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Sistematización de la Experiencia en el Proceso de Formación e Intervención Pedagógica Profesional, Apuntes de Pedagogía

La sistematización de la experiencia es un proceso fundamental que converge con la problematización para poder analizar y reflexionar la experiencia en la formación y la Intervención Profesional Pedagógica (IPP). En este espacio trataré de explicar cada uno de los momentos en que se constituyen diferentes lógicas subjetivas y complejas que dan lugar a la narración de la experiencia, la traducción e interpretación de lo que fue, es y devuelve el espacio institucional en el encuentro entre sujetos

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 22/08/2020

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¡Descarga Sistematización de la Experiencia en el Proceso de Formación e Intervención Pedagógica Profesional y más Apuntes en PDF de Pedagogía solo en Docsity! Sistematización de la Experiencia en el Proceso de Formación e Intervención Pedagógica Profesional. Lic. Micaela González Delgado Agosto de 2017 - enero de 2018 Paper para la asignatura de IPP FES Acatlán Presentación La sistematización de la experiencia es un proceso fundamental que converge con la problematización para poder analizar y reflexionar la experiencia en la formación y la Intervención Profesional Pedagógica (IPP). En este espacio trataré de explicar cada uno de los momentos en que se constituyen diferentes lógicas subjetivas y complejas que dan lugar a la narración de la experiencia, la traducción e interpretación de lo que fue, es y devuelve el espacio institucional en el encuentro entre sujetos en los territorios formativos inscritos en la IPP. Ahí podemos encontrar elementos movilizadores de la formación profesional que se producen articulados en el diálogo entre saberes producidos y el tener-lugar de lo educativo. Es necesario señalar que en esos espacios1 determinados, configurados simbólica y referencialmente, se gestan la significación y la re-presentación del saber, así como el sentido conferido a la acción profesional, puesto que es resultado de la apropiación 1 Entendido aquí como una combinación de dimensiones, incluidos los contenidos que las generan y organizan a partir de un punto imaginario en el agenciamiento de un territorio común en la fundación de lo propio y expropiación de lo impropio al emerger la ocupación por medio de la intervención para adquirir propiedad. Siguiendo a De Certeau (1996), habría que hacer una clara distinción entre el concepto de lugar y el concepto de espacio. Nos plantea que un “lugar”, sería el orden según el cual los elementos se distribuyen en relación de coexistencia y donde cada elemento está situado en un sitio propio que lo define. Un "lugar" perfectamente podría remitirse al lugar ocupado por un objeto, mientras que el espacio se remitiría, más que a lo físico, a las "operaciones" que, atribuidas a lugares físicos, especifican espacios. El espacio sería un territorio animado por el conjunto de movimientos y acciones que en él se despliegan, es existencia, es un lugar "transformado" – lo que implica que son los habitantes, los intervinientes, los que dan muerte a la realidad abstraída quienes le devuelven la vida a través de la acción transformadora del espacio la geometría de los lugares y los no lugares. En definitiva, sería la acción producente de cambio, ocupación y transformación, la práctica humana asociada lo que permitiría distinguir un espacio de un lugar. y valoración del espacio mediante la presentación, los imaginarios2 y el trabajo productivo. Producción dada a partir de poner en movimiento la función simbólica en la que, al mismo tiempo, se da sentido a la intervención y la práctica profesional, sin perder de vista que ahí se gestan campos de poder 3 en las relaciones que se ponen en juego,4 para trazar cartografías y mapas que originan la acción como esa capacidad de comenzar algo nuevo en los espacios5 y territorios propios a los procesos de formación entre sujetos. De ese modo, en un primer momento referiré a los contextos, procesos formativos y el lugar de la experiencia en el tiempo y espacio; en el segundo, a la sistematización de la experiencia de la formación profesional y la IPP; en el tercero, a las lógicas reflexivas de formación profesional derivadas de la sistematización de la experiencia y, por último, mis reflexiones finales. 1) Procesos formativos en el lugar de la experiencia en el tiempo y espacio. En muchos sentidos, la formación nos enfrenta con el carácter contingente y abierto de la designación conceptual, así como la situación histórica de sus orígenes y la 2 “lo complicado de “la noción de “lo imaginario” es que implica un cruce entre esas dos parejas de conceptos. Lo imaginario no es lo irreal, sino la indiscemibilidad de lo real y lo irreal. Ambos términos no se corresponden, conservan su distinción, pero se intercambian continuamente. Esto se percibe con claridad en los fenómenos cristalinos, y ello en tres aspectos: se produce un intercambio entre una imagen virtual y una imagen actual, lo virtual se convierte en actual y viceversa; pero hay igualmente un intercambio entre lo nítido y lo opaco, lo opaco se convierte en nítido y viceversa; en tercer lugar, hay intercambio entre un germen y un medio. Creo que lo imaginario es este conjunto de intercambios. Lo imaginario es la imagen–cristal” (Deleuze, 1990:94). 3En acuerdo con Teun A. van Dijk: “Si el discurso controla las mentes y las mentes controlan la acción, para quienes ocupan el poder controlar el discurso es absolutamente esencial. ¿Cómo lo logran? Si los eventos comunicativos no sólo están compuestos por el texto y la conversación «verbales» sino también por un contexto que influye en el discurso, el primer paso que debe darse para controlar el discurso es controlar sus contextos.” (2009:31) 4 Metafóricamente: la prisión que nos hemos fabricado nosotros mismos y que da lugar a elementos primordiales en la apropiación de un espacio, el poder y la frontera. 