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Significado de Muerte: Coplas a la muerte de su padre, Resúmenes de Comunicación

Es un análisis de el poema que habla sobre su ejemplo de vida, que es su padre

Tipo: Resúmenes

2019/2020

Subido el 21/05/2020

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sergio-desposorio 🇵🇪

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¡Descarga Significado de Muerte: Coplas a la muerte de su padre y más Resúmenes en PDF de Comunicación solo en Docsity! 1 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE EN LAS COPLAS DE JORGE MANRIQUE Julio del Pino Perales Literatura Española de la Edad Media II Prof. Lacarra Filología Hispánica (Facultad de Filosofía y Letras) Universidad de Zaragoza, 2014 2 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales ÍNDICE 1. Introducción 3 2. Aspectos formales de las Coplas 3 3. Aspectos temáticos de las Coplas 4 4. Aspectos estilísticos de las Coplas 5 5. Voces Críticas 8 5.1. Serenidad ante la muerte 8 5.2. Una muerte alegórica 9 5.3. Tres retratos de la muerte 10 5.4. Una voz francesa 13 5.5. Una lectura marxista (?!) 13 6. Conclusiones 17 7. Notas 19 8. Bibliografía 20 1. INTRODUCCIÓN Jorge Manrique fue un poeta castellano que nació alrededor de 1440, no se termina de saber si en Palencia o en Jaén, y murió en 1479, por una herida causada en el campo de 5 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales para, finalmente, enfrentarlo cara a cara con la muerte, que viene, serena y amistosa, a llevarse consigo a un gran héroe. Así, reconocemos un planteamiento temático en torno a la muerte y su poder igualador e invencible, insoslayable, y la naturaleza pasajera y caduca de la vida, para luego ascender a primer plano a su padre Don Rodrigo, hombre como no lo fue nadie, y que, inevitablemente como hombre mortal, también ha sido llamado por la muerte. Lo que se ha desarrollado ante el lector de las coplas de Manrique es una serie de reflexiones sobre la vida y la muerte, procurando un paso de lo general a lo particular, de lo social a lo individual, de lo abstracto a lo concreto. Como por un embudo, Manrique ha colado sus reflexiones sobre la muerte hasta condensarlas en la figura y ejemplo de su padre fallecido, y por quien, aparentemente, siente el motivo de componer estas coplas. 4. ASPECTOS ESTILÍSTICOS DE LAS COPLAS En cuanto al estilo, cabe destacar el manejo que Manrique demuestra en una serie de tópicos literarios muy propios de su época en torno a la relación entre dos términos tan opuestos como en la dicotomía vida/muerte. Tempus fugit, contemptu mundi, homo viator, vita flumen, ubi sunt?, omnia mors aequat y ars moriendi. Si bien son desarrollados todos de manera ejemplar lo novedoso no radica, desde luego, en estos tópicos antiguos tan refritos. De hecho, lo que más ha llamado la atención de la crítica es el tono del lenguaje con que Manrique compone la obra, destacando dos aspectos muy relevantes. Por un lado, el empleo de un lenguaje sencillo, llano, casi vulgar, para todo público oyente o lector, precisamente por lo común del tema: ‘Su pensamiento es sencillo porque sabe que es común a todo el mundo. Las palabras en que se expresa son tan vulgares y corrientes que parecen surgir espontáneamente de los labios’1, lo que determina por completo el estilo, un estilo ‘muy trabajado […] para producir la ilusión de la facilidad absoluta, como si el poeta no dijera sino lo que ya tienen en la punta de la lengua su lector y oyente’ 2. En definitiva, un empleo muy particular del lenguaje, lejos de los eruditismos de la época (por más muestra de cultura que revele en la comparación de las virtudes de personajes históricos con las de su padre en las cc. XXVII y XVIII), que demuestra que el poeta 6 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales ‘se decide a tratar las cuestiones más sublimes con la llaneza necesaria para hacerlas asequibles a cualquier clase de público’.3 Cuestión, esta última, que engarza con el segundo aspecto a resaltar, el que María Dolores Royo Latorre reconoce como una decisiva influencia del ars praedicandi. La fina intuición poética de Manrique, más acostumbrado seguramente a la audición de sermones que a la lectura de escritos teóricos sobre la materia, le señaló el camino: el sermón bajomedieval, con su peculiar estructura y formas expresivas, conviene perfectamente a una elegía, en la que la proliferación de lugares comunes no oculta el impulso de una honda emoción personal.4 Entendemos por Ars praedicandi un género discursivo