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Romances novelescos, Apuntes de Idioma Español

Asignatura: Romancero hispanico y su pervi, Profesor: Ana Vian Herrero, Carrera: Español: Lengua y Literatura, Universidad: UCM

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 29/01/2014

martarylska1
martarylska1 🇪🇸

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(33)

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¡Descarga Romances novelescos y más Apuntes en PDF de Idioma Español solo en Docsity! ROMANCES NOVELESCOS DE PROPIA INVENCIÓN. 1- Imitación e invención. La opinión generalizada es que casi todos los romances novelescos son de origen extranjero. La creación hispánica se habría limitado al género histórico o historicista. Pero existe invención en el romancero, entendida como la que da forma romancística a un tema, sin tomar esa forma de una balada o canto de otro idioma. “Tarea aventurada”, según Menéndez Pidal, la de catalogar estos romances, porque la aparición de nuevos datos podría obligar a rectificaciones. 2- Dificultad en algunos temas folklóricos. Es difícil señalar el origen o fuente de algunos romances viejos y nuevos de tema folklórico. Pone como ejemplo el romance de Espinelo publicado por Timoneda en el siglo XVI, que comparte argumento con el poema popular italiano Gibello del siglo XIV. El mismo tema folklórico lo encontramos en Pinela, en una forma probablemente anterior y original, que guarda relación con la lai de Fraisne de Marie de France (siglo XII). Ambos romances hacen referencia a un rico manto, que en Fraisne, por ejemplo, sirve para que el protagonista sea reconocido y recupere su posición social. En las versiones españolas de este tema, el reconocimiento no se efectúa mediante el manto. Esto hace pensar a Menéndez Pidal que el tema entró en España bajo la doble forma niño abandonado y niña abandonada. En un estado inicial el motivo del manto sería tratado de una manera confusa y dejó de tener importancia en la secuencia del reconocimiento. El romance de La difunta pleiteada también tiene un origen oscuro. Hay antecedentes del tema (mujer dada por muerta, que es disputada por varios cuando sale de la tumba) en la literatura india y en las literaturas europeas. Pero las fuentes del romance español más antiguo que recoge este tema no están claras. 3- El problema de los romances fragmentarios. Parte más original del romancero del siglo XVI, aunque quizás sea porque su truncamiento no permite conocer el todo del que son parte. Parecen formar parte de una composición extensa, pero al ignorarla no podemos establecer paralelismos con temas extranjeros. M. Pidal considera estos fragmentos “restos únicos de relatos extensos que no sobrevivieron en ninguna parte; torsos, fuinas de una poesía baladística primitiva que no tiene correspondencia ninguna con la baladísitica posterior que hoy perdura en los diversos países.” Para él serían otro gran arcaísmo del romancero español. 4- Temas de pastorela: La Dama y el Pastor. Serranilla de la Zarzuela. La gentil Dama y el rústico Pastor es el romance novelesco del que se tiene documentación más antigua (Gentil Dona). Existe un precedente de pastorela “invertida” en el siglo XIII en Francia, pero no hay parecido con el romance, ni en el contenido ni en la forma. Menéndez Pelayo y Bonilla creen que el romance es copia de la descripción que se hace en el Tristán de Leonís de la reina Iseo: “Tenía muy espacioso el blanco pecho, en que eran dos tetillas a manera de dos maçanas; eran agudas, que parescían romper sus vestiduras”. Para Pidal esta teoría no se puede asegurar, al ser un lugar común en la literatura francesa y en el campo de las pastorelas. Menéndez Pidal se detiene en observar la antigüedad de las pastorelas burlescas españolas y el procedimiento por el que se refundían con objetivos moralizantes, como es el caso de la primera versión conservada del romance de 1421. Para ello compara la versión recogida por Olesa con versiones sefardíes modernas, mucho más moralizantes. La Serranilla de la Zarzuela es otra muestra del influjo pastoral en el romancero. Es un romancillo hexasílabo, monorrimo asonantado. Debe ser anterior a las serranillas estróficas del Marqués de Santillana. 5- Temas bíblicos y religiosos. No se conocen romances viejos de tema bíblico o religioso. Los que se encuentran en pliegos sueltos no parecen tradicionales, aunque algunos han alcanzado la tradicionalidad posteriormente. Algunos de los romances del pliego suelto Nueve romances, el I de Abraham, se han tradicionalizado. También se tradicionalizó y existe en la tradición moderna el romance de Tamar y Amnón. Aunque no debe ser muy antiguo porque no era conocido por los sefardíes de Oriente. El romancero sagrado tiene origen en parte en el profano. “Todo romance muy divulgado provocaba una imitación religiosa.” 