5 Es la distancia interpersonal y existe una sutilidad que quiere romper esas distancias. La interfase puede ser accesada por portales a través del contexto y la sociabilidad para generar puntos de convergencia. La distancia puede ser aparente o imaginaria y los intercambios en los límites requieren de la percepción, la escucha y el diálogo. formativo producen paisajes entre lo propio y lo extraño. Aquí cabría plantear, cómo los territorios están plagados de consumos, acumulaciones, pertenencias y abandonos lingüísticos8 instituidos y cómo pueden determinar la manera de organizar los recuerdos entre el silencio y el olvido en los cuerpos de la acción y la experiencia formativa. De esto último, podríamos pensar que la acción es determinada por lo que Waldenfels señala: hay órdenes simbólicos específicos que se originan en el actuar mismo. Estos órdenes implican momentos como autorreferencia, referencia a otros, reglas, realizaciones corporales, contextos y campos del actuar. (1997:17) De ese modo, la importancia de la memoria se funda en lo que comunica y narra de la experiencia en el-venir-a-la-presencia9 de la acción. En ese sentido se coloca el “antes” y el “después”, esa dualidad que pretende reflejar el tiempo-espacio, aparece connotada como una recuperación de un cierto “modo de ser” instancias de “salvación”, ya sea de autoestima o de imaginería identitaria10. Por ello, es imprescindible colocarnos en un espacio intermedio configurado de múltiples espacios entre el antes y después, a ese lugar plagado de espacios-tiempos múltiples le llamaremos zonas de acontecimiento y natalidad11 en los devenires de 8 En acuerdo con Cassirer: “El lenguaje no entra en un mundo de percepciones –objetivas sólo para asignar "nombres" que serían signos puramente exteriores y arbitrarios a objetos individuales dados y claramente delimitados los unos respecto de los otros. Es de por sí un mediador en la formación de los objetos; es, en un sentido, el mediador por excelencia, el instrumento más importante y precioso para la conquista y la construcción de un verdadero mundo de objetos. (1967:25) 9 En acuerdo a Fernández Christlieb “Cada uno puede articular su propia existencia con los sucesos históricos simultáneos en los que estaban incluidos como una partícula de polvo en la trama de una alfombra que funciona como cartografía que expone “a la vista” sus territorios. Uno “cae” en un cierto tiempo y espacio; es un “caso” y, en griego, un lapsus. Nadamos y nos ahogamos en un océano de historia(s). Donde la comunicación es ‹expresión, interpretación y memoria de experiencia›” (1991:56). En ese sentido, comunica significados, sentires, eventos narrados del pasado que dan sentido al acontecimiento del presente. 10 Pero, la identidad es entendida como “el reconocimiento de uno mismo a través de las vicisitudes de uno mismo”, y eso ocurre así porque “la colectividad necesita continuidad, de modo que las experiencias que se van sucediendo una tras otra se vayan asimismo enlazando una con la otra, para que así la colectividad sepa que ella es el sujeto de las experiencias anteriores y asimismo que ella es el sujeto de sí misma” (Fernández Christlieb, 1994: 99-100). 11 La natalidad alude a las formas de nacimiento, de comienzo, de novedad en que los sujetos nos encontramos otros en ese duro deseo de durar, permanecer, dejar huella y estar. Pienso en Freire, en sus planteamientos sobre la utopía y la imaginación creadora de posibilidades, somos posibilidad y esto es cuestión de encontrar el sentido al vivir hoy, ser un nuevo ser implica un nacimiento, un nuevo resquicio de vida dentro de la muerte del sin futuro. Parir este nuevo nacimiento es la cuestión más constelaciones de significado, reunión de objetos acumulados, encuentros imaginarios y abrumadores con la vida y la existencia en el por-venir. Desde ahí, los profesionistas en formación piensan, actúan, conforman un sistema referencial del cual parten ─de forma inconsciente muchas de las veces─, así que para realizar una lectura, traducción e interpretación de los procesos formativos y educativos que se instalan en la acción pedagógica de la IPP se hace necesario recuperar las ideas anteriores, entender su complejidad y, al mismo tiempo, comprender cómo se transforman en acciones que llevan a los sujetos no sólo a pensar-se, también a con- formar-se, de tal o cual forma, a partir de la experiencia. Pero, también a producir la ponderación del actuar a través del lenguaje, que en acuerdo con Karl Bühler en Waldenfelds, “se engranan el hablar y el actuar en forma de un habla relacionada e involucrada con la práctica, que sólo gana su plena significación a partir del contexto de la acción. Sin embargo, en la medida en que las teorías del lenguaje establecen como punto central reglas convencionales, su aporte a una teoría de la acción se mantiene dentro de claros límites”. (1997:19) De modo tal que, acción y lenguaje se articulan para producir sentido y direccionan las formas en que el sujeto produce y piensa su mundo. Esto me lleva a señalar que la transmisión aquí juega un papel esencial, pues todo lo que se ha adquirido por el lenguaje deviene de la socialización y la cultura, por tanto, el sujeto del lenguaje adquiere el sentido de su propia producción de mundo en la medida de la adquisición de lenguaje acumulado a través del tiempo-espacio. Tomado en su conjunto, esto significa que las acciones se dejan descifrar primariamente a partir del querer y desear, del deber o del poder. Las acciones que se determinan de esta manera proceden de un concurso o colisión de necesidades e inclinaciones subjetivas, de normas sociales o intersubjetivas y de circunstancias objetivas. (Waldenfelds, 1997:22) difícil, es una nueva natalidad y es acontecimiento en lo que da lugar ahí, tomarlo en nuestras manos aterra. Los sentidos nos aportan lugares que transitar, espacios que buscar, llenar y vaciar, tiempos que devolver y encontrar. Sin embargo, el sentido que le damos a todo esto es un ancla a la cual podemos asirnos con la fuerza de una utopía o una realidad. La utopía nos alcanza desde un ideal o un sueño que puede ser realidad y la realidad es signo de engañosa fascinación, una ilusión que, tal vez, debamos colocar en la duda para encontrar el fondo y la forma de lo que es. Desde luego, expresamos un contenido a través de la acción, misma que tiene su fundamento en una necesidad, por lo que asignamos intenciones, deseos y creencias expresando singularidad, afirmación y formas de pensar el mundo para emerger y mostrar-nos distintos del otro, hacer-nos visibles, vinculados y conectados con los espacios y territorios que se producen en el lugar de la experiencia de la formación profesional. Por lo que la acción es resultado de: a) Referencias y sentido conferido en el trabajo productivo de la experiencia formativa profesional. b) Donde la función simbólica en la constelación y filiación conceptual que poseen los sujetos, trazan cartografías y mapas de acción que permiten el comienzo de algo nuevo de forma irreversible y de forma imprevisible12. 