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SIGLO XVIII Historia, Apuntes de Historia de España

SIGLO XVIII Historia de España

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 13/10/2019

anafmanso
anafmanso 🇪🇸

4.3

(12)

22 documentos

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¡Descarga SIGLO XVIII Historia y más Apuntes en PDF de Historia de España solo en Docsity! I- INTRODUCCIÓN El siglo XVIII se inaugura con una nueva dinastía, los Borbones, y con grandes proyectos y reformas que pretenden sacar al país de la crisis anterior y adecuarlo al progreso general de Europa. Estas reformas están inspiradas en el movimiento de la Ilustración. Afectan a todos los sectores económicos, pero se sigue dentro del Antiguo Régimen. El eje económico pasa del centro a la periferia. España termina de configurarse como Estado y el uso de la palabra España, ya de utilización común se hace oficial. El periodo histórico se termina con la muerte de Carlos III (1788), cuando las reformas emprendidas por el absolutismo ilustrado mostraban síntomas de agotamiento, e ir más allá significaba terminar con el Antiguo Régimen. II- EXPLICA LAS CAUSAS DE LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y LA COMPOSICIÓN DE LOS BANDOS EN CONFLICTO En 1700 muere sin descendencia Carlos II. Por el trono español competían un Borbón, Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, y el archiduque Carlos de Austria, heredero del Imperio. Carlos II atraído por la estabilidad y el prestigio de la monarquía francesa, había nombrado como sucesor y heredero de la corona española a Felipe de Anjou, que sería proclamado rey en 1700; sin embargo, la coronación de Felipe V, en 1701, no impedirá que se desencadene la Guerra de Sucesión al trono de España. Esta guerra no es sólo una lucha dinástica entre Borbones y Austrias, es también un conflicto internacional, que tiene como escenario Europa, y una guerra civil, que se desarroll a en España: - Las principales potencias europeas no admitieron que Felipe V de España pudiera ocupar también el trono francés, ya que no había renunciado a sus derechos sucesorios a éste. Su acceso al trono español fortalecía el poder de los Borbones en Europa y, este hecho, unido a razones de tipo económico y territorial, impulsaron a Austria, Gran Bretaña, Países Bajos y Portugal a apoyar las pretensiones del archiduque Carlos de Habsburgo contra Francia y España. El comienzo de las hostilidades se produjo en 1702. - Dentro de España, Castilla aceptó de buen grado a Felipe V; Su sociedad se mostró fiel a Felipe V, a excepción de parte de la gran nobleza, temerosa de perder poder e influencia ante el absolutismo borbónico. Para Aragón, sin embargo, la debilidad de los Austrias había sido tradicionalmente muy beneficiosa, de ahí su apoyo al candidato austriaco. Toda la sociedad aragonesa, no sólo las “clases populares” de Valencia y Cataluña lo respaldaron. Diversos eran los motivos de este apoyo: el mal recuerdo dejado por las tropas francesas en Cataluña durante el levantamiento de 1640 y el temor de las instituciones a perder su poder ante las tendencias centralizadoras y uniformizadoras de la nueva monarquía. El levantamiento de Aragón contra Felipe V no se produjo hasta la entrada de las tropas proaustríacas en su territorio en 1705. PAGE 14 Los ejércitos de Felipe V controlaron la mayoría del territorio y, a excepción de algunas contraofensivas austriacas, sólo una parte de Cataluña resistía la ocupación después de 1707. En cambio, en el plano internacional, las fuerzas estuvieron bastante equilibradas y los Borbones eran incapaces de derrotar a las fuerzas aliadas que apoyaban a Carlos de Habsburgo. Pero en 1711, un hecho cambió el curso de los acontecimientos: el 17 de abril moría el emperador de Austria, José I, y ocupaba el trono el archiduque Carlos. Ahora el peligro para el equilibrio europeo lo constituía un Habsburgo en el trono de dos reinos. Los ingleses y los holandeses manifestaron su interés en acabar con la guerra y reconocer a Felipe V como monarca español. Por esta razón, todos los países contendientes estuvieron de acuerdo en la firma del Tratado de Utrecht (1713), que supuso la paz en Europa y el reconocimiento de Felipe V como rey español. III- DETALLA LAS CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO ORDEN EUROPEO SURGIDO DE LA PAZ DE UTRECHT Y EL PAPEL DE ESPAÑA EN ÉL La paz de Utrecht confirmó la pérdida española de los territorios europeos, que pasaron a Saboya y a Austria (Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña); además la cesión de Gibraltar y Menorca a Gran Bretaña, junto