Resumen y Sumillado sobre el texto"La quimica del amor", Resúmenes de Ciencias Sociales

¡Descarga Resumen y Sumillado sobre el texto"La quimica del amor" y más Resúmenes en PDF de Ciencias Sociales solo en Docsity! RESUMEN DE “LA QUIMICA DEL AMOR” Esta es la romántica imagen que, de Eros, el dios del amor, han dado los artistas. Pero si profundizamos el mito, descubrimos que el dios Eros, en sus orígenes, estaba relacionado con el concepto de caos y que las flechas de Cupido, el nombre latino de Eros, no solo crean, sino que también pueden destruir. Es cierto que se han multiplicado los estudios para desentrañar los mecanismos biológicos de la sexualidad, pero las emociones han sido consideradas como entidades misteriosas totalmente desligadas del cuerpo y encerradas en algún lugar recóndito del alma, igualmente secreta e impalpable. En los últimos años, gracias a los progresos de la neurofisiología, se ha descubierto que la tempestad de emociones y de estados de ánimo que desata el amor en la mente y en el cuerpo tiene mucho que ver con las complejas reacciones químicas que se producen en el sistema nervioso central. El lado más impulsivo y pasional del amor se atribuye a la dopamina, el neuro- transmisor responsable de la capacidad de desear algo y repetir un comportamiento que procura placer. De hecho, la dopamina también está relacionada con los fenómenos de dependencia como el tabaco, el alcohol y las sustancias estupefacientes. En cambio, la sensación de bienestar emocional junto a la pareja se debe a la endorfina, hormona que produce el cerebro y la glándula de la hipófisis. Esta sustancia es responsable de la actitud eufórica que produce el amor, que hace que nos olvidemos de comer y dormir, y hasta de percibir el cansancio. La unión conjunta de todas estas sustancias mencionadas inhibe las funciones lógicas y racionales del cerebro y estimula la actividad emocional localizada en el sistema límbico, bajo la corteza cerebral. Las condiciones están dadas para que la pareja quiera ir más allá, sin medir las consecuencias. Precisamente esta sustancia es la que nos permite conservar el equilibrio psicológico frente a esa cascada de hormonas y emociones llamada amor. Es la sustancia clave para el correcto funcionamiento emocional de la persona. Por ejemplo, los problemas de ansiedad probablemente están relacionados con la escasez de serotonina en la amígdala cerebolosa, la parte del cerebro que se vincula con el miedo y otras emociones. Así funciona la química de Cupido. Sin embargo, si alguna vez existió esa química, la pareja puede volver a recuperar esas situaciones con más madurez. SUMILLADO DE “LA QUIMICA DEL AMOR” Un niño alado que se divierte disparando flechas y organizando enredos. Esta es la romántica imagen que, de Eros, el dios del amor, han dado los artistas. Pero si profundizamos el mito, descubrimos que el dios Eros, en sus orígenes, estaba relacionado con el concepto de caos y que las flechas de Cupido, el nombre latino de Eros, no solo crean, sino que también pueden destruir. Una cosa es segura: después de toparnos con él, nada vuelve a ser como antes. Aunque el enamorarse sea una de las experiencias más intensas en la vida de una persona, la ciencia se ha negado, durante mucho tiempo, a tratar este sentimiento en su globalidad. Es cierto que se han multiplicado los estudios para desentrañar los mecanismos biológicos de la sexualidad, pero las emociones han sido consideradas como entidades misteriosas totalmente desligadas del cuerpo y encerradas en algún lugar recóndito del alma, igualmente secreta e impalpable. En los últimos años, gracias a los progresos de la neurofisiología, se ha descubierto que la tempestad de emociones y de estados de ánimo que desata el amor en la mente y en el cuerpo tiene mucho que ver con las complejas reacciones químicas que se producen en el sistema nervioso central. Estas reacciones son motivadas por la acción de los neurotransmisores, unas sustancias que permiten a las células nerviosas, las neuronas, comunicarse entre sí. ¿Cómo funciona este intrincado mecanismo bioquímico? El lado más impulsivo y pasional del amor se atribuye a la dopamina, el neuro- transmisor responsable de la capacidad de desear algo y repetir un comportamiento que procura placer. De hecho, la dopamina también está relacionada con los fenómenos de dependencia como el tabaco, el alcohol y las sustancias estupefacientes. La orden que la dopamina imparte al cerebro es, pues, categórica: deseo. Y con esa orden se desata la tempestad. El hipotálamo, una porción del cerebro situada en su parte más interna, ordena entonces a la glándula suprarrenal producir dos neurotransmisores: la adrenalina y la noradrenalina. ¿Quién no conoce los primeros síntomas que indican que las flechas de Cupido han dado en el blanco? El corazón se acelera, el estómago parece estar lleno de mariposas revoloteando, por no mencionar el temblor de las piernas, la respiración fatigosa y las pupilas dilatadas. Son los efectos de la adrenalina, la molécula de la excitación (es decir, de los estados emocionales intensos). El sudor de las manos y la sequedad de garganta que percibimos después de tanta emoción es culpa de la noradrenalina. En cambio, la sensación de bienestar emocional junto a la pareja se debe a la endorfina, hormona que produce el cerebro y la glándula de la hipófisis. Esta sustancia es responsable de la actitud eufórica que produce el amor, que hace que nos olvidemos de comer y dormir, y hasta de percibir el cansancio. La unión conjunta de todas estas sustancias mencionadas inhibe las funciones lógicas y racionales del cerebro y estimula la actividad emocional localizada en