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Orientación Universidad
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sennett cuerpo y piedra. trabajo, Guías, Proyectos, Investigaciones de Sociología

Asignatura: cultura y arte, Profesor: Lorenzo Navarrete, Carrera: Sociología, Universidad: UCM

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2016/2017

Subido el 24/01/2017

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¡Descarga sennett cuerpo y piedra. trabajo y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Sociología solo en Docsity! RESUMEN El estudio de Richard Sennet, señala el interés que tuvo este investigador al analizar el individuo y la imagen del cuerpo humano, como también las colectividades representadas en la ciudad. Su investigación está ceñida al papel de los cuerpos humanos en las relaciones espaciales de la sociedad antigua occidental hasta la modernidad. En este estudio se percibe que no existe un distanciamiento del autor frente al objeto que pretende, en la medida que busca explicar la manera como los individuos reconocen su forma física, cuando están insertos en relaciones espaciales, que determinan sus reacciones y reconocimiento corporal frente a otros. En esta configuración puede ser captada la práctica democrática ateniense, la credulidad en las imágenes para los romanos, y las perturbaciones que giraron alrededor del ideal de la libertad corporal. Es claro que el enfoque que busca Sennet, es el de integrar el papel del espacio como parte de los movimientos que realizaron los humanos tratando de comprender las conductas generadas. De manera que este autor reconoce el cuerpo humano como parte circundante de un espacio en escala de construcción, siendo que las expresiones corporales fueron tomadas como modelo para las estructuras urbanas, que se erigían en aquel entonces. Es así que intenta comprender como a través de los cambios históricos en el pasado, en los grandes espacios de las ciudades occidentales, el cuerpo cumplía entre sus funciones con la de estar unido a los centros urbanos. La desnudez, la anatomía corporal, entre otros aspectos fueron tenidos en cuenta como símbolos para la construcción y la configuración urbana. Sin embargo, la cuestión que gira en los intereses del autor está relacionada con la carencia de consciencia física que se despertó a raíz de la libertad corporal (desnudez), como un elemento de circulación en la ciudad, que llevó a ciertos conflictos de necesidad y utilidad del espacio. Pues bien, es así que vemos la trascendencia que ha tenido el cuerpo en un espacio que ha variado, tanto en su sistema como en su enfoque de diversidad que incluye los cambios urbanísticos, época, cultura y reconocimiento frente al cuerpo como imagen que se transforma estructuralmente, es decir, la transfiguración en que se tomo el cuerpo para diseñar y construir ciudades. Sin duda alguna, esto nos indica que en los inicios de la sociedad occidental el cuerpo figuró como representación de la sociedad que emergió en ese entonces. La perfección del cuerpo expuesta en la construcción urbana reflejó el significado exacto de lo que finalmente los individuos pretendían como un modelo ideal de ciudad, basado obviamente, en la figura humana. AAAA El estudio de Richard Sennet, señala el interés que tuvo este investigador al analizar el individuo y la imagen del cuerpo humano, como también las colectividades representadas en la ciudad. Su investigación está ceñida al papel de los cuerpos humanos en las relaciones espaciales de la sociedad antigua occidental hasta la modernidad. En este estudio se percibe que no existe un distanciamiento del autor frente al objeto que pretende, en la medida que busca explicar la manera como los individuos reconocen su forma física, cuando están insertos en relaciones espaciales, que determinan sus reacciones y reconocimiento corporal frente a otros. En esta configuración puede ser captada la práctica democrática ateniense, la credulidad en las imágenes para los romanos, y las perturbaciones que giraron alrededor del ideal de la libertad corporal. Es claro que el enfoque que busca Sennet, es el de integrar el