2. Sistematización de la experiencia de la formación profesional y la IPP La sistematización de la experiencia13 en el tiempo y espacio de la formación profesional en las asignaturas de Intervención Pedagógica Profesional14 (IPP), además de ser un medio para significar la práctica educativa y pedagógica, a través de narraciones y relatos sobre: 1) los procesos y el despliegue de prácticas sociales que se producen en el lugar de la intervención profesional pedagógica por parte de los actores y agentes de la experiencia, 2) la incorporación del punto de vista de los 12 Hannah Arendt pone especial énfasis en que: “los procesos de la acción no son sólo impredecibles, son también irreversibles; no hay autor o fabricador que pueda deshacer, destruir lo que ha hecho si no le gusta o cuando las consecuencias muestran ser desastrosas. Esta peculiar resistencia de la acción, aparentemente en oposición a la fragilidad de sus resultados, sería del todo insoportable si esta capacidad no tuviera algún remedio en su propio terreno. (1995:106) 13 La sistematización es un concepto multívoco, polifónico […] puede ser comprendida como una modalidad de investigación cualitativa hermenéutica y participativa para el avance de la reflexión crítica y propositiva sobre la acción profesional y la cualificación de procesos de intervención y producción teórica, en tanto permite reflexionar sobre la práctica para aprender de ella, conceptualizarla y potenciarla (Cifuentes, 1999:101). 14 En la licenciatura en pedagogía de la FESA Acatlán de la UNAM a partir del 6º semestre se lleva la asignatura de Fundamentos de Intervención pedagógica profesional, en el 7º y 8º respectivamente Intervención Pedagógica profesional I y II. Que incluyen categorías ordenadoras de la práctica y la intervención: 1. La Contextualización de la experiencia • Actores de la experiencia (profesionistas en formación). • Antecedentes y Origen de la Experiencia • Caracterización del proyecto, programa o modalidad en que se inserta la experiencia de IPP. 2. Enfoques orientadores de la experiencia • Estrategia metodológica. • Estrategias pedagógicas para la interpretación y generación de alternativas. • Resoluciones pedagógicas 3. El desarrollo de la experiencia: la dimensión práctica y la IPP • Reflexividad de la Experiencia. • El Resultado de la Experiencia. • Prospectiva. 4. Procesos de formación, evaluación y sistematización • Análisis y reflexión sobre los cambios perceptuales. • Reflexión sobre los cambios conceptuales. • Comprensión de los procesos vividos en la experiencia. • Visibilización de cambios formativos que se han experimentado durante el proceso. Al gestarse estos procesos nos llevan a una experiencia que permite recuperar el tiempo pasado y el tiempo presente en que se encuentran ubicados procesos de formación, de práctica e intervención pedagógica profesional para poder valorar los avances en los proyectos y en el propio desarrollo formativo profesional de los estudiantes en la institución elegida para la IPP, a partir de sistemas de referencias que se van produciendo y van transformando la forma en que piensan la: a) profesión b) identidad c) ética d) su actuar profesional Las condiciones para llevar a cabo la sistematización también son un desafío clave a tener en cuenta. Estas condiciones son: A) Personales (tanto en estudiantes, instituciones de IPP y profesores de Área de Intervención): tener disposición a aprender de la propia práctica, sensibilidad para dejarla hablar por sí misma y no hacerle decir sólo lo que nos interesa o nos conviene, tener capacidad de análisis y síntesis. B) En el caso de la FESA-UNAM esto se logra mediante la forma en que estamos contratadas las profesoras del área de intervención y las 20 horas destinadas a asesorías en cubículo, así como las líneas conductoras de los procesos formativos que requieren: - tener interés por impulsar una dinámica de trabajo colectivo y no sólo preocuparse por la estructura organizativa - tener un sistema de funcionamiento institucional que oriente la formación profesional - impulsar un proceso acumulativo de la IPP por medio de la modalidad de práctica profesional que permita producir una fuerza productiva y constructiva. - reconocer que la formación es una posesión en el que la ocupación intensa de los bienes culturales desarrolla riquezas de diversos valores y de síntesis ordenadas, al mismo tiempo que comprende un amplio campo del hacer práctico y de la realidad social (Vierhaus, 2014:57. Por lo que la Sistematización desencadena que: • Se interrumpa la cotidianidad: motivos para sistematizar desde la reflexividad de la experiencia. • Se inicie la búsqueda de referentes mediante la narración y relato de la experiencia. • Se reconstruya la práctica. • Se contraste con la teoría, la metodología y con los saberes de los actores de la experiencia con la acción cotidiana de la IPP. Algunas características de la sistematización: a) Produce un nuevo conocimiento; permite abstraer lo que se está haciendo en cada caso particular y encontrar un terreno fértil a través de la problematización. b) Hace objetivar lo vivido; convierte la propia experiencia en objeto de problematización e interpretación teórica, a la vez que objeto de transformación. c) Se intercambian visiones múltiples de la realidad y la experiencia vivida. d) Ordena los saberes y procesos desordenados, así como percepciones dispersas que surgieron en el transcurso de la experiencia. e) Permite la creación de espacios-tiempos para compartir, confrontar y debatir las opiniones de los actores. f) Mantiene la memoria histórica de los procesos, las vivencias y la experiencia, además de que facilita el acceso a ella como método de trabajo mediante el cual es posible transformar las prácticas y la acción profesional. g) La problematización, análisis, reflexión y síntesis comprensiva de los procesos en la sistematización, es una responsabilidad compartida que permite la implicación, tanto en la práctica como en la IPP de manera colectiva y democrática. De ese modo, la opción por