oral que instauró escuela en la Edad Media, y que responde al empleado por sacerdotes para captar y mantener la atención de los oyentes, y así moralizar a los creyentes que acudían a la iglesia. Royo Latorre encontraría reminiscencias así en la estructura discursiva: La estructura propuesta por Burkart y la de Beltrán, pese a sus evidentes diferencias, tienen algo en común: su conexión con la estructura del sermón: de un lado, la división tripartita y la abundancia de estructuras ternarias en el desarrollo del discurso; de otro, y según el esquema de Beltrán […], el mecanismo de avances y retrocesos, enunciados y ejemplificaciones, propio también del sermón medieval.5 Como en las formalidades textuales; Sus Coplas, en lo esencial, se ajustan a las pautas establecidas por algunos de los más eminentes teóricos de la predicación en el Medievo: brevedad, fervor, cadencia espaciosa, propósito moral, orden y coherencia expositiva. Tales son, por ejemplo, en el Ars praedicandi de Francesc Eiximenis requisitos esenciales para que el sermón produzca el efecto deseado.6 Señalando como características reconocibles del ars praedicandi en las Coplas desde ‘la elección de ejemplos históricos’7 hasta la ‘técnica de amplificación característica de los sermones’8, pasando por ‘la exhortación al bien obrar que es, en definitiva, toda predicación’9, y una ‘enseñanza moral […] mediante la antítesis deleites 7 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales temporales/tormentos eternales’10. Hasta la mayoría de los tópicos literarios empleados, dice Royo Latorre, ‘se remontan en su origen a textos bíblicos’11. Defiende también Royo Latorre la conexión de la obra manriqueña con el arte de la predicación en cuanto a la inclusión de las figuras de Dios Padre y Dios Hijo, y su tratamiento desde la sumisión y la devoción. Ya desde la copla IV de invocación demuestra la exclusiva servidumbre al verdadero Dios: […] Aquél sólo m’encomiendo, Aquél sólo invoco yo de verdad, […]12 Y en la copla XXXIX, Don Rodrigo clama al Dios Hijo su amparo en esta llegada de la muerte a modo de oración: Tú, que por nuestra maldad, tomaste forma servil e baxo nombre; Tú, que a tu divinidad juntaste cosa tan vil como es el hombre; Tú, que tan grandes tormentos sofriste sin resistencia en tu persona; non por mis merescimientos, mas por tu sola clemencia me perdona.13 Demarcando así ambas coplas una apertura y un cierre de un discurso circular en que han tenido cabida el abandono de los bienes terrenales por ser insustanciales, la llamada a una vida de virtud, hazaña y fama, una vida ejemplar, como la del maestre Don Rodrigo, para abandonar con orgullo este mundo y esta vida terrenal y caduca, hacia la vida eterna, de la mano de una fuerza tan devastadora e insalvable como la muerte, que a todos trata por igual. Una muerte que, sin embargo, por lo ejemplar de la vida que en 10 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales Por otro lado, no hay que olvidar a quién viene a buscar la muerte en las Coplas. Y puesto que se trata del maestre Don Rodrigo, virtuoso, heroico y ejemplar, hacedor de hazañas que ‘lo hacen merecedor de la muerte apacible’28, la dama negra adopta una personalidad un tanto especial para la época. ‘Con la utilización anafórica del adverbio temporal (vv. 385, 388, 391), la voz poética prolonga la tensión y posterga la entrada de la Muerte en escena’29, que llamará a la puerta, tres toques que se verán reflejados en el ‘triple uso de la palabra después [en la c. XXXIII, que] asume, mediante onomatopeya, el sonido de la llamada a la puerta’30, momento a partir del cual ‘la Muerte se dirige a él con un discurso suasorio para que se disponga a abandonar el mundo; apela[ndo] a su valía personal’31, y ‘la virtud del maestre debe hacer frente a su propia caducidad’.32 5.3. TRES RETRATOS DE LA MUERTE Las Coplas mantienen una estructura ternaria que contiene, a su vez, multitud de referentes en clave ternaria, tanto en la forma externa como interna del discurso, así como en el desarrollo de los conceptos de la vida y la muerte, y esto es lo que destaca Stephen Gilman, para quien ‘esta estructura en tres partes es, por sí misma, hondamente tradicional’33. Esta progresión tripartita de la obra va sumiendo al lector en una ‘gradual acumulación de ímpetu, una creciente complejidad de tejido poético. […] dimensiones cada vez más hondas’34. Por un lado, Manrique presenta hasta tres clases de vida ampliamente reconocidas por la crítica: En primer lugar un llamado al hombre para que recuerde su