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SISTEMA DE RELACIONES LABORALES, Apuntes de Relaciones Laborales y Recursos Humanos

Asignatura: Sistemes d'informació de recursos humans, Profesor: JOSE PALMA, Carrera: Relacions Laborals i Recursos Humans, Universidad: UA

Tipo: Apuntes

2012/2013

Subido el 13/10/2013

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¡Descarga SISTEMA DE RELACIONES LABORALES y más Apuntes en PDF de Relaciones Laborales y Recursos Humanos solo en Docsity! Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   1     1.  Perspectiva  histórica  de  las  relaciones  laborales  y  desarrollo  de  las  teorías     El hecho singular más relevante del debate es que la teoría sociológica de las relaciones laborales ha estado sujeta, por un lado, al dominio de las teorías del conflicto y las teorías del consenso, así como a la cuestión del orden social. Estas tres cuestiones, orden, conflicto y consenso, han ocupado un lugar muy importante en las primeras etapas del desarrollo de esta materia. Y, por otro lado, las teorías han estado marcadas por una crítica al paradigma económico clásico, que ha considerado el mercado de trabajo como otro cualquiera, olvidando el papel de las instituciones sociales. La crítica de la sociología se distingue por subrayar la importancia que tienen las instituciones sociales en la actividad económica y laboral. Sin embargo, dichas teorías se entienden mejor en su contexto histórico y no sólo de forma abstracta. Por ello optamos por una explicación siguiendo un orden cronológico, pero sin perder el hilo argumental que nos proporcionan. En el desarrollo de la teoría de las relaciones laborales podemos distinguir tres etapas históricas: Tabla 1. Etapas de las relaciones laborales Orígenes de los sistemas de relaciones laborales 1870-1914 • Etapa del capitalismo salvaje • Disolución de las instituciones de solidaridad tradicional • En este período se sitúa la obra de los autores clásicos de la sociología (Marx, Durkheim, Weber). Período de entreguerras 1919-1939 • Emergencia del tripartismo y reconocimiento del derecho de negociación en algunos países. • Emergencia de una teoría específica (escuela de Oxford, escuela de Wisconsin, escuela de relaciones humanas). Periodo de posguerra 1950 en adelante • Fordismo: expansión de la producción y consumo de masas. • Institucionalización de las relaciones laborales • Extensión de los derechos de ciudadanía • Consolidación de la teoría de las relaciones laborales: sistema de relaciones laborales; neofuncionalismo; neomarxismo; neocorporatismo e interaccionismo. 1.1.  Etapa  del  capitalismo  salvaje  y  orígenes  de  los  sistemas  de  relaciones  laborales:   1870-­‐1914     En la mayor parte de los países occidentales, los sistemas de relaciones profesionales se desarrollan con la Revolución Industrial Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   2   entre los siglos XVIII Y XIX. No existe un modelo único, ya que la industrialización da lugar a diferentes modelos. Con todo, en lo que respecta a Europa y Estados Unidos, el movimiento sindical se inicia a partir de obreros cualificados (como los tipógrafos), que tratan de defender el conocimiento del oficio, la profesión, los flujos de entrada y aprendizaje del mismo. Estas asociaciones profesionales corporativas no sólo tenían como finalidad la mejora de las condiciones de trabajo, sino que además aspiraban a la creación de mecanismos de protección colectiva, como los socorros de ayuda mutua, las cajas de paro, seguros de jubilación y la creación de cajas de resistencia para hacer frente a los periodos de huelga, etc. y se financiaban con aportaciones realizadas por los mismos trabajadores. Los autores clásicos de la sociología, como Marx, Durkheim y Weber, ponen de relieve que la modernización y la industrialización abaten los ligámenes colectivos de las sociedades tradicionales, de los grupos familiares, de las relaciones de parentesco, amistad y vecindad fundadas sobre la comunidad local y las corporaciones profesionales. Esta etapa se caracteriza por lo que podemos denominar capitalismo salvaje, que consiste en la corrosión de las instituciones sociales tradicionales por el poder y la lógica del mercado. En esta etapa apenas existen instituciones sociales de regulación del mercado de trabajo; sólo una minoría, el sindicalismo exclusivo de los trabajadores de oficio, obtiene algunas ventajas contractuales gracias a su poder de control sobre el proceso de producción y sobre los tiempos de producción. Por tanto, las relaciones laborales tienen un enorme desequilibrio de poder político e institucional entre las clases dominantes y las clases subordinadas. Por lo general, el mecanismo del mantenimiento del orden social se da fundamentalmente por medio de la represión del incipiente movimiento obrero. La respuesta a ello es la radicalización del mismo y la extensión de ideologías como el anarcosindicalismo en los países latinos y el socialismo revolucionario en el centro de Europa (Baglioni; Crouch, 1991). Uno de los objetivos básicos de las corporaciones