sistematizar tiene que ver con el sentido que tiene esta práctica para nosotros: sistematizar es producir conocimiento acerca de una experiencia -extraer lecciones y aprendizajes- con un sentido transformador para los sujetos formativamente como para sus prácticas a futuro. Para lo cual hace falta colocar algunos momentos, aunque ya los mencione poco antes en este documento, de la Sistematización que permiten recuperar narraciones de la cotidianidad de la IPP pues: • Interrumpir la cotidianidad: gesta motivos para sistematizar desde la reflexividad de la experiencia y producción de sentido(s) de la práctica(s) e intervención profesional. • Se re-construye la práctica y la IPP: Inicia la búsqueda de referentes, mediante la narración y relato de la experiencia lo que permite gestar procesos productores que hilvanan los saberes y al problematizarlos, entender la lógica de su articulación y cambios de ruta en el pensamiento y la acción. • Se contrastan la teoría, la metodología y los conceptos con las movilizaciones de pensamiento y acción de los actores de la experiencia gestando singulares referencias gramaticales que permiten ir gestando definiciones más complejas sobre lo pedagógico y lo educativo. Un primer momento, que se constituye en el punto de partida indispensable para todo proceso de sistematización, son los sentidos principales que se manifiestan entre quienes experimentan la sistematización: - producir sentido(s) sobre la práctica y la marcha de la intervención pedagógica profesional; - ordenar los procesos de la práctica de manera tal que pueda haber traducción- comprensión de los mismos; - una vez que hay comprensión dar visibilidad a elementos de los procesos vividos en la experiencia de IPP que permiten a los profesionistas en formación hacer presentes transformaciones en su formación particular; - dar cuenta de la capacidad de la acción como condición de posibilidad y producción de transformaciones de pensamiento y lenguaje a través de las transmisiones que se suceden en el espacio-tiempo de la IPP. Un segundo momento, la experiencia siempre se presenta inicialmente de manera confusa. Quienes han participado en ella muchas veces no están en condiciones de comprender exactamente lo que sucede durante los procesos que van dándose, ni las causas por las cuales pasa así. En esa medida, les es muy difícil relatarla ordenadamente. Menos aún están en condiciones de dar cuenta de los aprendizajes obtenidos de manera organizada y, especialmente, de fundamentarlos. A través de la sistematización con el análisis y reflexión, se problematiza la experiencia al campo de la acción, de la vivencia, la movilización de saberes. Aunque parece sencillo, identificar los conocimientos que se espera obtener mediante la sistematización no es tarea fácil, precisamente porque requiere el desarrollo de complejos procesos cognitivos. La asesoría metodológica durante esta fase del proceso ayuda a superar estas dificultades. También, resulta de gran utilidad una mirada externa a los equipos de IPP, que cuestiona y obliga a explicitar elementos que pueden parecer excesivamente obvios para quienes participaron en la experiencia, o a visualizar dimensiones no percibidas por el equipo directamente involucrado en la experiencia y su sistematización. Por ello, en la delimitación clara del objeto a sistematizar, se debe plantear, qué experiencia, realizada en qué contexto, fecha y lugar. Además, la precisión de algún(os) ejes de sistematización, es decir, qué aspectos principales de esa experiencia nos van a interesar más (no se tiene que sistematizar toda la experiencia, ni todos los aspectos.) El identificar prácticas que el sujeto instaura con los objetos de intervención profesional, nos lleva a pensar que existe una relación de causalidad entre las prácticas y los objetos de intervención, o entre las prácticas y el sujeto. Ni objeto de intervención, ni sujeto son el resultado de la práctica de una forma directa y esquemática “buena o mala”, “sobresalientes o malogradas”. Sino que, la práctica determina tanto al sujeto como al objeto de intervención profesional, dado que, a través de ella, es como han de ponerse en juego y configurar distintos elementos que han de constituir en su conjunto, las referencias que fundamentan diferentes campos del saber, en donde se desplazan aprendizajes y producción de sentido, dado que: • La Sistematización como comprensión e interpretación de la IPP: La sistematización hace explícito la articulación de relaciones en todas las direcciones en las cuáles la experiencia de la IPP, está ligada a la totalidad de elementos del proceso pedagógico, mediante un proceso de interacción, negociación de sentidos y significados en el lugar de la práctica. A partir de esto, el sentido de la sistematización está dada para hacer comprensiva la experiencia particular en el universo global de esta modalidad didáctica de práctica profesional en la IPP. • Como una mirada de saberes propios sobre la práctica: En esta concepción se busca experimentar colectivamente la producción de una nueva mirada sobre la IPP en la práctica, que trata de hacer visibles aquellos procesos y prácticas que están presentes en ella. Por tal razón, busca dar cuenta de que la práctica es leída, traducida e interpretada desde múltiples miradas y expresada desde múltiples voces, no necesariamente homogéneas. El tercer momento del proceso de sistematización es, la reconstrucción de la experiencia; se trata de una segunda mirada, que realiza una descripción ordenada de lo sucedido en la práctica en el lugar de la IPP, pero ya desde el eje formativo. Se trata de traducir la experiencia vivida como proceso, a un lenguaje que permita su posterior análisis e interpretación, es decir, hacer conciencia de la situación y procesarla intelectualmente por medio de la problematización para traducir, narrar y relatar la experiencia desde las transformaciones vividas de manera particular. Al mismo tiempo, la sistematización la efectúa el colectivo de trabajo que ha realizado la práctica en la IPP. Parten de problematizar sus propias narraciones, relatos, flujo de procesos que sobre las experiencias han vivenciado, en los cuales han reconstruido la formación profesional desde su contexto histórico particular, inmediatamente realizan un esfuerzo para ver la unidad del proceso, a la cual se le agrega una relación más amplia al contexto