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El mal de amores en La Celestina: Análisis de los personajes Calisto y Melibea, Resúmenes de Filosofía del Derecho

Este ensayo analiza la obra la celestina y sus personajes calisto y melibea, enfocándose en la enfermedad del mal de amores que afecta a ambos. El texto examina cómo la obsesión de calisto por melibea conduce a actos no bien vistos y cómo la relación de ambos se nutre de una serie de hechos que conduce a una tragicomedia. El ensayo también explora cómo la crítica ha enfocado principalmente en los personajes de calisto y melibea, quienes manifiestan las características típicas del 'mal de amores', y cómo la enfermedad de amor afectaba a la plebe en la época en la que se escribió la obra.

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 11/03/2024

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¡Descarga El mal de amores en La Celestina: Análisis de los personajes Calisto y Melibea y más Resúmenes en PDF de Filosofía del Derecho solo en Docsity! Ensayo final Siglos de Oro I Facultad de Filosofía y Letras, Letras Hispánicas, Sistema Abierto. Profesor: Dr. Ricardo Pérez Martínez Alumno: Luis Alberto Fonseca Salgado/412068803 Los estragos del mal amor: Calisto y Melibea los “malos” amantes en la Celestina. La Celestina, obra escrita por Fernando de Rojas, es una de las obras más importantes de la literatura española. La obra narra la historia de Calisto y Melibea, dos jóvenes enamorados que cometen actos no bien vistos ante los “ojos” de dios por su obsesión. La obra comienza con Calisto, un joven noble, que se enamora de Melibea, una joven de clase alta. Calisto, incapaz de controlar su pasión, contrata a Celestina, una alcahueta, para que le ayude a conquistar a Melibea. Celestina, una mujer astuta y manipuladora, utiliza sus artimañas para conseguir que Melibea se enamore de Calisto. Esta obra se ha sido interpretado de diversas maneras. Algunos críticos la ven como una crítica al amor cortés, que exaltaba el amor idealizado y no correspondido. Otros la ven como una crítica a la sociedad medieval, que era corrupta e injusta. Sin embargo, una interpretación que se ha hecho cada vez más popular es la de que la obra es una crítica al mal amor. El amor, es un sentimiento noble que debe nacer naturalmente. Sin embargo, cuando se convierte en obsesión, puede llevar a la corrupción y la muerte, cómo bien lo explora Rojas en la obra. La obra muestra cómo el amor mal entendido puede conducir a la violencia, la muerte y la destrucción. En ese sentido, en el siguiente trabajo se tratarán de identificar estos indicios del mal amor y los “malos” amantes en la obra. Gran parte de la crítica se ha enfocado principalmente en los personajes de Calisto y Melibea, quienes manifiestan las características típicas del "mal de amores."El morbus amoris o amor hereos, también llamado "mal de amores" y que se defina como la corrupción del eros, (ver Gordonio, Pedro el Hispano, Calamita, McVaugh). afectando específicamente a jóvenes nobles y ricos, cuyo tiempo y medios los hacían más propicios a esta enfermedad. Sin embargo, en La Celestina (1499) y su continuación, La "segunda" Celestina (1534) de Feliciano de Silva, el mal de amores afectaba también a la plebe, aunque en este caso era llamado nimis amor o "amor excesivo" / "amor mágico," y era causado por algún maleficio (Wack "From mental..." 12-15) (Porras, 2008). La historia amorosa de Calixto y Melibea se nutre de una serie de hechos, perfectamente concatenados en una sucesión lineal de causas y efectos, capaz de conducirnos irreversible y vertiginosamente desde el primer encuentro de los amantes en la huerta de Melibea hasta el lamento final de Pleberio. Una vez dado el primer paso, no hay marcha atrás ni traspiés que interrumpa o desvíe del camino trazado: el extravío del halcón provoca el encuentro entre los amantes, el encuentro ocasiona el rechazo de la joven, el rechazo causa la desesperación del pretendiente, la desesperación induce la aparición de la alcahueta, la aparición arranca cien monedas