papel del espacio como parte de los movimientos que realizaron los humanos tratando de comprender las conductas generadas. De manera que este autor reconoce el cuerpo humano como parte circundante de un espacio en escala de construcción, siendo que las expresiones corporales fueron tomadas como modelo para las estructuras urbanas, que se erigían en aquel entonces. Es así que intenta comprender como a través de los cambios históricos en el pasado, en los grandes espacios de las ciudades occidentales, el cuerpo cumplía entre sus funciones con la de estar unido a los centros urbanos. La desnudez, la anatomía corporal, entre otros aspectos fueron tenidos en cuenta como símbolos para la construcción y la configuración urbana. Sin embargo, la cuestión que gira en los intereses del autor está relacionada con la carencia de consciencia física que se despertó a raíz de la libertad corporal (desnudez), como un elemento de circulación en la ciudad, que llevó a ciertos conflictos de necesidad y utilidad del espacio. Pues bien, es así que vemos la trascendencia que ha tenido el cuerpo en un espacio que ha variado, tanto en su sistema como en su enfoque de diversidad que incluye los cambios urbanísticos, época, cultura y reconocimiento frente al cuerpo como imagen que se transforma estructuralmente, es decir, la transfiguración en que se tomo el cuerpo para diseñar y construir ciudades. Sin duda alguna, esto nos indica que en los inicios de la sociedad occidental el cuerpo figuró como representación de la sociedad que emergió en ese entonces. La perfección del cuerpo expuesta en la construcción urbana reflejó el significado exacto de lo que finalmente los individuos pretendían como un modelo ideal de ciudad, basado obviamente, en la figura humana. Arlette Farge en su obra Efusión y Tormento explica como “Los discursos sobre el cuerpo son tan rigurosos que han ocultado la realidad política de las practicas corporales o al menos lo que pueden ser las historias de una experiencia política de los cuerpos” (1). Esta idea nos lleva a comprender que en los postulados de Sennett hay una muestra de la existencia de una representación del cuerpo humano como una forma de poder, la cual se reflejaba al menos en los aspectos políticos discursivos, cuyas palabras parecían elevar la temperatura del cuerpo. Las palabras pronunciadas en cada espacio abierto en las ciudades hicieron de los cuerpos una debilidad de actuar racionalmente. Mientras Richard Sennett se preocupa por hacer una metáfora entre el cuerpo humano y la arquitectura grecoromana, como un ejemplo de la fuerte inspiración que se le dio al cuerpo para llevar a cabalidad lo relacionado con lo urbano, Arlett Farget tiene una mirada comparativa entre el cuerpo y la jerarquía que estructura a una sociedad. En sus palabras, “De arriba abajo del cuerpo se desgranan los tempos de la jerarquía social, pero la cabeza irriga, con su poder y su saber, a los otros miembros de las clases sociales. El pueblo pobre es la parte baja del cuerpo, la que obedece y se encuentra bajo el yugo de la realeza y de su sistema social y económico. Dentro de ese universo vivo, pues la idea del cuerpo es una metáfora social, la masa de las personas desfavorecidas se mueve sin que le conceda ningún poder, ningún pensamiento e, incluso, ninguna inteligencia” (2). La ciudad se constituyó como un mecanismo de regulación que permitió el autocontrol del goce hasta cierto punto, pues el calor del cuerpo se vio sobrepuesto por el calor de las palabras que en principio funcionó como un elemento de coacción y que finalmente terminó con esa unidad política que se había mantenido a través de los lineamientos discursivos. Richard Sennett demuestra la globalidad histórica, en su estudio, al combinar varios factores para explicar el mundo y la vida occidental desde lo económico, religioso, político, y cultural. La evolución de las ciudades va con el tiempo y por ende con los humanos, primero la ciudad mostró sus inicios al relacionar lo urbano con el cuerpo humano y el calor de las palabras. En la primera parte de la obra Carne y Piedra nos acerca a un autor que plantea la existencia de cierta articulación