de práctica para ubicar lo pedagógico de la IPP. Así la problematización y las categorías de análisis que se eligen para el mismo, van en acuerdo con los procesos que serán puestos en marcha en la experiencia de IPP, en cuanto surge de un proceso de conceptualización y reconceptualización de la práctica. Si pensamos en lo anteriormente planteado, es obligado retomar a Donald Schön, en sus escritos sobre el "profesional reflexivo" y sobre la "epistemología de la práctica", dado que plantea que, para orientarse en el mundo confuso, engañoso en el cual debe intervenir el profesional, debe efectuar una serie de razonamientos que lo llevan a definir problemas y cursos de acción. Los efectos que su actuación produce en los problemas lo hacen persistir o modificar sus acciones. En este proceso, el profesional está generando conocimientos, que se van acumulando y le sirven para actuar ante nuevos problemas16. Puesto que, para que se cumplan los objetivos de transformación, el profesional requiere, en primer lugar, comprender la realidad en que intervendrá, como condición básica para saber qué hacer. Sin embargo, esto no se da como un paso previo a la acción, sino como procesos simultáneos, a través de los cuales el profesional va re-conociendo su actuar, cómo pone en práctica saberes y reformula su acción a partir de esa mejor comprensión. El acercamiento de los profesionales en formación a la realidad, requiere que construyan problemas a partir de los fenómenos confusos, cambiantes e inciertos que 16 Los problemas no aparecen como tales ante nuestros sentidos, es necesario construirlos a partir de los datos que la realidad nos entrega, lo cual requiere realizar un esfuerzo de análisis (descomponer) y síntesis (recomponer) que lleva a comprender y darle un sentido a los datos dispersos y confusos que podemos percibir de la IPP en el lugar de la práctica, así como lo que se ha apropiado desde un nivel teórico formal. Aun que es preciso señalar que esto lo hacen los profesionales cotidianamente, muchas veces sin ser conscientes de los complejos procesos intelectuales que realizan en su práctica diaria. vivido, movilizar las estructuras conceptuales que han ido produciéndose para gestar procesos de reflexividad, así como problematizar la IPP. Estos procesos son importantes, en tanto que, de ahí se recuperarán elementos que formarán parte de las narraciones que se colocan en el informe final en el apartado de desarrollo de la IPP. Por lo que cada momento muestra lógicas comprensión diferenciada que expondré de manera muy sintética a continuación, pero para ello usaré algunos elementos de trabajo propio de construcción de la sistematización de la experiencia de IPP, su uso en la lectura-traducción de los procesos y cómo las entiendo: • Lo simbólico: Esto nos remite a las creencias que traen los estudiantes sobre la práctica de la profesión. Esto nos orienta a otra cosa, también susceptible de ser percibida de modo inmediato en los imaginarios que sobre la práctica pedagógica producen; así “la función representativa del símbolo no se reduce a remitir lo que no está presente en la práctica. Por el contrario, el símbolo se hace aparecer como presente en algo que en el fondo lo está siempre”. Por ello, más que remitir a alguna cosa o concepto en particular, un símbolo representa e incluso sustituye a su referente de manera que en ocasiones “atrae sobre sí la veneración que conviene a lo simbolizado por él”. Posibilita ámbitos de sentido de las maneras en que se hace el proceso mismo como acto de reflexión. Por tanto, relaciona la percepción con la creación de horizontes de significado y como apertura del mundo para dar-nos cuenta de cómo se otorga el sentido a la acción cotidiana, al mismo tiempo que posibilita la forma(s) de transmitir toda clase de información que da forma a las maneras en que significamos la realidad. • La significación: Nos remite a una red de relaciones de percepción e interpretación de referentes, los cuales dependen de la internalización y uso concreto del lenguaje profesional, puesto que equivale a cómo hacer cosas con palabras17. Nos develan las intenciones comunicativas y las condiciones de las que 17 De acuerdo a Wittgenstein: “El mundo es todo lo que ocurre. Lo que ocurre, el hecho, es la existencia de estados de cosas. El estado de cosas es una combinación de objetos (asuntos, cosas). Los objetos forman la sustancia del mundo” (1986: 21). El lado subjetivo de la relación isomórfica entre lenguaje y mundo, entre proposición y hecho, lo representa el lenguaje. En él se encuentran los elementos correspondientes a las nociones de hecho, estado de cosas y objetos. depende la adquisición del lenguaje profesional que circulara de forma fecunda en las formas en cómo entiende y hace la profesión misma. • Lógicas de razonamiento: las lógicas de razonamiento en acuerdo con Josefina Granja son: “estrategias y formas con que se organiza el pensar en su cometido de hacer inteligibles sectores de realidad; formas y estrategias que: a) se asientan en referentes de inteligibilidad sedimentados (nociones, términos y formalizaciones previas, principios analíticos compartidos, etc.) pero no se agotan en ellos; b) marcan orientaciones al desarrollo de conceptos en juego, dando lugar a matrices descriptivas y explicativas de diversas características y alcances. (1998:19) Por lo que permiten reconocer saberes emergentes a partir de la experiencia de IPP que alimentan la producción de campos conceptuales más complejos, referentes y representaciones sobre la profesión pedagógica. • La acción cotidiana: En acuerdo con Hannah Arendt en el momento en que empezamos a actuar, entramos en relación con el mundo. (:142) La acción está conectada a la necesidad y en estrecha relación con el discurso, con el poder de la palabra y del lenguaje. Mediante la acción nos insertamos al mundo, iniciamos algo y lo ponemos en movimiento. La acción es temporal y frágil en tanto conecta con la experiencia original de la formación. La acción cotidiana, entonces narra saberes en la acción de los profesionistas que se convierten en personajes de relato y narraciones, para dar sentido a la acción, dado que, a través de esto nos mostramos ante los demás, hacen visible a la profesión y se puede nombrar este actuar, de modo tal que posibilita valoraciones prácticas capaces de enjuiciar y valorar la acción, así como permitir