a privilegios comerciales con la América española. Pérdidas territoriales de España acordadas en Utrecht y Rastadt Firmada la paz, sólo Barcelona y algunas otras ciudades de Cataluña se resistían a la ocupación borbónica. Las Cortes, reunidas en Barcelona decidieron resistir y se inició un sitio de catorce meses a la ciudad. El 11 de septiembre de 1714, las tropas de Felipe V, diez veces más numerosas que el ejército de los resistentes, tomaron Barcelona. Se abría entonces una fase de profundos cambios. La política exterior de los Borbones españoles durante el siglo XVIII (salvo la de Fernando VI, que desarrolló una política neutral) se caracteriza por los sucesivos pactos de familia y los pactos con Francia, que tenían como objetivo frenar la expansión británica y proteger las posesiones americanas, y que condujeron a la entrada de España en las guerras de los Siete Años y de Independencia de Estados Unidos de América. Sólo la ejecución de Luis XVI logrará romper esta amistad franco-española; sin embargo, se trató de una breve ruptura, ya que Carlos IV restablecería la alianza con la Francia de Napoleón. El reinado de los Borbones se inició con una importante pérdida de poder e influencia de la Corona española en el contexto internacional. Tras el final de la Guerra de Sucesión, los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) permitieron a Felipe V salvar el trono, pero a cambio de ceder todas las posesiones en Europa. La pérdida de peso en el conjunto europeo libró, sin embargo, a la monarquía de la pesada carga militar y financiera que había supuesto en los siglos XVI y XVII el mantenimiento de las posesiones europeas. Los Borbones pudieron concentrarse en el interior del país y esforzarse en mejorar la situación de España. PAGE 14 El regalismo representa la defensa por parte de la Corona de las prerrogativas concedidas por Roma y que suponían cierta supeditación de las instituciones eclesiásticas a los reyes. El regalismo borbónico se concretó en las siguientes medidas: • Firma del Concordato de 1753, por el cual la Corona conseguía que fuera el Estado, y no la Iglesia, el que nombrara los cargos eclesiásticos. • Derecho de censura sobre escritos pontificios. • A partir del reinado de Carlos III, las sentencias dictadas por los tribunales eclesiásticos pudieron ser apeladas ante los tribunales civiles. • La expulsión de los jesuitas en 1767 significa una disminución de la influencia eclesiástica en el ámbito de la enseñanza; no hay que olvidar el poder que tenía la Compañía de Jesús en este campo, sobre todo en las universidades y en los colegios mayores, de donde salía la mayoría de las personas que iban a ocupar los puestos clave de los consejos reales. IV- EXPLICA LA POLÍTICA INDUSTRIAL DE LA MONARQUÍA Y LAS MEDIDAS ADOPTADAS RESPECTO AL COMERCIO CON AMÉRICA La economía se caracterizaba por un predominio de la agricultura, un incipiente desarrollo industrial, comercial y financiero en la que pesaban aún mucho las dificultades de la mala comunicación y del bajo nivel adquisitivo de la mayoría de la población. Se seguían manifestando importantes carencias, heredadas del siglo anterior, que hacían de éste un sector poco dinámico e incapaz de responder a unas necesidades alimentarias en alza. Industria Tres son las características más sobresalientes de la industria del s.XVIII: • El predominio de una producción artesanal, en general, poco avanzada. La industria artesanal se apoyaba en dos pilares: los gremios urbanos y la artesanía rural. Los primeros defendían sus intereses y regulaban la competencia entre ellos: fijaban los precios, la calidad de las materias primas y el diseño de los artículos e impedían la libre creación de nuevos talleres. Este control de la competencia dificultaba las innovaciones, disminuía la calidad y entorpecía la expansión de un sector que se mantenía a base de una débil demanda dada la precaria situación económica de la mayoría de la población. El trabajo a domicilio permitió en algunas zonas (Cataluña, Galicia) evitar las limitaciones gremiales y favoreció una producción más barata, aunque no de mejor calidad. La artesanía rural, pobre y rudimentaria, orientaba su producción al autoabastecimiento local. Se caracterizaba por la dispersión de la producción por todas las pequeñas ciudades del país, así como por la continuidad en general de talleres gremiales, de pequeño tamaño, y con una tecnología aún arcaica. En ambos, la capacidad de la industria española para competir con los productos extranjeros era escasa. • Los esfuerzos estatales por crear un tejido industrial de carácter nacional. Las