profesionales y del movimiento sindical a lo largo del siglo XIX es lograr el reconocimiento de los derechos básicos, como es el derecho de asociación, el derecho a la acción colectiva, el reconocimiento del derecho a la huelga, el derecho a negociar y, en definitiva, los derechos de ciudadanía social. Esta larga lucha por el reconocimiento institucional contribuye a explicar por qué las teorías sociológicas de las relaciones laborales han estado dominadas por el debate entre conflicto y consenso hasta los años sesenta del siglo XX. El reconocimiento institucional se logra en primer lugar en Inglaterra, país pionero de la Revolución Industrial. Los sindicatos de oficio británicos alcanzan el reconocimiento de huelga entre 1824 y 1825. El siguiente paso consistiría en el reconocimiento a la unión, a la constitución de sindicatos en el ámbito nacional, que logran las trade unions ('unión de oficios') en 1851 y en 1868 logran fundar el TUC (Trade Union Congress), órgano federal que agrupa a diferentes asociaciones profesionales. Hacia finales del siglo XIX, el TUC abre la afiliación a trabajadores pocos Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   5   considerar su vertiente humana ni de relaciones sociales, y consideraba el mercado de trabajo como otro mercado cualquiera donde se interrelacionaban precios (salarios) y cantidades (empleo) y que tendía a un equilibrio general, sin considerar el papel de los agentes ni de las instituciones sociales. La obra de Emile Durkheim, La división del trabajo social, publicada en 1893, se enmarca singularmente en este contexto. Dicho autor entiende que las corporaciones u organizaciones profesionales constituyen una forma de defensa de la sociedad ante el efecto corrosivo del mercado sobre las instituciones tradicionales de solidaridad, sobre los lazos y vínculos sociales. Entre el último tercio del siglo xx y hasta finales de los años veinte se gesta una reacción social frente al principio del mercado como institución autorregulada. El desarrollo del capitalismo y la industrialización han supuesto un importante proceso de movilidad geográfica de la población, el desarraigo de las personas respecto a la comunidad local y la ruptura de las redes sociales que en las sociedades tradicionales proporcionaban la cohesión social. Códigos del trabajo artesanal El trabajo de oficios artesanales se distinguía por la existencia de un código moral en el desempeño de las tareas. Primer código: el primer código consistía en una cuota fija de producción, establecida por los propios artesanos. Esto suponía para los empresarios una restricción, un freno a la producción. Segundo código: la entrada de jóvenes aprendices al oficio comportaba un largo proceso de aprendizaje técnico y de los códigos de conducta, lo que implicaba que el acceso al trabajo de oficio dependía de la admisión en el sindicato (lo que se expresa con el término closed shop). En la práctica, el control en el acceso al oficio constituía una forma de control en el lado de la oferta del mercado de trabajo (Montgomery, 1985). Por tanto, el problema que plantea la división del trabajo en las sociedades modernas es el individualismo, el aislamiento y la ruptura de los lazos comunitarios y familiares. La industrialización acarrea un proceso de movilidad geográfica y concentración de la población en áreas urbanas, lo que trastoca el antiguo orden rural y local: las viejas formas de solidaridad entran en declive con la industrialización. La solidaridad mecánica es sustituida por la solidaridad orgánica. Pero también la sociedad se hace cada vez más interdependiente a causa de la división social del trabajo. La nueva forma de solidaridad que emerge con el industrialismo es la solidaridad orgánica, apoyada en grandes instituciones, como el Estado, los partidos políticos, las asociaciones empresariales y los sindicatos. La respuesta teórica de Durkheim ante la disolución de los vínculos de solidaridad y cohesión social que representa el capitalismo se puede resumir en dos puntos: Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   6   1) Este autor entiende que el papel de las corporaciones intermedias, como son las asociaciones profesionales, es fortalecer precisamente la solidaridad, mediante la capacidad institucional de las asociaciones profesionales para administrar la práctica de sus miembros de base, de los afiliados a los sindicatos de oficio, proporcionar un código ético y establecer responsabilidades ante la sociedad. De aquí se deriva una interpretación del sindicalismo como una institución con valores éticos y morales, que ha tenido una singular influencia en el movimiento socialista y en el movimiento cristiano. 