entre la cultura urbana, el hombre que la habita, y sus relaciones sociales, mientras que en la parte culmínate de su obra, demuestra que las diferencias multiculturales que emergieron en la ciudad, con la concepción del cuerpo en movimiento y el nacimiento del capitalismo, no fueron un obstáculo para el contacto de los individuos entre sí durante la revolución francesa. Estas diferencias, que parecían ser entendidas como rasgos culturales disímiles, se fueron convirtiendo en expresiones de la modernidad y en puntos de contacto en lugar de rechazo (3). La ciudad que empezó a tomar forma entre los siglos XVIII y XIX se inspiro en la imagen corporal, pero desde un punto de vista interno, pues la metáfora del proceso circulatorio y arterial quedó expresada en las vías de comunicación entre la ciudad, en una sola dirección. Este aspecto transformó la planificación urbana de las ciudades y a sus individuos circulantes, en tanto que la emulación del proceso circulatorio como modelo, establecía un diseño organizado que antes no se percibía. La comparación consistía en que si se daba algún bloqueo en el movimiento circulatorio de la ciudad, tal bloqueo se reflejaba en el del cristianismo y sus imbricadas relaciones con un imperio decadente en medio de una tradición que involucraba muchas acciones de la cotidianidad, siempre expresadas en medio de un sistema urbano impuesto bajo la privacidad y lo público en medio de las ciudades. La segunda parte titulada impulso del corazón, expone los diversos movimientos y cambios asumidos por las sociedades en la Edad Media con el avance del cristianismo y el auge de las economías generadas por los artesanos y por el comercio, actividades para ese entonces más dignificadas, ya que en la antigüedad, principalmente en Grecia y Roma, eran consideradas inferiores. Caracterizando al ciudadano medieval al encúmbralo como un ser económico, mientras que el “antiguo”, su antecesor, era hombre político. Se privilegia en este análisis de Sennett el movimiento ligado a la relevante actividad y a la expansión de la violencia cotidiana en las ciudades y de las guerras que afectaban, ante todo, a los pobladores campesinos, un mundo de cambios que se reubicaba en ciudades recién construidas. Los fenómenos expuestos están ligados con el movimiento en el cuerpo humano, prototipo que toma auge en esa época a raíz de las publicaciones realizadas por Galeno y por De Mondeville, las cuales indican, de una u otra manera, la distribución y movilidad de los calores y los fluidos. Las sociedades concretas objeto de estudio en esta parte del texto son durante la Alta Edad Media y el inicio del Renacimiento, y Viena, en este último período. La impresión que deja las dos primeras partes de Carne y Piedra, es la de una recopilación minuciosa de las actividades de la humanidad a través de sus vínculos con la ciudad como espacio de sus encuentros culturales, comerciales, económicos, familiares, políticos, y de ocio. Toda una caracterización que posibilita entender los orígenes del sentido organizativo del hombre con el entorno y las necesidades que allí surgen en dos rasgos distintivos que se atraviesan en cada uno de los apuntes del autor: el cuerpo y la ciudad. Desde el presente, podemos asumir una postura que nos ayuda a entender como nos ubicamos en nuestro entorno y bajo que dispositivos nos movemos, en acciones que involucran nuestro cuerpo y un espacio urbano como la ciudad; en la cotidiana relación con los demás y en el intrincado camino de los cruces cotidianos expresados en el apartamento que habitamos, la calle que caminamos, el trabajo que realizamos, los alimentos que comemos, entre muchas otras actividades diarias; es decir, el cuerpo en función del encuentro con otros cuerpos, teniendo como escenario la urbe, en pocas palabras, la carne y la piedra en comunión directa. En conclusión, una agradable lectura de encuentro con el pasado corporal en el marco de la humanidad con sus civilizaciones más importantes, un recorrido único que nos transporta en flash back, al mundo vivido bajo los acomodamientos de un cuerpo estudiado y amado, en orden a la transformación sistemática de un espacio