ideas económicas mercantilistas muy arraigadas durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y parte del reinado de Carlos III llevaron a la Corona a crear manufacturas reales para suplir la falta de iniciativa privada en este campo, reducir la dependencia exterior española y promover el desarrollo económico del país. A pesar de las inversiones estatales y de la puesta en práctica de una política comercial proteccionista, los resultados obtenidos estuvieron muy lejos de alcanzar los objetivos que se habían fijado. Su orientación hacia una producción de lujo (tapices, porcelanas, vidrios, sedas, etc.), la escasa incorporación de mejoras técnicas y organizativas, y la escasa rentabilidad y comercialización de la producción hicieron de las manufacturas reales una industria cargada por las pérdidas, que tuvieron que ser sufragadas por la Hacienda real, motivo por el cual, a finales de siglo, la monarquía decidió liquidar esta experiencia. PAGE 14 • La escasa importancia de la iniciativa privada en la formación de una estructura industrial de carácter nacional y su localización periférica. La iniciativa industrial privada se centró fundamentalmente en el sector textil y siderúrgico, y se localizó en la periferia peninsular. En Cataluña se estableció una de las primeras fábricas de hilado de algodón, en la que se aplicaron los nuevos inventos técnicos; gracias a su actividad, la producción global del Principado se dobló, lo que convirtió a Barcelona en uno de los focos comerciales más importantes de fin de siglo. En los valles del País Vasco, concentrados en torno a Bilbao, se produce un activo desarrollo del sector siderúrgico, mientras que en el resto de España, el carácter minifundista y la escasa incorporación de mejoras técnicas fueron durante todo el s.XVIII la nota dominante. c) Comercio La economía española del s.XVIII, basada en la agricultura de autoconsumo, impedía el desarrollo de la actividad comercial. Los excedentes agrarios eran intercambiados en un ámbito local o comarcal por la producción realizada en los talleres artesanos. El bajísimo nivel de vida de la mayoría de la población bloqueaba la expansión de los intercambios que, además eran dificultados por la precaria red de caminos, la inseguridad de éstos, la presencia de multitud de aduanas entre señoríos y reinos diferentes o las restricciones municipales o reales a la libertad de comercio. Las reformas emprendidas por los monarcas ilustrados pretendían dar solución a estas carencias; para ello, suprimieron las aduanas internas (salvo las de los territorios vasco y navarro) y llevaron a cabo una mejora de la red de comunicaciones, sobre todo durante el reinado de Carlos III. A pesar de estos esfuerzos, la configuración de un mercado nacional no se logró hasta bien entrado el s.XIX. Había una excesiva dependencia del comercio exterior, que estaba orientado hacia la Europa atlántica y, sobre todo, a la exportación a América. Se encontraba en mejor situación que el comercio interior pero tenía algunos problemas importantes: • El déficit crónico de la balanza comercial de España con Europa occidental, debido a la desigualdad entre las exportaciones españolas, basadas en materias primas, y las importaciones, constituidas principalmente por productos elaborados. Este déficit se cubría tradicionalmente gracias a la plata procedente de América. • La incapacidad para controlar el monopolio comercial americano. Al finalizar el siglo, tan sólo el 50% del mismo estaba en manos españolas. La importancia del comercio americano para la economía española era tal que cualquier interrupción del mismo por las guerras con Gran Bretaña suponía un importante descalabro para la Hacienda real y para la economía española en general. Eso explica que el sector textil, y las indianas (tipo de estampado sobre telas de algodón o lino, que inicialmente no se tejían en España, sino que se importaban de la India, y cuyo destino era, además del abastecer el consumo interior, la exportación a las colonias españolas de América ("las Indias")) en particular, experimentasen una crisis a finales del siglo por la asfixia de los circuitos comerciales derivado de las guerras contra Inglaterra y Francia. Durante buena parte del siglo, el comercio con América continuó monopolizado por un solo puerto, el de Cádiz, en gran parte controlado por capitales extranjeros (ingleses, franceses u holandeses) y en su mayoría destinado a la reexportación de productos que no habían sido elaborados en España. A partir de 1788 se decretó la libertad de comercio con América de todos los puertos y ello provocó el auge del tráfico