el desplazamiento de afecciones, a través de prácticas argumentativas y el actuar mismo que pone al descubierto la presencia o ausencia del sentido que tienen sobre ser profesionales de la pedagogía. Percepción de realidad recreada en el lenguaje Práctica • Todo es pedagógico y todo tipo de educación enseña y nos forma o nos deforma. • En esta práctica se recupera o resinifica el sentido de la acción social a través del compromiso con lo social, lo político y lo intelectual. • Implica involucrarte con la institución, ante las situaciones pedagógicas que ahí se presentan, con el objetivo de proporcionar resultados positivos que ayuden a tu formación y a la sociedad. • La práctica como capacidades que se aprenden y se transfieren al mundo de lo profesional y al mundo laboral. • La práctica como espacio flexible y de construcción mediante la aplicación de conocimientos en la práctica • Es la oportunidad y obligación de ejercer en la experiencia los conocimientos y saberes que hemos aprendido a lo largo de la carrera. • Tiene un compromiso social y responsabilidad de nuestra parte al ser ejercida hacia y con otros sujetos con la característica que estará permeada de un discurso que será diferente según sea la profesión que se ejerza. • Realizar un ejercicio en el que ponemos en juego los conocimientos adquiridos en nuestro transcurso formativo profesional, para así nutrir nuestros procesos de aprendizaje y contribuya a una comprensión completa y global de problemáticas relacionadas con la carrera. • La práctica profesional es una oportunidad de demostrar tus saberes obtenidos durante tu formación, pero al mismo tiempo, de aprender más sobre lo que será un trabajo como profesional. • Es el momento de problematizar en espacios reales, a fin de dar solución o proponer alternativas que generen mejoras en las problemáticas que se presentan en el campo laboral. • Es una manera de poner en práctica los conocimientos que hemos adquirido a lo largo de nuestra trayectoria formativa y así adquirir la experiencia necesaria para incorporarnos de lleno al ámbito laboral y tener un mejor desempeño. • Hacer teoría de nuestra vivencia. • Nos sirve para ver la teoría aplicada en la realidad, ver que habilidades adquirimos y cuáles debemos potencializar. • Poner en juego los conocimientos teóricos adquiridos y confrontación con la realidad, para reconocer los alcances y limitaciones de la teoría, así como nuestras propias deficiencias profesionales. • Espacio de encuentro entre la teoría, el ejercicio profesional, la ética y el compromiso tanto social como institucional, es decir, la manera más tangible de experimentar y comprender lo que es la pedagogía entendida como ese resultado de las fuerzas que operan y se cruzan durante el proceso. • Implica poner en acción los aprendizajes apropiados durante nuestra trayectoria escolar. • Donde ponemos en práctica todo lo aprendido en el aula. • Llevar los conocimientos adquiridos a las problemáticas reales, no quedarse en la teoría y actuar desde la realidad para los problemas reales. • Es el espacio en el que se tiene la oportunidad de llevar a la práctica los conocimientos teóricos adquiridos a lo largo de la preparación profesional. • Procesos cognitivos-afectivos enmarcados en un contexto institucional y socio-político determinado. • Para crear cambios que requieren y necesitan las instituciones y los sujetos que están involucrados en los procesos educativos que se da en estas instituciones. • Implica que está acción se ve envuelta por la subjetividad de los sujetos conjugado a la misma práctica con los saberes teóricos, experiencias, sentimientos, actitudes e imaginarios que integran la complejidad del mismo. • Es una experiencia donde adquieres nuevos saberes para servir a la sociedad y das algo de ti en beneficio de los demás, sin recibir tal vez algo a cambio. • Es una estrategia educativa que permite formar identidad profesional desde una realidad educativa. • Como bien lo dice la misma palabra permite practicar para darse cuenta de aciertos y desatinos en cuanto a conocimientos y habilidades. • Es de suma importancia, pues es a partir de esta que adquirimos los cimientos que conformaran las bases personales que nos irán construyendo como profesionales, la teoría es el principio o aquello que puede respaldar lo que hacemos, por ello la importancia de antes de practicar teorizar. • La formación profesional significa que somos expertos en los ámbitos que incumben a nuestra carrera, además de la teoría tenemos que contar con valores específicos para desempeñarnos como profesionistas de manera productiva y con credibilidad. • La formación profesional, significa para mí la primera etapa, en la que valores, costumbres, cultura y conocimiento se presentan, pues me doy cuenta de todo el bagaje cultural que he adquirido durante toda mi formación, dando pie a nuevas formas de configurarme profesionalmente y personalmente. • Es la parte más importante de mi formación puesto que me permitirá desarrollarme en la profesión que elegí de manera que mi andar por el mundo deje una huella y no pase desapercibido. • Significa compromiso, mi formación es muy importante pues es la base de un recorrido que espero sea muy largo, por ello debe ser diversa y fundamentada, sólida y responsable, para lograr ser esa pedagoga que encuentre oportunidades por sus conocimientos y vocación, que demuestre con hechos que la pedagogía es una carrera importante y siempre seguir con el orgullo de haber sido formada en la UNAM. • La formación profesional es un pacto entre un estudiante y su escuela formadora. • La formación profesional es sumamente importante pues éstas son las bases del ejercicio profesional. Todos los elementos que la conforman son vitales aunque en el caso de lo formal me parece que la Universidad no me ha proporcionado lo necesario para mi ejercicio. La experiencia laboral es un elemento imprescindible de mi formación. • Para mí la formación profesional es un proceso que me va re-configurando pues me apropio de los conocimientos, y a su vez esta apropiación me va “dando forma” de pensamiento, de acción, de palabra… como en algún momento lo mencione no vivo la formación profesional como si esta fuese un traje (de saberes) que nos ponemos para salir a la escuela y a trabajar y que nos quitamos de regreso a casa. Ese dar forma, es permanente y a la vez cambiante en algunos