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Rimas y Leyendas, Apuntes de Literatura del Siglo XIX

Asignatura: Literatura Española del Siglo XIX, Profesor: Isabel Visedo Orden, Carrera: Español: Lengua y Literatura, Universidad: UCM

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 16/09/2015

begoniita
begoniita 🇪🇸

3.9

(209)

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¡Descarga Rimas y Leyendas y más Apuntes en PDF de Literatura del Siglo XIX solo en Docsity! RIMAS Y LEYENDAS Rimas Cuando escribe Bécquer está en pleno auge el Realismo. La poesía triunfante está hecha a medida de la sociedad burguesa que consolidara la Restauración, y es prosaica, pomposa y falsamente trascendente. Pero una notable porción de líricos se resistió a sumarse a esa corriente, y además hallaban vacía y retorica la poesía de la lírica esproncediana, la del apogeo romántico, que aún encontraban cultivada con gusto general en autores como Zorrilla. El Romanticismo que les atrae ya no es el de origen francés o inglés, sino alemán, especialmente el de Heine, al que leen. Todos estos poetas buscaban un lirismo intimista, sencillo de forma y parco de ornamento, refrenado en lo sensorial para que mejor trasluzca el sentir profundo del poeta. Es una lírica no declamatoria, sino para el oído. Las Rimas de Bécquer iban a ser costeadas y prologadas por su amigo, el ministro de la Unión Liberal de O´Donell, Luis González Bravo, pero el ejemplar se perdió en los disturbios revolucionarios de 1868. Algunas sin embargo, habían aparecido ya en los periódicos de entonces entre 1859 y 1871. El poeta, con esta ayuda, con la de su memoria y la de sus amigos reconstruyó el manuscrito, que título Libro de los gorriones y se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. En 1871, tras su muerte, lo editaran sus amigos con un prólogo de Rodríguez Correa en dos volúmenes con el título de Rimas, para ayudar a sus hijos y viuda. Bécquer toma el ritmo métrico de la tradición culta y la popular a la vez. Usa versos de 10, 11 y 12 sílabas junto a versos de 5, 6, 7 y 8. Evita la rima consonante y prefiere la rima asonante, más leve e imperceptible, por ello más sugerente. La sencillez es uno de los rasgos esenciales de su poesía con la que logra una enorme intensidad y hondura. El paralelismo y las construcciones antitéticas o adversativas son los procedimientos más usados por el poeta. En el final de muchas rimas hay una expresión muy breve, o una exclamación que significa el saber callar a tiempo, en el momento de máxima emoción. Abundan las figuras de repetición sintáctica, hipérbatos, adjetivos antepuestos y variedad entonativa. Son esenciales las imágenes, la representación de experiencias sensoriales que permiten expresar algo confuso, interior, inefable y en ocasiones se acumulan en la misma rima. Las más frecuentes son las referidas a la luz y al movimiento para expresas la animación del mundo, la propia poesía: lo que se mueve, lo que corre, lo que se expanda y asciende. En el léxico, Bécquer selecciona palabras que expresen imágenes del mundo sensorial frente a las conceptuales. Además el mundo de la luz, que acabamos de mencionar, las formas y los sonidos serán su referente más próximo, aunque sea la realidad sentida o percibida por el poeta (subjetividad). Las Rimas están estructuradas en cuatro bloques temáticos: 1. RIMAS SOBRE LA CREACIÓN POÉTICA (I-IX). En primer lugar, Bécquer la concibe como una lucha permanente entre las ideas, sentimientos y su expresión. Así en la roma III, el poeta es definido como el genio capaz de vencer la batalla entre la razón u la inspiración, dotando a las ideas de las palabras adecuadas para expresarlas. En segundo lugar, dedica algunas rimas a resaltar la existencia intrínseca de la poesía, antes que existieran los poetas: en la rima VII, el arpa que espera con notas dormidas la mano que sepa arrancárselas es el mejor símbolo de la poesía. En tercer lugar, la poesía es sentimiento. Así la poesía becqueriana podría encerrarse en un círculo con sólo tres polos: poesía, sentimiento y mujer. 2. RIMAS SOBRE EL AMOR AFIRMATIVO Y ESPERANZADO (XII-XXIX). Bécquer contempla el amor a traes de la naturaleza (rima IX), pero lo más importante es que se trata de un amor ideal: su amada no tiene nombre (rima XI), es una mujer “incorpórea, intangible”. Su referente amoroso es una mujer ideal, dibujada en su mente conforme a los moldes estéticos del posromanticismo: tez blanca o color rosa, ojos verdes, labios rojos… se trata de un amor siempre fugaz. El sentimiento amoroso responde al encuentro de dos almas. Los momentos amorosos son fugaces, evanescentes y la expresión del amor se realiza a través de un suspiro, un aliento, una mirada, un beso (rimas XIV y XVII). Bécquer expresa en alguna de sus rimas su deseo de fusión total con la amada, momento en el que sublima el deseo amoroso (XVIII o XXVI). 3. RIMAS SOBRE LA RUPTURA Y EL AMOR PERDIDO (XXX-LI). La expresión del dolor aparece mezclada siempre con el desengaño amoroso a causa de una ruptura, como ocurre en la rima XLVI (“partióme a sangre fría el corazón”). El poeta no soporta fácilmente el despecho amoroso y la traición (rima XLII). Pero parece una forma de atenuación del dolor, un dolor esperanzado que siempre se apoya en la memoria, en el “dejo en mi pecho tu amor huellas tan ondas” (rima XXXVI). 4. RIMAS SOBRE LA ANGUSTIA Y LA PRESENCIA DE LA MUERTE (LII- LXXVI). El olvido y la soledad son para Bécquer los signos más patentes de la presencia de la muerte (rima LXVI: “Donde habite el olvido/allí estará mi tumba”). La angustia se plasma con fuerza en algunos poemas y se resume en el famoso “¡Padecer es vivir!” (rima LVI. La ruptura con la amada, la soledad y la angustia de vivir llevan al poeta en ocasiones al deseo de la muerte (rima LXXVI). Leyendas Las Leyendas son un conjunto de narraciones publicadas entre 1858 y 1864 en periódicos o revistas madrileñas de la época como El Contemporáneo o La América. Los temas seleccionados por el autor sevillano provenían de su interés por la arqueología, la tradición, y la historia española, pero también respondían a los gustos de un público acostumbrado a las historias de fantasmas y a los cuadros costumbristas. Bécquer se adaptó a estas convenciones sociales e introdujo en sus protagonistas los rasgos del Romanticismo que había cultivado en sus primeras composiciones; por ejemplo, el idealismo, la soledad, el rechazo de la sociedad y la sensibilidad hacia la naturaleza. La realidad que dotaba de verosimilitud al relato venía dada por localidades y monumentos que los lectores conocían, pero la naturaleza que rodeaba al protagonista, aunque procedía de un espacio real, adquiría características sobrenaturales que servían como escenografía de lo fantástico. La forma de difusión de estas narraciones condiciono en gran medida la temática y las circunstancias de publicación de cada una de ellas. El Monte de las Ánimas se imprimió poco antes del Día de todos los Santos, El miserere en tiempo de Semana Santa y Maese Pérez el organista, en Navidad. Asimismo, algunas de ellas, como El rayo de Luna, y, de nuevo, Maese Pérez salieron a la luz por entregas, razón por la cual la estructura mantenía la tensión narrativa que obligaba al lector a continuar la narración en el siguiente número. EL RAYO DE LUNA
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