colonial. Por lo demás, el comercio exterior con Europa se limitó a la exportación de la lana castellana, a la que se sumaron productos mediterráneos como el vino, el aguardiente y los frutos secos. Aunque se adoptaron reformas por los ilustrados y éstas permitieron un importante auge del comercio exterior no consiguieron acabar por completo con algunas deficiencias. a) Económicas PAGE 14 El pensamiento económico ilustrado español evolucionó desde ideas mercantilistas a otras fisiocráticas y protoliberales en los últimos veinte años del siglo. El respeto al orden estamental impidió a los ilustrados realizar reformas económicas radicales, unas reformas que necesariamente hubieran supuesto cuestionar el orden social e, incluso, el orden político establecido. A pesar de ello, desde las Sociedades Económicas de Amigos del País se criticaron aquellos aspectos que frenaban el desarrollo de España, como el régimen señorial, el régimen jurídico de la propiedad, que permitía la concentración y la amortización de tierras en manos muertas, los privilegios de la Mesta o la desvalorización del trabajo. La primera Sociedad Económica de Amigos del País fue fundada por un noble vasco y rápidamente se fueron creando Sociedades en muchas provincias, con el objeto de estudiar y determinar la situación de cada una de ellas, fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las ideas fisiocráticas y liberales. Tanto los gobiernos como los ilustrados, y especialmente las Sociedades Económicas, estaban de acuerdo en considerar la agricultura como el mayor problema de la economía española. Por un lado, criticaron el carácter perpetuo de muchos de los tributos señoriales que con el paso del tiempo habían quedado reducidos a algo simbólico. Era imposible subir los impuestos o despedir a campesinos de las parcelas que habían explotado desde hacía generaciones. Los señores poco podían hacer por racionalizar las propiedades de las que eran titulares. Por otro lado, criticaron el carácter inalienable de muchas propiedades que impedían su libre venta y el acceso a la propiedad de la burguesía. Tenían esta característica los bienes eclesiásticos, los bienes de propios y baldíos pertenecientes a los municipios y los bienes señoriales que formaban parte de los mayorazgos. En consecuencia, criticaron sistemáticamente el régimen señorial, las formas de propiedad de la Iglesia, los mayorazgos o la propiedad comunal. Jovellanos fue el encargado de informar sobre el Expediente de Ley Agraria, formado por orden del Consejo de Castilla. El Expediente recoge una visión acertada sobre los problemas de la agricultura española del s.XVIII, pero los remedios propuestos, apenas se pusieron en práctica. El peso de la nobleza y de la Iglesia hicieron imposible la reforma agraria. Para llevar a cabo su programa de reformas, Carlos III contó con una serie de colaboradores que desde diversos puestos del gobierno lo ayudaron: eran en realidad los responsables de los esfuerzos reformistas. Entre ellos cabe destacar a Campomanes, Floridablanca y al conde de Aranda. Junto a ellos, y desde otros puestos públicos, ilustrados como Olavide, Cabarrús o Jovellanos estudiaron, informaron y propusieron una serie de medidas tendentes a la modernización y racionalización del Estado. Convencidos de la necesidad de acabar con las trabas que inmovilizaban la propiedad, que entorpecían la libre circulación y limitaban los mercados, adoptaron una serie de medidas de carácter económico como: • Limitar los privilegios de la Mesta; • La búsqueda y promoción de innovaciones tecnológicas que permitieran aumentar los rendimientos agrícolas; • La introducción de nuevos cultivos, como el maíz y la patata; • La puesta en práctica de una reforma agraria para aumentar el número de propietarios y arrendatarios, que por ejemplo permitió la colonización de zonas despobladas (como la propuesta de Olavide de colonización de nuevas tierras en Sierra Morena o la realización de obras hidráulicas, como el Canal Imperial de Aragón, destinadas a incrementar la superficie dedicada al regadío. • Reparto, entre los vecinos más pobres, de tierras municipales en régimen de arrendamiento • En el ámbito industrial se comenzaron reformas que tuvieron como objetivos principales la protección y el desarrollo de la industria estatal y privada. Destacan: • Medidas proteccionistas frente a la competencia extranjera (principalmente en la producción textil y siderúrgica). Se establecieron aranceles y se firmaron tratados comerciales para defender la industria nacional de la competencia exterior. Destacan los efectos sobre el sector algodonero