condición mortal y su destino divino: a cambio de la muerte genérica, una vida eterna. Después, el impresionante retrato de la vida sensorial, la residencia en la tierra con sus grandiosas figuras humanas, su fascinador engaño, su pirotécnica belleza, tanto más deslumbrante cuanto que es tan transitoria. Y finalmente la vida de la fama, encarnada en Don Rodrigo Manrique, una vida pintada con su brazo-espada en escenas que muestran sus hazañas y su hombría. De ahí su salvación final.35 Para, más tarde, presentar otras tres clases de imágenes correspondientes de la muerte, pues ‘cada una de las tres vidas tiene su encuentro con la muerte’36, encuentros que se 11 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales conciben más bien como ‘confrontaciones poéticas’37. ¿Pero qué tres rostros adivina Gilman en la muerte de las Coplas? La primera muerte que aparece en las Coplas es una interrupción o detención de la vida […]. La tradicional alegoría del mar al cual irán a dar los ríos de nuestras vidas fija el ritmo y la atmósfera iniciales. Aquí se nos habla de aquella muerte genérica, […] morir impersonal […]. El poeta describe un proceso natural inexorable al cual está sujeta la vida y es inseparable de la temporalidad […].38 El primer retrato responde, en fin, a la muerte mecánica y consecuente a cualquier vida de cualquier hombre, una muerte discreta y silenciosa. Pero luego, dirá Gilman, ‘la alegoría cede su lugar a la metáfora’39, en un retrato de una segunda muerte que requiere de imágenes. El segundo retrato es el de una muerte que ‘amata’ patéticamente la vida, sin necesidad ni motivo. No es genéricamente necesaria, como la primera, ni tampoco la culminación, largo tiempo elaborada, de una vida llena de sentido, como lo será la última. Es, por el contrario, esa muerte de la cual se ha dicho que nos llega ‘desde fuera’, cósmico ‘mecanismo’ […] llega sin anunciarse, […] no hay defensa contra ella.40 Mecanismo mortal, también, pero presentado mediante una serie de metáforas y símbolos que dejan al ser viviente en descarada, tensa y terrorífica desproporción de inferioridad, pues a todos es común el morir, un morir del que nadie escapa cuando es la flecha de un arquero, la caducidad o siega de las verduras de las eras, o efímero rocío. Pero la vida se revaloriza en su mortalidad, ‘pompas festivas, riqueza, juventud, nobleza y todo lo demás-, debemos recordar que […] su atractivo se intensifica por su misma fugacidad’41. Y esta revalorización de la vida en su humana fugacidad se consigue mediante un contraste con una muerte presentada, en esta segunda parte del poema, omnipotente y omnipresente, que mata y siega vidas sin mostrarse, desde la distancia, como el arquero que Manrique metaforiza. Si la primera muerte pone fin a la vida terrenal, y la segunda a la vida de fama y hazaña, la tercera muerte no pondrá fin a ninguna, sino que inaugurará la tercera vida, la eterna. Y será en función de la vida que se ha llevado, cómo la muerte venga a llevar al moribundo en su transición a la vida eterna. 12 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales Tal es la muerte de Don Rodrigo, la muerte que se ha ganado y se ha creado con su propia vida, la muerte que lo llevará al otro mundo y a la otra vida prometida al comienzo. Es la primera vez que el caballero no lucha, ni necesita luchar. Consiente en su morir y se confía en la clemencia de Cristo. Tras lo cual, la muerte queda vencida y, de hecho, desaparece del poema.42 Pero es muy relevante cómo, antes de desaparecer del poema, se caracteriza a esta tercera muerte. Esta será una muerte que responda a la figura que es Don Rodrigo, por tanto ‘una muerte humana y viva, no inorgánica’43. ‘[…] Un retrato de la muerte como caballero armado, […] hombre de honor, digno de la vida de honor que va a caer bajo su brazo’44. Una muerte que llega, llama a la puerta y hasta habla y dialoga con el caballero, a cuya vida pondrá fin, ‘empleando un lenguaje en que un guerrero habla a otro’45, y es que ‘sólo una vida de heroísmo, de santidad auténticamente vivida, […] puede poner a la muerte a la altura del hombre’46. Gilman llega a señalar ‘el contraste entre ese arquero mudo y escondido y el grave noble y retador que respetuosamente llega a tocar a la puerta’47. Ya no es una muerte silenciosa que mata impersonalmente desde el anonimato, la lejanía y la generalidad, sino una muerte individualizada, que reconoce a quien viene a buscar y se pone a su nivel para ello, descendiendo, caminando descubriéndose y dialogando, porque este individuo