del señor, las monedas estimulan la intervención de la tercera y generan la codicia de los criados, la intervención mina las defensas de la muchacha… y así sucesivamente, paso a paso, sin pausas ni fisuras, hasta que el estremecedor suicidio de la hija sume al padre en el desgarrador lamento final (Sevilla, 2009). La enfermedad de amor, expresada en forma de erotismo, es una constante en la tragicomedia de Calisto y Melibea. El joven protagonista de la obra manifiesta obsesivamente su deseo sexual, lascivo y desmedido, hacia su enamorada. Tan ansiosa se vuelve su conducta, que Melibea se lamenta por el exceso de violencia: “Holguemos y burlemos de otros mil modos que yo te mostraré; no me destroces ni maltrates como sueles ¿Qué provecho trae dañar mis vestiduras?” Y no menos significativa es la respuesta de Calisto: “Señora, el que quiere comer el ave, quita primero las plumas”. Calisto es, a todas luces, un hombre libidinoso, y queda vinculado, de este modo, con el resto de la comparsa celestinesca: criados, prostitutas, estudiantes y clérigos abandonados Es característica del loco enamorado la tendencia a la exageración y exhibición de sus síntomas, fácilmente detectables: el enfermo pierde el apetito, padece insomnio, gusta de la soledad y de la concentración obsesiva en su amada, que le aliena e induce su pérdida de atención generalizada. Condensa esta idea la archiconocida sentencia herética de Calisto: “¿Yo? Melibeo soy, y a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo”. Se añaden a los síntomas psíquicos los somáticos, tales como la palidez del rostro, la aparición de ojeras, el cansancio, la sudoración, las arritmias, y un largo etcétera. La suma de todos estos fenómenos define la actitud patológica del protagonista: A pesar de los esfuerzos de Sempronio por distraer al enfermo de su alienación, Calisto no es capaz de distanciarse de la pasión que le enloquece. No hay para él mayor goce que el padecimiento: CALISTO. - […] Haz de manera que en sólo verte ella a ti juzgue la pena que a mí queda y fuego que me atormenta, cuyo ardor me causó no poder mostrarle la tercia parte de esta mi secreta enfermedad, según tiene mi lengua y sentido ocupados y consumidos. Tú, como hombre libre de tal pasión, hablarla has a rienda suelta. SEMPRONIO. - […] Mas, ¿cómo iré? Que, en viéndote solo, dices desvaríos de hombre sin seso, suspirando, gimiendo, maltrovando, holgando con lo oscuro, deseando soledad, buscando nuevos modos de pensativo tormento, donde, si perseveras, o de muerto o loco no podrás escapar, si siempre no te acompaña quien te allegue placeres, diga donaires, tanga canciones alegres, cante romances, cuente historias, pinte motes, finja cuentos, juegue a naipes, arme mates, finalmente, que sepa buscar todo género de dulce pasatiempo para no dejar trasponer tu pensamiento en aquellos crueles desvíos que recibiste de aquella señora en el primer trance de tus amores. CALISTO. - ¿Cómo, simple? ¿No sabes que alivia la pena llorar la causa? ¡Cuánto es dulce a los tristes quejar su pasión! ¡Cuánto descanso traen consigo los quebrantados suspiros! ¡Cuánto relevan y disminuyen los lagrimosos gemidos el dolor! Cuantos escribieron consuelos no dicen otra cosa. SEMPRONIO. - Lee más adelante, vuelve la hoja. Hallarás que dicen que fiar en lo temporal y buscar materia de tristeza, que es igual género de locura. Para el acto veinte, después de la muerte “deshonrosa” de Calisto, Melibea desea ascender a la azotea junto a su padre para contemplar el paisaje y los barcos, con la esperanza de aliviar su pesar. Solicita la presencia de algún instrumento musical para acompañar su canto y mitigar así su dolor. Pleberio insta a Lucrecia a que la acompañe. Luego, Melibea llama a Lucrecia para comunicarle un mensaje destinado a su madre. Desde lo más alto de la torreta, recita detalladamente a su padre, que la escucha desde abajo, sus interacciones con Celestina, sus romances con Calisto y la trágica muerte de este último. Al concluir, afirma que, tras la pérdida de su amor, sería injusto que ella continuara con