catalán, que se benefició tanto del estímulo de la demanda interna y externa (sobre todo colonial) como el Decreto de Libre Comercio de 1778, pues se pudieron importar telas blancas o estampas (las indianas), que sirvieron de base para las primeras fábricas de tejidos, surgidas gracias a la inversión de capitales procedentes del comercio o de la agricultura de exportación; las sederías valencianas y granadinas; y las ferrerías vascas también se beneficiaron de las reformas. Es de destacar que la empresa privada se tuvo que enfrentar en su labor de modernización con la oposición PAGE 14 Aislados entre la indiferencia de la aristocracia y del clero y la ignorancia de las clases populares, los ilustrados españoles hicieron de la educación el objetivo prioritario, el eje sobre el que debía descansar el cambio del país. Lucharon contra las órdenes religiosas y contra los estamentos privilegiados y defendieron la necesidad de imponer una enseñanza útil y práctica, obligatoria para todos los primeros niveles, común a los dos sexos, e impregnada de los nuevos conocimientos y relacionada con el extranjero. En Asturias, además, se sumaba a esto el tradicional aislamiento y la falta de instrucción pública, que solo recaía en las clases privilegiadas. La creación de la Universidad de Oviedo en 1608, no resolverá el problema por estar desvinculada de las transformaciones en los estudios superiores que se habían ido produciendo en otros lugares. Incluso durante el siglo XVIII, a pesar de que la iglesia cede la tradicional hegemonía en las iniciativas culturales y educativas, los cambios no serán profundos. Por otro lado, la prensa (gacetas, diarios, ensayos, etc.) tan importante en otros lugares, en Asturias no será elemento dinamizador por la ausencia de industrias impresoras en la región. Así la cultura ilustrada solo llegará a grupos muy reducidos. La minoría ilustrada trató de introducir sus ideas a través del poder en Asturias. Formaron parte ella pequeños sectores de la nobleza terrateniente y el clero, es decir, círculos reducidos y elitistas de la sociedad que se reunirán en salones, tertulias y conferencias y mantendrán contacto con la intelectualidad europea. Asturias aportará importantes nombres a la Ilustración española: El primero, el padre Feijoo, precursor de la generación, el tratadista militar Álvaro Navia Osorio, marqués de Santa Cruz, el médico Gaspar Casal, los economistas y políticos José del Campillo y Cosío y Flórez Estrada, el jurista y escritor Martínez Marina, el académico de la historia Canga Arguelles, los políticos conde de Toreno y conde de Campomanes y cerrando el siglo el político, economista, literato, historiador, filósofo y ensayista Gaspar Melchor de Jovellanos. Benito Jerónimo Feijoo, padre benedictino emprenderá en el convento de San Vicente una labor de investigación y estudio en diversos campos (a pesar de las críticas que sobre los religiosos los ilustrados manifiestan). Durante prácticamente toda su vida en Oviedo será catedrático en la universidad. En sus obras el Teatro Universal y Cartas eruditas y curiosas, defenderá la experiencia y la razón como medio para alcanzar el conocimiento. Denuncia la situación de pobreza del campesinado asturiano y realizará una crítica profunda de la sociedad, los males provocados por la ignorancia, la religiosidad popular y la superchería y brujería. Sus ideas serán seguidas por un grupo de personajes influyentes como Campomanes, ministro de Carlos III, que llevará a cabo un plan renovador de la realidad social: cultura, enseñanza, economía. Gaspar Melchor de Jovellanos es, sin duda, una de las más extraordinarias personalidades asturianas de todos los tiempos y la figura más representativa del movimiento ilustrado español. Además de desempeñar cargos políticos como ministro de Gracia y Justicia (aunque su visión reformista de los problemas legislativos le enfrenta con las nuevas orientaciones políticas, por lo cual es destituido al cabo de unos pocos meses) realizó importantes aportaciones teóricas y prácticas en economía, agricultura, enseñanza o en teatro y espectáculos públicos. En el Informe sobre la ley agraria señala la urgencia de una profunda reforma en el campo que afecte tanto al régimen de la propiedad como a la introducción de cambios en los cultivos y a la necesidad de la formación de los campesinos. En Memoria para el arreglo de la pálida de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España (1796), critica ciertas fiestas populares. La preocupación de Jovellanos por su tierra, verdadero asturianista, y el ostracismo al que se vio sometido durante gran parte de su