935, lo tomaremos de las variadas reseñas novelísticas en el país; se editan 94 novelas en Venezuela en ese período. Como ya se ha mencionado, ninguna referencia más privilegiada que ellas para inventariar los rasgos más resaltantes de la sociedad a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Al respecto, Belrose (1979), acota: La novela criollista que comienza a florecer a partir de 1890, bajo el impulso combinado del romanticismo, del realismo, del naturalismo, del modernismo, sin olvidar el positivismo, cuya influencia fue determinante en la evolución de las sociedades y de la literatura, se concibe, en un principio, como una rama de la sociología; un arma de combate que se esgrime contra la barbarie, como un instrumento de investigación en manos de escritores reformistas, deseosos de escudriñar la realidad nacional, de encontrarle solución a los múltiples y graves problemas que tiene que resolver la sociedad en que les tocó vivir. (p.3) A través de esas 94 novelas, desfila un país gobernado por déspotas que ejercen el poder como si la nación fuera su propia parcela; la novelística asume la contemporaneidad (influencia positiva) y la voluntad de indagar sociológicamente la realidad. Es admirable en ellas su pretensión socio-política. En este orden de ideas, Blanco Fombona (1958), explica la palabra “criollismo”, en los siguientes términos: … es la pintura, a outrance, de las costumbres populares, con los tipos y en el lenguaje constelado de provincialismos, muchos de ellos no comprensibles para el lector no venezolano… Salvo extravagancias, disculpables con todo el ardor de palucha, los criollistas, enemigos de todo lo exótico, tienen razón. Ellos fomentan nuestra literatura del porvenir. (Letras y letrados de Hispanoamérica, p.61) La lucha antimperialista de Blanco Fombona y otros escritores, aparece ya muy concreta en este período. En El cabito, será contra los ingleses pero desde El Hombre de Hierro a Doña Bárbara y de ahí en adelante arremeterán contra lo “gringo” que pone en peligro el destino autónomo del a patria. La novelística de esa época favorece la consolidación de la conciencia nacional. Hubo novelas comprometidas pero no por ello mejor literatura. Sin embargo, no todo fue indagación sobre la realidad; la literatura fue más rica y variada. También abundó la novela sentimental, la criollista, la regional y la modernista. El modernismo literario, paralelo al positivismo, surge como reacción a la literatura criollista, implicando no sólo una renovación estética y afán Cosmopolitan sino también y sobre todo, el recate de la peculiaridad y autonomía de la tarea literaria. Hacer del lenguaje una ciencia artística fue pretensión modernista. Este modernismo venezolano, refleja los conflictos entre la burguesía comercial financiera y urbana que se va afianzando en el poder y la antigua aristocracia mantuana-latifundista que va perdiendo su influencia económico-social. Conflictos entre ciudad y campo, entre títulos de crianza y éxitos económicos, entre libertad y neocolonialismo. Dentro de este modernismo, en Venezuela se presenta una corriente que aparentemente evade los contextos sociales como si mantuviera actitudes de indiferencia frente a los problemas del país, “Una sorda y trágica rebeldía” (Miliani, 1994: 6). La segunda corriente se nutre más de la historia; es política, combativa visceral, quiere cambiar el país mediante la palabra encendida. Cada novela, cuento o ensayo se convierte en tribuna y catapulta. Con frecuencia caen en el panfleto; no analizan ni describen, increpan y condenan: Pío Gil, Blanco Fombona, Pocaterra, son ejemplos connotados de ello, aunque no toda la obra de estos escritores tiene la mencionada característica; en la mayoría de los casos, son críticos, reflexivos, analíticos, aunque siempre con el toque revolucionario, irreverente, cuestionador. Ni el positivismo ni el modernismo hubieran penetrado la cultura venezolana a no ser por la colaboración bimensual, durante 23 años de la revista “El cojo ilustrado”, constituyéndose en prédica de lo nacional como campo de experimentación según los métodos positivistas; dicha revista representa para Venezuela una etapa de cultura, información, progreso y de conciencia nacional. También estuvo presente “Cosmopolis”, que aunque no de tan larga duración como la anterior, ambas están en los comienzos de esta vigorosa expresión de la literatura nacional, por cuanto aglutinan a su alrededor, dentro del auge modernista de la literatura venezolana de la época, a quienes serían propiamente los iniciadores del cuento venezolano. En todo este contexto descrito, está presente la figura y escritura de Rufino Blanco Fombona; al adentrarnos