2) Entiende que el individualismo supone la pérdida de identificación con los valores colectivos, lo que conduce a situaciones de anomia, es decir, falta de normas. Por tanto, sugiere la construcción de una moral laica capaz de religar a la sociedad y evitar la disgregación. El derecho y la moral laica tienen por objeto el logro de la justicia social. Esta noción de justicia social es una fórmula de regulación del antagonismo entre capital y trabajo para evitar el conflicto. En otras palabras, Durkheim trata de evidenciar que la división del trabajo no genera por sí sola solidaridad orgánica, a pesar de que dicha división del trabajo supone una interdependencia funcional entre las distintas actividades profesionales. Al contrario, la división del trabajo en el capitalismo puede generar desorden y ruptura de la cohesión social. En este sentido, la obra de Durkheim constituye una crítica a la visión de la economía clásica y al utilitarismo, y en particular se trata de una crítica abierta al mercado como disolvente de los lazos comunitarios. Por consiguiente, la desarticulación social acarreada por el mercado supuso acentuar las diferencias sociales entre 1879 y 1929. El desempleo y la pobreza son expresiones de ello. Asimismo, las crisis de 1913 a 1920 y la gran crisis de 1929 están asociadas a la desarticulación social, al dominio del mercado sobre las instituciones sociales y a la subordinación de la sociedad a la economía. La gran ficción de la economía clásica es precisamente convertir el trabajo en una mercancía: desposeer el trabajo de la subjetividad y la voluntad del hombre. ASÍ, el trabajo-mercancía constituye un factor más de la producción, lo que supone una operación abstracta mediante la cual se separa al hombre de su propio trabajo. Como nos sugiere Marx, cosificar o reificar al trabajo supone la alienación del hombre. Por el contrario, la propuesta teórica de Marx consistiría en distinguir entre fuerza de trabajo y trabajo. La idea de fuerza de trabajo supone considerar la voluntad y la subjetividad del hombre, mientras que trabajo se asocia a trabajo efectivo y rendimiento. Por ello, para convertir la fuerza de trabajo en trabajo efectivo, el capital necesita una organización del trabajo, una disciplina laboral para extraer rendimiento a la fuerza de trabajo. En Max Weber encontramos una noción pesimista sobre el trabajo. La racionalización capitalista del trabajo comporta su creciente división y fragmentación, así como su sometimiento a pautas normativas y burocráticas. Las bases de dicha racionalidad son el cálculo, la Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   7   medición del rendimiento y el control del trabajo. La modernidad supone una tendencia hacia la racionalización y subordinación del trabajo al control del capital. El trabajo está encerrado trágicamente en la "jaula de hierro" normativa propiciada por la organización científica del trabajo (taylorismo), que es una forma de dominación técnica. La técnica y la ciencia avanzan bajo la misma lógica de la producción en masa: la racionalización es inevitable en las sociedades de masas. Como también será inevitable el crecimiento de las organizaciones y corporaciones profesionales y sus mecanismos de cierre social para defender los privilegios de los grupos profesionales ante el mercado. Desde esta perspectiva, el derecho aparece como un medio de dominación política, pero también de defensa de los intereses organizados de las corporaciones profesionales ante el mercado y el Estado. En la perspectiva weberiana el advenimiento del capitalismo organizado y de la burocratización del mundo será un proceso ineluctable. En pocas palabras, durante esta primera etapa tenemos los fundamentos teóricos generales que cuestionan y critican la interpretación de la economía clásica sobre el trabajo y el mercado, pero todavía, en este periodo histórico, no tenemos una teoría específica sobre las relaciones laborales. Ésta comenzará a emerger en la siguiente etapa, cuando también se dan los factores institucionales propicios. 1.2.  La  etapa  de  entreguerras,  1919-­‐1938     El acontecimiento de la Primera Guerra Mundial implicó a los sindicatos y organizaciones empresariales en un esfuerzo colectivo, así como un papel más importante para el Estado. En ese momento, la intervención pública intentaba compensar los mecanismos del mercado como principio autorregulador. Esta implicación trajo como contrapartida implícita el tripartismo. En efecto, la posguerra abrió paso al tripartismo en las relaciones laborales. El Tratado de Versalles 1 de 1919 dio lugar a la creación de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), concebida como una corporación tripartita en el ámbito internacional y fuente internacional para el derecho laboral. Su finalidad era la generalización de los órganos de representación en la empresa, la creación de comités de empresa, la extensión de los derechos de consulta de los trabajadores, así como la creación de instituciones que reforzasen el diálogo social en el ámbito nacional. En este proceso juega un papel estimulante la Revolución Rusa (1917), ya que el capitalismo necesita marcar un contrapunto frente al                                                                                                                 1  El Tratado de Versalles también fue firmado por España en 1919, con lo cual se convirtió en uno de los miembros fundadores de la OIT. Sin embargo, la negociación colectiva estaba todavía poco extendida. Ese año se formó la Comisión de Trabajo para pacificar la conflictividad laboral de Barcelona. Esta experiencia piloto sirvió de avanzadilla para actuaciones similares, incluyendo el sistema de comités paritarios conjuntos, que se fueron haciendo cargo de la formulación y control de los niveles salariales y de las relaciones laborales.   Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   10   El primero, Commons, es uno de los fundadores de la economía laboral y participa en estudios empíricos sobre cuestiones referidas al movimiento obrero y la emigración; tuvo una fuente de inspiración en el libro de los Webb, Democracia Industrial. El segundo es otro de los pioneros singulares de este periodo. Perlman, discípulo de Commons e inmigrante polaco, trata de ir más allá de las consideraciones sobre el trabajo y las instituciones sociales y aporta nociones teóricas para considerar a los sindicatos como agentes sociales constructores de mecanismos de regulación del orden social en el nivel micro en la empresa. Es decir, mediante la negociación y la regulación conjunta los sindicatos se pueden considerar agentes sociales que facilitan una alternativa al conflicto abierto y generalizado. Y, en cuarto lugar, también tenemos que considerar en este periodo la escuela de relaciones humanas, vinculada ahora a una iniciativa empresarial para mejorar la productividad y suavizar el rechazo que producía la organización taylorista del trabajo. 1.3.  Institucionalización  de  las  relaciones  laborales,  1950  en  adelante     La experiencia de Estados Unidos en los años treinta tiene un papel importante en el proceso de institucionalización de las relaciones laborales que se dará después de la Segunda Guerra Mundial en Europa. La institucionalización de las relaciones laborales supone un marco que proporciona continuidad y estabilidad a la sociedad y a la economía. Ya antes de la guerra, en el marco de la política del presidente Theodore Roosevelt, conocida como New Deal, se llevó a cabo un proceso de reconocimiento de los derechos de afiliación sindical, de negociación colectiva, derecho al seguro de desempleo y derechos básicos de pensiones. Así, tras sucesivas leyes, como la Ley Federal de Recuperación de la Industria (1933), se desemboca en 1935 en la aprobación de la Ley federal de relaciones laborales y en otros textos de legislación laboral, concebidos con la intención de proteger los derechos de los trabajadores, lo que representaba entonces un cambio en la opinión dominante sobre la relación de empleo y la forma de regularla. Es decir, la idea de regular las relaciones laborales constituía una alternativa a la pura lógica del mercado, como presuponía hasta entonces el pensamiento liberal. Antes de los años treinta, la política pública estaba dominada por la teoría económica clásica. En esos momentos, con el sistema del New Deal, el movimiento sindical lograba el reconocimiento institucional de una serie de derechos sociales y de negociación colectiva. Estos derechos jugaron un papel importante en el posterior crecimiento y maduración del sistema de negociación colectiva de Estados Unidos, que constituía un modelo a imitar por otros países. Asimismo, la teoría macroeconómica keynesiana contribuyó a la aceptación del sistema de relaciones laborales del New Deal. Este modelo ha marcado la pauta hasta los años setenta y ha sido un referente importante en la elaboración de la teoría estructural-funcionalista, así como en el diálogo entre las teorías del conflicto y del consenso. En esta última teoría, la obra Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   11   de ]ohn Dunlop tuvo una gran importancia, como veremos más adelante. En definitiva, la negociación colectiva ha proporcionado la continuidad y estabilidad que buscaban los dirigentes obreros y los directivos responsables de las relaciones laborales, efectos que además se vieron favorecidos por la larga fase de crecimiento que ha experimentado la economía norteamericana desde la posguerra hasta los años setenta. Se encuentra un proceso similar en los países escandinavos. Hacia finales de los años treinta puede hablarse de un proceso de institucionalización y de centralización del poder de los tres actores de las relaciones industriales, lo que permitió ya por aquellos años la práctica de políticas socialdemócratas basadas en la coordinación y planificación de la economía. En Gran Bretaña, también antes de la guerra, se puede hablar de una fuerte implantación de los sindicatos en la actividad económica, aunque con funciones primordialmente de información y consulta, y raramente de participación en las instituciones públicas. Sin embargo, el esfuerzo colectivo que supuso la guerra llevó a una creciente implicación de los sindicatos en la gestión económica y en la aparición de un cierto tipo de corporatismo débil. Con todo, hasta después de la Segunda Guerra Mundial no se extienden realmente los derechos de ciudadanía social y ciudadanía industrial. Los derechos de ciudadanía se entienden como la base de la solidaridad orgánica en las sociedades modernas. La ciudadanía