vida le hizo llevar a cabo multitud de empresas en la región como: En comunicaciones, el proyecto de una carretera a Castilla por Pajares y la carretera carbonera; y la mejora de los puertos, especialmente el de Gijón, donde se volcará en la creación en 1794 del primer centro de España en formación de expertos en navegación y mineralogía el Instituto de Náutica y Mineralogía, todo un triunfo del las ideas ilustradas sobre la educación frente a las nuevas necesidades científicas y sociales. En industria, impulsa las explotaciones mineras y la industria siderúrgica en Asturias. PAGE 14 Además, critica los prejuicios hacia ciertos sectores de la población asturiana en Cartas del viaje de Asturias: Sobre el origen y costumbres de los vaqueiros de alzada en Asturias. Pone en pie la Academia Asturiana, institución que intentará velar por su lengua, e historia. Desde su cargo de director de la Sociedad Económica de Amigos del País, fundada bajo sus auspicios y los de Campomanes, tendrá como objetivo la difusión de las novedades científicas y técnicas europeas, promoviendo así la instrucción y riqueza cultural y material que permita generar un futuro industrializado en Asturias. a) Políticas La aceptación de las teorías económicas de corte liberal permitió la apertura hacia nuevas ideas políticas de clara influencia francesa y establecieron las bases que sirvieron de cuerpo doctrinal a las revoluciones del siglo XIX. Sin embargo, los ilustrados no defendieron ideas opuestas al poder absoluto del monarca. En esa actitud influyó la resistencia de la Inquisición y de parte del clero Muy al contrario, trataron de utilizar el poder real para llevar a cabo su programa renovador: es el Despotismo Ilustrado, que trató de impulsar reformas que beneficiasen al pueblo, pero desde arriba, sin contar con él; por su parte, con esta fórmula la monarquía encontraba justificación a su poder. Para el Despotismo Ilustrado, el príncipe es el primer servidor del Estado, que recibe el poder, de un modo tácito, del pueblo al que gobierna. b) Culturales • Con los ilustrados, el Estado se preocupa por primera vez de forma directa de la educación. Se emprenden reformas en todos los niveles, pero se presta especial atención a las enseñanzas prácticas. • Se crean las Reales Academias, la de la Lengua, Historia, Bellas Artes, etc. • La prensa, defensora de las nuevas ideas se muestra muy activa en el reinado de Carlos III. • La llegada de los Borbones no quita importancia a la arquitectura religiosa, pero los reyes desarrollan un arte oficial de influencias italianas y francesas, que se ve en sus palacios. En escultura predomina la imaginería religiosa con la de carácter decorativo destinada a los palacios. La mayoría de los pintores que trabajan para la Corte son italianos o franceses. En el reinado de Carlos III empiezan a ser sustituidos por españoles, no muy importantes hasta la llegada de Goya. El Despotismo ilustrado, representado en España por Carlos III, presenta en su conjunto un balance positivo. Se limitó el nepotismo y la corrupción en la Administración, se impulsaron reformas de tipo económico, se apoyaron propuestas y proyectos para el progreso de la instrucción pública, para el saneamiento de las ciudades o para la mejora de la red de carreteras. También se defendieron las prerrogativas del Estado frente a la Iglesia y se animó a los súbditos a desarrollar las actividades comerciales, agrícolas o industriales, rompiendo con el viejo prejuicio de que era deshonroso su ejercicio. Como los intentos de reforma agraria implicaban trastocar profundamente el poder de los privilegiados, y por ello apenas pasaron de la fase de estudio. Enfrentarse decididamente con la nobleza significaba, en el fondo, destruir la base de desigualdad civil sobre la que se asentaba la propia monarquía absoluta. Reformar tenía como límite el poder del monarca y mantener el esqueleto del orden del Antiguo Régimen. Cuando la Revolución Francesa anuncie el fin del viejo orden, el nuevo monarca, Carlos IV y gran parte de sus colaboradores, serán los primeros en mirar con miedo los efectos que las ideas ilustradas habían provocado en la vecina Francia. A modo de balance, cabría decir que los intentos de reforma fueron bastante limitados pues ir demasiado lejos significaba intentaba limitar el poder del rey o destruir la base de desigualdad que caracterizaba la sociedad del Antiguo Régimen. Así pues aunque Carlos III intentó introducir grandes novedades, y fue el que lo hizo en mayor medida, no pudo con las estructuras existentes. PAGE 14 PAGE 14
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