sentidos. • Un proceso continuo, permanente de ajustes y reajustes, en torno a nuestra manera de entender e interpretar la realidad y en consecuencia poder actuar en ella, con fines de contribuir al desarrollo armonioso de la sociedad. • Parte inherente de mi persona, que tiene que ser cultivada, alimentada con distintos elementos que enriquecen y mejoran las formas en que intervenimos. • Un complemento estructurado de conocimientos, saberes y experiencias, parte de mi formación como sujeto y persona que enriquece mi vida y mi experiencia en el mundo. • Representa el compromiso que tengo conmigo mismo y con otros de poder leer de distinta manera los procesos que se dan en el mundo, en mi realidad inmediata y que me permite comprender mejor dichos procesos. Si reflexionamos las formas en que los referentes son producidos al traer la experiencia al lenguaje, veremos una correspondencia con la producción de sentido de la IPP a través de: a) Los dilemas de la práctica. - Se puede comprender cómo, a partir de los imaginarios producidos, impacta en las formas de aplicación de conceptos teóricos en situaciones particulares. Entre ellos, los de mayor complejidad, como la ética, la responsabilidad y el compromiso profesional, como sí con lo aprendido desde: 1) las teorías se pudieran ejercer al involucrarse con los quehaceres profesionales, 2) como si ese, tan sólo involucrarse con situaciones pedagógicas, se pudiera significar y dar sentido a estos conceptos complejos, y 3) aparece un imaginario que coloca estos conceptos entre “lo aprendido” como la base de producción para su aplicación. - Las narraciones apuntan a que no implica reproducir concretamente lo enunciado por esos conceptos, sino aceptar la especificidad de cada caso en su particularidad, contexto y la especificidad de cada vía de acercamiento a los saberes en juego que se piden. Lo que es notable, es que se percibe en las narraciones, a la teoría y a la práctica como esferas separadas y excluyentes. - El énfasis que se da a la práctica, desarticula el uso teórico de conceptos, el pensamiento y el aporte intelectual como si se dieran en tiempos y espacios distintos o aislados. - Es importante señalar que se hace presente constantemente la necesidad de conocimiento especializado para dominar la práctica y que la función pedagógica cobra una relevancia en relación a la función pedagógica y la educación. - Una de las consecuencias más visibles es el menosprecio hacia la teoría (de forma inconsciente), como si fuera un pegote o si fuese algo que poseemos y por ese hecho, entonces como consecuencia apareciera en la práctica, conduciendo sus argumentos hacia un empobrecimiento al aporte intelectual pedagógico. Esto es relevante porque ahí se encuentra apostado, uno de los elementos más importantes para comprender, por qué reducen la práctica sólo a lo instrumental y a la racionalidad técnica. Una visión muy limitada, en donde priman la demanda y necesidad de operar sólo “habilidades de la práctica profesional”, un recorrido que transita entre el desdén de la teoría en la práctica. - Las consecuencias explícitas de la acción e instrumentación pedagógica, se direccionan hacia una confusión entre práctica e intervención. No dan cuenta de una diferenciación sobre la práctica y la intervención, pero sí saben que la práctica produce efectos sobre las aportaciones que hacen a través de sus proyectos a la IPP. No se toma en cuenta la experiencia ni los procesos vividos por cada sujeto en el contacto con los otros y las dimensiones de lo social. b) En cuanto a los dilemas de la Intervención Pedagógica Profesional, está plagada de imaginarios pues: - En la formación lo simbólico se trata, podríamos decir, de una transformación, a manera de apertura en las formas de inscribir la pertenencia a la profesión, más se considera de forma accidentada. - Como modo de percibir y juzgar los cambios particulares de cada sujeto en las formas en que se apropia de la profesión desde la dinámica personal. - Como lugar irresistible para poder imaginar casos particulares en los que se resuelven las contradicciones reales e imposibilidades de la formación en el marco de intervalos regulares de memoria anclados a un “dar-se” como forma de relación particularmente ética para los otros, que no permite ver la formación en la tensión entre ser y no-ser como: ✓ algo propiamente humano, ante el cambio como capacidad, entre tensiones, energía intelectual y genio, pues cada ser-humano recibe impresiones sueltas y las une, es único e irrepetible, asimismo forma su propia imagen del mundo y, en suma, crea existencia, un nuevo territorio entre producción de referencias que parten de la ✓ un espacio para dejarse habitar18 y al dejarse habitar erige lugares y ensambla espacios en la capacidad de dejar entrar simplemente las cosas. ✓ una transformación ulterior entre referencias e imaginarios, que opera en la pérdida, dolor y duelo. ✓ un re-encuentro consigo mismo, una forma de replegarse sobre sí mismo en donde nace una disposición a estar abierto a nuevas experiencias. ✓ alcance(s) y límite(s) en la intermediación de los anhelos y utopías de los otros y de sí mismos como seres humanos capaces de producir mundo, capaces de formar-territorio y espacialidad. ✓ el retorno sobre el sí mismo como medio de reflexión para llegar a poner en tensión las lógicas de la comprensión de los procesos. ✓ experiencia. ✓ una obligación con uno-mismo. 18 Heidegger por ello señala que “No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan. Pero ¿en qué consiste la esencia del habitar?” (Heidegger, 1951) En la formación lo simbólico se trata, podríamos decir, de una transformación, a manera de apertura en las formas de inscribir la pertenencia a la profesión, más se considera de forma accidentada. De tal forma que contiene un significado y cobra relevancia simbólicamente desde los modos de percibir y juzgar los cambios particulares de cada sujeto en las múltiples formas con que se apropia de la profesión desde la dinámica personal. Este énfasis que da lugar a la formación como terreno irresistible para poder imaginar casos particulares en los que se resuelven las contradicciones reales e imposibilidades de la formación y, al mismo tiempo, circunspección y fuerza, silencio y trepidación en la conversación con horizontes de intelección de todo andar en el marco de intervalos regulares de memoria como