al análisis e interpretación de su obra Camino de imperfección, se tratará de captar e imantar su visión del país en este difícil período de la vida venezolana, y así tener ideas directas de los sucesos y acontecimientos vividos por el escritor; cimientos de esta empresa con nuevas perspectivas de la comunicación social y cultural. Contexto histórico-literario de Rufino Blanco Fombona Conocer la obra de este escritor resulta una hazaña, pues de Rufino Blanco Fombona (1874-1944), lamentablemente se conoce más de su personalidad que de su obra. Fue y sigue siendo un escritor injustamente olvidado; se le ha marginado al presentársele sólo como hombre violento, impulsivo, temido, controversial, aventurero, pero no señalan que fue un escritor integral, que desarrolló todos los géneros, que se destacó como poeta, ensayista, historiador, novelista, crítico literario y un gran divulgador de las letras latinoamericanas a través de su labor como editor. Los errores que haya podido cometer no pueden invalidar su obra; todas esas coyunturas políticas que le tocó vivir no pueden hacernos olvidar su dimensión universal. Todos aquellos que lo conocieron o juzgaron, coinciden en señalar que era un hombre polifacético, de avasallante personalidad, atrevido, un hombre que en la vida y en la literatura, respondía a un carácter fuerte, obcecado, tenaz, apasionado por la divulgación de nuestra literatura en el mundo de habla hispana (Larrazábal, 1994) En parecidos términos se expresa Barradas (1986), al señalar que “la avasallante personalidad de Blanco Fombona, la espontaneidad de sus reacciones determinaron que desde muy joven, adquiriera fama de intemperante” (p.25) En Blanco Fombona siempre se dio un raro compuesto de combatiente extremista y de artista exquisito, poseyendo el arte de la polémica; es todo lo contrario a un diplomático. Como contraste a los escritos de la Figura 1 Contexto histórico-literario de Rufino Blanco Fombona Además de las obras señaladas, se tiene conocimiento de otras obras de las que no se pudo obtener la fecha en que fueron publicadas:  Cancionero de amor infeliz (poesía)  Tragedias grotescas (cuento)  Dramas mínimos (cuento) De igual manera, algunas novelas que son consideradas por algunos críticos como “hijas naturales” pero “reconocidas” por el escritor; entre éstas: Crepúsculo y su enamorada, Amor de conspirados, El sexo triunfante, Una mujer como hay muchas y El hombre que huía de su mujer. Bases teóricas Escritura íntima o Diarismo El diccionario de la Real Academia de la lengua Española (1986), señala en una de sus acepciones, que el Diario es una “relación histórica de lo que ha ido sucediendo por días, o día por día” (p.583); asimismo, presenta el Diarismo como un americanismo, sinónimo de periodismo. En relación a este trabajo, se tendría que aclarar que ambas definiciones son valederas y, que la visión de Camino de imperfección”, es la que presenta la fuente anterior, esto es, una relación histórica de los acontecimientos, hechos en el ámbito político, social y literario presentes en la obra. En términos generales, el diario es un escrito íntimo, no necesariamente con pretensiones literarias (aunque en el caso que nos ocupa si las tiene), en el que cada día se anotan los hechos acontecidos, los pensamientos y experiencias vividas. Cualquiera que sea el cuidado dispensado a su contenido o a su presentación, el diario suele tener un valor autobiográfico inestimable. Este género, cuando está bien escrito, tiene un particular atractivo por verificarse en una zona difusa donde confluye la crónica cotidiana, el ensayo, el epigrama, el juicio demoledor avalado por la (relativa) ausencia de autocensura. Zona múltiple que puede llegar a ser, en el caso de los grandes diaristas, un inagotable placer de lectura, mucho antes que una fuente para completar un cierto mapa literario. Por su parte, en http://www.taringa.net/posts/arte/5756225/El-diario-intimo_-un-confidente-con-historia.html, reseñan que La escritura del diario íntimo, o personal, se origina en la necesidad del yo y de sus múltiples máscaras por expresarse sin censuras propias y ajenas. “Tenemos la impresión de estar contemplando una mente que se halla a solas consigo misma; una mente que piensa tan poco en su público que de vez en cuando recurre a una especie de taquigrafía particular, tal como acostumbra a hacer el pensamiento en su soledad, se divide en dos y habla consigo misma”, escribe Virginia Woolf en el prólogo del Diario de Katherine Mansfield, publicado cuatro años después de su muerte. El diario es una práctica de escritura hondamente arraigada en la sociedad. Al ser una escritura del vivir cotidiano, de carácter