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Narrativa y Poesía Española en el Siglo XX: Generación del 98 y Modernismo, Resúmenes de Lengua y Literatura

ModernismoLiteratura Española del Siglo XXGeneración del 98

Este documento analiza la evolución de la narrativa y poesía españolas durante el primer tercio del siglo xx, marcada por la generación del 98 y el modernismo. Se abordan las innovaciones literarias de autores como valle-inclán, unamuno, baroja, azorín y rubén darío, y se examinan temas como la preocupación por españa, el existencialismo y la evasión. Se destacan las características literarias de ambas corrientes, como el uso del diálogo, el sobrio lenguaje y la introspección.

Qué aprenderás

  • ¿Qué innovaciones literarias se desarrollan en la narrativa y poesía españolas durante el primer tercio del siglo XX?
  • ¿Qué caracterizan a la Generación del 98 y el Modernismo en la literatura española del primer tercio del siglo XX?
  • ¿Cómo se reflejan las preocupaciones sociales y existenciales en la narrativa y poesía españolas de esta época?

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 22/12/2022

lmurillom10
lmurillom10 🇪🇸

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¡Descarga Narrativa y Poesía Española en el Siglo XX: Generación del 98 y Modernismo y más Resúmenes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! LA NARRATIVA ESPAÑOLA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX Las innovaciones narrativas de principios de siglo las marcan los novelistas de la llamada Generación del 98, pero también hay muestras de narrativa modernista. Los novelistas de principios de siglo se mueven en el contexto de crisis política, económica y moral que se vivía a finales del siglo XIX, agudizado por el Desastre del 98 y el agotamiento de los temas y formas de la literatura del siglo anterior. En este panorama encontramos dos reacciones: la evasión modernista que aparece en las primeras novelas de Valle-Inclán, y la narrativa del 98, comprometida con los problemas de la época representada por Azorín, Unamuno y Baroja. Las posturas de los intelectuales del 98 van evolucionando en el tiempo, en su juventud se adhirieron a planteamientos políticos revolucionarios de la época. Sin embargo, al no ver resultados tras la publicación en 1901 de un Manifiesto de Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu en el que denunciaban las lacras que sufría el país, abandonan las posiciones radicales y se aprecia una preocupación por el país con una actitud más contemplativa y filosófica. Tratan el tema de la preocupación por España, desde planteamientos reformistas y patrióticos (Unamuno), escépticos y pesimistas (Baroja) o desde una percepción impresionista o lírica (Azorín). De está preocupación surgen subtemas como el alma de Castilla, la intrahistoria (historia hombre anónimo y vida cotidiana) y el rescate de autores medievales (Berceo, Rojas o Manrique), clásicos olvidados (Gracián) o del siglo XIX (Larra); muestran especial interés por el Quijote y Cervantes. También tratan el tema existencial, preocupación por el sentido de la vida, conflictos psicológicos o problemas de la religiosidad. Como no encontraban sentido a la existencia, sus textos revelan frustración y desesperanza. Estos escritores cultivaron sobre todo el ensayo y la novela. En está última aparecen innovaciones en el estilo y en la forma de narrar. El lenguaje literario es sobrio, claro y subjetivo. Se desvela el sentir personal del escritor a la hora de mirar el paisaje, ya que se convierte en el símbolo de la sensibilidad personal. En cuanto a la narrativa, introducen los rasgos siguientes: el argumento pierde importancia, la novela se centra en el mundo interior del protagonista, se utilizan la elipsis, la fragmentación y los saltos temporales, cobra importancia el diálogo que sirve como batalla de ideas entre los personajes. Miguel de Unamuno cultivó con mayor intensidad ensayos y novelas, estas últimas se caracterizan por su corte existencial. Cobra importancia el diálogo por medio del cual resuelve contradicciones y reflexiona sobre la existencia de Dios, la inmortalidad o el determinismo. Entre sus novelas, a las cuales llamó nivolas, destacan: Amor y Pedagogía (demuestra que la ciencia no puede salvar al hombre de sus angustias), Niebla (despliega sus angustias religiosas y existenciales), La tía Tula (la protagonista presenta un anhelo obsesivo de maternidad) y San Manuel Bueno, mártir (historia de Don Manuel, cura de aldea, que se debate entre propagar la mentira consoladora (fe) o la verdad amarga (soledad del hombre)). José Martínez Ruiz, Azorín, borra las fronteras entre el ensayo y la novela. Usa la frase corta y la sintaxis simple, la frecuencia de un léxico castizo y muchas descripciones. Sus novelas se pueden dividir en dos tipos. Por un lado, aquellas en las que predominan los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje, cuyo protagonista es Antonio Azorín que se convierte en la conciencia de su creador. Pertenecen a este grupo La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo. Por otro lado, aquellas en las que refleja sus propias inquietudes a través de personajes míticos de nuestra literatura: la fatalidad, la obsesión por el tiempo, el destino, etc. Una muestra de ello son Doña Inés y Don Juan. Pío Baroja estudió medicina y cultivó novelas y cuentos. Defiende una novela abierta y “sobre la marcha”, así compone sus relatos a través de una serie de episodios dispersos,unidos, muchas veces, por la presencia de un personaje central. La mayoría de sus personajes son seres inadaptados que se oponen a la sociedad en la que viven y no tienen energía suficiente para llevar lejos su lucha; acaban frustrados, vencidos y destruidos. El escepticismo barojiano, su idea de un mundo sin sentido, su falta de fe en el ser humano le llevan a rechazar cualquier posible solución vital, ya sea religiosa, política o filosófica y le conducen a un marcado individualismo pesimista. Tiene una producción prolífica y agrupó sus novelas en nueve trilogías y una tetralogía. Entre ellas destacamos Zalacaín el aventurero, La busca y El árbol de la ciencia. Valle-Inclán, que cultivó todos los géneros y fue uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, tiene una producción narrativa que va del Modernismo al Esperpento. Modernista es su ciclo de las Sonatas (Sonata de primavera, Sonata de estío, Sonata de otoño y Sonata de invierno), protagonizadas por el Marqués de Bradomín, una especie de Don Juan decadente. Su etapa esperpéntica, iniciada en el teatro con Luces de bohemia, la lleva a la novela especialmente en El ruedo ibérico, una trilogía que dejó incompleta y que constituye un retrato muy ácido de la época de Isabel II que no respeta a nadie. La autora Concha Espina es coetánea de la Generación del 98 y destaca su obra La esfinge maragata.También encontramos autores extremeños como Antonio Reyes Huertas, que consagraba una imagen de la tierra aferrada a sus costumbres que se niega a cambiar, La sangre de la raza; o Felipe Trigo cuyas obras más importantes son El Médico Rural y Jarrrapellejos. Su manera de ver la vida y el amor no fue entendida y se hablaba de él como escritor erótico.
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