forma de relación, sentido en que el ser humano delinea y asigna el lugar en lo individual, lo común y lo colectivo en esquemas ordenadores de las cosas, objetos y espacios que coexisten ahí y lo que no existe, pero que lleva a el retorno sobre el sí mismo como medio de reflexión para llegar a poner en tensión las lógicas de la comprensión de los procesos. Pero, lo que no es visible a primera vista en la formación, son las formas en que coexisten desplazamientos de los parámetros espaciales bajo la ilusión del lugar fundado desde los límites de la visión e imagen culturista del paisaje geográfico de las sociedades. En la problemática de la formación, sobre la lógica de su significación, se puede decir que es algo más elevado, más interior y que gira en torno al sentido del bien común. Sin embargo, hoy, es ineludible pensar la formación y plantearnos si, “los límites de mi capacidad de transferencia son los límites de mi mundo19” (Sloterdijk, 2003:24). Reflexiones finales. Si la sistematización realiza realmente una interpretación crítica del proceso de la experiencia vivida y extrae aprendizajes, quiere decir que genera un nuevo 19 Para Sloterdijk “la transferencia es la fuente formal de los procesos creadores que dan alas al éxodo de los seres humanos a lo abierto. No transferimos tanto afectos exaltados a personas extrañas como tempranas experiencias espaciales a lugares nuevos, y movimientos primarios a escenarios lejanos. Los límites de mi capacidad de transferencia son los límites de mi mundo. […] Manténgase alejado quien no esté dispuesto de buen grado a elogiar la transferencia y a rebatir la soledad.” (2003:23-24) conocimiento. Ahora bien, aquí el desafío es realmente garantizar que se produzca un nuevo conocimiento a partir de los conocimientos existentes en la recuperación del tiempo, el espacio y los no lugares de la intervención pedagógica profesional. Hay algunos conceptos Claves de la Sistematización que permiten la movilización de la reflexión en el tiempo y espacio de la experiencia como: • La dinámica de la práctica: presencia o ausencia de intencionalidad pedagógica • La temporalidad: la ubicación de la práctica en la temporalidad institucional • La contextualización: más allá del contexto interno. • Espacialidad y territorios de formación e intervención. Por derivación, los retos que enfrenta la sistematización, en tanto proceso de producción de conocimientos y movilización de saberes, son varios: • Hay que producir herramientas colectivas para que los profesionales en formación expliciten, tanto los conocimientos en que han sustentado su acción, como aquellos que se han ido produciendo en ella. Esto se realiza a partir de una reconstrucción de los procesos formativos, de la práctica misma y de la interpretación de su sentido y significados, a partir de la vivencia de la experiencia, para descubrir los razonamientos que explican por qué se hicieron las cosas de esa manera, contrastar y criticar los supuestos de la acción, ordenar lo que se ha aprehendido y aprendido, de manera que oriente una intervención a prospectiva. • Estos procesos deben articular los diversos saberes que se han encontrado y que se han ido gestando en la práctica y la transmisión de un campo educativo particular: aquellos del equipo profesional (cuyas visiones individuales son distintas) y la de los coordinadores institucionales tanto de la institución donde se realiza la IPP como de la coordinadora de asignatura por parte de la FESA-UNAM • Igualmente, es necesario articular las dimensiones objetivas y subjetivas del conocimiento: las sensaciones, sentimientos, expectativas, intereses, valores, que están involucrados en la práctica, es importante recuperar el cómo me siento y qué piensa esta relación de forma ingenua y se parte de la creencia de que hay que vaciar teorías directamente al objeto de intervención, sin darse cuenta de cómo colocar elementos esenciales que pueden dar soporte y estructura teórica a la práctica en el lugar de la IPP. • Si bien, los imaginarios con que cuenta el profesional representan un importante instrumento para la comprensión de las situaciones y procesos que se gestan en la vivencia de la experiencia, es necesario vigilarlos epistémicamente, para dejar que las objetos de intervención hablen por sí mismos y hacerlos visibles: de lo contrario, podemos dejar de percatarnos de sus especificidades, lo que muchas veces nos lleva a modificar unos imaginarios por otros sin tener una lectura de realidad concreta y cercana al contexto de la IPP. Por ello, la sistematización juega un importante rol, al impulsar al profesional para problematizar, los fundamentos de su práctica, para la reflexión sobre el porqué de los efectos que tiene la constitución de su acción en la realidad, contraste y critique sus imaginarios (con la IPP, la práctica misma y con la teoría), así como ordenar lo que ha experimentado, vivido en la cotidianidad y aprendido de manera que le sea más útil a prospectiva y a otros. De ese modo, la sistematización es un ejercicio que reúne miradas diferentes que retroalimentan la acción. Las contradicciones y las ambigüedades devienen necesarias e imprescindibles de develar en la convivencia colectiva. No es fácil tener la disposición de asumir nuevos aprendizajes, mucho menos problematizar el cómo se obtuvieron en la marcha de la acción cotidiana de la IPP. Supone superar los apegos aprendidos, los trucos que hemos manejado para defender posiciones, las respuestas rápidas y poco profundas, las certidumbres enceguecidas. Hay que educar la subjetividad para no temer a la ambigüedad de nuevos conocimientos. Así la sistematización como ejercicio de reflexividad permite generar momentos y espacios privilegiados de debate-crítica-problematización explícito y menos explícito, según sea el caso. Es un ejercicio para poder intervenir con nuevas estrategias en el entorno, pero también partiendo de una reflexión desde interrogar la acción cotidiana de la IPP. Lo que redunda en establecer nexos comunicativos entre textos e intérpretes; posibilita la comprensión e interpretación común de la realidad educativa por parte de quienes están involucrados en ella, a través de la identificación, discusión, diálogo argumentado y confrontación de distintas posiciones, experiencias y conocimientos. Bibliografías • CASSIRER, E. (1999). 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