social, según Alfred Marshall (1950), se describe como una serie de derechos activos y pasivos. Los activos son derechos de participación política, representación sindical y negociación colectiva. Los derechos pasivos se refieren al bienestar y la seguridad económica. Estos derechos están vinculados con la extensión de los derechos sociales, con la igualdad de oportunidades y con las instituciones del Estado del Bienestar. La ciudadanía social se ha extendido vinculada al conflicto de clases, a la capacidad de movilización y negociación de los trabajadores. Dichos derechos de ciudadanía social han contribuido a la atenuación del conflicto de clases después de la Segunda Guerra Mundial. Una derivación de la ciudadanía social es la noción de ciudadanía industrial, que se define como una combinación de derechos civiles, políticos y sociales; su origen reside en el reconocimiento de la negociación colectiva como derecho, que a su vez está vinculado al uso del derecho político por parte del movimiento obrero para organizarse a fin de alcanzar determinados objetivos económicos, una cierta "desmercantilización" del trabajo, corregir las desigualdades de clase, la asimetría de poderes existente entre capital y trabajo y reforzar la cohesión social. Esta etapa se caracteriza por la progresiva consolidación de los sistemas de relaciones laborales, por el establecimiento de procedimientos estables de regulación, por el desarrollo de la legislación laboral y por los derechos de negociación colectiva. Asimismo, en esta etapa los sistemas de relaciones laborales adquieren autonomía con respecto al sistema político. La institucionalización del conflicto supone el establecimiento de procedimientos reglamentados y gradualistas para su resolución. Ahora la protesta obrera ya no pone en cuestión el orden político general; los sindicatos son reconocidos como actores sociales dentro y fuera de la Tema 1 Sistemas de Relaciones Laborales   12   empresa. Además, en esta etapa el Estado tiene una creciente intervención económica para regular los mercados y para complementar a la iniciativa privada. El Estado se convierte en un impulsor de la legislación laboral y de la regulación de las condiciones de trabajo allí donde las organizaciones sindicales y empresariales son débiles, como es el caso, por ejemplo, de Francia. Pero además, en esta etapa del pacto keynesiano (o del contrato social de posguerra) el Estado del Bienestar adquiere importancia con la finalidad de corregir las desigualdades sociales que genera el mercado laboral. Con este nuevo papel del estado como institución social cohesionadora y redistributiva, el sistema capitalista en las sociedades desarrolladas obtiene legitimación, lealtad de las masas y preserva el orden institucional. Otra característica de esta etapa es la racionalización de las estructuras de representación sindical y empresarial. Los sindicatos europeos crecen en afiliación sindical, se fusionan ramas de actividad y federaciones y se convierten en grandes y poderosas organizaciones de masas, como es singularmente la experiencia de los sindicatos nórdicos y alemanes. Igualmente, las organizaciones empresariales se fortalecen y concentra su poder como un acto reactivo ante el crecimiento de los sindicatos. En algunos países, como en Francia, es el propio Estado el que estimula la concentración de la representación empresarial para fortalecer su papel como interlocutor y alcanzar mayor estabilidad y gobernabilidad de las relaciones laborales. El crecimiento de las organizaciones sindicales y empresariales y su mayor influencia en la actividad económica ha llevado a caracterizar esta etapa de crecimiento económico como la del neocorporatismo o del "capitalismo organizado", en el sentido de que las grandes decisiones en materia de política laboral han estado influenciadas por el intercambio político tripartito (gobierno, sindicatos y empresarios), que negocian en el nivel de las cúpulas de las grandes organizaciones. En definitiva, ésta es también la etapa de la consolidación de los derechos sociales, después de un largo siglo de penurias y conflictos. 1.3.1.  Consolidación  de  una  teoría  específica  de  las  relaciones  laborales,  1950-­‐1960     La consolidación de la teoría de las relaciones laborales se alcanza en el marco que ya ha institucionalizado la negociación colectiva, ya ella contribuyen de forma singular las investigaciones de economistas y sociólogos durante los años cincuenta y sesenta. En este sentido, se pueden distinguir cuatro perspectivas teóricas: 1) La corriente norteamericana conocida como el enfoque estructural-funcionalista. Quizá uno de los aspectos más destacados de esta forma de aproximación sea el análisis del papel de las instituciones sociales en la regulación del mercado de trabajo, circunstancia que también constituye una alternativa analítica a la visión de la economía tradicional. Otra variante de esta misma corriente es el funcionalismo conflictivista, que aporta una visión distinta y positiva del conflicto industrial.
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