público representado en nuestro espacio habitacional socialmente construido. La tercera parte titulada arterias y venas, es una analogía del descubrimiento de William Harvey con respecto a la circulación de la sangre, y a los avances arquitectónicos de las ciudades en aspectos mercantiles y sociales, usando ese avance médico en consonancia con la vitalidad del espacio habitado, de ahí que al día de hoy en nuestras ciudades, todavía utilicemos el termino arteria, para referirnos a un espacio de circulación libre y sin taponamientos, por ejemplo es particular que escuchemos “las principales arterias de la ciudad se encuentren bloqueadas” por razones diversas concernientes a los taponamientos vehiculares. Pero también esa concepción de la nueva ciudad se vinculaba con el nacimiento del capitalismo moderno en la obra de Adam Smith La Riqueza de las Naciones, quien según Sennett fue el primero que capto la dirección en la que llevarían los descubrimientos de Harvey porque supuso que el mercado libre de trabajo y de bienes operaba de una manera muy semejante a al circulación de la sangre por el cuerpo y con unas consecuencias revitalizadoras muy similares (p.274). Interesante igualmente la reflexión dirigida a una ciudad que respira, donde los “hábitos sucios” de un sector de la población, en este caso el campesinado, era una constante, la reflexión se dirige a la nueva ciencia del cuerpo que le daba importancia a la piel y su limpieza, ya que por sus poros la sangre circulaba como síntoma de sanidad. En las prácticas corporales relacionadas en el texto -orines y heces-, se representaba el cuerpo y su cuidado par el bienestar, donde un individuo como el campesino representaba un mal ejemplo, y el médico, ubicado en la ciudad, el escogido para enseñar las buenas prácticas, las cuales fueron surgiendo en aspectos tan sencillos como la aparición del papel desechable para limpiarse el ano después de excretar. Como afirma Sennett, “los campesinos y los médicos eran literalmente incapaces de comunicarse en un mundo común de representaciones del cuerpo y sus peripecias” (p. 281). Las necesidades de un cuerpo saludable, vinculado al entorno de una ciudad cambiante, trajo consigo cambios en las formas de vestir en el Siglo XVIII: más baño, menos suciedad, piel limpia, en una ciudad que respira. Una de las conclusiones a las que llega el autor, a propósito de esa relación entre cuerpo sano y ciudad limpia, es que los planificadores ilustrados deseaban que la ciudad, ya en su diseño, funcionara como un cuerpo sano, fluyendo libremente y disfrutando de una piel limpia (p.282), inspirados por la mecánica sanguínea “pensaban que si el movimiento se bloqueaba en algún punto de la ciudad, el cuerpo colectivo sufría una crisis circulatoria como la que experimenta el cuerpo individual durante un ataque en el que se obtura un arteria (p.283), ahí la clave de la metáfora. Es una constante en el texto que Sennett proponga una serie de ejemplos a propósito de los cambios urbanísticos, por ejemplo Washington y los planes de Thomas Jefferson, George Washington y Pierre Charles L´Enfant, este último, ingeniero unido a la causa Revolucionaria que independizará esta colonia de la Corona Británica, y propusiera para esta ciudad un plano de líneas de puntos, diferente al de cuadricula romana propuesta inicialmente; creando lo que llamó un gran pulmón en semejanza al estilo parisino de la plaza de Luís XV. Con respecto al estilo de las ciudades en su organización urbana, explicado bajo el texto clásico de Adam Smith La Riqueza de las Naciones y el ejemplo de la fabrica de alfileres; y por otro lado Goethe y su libro Viaje por Italia, en perspectiva de las ciudades que debían operar por principios circulatorios con arterias y pulmones y un centro, nos lleva a la conclusión que las bases intelectuales fueron importantes para vincular ideas y transformar espacios a través de la experiencia, en este caso desde dos reflexiones diferentes, una enmarcada en la economía, la otra con un estilo literario dirigida a un público especial, netamente letrado, y en últimas vinculado a las transformaciones sociales, políticas, económicas, culturales