secreto, y usada por personas de toda edad y condición, ha sido poco valorado como registro, y su práctica se relegó a una región menor en la consideración intelectual o artística. Continúa señalando la fuente anterior que el diario es ambivalente por naturaleza porque contiene el hoy y el germen de la posteridad del escribiente. Caben en él, según la autoestima, la certeza o la esperanza de que el tiempo vuelva trascendente el dato que en el presente de la escritura es apenas remarcable. Tiene también carácter de documento testamentario y esa particularidad, como las características de ser alusivo y cifrado, hace que la participación de la lectora/lector sea activa pues se hace necesario curiosear, pesquisar, confrontar datos para sacarle el jugo al texto. No menos interesante es la hechura de este objeto literario, que físicamente ocupa el lugar del secreto porque se guarda en cajones y sitios ocultos que se quieren inviolables y, en sí mismo, contiene secretos. Con una impronta de verdad que permanece pese a las correcciones o a la posible edición, quien escribe un diario íntimo conoce la fascinación que produce espiar una vida mirando por la cerradura. En el diario subyace cierta idea de trascendencia, en ese punto todo diario se sabe leído más allá de una real posibilidad de publicación. Genera un vaivén permanente entre lo público y lo privado con el que se juega y con el que se cuenta, en el caso de escritoras y escritores el vaivén es esencia misma porque la vida real y la literatura se intercambian y porque los límites entre una y otra se diluyen y funden. María Laura de Arriba, profesora universitaria, señala EN http://www.argus-a.com.ar/ensayos- essays/96:escrituras-del-yo-diarios-de-escritores, que los diarios íntimos o personales materializan en la escritura un soliloquio, un monólogo interior o una especie de carta destinada a sí mismo o a la entidad absolutamente especular que surge, a veces en la forma de una segunda persona, simultáneamente con el quehacer discursivo. El interrogante, válido en este caso, está dirigido hacia el posible receptor de ese discurso que, en primera instancia, es el propio productor. Una emisión, se puede decir, del yo hacia el sí mismo que construye una brecha, una distancia no perceptible en la experiencia cotidiana que, además de remitirnos como lectores al tema de los desdoblamientos personales, le permite al diarista objetivar(se), en la medida de lo posible, en ese pasaje de la primera a la primera persona. La divulgación de los pensamientos y experiencias personales por medio de un diario se remonta al renacimiento, pero no conoció su apogeo hasta la época del romanticismo. A veces se empleó para expresar sentimientos personales de índole muy artificiosa. A pesar de todo, el diarismo todavía representa un papel muy importante … “Entre otras muchas obras famosas en el género, se pueden precisar el “Diario” de Samuel Pepys (1633-1703), el de los hermanos Edmond y Jules Goncourt; el de la pintora rusa María Bashkirtsef y el de la niña Ana Frank (1929-1945) que constituye uno de los más impresionantes testimonios de la represión hitleriana en la II Guerra Mundial” (Gran Enciclopedia Universal, 1982: 933). Parecidos términos los encontramos en la siguiente página Web: http://lecturasylibros.blogspot.com/2010/01/del-diario-intimo-la-bitacora-digital.html, se señala que no es sino a partir de la segunda mitad el siglo XIX cuando es posible encontrar diarios monumentales como los de Tolstoi y Dostoievski, de Jules Renard y de León Bloy, a los que siguieron diaristas tan famosos como Franz Kafka, Thomas Mann, Robert Musil y Virginia Woolf, además de Paul Léautaud, Witold Gombrowicz y tantos otros. Son, al menos, algunos de los que más se conocen. Respecto a los ejemplos de diarios presentados, Blanco Fombona señala … “lo poco que conozco del Diario de Goucourt no me gusta… es sólo un chisme largo. Nada de interés humano. Sólo un chisme” (camino de Imperfección, e de abril de 1913). Aunque en ocasiones él criticó el diario que llevaron los Goncourt y también el de Stendhal, así como el de Amiel que, según asegura, se volvía “todo pensamiento”, del mismo modo que el de María Bashkirtsef “todo sensaciones” (noviembre 18 de 1913). Rama (1990), acota que Blanco Fombona concedió especial importancia al diario íntimo. “El Diario de Rufino Blanco Fombona ejercita, sin buscarlas, algunas normas del género, por lo cual es una cantera de aprovechables informaciones sobre la vida venezolana en el primer tercio del siglo XX (p.57)… “pero es también la composición del material histórico, la visión de la realidad política de su tiempo, aunque en este caso no falta el enjuiciamiento… liberando