lo requiere, por la dignidad que se ha ganado él solito. Todo esto conforma, al fin, una muerte que cualquiera creería exclusiva y reservada para el maestre Don Rodrigo, ya que ‘sólo aceptando a sabiendas la muerte, sólo por medio de una conciencia adquirida dolorosamente y expresada a través de la poesía, puede lograrse ese triunfo’48. Pero no querría desviar el propósito con que Stephen Gilman realizó su estudio, quien depuró de las Coplas un ‘dualismo de vida y muerte ‘en el mundo’ […] trascendido por un honroso abrazo. Ambas se hacen una sola en ese ‘morir viviendo’ […] que se logra por el honor. […] la frontera de la vida sin muerte, más allá de la cual el hijo no puede seguir al padre, ni el poeta seguir el tema’.49 5.4. UNA VOZ FRANCESA Apoyándose en los tres retratos descritos por Stephen Gilman, Bernard Darbord desarrollará una definición de la muerte en las Coplas, en la que se destacaría ‘une idée 15 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales parquedad de adornos verbales puede reflejar […] la propia dinámica de purgación de lo material que el poema invoca y pone en funcionamiento’58. Entonces, dice Pueyo, ‘habrá que preguntarse […] qué es aquello por cuya permanencia Manrique está abogando en el poema’59. Si los eventos ya están fijados y determinados desde el comienzo en la mentalidad medieval, ‘ese venirse de la muerte afecta a todo lo que ya era muerto, de la misma manera que comprender su destino final equivale a recordarlo (el despertar del alma dormida)’60. La naturalidad de los procesos, el estado natural de las cosas, su desgaste y fenecimiento, su terminar ya inscrito desde que son, deben hacernos comprender que todo cuanto es tiende a dejar de ser, tiende a una transición hacia el reposo, porque el cuerpo mismo es un ser para el reposo: «si juzgamos sabiamente / daremos lo no venido / por pasado» (vv. 16-18). En este sentido, el tiempo no pasa, nos quiere decir Manrique, puesto que el morir es «morada / sin pesar» (vv. 50-51) en la que lo material encuentra finalmente su descanso […]. ¿Dónde está aquí el dolor ante la muerte o la agonía existencial ante el paso del tiempo? Como dice José Monleón […]: «no son coplas a la muerte de su padre sino a la vida de éste».61 Pueyo Zoco considera determinante, en el contexto histórico de la obra, un cambio político que implica una transición de estamentos nobiliarios que dieron comienzo a partir de las Cortes de Olmedo en 1445. ¿En qué consistía este cambio político de la nobleza castellana? En el ascenso de una nobleza cuyo prestigio y poder se basaba en relaciones contractuales y serviciales (intereses político-militares), que suponía la decadencia de una nobleza basada en el linaje y la sangre. El título nobiliario se comenzaba a poder comprar, y no sólo heredar de generación en generación. Y esta nueva nobleza, además, podía reforzarse mediante relaciones económicas e influencias con la burguesía emergente. Los Manrique pertenecían a la vieja nobleza, y manejándonos en estos términos, Pueyo Zoco defiende la razón de las Coplas como las definió María Morrás: ‘la respuesta literaria a [estos] hechos’62. Así pues, cuando las Coplas hablan sobre el paso del tiempo, hablan de ‘la cancelación de un tiempo histórico muy específico: el feudalismo castellano’63. Un conjunto de cambios socioeconómicos, en todos los niveles de la sociedad, que pondrían en marcha un ‘proceso que, a la larga, permitirá a estas capas medias adquirir privilegios jurídicos, 16 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales en detrimento de una jerarquía nobiliaria que vende su capital simbólico y de una clase de hidalgos cada vez más desplazada, cediendo a los caballeros de cuantía y a la creciente pujanza de una burguesía mercantil’64. Es decir, Manrique compone su obra como reacción a un cambio económico en su tiempo, que comenzaba a desplazar la capa social nobiliaria a la que su familia pertenecía. Una nobleza de linaje, por otra parte, anticuada y que amenazaba con extinguirse ante el progreso que inauguraba la salida de la Edad Media. ‘En definitiva, lo que las Coplas deben purgar es la inevitable monetarización de las formas sociales estamentales, su valoración de la materia por encima de un estatuto semántico previo, de una Escritura que subyacía a la escritura de los nuevos tratos y contratos’65. Pueyo Zoco, así, reconoce en las referencias al cuerpo humano, a la sangre, a los ríos y sus caudales, a los pueblos y sus ciudadanos y sus tareas y trabajos, una justa valoración del verdadero linaje y la