6- Temas de la antigüedad clásica. Alexandre. Virgilios. Los poemas latinos no gozaron de ninguna difusión, no tuvieron tradicionalidad, ni siquiera popularidad. Pero sí los romances derivados de esos poemas. El romance Morir se quiere Alixandre del dolor de corazón, debe ser un fragmento de un conjunto narrativo extenso. Sólo se han transmitido diez versos. No entronca con el Poema de Alexandre del siglo XIII, en el que no aparece Aristóteles asistiendo a la muerte de Alejandro. El romance de Virgilios se centra en la faceta enamoradiza de la leyenda medieval del poeta. No es un mago sabio y prodigioso. Para M. Pidal este hecho confirma la aversión de la literatura española a lo maravilloso. Además aprovecha para reafirmar una vez más la teoría del autor múltiple y atacar a los partidarios del texto único. 7- Temas de la Crónica Troyana y de la Eneida. De temática troyana encontramos Por una linda espesura, recreando el Juicio de Paris. Pidal define a este romance como “bella estampa de intensa y amena coloración artificiosa, de tonalidad muy arcaica y muy popularizante”. No está clara la fuente, pero alcanzó vida tradicional. Las versiones sefardíes son mucho más reducidas. La primera parte del texto es la que más se ha retenido en la memoria de los cantores. El romance Cacería de Dido y Eneas se gesta en una etapa posterior a la de Virgilios o el Juicio de Paris. Una etapa en la que ya se empiezan a conocer los textos clásicos tradicionales. La Eneida se empieza a popularizar en España después de la traducción de don Enrique de Villena. Han llegado dos formas principales del romance. Una de estilo amplio donde se añaden a la escena de la cacería recuerdos de otros libros de la Eneida, también aparecen rasgos tomados de otro romance, La linda Policena. En la forma es más breve, por efecto del estilo oral, y en ella se nota la intervención de algún otro poeta conocedor de la Eneida. 8- Ovidio: El infante Troco. Obra de un estudiante traductor de Ovidio que convirtió en romance la metamorfosis de juglaresco sería muy antiguo, habiéndose divulgado mucho ya en 1454. Se trataría de una creación de arte muy personal y muy valorable. El contenido del romance coincide con el tema del desagravio del honor de los dramas calderonianos. En el caso del Conde Alarcos, el romance juglaresco tiene mayor mérito que las versiones orales incompletas y debilitadas. El juglar que lo compuso debe ser mirado como uno de los valores excepcionales en la historia literaria. 13- Bernal Francés. Almeida Garrett pensaba en 1843 que debía ser un romance de origen portugués. Pero fueron apareciendo versiones análogas en el Piamonte y en Metz. En 1888 Nigra niega que el origen de todas estas versiones pueda ser Portugal, para él estaría en el Languedoc. El nombre “Bernal” indicaría que el fundamento histórico de la composición estaría en la relación del duque Bernardo de Septimania con la emperatriz Beatriz en el siglo IX. Para Menéndez Pidal todas estas teorías son erróneas. El nombre de Bernal Francés designa a un capitán de los Reyes Católicos que se distinguió en la guerra de Granada y del que hablan los cronistas de la época. Otro argumento a favor del origen español del romance sería la métrica: octosílabos monorrimos en -í, al igual que la versión francesa, donde esta medida es muy poco frecuente. La versión piamontesa también tiene doce versos en -í. En la versión catalana no sólo aparece el octosílabo monorrimo, sino muchas frases y palabras castellanas. “Indudablemente el solar originario de esta canción de adulterio asonantada en -í está en la tierra donde vivió el Bernal Francés histórico; en la tierra donde el octosílabo monorrimo es el metro baladístico habitual; en la tierra donde vivieron Góngora, Lope y Calderón, los primeros y gloriosos testimonios de la existencia de tal canción en el mundo.” 14- Aparición de la amada difunta. Sobre este tema Nigra opina también que se desarrolló en el sur de Francia y se extendió por Cataluña, dejando rastros incluso en Portugal. Doncieux cree que debió crearse en el siglo XVI en la Bretaña francesa. Sin embargo el único texto viejo que se conserva sobre este tema es el del romance castellano conservado en el Cancionero de Londres (finales del siglo XV). Es un caso similar al del Bernal Francés, también está asonantado en -í tanto en la versión castellana como en las versiones francesas e italianas. La versión catalana tampoco provendría del Languedoc, porque contiene palabras castellanas.
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