al lector de la impertinente intromisión del autor” (p.60) Asimismo, manifiesta que el escritor que nos ocupa, gracias a su diario, descubrió que era un ser contradictorio. “En un temperamento que se define como contradictorio, llevar cotidianamente un diario es desafiar la coherencia y abandonarse a la variación que ese mismo temperamento promueve o que el sistema del Diario fomenta, ofreciendo las distintas facetas posible”… (p.51) Todos los libros de su Diario, retazos de autobiografía, presentan al hombre contemplándose a sí mismo, reencontrando etapas de su vida como espectáculo, por su idea de padecer bregando para que se le discuta, para que se le ataque, para que se le combata. Parafraseando a Rama con la pregunta ¿Por qué se escribe un diario?, se responderá el propio Blanco Fombona, de la siguiente manera: ¿Para qué se escribe un Diario? En realidad no lo sé… Con las acciones que dejamos entre paréntesis y con los pensamientos que dejamos inéditos al paso de nuestros días, podríamos escribir otro Diario, también nuestro y tan diferente del que llevamos, como pueden serlo el diamante del carbono, un hombre de una mujer y un alma de otra alma. (o Octubre, 29 de 1913) Como puede verse, no hay respuesta sencilla, sólo podríamos decir que para el escritor, el Diario sólo sería un ejercicio literario. Después de revisar diversos autores, y la propia obra que se estudia, se puede establecer que la producción autobiográfica expresada en los diarios de Blanco Fombona, quedaría estructurada de la siguiente manera:  Diario de mi vida. La novela de dos años (1904-1905)  Camino de imperfección. Diario de mi vida (1906-1914)  Dos años y medio de inquietud (1928-1930) Según lo reseña el propio Blanco Fombona, las anotaciones de los años que van de 1915 a 1927, ambos inclusive, le habían sido robadas junto as diversas cartas, documentos y textos literarios por los esbirros de Juan Vicente Gómez. En el presente estudio, se trabajará sólo con parte de los diarios, es decir, específicamente con el que va de 1906 a 1914, o sea, con Camino de Imperfección. A manera de conclusión Para concluir este estudio, que no pretende agotar el tema, sino abrir nuevas perspectivas al estudio de la escritura íntima de Blanco - Fombona; se tiene: Su espíritu de poderosa vocación de conquistador le llevó a explorar casi todos los géneros de la literatura. En este sentido, Blanco Fombona nos resulta la más compleja personalidad intelectual de nuestra generación modernista. Es el polígrafo de la generación. La obra de Rufino blanco Fombona, expresa las motivaciones de la oligarquía terrateniente en el panorama social de Venezuela. Aplicando, de manera muy general, la sociología crítica, sus notas personales no son consecuencia de la casualidad, son motivaciones de clase. Su actitud rebelde le llevó a la crítica de algunos escritores de su tiempo. Violento e independiente, sus primeros poemas brotaron del crisol modernista, pero su pasión por América le llevó a independizarse de toda forma expresiva establecida, en su labor de crítico, historiador, político, literato y ensayista. Blanco Fombona se dedicó en gran parte a la defensa de lo hispanoamericano: 1.- estudiando la historia y la cultura hispanoamericana en general y la obra y el pensamiento de Bolívar en particular y 2.- divulgando en Europa la obra de hispanoamericanos, a partir de la creación de la Editorial América, en España. Considera Goldman (1967), que cada creación cultural, en este caso Camino de Imperfección, es necesario ubicarlo a la vez dentro de lo individual y lo social, porque deben apreciarse las dos estructuras de la obra … “constituidas por la personalidad del creador y por el grupo social en el que se elaboraron las categorías mentales” que las circunscriben. Blanco Fombona, situado en su tiempo, aparece a la luz de una perspectiva doble: como crítico y como poeta; ambos aspectos, que se complementan al mismo tiempo, contribuyen a dar una cierta oscuridad a su compleja obra. Diarios de mi vida, abarca un turbulento período de unos casi treinta años que recoge las peripecias íntimas, políticas, diplomáticas y literarias del controversial autor. Es necesario que apreciemos en Camino de Imperfección, una tesis social: la del proceso venezolano de la penetración de la oligarquía terrateniente por elementos que hábilmente trepan y se introducen en sus cerradas filas, para desquilibrarla y absorberla. La obra evidencia a la Venezuela de fines del siglo XIX y comienzos del XX, la cual reproduce un cuadro socioeconómico y espiritual conformado por las frustraciones derivadas de los gobiernos. La audacia más
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