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Orientación Universidad
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Sin vuelta atras libro, Transcripciones de Lengua y Literatura

Libro de lengua que trata de una familia

Tipo: Transcripciones

2023/2024

Subido el 07/06/2024

samuel-diaz-hervas
samuel-diaz-hervas 🇪🇸

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¡Descarga Sin vuelta atras libro y más Transcripciones en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! SIN VUELTA ATRÁS JORDI SIERRA I FABRA Esta es una historia inventada. Que no se busque relación alguna con otras que hayan sucedido con nombres y apellidos. Ningún personaje está basado o inspirado en un mo- delo concreto. Pero es la historia de decenas, cientos de chicos y chicas que hoy, ahora, es- tán siendo sometidos al mismo calvario que el protagonista de la novela. Es la historia de la intolerancia, el miedo, la estupidez y el si- lencio. Y es mi historia. JORDI SIERRA I FABRA, febrero de 2005 11 El viejo Tobı́as aclaró la vista. La tenı́a buena, por lo menos de lejos. Otra cosa era leer el periódico o un libro. Para eso sı́ necesitaba gafas. Pero aunque la dis- tancia no era excesiva, la forma rojiza sı́ se le antojó difı́cil. Parecı́a un cuerpo, y aquello era absurdo. Miró hacia atrás. Estaba solo. La silueta del pueblo se recortaba a lo lejos, incrustada en el perfil de las montañas que lo aprisionaban cerca del mar. Nadie en el sendero. Volvió a centrar su atención en la mancha rojiza. Una chaqueta, una prenda de abrigo... El mar devolvı́a siempre lo que se le echaba, pero no en un dı́a como aquel. Todo habı́a estado en calma la noche pasada, y también los dı́as anteriores. Ası́ que aquello... La figura humana se le hizo más y más concreta. —No –suspiró ante el grito de su instinto. Echó a andar hacia su izquierda. El camino que des- cendı́a en dirección a la playa era seguro, amplio. Veinte años atrás incluso se habı́a colocado una barandilla en los dos tramos más pronunciados, y se le dio consisten- cia a los escalones naturales, cimentándose piedras en ellos para no resbalar y afianzarse en los dı́as de mal tiempo. Sus pasos, sin embargo, fueron inquietos, más y más inquietos a medida que su corazón empezó a latir de aquella forma tan acusada y antinatural, en tanto que la certeza se abrı́a paso en su ánimo. —Otra vez, no –suspiró de nuevo. El camino desembocaba en la playa tras una larga curva que lo suavizaba aún más en su proximidad. El viejo Tobı́as pisó la arena con la sensación del reencuen- tro. Allı́ sı́ se escuchaba el mar, el beso de las olas, el dulce deslizar del agua en la orilla en su eterno ir y venir. Se movió con pesadez al hundı́rsele los pies y tuvo que afianzar el bastón para no caer. Las tres rocas gemelas 12 rezumaban humedad. Parecı́an los restos de un monolito ancestral. Quizás en otro tiempo lo hubieran sido. El cadáver se le hizo visible a los pocos pasos. La forma rojiza era la de su cazadora. No era la primera vez que veı́a algo como aquello, ası́ que cuando miró hacia la cumbre del acantilado no se hizo más preguntas. El cuerpo estaba roto, quebrado, adoptando una forma absurda sobre la arena y las rocas. La sangre aún brillaba, pero se hundı́a en el suelo igual que una raı́z en busca de una vida que ya nunca vol- verı́a. Cuando superó el choque, la brutalidad de la ver- dad, se movió hacia la derecha, en busca de aquel rostro todavı́a invisible. El viejo Tobı́as ahogó un gemido. Cerró los ojos, porque los del muerto seguı́an abiertos, orlando una mueca de estupor no superada con la agonı́a final, y luego venció el agarrotamiento muscular, aunque su corazón no dejó de latir, como si una feroz arritmia se hubiera apoderado de él, hasta que consiguió reaccionar. Echó a correr, en la medida de sus posibilidades, para subir de nuevo por el camino y llegar al pueblo cuanto antes. 2 Miguel Ángel se detuvo al llegar a las inmediaciones del instituto. A veces, unos pocos metros representaban la mayor de las distancias. Miró arriba y abajo de la calle. Nada. Los últimos chicos y chicas entraban por la verja aún abierta en el muro. Faltaban apenas un par de minutos para que se cerrara, dejando fuera y con el problema a cuestas a los que llegaban tarde.
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