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Orientación Universidad
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SÍNDROME DE DOWN, Apuntes de Psicología

Asignatura: CICLO VITAL 1, Profesor: Navarro, Esperanza, Carrera: Psicologia, Universidad: UV

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 03/06/2015

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¡Descarga SÍNDROME DE DOWN y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity! FUNCIONAMIENTO DE LA MENTE DE UN ADOLESCENTE CON EL SÍNDROME DE DOWN En el desarrollo natural de nuestras vidas, todos pasamos de la dependencia pasiva, cuando somos bebés y niños, a la independencia activa de la fase adulta. En medio de ese camino nos encontramos con la adolescencia. Es un período de transición entre la niñez y la etapa adulta en la cual se producen cambios importantes a nivel físico, psicológicos y conductuales. Los adolescentes con Síndrome de Down responden a la pubertad y a los demás cambios físicos y emocionales de la fase inicial del desarrollo de la adolescencia de igual modo que el resto de los adolescentes, ya que todos muestran una cierta confusión, el deseo de reforzar su propia identidad, el afán de independencia y de alcanzar su plena autonomía, la necesidad de autoestima, el sentimiento de competencia, etc. Pero todo ello queda matizado por sus características especiales: el desfase entre la edad biológica y la mental y lingüística, la distorsión que puede tener de su percepción personal, los mensajes contradictorios que reciben, para los que tiene dificultades de interpretación, las dificultades objetivas de aprendizaje y las no menos importantes de comunicación. Se observa que al igual que la mayoría de las personas con retraso mental, las puntuaciones globales en las pruebas de inteligencia descienden de manera drástica cuando se acercan a la adolescencia. Esto se debe a que en esta edad la población general adquiere el denominado pensamiento formal abstracto, con el cual las personas con Síndrome de Down tienen especiales dificultades. De hecho, en los primeros años de vida, al aplicar pruebas de desarrollo a niños estimulados, las puntuaciones obtenidas no varían en exceso respecto a la población sin deficiencia. Sin embargo, con el paso del tiempo el desnivel respecto a la población general se hace cada vez más marcado. De hecho, el Síndrome de Down es la causa más frecuente de discapacidad psíquica congénita y representa el 25% de todos los casos de retraso mental. En el cerebro de un adolescente con Síndrome de Down no hay una alteración única o localizada en un sistema concreto, sino que, son alteraciones difusas con un menor número de neuronas y que afectan a diversos sistemas con diferente intensidad. No se pueden definir síndromes cerebrales concretos (a excepción del lenguaje), pero si podemos definir variaciones en los patrones básicos de actividades y en funciones prevalentes en una mayoría de niños con síndrome de Down. A demás de dificultades, tales como déficit en las funciones sensoriales, déficit de atención, falta de motivación, tendencia a la impulsividad, también se ven afectadas diversas área de su conducta cognitiva, como pueden ser: la atención e iniciativa, la memoria a corto plazo y el procesamiento de la información, la memoria a largo plazo, tanto la explícita, que es la más afectada, como la implícita, la correlación y el análisis. La alteración de los lóbulos frontales y temporales afecta al aprendizaje, la memoria, la adquisición del lenguaje y las funciones ejecutivas. El menor desarrollo de los ganglios de la base incide sobre la adquisición de destrezas motoras y sobre el control del movimiento. La alteración del cerebelo afecta a la coordinación motora y al condicionamiento palpebral, siendo este un tipo de aprendizaje en el que un estímulo neutro asociado a un soplo en el párpado induce posteriormente una respuesta condicionada de parpadeo. Todas estas dificultades hacen que el adolescente con el Síndrome de Down presente un coeficiente intelectual más bajo que el resto de los adolescentes. Se aprecia, por tanto, un retraso en su edad cognitiva cuando se la compara con la edad cronológica, lo que refleja el grado de deficiencia e inmadurez. La edad lingüística es inferior incluso a la cognitiva o mental. Su capacidad comprensiva es claramente superior a la expresiva. Es buena la capacidad de incrementar el vocabulario, dentro de unos límites, pero las máximas dificultades se encuentran en la morfosintaxis. La población adolescente con síndrome de Down, en especial, es un grupo en el que las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento cobran gran importancia, debido a dos razones: la primera consiste en pensar cómo, a pesar de padecer un trastorno, el adolescente con síndrome de Down necesita gozar de una oportunidad cognitiva que le permita mejorar su nivel de vida; y la segunda tiene que ver con el olvido y la discriminación que esta población ha sufrido en los procesos de intervención, menospreciándose la necesidad de adquirir un bienestar lingüístico, cognitivo y comunicativo. Según Buckley, los trastornos de la comunicación en el síndrome de Down están asociados con las limitaciones cognitivas ya que, debido a la estrecha relación entre lenguaje y pensamiento, las deficiencias cognitivas presentes en el retraso mental explican los bajos niveles de desarrollo en los procesos de comprensión y expresión del lenguaje; y con las bases neurológicas del lenguaje debido a que la organización cerebral de las personas con síndrome de Down tiene características similares que afectan directamente al desarrollo de las habilidades psicolingüísticas. El funcionamiento normal del cerebro es una condición necesaria para la adquisición del lenguaje y para su posterior expresión oral y escrita. En los adolescentes que poseen el Síndrome de Down son frecuentes los problemas de integración de la información y les cuesta, a partir de conocimientos parciales, establecer interrelaciones que les permitan alcanzar un conocimiento más integrado. En este mismo sentido, pueden presentar dificultades para transferir los aprendizajes de una situación concreta a otra, y para generalizar las adquisiciones. Muestran lentitud en su capacidad cognitiva, en sus reacciones, en su modo de adquirir y procesar la información. No es de extrañar, por tanto, que en la enseñanza integrada su velocidad de adquisiciones se diferencie claramente de la del resto de los adolescentes, y vaya acentuándose la diferencia a lo largo del curso. En general, poseen una buena percepción visual y una buena memoria visual, dando por supuesto que se han detectado y corregido las anomalías que con frecuencia presentan en la visión. Este hecho contrasta con las mayores dificultades que presentan para la percepción y procesamiento de la información auditiva, y para el establecimiento de la memoria secuencial
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