vida. PLEBERIO. - Hija mía Melibea, ¿qué haces sola? ¿Qué es tu voluntad decirme? ¿Quieres que suba allá? Page178 MELIBEA. - Padre mío, no pugnes ni trabajes por venir adonde yo estoy, que estorbarás la presente habla que te quiero hacer. Lastimado serás brevemente con la muerte de tu única hija. Mi fin es llegado, llegado es mi descanso y tu pasión, llegado es mi alivio y tu pena, llegada es mi acompañada hora y tu tiempo de soledad. No habrás, honrado padre, menester instrumentos para aplacar mi dolor, sino campanas para sepultar mi cuerpo. Si me escuchas sin lágrimas, oirás la causa desesperada de mi forzada y alegre partida. No la interrumpas con lloro ni palabras; si no, quedarás más quejoso en no saber por qué me mato que doloroso por verme muerta. Ninguna cosa me preguntes ni respondas, más de lo que de mi grado decirte quisiere. Porque, cuando el corazón está embargado de pasión, están cerrados los oídos al consejo y en tal tiempo las fructuosas palabras, en lugar de amansar, acrecientan la saña. Oye, padre mío, mis últimas palabras y, si como yo espero las recibes, no culparás mi yerro. Bien ves y oyes este triste y doloroso sentimiento, que toda la ciudad hace. Bien ves este clamor de campanas, este alarido de gentes, este aullido de canes, este grande estrépito de armas. De todo esto fui yo la causa. Yo cubrí de luto y jergas en este día casi la mayor parte de la ciudadana caballería; yo dejé hoy muchos sirvientes descubiertos de señor; yo quité muchas raciones y limosnas a pobres y vergonzantes; yo fui ocasión que los muertos tuviesen compañía del más acabado hombre que en gracia nació; yo quité a los vivos el dechado de gentileza, de invenciones galanas, de atavíos y bordaduras, de habla, de andar, de cortesía, de virtud; yo fui causa de que la tierra goce sin tiempo el más noble cuerpo y más fresca juventud que al mundo era en nuestra edad criada… El texto comienza con Melibea advirtiendo a su padre de que su muerte está próxima. Ella le dice que su fin ha llegado, que su descanso y su alivio han llegado, que su acompañada hora ha llegado. Estas palabras expresan la determinación de Melibea a llevar a cabo su plan. A continuación, Melibea explica la causa de su muerte. Ella cuenta que Calisto, un caballero del que estaba enamorada, murió accidentalmente. Esta muerte supuso un gran golpe para Melibea, quien se sentía incapaz de vivir sin su amado. Melibea describe el impacto que la muerte de Calisto ha tenido en la ciudad. Ella dice que ha causado un gran dolor y tristeza, y que ha dejado a muchos huérfanos y necesitados. También dice que ha privado al mundo de un hombre noble y virtuoso. La joven explica que su amor por Calisto era tan fuerte que no podía vivir sin él. Ella dice que su muerte la ha dejado en una situación desesperada, y que no tiene otra opción que suicidarse para reunirse con su amado. El texto de Melibea puede interpretarse de diferentes maneras. Una interpretación posible es que la joven se suicida por amor. Melibea está tan enamorada de Calisto que no puede vivir sin él. Su muerte es un golpe tan fuerte que la deja en una situación de desesperación, y la lleva a tomar la decisión de suicidarse. Otra interpretación posible es que la joven se suicida por culpa. Ella siente que es responsable de la muerte de Calisto. Ella fue la que lo convenció de que entrara en su casa de forma clandestina, y esta acción fue la que provocó su accidente. La joven siente que debe pagar por su culpa, y la muerte es la única forma que ve de hacerlo. También es posible interpretar el texto como una crítica a la sociedad de la época. Melibea era una mujer joven y hermosa, y su muerte fue un gran escándalo. El texto puede verse como una crítica a la sociedad patriarcal de la época, que no permitía a las mujeres disfrutar de su libertad y de su sexualidad. El texto de Melibea es un fragmento que nos muestra la fuerza del mal amor. La joven se suicida por “amor”, por culpa o por rebeldía, pero su muerte es un símbolo de la tragedia del amor imposible.
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