verdadera nobleza, ‘linaje y nobleza que deben ser mantenidos por las obras […] y sustentados por un cierto caudal o capital. Los que carecen de él tienen que dedicarse a oficios que degradan su nombre. Manrique lamenta que las obras –militares- ya no basten para mantener el estado social’ 66. Para argumentar sus ideas, el poeta emplearía todo tipo de elementos textuales para narrarlas, cohesionarlas, probarlas y reforzar. ‘El texto mantiene, no en vano, la tensión de una narratio sostenida: el deliberado tejido conjuntivo (pues, pero, e, así…), el papel de la ejemplaridad en la probatio, el uso de la anáfora como cohesivo estrófico; la interrogatio retórica… Todos son elementos que corroboran la existencia de una argumentación intencionada’67. El resto de la lectura marxista de Pueyo Zoco deriva ya en cierto perspectivismo historicista que se tendría que coger con pinzas por su terminología politizada. Si bien no le faltaría razón al declarar que las Coplas reflejan cómo ‘Manrique imagina el mundo a partir de unas relaciones de producción determinadas’68, lo que queda de estudio crítico pierde pertinencia en cuanto a lo que considero de relevante extracción. 6. CONCLUSIONES Analizado y expuesto todo lo anterior, depuro las siguientes conclusiones. Que las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique es una composición lírica que el poeta desarrolla, como dice el título, tras la muerte de su padre. La idea más extendida y 17 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales enseñada sobre la obra es que es un conjunto de cuarenta coplas de pie quebrado dispuestas de tal modo que responden a una estructura interna del poema, a saber, una graduación temática desde una conceptualización generalizada de la muerte hacia una particularización de la misma: la de su padre. Manrique presenta para ello una serie de metáforas que revelan a la muerte como un fenómeno consustancial al fenómeno de la vida. La muerte llega a todos por igual e indistintamente, sin distinción de ningún tipo. Sin embargo, Manrique procede a lo largo del poema a presentar a su padre, en clave de mortal, como un hombre virtuoso, noble, afamado y heroico que, por las hazañas y proezas que a lo largo de su vida ha realizado, ha llegado a merecer una llegada y un trato especiales por parte de la muerte. Para venir a buscar al maestre don Rodrigo, la muerte se digna a personificarse y llamar a la puerta, para presentarse ante el caballero como un igual, consciente de la gran vida a la que está a punto de poner término. Así, las Coplas parecen un elaborado epicedio que un poeta compone a su padre querido de forma solemne, y empleando, para que llegue a todo público posible, un conjunto de técnicas discursivas propias de la predicación, y a la vez, un lenguaje llano, sencillo, que no simple, y comprensible hasta para el lector menos experimentado. Parece invitar, también, a una vida de virtud, ejemplificando a su padre, para alcanzar también esa muerte con que cierra el poema, una honorable partida a la vida eterna posible para quien se le gane en la vida terrenal. Pero rasgando un poco más la superficie y superando las meras pinceladas académicas a las que nos han acostumbrado, y enlazando la obra con su contexto histórico, Manrique no sólo se lució poéticamente para rendir un merecido homenaje a su padre sólo en el plano familiar y sentimental, sino, también, para reaccionar ante los acontecimientos históricos, políticos, económicos y sociales que se estaban desarrollando en el momento de la muerte de don Rodrigo. Manrique también se propuso contestar a unos cambios que pujaban el ascenso de una nueva nobleza mercantilizada, vendible y comprable, una nobleza de pose, que desplazaba trágicamente para los Manrique, la vieja, auténtica e histórica nobleza a la que el poeta y su padre pertenecían: la nobleza de linaje, de sangre, feudo, honor y caballería. Manrique no sólo trató de colocar a su padre donde merecía, sino a toda la clase social a quien este representaba, la misma cuyo nivel glorioso ninguna otra nueva nobleza lograría (como tampoco así el especial trato de la muerte y la salvación en una merecida 20 El significado de la muerte en las Coplas de Jorge Manrique Julio del Pino Perales DEYERMOND, A.D. Historia de la literatura española 1. La Edad Media. Barcelona, Ariel, 1985. DÍEZ DE REVENGA, Francisco Javier. «Jorge Manrique o la serenidad ante la muerte», en conmemorativa del V centenario de Jorge Manrique, Ateneo de Madrid, 1979. 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