y urbanísticas. Sennet dedica una parte de su investigación a analizar los influjos de la Revolución Francesa, dándole al lector una serie de claves simbólicas que marcaron el devenir de esta insurrección: las protestas femeninas por los altos costos del pan; las ofensas pornográficas contra la Reyna María Antonieta; los motines de la población; el uso de una mujer aventajada en sus atributos – los pechos- llamada Marianne –símbolo de los revolucionarios-; las caracterizaciones de los tres principios de la revolución Igualdad, Libertad, Fraternidad; las transformaciones de Paris en medio de la Revolución; la aparición de un “espacio muerto” donde la Guillotina participa recreando todas las particularidades surgidas en el acto de la decapitación, vinculada por Sennett a una especie de carnaval donde participaba el condenado y la población que asistía a este acto, hasta el caso más sonado cuando el Rey Luís XVI entregó su último suspiro; para finalizar con una reflexión enmarcada en el arte y su relación con los cuerpos del festival, que en este caso sería todo la actividad suscitada en la Revolución Francesa. El último capitulo de Carne y Piedra nos ubica en un contexto moderno con avances en las formas de tener una mejor calidad de vida en diversos aspectos. Con un titulo muy sugestivo, nos presenta a una ciudad como Londres en el siglo XIX –la nueva Roma-, con una apuesta en la ciudad que también fue realizada en Paris, el caso de los parques como pulmones que titula el autor “arterias y venas modernas”, anunciándonos: “la analogía del parque con un pulmón era, como observa el urbanista contemporáneo Bruno Fortier, sencilla y directa: la gente que circulaba por las calles-arterias de la ciudad podía pasar alrededor de estos parques cerrados, respirando su aire fresco igual que la sangre se renueva en los pulmones” (p. 346). Igualmente, nos presenta las perspectivas del barón Haussmann en París del emperador Napoleón III, lo que convirtió la capital francesa en un espacio más adecuado a los diversos cambios suscitados en aspectos que iban desde el mobiliario, hasta los medios de comunicación, donde el desplazamiento y otras acciones de la vida cotidiana estaban inmersos. Finalmente, su análisis está dirigido a la llamada “capital del mundo” New York y sus estructura urbanística bajo la perspectiva de centro y periferia. CONCLUSION: En términos generales el texto Richard Sennet es una historia de la vida cotidiana que atraviesa varios temas de importancia: el sexo, el cuerpo, los avances científicos, la vida mercantil, los inventos para satisfacer las necesidades de la sociedad, los encuadres urbanísticos, etc. Lo anterior involucrando la humanidad, desde la antigüedad hasta la era moderna en el marco de las ciudades y sus cambios, donde los seres humanos operan como ejes de encuentro y desencuentro. La investigación Carne y Piedra se lee bajo la premisa de la ciudad en función de las actividades que realizan y necesitan lo seres humanos en perspectiva histórica bajo innumerables ejemplos que posibilitan entender los avances y dificultades que el proceso de civilización ha tenido, y valorado para una mejor calidad de vida. Con el conocimiento adquirido al afrontar el texto, podemos entender la ciudad actual, nuestro espacio en la calle, el barrio y la ciudad, identificarnos con las transformaciones urbanas que podemos “esculcar” en diversos documentos e imágenes que tenemos a nuestra disposición para comparar y observar que tan trascendental han sido los cambios. La ciudad, quieta, viviente y transformada día a día, nos sumerge en su cotidianidad, raizales o llegados a su entorno, apropiamos su dinámicas caracterizadas en su clima, su seguridad e inseguridad, sus transportes, sus espacios de divertimento, los parques, las calles congestionadas y trastornadas, su población indiferente y cercana. Observadores de nuestro espacio urbanístico identificamos falencias y ventajas para sumergirnos en su entorno, para así vivir bajo el día y la noche sus encantos expuestos y escondidos, porque la ciudad se descubre día a día y en ella nos proyectamos.
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